07 septiembre, 2025

Venecia '25 - Parte 4: La búsqueda

El presidente del jurado oficial, Alexander Payne, manifestaba en la primera rueda de prensa del Festival de Venecia que su función era "juzgar y hablar de cine", rechazando ofrecer una declaración sobre el genocidio en Gaza, para la que decía no sentirse preparado. El problema surge cuando precisamente son las películas que debe juzgar las que están conectadas con esa realidad, reflejando que efectivamente el cine sí que tiene algo que decir sobre una de las mayores atrocidades que se han cometido contra población civil, disfrazada de guerra contra el terrorismo. El jurado del Festival de Venecia ha perdido la oportunidad de otorgar un León de Oro histórico para transmitir que la industria del cine no vive de espaldas a la realidad. Alexander Payne afirmó que eran igualmente merecedoras del León de Oro tanto Father Mother Sister Brother (Jim Jarmusch, 2025) como La voz de Hind (Kaouther Ben Hania, 2025), pero elegir la primera es ya un decepcionante posicionamiento político. La película de Jim Jarmusch está distribuida por Mubi, conectada a través del fondo de inversión Sequoia Capital con Kela, una empresa de tecnología de defensa fundada por cuatro veteranos del ejército israelí en julio de 2024, seis meses después de la invasión de Gaza. Mientras que la otra denuncia directamente el genocidio y la masacre injustificada de niños en el Estado de Palestina. Hay que apuntar también que Jim Jarmusch no tuvo tantos problemas como el presidente del jurado o el director del festival para manifestar su postura: "La destrucción de Gaza está financiada por gente de EE.UU. que se beneficia con la guerra".

Nuestro interés sin embargo está en las secciones paralelas, que también han otorgado sus premios este fin de semana. La sección Orizzonti ha destacado la producción mexicana, respaldada por Diego Luna, En el camino (David Pablos, 2025) como Mejor Película, consiguiendo también el premio Queer Lion que reconoce a las historias de contenido LGBTQ. El premio a la Mejor Dirección ha sido para la debutante Anuparna Roy por el retrato de la invisibilidad de las mujeres en la India Songs of forgotten trees (Anuparna Roy, 2025), mientras que el Premio Especial del Jurado ha sido para Lost land (Akio Fujimoto, 2025), que precisamente aborda otra limpieza étnica, la persecución del pueblo rohingya en Birmania. El premio al Mejor Guión de la sección Orizzonti ha recaído en la directora ecuatoriana Ana Cristina Barragán por su película Hiedra (Ana Cristina Barragán, 2025), que tiene participación española. Dentro de la selección de la Giornate degli Autori, el galardón a la Mejor Dirección ha sido para el iraní Amir Azizi por esa crónica sobre la cotidianidad que es Inside Amir (Amir Azizi, 2025), mientras que el premio Cinema & Arts se ha otorgado ex-aequo para la producción macedonia The tale of Sylian (Tamara Kotevska, 2025) y para la película suiza Qui vit encore (Who is still alive) (Nicolas Wadimoff, 2025), que reúne a un grupo de supervivientes de los primeros ataques israelíes en Gaza. La película española Anoche conquisté Tebas (Gabriel Azorín, 2025) ha conseguido el Bisato D'Oro, que ha reconocido su Guión y su Fotografía "por su narrativa etérea y su maestría visual". Otra producción con participación española, Calle Málaga (Maryam Touzani, 2025), seleccionada en Venezia Spotlight, ha ganado el Premio del Público. 

