14 septiembre, 2020

Mostra FIRE!!: La sexualidad

Seguimos repasando la programación de la Mostra FIRE!!: Muestra Internacional de Cine Gay y Lésbico de Barcelona, que se celebra en formato online desde el 10 hasta el 20 de septiembre a través de la plataforma Filmin. El festival cuenta con secciones oficiales de largometrajes, documentales y cortometrajes que reciben el Premio del Público, mientras que otras tienen una propuesta temática: A l'est de l'edèn se centra en el cine LGTB de los países asiáticos; Best of FIRE!! recoge algunas de las películas destacadas que han pasado por otras ediciones de la muestra; Pantalla Trans, con algunos títulos en los que se representa la transexualidad; y FIRE!! goes freak, con propuestas más alocadas y petardas. En esta crónica vamos a hablar de películas en las que la sexualidad está presente, bien representada de forma clara, o bien expresada a través de miradas subversivas. 

Oficial: Largometrajes

Una de las películas más esperadas del festival es Vento seco (Daniel Nolasco, 2020), que estuvo presente en la Sección Panorama del Festival de Berlín 2020 y recientemente participó en la edición digital de Outfest: Los Angeles 2020. En esta producción brasileña, debut en el largometraje de su director, la sexualidad está presente de forma descarnada, como representación narrativa del personaje principal, más salvaje al principio y más estilizada en la parte final. La película puede considerarse como un destino necesario desde los anteriores trabajos de Daniel Nolasco. Por una parte, es una continuación de su trilogía de cortometrajes Urano (2013), Plutão (2015) y Netuno (2017), en la que exploraba el deseo y el sexo entre dos hombres. Por otra parte, el interés por la representación estética del fetichismo llevó al director a realizar el documental Mr. Leather (2019), que también se puede considerar como un punto de inicio de esta historia de ficción. 


En Vento seco la realidad y la ficción se confunden en ocasiones. Los sueños eróticos del protagonista representan una cierta libertad que en la realidad no le está permitida. La película, con su sexualidad desbordante, la explicitud de sus escenas eróticas que la acercan al género pornográfico, que es uno de sus referentes, especialmente el de las texturas kitsch de los años setenta, contiene también un cierto componente político, provocador frente a una sociedad brasileña menos abierta de lo que parece. Precisamente es cuando las ensoñaciones eróticas de Sandro se desbordan, cuando no sabemos distinguir lo que es real de lo que es ficticio (la escena de sexo más explícita se produce en un entorno de fantasía), es cuando la película adquiere una mayor contundencia estética, con referencias a Rainer Werner Fassbinder o Kenneth Anger. Por eso, esta historia de atracción sexual que desemboca en una crónica del amor tradicional, de ataques de celos incontrolables, es mucho más profunda en su descripción de los sentimientos que otros títulos. Y mucho más interesante en la interpretación de la homosexualidad en un entorno opresivo. 

También proviene de Brasil la película Música para morrer de amor (Rafael Gomes, 2019), que plantea una relación a tres bandas entre jóvenes de clase alta en São Paulo. La historia está basada en la obra teatral escrita por el propio director Música para cortar o pulsos (2009), pero evidentemente en estos diez años ha habido una transformación en la sociedad y en la forma de relacionarse, especialmente con la introducción de las redes sociales. Y en este sentido Rafael Gomes realiza una actualización que resulta interesante, estableciendo un vínculo entre los personajes que también está marcado por la distancia. Este origen teatral está bastante presente, porque la película se sostiene principalmente en diálogos que a veces parecen monólogos. Lo que no consigue esta adaptación es modernizar el lenguaje de los jóvenes, que a veces resulta demasiado artificial, demasiado intelectual. Los protagonistas leen a Julio Cortázar, escuchan a Michael Nyman o Erik Satie, dicen frases como "El final del amor es infinito" o "tú no estás enamorado de nadie, estás enamorado de la idea de amor".   


La película se encuentra por lo tanto en un difícil equilibrio entre cierta pedantería y un tono de comedia que a veces suaviza el tono algo intenso de los diálogos. Curiosamente, algunos personajes secundarios como la madre de uno de los protagonistas, interpretada por la actriz Denise Fraga, están más conseguidos en su exageración. Esta historia que habla de las diferentes formas de relación vivida por una cierta generación de jóvenes brasileños, entre la heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad, utiliza como elemento importante una lista bien seleccionada de música, que en cierta manera funciona como un homenaje a los grandes maestros brasileños. Pero mientras en la primera parte el elemento musical funciona como contraste, poco a poco la introducción de canciones fracasa por agotamiento, y parece más aleatoria que realmente efectiva.

La película Los fuertes (Omar Zúñiga, 2019) es el debut en el largometraje del joven director chileno, y tiene su precedente en el cortometraje San Cristóbal (Omar Zúñiga, 2015), que ganó el Premio Teddy en el Festival de Berlín 2015. Ahora, su primer largometraje también ha conseguido una buena respuesta en festivales internacionales, logrando el Gran Premio del Jurado y el Premio del Público en Outfest: Los Angeles 2020. Lo que el director consigue con su película es una hermosa historia de amor, en la que está ausente la rémora de la culpa, de la vergüenza o del secretismo, presente de forma habitual en la representación cinematográfica de la homosexualidad. Por supuesto, no se trata de una visión idílica, porque también se habla de relaciones menos abiertas, de la incomprensión familiar, de la mirada sospechosa... pero esos son temas que quedan, astutamente, en segundo plano. 


El paisaje de la costa de Valdivia es también importante en la historia, y especialmente una fortificación que sirvió a Chile para independizarse de los españoles. Esta idea de la resistencia (que está presente en la doble lectura del título) es también importante en la relación entre los protagonistas. Ambos tienen sentimientos de independencia, de escapatoria, pero mientras uno llega para despedirse, al otro le resulta imposible dejar atrás sus lazos con la tierra y con la familia. Es una relación que parece destinada al fracaso, pero también es una historia de madurez, de búsqueda de la propia personalidad, bien sea conectada con las raíces, o bien desprendiéndose de ellas. Omar Zúñiga ha conseguido una película sutil, hermosa, delicada y poderosa. 

Oficial: Documentales

Casi como una representación idílica de la convivencia entre religión y homosexualidad se nos presenta el documental The Gospel of Eureka (Michael Palmieri, Donald Mosher, 2018), que podríamos definir como una revisión cristiana del sentimiento homosexual. La película está producida por Rob Epstein, reconocido director de documentales como El celuloide oculto (Rob Epstein, Jeffrey Friedman, 1995) y ganador del Oscar por La época de Harvey Milk (Rob Epstein, 1984) y Common threads: Stories from the quilt (Rob Epstein, Jeffrey Friedman, 1989). La historia tiene como protagonista a una población de poco más de 2000 habitantes llamada Eureka Springs, en Arkansas, y la sorprendente (por inusual) convivencia amable entre las profundas creencias religiosas de su comunidad y el floreciente crecimiento de la comunidad gay. Casi se puede decir que el documental se plantea como una revisión idílica de nuestra sociedad, una utopía de la tolerancia. En Eureka Springs se representa cada verano la pasión de Jesucristo en una gran producción teatral, pero al mismo tiempo una pareja gay regenta un club nocturno donde drag queens interpretan principalmente canciones de contenido cristiano. 


Las aparentes contradicciones entre la religión y el sentimiento homosexual parece que están ausentes en esta población del Sur de los Estados Unidos. Y aunque la estructura del documental es más bien convencional, destaca especialmente un trabajo de montaje a cargo de Michael Palmieri que introduce también una cierta mirada humorística, como de cierta ironía (la cámara se centra en el sabor de la sangre falsa de Jesucristo). Hay, evidentemente, una búsqueda consciente de los personajes más carismáticos de esta convivencia, que tampoco parece generalizada. La pareja gay que regenta el club nocturno, el dueño de una tienda de souvenirs religiosos que acepta el hecho de que su padre fuera homosexual, el protagonista de la obra teatral sobre la pasión de Jesús.... Estamos ante un documental que ofrece una visión parcial, que arrima su mirada a su propio mensaje, pero que tiene, en su visión utópica, una cierta ambición positivista sobre cómo podría ser nuestra sociedad.   

En el documental Regreso a Coronel Vallejos (Carlos Castro, 2018) no está presente de manera directa la temática LGTBI+, pero sí de forma secundaria a través de la figura principal del escritor argentino Manuel Puig, conocido por sus novelas Boquitas pintadas (1969), El beso de la mujer araña (1975) o Pubis angelical (1979). Precisamente es la relación con el pequeño pueblo de General Villegas, en la Pampa seca argentina, la que se convierte en tema central del documental, sobre todo el retrato que hace Manuel Puig del pueblo (renombrado en sus novelas como Coronel Vallejos), en sus dos primeros libros La traición de Rita Hayworth (1968) y Boquitas pintadas (1969), ésta última objeto de una cierta polémica debido al retrato que hacía el escritor de algunos habitantes del pueblo. La figura del "macho" frente a la sumisión de las mujeres está presente en estas obras de Manuel Puig, y el director Carlos Castro se acerca a diferentes visiones que en el pueblo tienen en torno al escándalo que suscitó, especialmente tras la adaptación cinematográfica de Boquitas pintadas (Leopoldo Torre Nilsson, 1974). Es una interesante aproximación al imaginario colectivo de una realidad que se ve reflejada en personajes de ficción, y un curios acercamiento a la cotidianeidad de un pequeño pueblo, que se representa incluso a través de la composición de las entrevistas. 

Best of FIRE!!

Esta sección recoge una pequeña lista de títulos que se han programado en años anteriores en el festival. Hors les murs (David Lambert, 2012) fue el debut en el largometraje del director belga, que luego ha realizado títulos como Je suis à toi (Todo tuyo) (2014), que también fue programado en la Mostra FIRE!!, y Troisièmes noces (2018). Presentada en la Semana de la Crítica de Cannes 2012, la película plantea una historia de amor entre un joven frágil y un inmigrante albanés que poco a poco se hace cada vez más dependiente. La propuesta funciona sobre todo en su primera parte, cuando describe el descubrimiento amoroso y la pasión sexual, pero a partir del giro narrativo en el que la relación se convierte en más sumisa, el desarrollo se hace más grotesco, menos realista. 


Por su parte, Floating skycrapers (Tomasz Wasilewski, 2013) es el segundo largometraje del director de United States of Love (2016), su película más conocida. En esta historia sobre la aceptación de la bisexualidad, el protagonista se enfrenta a un sentimiento amoroso que le resulta contradictorio cuando su relación con un amigo trasciende la mera amistad. Tratándose de una producción polaca, sometida a una sociedad conservadora y homófoba, se puede entender cierto tratamiento ya superado del sentimiento homosexual, pero la premisa de la película y su conclusión ofrece una visión algo anticuada del tema, incluso habiéndose realizado hace siete años. Es el tipo de película que utiliza el melodrama para construir un discurso que resulta poco claro.



Mr. Leather, Todo tuyo y United States of Love se pueden ver en Filmin. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario