14 noviembre, 2020

Cine Hecho por mujeres: Rompiendo las normas

Nuestra última crónica del III Festival Internacional de Cine Hecho por Mujeres, parte de cuya programación se puede visionar en la plataforma Filmin hasta el 15 de noviembre, se detiene en algunas de las muchas secciones paralelas. El festival está compuesto por un notable número de secciones que se centran bien en cinematografías como las de Polonia, Suecia, Alemania, los países árabes o el cine español reciente, bien en retrospectivas que están dedicadas a directoras destacadas como la francesa Céline Sciamma, o una interesante muestra de películas que dirigió la pionera francesa Alice Guy, a la que se le ha dedicado el documental La pionera (Pamela B. Green, 2018). Es un recorrido por puntos de vista muy particulares en torno a nuestra sociedad que proviene de lugares dispares del mundo. 

Focus Polonia

Estrenos en España, la mirada hacia el cine polaco reciente nos presenta un drama de relación amorosa como The iron bridge (Monika Jordan-Miłodzianowska, 2019), que supone el debut de su directora en el largometraje de ficción. La historia tiene como protagonista a una mujer que mantiene una aventura con el mejor amigo de su marido. Pero un accidente en la mina donde trabajan, que se produce mientras tiene lugar uno de los encuentros furtivos de los amantes, despierta los sentimientos de culpabilidad. Es un drama contundente, que funciona bien en los momentos de tensión provocados por el accidente, y muestra con inteligencia la relación entre los tres protagonistas a través de flashbacks que nos introducen su historia. En su contra, tiene un retrato de personajes algo distante y frío que resta fuerza al drama y que desvela cierta inconsistencia narrativa. 

Por su parte, el documental Scars (Agnieszka Zwiefka, 2019) nos lleva hasta Sri Lanka y el proceso posterior al final de una guerra civil que estuvo protagonizada por los tamiles, un grupo étnico hinduista que sufrió la represión y formó una fuerza militar llamada los Tigres tamiles, que estaba formada en buena parte por mujeres. La directora nos ofrece el retrato de Vetrichelvi, mujer tamil que luchó en esta guerra civil y que ahora trata de difundir las enseñanzas de supervivencia que le dio la guerra. La directora polaca Agnieszka Zwiefka también se acercó a la realidad de la zona a través de su documental The queen of silence (2014), que ganó una Mención Especial en Dok.fest, que tenía como protagonista a una niña gitana amante de los musicales de Bollywood. 

Este reflejo de la guerra y de sus consecuencias, se centra en el trabajo de Vetrichelvi, que trata de encontrar un punto de reconciliación. La mirada, sin embargo, no es unidireccional, porque también hay algún testimonio de mujeres que fueron obligadas a luchar en contra de su voluntad. La estructura, sobre todo en su primera parte, es demasiado rígida, intercalando ciertas imágenes de ensoñación entre las conversaciones con la protagonista. Pero el documental se hace más interesante en el tercer acto, cuando la llegada al poder en Sri Lanka de algunos ex-militares acusados de crímenes de guerra comienza a despertar de nuevo el fantasma de la represión. Hay una tensión constante en esta parte del documental, especialmente cuando las amenazas contra la protagonista se hacen veladas, y se plantea la posibilidad de salir del país. La película adquiere otra dimensión y ofrece una visión rotunda sobre el círculo vicioso de la violencia.  

Directoras suecas

Aniara (Pella Kågerman, 2018) está basada en el famoso ciclo lírico del escritor sueco Harry Martinson del mismo título, una serie de poemas publicados en 1956 en los que describía la trayectoria de una nave espacial con 8.000 personas que permanece a la deriva en el espacio. Interesante acercamiento a la condición humana, y su confrontación psicológica en circunstancias adversas, la película intenta trasladar con irregulares resultados la reflexión en torno a la humanidad, que también encontramos en los poemas. Pero el esfuerzo de la directora sueca se encuentra a veces impedido por un desigual sentido del ritmo que lastra sus resultados.


Por su parte, Lucky one (Mia Engberg, 2019) es una de esas propuestas particulares de la realizadora, que utiliza solamente las voces para contarnos esta historia sobre un hombre que debe hacerse cargo de su hija adolescente, mientras su vida se dedica a hacer recados para la mafia. Como en su documental Belleville baby (2013) primera parte de una trilogía en la que la realizadora investiga en torno a los sonidos y el lenguaje como vía de comunicación, la técnica narrativa utilizada es lo que ella denomina "silencio visual". Las imágenes en este caso están disociadas de las palabras, y a veces se utilizan como una metáfora, aunque en otras ocasiones podemos ver a algunos de los protagonistas, como la hija adolescente. El resultado es irregular, sobre todo en esos momentos en los que, en medio de una lluviosa ciudad de París, los sonidos y las imágenes parecen ir por caminos diferentes. 