En el camino

David Pablos

México 2025 | Orizzonti | 

Venecia '25: Mejor Película (Orizzonti) / Queer Lion Mejor Película LGBTQ


La película ganadora del Queer Lion del Festival de Venecia, competición paralela entre las producciones de todas las secciones del festival que ofrecen temáticas LGBTQI+, ha sido esta road movie mezclada con un tono de thriller homoerótico, premiada por encima de títulos como Caza de brujas (Luca Guadagnino, 2025) y el español Extraño río (Jaume Claret Muxart, 2025). Seguramente, porque En el camino (David Pablos, 2025) es capaz de transmitir una historia de sentimientos profundos, entre lo paternal y lo romántico, en medio de un entorno de masculinidad exagerada como son las rutas de camioneros en el Norte de México, en las que la homosexualidad solo es concebida como una representación del deseo carnal, que introduce en las relaciones sexuales el mismo tipo de violencia que se respira en las carreteras solitarias, en medio de auténticas redes de narcotráfico. Cuando uno de estos camioneros llamado Muñeco (Osvaldo Sánchez) acepta llevar al joven apodado Veneno (Víctor Miguel Prieto), pronto se da cuenta de que es gay, pero afirma que conoce a muchos camioneros que han acabado teniendo relaciones sexuales entre sí durante las largas rutas que les separan de sus familias durante varias semanas. Pero él tiene deseos de regresar a casa con su esposa e hijos, haciendo un comentario machista: "Los conductores de camiones follamos mejor porque estamos acostumbrados a mover el volante y así nos balanceamos con nuestras mujeres". El director David Pablos (1983, México) ha abordado la ausencia paterna y la represión contra la homosexualidad en películas como La vida después (2013) y El baile de los 41 (2020), que relataba la redada policial que se produjo en 1901 contra un encuentro social entre hombres. Si bien en México el matrimonio igualitario fue aprobado en 2022, permanecen en muchos lugares la homofobia y la transfobia, y aunque Veneno no oculta su homosexualidad, sufre otro tipo de rechazo, al ser tratado como un objeto sexual por los camioneros con los que mantiene relaciones clandestinas, como un cuerpo joven con el que descargar su deseo. A lo largo de la película vemos en algunos flashbacks cómo su padre también le repudió desde niño por "comportarse como si fuera una chica", pero Veneno no es mostrado en la historia como una víctima, sino que es capaz de defenderse de los abusos, aunque sea a través de la violencia más brutal. Esta violencia va aflorando lentamente a lo largo de una película que no la muestra explícitamente hasta la última parte, cuando se revela la auténtica razón por la que Veneno cuenta con un pequeño fajo de cocaína que está vendiendo a lo largo de las cachimbas, las áreas de descanso para camioneros que se encuentran a lo largo de las carreteras del Norte de México, cercanas a Ciudad Juárez, que tiene ese carácter singular de lugar fronterizo, conocido por sus altos índices de violencia. 

Los personajes están en constante movimiento en una película que tiene dos protagonistas con destinos y esperanzas diferentes, pero que de alguna manera consiguen encontrar una conexión más allá de la masculinidad tóxica de las relaciones superficiales. El director incluso refleja el sentido absurdo de esta masculinidad basada solo en la potencia sexual, cuando Muñeco se dirige a un lugar apartado para tener sexo con una prostituta y no consigue empalmarse, obsesionándose desesperadamente con pajearse para conseguir la erección. La hombría está representada en las formas diferentes en que la asumen los dos personajes: Veneno no se considera menos hombre por gustarle el sexo con otros hombres, mientras que Muñeco mantiene ese enfoque en la identidad masculina centrada en la capacidad para tener una erección. En el camino transmite esa sexualidad cruda que se produce en los lugares de encuentros clandestinos, en los talleres, las cachimbas y los servicios públicos de restaurantes de carretera, que son símbolos de lo masculino pero donde precisamente se suelen llevar a cabo estas relaciones sexuales furtivas. De ahí que algunas escenas de sexo en la película sean más explícitas de lo que suele ser habitual en el cine mexicano, porque reflejan no solo el deseo físico de sus protagonistas, sino también la soledad y la ausencia emocional a la que se enfrentan. A pesar de su título y su género, no parece que esta road movie haga referencia a la conocida obra de Jan Kerouac En la carretera (1957, Ed. Anagrama) y el propio director ha afirmado en algunas entrevistas que no la tuvo en mente cuando escribió el guión. Pero es una coincidencia quizás no buscada que ambos viajes sean también la descripción de la personalidad de un país dentro de su realidad contemporánea. Los personajes de En el camino representan la confrontación entre ese machismo persistente y la incorporación de una nueva diversidad a través de una generación más joven que ya no necesita ocultar su realidad. El director introduce una imagen contrastada que aporta cierta elegancia a la forma de representar los espacios, incluso en esos lugares apartados, descuidados y sucios, en medio del calor del desierto. La directora de fotografía Ximena Amann ha trabajado con David Pablos en la miniserie La cabeza de Joaquín Murrieta (Prime Video, 2023) y en otras como Como agua para chocolate (HBO Max, 2024-). Hay una acertada construcción de protagonistas complejos enfrentados a un destino inevitable a través de una violencia que ha adquirido un carácter de normalidad, como si el futuro de los jóvenes fuera una utopía por alcanzar. La película está respaldada por La Corriente del Golfo, productora fundada por Gael García Bernal y Diego Luna, aunque solo éste último ejerce como productor.  

