13 enero, 2025

Las mejores bandas sonoras de 2024: Octubre-Diciembre

Nuestro último repaso a las bandas sonoras editadas en 2024 se publica como es habitual en mitad de la carrera de premios a principios de año, con las nominaciones de los Oscar a la vuelta de la esquina y el posicionamiento de las bandas sonoras que suenan como candidatas. La primera cita fue hace una semana en los Globos de Oro que premiaron a Trent Reznor y Atticus Ross por la banda sonora peculiarmente electrónica de Rivales (Luca Guadagnino, 2024) que ha recibido también el reconocimiento de la Asociación de Críticos de Chicago. Una de las sorpresas de esta ceremonia fue el premio a la Mejor Canción para "El mal", de la película triunfadora Emilia Pérez (Jacques Audiard, 2024), compuesta por Camille y Clément Ducol, que asimismo estaban nominados por la banda sonora, y con la participación de Jacques Audiard, quien también recogió el premio. El siguiente encuentro con el recorrido de galardones iba a ser este fin de semana en la entrega de los Critics Choice Awards, pero las situación generada por el incendios en Los Angeles, que ha afectado directamente a muchos miembros de la industria cinematográfica, ha obligado a posponer la ceremonia hasta el 26 de enero. El anuncio de las nominaciones a los Oscar, previsto para el 17 de enero, también se ha retrasado hasta el 23 de enero, extendiendo el plazo de votaciones de los miembros de la Academia de Hollywood, aunque la ceremonia se mantiene para la madrugada del 3 de marzo. También está cerca la celebración de los premios Feroz el 25 de enero y los premios Goya en la ciudad de Granada el próximo 9 de febrero. Nuestra selección de las bandas sonoras más destacadas se refiere a aquellos álbumes que se han publicado en los últimos tres meses, entre octubre y diciembre, y los comentarios están enfocados a la función musical dentro del desarrollo narrativo, por lo que se refieren a su utilización en el entorno de las películas más que a sus propios valores al margen de la pantalla de cine. También hemos elaborado en la plataforma Spotify nuestra habitual playlist 2024 Best of the Year BSO donde se puede escuchar una selección de las bandas sonoras que hemos comentado durante el año. La elección de los temas trata de ser representativa de los trabajos referidos, pero al mismo tiempo intenta establecer una cierta atmósfera sonora, de manera que incluso es recomendable escuchar la playlist en modo aleatorio, porque surgen combinaciones curiosas: a veces el tono es más romántico, otras veces más inquietante.  

La descripción musical de las bandas sonoras requiere que en ocasiones se hagan referencias a cómo se relacionan con la narración, por lo que algunos de estos comentarios pueden incluir información relevante sobre el desarrollo de los personajes y las historias.

Elliot Goldenthal. Music for Film - 
Elliot Goldenthal
Silva Screen,  18/10/2024
Duración: 72mns

Dentro de un panorama de Festivales de Música de Cine cada vez más dedicados a rentabilizar la inversión a través de conciertos que tengan repercusión popular, y en los últimos años realmente son pocos los músicos de bandas sonoras que son conocidos fuera de los círculos más cinéfilos, los World Soundtrack Awards que se celebran en el contexto del Festival de Cine de Gante permanecen como uno de los pocos que mantienen todavía ese espíritu de dedicación a los grandes músicos de cine, y posiblemente el único que sigue editando las grabaciones de sus homenajes, lo que es de agradecer. Este año, el compositor Elliot Goldenthal (1950, Nueva York), retirado de la creación de música para el cine, ha sido el receptor del premio especial por su trayectoria. Ganador de un Oscar por la película Frida (Julie Taymor, 2002), su carrera no experimentó un mayor impulso después de haber sido uno de los compositores más reclamados por las grandes producciones de Hollywood, como se muestra en las doce bandas sonoras que forman parte del album Elliot Goldenthal. Music for Film (Silva Screen Records, 2024). De hecho, la última película en la que trabajó fue hace cuatro años, The Glorias (Julie Taymor, 2020), aunque no se incluye ningún fragmento en esta grabación que está interpretada, como es habitual, por la Orquesta Filarmónica de Bruselas bajo la dirección de Dirk Brossé. La selección realizada por el propio Elliot Goldenthal no solo incluye algunos de los trabajos más conocidos de sus cuarenta bandas sonoras, sino que se abre y se cierra con dos suites para concierto que no se habían grabado anteriormente. "Grand Gothic Suite", de 21 minutos, fue creada para la Gala de Clausura del Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife (FIMUCITÉ) de 2014, incluyendo música de Batman forever (Joel Schumacher, 1995) y Batman y Robin (Joel Schumacher, 1997), y realmente suena tan espectacular como debería. Una de las dificultades de los trabajos musicales del compositor es su complejidad, que a veces requiere de grandes orquestas, lo que quizás es una de las razones por las que ha sido menos requerido por una industria que prefiere moverse por terrenos más convencionales. Después del explosivo sonido de esta suite, el tema "The homecoming" de la película Cobb (Ron Shelton, 1994) es una hermosa pieza de corte clásico que describe el orgullo del protagonista en una banda sonora que Elliot Goldenthal definió como el reflejo de la contradicción interior de Ty Cobb (Tommy Lee Jones) y su enfoque científico hacia el béisbol como entrenador. La suite que incluye "Born to darkness" y "Louis' revenge" de Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994) ofrece muestras de uno de sus mejores trabajos, que sigue manteniendo ese tono atemporal que la convierte en una gran banda sonora. "Of helplessness" es una pieza para vientos y cuerdas de la película Heat (Michael Mann, 1995), que quizás es menos representativa de una banda sonora que se apoyaba sobre todo en el uso de guitarras y percusión, mientras que "Still life" de su único Oscar, Frida (Julie Taymor, 2002), ofrece una delicada pieza romántica para piano solista. 

Junto a su esposa Julie Taymor, a la que conoció en los años ochenta, Elliot Goldenthal ha colaborado tanto en cine como en teatro, pero posiblemente su mayor logro sea el de Titus (Julie Taymor, 1999), adaptación de la obra de Shakespeare que ofrece una de las aproximaciones más experimentales del compositor neoyorquino en el campo cinematográfico. Considerada por el propio músico como la culminación al trabajo que había ido desarrollando a lo largo de la década anterior, es una banda sonora contundente de la que se incluyen dos temas separados: "Arrows of the Gods", un poderoso scherzo para cuerdas y "Titus Finale", una de las composiciones más destacadas en la carrera cinematográfica de Elliot Goldenthal, que suena cuando el joven Lucio (Osheen Jones) camina de espaldas, en cámara lenta, hacia el amanecer, tras la tragedia sucedida anteriormente, un final de la película que adquiere una gran trascendencia emocional con la música. La banda sonora de Titus incluía algunas versiones de composiciones anteriores de Elliot Goldenthal para Alien 3 (David Fincher, 1992), de la que se interpreta una parte de la Suite para concierto que estrenó en el Festival de Cracovia en 2012. Una pieza de casi diez minutos que comienza con "First attack", para instrumentos de viento como las flautas, oboe, clarinetes, trompetas y trombones, y recoge cuatro de los temas de la banda sonora. De su música para Esfera (Barry Levinson, 1988), se incluye el tema "The gift", mientras que de Enemigos públicos (Michael Mann, 1992) escuchamos la composición "JD Dies", un hermoso tema que describe de forma épica, en un majestuoso crescendo, el final violento del gángster John Dillinger (Johnny Depp). La última composición pertenece a la película Final Fantasy: La fuerza interior (Hironobu Sakaguchi, Motonori Sakakibara, 2001), una de las mejores partituras del compositor, que se presenta en la Suite Final Fantasia que estrenó en el Festival de Cracovia en 2018. Se da la circunstancia de que la grabación de la banda sonora original fue interpretada precisamente por la Orquesta Filarmónica de Bruselas bajo la dirección de Dirk Brossé, por lo que se trata de una conclusión muy apropiada. Por alguna razón, se ha quedado fuera del álbum las músicas de Michael Collins (Neil Jordan, 1996) y Across the universe (Julie Taymor, 2007) que se habían anunciado como otras de las piezas interpretadas en este disco. Pero en definitiva se trata de un buen recopilatorio de algunos trabajos representativos de un compositor que hace unos tuvo un accidente doméstico que le dejó en coma durante algunos minutos, perdiendo la capacidad de hablar, que tuvo que recuperar posteriormente. Elliot Goldenthal ha aportado un acercamiento intelectual y experimental que se encuentra con dificultad en la música cinematográfica, pero en los últimos años se ha dedicado más a las composiciones para concierto. Su ausencia del cine es un reflejo sintomático de cuál es el camino que ha seguido éste en los últimos años.  

