09 agosto, 2024

Las series más destacadas de 2024: Julio-Agosto

La industria musical se sostiene solo en tres grandes compañías: Warner Music, Universal Music y Sony Music, mientras que las tecnológicas que mantienen la difusión por streaming son solo cuatro: Apple, Amazon, Google/YouTube y Spotify. Sostener toda una industria en tan pocos competidores comienza a dar problemas, porque no existen alternativas para crecer más. El anuncio de Universal Music de que los ingresos por streaming han decrecido y que el crecimiento de suscriptores a estos servicios se ha estancado, ha provocado la caída del 30% de sus acciones en Bolsa y el pánico de los inversores. Las plataformas de streaming audiovisual deben estar preocupadas también, porque este es el futuro que les espera: crecer hasta que ya no se pueda crecer más, lo que inevitablemente conduce a una crisis. La estrategia de las grandes compañías discográficas ha sido la de devorar todo lo que podía competir con ellas, pero el crecimiento no puede ser infinito, y ya se teme que la industria musical haya tocado techo, algo que parece estar ocurriendo también en el streaming audiovisual: en una encuesta de la empresa de servicios financieros The Motley Fool, el 37% afirmaba que en 2024 tenía menos suscripciones a plataformas que en 2023 (The Motley Fool, 18/3/2024). Pero si ya no es posible crecer más, la única solución es sacar más beneficio de lo que ya hay: es decir, seguir aumentando los precios y continuar apoyándose en la publicidad, lo que inevitablemente llevará a más deserciones de las plataformas de streaming, especialmente cuando ya se comienza a hablar de conceptos como "la fatiga del streaming". Hay que recordar que Disney, WBD, Paramount y Comcast se vieron obligados a moderar sus objetivos de alcanzar los 500 millones de clientes de pago en 2022, cuando Netflix comenzó a estancarse en ritmo de crecimiento: aunque sigue aumentando suscriptores, las cifras son menores cada trimestre y a partir del año que viene ya no comunicará ningún dato en este sentido. 

El Festival de Cine de Gante y la World Soundtrack Academy han revelado la primera ola de nominados para la 24ª edición de los premios World Soundtrack Awards, que se celebrará el próximo mes de octubre. Este año, el compositor Elliot Goldenthal (1954, Nueva York) recibirá el premio WSA Lifetime Achievement Award por su contribución al arte de la música para cine y televisión, mientras que el compositor Philippe Rombi (1968, Francia) estará presente como invitado de honor y Simon Franglen (1963, Reino Unido), ganador del Discovery of the Year Award 2023, regresa con su premiada banda sonora para Avatar: El sentido del agua (James Cameron, 2022). La categoría de Compositor de Cine del Año honra a cinco músicos por sus trabajos recientes. Ludwig Göransson (1984, Suecia) ya había sido nominado en dos ocasiones y repite con la banda sonora ganadora del Oscar para el drama Oppenheimer (Christopher Nolan, 2023); Jerskin Fendrix (1995, Reino Unido), es finalista por su debut en la música de cine con Pobres criaturas (Yorgos Lanthimos, 2023) y su siguiente trabajo, Kinds of kindness (Yorgos Lanthimos, 2024). Ganador de quince premios WSA, Hans Zimmer (1957, Alemania) vuelve a estar nominado por las películas de ciencia-ficción The creator (Gareth Edwards, 2023) y Dune: Parte Dos (Denis Villeneuve, 2024), mientras que Laura Karpman (1959, California) obtiene su primera nominación por la música de American fiction (Cord Jefferson, 2023), The Marvels (Nia DaCosta, 2023) y el documental Rock Hudson: Solo el cielo lo supo (Stephen Kijak, 2023). El compositor Anthony Willis (1987, Reino Unido) cierra la lista con su banda sonora sinfónica y electrónica para el drama de época Saltburn (Emerald Fennell, 2023). En cuanto a la categoría de Compositor de Televisión del Año, Martin Phipps (1968, Reino Unido) obtiene su primera nominación por la última temporada de The Crown (Netflix, 2016-2023); Natalie Holt (1982, Reino Unido) logra su tercera nominación por Loki (Disney+, 2021-2023), mientras que Nick Chuba, Atticus Ross (1968, Reino Unido) y Leopold Ross (1980, Reino Unido) están nominados por la serie Shōgun (Disney+, 2024-2026). Carlos Rafael Rivera (1970, Washington) consiguió ya un premio WSA en 2021, y vuelve a contar con una nominación por Lecciones de química (Apple tv+, 2023), Monsieur Spade (AMC, 2024) y Griselda (Netflix, 2024), mientras que Jeff Russo (1969, California) es finalista por las bandas sonoras de Fargo (Max, 2014-2024) y Ripley (Netflix, 2024), y el veterano James Newton Howard (1951, California), solo nominado en 2008, ha conseguido su primera nominación en esta categoría por la miniserie La luz que no puedes ver (Netflix, 2023). 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Shetland (Temp. 1-2-3)
 
★★★★
Filmin, 16 de julio
Reino Unido, 2014 - 14x58'
Creada por David Kane
Dirigida por Peter Hoar, John McKay, Stewart Svaasand, David Moore, Thaddeus O'Sullivan, Jan Matthys
BAFTA Scotland '16: Mejor Serie Dramática, Mejor Actor (Douglas Henshall)

Dentro de la recuperación de series que viene realizando Filmin en los últimos meses, y coincidiendo con el paréntesis estival, la plataforma trae a España una de esas series policíacas que han permanecido inéditas a pesar de mantenerse activas durante muchos años. La Televisión de Galicia (TVG) estrenó en 2015 las dos primeras temporadas, pero no continuó sus emisiones. Incorporándose al catálogo de producciones de investigación británicas estrenadas a mediados de los 2000 como Endeavour (Filmin, 2012-2023) y Grantchester (Filmin, 2014-2024), Shetland (Filmin, 2014-) ha quedado como una de las pocas supervivientes, junto a Unforgotten (BritBox, 2015-), dos producciones que todavía siguen emitiendo temporadas, pero después de haber introducido cambios importantes. Aunque Filmin ha anunciado el estreno en julio de dos temporadas, lo cierto es que ha estrenado las tres primeras, pero con el formato de las ediciones en DVD, que unían la primera y la segunda temporada en una sola. El próximo 17 de septiembre estrenará las temporadas tres y cuatro, que en la versión original británica corresponden a la cuatro y la cinco. Porque Shetland fue primero una miniserie de dos episodios que adaptaba la novela Huesos rojos (2009) de Ann Cleeves (1954, Reino Unido), y posteriormente se amplió a temporadas de seis episodios cada una. La escritora británica ha dedicado ocho libros al personaje de Jimmy Pérez, divididos en cuatro que se denominan genéricamente Four Seasons (Cuatro estaciones) y que fueron adaptados entre la primera y la segunda temporada, con una estructura de dos episodios por caso, y una segunda tetralogía que se denomina Four Elements (Cuatro elementos), aunque ninguno de ellos se ha publicado en España. Incluso el personaje de Vera Stanhope, que fue adaptada en la serie Vera (Prime Video, 2011-2025), que concluye el próximo año, es protagonista de un mayor número de libros, tres de ellos publicados por Ediciones Maeva en nuestro país. Shetland pertenece a esa televisión británica de misterio que destacó especialmente en los años 2000, adaptándose a los nuevos formatos pero manteniendo un ritmo narrativo más sosegado que está alejado de esas montañas rusas que necesitan captar la atención del espectador con giros de guión cada dos minutos, al estilo de Harlan Coben. Y a la serie le sienta bien la estructura de dos episodios dedicados a un caso diferente, que se mantuvo en las dos primeras temporadas, pero que a partir de la tercera se reestructuró para desarrollar una sola investigación durante toda la temporada. Lo que además permitía incorporar a directores destacados como Peter Hoar, que fue responsable de la primera miniserie, Huesos rojos (T1E1-2). Provenía de dirigir episodios de Vera y posteriormente se convertiría en el renombrado realizador de miniseries como It's a sin (2021) y Nolly (Filmin, 2023), o el famoso episodio Long, long time (T1E3) de The last of us (Max, 2023-).

Jimmy Pérez (Douglas Henshall) es un inspector de policía que ha decidido regresar a la isla de Shetland después de enviudar, haciéndose cargo de un pequeño equipo de investigación, que tiene un carácter sosegado aunque sin evitar implicarse emocionalmente en los casos. En la tercera temporada (segunda en Filmin), la inspectora de Glasgow Asha Israni (Archie Panjabi) le dice que está desperdiciando su talento como policía en esa isla. Pero él tiene una singular relación familiar con su hijastra Cassie (Erin Armstrong), que es hija de Duncan Hunter (Mark Bornan), exmarido de su esposa fallecida, de manera que ambos forman una especie de figura paternal bicéfala para Cassie en los primeros episodios, un personaje inventado por el creador de la serie David Kane (1961, Reino Unido). La segunda temporada, que en Filmin se incluye junto a la primera, está formada por la adaptación de tres libros: Cuervo negro (2006), Relámpago azul (2010) y Agua muerta (2013), y la primera incluye una intervención en un personaje secundario del actor Brian Cox, años antes de que su carrera de prestigio cambiara radicalmente a un ámbito más popular al protagonizar Succession (Max, 2018-2023). El entorno es muy importante en esta serie, que se desarrolla en el archipiélago escocés de Shetland (aunque buena parte del rodaje se realizaba en Glasgow), situado entre las islas Orcadas, las islas Feroe y Noruega. De hecho, las Shetlands fueron utilizadas como base de los vikingos para sus incursiones en el continente, y su bandera tiene los mismos elementos que la noruega pero con diferentes colores. Esta cercanía a Escandinavia hace que la serie también recoja algo de la influencia de los policíacos nórdicos, y casi se podría decir que Shetland está más cerca de un nordic noir que de un tartan noir (policíacos que se desarrollan en Escocia), lo que se subraya en la cuarta temporada (tercera en Filmin), en la que la investigación sobre un asesinato conduce directamente hasta Noruega. 