Hiedra

Ana Cristina Barragán

Ecuador, México, Francia, España 2025 | Orizzonti | 

Venecia '25: Mejor Guión (Orizzonti)

San Sebastián '25: Horizontes Latinos


La directora Ana Cristina Barragán (1987, Ecuador) suele adoptar en su cine una mirada cercana a la ambigüedad de las emociones y de las relaciones, como en Alba (2016), premiada en Rotterdam, y La piel pulpo (2022), seleccionada en San Sebastián. También suele acercarse a la adolescencia como un lugar de transformación y descubrimiento, como le ocurre a Julio (Francis Eddú Llumiquinga), un joven mestizo que vive en un hogar para huérfanos, pero que está a punto de cumplir 18 años y por tanto afronta el vértigo de salir de ese espacio seguro para vivir por su cuenta. Mientras tanto Azucena (Simone Bucio) es una joven de treinta años a la que le gusta todavía practicar en los aparatos metálicos de un parque infantil, recordando su adolescencia rota en la que llegó a ser una prometedora aspirante a gimnasta profesional. Prefiere vivir con su abuelo, al que cuida en la casa familiar, y se fija en el grupo de jóvenes del orfanato que juegan en el parque cercano. A pesar de su edad y de su diferente clase social, Azucena trata de integrarse entre los adolescentes para jugar con ellos, como si se hubiera quedado atrapada en su propia adolescencia, marcada por un experiencia traumática con un bebé que no pudo tener. Y entre estos juegos, se establece una conexión especial entre Azucena y Julio que parece desafiar las normas sociales, una especie de atracción que no es sexual, pero tiene ramificaciones emocionales y psicológicas. En Hiedra (Ana Cristina Barragán, 2025), cuyo título hace referencia a esa especie que se enreda en los árboles y en las paredes invadiendo el espacio, la directora ofrece una mirada llena de ambigüedades que se centra en la relación entre los dos protagonistas, y que tiene la valentía de no dejar claro durante la mayor parte de la historia cuál es el camino que va a seguir, adoptando un enfoque íntimo que está interesado en los cuerpos y en los rostros, más que en las palabras. A pesar de pertenecer a clases sociales distintas, ambos son dos tipos de supervivientes: Julio ha sobrevivido al abandono en un orfanato en el que la ausencia maternal ha desarrollado en él un instinto paternal con los más jóvenes, cuidando a los bebés junto a las monjas. Mientras que Azucena ha vivido su propio proceso de supervivencia, traumatizada por el abuso que en cierta manera la ha atrapado en una mentalidad todavía adolescente, impulsiva y obstinada. 

Hiedra se desarrolla principalmente dentro de una atmósfera más emocional que racional, y por tanto sus personajes se mueven por los impulsos que sienten en sus relaciones y en sus experiencias. Poco a poco, la historia desenreda su propia narrativa, pero no lo hace para situarnos en un lugar más cómodo, como sería lógico, sino todo lo contrario. Construye una relación que traspasa algunos límites sociales y se adentra en una mirada metafórica y simbólica que resulta igualmente audaz y ambiciosa. Hay que darle el espacio merecido a la interpretación de la actriz mexicana Simone Bucio, que fue nominada a los premios Ariel por su trabajo en La región salvaje (Amat Escalante, 2016), aportando ese rostro particular y casi afrancesado, que está dotado de una mirada enigmática, mientras que el debutante Francis Eddú Llumiquinga es un joven mestizo de ojos tristes, que al mismo tiempo transmite una sensación de ternura y cercanía. Quizás a la película le falta algo de equilibrio en la estructura narrativa y las revelaciones de la historia, pero atraviesa un lugar incómodo con especial sutileza, utilizando la emoción de los primeros planos para establecer las relaciones y los sentimientos internos de sus personajes, y consiguiendo que éstos se muevan siempre en fronteras emocionales indeterminadas. Hay un interesante paralelismo entre el afecto con el que Julio cuida de los bebés en el orfanato y el que despliega Azucena en el cuidado de su abuelo. Y esta exploración de un deseo prácticamente edípico acaba en una escena que podría ser lírica o simplemente fantástica, pero que sin duda es debatible, en la que los dos protagonistas aceptan entregarse mutuamente a una relación personal que podría ser cierta o no, pero que de alguna forma ellos mismos necesitan. La película, en la que participa la productora española Guspira Films, de Montse Pujol Solà, quien entre otras ha producido la serie Autodefensa (Filmin, 2022), ha sido seleccionada también para la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián. 

Sermon to the void

Hilal Baydarov

Azerbaiyán, México, Turquía 2025 | Fuera de competición | 


El cineasta Hilal Baydarov (1987, Azerbaiyán) es una de las voces más interesantes que han surgido en los últimos años. Influido por maestros del llamado cine lento como Andrei Tarkovski, Béla Tarr o Sergei Parajanov, ha desarrollado películas de gran impacto poético como In between dying (2020), que participó en la Sección Oficial del Festival de Venecia. Su cine está especialmente absorbido por la representación de los paisajes como reflejo del interior de sus personajes, la expresividad de la imagen envuelta en meditaciones que plantean preguntas. En Sermon to the fish (2022) abordó la guerra de Nagorno Karabaj a través de la historia de un joven soldado que regresa a su hogar, y en Sermon to the birds (2023) volvía a tratar la devastación física y moral que provoca un conflicto bélico en una exposición más metafórica. Este proceso de distanciamiento progresivo del cine narrativo, que en realidad nunca ha desarrollado del todo, ha llevado al director a encontrar una forma diferente de acercarse a la expresión artística a través de las imágenes. Él mismo cuenta que no considera que el cine deba tener una narrativa lógica: "Soy alérgico al sentimentalismo. No puedo ver una película más de cinco minutos. Al menos alguien debería tratar de alcanzar, como decía Dostoievski, la parte más oscura de la naturaleza humana". En su última película, Sermon to the void (Hilal Baydarov, 2025), de nuevo producida por Carlos Reygadas, abraza directamente lo que podríamos considerar un cine experimental que ya no está interesado ni siquiera en presentar personajes definidos, que en este caso, exceptuando al narrador, no reciben ni siquiera nombre. La película está envuelta en el monólogo interior de su protagonista, que es expresado a través de planteamientos filosóficos sobre la existencia, en un sentido que conecta con el pensamiento socrático en la búsqueda del conocimiento propio a través del cuestionamiento constante. Este viaje comienza con un sonido que parece una sirena anti bombardeo que nos sitúa cerca del fin del mundo, cuando Shah Ismail (Huseyn Nasirov) comienza una búsqueda del agua de la vida, ese concepto tan conectado con la religiosidad y la espiritualidad. En su camino constante, encuentra otros personajes que también han iniciado sus propias búsquedas personales, y reflexiona sobre conceptos como la expresión artística: "El arte es el viaje hacia los sentimientos desconocidos". Hilal Baydarov parece fascinado por el desierto, incluso más que los paisajes bucólicos de las montañas azerbaiyanas en las que creció, interesado por encontrar ese lado oscuro del ser humano que mencionaba. 

