25 julio, 2020

Sheffield Doc/Fest: Cuando el activismo es la única forma de revolución

En nuestro repaso a la programación del Festival Internacional de Documentales de Sheffield, nos detenemos hoy en algunas de las películas que tienen como principal eje argumental la lucha por los derechos fundamentales, en forma de un activismo que pretende remover conciencias e influir en los cambios necesarios en una sociedad hostil. Frente al control cada vez más férreo de los ciudadanos y la imposición "amable" de formas de represión que están envueltas en políticas de Estado, el activismo se ha consolidado como la única manera de evitar atropellos que afectan a nuestra vida. Desde la selva del Amazonas hasta las calles de Hong-Kong, desde los servicios sociales de Inglaterra a las fosas comunes en México, la organización de los ciudadanos en la lucha por la igualdad y la justicia parece ser la única forma de revolución. 

Desde que Reino Unido entregó Hong-Kong a China en 1997, y a pesar de la aparente autonomía de la que dispone el país asiático, ha ido creciendo el número de defensores de un Hong-Kong independiente, en consonancia con la idiosincrasia de un territorio que tuvo durante años una forma de vida occidental. Sobre todo a partir de 2014, cuando China emitió una resolución que limitaba el número de candidatos políticos a las elecciones, en realidad una forma de limitar el sufragio universal. Así nació la Revolución de los Paraguas, un movimiento encabezado principalmente por estudiantes que se enfrentaron a esta resolución y reivindicaron unas elecciones libres e independientes. We have boots (Evans Chan, 2020) es un documental que recopila grabaciones desde ese año 2014 hasta el resurgimiento del movimiento en 2019, ofreciendo una visión global y exhaustiva de la evolución de estas protestas y sus líderes. Es una película por tanto que funciona como un resumen minucioso del nacimiento y desarrollo de un activismo local que lucha por la libertad frente a las imposiciones de China. 


En cierto sentido, también es una actualización de Raise the umbrellas (Evans Chan, 2016), otra película dedicada a este movimiento estudiantil. La principal virtud del documental está en contar con una amplia cantidad de material de archivo, así como entrevistas con los principales líderes del movimiento, algunos de ellos exiliados en países europeos, como Joshua Wong, líder del partido Demosistō, que hace unos días anunció su intención de concurrir como candidato a las elecciones generales de Hong Kong. We have boots, aunque a veces resulta repetitivo y confuso, es una adecuada introducción a una revolución que aún está lejos de acabar, con la actual ola de protestas que ha generado la nueva Ley de Seguridad aprobada por Pekín, en un intento desesperado y autoritario por mantener controlados a los movimientos activistas. 

Otra representante del activismo más comprometido es Guadalupe Vázquez Luna, protagonista del cortometraje documental Lupita, que retiemble la tierra (Mónica Wise Robles, 2020), estreno internacional en la Sección Into the World. El documental se presentó por primera vez en el Festival de Documentales Ambulante, una iniciativa creada hace unos años por los actores Gael García Bernal y Diego Luna, entre otros. Lupita es una mujer tsotsil que sobrevivió a la masacre de Acteal, en la que 45 habitantes de ese municipio del estado mexicano de Chiapas fueron asesinados mientras asistían a una iglesia, en el año 1997. Un ataque protagonizado por paramilitares contrarios al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y que acabó con la vida de los padres y 5 de los 10 hermanos de Guadalupe Vázquez, además de su abuela y su tío. En total nueve familiares murieron en esa masacre, que ella vivió en primera persona cuando solo tenía 10 años. 


El cortometraje de Mónica Wise Robles, que convivió con Lupita durante dos años, muestra la lucha de esta mujer que encontró en su supervivencia la fuerza necesaria para liderar a su comunidad, convirtiéndose en la primera mujer tsotsil en recibir el bastón de mando de Las Abejas, organización católica que representa a la región Altos-Centros de Chiapas en el Concejo Indígena de Gobierno. El documental celebra el activismo de la protagonista bien sea confrontando a las fuerzas militares que mantienen el control en la zona, o enfrentándose a proyectos de explotación de una región aún intacta. Porque la realidad en Chiapas sigue siendo preocupante, con cifras de hasta 10.000 desplazados en los Altos de Chiapas, donde los precios se han incrementado durante la pandemia del COVID-19. Estamos ante una película concisa y comprometida, que se contagia de la valentía de Lupita. Pero también es una película que reivindica la unidad de las mujeres frente a un machismo persistente en sus comunidades, por lo que el activismo de Lupita se desarrolla en dos ámbitos divergentes pero al mismo tiempo complementarios.  

"Se estima que 250.000 personas han muerto y 60.000 más han desaparecido desde 2006 en México, a consecuencia de una política de seguridad militar". Con esta frase comienza el documental Volverte a ver (Carolina Corral, 2020), un doloroso recorrido por la búsqueda incesante de sus familiares desaparecidos llevada a cabo por el Colectivo "Regresando a Casa", formado por mujeres que se han unido para tratar de encontrar una explicación a estas desapariciones. Cuando en 2016 se exhumaron más de cien cadáveres de una fosa común en Tetelcingo (Morelos), la directora decidió acompañar a estas mujeres, que trataban de certificar las irregularidades del entierro de estos cuerpos, tanto en Tetelcingo como en la exhumación posterior de Jojutla en 2017. El escándalo que provocaron estas exhumaciones permitió al Colectivo participar activamente en los trabajos de desentierro, y dejaron claras las implicaciones o al menos la dejadez de las autoridades locales en estos enterramientos rodeados de circunstancias dudosas.


