16 septiembre, 2020

Mostra FIRE!!: La salida

Nuestra tercera crónica de la Mostra FIRE!! se acerca al festival en su ecuador, cuando ya hemos visionado buena parte de su programación, que está disponible en Filmin hasta el 20 de septiembre. Entre las actividades paralelas ayer se celebró la mesa redonda online "Producción, Distribución y Exhibición de cine LGBT", que tuvo como protagonistas al director Marco Berger, homenajeado en esta edición del festival; Silvia Lobo, presidenta de la Asociación de Distribuidores Independientes Próxima; y Toni Espinosa, responsable de las salas Cinemes Girona, dedicadas a programar películas independientes. El debate fue moderado por el programador de Mostra FIRE!! Antoine Leonetti, y planteó algunas cuestiones interesantes sobre cómo llegan las películas de temática LGTBI+ a los circuitos de distribución y exhibición cinematográficos.   

Toni Espinosa ponía sobre la mesa un tema que es claro: "Los que deciden qué películas se hacen son los responsables de las ventanas de exhibición, como las televisiones o las plataformas", respecto a la escasa producción de cine de temática gay y lésbica en España en los últimos años. Pero también hay una escasez de producciones distribuidas en nuestro país, como apuntaba Marco Berger: "Siempre me ha resultado curioso que mis películas no se han distribuido en España, mientras que sí han encontrado distribución en Francia o Gran Bretaña". Eso en parte también tiene que ver con la etiqueta de cine LGBT: "Yo como director de cine no existo para algunos festivales españoles como San Sebastián. Nunca han programado mis películas en la Sección Horizontes Latinos, por ejemplo. Los festivales a veces se mueven por modas o prefieren programar películas que son polémicas. Por ejemplo, mi película Hawaii (Marco Berger, 2013), que es una de las que el público más valora de mi filmografía, apenas pasó por festivales, quizás porque en la historia no ocurre nada especial, no hay un drama por ser gay". 

Sin duda, parece claro que el mercado de cine independiente encuentra cada vez menos vías de distribución y de exhibición. A la desaparición progresiva de salas de cine se une el acaparamiento de las pantallas por parte de las grandes productoras y distribuidoras, que sólo programan títulos de temática LGTBI+ cuando está protagonizado por estrellas de cine. Y resulta sorprendente y preocupante que países como España hayan caído en una especie de letargo en la producción de películas que abordan el tema, lo que podría parecer una cuestión relacionada con la normalización, pero que en realidad esconde un trasfondo que tiene más que ver con el desinterés y la falta de riesgo. Como comentaba Marco Berger, "Creo que los exhibidores tienen poca confianza en que haya espectadores que estén interesados en ver cine LGTBI". 

En nuestro recorrido por la programación de la Mostra FIRE!! nos detenemos en algunos títulos que abordan de forma directa o secundaria la salida del armario, el "coming-out" que, a pesar de la aparente visibilidad en las sociedades occidentales, aún sigue resultando difícil en algunos entornos. 

Oficial: Largometrajes

Algunos títulos asiáticos forman parte de la sección competitiva de la Mostra FIRE!!, como es el caso de las dos películas de las que hablamos a continuación. Method (Eun-jin Pang, 2017) es una producción coreana que establece una relación complicada entre un actor de teatro y su compañero de reparto, un joven cantante de gran popularidad, cuando ambos ensayan para una obra teatral que protagonizarán juntos. El primer encuentro, entre la rigidez del actor y la banalidad de todo lo que rodea al ídolo de adolescentes, resulta tenso, pero poco a poco sus personalidades irán moldeándose hasta rozar el romance. La película está contada con un cierto aire de suspense, sobre todo en la última parte, y lo más interesante es la transformación del actor maduro, la contrariedad de unos sentimientos frente a los que no parece estar preparado. 


La directora establece un juego de seducción, pero también de apariencias, en el que el paralelismo entre la obra teatral y la realidad provoca una cierta confusión entre las personas y sus personajes. El ídolo de adolescentes está interpretado por la actriz Oh Seung-Hoon, y esta circunstancia le da al personaje un aspecto entre femenino y masculino que en cierta manera trata de justificar los sentimientos que acaba provocando en su compañero de reparto. Pero esta construcción de thriller que camina por una delicada línea de irrealidad no termina de estar bien armada, sobre todo por un trabajo de dirección que resulta desordenado e incoherente.   

La comedia vietnamita Goodbye mother (Trinh Dinh Le Minh, 2019) tiene en común con la propuesta coreana la valentía de tratar la homosexualidad en países donde aún supone un tabú para la sociedad. Esto es loable, independientemente de los resultados artísticos, que pueden ser más o menos acertados. En este caso, asistimos a una historia mil veces contada en el cine gay de los años ochenta: la salida del armario de un joven homosexual frente a su familia. El rol masculino en Vietnam se enfoca básicamente a formar una familia y tener hijos, lo que choca directamente con la vida homosexual. La película funciona como una comedia que tiene algunos momentos divertidos, pero que resulta algo simple en su descripción de las relaciones homosexuales. 


El protagonista de la película es un joven que regresa a Vietnam para visitar a su madre, tras haberse establecido en Estados Unidos, trayendo a su novio con la intención de salir del armario. Pero esta circunstancia le resulta cada vez más complicada, imbuido en las celebraciones y las disputas familiares. El personaje principalmente cómico de la historia es el de la abuela, que sufre demencia senil pero que es, consecuentemente, la que mejor acepta la relación homosexual de su nieto. Esta visión de la aceptación en medio de un estado de cierta senilidad describe con certeza la situación en una sociedad homofóbica. Es el personaje que vive en la irrealidad (es decir, fuera de las normas sociales), la que ve con normalidad el sentimiento gay.  

En el drama irlandés Rialto (Peter Mackie Burns, 2019) no está claro si el protagonista es homosexual, a pesar de contratar los servicios de un chapero que poco a poco se irá convirtiendo en una especie de confidente. El personaje de Colm, que está interpretado con gran vulnerabilidad por el actor Tom Vaughan-Lawlor, se enfrenta a una crisis de madurez que está acrecentada por una etapa dramática en su vida: la reciente muerte de su padre, al que odiaba, la difícil situación laboral, la distante relación con su esposa... Ese mundo de mentiras en el que vive solo se siente liberado cuando mantiene breves citas con el prostituto, un joven, padre de un bebé, que ejerce la prostitución para conseguir dinero fácil. Y esta relación entre estos dos hombres, que tiene menos que ver con el sexo que con un sentimiento de solidaridad emocional, se plantea en términos de sinceridad (que tampoco está muy clara en el caso del joven). 


Basada en la obra teatral Trade, del autor Mark O'Halloran, que también ha escrito el guión, la historia está magníficamente construida, los diálogos son concisos y certeros, el perfil de este hombre que llega a la madurez en un estado de desintegración moral y emocional está descrito con precisión. Es también una representación del dolor de un hombre que ve cómo se está convirtiendo en el padre al que odiaba. Su enamoramiento o capricho sentimental por el joven chapero se presenta más como una forma de liberación, de ruptura con las reglas establecidas, de huida de su propia realidad construida sobre mentiras y falsos anhelos. Esa figura empequeñecida frente al astillero que ahora lo destierra es la máxima representación de su vida. El final puede parecer frustrante, y lo es; pero también está relacionado con la imposibilidad de volver atrás. 

Oficial: Documentales

El ganador del Premio del Jurado en la Competición Internacional de DocumentaMadrid 2019 fue Madame (Stéphane Riethauser, 2019), una historia que aborda el "coming-out" personal del director, nacido en Ginebra en una familia económicamente pudiente. Se trata de una crónica que se sostiene en archivos familiares para contar un relato personal, que el director narra en primera persona como si se tratara de un diálogo (póstumo) con su abuela, una mujer de carácter fuerte pero un sentido del humor maravilloso. En cierta manera, recuerda a otros documentales que han abordado la relación del director y su madre como Muchos hijos, un mono y un castillo (Gustavo Salmerón, 2017) para hablar de otros aspectos: la crisis económica en este caso, y la salida del armario en el caso de Madame. Pero lo interesante de la conexión entre el protagonista director y su abuela es que se establece un paralelismo entre la mujer en una época determinada y el sentimiento homosexual, ambos sometidos a un sistema patriarcal del que necesitan liberarse. Se nos cuenta que la abuela fue obligada a casarse a los 15 años y que fue literalmente violada por su marido hasta que ella decidió abandonarlo. Es una realidad terrible, pero que ella cuenta con la serenidad que da el paso de los años. 


Por su parte, Stéphane Riethauser, convertido en activista LGTBI+ desde el momento en que aceptó su homosexualidad, utiliza el documental para reivindicarse como gay después de una etapa juvenil en la que sabía que se sentía atraído por los hombres, pero no quería definirse como homosexual. En este sentido, su crónica de las turbulencias emocionales de la juventud, ahogada por una educación patriarcal en la que su papel estaba marcado desde su nacimiento, es emocionante y muy certera. Un juego de apariencias en el que se establece este paralelismo entre él y su abuela, entre la estandarización del hombre y de la mujer, lo que deben ser frente a lo que realmente son. Aunque el director realizó entrevistas a sus familiares que finalmente descartó en la sala de montaje, escuchamos cómo él mismo le recuerda a su padre el momento en el que salió del armario: "Lo primero que me dijiste fue: Me has clavado un puñal en el corazón", mientras su madre se siente fracasada como madre por no haberse dado cuenta. Y en este juego de apariencias, la última que recibe la noticia es su abuela, hasta que finalmente ella le da una preciosa respuesta cargada de sentido del humor: "Has nacido así. Eres como Jean Cocteau y Jean Marais, como Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, como mi cura y mi banquero".   

Best of FIRE!!

Esta dificultad de la mujer para encontrar un espacio está bien representado en el documental W.A.R. !Women Art Revolution (Lynn Hershman-Leeson, 2010), que el festival recupera en esta sección. Se trata de un repaso a las artistas que trataron de conseguir este espacio en los años setenta, precisamente la época en la que la propia directora realizaba sus propuestas artísticas. El documental se inicia con la grabación de una pequeña encuesta a pie de calle que pide a los transeúntes que nombren a tres artistas mujeres actuales. Esta pregunta ya define bien lo que pretende ser el documental, porque en él no están apenas representados nombres como Yoko Ono o Georgia O'Keeffe que sí se habían introducido en el universo artístico con reconocimiento. La película por tanto define su propio concepto desde el principio, que es respetable pero ciertamente restringido. A partir de que se acepta el enfoque particular del documental, podemos hablar, efectivamente de un documental que muestra algunos de los movimientos más interesantes del arte hecho por mujeres (y de su falta de reconocimiento) en los años setenta. 


Es interesante el acercamiento a una obra tan polémica como "The dinner party", de Judy Chicago, a la que por cierto la directora no retrata con amabilidad. Pero la llegada al Congreso de los Estados Unidos de un debate en torno a esta obra, cuya exhibición fue prohibida por aplastante mayoría, supuso un punto de inflexión en el movimiento artístico femenino. Y también es sorprendente la formación de las Guerrilla Girls, que lideraron una campaña de visibilización del arte femenino destacando con sus máscaras de gorilas. El documental es prolijo pero al mismo tiempo incompleto, porque trata de abarcar muchos temas sin profundizar demasiado en ninguno. Se queda, por tanto, en una muestra curiosa que habla de un tema importante pero con resultados poco trascendentes.  

Concluyendo con esta crónica de la salida del armario encontramos la producción suiza Mario (Marcel Gisler, 2018), que se centra en una historia clásica de descubrimiento homosexual en un entorno hostil, en este caso el mundo del fútbol. No es un tema especialmente tratado en el cine de temática LGTBI+ y en cierta manera parece que hay cierto tabú en hablar de homosexualidad en el deporte. En julio de este año se hizo pública una carta en la que un jugador de la Premier inglesa hablaba sobre su homosexualidad, pero de forma anónima, por lo que es evidente que aún parece haber muchas dificultades para asumir públicamente la identidad sexual. En el caso de la película que nos ocupa, el protagonista mantiene una relación con un compañero de equipo, pero cuando se desvelan los rumores, la presión de los directivos y su propio agente le llevan a vivir un auténtico infierno personal mientras por otro lado consigue éxitos profesionales. Lo más destacado de la película, que narrativamente resulta predecible y poco interesante, es cómo muestra esa sutil manera de censurar sin verbalizarlo, en un entorno que resulta opresivo, pero de una forma "educada". Es uno de los escasos logros de una película que por otro lado no arriesga ni en la forma ni en el fondo. 



Muchos hijos, un mono y un castillo se puede ver en Filmin. 

La mesa redonda "Producción, distribución y exhibición de cine LGBT" se puede ver en YouTube




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