Sin embargo, alejándose de sus películas anteriores, Sermon to the void es una representación de la imagen que se distancia de la realidad, abrazando los colores saturados para distorsionarla. "No quería ver el mundo real, no me interesaba mostrar lo que hay en el desierto. Solo quería conectar con el infinito a través de los colores amarillos y rojos", comenta el director, tomando como referencia esos colores brillantes y contrastantes del manierismo, que proponía una subjetividad permanente. El cromatismo de la película está influido por las pinturas de Tintoretto, alejándose de lo verosímil y acercándose a la abstracción, para crear una experiencia poética que parece transmitir cierta espiritualidad. Por tanto, no hay que contemplar Sermon to the void con la mirada tradicional del cine narrativo, sino dejarse llevar por su aliento poético y su búsqueda constante de la expresividad a través de las imágenes. Tratándose de una película coproducida con México y desarrollándose en buena parte en el desierto, esta construcción metafórica recuerda inevitablemente al cine de Alejandro Jodorowsky, aunque no está claro si es uno de los referentes de Hilal Baydarov. Es interesante el planteamiento de este concepto de un viaje que no lleva a ninguna parte, con los personajes moviéndose de manera constante, habitando el desierto en medio del vacío, pero sin un destino concreto. Otra cosa es que los planteamientos filosóficos de la narración resulten lo suficientemente profundos, y esta es una de las dificultades que encuentra esta propuesta para acercarse a la efectividad poética habitual en el cine del director. Pero las reflexiones del personaje de Shah Ismail a lo largo de este viaje espiritual resultan superficiales y tópicas, tan genéricas que pueden ser interpretadas de muchas maneras, perdiendo su verdadera significación: "No fuimos creados como humanos, pero vivimos como humanos", en un constante regreso a los planteamientos contradictorios socráticos. Si la apuesta abstracta que propone Hilal Baydarov funciona como un diálogo con el espectador desde el punto de vista visual, tropieza sin embargo en una escritura imprecisa y superficial. Sermon to the void, no obstante, está envuelta en imágenes que consiguen fascinantes representaciones de un mundo simbólico, apoyadas en una absorbente banda sonora del compositor Kanan Rustamli, habitual colaborador del director, y de un hipnótico diseño de sonido de Diego Lozano. Pero termina siendo menos trascendente de lo que realmente pretende. 

Come ti muovi, sbagli

Gianni Di Gregorio

Italia, Francia 2025 | Giornate degli Autori - Clausura | 


La Giornate degli Autori ha elegido para su clausura una producción italiana que aspira a ser un éxito de taquilla cuando se estrene en su país, porque es una de esas comedias ligeras familiares, al estilo de Padre no hay más que uno (Santiago Segura, 2019), que ya ha alcanzado la cuarta secuela sin desfallecer en recaudación. Sin embargo, bajo la superficie de este tipo de comedia sencilla, Come ti muovi, sbagli (Gianni Di Gregorio, 2025), cuyo título proviene de una frase popular italiana que hace referencia a sentir que uno se equivoca haga lo que haga, contiene un mayor trasfondo humano sobre la vejez y la familia. Su director y protagonista, Gianni Di Gregorio debutó como realizador cuando tenía 60 años, con la celebrada comedia Vacaciones de ferragosto (2008) después de haber sido asistente de dirección de Matteo Garrone durante muchos años y, sobre todo, ser uno de los guionistas de la película Gomorra (Matteo Garrone, 2008). Desde entonces ha ido estrenando historias que hablan sobre las diferentes formas de afrontar la vejez, como Ciudadanos del mundo (2019), que consiguió el David di Donatello al Mejor Guión. Suele haber un cierto toque de melancolía entreverada en la comedia que desprenden sus guiones, y eso lo consigue con acierto en su última película. Él mismo interpreta a un profesor jubilado que disfruta de la tranquilidad de una vida envuelta en la cotidianidad de sus visitas a un bar donde siempre están los mismos clientes, se deja querer por Giovanna (Iaia Forte), una mujer hermosa que parece buscar una relación romántica, y no dedica demasiado tiempo a actividades físicas. Incluso tiene un mayordomo malhumorado que parece sentirse el auténtico dueño de la casa, pero que le ahorra todas las labores del hogar. Este mundo tranquilo se ve perturbado por la inesperada visita de su hija Sofia (Greta Scarano), quien vivía adecuadamente lejos, en Alemania, pero ha regresado a Italia después de haberse separado de su marido Helmut (Tom Wlaschiha), tras haber descubierto que tuvo una aventura con una alumna. Básicamente, la comedia surge de la irrupción del caos que rompe la tranquilidad otoñal del protagonista, obligándole a convivir con su familia, especialmente sus dos nietos, que se representa en la transformación que sufre una casa ordenada que pronto se convierte en un espacio desorganizado y anárquico, para horror de su mayordomo. Como es natural, mientras Sofia trata de buscar trabajo para rehacer su vida, el protagonista se ve obligado a dedicar su tiempo a los nietos, en ese descargo de responsabilidad que suelen tener los hijos hacia sus padres cuando convierten su condición de abuelos en una suerte de cuidadores permanentes y gratuitos. Hay cierto estoicismo en la actitud del profesor que se enfrenta a esta nueva tarea sin protestar, aunque le impida llevar a cabo la visita prometida a su pretendienta Giovanna. 

El guión escrito por Gianni Di Gregorio y su habitual colaborador Marco Pettenello, uno de los escritores más solventes del actual cine italiano, que también ha escrito recientemente películas como La quimera (Alice Rohrwacher, 2023) y el biopic La gran ambición (Sergio Segre, 2024), propone una trama secundaria que resulta más endeble y desequilibrada. Helmut, el marido alemán de Sofia, inicia una especie de peregrinaje caminando desde Alemania hasta Italia, para demostrar que su desliz romántico fue una equivocación y que sigue amando a su esposa. Parece demasiado fácil borrar las huellas de la infidelidad, pero además las escenas de Helmut caminando por Los Alpes resultan bastante absurdas, y su encuentro con un lobo al que llama Stern, que le acompañará durante su viaje, acaba siendo un recurso fácil y una incorporación metafórica demasiado simple y demasiado inverosímil. Aunque el personaje transmite un cierto alejamiento de la realidad tomando esta decisión tan drástica, el desenlace de su reencuentro familiar resulta muy acomodaticio. Come ti muovi, sbagli se siente más cómoda en ese entorno cotidiano de un abuelo dedicando tiempo a sus nietos, y en ese retrato sensible de una tercera edad en la que todavía hay tiempo para el juego romántico, incluso para los celos provocados, o las escapadas en medio de una cena familiar para fumar furtivamente, sin tener que aguantar los consejos de los demás. Sin embargo, en esta película que tiene un humor sutil, no para reír sino para dibujar una sonrisa, hay un inteligente equilibrio que no dictamina sobre la soledad o la vida compartida, sino que muestra las virtudes y los defectos de cada una de estas opciones. Igualmente, refleja es carácter exigente de la familia, que aporta una carga emocional que a veces perjudica a las ambiciones personales y a los anhelos de libertad. Pero el profesor que vivía tranquilamente en soledad no solo siente tranquilidad cuando regresa a su vida cotidiana, sino también nostalgia frente a la ausencia de la anarquía que provocaban sus nietos. Aunque no es tan divertida como Vacaciones de ferragosto ni posiblemente tan vitalista como Ciudadanos del mundo, al final la comedia serena y melancólica de Come ti muovi, sbagli deja un buen sabor de boca gracias a su perspicaz mirada sobre el papel de los padres cuando se convierten en abuelos.


Extraño río se estrena en salas de cine el 3 de octubre.
Caza de brujas se estrena en salas de cine el 17 de octubre.
Father Mother Sister Brother se estrena en salas de cine el 24 de diciembre.
La voz de Hind se estrena en salas de cine el 6 de febrero de 2026. 
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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):

El baile de los 41 se puede ver en Netflix. 
Alba, La piel pulpoIn between dying y La gran ambición se pueden ver en Filmin. 
Padre no hay más que uno y Gomorra se pueden ver en Prime Video. 
La quimera se puede ver en Movistar Plus+.

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