La habitación de al lado - Alberto Iglesias
Quartet Records,  18/10/2024
Duración: 60mns
Premios Goya '25: Nominada
Premios Feroz '25: Nominada

La colaboración entre Pedro Almodóvar (1949, Calzada de Calatrava) y Alberto Iglesias (1955, San Sebastián) ha dado lugar a una de las mejores relaciones director-compositor de la reciente historia del cine, y de alguna forma ha acompañado a la etapa más reflexiva del realizador manchego. Son en total trece largometrajes y dos mediometrajes, desde La flor de mi secreto (1995) hasta esta última colaboración durante treinta años de fidelidad profesional. Aunque también fue nominado al Oscar por Madres paralelas (2022), Alberto Iglesias ha trabajado en otros proyectos que le han hecho finalista como El jardinero fiel (Fernando Meirelles, 2005), Cometas en el cielo (Marc Forster, 2007) y El topo (Tomas Alfredson, 2011), mientras que el cine de Pedro Almodóvar siempre ha estado ligado a su música, casi como una necesidad para terminar de definir a los personajes y sus historias. La aportación de Alberto Iglesias al cine del director también pasa por una diferencia respecto a la conexión entre la banda sonora y las imágenes, en una primera etapa de manera algo separada de los propios diálogos. Pero la aportación de Alberto Iglesias la música se ha vinculado de manera más estrecha a los diálogos, los colores y las emociones. La primera incursión del director en la construcción de una película no hablada en español, ensayada anteriormente en La voz humana (2020) y Extraña forma de vida (2023) reúne a dos actrices sobresalientes como Tilda Swinton y Julianne Moore para abordar de forma directa uno de los temas recurrentes de la última filmografía del realizador, la reflexión sobre la vida y la manera de afrontar la llegada de la muerte. Tratando el tema del suicidio asistido, lo hace transmitiendo cierta sensación de distanciamiento, pero confronta a dos protagonistas cuyas personalidades son muy diferentes, lo que se convierte en uno de los principales motores de la estructura de la banda sonora, desde el tema inicial ("Opening Titles"), que nos introduce en la ciudad de Nueva York mientras las imágenes se enfocan en la librería donde Ingrid (Julianne Moore) firma sus libros. A pesar de la trascendencia del tema, la música es un reflejo de la película como una historia que aporta cierta luminosidad, situándose en un lugar de reflexión que evita ser sombrío. Es una banda sonora que recorre muchas emociones y estados de ánimo, pero siempre con tendencia a esa búsqueda del optimismo. Hay una tonalidad poética que representa a la ciudad de Nueva York, casi en tono melancólico, con predominio de los violine ("Rizzoli") y trompeta ("Kitchen N.Y."), y que se enmarca también en sonoridades de jazz que dan paso a los flashbacks en los que Martha (Tilda Swinton) habla sobre su hija ("The war in my head"), que no le ha perdonado ejercer como madre soltera, y sobre su trabajo como corresponsal de guerra. Hay cierta travesura en la descripción de la relación entre su compañero fotógrafo (Juan Diego Botto) y el activista Bernardo (Raúl Arévalo) ("Sex is the best shield"). La proposición de Martha, enferma terminal de cáncer, a Ingrid para que la acompañe en su intención de acabar con su vida antes de padecer sufrimiento se produce cuando ambas acuden a una proyección de la película Te querré siempre (Roberto Rossellini, 1954) ("Lincoln Center"), e introduce el tema relacionado con la difícil decisión de la segunda (Ingrid doubts"). Alberto Iglesias comentaba en una entrevista que la cadencia de las voces de ambas actrices modula el tono de las música asignada a sus personajes, más suave en Ingrid, y más estable y segura en Martha ("Martha's lesson"), mostrando su determinación, apoyado en instrumentos de viento y el uso de tres violonchelos que le dan prestancia, la dignidad de morir sin sufrir. 

Ambas son mujeres que en cierto modo podrían parecer alejadas del universo de Pedro Almodóvar, pero mantienen una conexión mucho más cercana de lo que parece. Cuando comienza a nevar después de recibir parte de s tratamiento en el hospital ("Pink colored snowflakes") Martha cita el último monólogo de la película Dublineses (Los muertos) (John Huston, 1987): "La nieve cae sobre los vivos y los muertos", que regresa posteriormente cuando ambas están viendo la película en la casa donde ha elegido morir ("Snow is falling upon the living and the dead"). Pero la banda sonora también subraya momentos de duda de Ingrid ("Death in my hands") y el suspense de encontrar la puerta de la habitación abierta o cerrada como señal del desenlace ("Dawn"). La relación de Martha con su pasado es uno de los mejores hallazgos de la película, cuando deja su casa atrás ("Left behind"), marcado por la introducción de los violonchelos, también casi en tono de suspense. Un personaje que solo aparece físicamente en los últimos minutos es su hija Michelle, quien no le ha perdonado haber dejado que su padre Fred (Alex Høgh Andersen) la hubiera abandonado, y que vincula completamente a Martha a través de la utilización del tema principal ("Michelle"). Los dos personajes también se van haciendo cada vez más inseparables, compartiendo el viaje ("Return journey") a la casa que ha elegido Martha para su muerte, completamente desvinculada de su vida, un lugar plácido en medio del bosque, pero sin recuerdos ("The house in the woods"), pero que musicalmente está relacionado con ella, usando el violín y el clarinete como instrumentos solistas. La presencia de Martha es una constante a lo largo de la película, incluso en los momentos en los que está ausente ("Letter to the beyond"), que es una composición compleja en instrumentaciones pero que recoge la esencia de la música de Alberto Iglesias para la película, transmitiendo esa sensación de luminosidad que mencionábamos a través de las sonoridades de los instrumentos de viento como flautas y clarinete, para desembocar en el tema principal. El compositor señala algunas influencias destacadas en su aproximación musical, como la 4ª Sinfonía (1900) de Gustav Mahler o la obra del compositor francés Olivier Messiaen. La propia música es la que empuja a los dos personajes a conectarse emocionalmente en su camino y comprenderse mutuamente ("Music decenters me"), a pesar de las dudas iniciales. La banda sonora de Alberto Iglesias funciona de manera excelente como una definición clara de los personajes, pero también como un impulso hacia el progresivo acercamiento de sus personalidades. Él mismo definía su trabajo para La habitación de al lado (Pedro Almodóvar, 2024) en una entrevista en Radio 3 afirmando que "la música se adhiere a la narración, trata de no revelar ni adelantarse a la trama, siempre es muy instantánea con lo que ocurre. Hasta el punto de poder estar con los diálogos de manera que de ellos se extrae la fuerza del significado y también la musicalidad de la voz". 

Cónclave - 
Volker Bertelmann
Back Lot Music, 25/10/2024 (Digital) / 17/1/2025 (Vinilo)
Duración: 44mns
Critics Choice Awards '25: Nominada
Satellite Awards '25: Nominada
Globos de Oro '25: Nominada
BAFTA Awards '25: Nominada

El compositor Volker Bertelmann (1966, Alemania) es uno de los músicos más inquietos, con una amplia filmografía desde que colaboró con Dustin O'Halloran (1971, Arizona) en la banda sonora de la película Lion (Garth Davis, 2016). Durante el año pasado ha compuesto música para películas como La secta (Jordan Scott, 2024) y El cuervo (Rupert Sanders, 2024), y series como Chacal (Skyhowtime, 2024-), Dune. La profecía (Max, 2024) y El Conde de Montecristo (RAI, 2024). Pero la más destacada ha sido su nueva colaboración con el director Edward Berger, con el que el año pasado consiguió su primer Oscar por su trabajo en Sin novedad en el frente (2022), para el que utilizó un acorde de tres notas como elemento principal sobre el que se sostenía la banda sonora. Entre sus aportaciones peculiares hay que destacar lo que él mismo llama un prepared piano (piano preparado), una técnica que proviene de las innovaciones del músico John Cage, que consiste en introducir elementos externos sobre o entre las cuerdas, para alterar el timbre del instrumento. En sus conciertos, Volker Bertelmann ha introducido objetos como pelotas de ping pong, cuyos rebotes dentro de la caja del piano provocan que tenga que improvisar para acompasarse a los sonidos que surgen. También en sus bandas sonoras, como en El Conde de Montecristo, ha utilizado estos pianos preparados para extraer sonidos diferentes. Cónclave (Edward Berger, 2024) se desarrolla en el interior del Vaticano durante la elección de un nuevo Papa, pero está planteada como un thriller político en el que las intrigas y las alianzas se colocan de parte de los candidatos, contando con un reparto de nombres destacados como Ralph Fiennes, John Lithgow, Stanley Tucci, Lucian Msamati, Sergio Castellito o Isabella Rossellini. Siendo Volker Bertelmann un compositor que no suele realizar la tradicional aproximación a través de los leit motivs que definen a los personajes, lo que aporta su trabajo musical a la película es una atmósfera que subraya el tono de suspense y de enclaustramiento, que está especialmente reflejado en el momento en que la habitación del Papa fallecido es sellada ("Seal the room") y comienzan a llegar las monjas que servirán a los cardenales durante el cónclave ("The arrival") completamente aislado, introduciendo violines rasgados y una tonalidad que se inspira en los thrillers de los años setenta, con temas habitualmente iniciados por notas graves al piano. La música por tanto juega un papel que se sitúa por encima de la narrativa para acompañarla y crear la atmósfera adecuada, no para subrayarla. Utilizando a la London Contemporary Orchestra bajo la dirección de Robert Ames, pero con violines adicionales e instrumentos solistas, resulta curioso que en los créditos finales de la película hay una gran cantidad de músicos que no parecen reflejarse en la sonoridad que finalmente se escucha en la pantalla, lo que se explica porque el primer acercamiento a la banda sonora introducía un grupo de instrumentaciones mayor, pero en la sala de montaje el compositor fue eliminando muchos de ellos, dejando el resultado final en un sonido menos recargado. De hecho el director Edward Berger ha comentado en alguna entrevista que en esta película resultó más complicado encontrar el tono adecuado, incluso más que en Sin novedad en el frente, rechazando muchas propuestas de Volker Bertelmann, y llegando a utilizar temp tracks de la banda sonora de Alexandre Desplat para Reencarnación (Jonathan Glazer, 2004). 