Directoras árabes contemporáneas 

En este ciclo podemos comprobar la fortaleza de la visión femenina en los países árabes. Encontramos algunos títulos ya conocidos, como el documental For Sama (Waad al-Kateab, Edward Watts, 2019) o el largometraje Papicha, sueños de libertad (Mounia Meddour, 2019). También se presentan estrenos recientes como Un diván en Túnez (Manele Labidi, 2019), primer largometraje de la directora francesa que pasó por la Sección Oficial de la Seminci 2019. Se trata de una comedia en torno a una joven que regresa a Túnez después de haber estudiado en Francia, y establece una consulta de psicoanálisis en un barrio de la capital. Esta circunstancia permite a la directora mostrar una serie de personajes que de alguna manera reflejan ese estado de zozobra que provocó la revolución social de la llamada Primavera árabe, y su contraste con una joven formada en Europa. En este sentido, los arquetipos y los clichés son utilizados para establecer la idiosincrasia de la sociedad tunecina, pero al mismo tiempo sirven para sostener los resortes de la comedia. Pero es en este aspecto en el que el guión funciona peor, porque el tono general de comedia no termina de estar conseguido, y al final los clichés acaban siendo superficiales, incapaces de componer un retrato realmente complejo del país. 


La semana pasada llegó a las salas de cine Adam (Maryam Touzani, 2019), que también formó parte de la Seminci 2019. Es posiblemente una de las mejores películas de los países árabes que hemos visto este año. Una historia que se desarrolla entre mujeres, madre e hija y una visitante embarazada cuya intención es dar a su hijo en adopción en cuanto nazca. Esta relación está construida con esmero, con pasos lentos que van estableciendo la conexión entre las dos mujeres, que al final acaba siendo necesaria y emocionante. La directora, ayudada por una trabajo de fotografía sobresaliente y dos interpretaciones notables, utiliza la luz de Marruecos y la elaboración de los pasteles tradicionales como un vehículo de unión entre dos mujeres cuyas relaciones con los hombres han sido muy diferentes. Pero es la que tuvo una relación más profunda y sentimental la que ahora está ahogada por la falta de emociones. Esta relación que en algunos momentos tiene maneras de seducción, es la parte central y fundamental de la película. Y resulta magnífica esa descripción del vínculo natural, emocionante, entre madre y recién nacido en el tramo final de la historia, que no hace concesiones comerciales.  

Inéditas de Costa Rica y Bolivia

En colaboración con Casa América, el Festival de Cine Hecho por Mujeres ofrece dos estrenos de cinematografías latinoamericanas que habitualmente no están en los circuitos tradicionales. Por un lado, la costarricense Ceniza negra (Sofía Quirós, 2019) pasó por la Semana de la Crítica de Cannes y el Festival de Gijón en 2019. Se trata de una historia protagonizada por una niña llamada Selva que, precisamente, tiene una conexión muy especial con la naturaleza. Desde Bolivia, se presenta La tonada del viento (Yvette Paz-Soldán, 2019) que, a través de la amistad entre un niño perdido boliviano y otro joven chileno que coinciden en un centro de acogida, trata de establecer una reflexión sobre las relaciones entre Bolivia y Chile, envueltas en un conflicto duradero en torno a la reivindicación de Bolivia de su derecho a tener una vía de conexión con el Pacífico. Bolivia es, por tanto, un país sin contacto con el mar, que se convierte en un lugar idílico, pero también en un objeto de conflicto entre países. 


Esta amistad entre los dos niños, que se escapan del orfanato e inician un viaje hacia el mar, se establece a través de un guión que tiene ciertas irregularidades, que se mueve demasiado a través de casualidades que son las que empujan la acción. En este sentido, hubiera necesitado una elaboración más profunda para pulir estos desequilibrios. Los niños, especialmente el joven boliviano, hacen un buen trabajo, y la película en general consigue transmitir buena parte de esa idiosincrasia del país boliviano, de ese sentimiento de raíces profundas y también, como la anterior, esa conexión imprescindible con la naturaleza. 

Oficial

Dentro de la Sección Oficial se ha podido ver una de las mejores películas latinoamericanas del año. Sin señas particulares (Fernanda Valadez, 2019) es una producción mexicana que ha ganado el Premio Horizonte en el Festival de San Sebastián y el Premio del Público en el Festival de Sundance. Sigue a dos mujeres cuyos hijos han desaparecido tras iniciar un viaje a través de la frontera entre Estados Unidos y México, y que han sido dados por muertos. Pero una de estas madres está convencida de que su hijo debe estar aún vivo. Y este recorrido que inicia para buscarlo se convierte en una de las visiones más inteligentes que hemos visto en torno a la inmigración. La capacidad de la directora  y su co-guionista Astrid Rondero para construir un drama que huye de los lugares comunes es sorprendente. Se trata de una historia que va ampliando paulatinamente su campo de visión, aglutinando temas muy diferentes, pero sin caer en esa habitual recopilación de tramas superficiales. 


El drama de la película se construye de forma horizontal, abarcando a diferentes personajes con una escritura limpia, clara, inteligente. Los personajes están construidos con profundidad, y el trabajo de dirección contribuye a ello. Con una planificación muy cuidada, hay secuencias como aquella en la que la cámara acompaña a un joven que es expulsado de los Estados Unidos que, sin palabras, abunda más en la problemática de la inmigración, de las fronteras, que otras historias completas. Es un trabajo minucioso que, en su último tramo, está cargado de una tensión casi difícil de soportar. 

Documentales

Dos documentales destacan en la programación del Festival de Cine Hecho por Mujeres. Por un lado, Beyond the visible - Hilma af Klint (Halina Dyrschka, 2019) reivindica el descubrimiento de los trabajos de la artista sueca Hilma af Klint a principios del siglo XX, como una de las primeras creadoras de la pintura abstracta. Este papel fundamental de una mujer que ha sido ninguneada en los libros de Historia del Arte, supone un cambio radical en el posicionamiento del arte abstracto, lo que también provoca un incómodo replanteamiento de la importancia de algunos artistas masculinos. Es lo más interesante de un documental que se mueve por terrenos convencionales pero que plantea de fondo una reflexión necesaria en torno a la visión eminentemente masculina de la Historia. Y este es un ejercicio muy parecido al que hace el documental La pionera (Pamela B. Green, 2018), en torno a la figura de Alice Guy, directora de numerosas películas en los comienzos del cine, y a la que se dedica un ciclo en el festival. Lo que plantean estos documentales es que resulta necesario volver a escribir la Historia del Arte replanteando la importancia de las mujeres en el desarrollo de estas artes, porque la visión que se nos ha ofrecido ha sido manipulada en favor del punto de vista del hombre. 


Sobre esta visión de la mujer también habla Rol & Rol (Chus Gutiérrez, 2020), que reflexiona en clave más contemporánea en torno a la representación de la mujer en los medios de comunicación, y su influencia en la forma en que se las ve y se las "clasifica". Presentado en el Festival de Málaga y en la Seminci de Valladolid, hay algunos planteamientos curiosos, por ejemplo el hecho de que en una encuesta realizada a chicas estudiantes, su referente principal fuera un hombre, Amancio Ortega, y no tuvieran un referente femenino. Cierto es que en algunos momentos parece que la directora manipula las imágenes para adaptarlas a su planteamiento (por ejemplo, se habla de la representación de la mujer en el cine español, pero poniendo como ejemplos escenas de películas de los años noventa, cuando desde hace tiempo la presencia de mujeres directoras ha cambiado de alguna forma esta representación). Pero en general se trata de una interesante aproximación que propone una lectura diferente en torno a una evolución en el rol que ocupan las mujeres que, en cierto modo, no es tan revolucionaria como pudiera parecer. 

Clausura

El III Festival de Cine Hecho por Mujeres se clausuró ayer con la proyección de la película Misbehaviour (Rompiendo las normas) (Philippa Lowthorpe, 2019), un acercamiento al movimiento de protesta que tuvo lugar en 1970 protagonizado por un grupo de mujeres que interrumpieron el concurso de Miss Mundo para denunciar la utilización del cuerpo de la mujer como objeto comercial. Protagonizada por Keira Knightley, Greg Kinnear (que interpreta al actor Bob Hope, presentador de la ceremonia) y Rhys Ifans, se trata de una comedia que funciona solo a ratos y que, si no fuera por los créditos finales, en los que vemos a las protagonistas reales de aquella protesta y su influencia posterior, podría parecer que no se toma muy en serio la importancia de este Movimiento de Liberación. 


Lo más interesante de la propuesta es que ofrece también el punto de vista de dos de las jóvenes que se presentaron al concurso de Miss Mundo, que asimismo tenía importantes connotaciones raciales, presentando por primera vez a una mujer negra como representante sudafricana. Esta perspectiva desde el lado más afectado por las protestas, ofrece una mirada más compleja de lo que parecía hasta el momento, y resulta un acercamiento inteligente a la propia visión de la mujer que está siendo utilizada como objeto sexual. Pero es solo un ligero toque de brillantez en una película que en general resulta algo insípida.

Premio a la Mejor Película: The orphanage (Shahrbanou Sadat, 2019).

Premio a la Mejor Película Española: Rol & Rol (Chus Gutiérrez, 2020). 



El III Festival Internacional de Cine Hecho por Mujeres se puede ver en Filmin hasta el 15 de noviembre.

Papicha se estrena el 27 de noviembre en Movistar+.
Rompiendo las normas se puede ver en alquiler en Filmin y Movistar+. 
La pionera se puede ver en Filmin. 


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