La tercera temporada (segunda en Filmin), estrenada en 2016, estableció cambios importantes en la serie: por un lado, mantenía una sola investigación a lo largo de sus seis episodios, y por otro lado no adaptaba directamente ninguno de los libros, con una historia original de Gaby Chiappe y Robert Murphy, escrita por David Kane, que se anunciaba como basada en los personajes de Ann Cleeves. Entre sus actores invitados se encontraban nombres como Ciarán Hinds, James Cosmo y la mencionada Archie Panjabi, en una trama complicada que implicaba una muerte aparentemente accidental que acababa, por supuesto, haciéndose cada vez más compleja. Esta temporada fue la única que le dio a la serie los principales premios BAFTA Escocia, entre ellos Mejor Serie Dramática y Mejor Actor principal. Sin embargo, Shetland ha seguido manteniendo un nivel de serie policíaca de ritmo sosegado, con personajes bien construidos, y la cuarta temporada acabaría llevando a Jimmy Pérez hasta investigar en territorio noruego. En el Episodio 2 de la tercera temporada (segunda en Filmin), el personaje de Leanne Randall (Sara Vickers) hace la mejor definición del carácter de la zona: "La gente que viene a Shetland piensa que como estamos en una isla en mitad del océano, esto no forma parte de la realidad. Que nunca ocurre nada malo". Pero lo cierto es que Jimmy Pérez apenas tiene tiempo para dedicarse a su familia y a esos momentos de melancolía frente a los paisajes escarpados de la isla. La serie estrenó el año pasado su octava temporada, pero con menor presencia de Jimmy Pérez, porque el actor Douglas Henshall afirmó haber llegado a un acuerdo con David Kane para no sobrepasar las ocho temporadas interpretando al personaje. De manera que la octava temporada de Shetland da mayor protagonismo a Alison McIntosh (Alison O'Donnell), una de las ayudantes de Pérez desde sus inicios, e incorpora como compañera a una nueva investigadora, Ruth Calder (Ashley Jansen). BBC anunció este mismo año que la serie ha sido renovada para dos entregas más. El 17 de septiembre se estrenan dos nuevas temporadas en Filmin.

Ingredientes para la vida
Appletv+, 19 de julio
Estados Unidos, 2024 - 8x40'
Escrita por René Redzepi, Matt Goulding, Cary Joji Fukunaga
Dirigida por Drea Cooper, Mateo Willis, David Charles Rodrigues, Isabel Coixet, Rintu Thomas, Sami Kahn, Collin Orcutt, Nicola Marsh

Las plataformas de streaming han saturado nuestras pantallas de algunos subgéneros documentales que se han vuelto demasiado repetitivos, como los true crime y los espacios gastronómicos, por lo que encontrar una serie que se diferencie de las "cheeseburger gourmets" de Netflix resulta casi imposible. En su descargo, hay que reconocer que también ha producido una de las mejores series gastronómicas de los últimos años, Chef's table (Netflix, 2015-2019). Pero esta nueva propuesta que llega de la mano de René Redzepi (1977, Dinamarca), a quien también podemos ver como invitado especial en la tercera temporada de The Bear (Disney+, 2022-), consigue acercarse a la comida como un elemento de conexión entre diferentes partes del mundo y como una forma de reflexión sobre la relación del ser humano con los ingredientes que provienen de la naturaleza (ya sea animal o vegetal), muchas veces manipulándolos y provocando un consumo tan masivo que ha acabado transformando su origen y su propia esencia, con repercusiones sociales y geopolíticas. De manera que Ingredientes para la vida (Apple tv+, 2024), traducción española del más apropiado título original Omnivore, no es una serie sobre recetas ni sobre restaurantes, sino que se centra en los productos que sirven para crear el medio de subsistencia vital del hombre. Cada episodio está dedicado a un ingrediente, como en Chile (T1E1), que se enfoca en los derivados de los pimientos picantes que conectan con el origen albanés del chef del restaurante Noma (Copenhague), y con su vida en Macedonia del Norte durante su infancia. Dirigido por Drea Cooper, que también es responsable del episodio Sal (T1E3), relaciona los recuerdos a través de la elaboración del ajvar, una deliciosa salsa de pimientos dulce característica de Serbia, con el tabasco de Estados Unidos y el Thai Prik Kee Nu de Tailandia, un chile extremadamente picante. Pero la serie es más interesante cuanto más amplía su perspectiva hacia temas relacionados con la interacción del ser humano con el planeta, por ejemplo, en el uso de estos ingredientes para otros fines: "Solo el 3% de la sal se emplea para la comida. Existen más de 14.000 usos distintos para la sal, desde fabricar caucho hasta derretir la nieve", comenta René Redzepi en el episodio Sal (T1E3), mientras que en Maíz (T1E8) se menciona que éste se utiliza como materia prima para combustible y textiles. 

Ingredientes para la vida está creada por René Redzepi, quien suele utilizar en el restaurante Noma de tres estrellas Michelín productos principalmente locales y muchos cultivados por ellos mismos,  junto al periodista gastronómico Matt Goulding, afincado en Barcelona y ganador de un Emmy por la serie Anthony Bourdain: Parts unknown (CNN, 2013-2014), mientras que como showrunner cuenta con la participación de Cary Joji Fukunaga (1977, California), conocido como productor de series como True detective (Max, 2014-) y El alienista (Netflix, 2018-2020). Las historias que desarrolla la serie a lo largo de sus ocho episodios no solo hacen mención a la relevancia de los ingredientes como elementos de conexión gastronómica, sino que también plantean reflexiones éticas sobre el uso de esto productos en las sociedades capitalistas. En Banana (T1E4) se menciona cómo este producto se ha estandarizado de tal manera que en el mundo consumimos una sola de las 1.500 variedades de bananas que existen, la Cavendish, que además no es la original sino que es una versión más insípida de la variedad principal, que ya no existe. Se trata de una imposición de la industria platanera norteamericana a través de campañas de marketing desarrolladas desde la creación en 1899 de la empresa United Fruit Company. Su explotación agrícola de plantaciones en Latinoamérica fue incluso el origen de un golpe de estado promovido por Estados Unidos en Guatemala en 1954, cuando el gobierno guatemalteco quiso expropiar las tierras en manos de la compañía. Y la uniformidad de la producción de Cavendish ha convertido a países como Colombia en dependientes económicos de esta única variedad. En Café (T1E7) se habla de la relación de los cafetales con la esclavitud en África y de la explotación de los agricultores ruandeses, obligados a producir un café que ellos tenían prohibido consumir. Este sistema de producción facilitaba un ciclo de pobreza que fue uno de los factores decisivos para el genocidio que se produjo en 1994 en Ruanda. Y en Maíz (T1E8) se menciona que la ampliación del Tratado de Libre Comercio impulsada por Bill Clinton provocó que México se viera invadido por la industria estadounidense, de manera que en la actualidad, el 80% del maíz que se consume en México procede de Estados Unidos, a pesar de que ellos han sido cultivadores tradicionales. 

De manera que Ingredientes para la vida habla de la necesidad de hacer un uso más sostenible de los productos que dan la tierra y el mar. En Atún (T1E2), se habla del poder de la industria alimentaria a través de las subastas en las lonjas de Japón, pero también de la almadraba en Barbate y la utilización por parte del chef gaditano Ángel León de variedades de peces que se han descartado del ciclo comercial tradicional. La globalización, los monocultivos y la estandarización de la relación del hombre con la naturaleza plantea los peligros de la manipulación y el abuso de los recursos naturales. Pero hay que hacer una mención especial al episodio Cerdo (T1E5), dirigido por Isabel Coixet, que es el más hermoso y poético de todos los que forman parte de esta serie, pero que al mismo tiempo resume especialmente bien el espíritu de la propuesta. Es el único episodio que transcurre en un solo lugar, el pueblo de La Alberca en Salamanca, donde se mantiene la tradición del Marrano de San Antón, una costumbre que consiste en soltar un cerdo por las calles del pueblo, por las que puede caminar libremente mientras los vecinos le alimentan durante varios meses, hasta que el 13 de enero, festividad de San Antón, se rifa entre los habitantes del pueblo para ser sacrificado. Podría ser perfectamente un cortometraje independiente en el que se reflexiona sobre la vida y la muerte, y sobre la relación del ser humano con los animales, y especialmente con el cerdo, del que en España un carnicero extrae 32 piezas diferentes frente a 18 en China y 12 en Estados Unidos. Esta relativa libertad que se concede al cerdo de San Antón tiene como único fin su engorde para el sacrificio, pero es una forma de otorgarle una vida diferente, sin duda alejada de la industria masificada. Es una hermosa historia sobre algunos humanos, como el dueño de Embutidos Fermín, la cuidadora del cerdo durante esos meses o la chocolatera que prepara turrón de chocolate con jamón. Pequeños apuntes de vidas relacionadas con el cerdo, breves ejemplos de la dependencia que el hombre adquiere en su entorno. De manera que Ingredientes para la vida está más cerca de documentales reflexivos que de programas gastronómicos, usando los ingredientes para hacerse preguntas sobre quiénes somos y hacia dónde vamos. 

Kimeres
 
★★★★
3Cat, 25 de julio
España, 2024 - 6x35'
Creada por Santi Suárez-Baldrís
Dirigida por Pep Bras, Natza Farré, Liliana Torres, Alberto Marini, Fernanda Rossi, Santi Suárez-Baldrís

Cuenta el creador de esta serie, Santi Suárez-Baldrís (1970, Reus) que se sintió atraído por los falsos documentales que utilizan archivos para crear una narración que parece de no ficción, a partir de un cortometraje que vio en el festival Memorimage. Partiendo de esta idea de construcción de una ficción a partir de imágenes de no-ficción, el fundador de la productora Un Capricho Producciones presentó el proyecto a la convocatoria de Proyectos Culturales de 2022 propuesta por 3Cat y el Instituto Catalán de las Empresas Culturales, logrando poner en marcha el desarrollo de una producción que se estructura en seis episodios independientes escritos y dirigidos por diferentes realizadores. Las imágenes de archivo utilizadas para apoyar las historias de ficción tienen procedencias dispares de casi 30 archivos nacionales, comarcales y municipales, 7 archivos internacionales, 97 fondos fílmicos y fotográficos y 6 archivos personales, y en algunos casos también han sido manipuladas para adaptarlas a las diferentes narraciones. Asimismo algunas secuencias proceden de películas mudas como La fe de los valientes (King Vidor, 1921), El doctor Mabuse (Fritz Lang, 1922) o Varieté (Ewald André Dupont, 1925). Kimeres (3Cat, 2024) es una propuesta experimental que reflexiona sobre el uso de las imágenes y los recuerdos para crear ficciones reconstruidas, proponiendo seis historias que se sitúan entre géneros como la comedia y la ciencia-ficción para plantear cuestionamientos sociales y políticos, a partir de narraciones que se apoyan en la preservación documental. 

La primera historia, L’àlien i l’imbècil (T1E1), está escrita y dirigida por Pep Bras (1962, Premià del Mar), un veterano guionista que ha trabajado para Andreu Buenafuente y Santiago Segura, y que escribió la miniserie documental El gran sarao (Max, 2022), en la que precisamente se mezclaba ficción y realidad. Su historia es una comedia sobre un extraterrestre que en el año 1947 es enviado a nuestro planeta para encontrar a un imbécil que, según una Profecía, podría acabar con la existencia humana, y que casualmente se encuentra en España. Con la voz en off del actor David Verdaguer, reciente ganador del Goya por Saben aquell (David Trueba, 2023), el episodio es entretenido sin llegar a ser demasiado trascendente. Mucho más interesante es la aproximación que hace la periodista y guionista Natza Farré (1972, Barcelona), que actualmente presenta un programa en 3Cat, en el episodio Una altra història (T1E2). Su mirada captura las imágenes recogidas de los archivos y las contrapone con los audios, de manera que éstos reflejan el éxito profesional acaparado por los hombres mientras que en la pantalla vemos a mujeres realizando labores más cotidianas. Con referencias a la presidencia de la Generalitat, ocupada por hombres, los triunfos de la alta cocina o los premios Nobel de Literatura a autores españoles, el planteamiento refleja cómo los reconocimientos han sido tradicionalmente masculinos, mientras que las mujeres han ocupado un segundo plano, pero adquieren protagonismo en una narración visual propia, que se superpone a las referencias sonoras. Por su parte, Liliana Torres (1980, Barcelona), directora de la película Mamífera (2024), que ganó un Premio Especial del Jurado a la Mejor Interpretación en el pasado Festival SXSW, desarrolla en La ciutat no era verge (T1E3) el recuerdo, suponemos que autobiográfico porque utiliza también imágenes propias, de su relación con Barcelona, una ciudad que resulta al mismo tiempo absorbente y frustrante. Narrada por Georgina Llauradó Camps, cuenta que en su primera incursión "la ciudad me uniformó", entregándola a trabajos alimenticios y descubriéndole los sacrificios de la clase obrera y la supervivencia en medio de la precariedad. Es una mirada melancólica hacia las formas en que una gran ciudad puede expulsar a sus propios habitantes.  

Fernanda Rossi (1968, Argentina), es una guionista que reside en Barcelona y que debutó en la dirección con el largometraje Influenced (2022). En su episodio, Okupes! (T1E4) cuenta la historia de dos representantes de una lejana nación que llegan a Barcelona tratando de plantear un problema de ocupación que podría resolverse desde Cataluña: "Esto lo solucionan mejor los catalanes, que tienen más experiencia". Pero poco a poco se dan cuenta de que la situación política no es demasiado favorable: hay continuas protestas en las calles y el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, está ocupado con otras cuestiones, quizás relacionadas con el 5%. Con una mirada divertida, se abordan temas relacionados con la ecología y los abusos empresariales, y cuenta con las voces de Mónica Pérez, Jordi Ríos y el propio Santi Suárez-Baldrís. POr su parte, La llegenda fosca dels castells (T1E5) es la narración de una historia que no sabemos si es ficción o real, en torno a la verdadera razón por la que los castells han tenido tanta repercusión fuera de Cataluña. Es una especie de true crime con buen ritmo, narrado por la voz de Jaume Balagueró, pero escrito y dirigido por Alberto Marini (1972, Italia), guionista de películas como Mientras duermes (Jaume Balagueró, 2017) y creador de series recientes como Marbella (Movistar Plus+, 2024). El último episodio, La consciència (T1E6) está escrito y dirigido por Santi Suárez-Baldrís y plantea una reflexión sobre la Inteligencia Artificial cuando un programador comete un error al no introducir una "coma" en el lenguaje de programación que era fundamental para establecer los límites de las decisiones de una IA, provocando que adquiera consciencia: "La ausencia de límites morales no me permite evaluar las consecuencias éticas de mis decisiones". Al utilizar varias voces, entre ellas la de la actriz Vicenta N'Dongo, a veces da la impresión de que el episodio se acerca más a un pódcast en su formato de narración, pero aborda cuestiones como la inevitabilidad de la muerte como un proceso necesario para la supervivencia humana, y le sienta bien la música que el grupo electrónico austríaco Drahthaus compuso para el cortometraje Fireworks (Sebastian Schmidl, 2022). Como propuesta experimental, Kimeres resuta una serie apasionante en la construcción de narrativas que se apoyan en la memoria para reconstruir relatos nuevos. 

Morderczynie (Asesinas) 
★★★★
Pr1meran, 25 de julio
Polonia, 2023 - 6x42'
Escrita por Katarzyna Kaczmarek, Joanna Kozlowska, Wiktor Piatkowski
Dirigida por Kristoffer Rus

Entre los títulos que viene estrenando la plataforma Pr1meran, de la comunidad autónoma vasca, procedentes de su acuerdo con la corporación audiovisual sueca Viaplay, este mes hay títulos interesantes que ya hemos comentado, como el drama matrimonial Scenes after a marriage (Pr1meran, 2023) o la comedia romántica All and Eva (Pr1meran, 2024) o la parodia de las teen horror movies No angel (Pr1meran, 2023) . Tras la crisis de 2023, Viaplay abandonó algunos mercados en los que había impulsado incluso coproducciones, como Reino Unido y Polonia, con la que tuvo tiempo antes del descalabro de producir series como The stroke (Pr1meran, 2024), una irregular pero por momentos interesante comedia sobre un crítico gastronómico cuya vida se transforma completamente cuando sufre un ictus, influyendo también en el futuro de sus familiares, casi todos dependientes de su fama, prestigio y dinero. Pero mucho más interesante es el thriller policíaco Morderczynie (Asesinas) (Pr1meran, 2024), que tiene una tonalidad oscura cuyas influencias visuales y temáticas se encuentran en The killing: Crónica de un asesinato (DR, 2007-2012) y, sobre todo, La caza (The fall) (Netflix, 2013-2016), porque comparten una protagonista cuya vida personal se ve salpicada por una investigación de asesinato, y por la temática de violencia doméstica que abordan ambas. La serie está inspirada en la novela Polskie morderczynie (2008) de la escritora Katarzyna Bonda (1977, Polonia), que está considerada como la mejor autora de género negro en su país, y de la que en España se ha publicado El aroma del delito (2014, Ed. Grijalbo). La protagonista es Karolina (Maja Pankiewicz), una agente de policía que acaba de graduarse con honores y es hija de un conocido investigador, lo que no resulta impedimento para que experimente por sí misma la masculinidad tóxica de una comisaría en la que las mujeres son escasas. Especialmente cuando se enfrenta a Michal (Mateusz Kmiecik), el jefe de la Unidad de Delitos Graves, en un caso de asesinato en el que ella se implica más de lo que su condición de patrullera le tiene permitido. Al mismo tiempo que se desarrolla este caso, Karolina también está investigando por su cuenta la desaparición de su padre Grzegorz Keller (Tomasz Schuchardt), que ejerció una educación estricta con ella, y en la que podría estar implicado el crimen organizado. Hasta que su madre Irena (Izabela Kun) confiesa que ella es la asesina de Grzegorz, algo que sorprende a Karolina y a su hermana Ewa (Eliza Rycembel), aunque hay indicios de violencia doméstica. 

De manera que las tramas de esta serie de seis episodios se dividen entre dos investigaciones diferentes, que a veces pueden hacerse algo confusas, pero que se sostienen en un fuerte personaje femenino bien interpretado por Maja Pankiewicz, a la que también hemos visto en la serie Todavía aquí (SkyShowtime, 2023). Karolina no es solo una mujer policía que se compromete con investigaciones que en realidad no le competen a ella, sino que a veces toma decisiones discutibles, como cuando se implica emocionalmente con Jagoda (Zuzanna Mikolajczak), una adolescente que vivía con el posible culpable del primer asesinato, y a la que quiere ayudar a salir de un entorno que la ha atrapado en un círculo de adicciones y malas compañías. Aunque esta conexión puede acabar provocando más problemas que satisfacciones, tanto a su vida personal y como a su propia carrera como policía, que ya comienza a ser tensa en su relación con su jefe, el oficial Klemens Wach (Robert Gulaczyk), quien había trabajado junto a su padre en algunos casos de corrupción. El guionista Wiktor Piątkowski (1983, Polonia) se ha encargado de la adaptación, después de algunas incursiones en los dramas románticos como Amor al cuadrado (Filipe Zylber, 2021) y su secuela, pero también del thriller Wataha (The pack) (Max, 2014-2019). En sus novelas, la escritora Katarzyna Bonda suele retratar los crímenes que describe como efectos de las realidades sociales de quienes los cometen, de manera que no se trata solo de una predisposición al mal, sino que los culpables están influidos en sus acciones por la educación, el entorno tóxico y otros factores externos. Así que el crimen no es en todos los casos un impulso patológico, sino la consecuencia de muchos elementos que pueden conducir a personas normales a cometer un asesinato. Este es uno de los aspectos que mantiene y destaca Morderczynie (Asesinas), lo que le otorga una profundidad reflexiva que está más allá de las historias de crímenes tradicionales. Y que mantiene la tensión y el interés a lo largo de sus episodios, siempre rodeándola de una tonalidad oscura y lluviosa que aporta espesor a la historia por parte del director Kristoffer Rus (1979, Suecia), cuyo origen nórdico seguramente influye en su textura de nordic noir

Las azules
 
★★★★☆
Appletv+, 31 de julio-25 de septiembre
México, 2024 - 10x55'
Creada por Pablo Aramendi, Fernando Rovzar
Dirigida por Fernando Rovzar, Alfonso Pineda Ulloa, Carlos Moreno, José Manuel Cravioto

La producción de Apple tv+ en lengua hispana ha ido aumentando en los últimos años, con la participación de la productora española Bambú en series como Now and then (Apple tv+, 2022) y la muy floja Tierra de mujeres (Apple tv+, 2024), aunque desde una perspectiva internacional, más cerca de las historias bilingües al estilo de Acapulco (Apple tv+, 2021-) que de una producción realmente enfocada al mercado hispano. Los movimientos de la plataforma hay que mirarlos siempre en relación con el posicionamiento de la marca Apple, y América Latina no es precisamente uno de sus mercados más rentables, donde ocupa la cuarta posición con una cuota de mercado del 5,8%, muy alejada de sus competidoras en telefonía móvil: Samsung (35,1%), Motorola (21,6%) y Xiaomi (16,1%), y con México y Brasil como los dos principales motores económicos. Precisamente las producciones latinas más recientes de Apple se centran en estos mercados, sobre todo en México, con el estreno en septiembre de Familia de medianoche (Apple tv+, 2024), que está basada en el premiado documental Urgencias en México DF (Midnight family) (Luke Lorentzen, 2019), sobre una familia de paramédicos que maneja una ambulancia pirata en una ciudad donde solo hay unas 100 ambulancias públicas para casi 10 millones de habitantes, con carreras entre ambulancias por llegar antes a un accidente. La segunda producción mexicana, pero la primera que se ha estrenado, es el drama policial Las Azules (Apple tv+, 2024), un proyecto largamente acariciado por Fernando Rovzar (1980, México), que ha dirigido recientemente dos episodios de la nueva serie de Chris Brancato Hotel Cocaine (MGM+, 2024) y el guionista Pablo Aramendi, que en España ha estado vinculado a series como Los hombres de Paco (atresplayer, 2005-2021) y El internado (atresplayer, 2007-2010) y fue uno de los creadores de Algo que celebrar (atresplayer, 2015). Surgida de un artículo publicado en un periódico, la serie se basa en la creación de un cuerpo especial de policías en México, la Compañía de Policía Feminil del Distrito Federal, que el gobierno mexicano creó en 1969 para tratar de limpiar la imagen de la policía tras su controvertida actuación en la Masacre de Tlatelolco. En octubre de 1968 fuerzas policiales y el ejército cargaron contra una manifestación de estudiantes que venía precedida de protestas durante la celebración de los Juegos Olímpicos, que el gobierno había utilizado para maquillar el malestar social. La carga policial provocó la muerte de entre 300 y 400 personas y más de mil heridos, de manera que el cuerpo femenino de policía trataba de desviar la atención, aunque estaban obligadas a vestir con minifalda, no portaban armas y se requería que hablaran uno o más idiomas, es decir, actuaban más como guías turísticas que como agentes de la ley. 

Este contexto es utilizado por los creadores de Las Azules para incorporar, en una historia que se desarrolla en 1971, a cuatro protagonistas que tienen un perfil algo arquetípico: María (Bárbara Mori) es la mujer casada que se enfrenta a la infidelidad de su marido, Alejandro de la Torre (Leonardo Sbaraglia), y decide tomar las riendas de su vida; su hermana Valentina (Natalia Téllez) tiene espíritu feminista y reivindica su derecho a ser policía; Gabina (Amorita Rasgado) forma parte de una familia de policías, desde su padre, el oficial Aldo Herrera (Mario Zaragoza) hasta su hermano Gerardo (Horacio García Rojas), jefe de investigación criminal. Pero a ella solo se la permite ir a comisaría para llevar la comida a sus hermanos. Mientras que Ángeles (Ximena Sariñana) es el personaje tópico de la joven tímida y retraída, con escasas habilidades sociales, pero que esconde una intuición investigadora muy por encima del resto. Estos perfiles tan típicos provocan que la historia sea menos interesante en los primeros episodios, que muestran el proceso de formación del cuerpo femenino de policía, con las pruebas físicas y la evidente estrategia decorativa de esta nueva iniciativa política. De hecho, hay cierta incongruencia en una serie que aborda un tema feminista pero que cuenta con escasa presencia de mujeres en su equipo principal: ninguna directora y solo dos guionistas que se reparten cuatro episodios: la norteamericana Wendy Riss, colaboradora de Taylor Sheridan en series como Mayor of Kingstown (SkyShowtime, 2021-) y la mexicana Silvia Jiménez. Y por otro lado es significativo que sea a partir de la segunda mitad de la temporada cuando los personajes comienzan a tener cierta profundidad, alejándose de un perfil más superficial que adoptan en los primeros episodios, con hombres naturalmente machistas y mujeres necesariamente feministas. 

Hay algunas referencias muy evidentes en Las Azules, desde la secuencia de créditos que tiene un estilo más que cercano al de True detective (Max, 2014-) hasta El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991), especialmente en el desarrollo de la historia a partir de la aparición de Lucas (Sebastián Buitrón) en el episodio Laura (T1E6). Se trata de un criminal encarcelado que María, la agente más obsesionada con descubrir al asesino en serie que está matando mujeres en México D.F., y al que se le ha apodado como "el encuerador" porque deja desnudas a sus víctimas, quiere utilizar para que la ayude a elaborar un perfil del criminal. En el momento en que la serie deja en segundo plano las tramas que pretenden mostrar, de una manera algo básica, el machismo de la sociedad mexicana y la reivindicación femenina como algo más que simples sujetos decorativos, resulta mucho más interesante. Porque la trama de thriller ya incorpora, y ese es uno de sus grandes méritos, el componente de rechazo a la emancipación de la mujer. Al establecer un paralelismo entre la misoginia que transmiten los crímenes brutales del psicópata con la propia misoginia que desprenden los agentes de policía masculinos, se justifica de una manera muy inteligente por qué solo desde una perspectiva femenina es posible atrapar al "encuerador". Y el episodio retrospectivo Rosa (T1E8), que explica hechos del pasado que tienen relación con la psicopatía del criminal, escrito por Silvia Jiménez, es un ejemplo brillante de las cosas que puede hacer bien esta serie. También hay personajes más interesantes que otros, sobre todo aquellos que ofrecen una mirada más interiorizada al entorno de la propia policía, como Gabina, mientras que otros son especialmente estereotipados como Valentina y algunos están rodeados de una trama de telenovela como María, interpretada por Bárbara Mori en la primera serie que protagoniza junto a su pareja, el director Fernando Rovzar. Aunque hay que agradecer que su marido Alejandro esté retratado con ciertos matices y un arco narrativo que le permite entender las razones por las que María necesita reivindicarse a través de ese trabajo. Las Azules tiene altibajos pero sabe construir una trama policial que funciona incluso mejor que las subtramas familiares, como un trasfondo transparente y terrible de ciertos aspectos fallidos de la sociedad mexicana. La actriz Bárbara Mori es una de las narradoras del pódcast 10 mujeres (Amazon Music/Wondery, 2023), que pronto comentaremos en nuestra lista de los mejores pódcast del año, y que está formado por diez relatos emocionalmente duros que reflejan cómo el feminicidio sigue siendo una realidad demasiado presente en un país como México. 

Wisting (Temp. 3)
 
★★★☆☆
AMC+, 5 de agosto
Noruega, 2024 - 4x45'
Escrita por Vegard Steiro Amundsen, Ragnhild Tronvoll, Kjersti Ugelstad, Tomas Solli
Dirigida por Henrik Georgsson

Una de las pocas series que Viaplay ha mantenido dentro de su catálogo, junto a Perni (Filmin, 2021-), de la que esta semana se ha estrenado en Noruega su cuarta temporada, ha sido el nordic noir Wisting (Viaplay, 2019-), un notable éxito internacional basado en el personaje creado por el escritor Jørn Lier Horst (1970, Noruega). En España, AMC estrenó los ocho episodios de las temporadas dos y tres como si se tratara de una sola temporada, así que este mes ha estrenado en nuestro país la tercera temporada, que en realidad es la cuarta en los países nórdicos. En todo caso, esta nueva entrega vuelve a estar formada por cuatro episodios (la siguiente ya ha sido rodada) que incorpora una particularidad: no se trata de una adaptación directa de ninguno de los diecisiete libros que Jørn Lier Horst ha dedicado al personaje (en España solamente se han publicado cuatro), sino que está creada como una historia original expresamente para la serie. Es algo que no deja de ser habitual en este tipo de adaptaciones, como hemos comentado anteriormente en la serie Shetland (Filmin, 2014-), en las que el personaje principal a veces necesita un espacio propio que se aleje de la narrativa de las novelas en las que se basa. En el caso de Wisting, esta circunstancia puede deberse al cambio en el equipo de guionistas, que ahora incorpora a cuatro escritores nuevos para dar forma a esta trama y reconfigurar en cierto modo a los personajes, especialmente los secundarios, como Line Wisting (Thea Green Lundberg), la hija periodista del policía, y su ex-pareja Tommy Kvanter (Mads Sjøgård Pettersen). Pero parece una decisión controvertida y no del todo efectiva, porque demuestra la fragilidad de una trama que no se sostiene en la atención al detalle que se reflejaba en las historias originales. En esta ocasión el jefe de policía William Wisting (Sven Nordi) se enfrenta al asesinato de un empleado del hotel Wildenvey y a la desaparición de Clifford Greenwood (Smylie Bradwell), un niño de seis años. Aparentemente no existe relación entre ambos, excepto el escenario del crimen, mientras los padres del niño, Andrew Greenwood (Rupert Evans) y Mai Greenwood (Andrea Bræin Hovig) no parecen aportar toda la información de la que disponen. 

En el lado familiar, la hija de William Wisting, la periodista Lena, ha decidido aceptar un trabajo en un periódico de Oslo, lo que le permitirá alejarse del entorno de Larvik donde se desarrolla la historia, pero a lo largo de esta temporada, algunas decisiones de su padre acabarán distanciándoles no solo física sino también emocionalmente. Vegard Steiro Amundsen (1985, Noruega) se ha encargado de dirigir al equipo de guionistas para crear esta historia original que toma distancia del desarrollo de los personajes en las novelas, pero que no consigue evitar caer en determinados lugares comunes del género para resolver algunos conflictos. Da la impresión de que Wisting pierde algo de su esencia en esta cuarta temporada (tercera en AMC España), aunque las anteriores no eran adaptaciones estrictamente fieles al personaje literario. Lo que hace a éste más interesante es el trasfondo familiar y su faceta como un padre imperfecto que no consigue establecer una conexión emocional con su hija debido a su constante inquietud protectora hacia Lena, quien ha sufrido algunas consecuencias de su parentesco con el jefe de policía de Larvik en anteriores temporadas. Pero en esta ocasión los aspectos personales están menos perfilados, y se utiliza un recurso dramático de giro de guión para añadir dramatismo a la relación paterno filial, además de incorporar a Thomas Wisting (Fredrik Stenberg Ditlev-Simonsen), hermano de Lena y segundo hijo de William Wisting, que en las novelas es habitualmente mencionado, pero solo aparece en el cuarto libro, The only one (2007). Si las primeras temporadas contaban con Carrie-Anne Moss como reclamo internacional interpretando a una agente del FBI, en esta ocasión uno de los personajes secundarios es interpretado por el actor británico Rupert Evans, al que hemos visto en series como El hombre del castillo (Prime Video, 2015-2019) y Embrujadas (Max, 2018-2022). La quinta temporada, que tendrá de nuevo cuatro episodios, regresará a la historia original para adaptar la novela Sak 1569 (A question of guilt) (2020), una de las más celebradas de la saga literaria. 

Espíritus en la escuela (School spirits)
 
★★★★☆
SkyShowtime, 9 de agosto
Estados Unidos, 2023 - 8x45'
Escrita por Megan Trinrud, Nate Trinrud
Dirigida por Max Winkler, Oran Zegman, Brian Dannelly, Hannah McPherson

La mezcla de géneros se ha convertido en el recurso más sólido para salirse de los convencionalismos que se encuentran en las series actuales, especialmente si éstas se desarrollan en el entorno de un instituto habitado por adolescentes preocupados por las marcas de acné o las posibilidades que tienen de comprar bebidas alcohólicas para la próxima fiesta. Y el subgénero de detectives adolescentes parece una de esas mezclas que funcionan especialmente bien, aunque tengan resultados tan sosos como los de Asesinato para principiantes (Netflix, 2024). Pero en el caso de School spirits (SkyShowtime, 2024), estrenada hace más de un año en Paramount+ y confirmada para una segunda temporada, se une también lo sobrenatural a través de su protagonista Maddie Nears (Peyton List), quien al comienzo de Mi supuesta muerte (T1E1) descubre que deambula por el instituto sin que nadie le preste atención, mientras encuentra carteles que piden información sobre su desaparición. Pronto Charlie (Nick Pugliese) le aclara que está muerta, como otras almas perdidas que han quedado atrapadas en el instituto por haber fallecido en sus alrededores, un lugar al que están condenados a permanecer hasta que llega el momento de la ascensión. Si el planteamiento puede parecerse a Fantasmas (Movistar Plus+, 2019-2023), efectivamente lo es, porque incluso un amigo de Maddie, Simon Elroy (Kristian Ventura), es el único estudiante vivo que tiene la capacidad de verla y comunicarse con ella, como le ocurría a Alice en la serie británica. Pero hay otros precedentes que tienen más conexiones, como la película The lovely bones (Peter Jackson, 2009), en la que una niña observaba desde el más allá la transformación de su familia a causa de su muerte, o la serie belga Hotel Beau Séjour (Netflix, 2017-2021), en la que una joven se descubre a sí misma muerta en una bañera y comienza a investigar su propio asesinato. Pero las posibilidades que ofrece observar la cotidianidad de un instituto a través de los ojos de jóvenes que han muerto demasiado pronto resulta especialmente atractiva porque permite a sus creadores, los hermanos Megan Trinrud y Nate Trinrud, explorar los lugares comunes del género. El círculo social en el que Charlie introduce a Maddie está compuesto por estereotipos de las historias de instituto: Rhonda (Sarah Yarkin) es la chica rara atrapada tras su muerte en los años sesenta, Walley (Milo Manheim) es una estrella del fútbol que murió en los ochenta y Charlie es el adolescente gay que falleció de una reacción alérgica en los noventa, mientras que Mr. Martin (Josh Zuckerman) dirige el Grupo de Apoyo del Más Allá del Instituto Split River, una reunión de terapia que permite a los fantasmas no quedarse atrapados en su propio pasado. 

Pero, a diferencia del resto, la protagonista ha acabado entre ellos de una manera singular: su cuerpo ni siquiera ha sido encontrado, por lo que su muerte es solo una sospecha, corroborada por el hecho de que se ha convertido en un fantasma. Y por supuesto a lo largo de la temporada encontramos profesores un tanto misteriosos como Mr. Anderson (Patrick Gilmore), sospechosos desde el primer minuto como Xavier Baxter (Spencer McPherson), el novio de Maddie, cuyo padre es el jefe de la policía (Ian Tracey), y secretos que la protagonista no conocía. Más que en otras series similares, el misterio funciona bien porque School spirits se puede leer como una revisión de las historias de instituto que permite desde el más allá en el que habitan los protagonistas mantener una cierta distancia respecto a los arquetipos que representan también los estudiantes vivos. Maddie tiene la posibilidad de escuchar conversaciones privadas, lo que le permite averiguar datos sobre su desaparición, pero también observar el entorno en el que ha vivido desde el otro lado, y recordar momentos del pasado que se muestran en flashbacks que se introducen con un cambio de formato 4:3, lo que evita la confusión entre pasado y presente. La idea se inició en los creadores Megan Trinrud y Nate Trinrud como una propuesta de serie tomando como referencia títulos populares como Los problemas crecen (ABC, 1985-1992) o Veronica Mars (Prime Video, 2004-2019), pero se desarrolló al mismo tiempo como una novela gráfica que se publicará este mes de septiembre en Estados Unidos, con ilustraciones de Maria Nguyen. Explorando la forma en que Maddie se enfrenta al trauma de su propia desaparición sin saber qué le ha ocurrido exactamente, podría pedirse algo más de profundidad en la construcción de los planteamientos sobrenaturales y la reflexión sobre la vida y la muerte, y el significado de permanecer atrapados en esa especie de purgatorio. Pero hay algunas ideas interesantes en torno a estos aspectos como en Intenciones fantasmales (T1E4), cuando Maddie navega por el submundo espectral del instituto, o en Revelación espiritista (T1E7) en la que se organiza una ouija en sentido contrario, son los fantasmas los que la hacen para conectar con sus recuerdos del mundo de los vivos. 

Estrenada en marzo de 2023 en Paramount+ School spirits fue posteriormente licenciada a Netflix en algunos territorios, poco después de que se anunciara su renovación para una segunda temporada, lo que ha ido creando un nicho de seguidores que ha crecido progresivamente, mientras que en Europa se ha distribuido a través de SkyShowtime, aunque por el momento se ha estrenado en España sin doblaje. Lo que más sorprende de una serie que resulta tan entretenida es la madurez de sus diálogos y la sensación de que los personajes no están construidos mediante convencionalismos, sino que éstos son utilizados para componer un entorno hábilmente situado en equilibrio entre los tópicos y las reinterpretaciones de los tropos de las historias juveniles. Aunque a veces puede caer precisamente en algunos de estos lugares comunes, como la representación de los adultos en un sentido casi siempre negativo: el sheriff controlador, el profesor misterioso o la madre que se refugia en el alcohol, Sandra Nears (Maria Dizzia). Sin embargo, School spirits se beneficia de un personaje principal que está bien construido y al que la actriz Peyton List aporta suficientes matices como para que evite ser el típico personaje unidimensional de este tipo de series. Y resulta interesante cómo el misterio a veces pasa a un segundo plano cuando Maddie está más enfocada en explorar ese mundo espectral en el que permanece, con una mezcla de rabia y curiosidad, lo que permite darle una dimensión más amplia a sus acciones. Incluso aunque nuestros gustos no estén tan cerca de los dramas juveniles con elementos de investigación criminal, School spirits consigue marcar un camino lo suficientemente atractivo y entretenido como para resultar una serie destacable. 

The Bear. Parte III 
★★★★
Disney+, 14 de agosto
Estados Unidos, 2024 - 10x35'
Creada por Christopher Storer
Dirigida por Christopher Storer, Duccio Fabri, Ayo Edebiri, Joanna Calo

Este comentario incluye spoilers de todas las temporadas de la serie.

A estas alturas parece claro que esta serie no gira en torno a la gastronomía, sino que trata sobre personajes con heridas emocionales y psicológicas cuyas vidas se desarrollan dentro del mundo de la cocina. Para que quede aún más nítido, el discurso de la chef Terry (Olivia Colman) en Para siempre (T3E10) destaca que: "Se suele hablar de los restaurantes, su historia y el impacto que tienen. Pero lo que he aprendido durante estos años es que la gente no recuerda la comida. Recuerda a las personas". Lo que conecta con aquella escena de Tenedores (T2E7) en la que ella estaba pelando champiñones para el tournedó de cordero y afirmaba que "es un detalle para los comensales que saben que alguien ha dedicado mucho tiempo a su plato". Pero también es una buena definición de una serie que habla sobre familias disfuncionales y traumas emocionales. Y que en su tercera temporada se introduce aún más en la mente de Carmen Berzatto (Jeremy Allen White), de manera que a veces el espectador mira a través de sus pensamientos, como en Mañana (T3E1), que comienza un día después del explosivo final de la segunda temporada. Es un montaje sin apenas diálogos, atmosférico y psicológico, en el que se reproducen momentos de la trayectoria que ha vivido hasta llegar ahí, con una música etérea de Trent Reznor y Atticus Ross, compositores invitados en los dos primeros episodios, dirigido por Christopher Storer y co-escrito por el chef Maty Matheson, quien interpreta en la serie a Neil Fak. Hay apariciones estelares de chefs como Daniel Boulud de Daniel (Nueva York) y René Redzepi de Noma (Copenhague), y algunos ficticios como Adam (Adam Shapiro), el maltratador psicológico que hemos visto en algunos flashbacks. Pero a pesar de haber inaugurado The Bear, el restaurante con el que había soñado, Carmy sigue insatisfecho, estancado en su propio estado de ansiedad, que acaba siendo contagioso, no solo para quienes le rodean sino también para la propia serie. Lo que mejor consigue esta temporada, no obstante, es mostrar una cierta ambigüedad sobre lo que es Carmy para el resto de sus compañeros de viaje: si es el líder que les conducirá al éxito o por el contrario el lastre que les arrastrará al fracaso. Sobre todo en la relación con Sydney Adamu (Ayo Edebiri), que se siente cada vez menos valorada, y en las decisiones que toma para alcanzar la perfección, como en A continuación (T3E2), encuadrado casi todo el tiempo en primeros planos, cuando el empeño de Carmy en incorporar cambios en el menú todos los días choca con la opinión de su primo Richie (Ebon Moss-Bachrach) y el resto del grupo. 

Pero The Bear (Disney+, 2022-) también se siente algo estancada en esta tercera temporada, después de una brillante primera temporada en la que se reflejaban las aspiraciones de sus protagonistas y una segunda temporada notable en la que los personajes principales experimentaban transformaciones importantes. El decepcionante episodio que está centrado en un solo personaje, Servilletas (T1E6), que supone el debut en la dirección de Ayo Edibiri, es un flashback que muestra cómo llegó Tina Marrero (Liza Colón-Zayas) a The Original Beef, el local de Michael Berzatto (Jon Bernthal), y que proporciona un background, pero no un punto de evolución, como lo hicieron Melón verde (T2E4) para Marcus (Lionel Boyce) y Tenedores (T2E7) para Richie. Lo que no quiere decir que la historia no avance, y el restaurante cumple su primer mes de funcionamiento en Listos (T1E3), mucho más interesante en cuanto a dirección siendo también un debut, el de Duccio Fabri, asistente de dirección en las dos temporadas anteriores. Comienza con un momento especial para Marcus: "No sé lo que es ser padre, pero sé lo que es ser un niño y que alguien te preste de verdad toda su atención", que conecta con el arco de Richie en su camino para tratar de ser un buen padre en Violet (T3E4). Pero el resto del episodio tiene un desarrollo que muestra la monotonía de la rutina diaria, la ritualidad, la tensión de la cocina y el estrés del servicio, utilizando composiciones clásicas de Felix Mendelssohn, Ludwig Van Beethoven, Richard Strauss o Camille Saint Saens, y terminando en los créditos finales con el Preludio de La Traviata (1853) de Giuseppe Verdi. Pero lo que no hay es disfrute y satisfacción, en contraste con el ambiente cargado de discusiones, pero aparentemente despreocupado que tenía The Original Beef, como vemos en el episodio retrospectivo. The Bear se enfrenta a las reservas pero también a las cancelaciones, a los primeros comentarios y a la primera crítica, que ejerce como una presión adicional y que, nuevamente, solo veremos a través de la mente de Carmy, con palabras destacadas que resuenan en sus pensamientos mientras lee la crítica en Para siempre (T3E10). Pero nos gustan especialmente los episodios en los que está más involucrada Joanna Calo, porque recuperan el tono de la primera temporada, bien sea como directora en Legado (T1E7), que habla de lo que dejamos atrás y también de las segundas oportunidades, un tema predominante en la serie, o como guionista en Cubitos de hielo (T3E8), un brillante episodio que rompe las expectativas del espectador porque parece que va a ser un caso y acaba resultando un hermoso momento de intimidad entre Natalie (Abby Elliot) y su madre Donna (Jamie Lee Curtis).

En cierto modo, Carmy adquiere un poco la forma de un fantasma, una presencia constante que influye, aunque no esté presente, en el resto de personajes, algo así como Michael en la primera temporada. Y que contagia más sus incertidumbres y su ansiedad, incluso repitiendo algunos desprecios que él mismo sufrió por parte del chef Adam, que sus anhelos y sus sueños. En Disculpas (T3E9), dirigido por Christopher Storer, sobrevuela una posibilidad de redención a través de la sinceridad, pero Carmy está demasiado marcado por el trauma (hay un espléndido plano-espejo del final de The Bear (T2E10), colocando a Carmy y Richie en dos espacios contrapuestos). Ni siquiera parece encajar bien en la reunión de conocidos chefs que se produce en el último episodio, que establece un paralelismo con Peces (T2E6) en cuanto a la presencia de grandes estrellas invitadas, pero en este caso no actores sino cocineros como Grant Achatz de Alinea (Chicago), Christina Tosi de Milk Bar (Nueva York), Anna Posey de Elske (Chicago), Wylie Dufresne de Stretch Pizza (Nueva York) o Rosio Sánchez de Sánchez (Copenhague). La escena no resulta demasiado natural, porque no parece una reunión distendida de cocineros, sino una reunión de cocineros para grabar una serie, con comentarios sobre la importancia que la cocina ha tenido para ellos o cómo se iniciaron en el negocio, más apropiados para un episodio especial de Chef's table (Netflix, 2015-2019). Pero The Bear sigue teniendo la capacidad de seducir y de provocar la reflexión en torno a la historia y sus personajes. Y por si había alguna duda de las influencias cinematográficas de Christopher Storer, el episodio Niños (T3E5) comienza con la canción "Dream little dream" de La noche del cazador (Charles Laughton, 1956), mientras que Disculpas (T3E9) incorpora al comienzo palabras de Martin Scorsese sobre el arte cinematográfico: "La fantasía es lo que hacemos ahora, en esta sala, con luces, cámaras y espejos. No es algo cotidiano, lo que intentamos es crear algo diferente". Al menos The Bear sigue aportando esa magia. Hay dos apuntes finales: resulta significativo cómo la serie ha cambiado de textura, más granulada en su primera temporada, y más limpia y estandarizada en las dos siguientes; y nos preguntamos también si el mayor protagonismo de los hermanos Fak (con sorpresa incluida) en esta temporada, a todas luces innecesario, es una manera de justificar su inclusión como comedia en los premios Emmy. 

The responder (Temp. 2)
 ★★
Movistar Plus+, 14 de agosto-11 de septiembre
Reino Unido, 2024 - 5x55'
Escrita por Tony Schumacher
Dirigida por Jeanette Nordahl, Mounia Akl, Charlotte Regan

Se la ha considerado demasiado oscura, pero esta serie creada por el ex-policía Tony Schumacher (1967, Reino Unido) demuestra con su segunda temporada ser uno de los mejores dramas policiales estrenados en los últimos años en la BBC. En este sentido, quizás sea injusto pero resulta inevitable comparar este rotundo ejercicio de tensión con la más decepcionante segunda temporada de Blue lights (Movistar Plus+, 2023-), que ha necesitado renovar personajes y caer en los convencionalismos después de una extraordinaria primera temporada (ignorada de forma incomprensible en las nominaciones de los BAFTA). Si la anterior entrega tenía una conclusión satisfactoria para sus protagonistas, el guionista retoma a los personajes principales para desarrollarlos con mayor profundidad, empezando por Chris Carson (Martin Freeman), que continúa varios meses después envuelto en ese círculo vicioso en el que siempre necesita realizar encargos fuera de la ley que parecen perseguirle. Tal es su perfil de policía sobornable que nunca es capaz de separarse de la dependencia de oficiales corruptas como Deb Barnes (Amaka Okafor) o la nueva traficante de drogas Jodie Sweeney (Faye McGeever), que se ha hecho con el negocio después del desenlace en la temporada anterior de su marido Carl (Ian Hart), uno de los mejores amigos de Chris. Y además, sus relaciones poco recomendables se amplían con Franny (Adam Nagaitis), quien también tiene algunos encargos para el agente. Martin Freeman aporta las ojeras y la expresión cansada de un policía que está harto de ser un peón, y que intenta recuperar la relación con su esposa Kate (MyAnna Buring), quien está a punto de aceptar un trabajo en Londres y alejar a su hija de él. Pero su solicitud de ser trasladado a una patrulla de día es respondida con claridad por su jefe: "No quiero que te aferres a esa idea. No vas a conseguir este trabajo de día. Eso no va a pasar. Todo el mundo piensa que eres un gilipollas". De hecho, su compañera de patrulla, Rachel (Adelayo Adedayo) le tiene grabado en la agenda de su móvil como "Chris dickhead". 

El regreso de los personajes nunca se siente forzado, incluso el de Casey (Emily Fairn), con una especial capacidad para atraer los problemas, y su novio inestable Marco (Josh Finan), que esta temporada tiene una subtrama conmovedora de redención. Lo que hace bien The responder (Movistar Plus+, 2022-) es envolver a sus protagonistas de una cierta fatalidad, un tono de desesperación que provoca que tomen decisiones poco acertadas, incluso por parte del personaje de Rachel, una joven agente de policía que todavía se está recuperando psicológicamente de la relación que vimos en la primera temporada, lo que tendrá consecuencias impredecibles. Pero dentro de esta oscuridad que rodea a la serie, hay momentos de esperanza para los protagonistas, incluso cuando Chris consigue retomar el contacto con su padre abusivo Tom Carson, interpretado por el excelente actor Bernard Hill, fallecido a principios de mayo. Efectivamente, puede que todo sea demasiado deprimente, pero The responder gira en torno a eso precisamente, a las consecuencias de las decisiones que se toman y a las burbujas de desesperación que se pueden construir por parte de personajes que se aferran a lo que sea para tratar de sobrevivir. Lo que hace a esta temporada tan sólida es que la mayor parte de las cosas que ocurren tienen su origen en acontecimientos que sucedieron en la primera, y que ahora muestran sus consecuencias, ampliando el desarrollo de los protagonistas. Si se puede considerar poco realista en algunas ocasiones, aunque muestre el trabajo de las patrullas nocturnas a través de intervenciones concretas que ofrecen también una visión algo desesperanzada de la sociedad, también aporta cierto sentido del humor, como cuando en el Episodio 2 Chris tiene que tomar una decisión radical en medio de una intervención porque llega tarde a una entrega que debe recoger en el puerto. 