Las mujeres que forman parte de este colectivo (la presencia de los hombres es anecdótica, lo que muestra también una sociedad machista) sospechan que esos cadáveres están conectados con el crimen organizado, con la complicidad de las autoridades mexicanas. Y la opacidad de éstas a la hora de transmitir la información dejan bastantes dudas en el aire. A día de hoy, tres años después de la exhumación de Jojutla, aún no se han entregado los resultados de las pruebas de ADN de los cadáveres, por lo que su identificación no se ha realizado todavía. El activismo de estas mujeres, que básicamente quieren averiguar si sus familiares desaparecidos están en esas fosas, muestra una realidad que resulta terrible en un país herido por la violencia. Y éste es uno de los documentales más desgarradores que se han visto en Sheffield Doc/Fest. 

En la Sección Rebellion también se pueden ver algunas muestras de una precariedad laboral que cada vez es más patente en Reino Unido, y que parece que será mayor tras el Brexit. Esta precariedad laboral se representa en la inquietud de los trabajadores por organizarse al margen de las asociaciones sindicales tradicionales, que en muchos casos parecen estar en línea con los preceptos generales de las organizaciones empresariales. Parte de los que no se ven representados son los trabajadores extranjeros y uno de esos sindicatos nuevos es United Voices of the World, que realizó un activismo constante en contra de las condiciones de trabajo paupérrimas impuesta por el Hospital St. Mary a través de la contratación externa del servicio de limpieza con la multinacional francesa Sodexo. Sus protestas y la huelga posterior se narran en el cortometraje documental United Voices (Hazel Falck, 2020), aunque las mejoras que consiguieron se han visto en parte interrumpidas por la irrupción de medidas extraordinarias debido al COVID-19. 


En We're still here (Melissa Herman, 2020) también se habla de otra realidad presente en Inglaterra, pero que lo está en casi todas las grandes ciudades. Es lo que se llama "social cleansing" (limpieza social), exclusión de determinados sectores de la sociedad con escasos recursos para promover especulaciones inmobiliarias, muchas de ellas con el beneplácito de las autoridades locales. La directora ha estado grabando durante cuatro años a grupos activistas que luchan en contra de esos movimientos financieros que encuentran el respaldo administrativo para eliminar barrios completos (expulsando a sus inquilinos de rentas bajas) y reconvertirlos en viviendas cuyos precios no se pueden permitir quienes viven allí desde hace años. Desde trabajadores precarios del Este de Londres hasta los vecinos que vivieron el incendio de la Grenfell Tower, al oeste de Londres, en 2017, la lucha por mantener sus viviendas está siendo intensa y desesperada. Se ganan algunas batallas pero la guerra continúa.  

Los movimientos sociales en torno a la vivienda son los que han vivido un mayor desarrollo en los últimos años. En Brasil, el MRP (Movimiento de Resistencia Popular) ha protagonizado ocupaciones de edificios sin uso, como el Hotel Torre Palace de Brasilia, que fue desalojado por una desproporcionada fuerza policial en 2016. Cadê Edson? (Dácia Ibiapina da Silva, 2019) se acerca a este movimiento activista a favor de la recuperación de edificios abandonados para reconvertirlos en vivienda. 

El título hace referencia a la pregunta que un policía realiza cuando accede a una acampada protagonizada por miembros de este movimiento. Edson Silva es uno de los líderes del MRP, y es uno de los protagonistas de esta crónica de la lucha por conseguir una vivienda digna. Pero al mismo tiempo Cadé Edson? propone una lectura del cambio político de Brasil, desde el impeachment a Dilma Rousseff hasta la llegada al poder del actual presidente Bolsonaro. Aunque la realidad para las clases sociales más desfavorecidas sigue siendo la misma. Durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, estos movimientos ya reivindicaron una apuesta económica por las viviendas sociales frente a los dispendios que supuso la celebración de esta cita deportiva. 

Uno de los momentos centrales del documental es el desalojo que se produjo en el Hotel Torre Palace de Brasilia, un rascacielos abandonado (que sigue abandonado hoy en día) y que se convirtió en un bastión para el Movimiento de Resistencia Popular cuando fue ocupado por centenares de sus miembros. Fuerzas antidisturbios brasileñas apoyadas por dos helicópteros tomaron al asalto el edificio ocupado por miembros del MRP y terminaron desalojándolo. Som imágenes de auténtica guerra, que resultan chocantes. Una fuerza policial desproporcionada frente a ciudadanos desarmados. La imagen más insólita es la de las fuerzas policiales colocando una bandera de Brasil en lo alto del edificio, como si hubieran ganado una dura batalla real. Es la imagen aterradora de un Estado que considera como enemigos a sus propios ciudadanos. 


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