Desde el comienzo, el carácter litúrgico de la reunión de cardenales está descrito a través de un instrumento principal, el órgano de cristal Baschet (Marc Chouarain), un invento de los hermanos François Baschet y Edward Baschet en 1952 del que ya hablamos en nuestra reseña de la banda sonora de Jérôme Rebotier para la película El conde de Montecristo (Matthieu Delaporte, Alexandre de La Patellière, 2024). La especial sonoridad etérea de este órgano está presente en las escenas que reflejan el carácter religioso ("Overture of Conclave") y los encuentros íntimos con la oración ("Prayer", "Evening prayer"), y a veces puede recordar a las sonoridades electrónicas que James Horner introdujo en El nombre de la rosa (Jean-Jacques Annaud, 1986). O en el primer día de votación, en el que se muestra en escena la liturgia repetitiva del acto de votar ("First day") y que en los sucesivos días se irá haciendo progresivamente más oscura ("Second day"), como si el carácter espiritual fuera invadido por las cuerdas que reflejan las intrigas y la confrontación entre poderes más terrenales. A lo largo de la película hay un secreto que afecta a uno de los candidatos que podría acabar con su designación, pero también se establece el enfrentamiento entre las ideas más progresistas y las que pueden suponer un retroceso hacia una iglesia más conservadora. La banda sonora no expresa estrictamente esta confrontación, sino que se mantiene en un plano más externo, solo otorgando más o menos oscuridad a determinadas escenas. En algunos pasajes la sonoridad litúrgica que proporciona el órgano Baschet está acompañada por cuerdas que muestran cierta frustración ("Now that we had hoped"). La película de Edward Berger funciona principalmente porque no se limita a establecer una partida de ajedrez más o menos intrigante, sino que aborda el cónclave como una especie de reflejo de las incertidumbres de nuestra sociedad, esas que nos provocan miedo. La amenaza que suponen algunos ataques terroristas en el exterior es un elemento de distorsión del propio cónclave, como lo es la homilía del padre Lawrence (Ralph Fiennes) en la que menciona la duda como una cualidad positiva para el próximo Papa ("Walk of doubt"), y que se refleja en la música interpretando el tema principal, no por el órgano sino por violín y viola (Karina Buschinger). La composición que desarrolla el voto final ("Innocent") utiliza también las cuerdas como un elemento de liberación, desarrollando el tema principal a través de los violonchelos (Laura Wiek, Daniel Brandl, Moritz Benjamin Kolb) y eliminando las notas de intrigas, hasta desembocar en los créditos finales, una variación del tema litúrgico, ya completamente absorbido por cuerdas triunfantes ("Postlude of Conclave"). Resulta curioso que la idea principal de esta banda sonora es parecida a la de Sin novedad en el frente, y el desarrollo (o la falta de él porque su función es establecer el tono) es similar, pero aquella fue especialmente menospreciada por cierto sector de la crítica, mientras que ésta ha sido más valorada. 

Blitz - 
Hans Zimmer, Nicholas Britell
Milan Records, 1/11/2024
Duración: 36mns

Pueden resultar algo exageradas las declaraciones de Hans Zimmer (1957, Alemania) respecto a que su trabajo para esta película terminó siendo una banda sonora terrorífica y oscura, casi insoportable de escuchar, porque en realidad no es así, al menos tal como se ha editado, pero ni siquiera dentro de la película, donde es cierto que se mantiene un trasfondo de sonoridad electrónica y metálica que consigue transmitir la amenaza constante de los aviones de guerra que bombardean la ciudad de Londres durante los ataques nazis en la 2ª Guerra Mundial. Hay por tanto una cualidad atmosférica que consigue mostrarse a través de lo que podríamos calificar como una mezcla de música y efectos sonoros permanentes, una intimidación invisible que está especialmente reflejada al comienzo de la película ("September 1940"), antes del viaje que realiza el joven George (Elliott Heffernan) cuando su madre Rita (Saoirse Ronan) decide separarse de él para que sea evacuado de una ciudad devastada. Blitz (Steve McQueen, 2024) supone la tercera colaboración del director con Hans Zimmer y la segunda en la que trabaja junto a Nicholas Britell (1980, Nueva York) después de 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013). Pero en este caso ambos se han mantenido separados en cometidos diferentes: mientras el músico alemán se ha encargado de la parte instrumental, el neoyorquino ha compuesto algunas de las canciones que muestran el esplendor de Londres a principios de los años cuarenta, roto por los bombardeos, pero mantenido en parte en el club nocturno del Hotel Ritz, que se convirtió en un lugar de encuentro como pudimos ver en el episodio Ritz (T6E8) de la serie The Crown (Netflix, 2016-2023). Nicholas Britell ha compuesto temas diegéticos como "Winter coat", que está basado en un poema escrito por el padre de Steve McQueen, y que interpreta Saoirse Ronan durante una transmisión de BBC Radio en una visita a la fábrica en la que trabaja, o el más representativo "Brighter days" que en la película se puede escuchar en una versión instrumental al piano interpretado por el padre de Rita, y en su versión cantada, en una escena en el interior de una estación de metro que sirve como refugio antiaéreo. También hay dos temas instrumentales que suenan en uno de los bailes en un club nocturno de la ciudad ("Get jumpin'", "Snake hip swings"), y más de fondo en un momento posterior ("It's time"), que muestran la efervescencia del jazz y el swing en la época. Pero sobre todo destaca una canción importante, "Oh Johnny, Oh Johnny, Oh!" (1917), que escuchamos en el club Café de París, uno de los más populares de Londres, que fue bombardeado en 1941. La secuencia del bombardeo está mostrada (sin mostrarlo realmente) en un excelente plano secuencia, con la cantante Celeste (a la que también podemos escuchar en el tema principal de la serie Chacal (SkyShowtime, 2024-)), interpretando la canción, que era la que estaba sonando cuando se produjo el bombardeo real. Pero también es uno de los pocos momentos en los que la parte diegética está conectada con la música incidental, cuando el esplendor del baile da paso a una panorámica del mismo club destruido tras el bombardeo, mientras suena una versión de la canción en un solo de trompeta lejano (no incluida en el álbum), dando paso al momento en el que Albert (Stephen Graham) y su banda están desvalijando a los muertos. 

Uno de los problemas de la película es que se siente algo dispersa, con dos protagonistas principales, la madre y el hijo, pero con otras ideas que el director ha querido mostrar como reflejo de Londres durante los bombardeos que sin embargo no terminan de tener la coherencia narrativa necesaria. Y ni siquiera la música incidental de Hans Zimmer consigue hilvanar estos diferentes fragmentos, porque se mantiene siempre en un plano superior a las escenas, un poco llevando a cabo su propio camino que conecta con esa amenaza invisible de la que hablamos antes, pero que no termina de fundirse con las imágenes, excepto en algunos pasajes. Hay un tema que tiene cierto aire optimista que suena cuando comienza la aventura de George y un grupo de niños viajando como polizones en un tren hacia Londres ("An adventure for children"), aunque la composición que más destaca es la que muestra la relación entre el vigilante Ife (Benjamin Clémentine) y el joven George, cuando éste le acompaña a hacer su ronda nocturna por las calles ("Doing rounds"), una composición para sintetizador e instrumentos de viento que tiene cierto carácter marcial. El cantante Benjamin Clémentine, que incorpora a este personaje, interpreta también la canción tradicional "Allelujah (Hallelujah)", que se incluye en la banda sonora. La música de Hans Zimmer se sostiene en el piano en los primeros momentos de George en Londres, cuando en una secuencia sin diálogos se encuentra en una galería mirando objetos antiguos, los elementos fundacionales del Imperio Británico ("Loitering is not permitted"). Y se despliega a través de las cuerdas ("Los property not lost children"), para desembocar en el reencuentro entre madre e hijo en medio de la destrucción ("Never let you again"). Hans Zimmer ha contado que su propia madre fue una refugiada en Londres durante los bombardeos, de manera que conecta con su realidad más incluso que otras incursiones en la 2ª Guerra Mundial como Dunquerque (Christopher Nolan, 2017). Para las escenas que se desarrollan en torno a los lugares de refugio, como las estaciones de metro, utiliza violonchelos ("Somewhere to shelter") y violines solistas ("No. 6 Platform"), con sonoridades electrónicas de fondo que parecen imitar los sonidos de las sirenas. Y un tono más industrial con violines que rasgan las cuerdas cuando describe la fábrica de municiones en la que trabaja Rita ("Munitionettes"). El problema de la banda sonora es que realmente no hay conexión entre el trabajo de Nicholas Britell y el Hans Zimmer, igual que no hay demasiada conexión entre los pasajes más Oliver Twist de la historia y las secuencias más desgarradoras sobre los bombardeos. 

Flow, un mundo que salvar - 
Gints Zilbalodis, Rihards Zalupe
Milan Records, 1/11/2024
Duración: 53mns
Annecy '24: Mejor Banda Sonora

Desde su presentación en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes y el Festival de Annecy, donde ganó cuatro premios entre ellos el de Mejor Banda Sonora, Flow, un mundo que salvar (Gints Zilbalodis, 2024) se ha convertido en una de las películas de animación de 2024, muy premiada también por la crítica norteamericana, con un Globo de Oro como Mejor Película de Animación y camino de las nominaciones de los Oscar en dos categorías: tanto animación como película extranjera, representando a Letonia, que supondría la primera vez que un film de este país alcanza una nominación. Entre sus primeros cortometrajes, el director Gints Zilbalodis (1994, Letonia) contó la historia de un gato que tenía miedo al agua en Aqua (2012), que se puede considerar como un precedente de esta película, también protagonizada por un gato que en esta ocasión se enfrenta a una inundación dejando a un lado su habitual espíritu solitario para apoyarse en el sentido de comunidad. Hay un paralelismo con la propia experiencia del director, que realizó su película anterior, Away (Gints Zilbalodis, 2019) prácticamente en solitario, incluida la animación y la banda sonora, pero en este nuevo proyecto ha delegado parte del trabajo en un equipo de animadores y ha compartido la creación de la música con el compositor Rihards Zalupe (1983, Letonia), que ha trabajado en películas como 1906 (Gatis Smits, 2019) y miniseries como Mutiny (TET, 2024), por la que fue nominado a los Hollywood Music in Media Awards (HMMA). En una película que no humaniza a los animales y por tanto se desarrolla sin diálogos, la música podría llegar a estar excesivamente presente, pero incluso en este caso se mantiene en un ámbito discreto, sin llegar a ser intrusiva, porque el foco principal está en los sonidos de la naturaleza y la comunicación gestual y sonora entre los protagonistas. A pesar de ello, la banda sonora está presente a lo largo de la película de una manera relevante, incluso para reforzar algunas capas narrativas que están subyacentes. El trabajo se ha basado en la composición de temas por parte de Gints Zilbalodis, que posteriormente fueron orquestados por Rihards Zalupe e interpretados por la Sinfonietta Riga bajo la dirección de Anete Toća, grabándola en la Reformation Church, una iglesia calvinista del siglo XVIII situada en la capital de Letonia. El tema que se refiere al hogar, una composición juguetona, es el que presenta al protagonista y un entorno que no está habitado por seres humanos, aunque están presentes de manera abstracta a través de una casa y grandes figuras esculpidas que representan animales ("Home"). Las percusiones se hacen más protagonistas en los temas de acción, como la persecución de un grupo de perros ("Dog chase"), que incorpora un clarinete solista (Guntis Kuzma), en una instrumentación que se repite posteriormente cuando el grupo de animales que acaban formando una familia comienzan a pescar ("Fishing") dentro de una corriente que impulsa la vida marina y la presencia de ballenas alrededor de las ciudades abandonadas ("Abandoned city"). La banda sonora crea temas para algunos de los protagonistas, como el tranquilo capibara ("Capybara") o el lemur que acapara objetos de manera compulsiva ("Lemur", "Bananas"), reflejando diferentes aspectos de nuestra sociedad a través de los animales, y apoyándose musicalmente en percusiones de campanas y xilófono que tienen cierto aire a Thomas Newman. 

Entre los temas de acción, hay un desarrollo particularmente interesante en el que suena durante el ataque de unos pájaros ("Birds") y la incorporación al velero en el que viaja esta particular familia de animales de diferentes especies, de una cigüeña que adoptará una posición de liderazgo. Es una composición para orquesta que se apoya principalmente en las percusiones y que también tiene una textura etérea. Flow es una película que habla sobre la familia elegida y el sentido de comunidad y solidaridad para afrontar las dificultades, incluso entre aquellos miembros de especies distintas. Y por tanto es disfrutable desde una perspectiva de entretenimiento que acompaña a un grupo de animales a lo largo de un viaje tras una inundación. Pero la historia también tiene un subtexto que se refiere a ese concepto filosófico sobre la vida como un flujo constante, de manera que hay un paralelismo sonoro, etéreo e intangible entre la llegada de la inundación al principio de la película ("Flow") y una representación mágica y surrealista que se proyecta hacia el cielo boreal ("Flow away"), que se muestra en un último acto mucho más abstracto. De alguna manera, al utilizar una sonoridad parecida cuando se produce la inundación a la posterior secuencia de aliento poético, la música está dotando al resto de de la película de una cualidad metafísica que habla de la vida y la muerte dentro del flujo de las aguas, lo que también se refleja en la escena en la que, tras la bajada de la corriente, una gran ballena se encuentra varada en tierra ("Reflection"), inevitablemente destinada a morir allí. Flow por tanto se plantea como una propuesta más allá de una sencilla y entretenida historia, para adoptar una mirada mucho más profunda y metafórica sobre el transcurrir de la vida.

Here (Aquí) - 
Alan Silvestri
Sony Music, 1/11/2024
Duración: 39mns

El estreno de esta película ha supuesto el 40 aniversario de la colaboración entre el compositor Alan Silvestri (1950, Nueva York) y el director Robert Zemeckis (1952, Chicago), y su película número 20, de manera que en sí misma es todo un acontecimiento. También es un proyecto que enlaza directamente con uno de los mayores éxitos de ambos en el terreno cinematográfico Forrest Gump (Robert Zemeckis, 1994), del que el año pasado se conmemoró el trigésimo aniversario. Y reúne no solo al director y compositor de una película que ha quedado como un referente, sino también al director de fotografía Don Burgess y a su protagonista Tom Hanks. Además, Here (Aquí) (Robert Zemeckis, 2024) reflexiona sobre el paso del tiempo y sobre las vicisitudes de la vida, colocando la cámara en un plano fijo que solo se mueve en una ocasión, para mostrar el espacio ocupado por el salón de una casa familiar, incluso antes de que se construyera, cuando era el hogar de las criaturas prehistóricas y posteriormente de los habitantes de las Primeras Naciones. La película transcurre a lo largo de miles de años desde la misma perspectiva, adoptando cierto carácter experimental que sin embargo tiene más desequilibrios que aciertos, sobre todo con la introducción de elementos de rejuvenecimiento y avejentamiento de los personajes principales, que acaban distrayendo de una historia, por otro lado, bastante simple y demasiado sentimental. Sobre todo se centra en la familia Young, desde que la casa es comprada por Al (Paul Bettany) y Rose (Kelly Reilly) hasta que se convierte también en el hogar de su hijo Richard (Tom Hanks) y la esposa de éste, Margaret (Robin Wright), pero introduce a otros habitantes de la casa, anteriores y posteriores, que en realidad tampoco tienen tramas demasiado interesantes. Hay matrimonios y separaciones, hijos que nacen y padres que mueren, crisis económicas y éxitos profesionales, de manera que se describe el devenir de una familia que de alguna manera trata de ser reconocible como un modelo estándar en el que las alegrías y las ilusiones se alternan con la tristeza y las decepciones. En este sentido, la música de Alan Silvestri aporta sobre todo humanidad, estructurándose en dos temas principales que se refieren al hogar y a la familia, alternando con algunas composiciones de acción para las secuencias que se desarrollan en la prehistoria. El tema de apertura comienza con arpa y piano en una estructura que recuerda al tema principal de Forrest Gump, y que se apoya en el instrumento solista para ser abrazado por las cuerdas ("Opening"), conformándose como el tema dedicado a la familia, que se desarrolla posteriormente con instrumentos de viento como el oboe ("This is here"), desembocando en la orquesta completa de manera espectacular. Pero también se vuelve melancólico y reflexivo ("I think she's going to leave me", "I'm going to sell the house") cuando los protagonistas alcanzan la madurez y el matrimonio sufre una crisis, con la introducción del oboe para dar paso a un piano que comienza a desarrollar el tema de la familia. Y que en otros pasajes se vuelve interrogativo ("Why I am here?"), en un tema de descubrimiento en el momento en que Al y Rose visitan la casa por primera vez y surgen las dudas sobre si es el hogar apropiado. Un tema que enlaza los antepasados con la familia es el que hace referencia a un collar ("Necklace of shells") que suena durante el romance de la tribu Lenni Lenape que vivieron en el lugar donde se encuentra la casa, y un collar familiar ("The necklace"), ambos comenzando con oboe. Los dos temas referidos al hogar y la familia están habitualmente juntos, porque forman parte indisociable el uno del otro, y el primero se puede escuchar más desarrollado cuando se refiere al ciclo vital ("Circle of life").

La banda sonora editada dura solo unos 40 minutos a pesar de que la película tiene una duración de casi dos horas, pero lo cierto es que hay amplios pasajes en los que el paso del tiempo está marcado por canciones, a la manera de Forrest Gump, o simplemente no contienen música. También hay algunas aproximaciones a secuencias de acción que son muy características del estilo de Alan Silvestri, principalmente aquellas que se desarrollan en épocas prehistóricas, durante la huida de los dinosaurios frente a la caída de un meteorito ("Extinction"), con cuerdas y voces corales, o durante la caza de un mamut por los humanos ("Mammoth"), que comienza con una especie de llamada a través de instrumentos de viento y coros. También se incluye en el álbum una composición que hace referencia a una inundación ("The great flood"), que comienza con coros y posteriormente incluye a la orquesta completa desarrollando el tema de acción, pero que parece pertenecer a una secuencia descartada en la película. Uno de los pasajes más emotivos de la banda sonora se encuentra en la escena final en la que Richard y Margaret regresan a la casa, y ella víctima de la demencia, tiene un momento de lucidez recordando una anécdota con su hija Vanessa, mientras la cámara se mueve por primera y única vez ("I love it here"). Haciendo referencia a ese pequeño resquicio de memoria que desemboca en la frase "Me encanta estar aquí", se desarrolla el tema principal para dar un final muy emocionante a la película. La música de Alan Silvestri cumple perfectamente con su cometido dentro de una línea autorreferencial, que se muestra especialmente en los créditos finales ("End Credits"), una de esas espléndidas suites de conclusión, habituales del compositor, que despliega en sus ocho minutos las principales ideas sobre las que se sostiene la banda sonora. 

Disclaimer - 
Finneas O'Connell
Interscope Records,  8/11/2024
Duración: 73mns

Aunque ya cuenta con dos Oscar, por las canciones de Sin tiempo para morir (Cary Joji Fukunaga, 2021) y Barbie (Greta Gerwig, 2023), compartidos con su hermana Billie Elish, el compositor Finneas O'Connell (1997, Los Angeles) apenas tiene experiencia en la composición de música para cine. De hecho, cuando aceptó trabajar para la serie Disclaimer (Apple tv+, 2024), después de conocer al director Alfonso Cuarón durante un concierto en Milán en 2018, se planteó realizar otros trabajos para el cine de forma que adquiriera cierta práctica antes de adentrarse en la composición de una serie de siete episodios. Y así trabajó en las películas The fallout (Megan Park, 2021) y Venganza (B.J. Novak, 2022), que le sirvieron para conocer la forma de acercarse a la música para las imágenes. Alfonso Cuarón vive en Italia con su familia desde hace años, y de hecho, trasladó las escenas del pasado que en el libro original de Renee Knight transcurren en España, concretamente en la playa de Tarifa, al país italiano seguramente por esa razón. El enfoque adoptado por Finneas O'Connell es el de acercarse a los personajes como elementos principales sobre los que apoyar una banda sonora que toma el camino más clásico, con algunas sonoridades que recuerdan a Philip Glass, para interpretar el desarrollo psicológico de los protagonistas. La música refuerza el carácter íntimo de la historia a través de la utilización de un cuarteto de cuerdas, Attacca Quartet, que ha ganado dos premios Emmy por sus colaboraciones con la violinista Caroline Shaw en los álbumes Orange (2019, Nonesuch Records) y Evergreen (2021, Nonesuch Records), y que recientemente ha colaborado con John Patitucci en la banda sonora de la miniserie documental Leonardo da Vinci (PBS, 2024). Por tanto, se puede analizar este trabajo de Finneas O'Connell en bloques dedicados a sus protagonistas: para Catherine (Cate Blanchett), la directora de documentales que ve cómo un hecho ocurrido en el pasado se revela en las páginas de un libro, el compositor dedica un tema delicado, con violonchelo solista ("Catherine"), que adquiere un tono más grave posteriormente, en la escena que transcurre en la playa ("You thought you got away with it"), con la introducción de un violín que parece sonar alejado, como la distancia que separa a la madre de su hijo. Y que está conectado con la sobrecogedora escena en el episodio III (T1E3), en el que la otra madre, Nancy Brigstocke (Leslie Manville), necesita tocar el agua del mar en el que ocurrió la tragedia ("The waves"), en el que se introduce el sonido parecido a un latido. Los episodios intermedios, que  cierran el primer bloque estructural narrativo de la serie, III (T1E3) y IV (T1E4), son los que contienen una presencia más clara de la música. 

El compositor utiliza dos referencias clásicas principales: para algunas de las escenas que transcurren en Italia, Antonio Vivaldi ("Venice gondola ride", "The romance"), con un aire de tono barroco, mientras que para el personaje de Stephen Brigstocke (Kevin Kline), el padre que reclama venganza y que escucha en su casa a Johann Sebastian Bach mientras prepara su plan para arruinar la vida de Catherine, la banda sonora se construye en un tono que convive con esta tonalidad clásica de cierta solemnidad ("Stephen hunting", "Stephen's revenge"), pero también adquiere una pesada carga trágica cuando se refiere a su matrimonio y el duelo permanente ("My wife's favorite cardigan", "The police are here"). El único personaje en el que se introducen sonoridades electrónicas es el de Robert Ravenscroft (Sacha Baron Cohen), que al igual que la cámara que le acompaña, se tambalea y se desequilibra para mostrar la incertidumbre que le provoca descubrir un pasado que conocía de su esposa Catherine ("The husband"). Aunque uno de los principales hallazgos se encuentra en esa especie de referencia a las partituras de compositores como Ennio Morricone o Francis Lai para las escenas más apasionadas entre Catherine y Jonathan (Louis Partridge), que cuentan con la voz de Jillian Lavin ("Where else do you touch her?", "Softly"). Como en la serie, las escenas de amor entre ambos son mostradas desde la perspectiva de la narración del libro (la serie es una mezcla de puntos de vista) y su representación visual y sonora hacen referencia a las películas eróticas italianas de los años setenta, y de alguna manera reflejan la realidad imaginada por Nancy. El último episodio, VII (T1E7) es el que introduce un mayor tono de suspense, y en el que la música está presente de una manera que subraya la tensión, conectada con el pasado ("The hospital") o directamente subrayando la desesperación de la protagonista ("The chase"). En este destacado trabajo de Finneas O'Connell es importante señalar la participación de David Campbell (1948, Canadá), un reconocido arreglista, padre del cantante Beck, que ha trabajado en numerosas películas y se encargó de trasladar las ideas del compositor a la partitura y realizar las orquestaciones.   

La lección de piano - 
Alexandre Desplat
Netflix Music,  15/11/2024
Duración: 55mns

La relación de la familia Washington con el teatro de August Wilson (1945-2005, Pittsburgh) es tan estrecha que el actor Denzel Washington adquirió los derechos de adaptación de las diez obras que escribió con la intención de llevarlas a la pantalla, en un acuerdo con HBO que pretendía estrenar una película por año, y que comenzó con la adaptación al cine de Fences (Denzel Washington, 2016), que el actor dirigió y protagonizó, con la que había obtenido un premio Tony en 2010 por su representación en Broadway. La película le valió el Oscar a la Mejor Actriz de Reparto a Viola Davis, pero el proyecto de adaptar todas las obras quedó sepultado en medio de la transformación del sector audiovisual. Ahora algunos miembros de la familia han regresado al universo de August Wilson, bajo la producción de Netflix, con La lección de piano (Malcolm Washington, 2024), debut en la dirección del hijo de Denzel Washington, que ejerce como productor junto a su hija Katia Washington, y protagonizada por John David Washington, otro de los hijos del actor. Basada en la obra teatral de 1987 (que interpretó Samuel L. Jackson como Boy Willie), la historia trata de una familia dividida entre su doloroso pasado como esclavos en Mississippi y una nueva vida en Pittsburgh durante la década de 1930, con el simbolismo de un viejo piano vertical que lleva las cicatrices de su ascendencia. El piano fue robado a un esclavista llamado Robert Sutter (David Atkinson) cuyas tierras están en venta tras su repentina muerte al caer en un pozo (no está claro si de forma accidental o empujado). Ahora en la casa que la familia Charles ha conseguido crear en Pittsburgh, bajo la protección de Berniece (Danielle Deadwyler), el piano ha quedado como una conexión con el legado familiar, con los rostros de algunos miembros de la familia tallados en la madera. Pero su hermano Boy Willie (John David Washington) quiere venderlo para terminar de reunir el dinero para comprar las tierras que pertenecieron a Robert Sutter, y su llegada a Pittsburgh provocará un conflicto que está envuelto en la presencia de los fantasmas del pasado. Podría parecer que un compositor como Alexandre Desplat (1961, Francia) no es el más lógico para subrayar los problemas de una familia negra en los Estados Unidos de los años treinta, pero la formación musical del ganador del Oscar ha estado muy conectada con el jazz y las sonoridades africanas. Sin embargo, el planteamiento de la banda sonora no es exactamente jazzístico, aunque utiliza instrumentaciones características de ese género para darle una textura de blues, sobre todo en temas que suenan a Elmer Bernstein ("The truck"), que comienza con un piano rotundo, acompañado por percusiones e instrumentos de viento como la flauta y la trompeta con sordina. El director Malcolm Washington admiraba trabajos del compositor en películas como Un profeta (Jacques Audiard, 2009) y El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011), por lo que su elección fue clara desde el principio. La película se inicia con el tema principal ("The piano lesson") mientras se describe en el pasado el robo del piano y el ataque a la casa familiar, introduciendo el tema del legado que suena a través de un coro femenino, que regresará en las escenas finales, y estableciendo una sonoridad de cine negro a través de las cuerdas y la flauta.

Alexandre Desplat ha contado que habló de Quincy Jones con el director, pero que sobre todo quería hacer un homenaje a la etapa de Duke Ellington a finales de los años treinta y principios de los cuarenta, aunque sin establecer referencias directas. Incluso se planteó la posibilidad de no introducir el piano como instrumento principal, que podría ser lo más obvio, aunque su presencia al final es importante, y principalmente ha quedado la idea de que dentro de la casa Berniece se sintiera reacia a sentarse en el piano que su madre le había enseñado a tocar. Como afirma ella, "no toco el piano para no despertar a los fantasmas", y efectivamente en la importante secuencia del final, es el sonido del piano, utilizado como un elemento repetitivo y percutivo, el que establece un punto de conexión con esos fantasmas del pasado ("Help me"), musicalmente representados por las voces femeninas que no son amenazadoras sino que proporcionan cierto aliento, apuntadas por el bajo y el violonchelo eléctrico (Vincent Segal), mientras las cuerdas y los instrumentos de viento aportan el elemento más sobrenatural y terrorífico. La película habla sobre el peso de la tradición y la permanencia de los traumas del pasado, y hay una conexión constante con el legado familiar que representa el piano, con el que Berniece tiene una relación conflictiva que se representa en un motivo de registro alto, ascendente y descendente ("Berniece story"), apuntado por notas de blues con el chelo eléctrico. Este motivo que establece un sentido circular, como si el pasado regresara constantemente, es el mismo que se utiliza en otros momentos de la película en los que se mencionan épocas pretéritas ("Flight over piano""The truck"), pero esta vez en los tonos más bajos y amenazantes. Es muy interesante el uso de esta idea, pero interpretado por el bajo, haciendo referencia a esa camioneta llena de sandías que Boy Willie quiere vender para obtener la otra parte del dinero que necesita ("Selling watermelon"), que sin embargo en la película ha sido sustituido por una canción. Comienza con el motivo ascendente en el bajo, se introduce el piano (Dave Arch, Iain Farrington), y van adhiriéndose instrumentos como el chelo eléctrico en una espléndida sonoridad de blues. También hay algunas decisiones notables del director, como apagar las voces de la discusión más fuerte que tienen Willie Boy y Berniece para que predomine la música de cuerdas y vientos amenazantes ("Flight over piano"), reforzando la presencia sobrenatural de los fantasmas. Hay algunos temas de predominio de los instrumentos de cuerda que son casi pastorales, como cuando se recuerda la plantación en la que familia Charles trabajó como esclavos ("The plantation"), y una hermosa composición romántica con bajo y flauta en el acercamiento entre Lymon (Ray Fisher ) y Berniece ("Lymon flirts"). Se trata por tanto de una banda sonora muy rica en matices e ideas musicales que se revela como uno de los mejores trabajos del compositor Alexandre Desplat en los últimos años, quien curiosamente este año no ha colaborado con el director Jacques Audiard en su última película Emilia Pérez (2024), a pesar de que ambos colaboradores habituales ya discutieron hace años la idea de plantear Un héroe muy discreto (1996) como una ópera. 

Nosferatu - Robin Carolan
Sacred Bones Records, 22/11/2024
Duración: 97mns
HMMA '24: Mejor Banda Sonora de Terror
BAFTA Awards '25: Nominada

El director Robert Eggers (1983, New Hampshire) colaboró con el compositor canadiense Mark Korven en sus dos primeras películas, La bruja (2015) y El faro (2019), pero en parte la dedicación del músico a proyectos más grandes, en 2024 hemos comentado su banda sonora para la película La primera profecía (Arkasha Stevenson, 2024), le llevó hasta su amigo Robin Carolan para poner música a El hombre del Norte (2022), que compuso junto a Sebastian Gainsborough, y desembocar en este proyecto que llevaba acariciando el director desde hace años. Inspirándose en la versión muda de Nosferatu (F.W. Murnau, 1922), pero también con referencias a Nosferatu, vampiro de la noche (Werner Herzog, 1979), como el rodaje de las escenas del interior del castillo en la misma localización, el castillo de Pernštejn, en la región de Moravia, en la República Checa, Robert Eggers ha realizado su particular revisión del mito vampírico aportando un sentido de la puesta en escena y de la atmósfera gótica que se transmite de forma espléndida a través de su banda sonora. Las inspiraciones de Carolan para este trabajo musical han sido variadas, desde las obras de Béla Bartók (1881, Rumanía-1945, Estados Unidos) hasta el grupo de música electrónica e industrial Coil, cuyo nombre hace referencia al concepto de espiral que es muy importante en esta banda sonora
. También se citan películas como Ángeles e insectos (Philip Haas, 1995), con música de Alexander Balanescu, y Eyes wide shut (Stanley Kubrick, 1999), así como el sonido de las películas Hammer, pero sobre todo el tono sobrenatural de las composiciones de Leonid Grabovskiy (1935, Ucrania-) para la película The Eve of Ivan Kupalo (Yuri Ilyenko, 1968), una versión surrealista de un cuento tradicional ucraniano. Con una orquesta de 60 músicos de cuerda, el compositor ha contado también con voces corales e instrumentaciones solistas como un arpista y dos percusionistas, además de trompas y gaitas antiguas interpretadas por Letty Scott, que ya colaboró en la banda sonora de El hombre del Norte. Incluso el percusionista Paul Clarvis ha construido un instrumento expresamente para esta grabación, parecido a una toaca o semantron, formado por una viga larga que es tocada con mazos, y que en los monasterios cristianos del este se tocaba para convocar a los monjes a la oración. Todos estos elementos conforman una banda sonora compleja y profundamente gótica, de sonoridades inquietantes que funcionan perfectamente dentro del contexto de la película, mientras que en el álbum editado, que está compuesto por más de una hora y media de música en su versión digital, puede resultar menos efectiva. El comienzo de la película está marcado por el sonido de una caja de música que introduce uno de los motivos principales de la banda sonora ("Once upon a time"), y cuya sonoridad se cuenta que Robert Eggers y Robin Carolan estuvieron creando de forma meticulosa para que tuviera un sonido particular. La primera aparición del Conde Orlok (Bill Skarsgård) se produce en un sueño de Ellen Hutter (Lily-Rose Depp) cuando es adolescente, que incorpora a través de voces corales distantes la idea de espiral que tiene un carácter hipnótico, y se desarrolla en el siguiente sueño ("Ellen's dream"). Una de las propuestas interesantes que anticipa la descripción sobrenatural del castillo es la aparición de voces susurrantes ("Incantation"), mientras que la despedida de Ellen de su marido Thomas (Nicholas Hoult) introduce un aire romántico usando los violines y desembocando en violonchelos ("Goodbye"). 

El carácter más tenebroso se incorpora en la parte en la que Thomas Hutter se encuentra en Transilvania, con predominio de cuerdas y coros ("The inn/Moroin"), que a veces parecen representar una caída en la oscuridad, y que introduce las sonoridades inquietantes. delos instrumentos de viento antiguos (Letty Scott) que crean una sonoridad tenebrosa ("Shrine"). La conjunción de los efectos de sonido y la música funciona claramente cuando Thomas se introduce en el castillo, con los sonidos ambientales extraídos de la respiración de Orlok, como si se tratara de una extensión del personaje, que tiene asignado un tema oscuro con connotaciones misteriosas y que aparecerá de manera destacada durante el viaje en barco ("Increase thy thunders"), en contraposición con una composición más luminosa que se asigna al profesor Albin Eberhart von Franz (Willem Dafoe), marcando el ritmo con el arpa y usando los violonchelos para desarrollar el tema. Lo que contrasta con una pasaje más romántico para la pareja protagonista, pero que ya tiene la sombra de la sonoridad inquietante de Orlok ("Dreams grow darker"). Conforme la película se desarrolla, va adquiriendo un tono cada vez más siniestro, mostrando cómo la sombra de Nosferatu se va apoderando de la historia. La recreación de la película de W.F. Murnau introduce los conceptos asignados al carácter sobrenatural, primero con voces corales ("Orloks shadow"), después describiendo la obsesión del personaje por Ellen a través de una versión más romántica de su tema a través del arpa y las cuerdas ("The vampyr"), y desembocando en una explosión de maldad cuando éste es rechazado y jura venganza ("The first night"). Esta secuencia introduce musicalmente la confrontación entre la obsesiva mirada de Orlok hacia Ellen y el carácter romántico de la relación entre Ellen y Thomas, terminando en una especie de sonido afligido ("Death, all around us"). El plan de Ellen de sacrificarse a sí misma para destruir a Orlok se describe a través de una composición que mezcla tristeza con cierto aire esperanzador, de liberación ("A priestess of Isis"). La última parte de la banda sonora, más asequible en el álbum y especialmente lograda en su conjunción con la película, comienza con un espléndido tema de acción para percusión y voces corales ("The third night"), para el momento en el que Thomas, Von Franz y Friedrich Harding (Aaron Taylor-Johnson) se introducen en la guarida de Orlok. La voluntad de Ellen se introduce en una composición dinámica ("Her will") que desemboca en la culminación de la escena en la que ella utiliza la seducción de Orlok como una trampa ("Daybreak"), en la composición principal de la banda sonora, trágica y romántica al mismo tiempo. Es un tema sobrecogedor que se construye in crescendo presentado de nuevo la confrontación entre el amor de Ellen y el sentido de posesión de Orlo, cuya tema suena incorporando el instrumento parecido a la toaca, ese sonido de llamada que proporciona, en su referencia a los monasterios que comentábamos antes, una especie de carácter religioso al concepto de sacrificio. Y que posteriormente se extiende en los dos temas con los que se cierra la banda sonora: "Liliacs" y sobre todo "Bound", una especie de versión reducida de "Daybreak". Robin Carolan afronta con éxito su trabajo más complejo para una película hermosa y gótica, en la que funciona de una manera sobresaliente la mezcla de instrumentaciones folclóricas y modernas, pero manteniendo la cadencia de un tono clásico y profundamente romántico. Y consigue incluso situarse al mismo nivel que uno d elos trabajos musicales más recordados para una película, la influyente partitura de Wojciech Kilar (1932, Ucrania-2013, Polonia) para Drácula de Bram Stoker (Francis Ford Coppola, 1992). 

The return - Rachel Portman
 
Sony Classical, 6/12/2024
Duración: 38mns

Recientemente trascendió la noticia de que el próximo proyecto de Christopher Nolan será la adaptación de La Odisea (VII a.C., Ed. Ediciones Sm), atribuida al poeta griego Homero, lo que convierte a esta película en un curioso precedente que ya adapta una parte de este poema sobre el largo regreso de Ulises u Odiseo, desde que acaba la guerra de Troya hasta que vuelve a pisar Ítaca. Pero en este caso no relata la travesía de más de diez años que le llevó regresar, sino que se centra en el momento en que vuelve a la pequeña isla griega de la que partió. A pesar de la victoria en Troya, Odiseo (Ralph Fiennes) no se presenta como un héroe, sino como un hombre harapiento al que toman por mendigo, solo y sin supervivientes de los soldados a los que lideró. Tan avergonzado que incluso oculta su identidad, solo descubierta por la criada Euriclea (Ángela Molina). The return (Uberto Pasolini, 2024) es por tanto una historia de heroicidad perdida, el reflejo de una épica intimista que utiliza los paisajes griegos y el trasfondo de la Necropoli della Banditaccia en Italia para ofrecer una perspectiva reflexiva sobre la condición del héroe. Rachel Portman (1960, Reino Unido), que estuvo casada con el director Uberto Pasolini (1957, Italia), colabora con él por segunda vez en su faceta de realizador con una banda sonora que recoge ese tono íntimo, centrado en los personajes, interpretada por Roma Film Orchestra con instrumentos solistas como la viola, la viola de gamba y el contrafagot que le dan una textura dramática contenida pero precisa, desde el tema principal ("The return"), marcado por los instrumentos de cuerda y una frase musical de contrafagot (Alessandro Verrecchia) que será constante para definir a Odiseo, como una especie de llamada que representa la figura del héroe sin gloria. Cuando relata la derrota que sufrió Troya ("Troy") no lo hace con un tono victorioso, sino describiendo a una ciudad plagada de hambre y desolación: "Troya no podía ser tomada, tenía que ser destruida", mientras suenan unos violonchelos que transmiten tristeza y pesadumbre. Hay una textura más esperanzadora en el momento en que Odiseo siente la tierra de su lugar de origen ("Ithaca"), en una composición para cuerdas que refleja una especie de liberación después de haber pasado diez años viajando para llegar a su destino. Pero la isla también está sometida por un grupo de hombres violentos que además son pretendientes de su esposa Penelope (Juliette Binoche), al considerar que Odiseo ya ha muerto. Ella utiliza la elaboración de un sudario, que va deshaciendo por las noches, como excusa para retenerles mientras sigue esperando a Odiseo ("Penelope at night"), descrita musicalmente a través de la flauta (Carlo Enrico Macalli) en una composición que define el hogar, y que más tarde introduce el arpa (Ketia Katarci) cuando Penelope destruye el telar en el que está tejiendo ("Penelope attacks the cloth"). También es un tema que se proyecta hacia su hijo Telémaco (Charlie Plummer), un joven pusilánime incapaz de ejercer como príncipe en sustitución de su padre, que decide salir de la isla para averiguar si todavía está vivo ("Telemachus sails"). 

La música de Rachel Portman, de la que en 2024 también hemos destacado su trabajo para la miniserie Fuimos los afortunados (Disney+, 2024), refleja de manera excelente la pesadumbre de unos personajes que se dejan llevar por su destino, utilizando instrumentos de viento como la flauta (Carlo Enrico Macalli) y la flauta de agudos (Irene Corgnale), afinada una quinta por encima de la flauta de concierto, que contrastan cuando Odiseo toma la decisión de ir a su palacio, con el riesgo de ser reconocido ("Take me to the Palace"). El funeral de su padre, un hombre que sufrió demencia a causa de la desesperanza de haber perdido a su hijo, está definido a través de una viola de gamba (Diana Andrea Fazzini) que conecta con la tradición familiar ("Funeral"), y que también se introduce cuando se produce otra partida al final de la historia ("I need to go"). Mientras que hay un tono conmovedor en la forma en que la música describe al perro de Odiseo, que le ha estado esperando a las puertas del castillo desde que se marchó ("Argo"), a través de cuerdas suaves y viola (Nico Ciricugno) que reflejan la fidelidad y la ternura. The return, que participa en el Festival de Rotterdam, tiene dificultades para lograr su objetivo de hacer la historia más humana y más realista (se eliminan todas las referencias a los dioses), porque es incapaz de transmitir adecuadamente el dolor de las cicatrices físicas y emocionales de sus personajes, aunque los actores estén totalmente comprometidos y ofrezcan el tipo de interpretación que Ralph Fiennes y Juliette Binoche pueden crear. En este sentido, la música de Rachel Portman es mucho más efectiva en esta descripción del dolor, y también en la contundencia de algunas (pocas) escenas de acción que en la imagen parecen demasiado pobres. La escena de la cacería en la que Odiseo y su hijo Telémaco son perseguidos por el grupo de pretendientes de Penelope ("The hunt") está impulsada sobre todo por un espléndido tema apoyado en violonchelos y violines que tiene la textura de la música más oscura de Howard Shore. Y el momento en el que Odiseo participa en el reto de tensar un arco (su arco), le devuelve a través de la música el espíritu guerrero que había desaparecido ("Stringing the bow"), mientras que cuando se produce la venganza ("Slaughter"), se refleja ya esa frase musical de la llamada del héroe a través del contrafagot, que ahora se representa con más firmeza, pero revelando también el horror de la violencia. Rachel Portman elabora una acogedora composición para el momento en el que las cicatrices físicas de Odiseo y las cicatrices emocionales de Penélope se mezclan, y el tema principal se presenta a través de unos instrumentos de cuerda que abrazan y protegen ("Forgive me"), junto a un hermoso violonchelo solista (Luca Pincini). The return es una banda sonora que se aleja de las sonoridades más conocidas de la compositora británica, y ofrece una cualidad dramática espléndida, reforzando aquello que la película no consigue alcanzar. 

Wicked - John Powell, Stephen Schwartz
Republic Records, 6/12/2024
Duración: 79mns

El trabajo musical de una adaptación tan aparatosa, con dos películas de más de dos horas y media de duración, es tan monumental, que hay que hacer un ejercicio de síntesis para poder abordar toda la obra en su conjunto. Si en otras propuestas han predominado los nombres de actores reconocidos con capacidades vocales limitadas, como en el caso de Los miserables (Tom Hooper, 2012), en este caso se ha elegido a dos estrellas de la canción que permiten hacer brillar los números musicales, pero que quizás en el terreno interpretativo están menos dotadas. Incluso Stephen Schwartz (1948, Nueva York) autor de las canciones originales, ha declarado que éstas se han adaptado a la forma de cantar de Cynthia Erivo y Ariana Grande, cuando el proceso debería ser el contrario, que ellas se adaptaran al estilo de la obra. Pero la película está diseñada para que ambas destaquen, incluso aunque aporten menos personalidad que la que tenían las voces originales, sobre todo en el caso de Idina Menzel en la obra de Broadway. En este caso, dado que las canciones escritas por Stephen Schwartz y el libreto de Winnie Holzman para el musical Wicked (2003) son conocidas, nos centraremos más en el álbum que se ha editado con la música original de John Powell para la primera de las dos películas, que abarca lo que en la obra era solo el primer acto. Si realmente era necesario dedicar cinco horas a la adaptación de esta obra, es una cuestión que habrá que analizar en otro momento. La música instrumental comienza con la introducción de la Universidad Shiz ("Arrival at Shiz University") a través de instrumentos de viento de madera y coro, que se combina con otro tema de introducción del ambiente de la universidad ("Meet the faculty"), para dar paso a una composición optimista ("Our heroes meet"). El destino de la protagonista Elphaba (Cynthia Erivo) se presenta en un delicado tema para instrumentos de viento que identifica a su hermana menor Nessarose (Marissa Bode) ("Nessarose"), que acompaña a la canción "The wizard and I". Pero la referencia a la magia oscura se introduce en una composición para orquesta completa ("Elphaba's power") que suena cuando la protagonista causa estragos en la universidad, que en cierto modo se expande en la siguiente composición tal como aparece en el álbum ("How to Loathe Your Roommate"), y especialmente en el siguiente ("History lesson"), introduciendo voces corales y vientos de metal. Para el príncipe Fiyero (Jonathan Bailey), John Powell se basa en la canción "Dancing through life" para desarrollar una composición que introduce cuerdas juguetonas, para terminar con un final más dinámico que introduce la guitarra eléctrica ("Prince Fiyero of Winkie country"), que da paso a un tema alegre ("The book place"), con batería y orquesta, pero que deriva hacia los instrumentos de viento. El compositor crea una melodía más melancólica a través del piano solista y los coros para mostrar la humillación de Elphaba ("Elphaba at Ozdust"), mientras que las siguientes composiciones ("Sharing secrets", "Look at you") desarrollan la amistad de Elphaba con Galinda (Ariana Grande), que en parte hace referencia a la canción "What is this feeling", que progresivamente irá adquiriendo una mayor importancia en el resto de la banda sonora. destacando la relación entre ambas. En el momento en que los guardias arrestan a Dillamond (Peter Dinklage) porque ya no está permitido que los animales ejerzan como maestros, sustituyéndolo por otro profesor ("Replacement teacher"), hay referencias a la música de Herbert Stothart para la película El mago de Oz (Victor Fleming, King Vidor, 1939), sobre todo en el momento en que los alumnos se quedan dormidos a causa de la magia de Elphaba, que introduce voces corales. 

Las referencias a El mago de Oz son una constante en la película, que se hace más clara cuando Elphaba se dirige a Ciudad Esmeralda ("Train to City Esmeralda"), que introduce al comienzo un violín solista y acaba muy espectacular, con la incorporación de coros y vientos de metal que hacen referencia a la canción "Follow the yellow brick road" de Harold Arlen. John Powell introduce por primera vez el motivo que definirá a los monos voladores en el siguiente tema ("Hall of grandiosity"), que tiene su continuación en el encuentro entre Elphaba y el Mago de Oz (Jeff Goldblum), recogiendo algunos apuntes inocentes de la protagonista cuando conoce a su mayor ídolo ("A wizard's plan"). El largo tema que subraya la secuencia en la que nacen los monos voladores cuando a todos los guardianes de palacio les crecen alas ("Transformation") es una excelente composición que comienza con flautas y cuerdas, para ir derivando hacia una base coral que conecta asimismo con a música de Herbert Stothart para la película de 1939, para acabar desembocando en una composición de acción que John Powell maneja con su calidad habitual, contraponiendo cuerdas con metales ("Money mayhem") con coros masculinos en tono grave, que recuerda a sus composiciones para películas del estilo de Cómo entrenar a tu dragón (Dean DeBlois, Chris Sanders, 2010). La culminación de la música de John Powell, que ha sido estrechamente elaborada con la participación de Stephen Schwartz, lo que permite una cohesión con las canciones especialmente notable, termina con un tema que hace referencia precisamente a algunas de las creaciones más conocidas del musical ("All around Defying gravity"), que es una interesante deconstrucción del tema más popular a través de los coros, para un final que mezcla la música orquestal con la interpretación de Cynthia Erivo, no demasiado convincente en la forma en que atrae "Defying gravity" hacia su estilo personal. De todas formas, el primer acto de Wicked (Jon M. Chu, 2024) termina de manera muy espectacular, con percusiones que dan paso de forma casi marcial al tema principal, lo que está reforzado en una excelente banda sonora que John Powell ha aportado para que la adaptación del musical resulte más cinematográfica. 

Wolf Hall. The mirror and the light - Debbie Wiseman
Silva Screen, 13/12/2024
Duración: 67mns

Han pasado diez años desde que se estrenara la serie Wolf Hall (BBC, 2015), cuya segunda temporada finalmente llegó a la televisión británica en noviembre, para mostrar la última parte de la trayectoria de Thomas Cromwell (Mark Rylance) y su relación con el rey Enrique VIII (Damien Lewis), escrita por Peter Straughan (1968, Reino Unido), quien recientemente ha ganado un Globo de Oro por el guión de la película Cónclave (Edward Berger, 2024). Con casi todo el equipo de la primera temporada de regreso, la compositora Debbie Wiseman (1963, Reino Unido) también vuelve a ser la responsable de la banda sonora de esta segunda parte, Wolf Hall: The mirror and the light (BBC, 2024). Su trabajo para la primera temporada fue tal éxito que el álbum estuvo en el número uno de las listas de música clásica durante varias semanas e incluso dio lugar a una gira de conciertos. En su novena colaboración con el director Peter Kosminsky, este nuevo trabajo de la compositora británica conecta con la música que creó para la serie original, pero al mismo tiempo introduce elementos nuevos que permiten profundizar en el desarrollo de unos personajes que ahora están más lejos de ese cierto ímpetu que tenían al comienzo. Thomas Cromwell es ahora un hombre asentado en palacio, maquinador e intrigante, pero que sigue teniendo el trauma de la traición que pudo cometer contra el cardenal Wolsey (Jonathan Pryce), que se le aparece como una especie de fantasma interior. La primera temporada contó con una banda sonora para un quinteto de cuerdas y corno inglés, con instrumentos solistas como flauta dulce, clavecín, arpa, mandolina, viola, laúd y tiorba (una especie de laúd barroco). Para esta segunda parte, la compositora ha elegido a la formación The Locrian Ensemble of London, un quinteto de cuerdas con sede en Londres, pero mantiene muchas de las instrumentaciones de la primera parte, como cuando suena en el episodio Wreckage (Destrucción) (T2E1) el tema principal ("Another life") con la mandolina y el arpa como instrumentos solistas, y la introducción posteriormente del corno inglés. Pero también se mantienen referencias al tema asignado a Thomas Cromwell para arpa y tiorba ("The mirror and the light"), que da paso a la introducción de la orquesta de cámara con los elementos predominantes en la segunda parte, que muestra a un personaje más atrapado por sus propios fantasmas. Uno de los temas principales es el que hace referencia a la hija ilegítima del cardenal Wolsey, la hermana Dorothea (Hannah Khalique-Brown), a quien Cromwell visita en el episodio Obedience (Obediencia) (T2E2) para proponerle matrimonio como una forma de resarcir su remordimiento por el final de Wolsey, y tratar de protegerla del desmantelamiento de los conventos e iglesias que está llevando a cabo. Una composición que comienza con una voz soprano (Grace Davidson) para reflejar la inocencia de la monja en el convento de Shaftesbury ("Defiance"), acompañada por el laúd, pero que introduce las cuerdas como la presencia que de alguna manera amenaza el carácter inocente del personaje, que se mantiene firme al rechazar las pretensiones de Thomas Cromwell. Aparecen a lo largo de la composición principal el corno inglés que representa al político, pero predomina siempre la voz solista frente al resto de instrumentos. El rechazo de Dorothea provocará un efecto emocional en Thomas Cromwell que le acompaña el resto de los episodios, y la introducción de esta voz soprano aparecerá de manera permanente a lo largo de la banda sonora. 

Pero uno de los temas que mejor definen el carácter cada vez más atormentado de Thomas Cromwell en esta serie es el que suena también a lo largo de la serie ("Man of sorrows"), para quinteto de cuerda, arpa y viola (Philip Dukes), que transmiten cierta melancolía, la del hombre que ha conseguido alcanzar el mayor poder, pero al mismo tiempo experimenta la mayor soledad, y que se proyecta también en su relación con Jane Seymour (Kate Phillips), por la que siente cierto carácter protector ("Broken on the body"), especialmente cuando ella discute algunas decisiones políticas del rey, una actitud que amenaza con situarla en la misma posición en la que acabó Ana Bolena (Claire Foey). Las acciones destructivas de la política de disolución de los monasterios supervisada por Cromwell bajo las órdenes de Enrique VIII se refleja en un oscuro tema para cuerdas, con la introducción de percusiones ("Wreckage"), pero también una sonoridad de voces susurrantes que de alguna manera atormentan al protagonista. En el episodio Defiance (Desafío) (T2E3), el nacimiento del nieto de Cromwell se refleja mediante un tema para flauta ("Killing vein"), para introducir posteriormente el clavecín como descripción del entorno familiar de Thomas Cromwell. Pero el tema del hombre solitario y atormentado regresa en su relación con un personaje que se introduce en el episodio Jenneke (T2E4), y que le relaciona con su pasado en Italia, cuando acude a palacio su hija ilegítima, Jenneke (Ellie de Lange), que tiene la intención de conocer a su padre ("Salvage"). El fracaso del rey Enrique VIII con su nueva esposa se establece a través de la recuperación de una composición para la temporada anterior ("Still I love him") que conecta los fracasos continuos de los matrimonios del monarca inglés. Pero la progresiva pérdida de confianza del rey respecto a Thomas Cromwell y las conspiraciones de palacio le llevan a ser finalmente desafiado, lo que musicalmente se describe a través de la introducción de instrumentaciones más agresivas como la viola medieval (Charlie Brown) y las percusiones ("Betrayal", "The five wounds") que transmiten la sensación de amenaza, incluso con la reaparición de la voz soprano, pero adquiriendo un carácter más fantasmal: "He sido superado por el fantasma del cardenal", dice Thomas Cromwell en Mirror (Espejo) (T2E5). El tema principal se reproduce, pero en un tono menor ("Forgiveness"), reflejando el final de una vida atormentada donde permanece el fracaso de alcanzar el perdón por su traición, mientras en los últimos momentos de su vida resuena la voz que conecta con el remordimiento ("Defiance"). El álbum de la banda sonora de Debbie Wiseman para Wolf Hall. The mirror and the light cierra con una suite de los temas principales de la serie ("Wolf Hall suite"), otro espléndido ejercicio introspectivo que utiliza instrumentaciones barrocas en algunos momentos, pero para construir un acercamiento más contemporáneo a la psicología de los personajes.  


Blitz y Disclaimer se pueden ver en Apple tv+.
La lección de piano se puede ver en Netflix.

Flow, un mundo que salvar se estrena en cines el 24 de enero.
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Películas mencionadas:

Rivales y The Glorias se pueden ver en Prime Video.
Batman forever, Batman y Robin, Dunkerque y The fallout se pueden ver en Max. 
Entrevista con el vampiro se puede ver en Filmin, Max y Tivify. 
Heat y Alien 3 se pueden ver en Disney+. 
La flor de mi secretoEyes wide shut se pueden ver en Movistar Plus+ y Netflix. 
El jardinero fiel y Sin novedad en el frente se pueden ver en Netflix.
Cometas en el cielo se puede ver en Prime Video. 
El topo se puede ver en FlixOlé, Movistar Plus+ y Prime Video. 
La voz humanaExtraña forma de vida y Drácula de Bram Stoker se pueden ver en Movistar Plus+.
Te querré siempre, DublinesesEl árbol de la vida y Un héroe muy discreto se pueden ver en Filmin. 
Reencarnación se puede ver en Filmin y Movistar Plus+.
El nombre de la rosa se puede ver en Acontra+, Filmin, Netflix, Prime Video y Runtime.
12 años de esclavitud se puede ver en FlixOlé y Movistar Plus+.
Forrest Gump y Los miserables se pueden ver en Movistar Plus+ y SkyShowtime. 
Barbie se puede ver en Max y Netflix. 
Un profeta se puede ver en Acontra+.
La bruja se puede ver en Netflix y SkyShowtime.
Nosferatu (1922) se puede ver en Culpix, JustWatchtv, Mubi, Plex y Pluto tv.
Nosferatu, vampiro de la noche se puede ver en Mubi y Prime Video. 
El mago de Oz se puede ver en Max y Tivify. 
Cómo entrenar a tu dragón se puede ver en SkyShowtime.

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