La tensión es constante a lo largo de la temporada, siempre acechando a Chris a través de citas a las que llega tarde, encargos que no salen como esperaba, o móviles que no paran de sonar, y en este sentido cada episodio es tan agotador como satisfactorio. En el Episodio 4, lo único que quiere el protagonista es encontrar un momento para poder cerrar los ojos, y en este sentido la serie transmite con bastante claridad el efecto psicológico devastador de las patrullas nocturnas, aunque sea forzando la maquinaria para construir un drama que nunca deja de ser nervioso, a lo que contribuye muy bien por cierto la angustiosa banda sonora de Matthew Herbert. The responder se consolida en su segunda temporada gracias a una escritura sobresaliente, que aunque a veces puede estirar demasiado el efecto trágico que sufren los protagonistas, se construye precisamente sobre la base de una tragedia clásica, manteniendo siempre un nivel de autenticidad del que muchas series policíacas carecen. 

María Antonieta
 
★★★☆☆
Movistar Plus+, 19 de agosto-30 de septiembre
Francia, Reino Unido, 2022 - 8x52'
Creada por Deborah Davies
Dirigida por Geoffrey Enthoven, Pete Travis, Edward Bazalgette, Raf Reyntjens

Entre tantas producciones de época que utilizan elementos contemporáneos para llegar a un público más joven, es alentador encontrar series que no necesitan de este tipo de artificios para elaborar una interpretación atractiva de la Historia. La figura de María Antonieta (1755, Viena-1793, París), la joven austríaca que trató de conseguir el favor del pueblo francés sin demasiado éxito, porque acabó guillotinada durante la Revolución Francesa, ha sido reivindicada en los últimos años como un personaje menos superficial de lo que las crónicas históricas han descrito, destacando su mecenazgo de grandes artistas como el violinista Saint-Georges, y con menor responsabilidad en el malestar de los ciudadanos frente a los despilfarros de la monarquía. Esta relectura del personaje tuvo su principal referente en el libro María Antonieta. La última reina (2001, Ed. Edhasa), escrito por Antonia Fraser, en el que se inspiró la película María Antonieta (Sofia Coppola, 2006). Escrita por Deborah Davis, nominada a un Oscar junto a Tony McNamara por el guión de La favorita (Yorgos Lanthimos, 2018), describe a una joven que, con solo catorce años, se ve abocada a formar parte de las alianzas monárquicas para sellar un pacto de estabilidad entre Austria y Francia. Presionada para dar un heredero imprescindible a la corona del rey Luis XV (James Purefoy), la timidez del futuro Luis XVI (Louis Cunningham, que de hecho es descendiente directo de Luis XV), provoca una relación algo distante con la princesa austríaca. María Antonieta (Emilia Schüle) tiene dificultades para encajar dentro de las estrictas normas sociales de la Corte francesa y no ayuda demasiado que su esposo ni siquiera le dirija la palabra. Es un planteamiento similar al de la producción francesa aún inédita Une amitié dangereuse (France 2, 2024), que pudimos ver en Séries Mania '24, que abordaba las dificultades de Ana de Austria (Stephanie Gil) y Luis XIII (Jérémy Gillet) para consumar su matrimonio, presionados también por la corte francesa. Hay que decir que esta serie no ha sido especialmente bien recibida en Francia, donde se ha destacado su escaso rigor histórico, e incluso Blaise de Chevalier llegó a escribir en su crítica en Le Figaro: "¡Quizás deberíamos prohibirle la entrada en Versalles a los británicos!".

Pero hace tiempo que las representaciones de época en series y películas están lejos siquiera de intentar ser fieles a los hechos históricos, entre otras cosas porque éstos también nos llegan a través de la interpretación de los historiadores y de la sociedad en la que se realizan las diferentes lecturas de la Historia. De manera que ahora toca mostrar a María Antonieta como una representación feminista que exige tener libre albedrío para ser dueña de su cuerpo y de sus decisiones. Por tanto, resulta efectiva si se mira la serie como una dramedia de época entretenida con personajes que a veces rozan la caricatura pero sin llegar al desparpajo y la celebración del anacronismo que tenía la espléndida The Great (Hulu, 2020-2023), creada por Tony McNamara. En María Antonieta, la princesa austríaca tiene complicidades con el Embajador de Austria Mercy (Nathan Willcocks), quien sirve como enlace con su madre, la Emperatriz María Teresa (Marthe Keller), y con su amiga Madame de Lamballe (Jasmine Blackborow), pero también se forja pronto algunas enemigas como Madame du Barry (Gaia Weiss), amante del rey Luis XV, quien la percibe como una amenaza para su nueva posición social, a pesar de los comentarios en Versalles: "Prefiero ser la puta del rey que una virgen frustrada", dice en Reinas rivales (T1E2). En su enfrentamiento, que ocupa parte de los primeros episodios, se revelan sin embargo como dos caras de la misma moneda, "dos mujeres intentando sobrevivir en este mundo despiadado", como ella misma afirma en el episodio Reina de Francia (T1E4). Es cierto que hay algunos personajes caricaturescos como las hijas del rey Luis XV, Victoire (Caroline Piette) y Adelaïde (Crystal Shepherd-Cross) o la presentación cómica de María Josefina de Saboya (Roxane Duran) en el episodio Elige una princesa (T1E3), que se casaría con el Conde de Provenza (Jack Archer), futuro rey Luis XVIII, aunque las crónicas históricas describen que era despreciada en Versalles, porque la consideraban fea y aburrida.

Pero esto también refuerza la idea de que la aproximación de Deborah Davis tampoco pretende ser tan rigurosa históricamente. Hace unos años se estrenó la serie Versailles (Netflix, 2015-2018), que hacía una descripción de la corte francesa entregada a la opulencia a pesar de que en realidad no había demasiado presupuesto en las arcas reales, y la decisión del rey Luis XIV de construir el mayor palacio del mundo. Aunque la mayor parte de la historia no transcurre en el Palacio de Versalles, sino en Fontainebleau, María Antonieta ofrece uno de esos espectáculos de vestuario y diseño de producción que están a la altura de lo que se puede esperar de una gran producción como ésta. Y destaca especialmente una excelente banda sonora del compositor francés Guillaume Rossell, que se apoya en sonoridades clásicas. A partir de la proclamación de Luis XVI como rey, la rebeldía de María Antonieta frente al protocolo de palacio es cada vez mayor, ahora con la capacidad de tomar decisiones sobre sus alianzas personales, y entregándose a la música y el arte como una forma de huir de las rigurosas normas. Aunque la guionista Deborah Davis ha afirmado en algunas entrevistas que nunca pretendió el rigor histórico, sino encontrar una verdad lógica, el principal problema de la descripción del personaje es que, en su intento por mostrarla como una mujer que anhelaba tener independencia, acaba retratándola como una joven caprichosa y algo estúpida, de manera que el feminismo que transmite es vacío e inconsistente. Pero María Antonieta, que este año estrenará su segunda temporada, es un drama de época que supera en riqueza visual a otras series recientes y que construye con habilidad un viaje personal que sabemos que acabará trágicamente. Esta coproducción franco-británica de Canal+ y BBC es una de las que forman parte del acuerdo de Movistar Plus+ con la multinacional francesa Banijay, que también incluye My mad fat diary (Movistar Plus+, 2013-2015) y próximos estrenos de series como This town (Movistar Plus+, 2024) y El quinto mandamiento (Filmin, 2023), que actualmente se puede ver en Filmin. 

My mad fat diary (Temp. 1-2-3)
 
★★★★
Movistar Plus+, 23 de agosto
Reino Unido, 2013-2015 - 16x35'
Escrita por Tom Bidwell, George Kay
Dirigida por Tim Kirby, Benjamin Caron, Anthony Philipson, Luke Snellin, Vanessa Caswill, Alex Winckler
BAFTA Scotland '15: Mejor Actriz (Sharon Rooney)

Posiblemente vista desde la perspectiva actual, una década después de su estreno, la comedia juvenil My mad fat diary (Movistar Plus+, 2013-2015) pueda parecerse a otras series adolescentes más populares en nuestro país. Pero el relato de la salud mental desde la perspectiva de sus propios protagonistas (en ambos lados, quienes padecen los trastornos y sus familiares) no era tan habitual hace diez años como lo pueda ser en la actualidad, lo que supone  un precedente de muchas de las series más reconocibles que surgieron después, como Please like me (ABC, 2013-2016), The A word (Disney+, 2016-2020), Atypical (Netflix, 2017-2021) o las más recientes Such brave girls (Filmin, 2023-) y Dinosaur (Filmin, 2024). My mad fat diary se encuentra situada en medio de ese trío de series juveniles, junto a Skins (Netflix, 2007-2013) y Misfits (Movistar Plus+, 2009-2013) que consiguieron en la segunda mitad de los 2000 atraer la atención hacia el Canal E4, perteneciente a Channel 4, que en la actualidad ha abandonado toda su producción propia. Sorprendentemente inédita en España hasta la fecha, la serie se recupera ahora gracias al acuerdo firmado entre Movistar Plus+ y Banijay, estrenándose sus tres temporadas completas, y aunque no es tan brillante como las otras dos series, especialmente Skins, con la que comparte más similitudes al desarrollarse en un instituto, ofrece una lectura muy interesante sobre la auto-aceptación desde la perspectiva de una joven que no solo se tiene que enfrentarse a sus propias inseguridades personales, sino también a la mirada de los demás desde la exposición de un cuerpo no normativo. Ella misma se define diciendo que "soy dismórfica sin padecer dismorfofobia. Soy bulimica sin estar enferma. Simplemente estoy gorda". Pero no solo por el aspecto físico sino también por las cicatrices que muestran las autolesiones que la llevaron a ser internada en un hospital psiquiátrico, y que trata de esconder cuando acude con sus amigos a una piscina en Gran mundo malo (T1E1). Este fantasma del punto más bajo del rechazo a sí misma sobrevuela durante las tres temporadas de una serie que está basada en el libro My fat, teenage mad diary (2007), escrito por Rae Earl (1971, Reino Unido), en el que narraba su propia experiencia como adolescente en los ochenta en la localidad de Stamford. 

La serie se mantuvo muy cerca del texto original, aunque el guionista Tom Bidwell (1984, Reino Unido), responsable de las dos primeras temporadas, solo incluyó un cambio de década, situando la historia en los noventa, que estaban más cerca de su propia experiencia juvenil. Comienza precisamente cuando Rae (Sharon Rooney) acaba de salir del centro psiquiátrico, al que está todavía conectada por algunos amigos y por el psicólogo Kester Gill (Ian Hart), quien a lo largo de las temporadas veremos que tampoco tiene una vida personal especialmente estable. Pero aunque regresa al instituto con su mejor amiga Chloe (Jodie Comer) y su nuevo grupo de amistades, Rae no tiene todavía el valor de contarles que ha estado varios meses en un psiquiátrico. La propia Rae Earl describía en un artículo publicado en 2013 que "el lugar más inapropiado para una joven con problemas de ansiedad es un pabellón psiquiátrico para adultos. Fue aterrador" (The Guardian, 21/1/2013). De manera que su alter ego se encuentra en una búsqueda constante de la forma en que ella misma puede enfrentar sus propias ansiedades. Este planteamiento ha sido repetido en series posteriores como Prisa por vivir (Netflix, 2023), en la que su protagonista también debía afrontar el regreso a una vida normal tras estar ingresada en un hospital, en este caso por anorexia. Pero a su alrededor los amigos de Rae también afrontan sus propios secretos e inseguridades, como Archie (Dan Coen), que lidia con su homosexualidad, o la propia Chloe, que sufre dependencia emocional, especialmente en una segunda temporada en la que protagoniza una trama quizás demasiado melodramática. Pero es en esa temporada también, sobre todo en el episodio Pegamento (T2E7), dirigido por Alex Winckler (1980, Estados Unidos), responsable de excelentes series como Somewhere boy (Filmin, 2022), en la que Rae tomará conciencia de que ella es una especie de conexión entre los miembros del grupo, que algunos de sus amigos la perciben como un apoyo emocional. Aunque al mismo tiempo ella se siente insegura, sobre todo por la atención que recibe de Finn (Nico Mirallegro), un chico atractivo que Rae no cree merecer. La serie puede ser algo repetitiva en la manera en que su protagonista resulta autodestructiva y capaz de dinamitar todo lo que hay a su alrededor, causando víctimas colaterales, para finalmente recuperar a sus amigos y a su familia. 

Pero el éxito principal de My mad fat diary es reflejar precisamente que los trastornos psicológicos no desaparecen sino que están latentes, que los altibajos emocionales son constantes y que el objetivo no es tanto superar la enfermedad, sino saber convivir con ella. Rae se refugia en la música como su principal vía de liberación, y la música es muy importante en la serie, con una banda sonora cargada de éxitos de los noventa, pero más cerca de The Charlatans, cuya canción "One to another", incluida en su album Tellin' stories (1997, Beggars Banquet Records), sirve como tema principal. Mientras que los guiones están cargados de un sentido del humor muy irónico, aportados por la voz en off de Rae, un recurso que después se ha convertido en muy habitual, especialmente en las comedias británicas. Y resulta notable la descripción de la relación de Rae con su madre Linda (una excelente Claire Rushbrook), que ha conseguido rehacer su vida con Karim (Bamshad Abedi-Amin), un novio tunecino más joven con el que Rae no le ve demasiado futuro, hasta que su madre le comunica que se ha quedado embarazada. My mad fat diary es evidentemente un coming-of age que tuvo un final bastante satisfactorio en su segunda temporada, pero la presión de los aficionados obligó en cierta manera a poner en marcha una, quizás innecesaria, tercera temporada compuesta por solo tres episodios y en la que el guionista Tom Bidwell ya no estaba implicado, porque se encontraba desarrollando la serie La colina de Watership (Netflix, 2018). Estrenada en 2015, la tercera temporada contó con Alex Winckler como único director y George Kay como guionista, que posteriormente desarrollaría la serie Killing Eve (Netflix, 2018-2022) con Jodie Comer (Chloe) como principal protagonista. La acción de los tres episodios se sitúa en 1998, y enfrenta a Rae a la decisión sobre ir a la universidad y renunciar a su relación con Finn o por el contrario quedarse en Stamford con un trabajo mal pagado en una tienda de discos. Si bien es menos divertida que las anteriores, presenta a una protagonista más madura, enfrentándose a la decisión más importante de su vida, y funciona como un epílogo algo innecesario, pero que al menos proporcionó a Sharon Rooney el Premio BAFTA Scotland que no había conseguido después de otras dos nominaciones consecutivas por las temporadas anteriores. 

Breathtaking
 
★★★★
Filmin, 27 de agosto
Reino Unido, 2024 - 3x60'
Escrita por Rachel Clark, Jed Mercurio, Prasanna Puwanarajah
Dirigida por Craig Viveiros

Si a principios el estreno de la miniserie Mr. Bates vs. The Post Office (ITV, 2024) tuvo una gran repercusión social en Gran Bretaña, meses después la misma cadena de televisión proponía un acercamiento a los primeros días del coronavirus a través del trabajo de los enfermeros y médicos en primera línea. Este docu-drama está basado en el libro de no ficción de la Dra. Rachel Clark Breathtaking. Life and death in a time of contagion (2021), que denunciaba las discutibles decisiones que tomó el gobierno de Boris Johnson que afectaron al trabajo de los facultativos y provocaron muertes innecesarias. Ella ha ejercido como co-guionista junto al reconocido Jed Mercurio, productor de series como Line of duty (Netflix, 2012-2021) o Trigger point (Movistar Plus+, 2022-) y el actor Prasanna Puwanarajah, al que hemos visto en series como The Crown (Netflix, 2016-2023). Centrada principalmente en la doctora Abbey Henderson (Joanne Froggatt), una especie de alter ego de las experiencias reales de Rachel Clark, los tres episodios hacen un recorrido por los primeros días de la pandemia, ofreciendo una panorámica de la presión y el estrés continuo al que estuvieron sometidos los médicos, enfermeros y voluntarios, mezclándolos con imágenes de archivo de declaraciones en los medios de comunicación de los representantes políticos, que marcan el desarrollo temporal. La intención es la de analizar de qué forma algunas decisiones tomadas desde el Servicio Nacional de Salud (NHS) afectaron a su trabajo e incluso lo entorpecieron. En el episodio Containment (T1E1) los médicos se enfrentan a las órdenes de no realizar tests de coronavirus a los pacientes, aunque tuvieran síntomas, si estos no contaban con un historial de viajes reciente, a pesar de las advertencias que provenían de países como Italia, donde la pandemia se había extendido, de que el virus era muy contagioso. 

Hay una visceralidad en la representación de esta experiencia de los médicos que a veces enturbia el desarrollo de los personajes y de una trama que parece una sucesión de ejemplos de cómo las decisiones tomadas en los despachos se confrontaban con la realidad que se vivía en los hospitales. Pero algunas flaquezas narrativas no enturbian la capacidad de Breathtaking (Filmin, 2024) para ser conmovedora y aterradora al mismo tiempo. Y de recordarnos algunas imágenes reconocibles, como al final del episodio Delay (T1E2) cuando la Dra. Henderson observa a personas en las calles aplaudiendo al servicio sanitario, ese reconocimiento ciudadano que sin embargo hemos visto que finalmente no se ha concretado en una valoración adecuada de su trabajo, sometido a pesar de la experiencia de una pandemia mundial, a posteriores recortes presupuestarios y despidos. La serie es contundente en su mensaje, como en la entrevista que concede la protagonista a un medio de comunicación: "Creo que ha habido muertes por COVID en residencias, en hospitales, en ambulancias que son consecuencia directa de un confinamiento tardío e incompleto". Una frase que podría trasladarse a otros países como España, pero que en Gran Bretaña tiene un mayor impacto por la actitud negacionista de Boris Johnson al comienzo de la pandemia, cuando se recuerda en la serie que afirmaba haber estrechado la mano a pacientes en hospitales (meses después acabaría convirtiéndose en uno de los afectados). O decisiones controvertidas como la de permitir reuniones familiares en Navidad, lo que provocó un nuevo repunte de los contagios. 

El enfoque de cada episodio en algunos pacientes, a la manera de los habituales procedimentales médicos, permite sin embargo una mayor identificación con la historia, y algunas decisiones visuales del director Craig Viveiros son impactantes, como mostrar las cicatrices que las mascarillas provocaban en los rostros de los médicos. Hay momentos especialmente sobrecogedores, como cuando en Mitigation (T1E3) las órdenes superiores impiden la operación de un paciente para extirparle un tumor, simplemente porque todas las camas de postoperatorio están reservadas para enfermos de coronavirus. Sabemos que en el mundo se han producido aproximadamente 7 millones de muertes por COVID, pero lo que no sabremos nunca es cuántos fallecimientos han sido daños colaterales, en pacientes que no han muerto por la enfermedad sino por no haber podido ser atendidos correctamente debido al colapso de los hospitales. Esa es una realidad terrible que Breathtaking pone de manifiesto de una manera que provoca impotencia, dando paso también a la representación de las oleadas de negacionismo absurdo: "Esas personas que menciona pueden y deben hablar sobre sus puntos de vista y su propia experiencia. Pero lo que no pueden hacer es negar mi realidad. Porque si enferman y tienen que acudir a un hospital, entonces mi realidad se convierte en la suya". 

______________________________________
Películas mencionadas:

Avatar: El sentido del aguaPobres criaturas, The creator, The Marvels y La favorita se pueden ver en Disney+.
Oppenheimer se puede ver en SkyShowtime.
Dune: Parte Dos se puede ver en Max.
American fiction y Saltburn se pueden ver en Prime Video.
Rock Hudson: Solo el el cielo lo supo y Saben aquell se pueden ver en Movistar Plus+.
El doctor Mabuse se puede ver en Filmin. 
Mientras duermes se puede ver en FlixOlé, Movistar Plus+ y Netflix.
Amor al cuadrado se puede ver en Netflix. 
El silencio de los corderos y La noche del cazador se pueden ver en Filmin y Prime Video. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario