01 agosto, 2025

Fantasia '25 - Parte 8: PUNCH! BAM! CRASH! MIAU!

La presencia de los gatos se ha convertido en una seña de identidad del Fantasia Festival, provocando una de las características más curiosas de las proyecciones, cuando al apagarse las luces de la sala, el público asistente comienza a maullar o aullar. Esta costumbre proviene de la edición del festival en la que se estrenó la serie británica Simon's cat (2008-), las vicisitudes de un gato y su dueño, contadas en episodios de 4 minutos, que todavía sigue produciéndose. Durante su presentación, los espectadores comenzaron a maullar, dentro de esa habitual participación activa que suelen tener los aficionados al cine fantástico, y quedó como una costumbre permanente del festival, junto a los aplausos cada vez que aparece el anuncio de la marca de noodles de origen coreana Nongshim, porque utilizan el mismo spot publicitario desde hace más de una década. Por eso también hay una presencia destacada durante el festival de un refugio para gatos abandonados que ofrece merchandising para recaudar dinero y se suelen incluir en su programación películas que tienen a los gatos como protagonistas. Este año se ha podido ver el largometraje de animación Tamala 2030: A punk cat in dark (t.o.L., 2025) y una versión de la película Lo oculto (Dennis Héroux, 1977), que se estrenó en VHS en Quebec con doblaje al francés y cambiando el título original por Brrr...!. Protagonizada por Peter Cushing y Donald Pleasance, era una antología de historias de terror que utilizaba la presencia de un gato negro. Sin olvidar la serie de animación producida por Takashi Miike Nyaight of the living cat (Crunchyroll, 2025), que comentamos en esta crónica dedicada a algunas de las películas de acción y artes marciales que se incluyen en la programación.  

Hi-Five

Kang Hyung-chul

Corea del Sur 2025 | Selección Oficial | 

Mientras Marvel y DC continúan regresando a las mismas historias y los mismos personajes, algunas cinematografías tratan de ofrecer perspectivas diferentes al género de superhéroes, y las incursiones de Corea del Sur suelen ser especialmente atractivas, ya sea en formato de serie como Moving (Disney+, 2023) o de largometrajes como Psychokinesis (Yeong-Sang-ho, 2018), que ofrecen una mirada irónica sobre este particular universo. La última propuesta que se une a esta tendencia es la comedia de acción Hi-Five (Kang Hyung-chul, 2025), una producción de alto presupuesto que comienza con un plano cenital de una ambulancia dirigiéndose a una sala de operaciones donde un donante de órganos que se ha suicidado es sometido a la extracción de sus seis órganos vitales, provocando un fenómeno extraño de descomposición cuando éstos han sido extirpados. Como es fácil imaginar, los enfermos receptores acabarán experimentando cambios importantes en sus habilidades que están relacionados con los órganos trasplantados: la joven Park Wan-seo (Lee Jae-in), que ha recibido el corazón, tiene ahora supervelocidad y una fuerza sobrehumana; el trasplante de pulmón de Park Ji-sung (Ahn Jae-hong) le permite lanzar objetos a larga distancia con una bocanada de aire; Hwang Ki-dong (Yoo Ah-in) controla los elementos electrónicos y Huh Yak-sun (Kim Hee-won) es capaz de sanar las heridas rápidamente. La única que no sabe exactamente cuál es su superpoder es Kim Seonnyeo (Ra Miran), a la que han trasplantado el riñón, quien vive con el sentimiento de culpabilidad de haber provocado la muerte de dos personas cuando intentó suicidarse prendiendo fuego a su casa. El suicidio es un tema que se aborda como trasfondo, lo que muestra que el director y guionista Kang Hyung-chul (1974, Corea del Sur) también quiere incorporar comentarios sobre las problemáticas de la sociedad coreana, y de hecho los personajes representan en sus vidas privadas a diferentes sectores y generaciones, conformando un mosaico que consigue reflejar aspectos más profundos que el simple entretenimiento en el que está envuelta la historia. Hay una referencia a la relación complicada entre Japón y Corea del Sur a través de una conversación entre Park Jisung y Hwang Ki-dong, y la anterior película del director, Swing kids (2018) abordaba la historia de un soldado bailarín de claqué con el trasfondo de la guerra entre las dos Coreas, lo que refleja su interés por incorporar elementos adyacentes que tienen un contexto político. 

Pero Hi-Five es sobre todo una comedia que utiliza la parodia de las películas de superhéroes a través de sus elementos más reconocibles, como cuando Park Ji-sung considera que si ellos tienen superpoderes es porque debe haber un supervillano al que deben enfrentarse. O cuando Hwang Ki-dong provoca un comentario al tratar de explicar su habilidad especial: "Eres capaz de provocar electricidad estática, ¿quién eres, Pikachu?". Así que nos encontramos ante una comedia muy divertida en la forma en que presenta a los personajes y desarrollan sus poderes. Hay una secuencia de persecución con la canción "Never gonna give you up" (1987) de Rick Astley que es especialmente ingeniosa, aunque los efectos visuales puedan ser de dibujo animado, lo que demuestra que se puede recurrir a lugares comunes para hacerlos más frescos y entretenidos. Pero la película plantea una mayor profundidad en la forma en que los protagonistas no consiguen resolver sus problemas cotidianos a pesar de sus poderes especiales, cada uno de ellos enfrentado a diferentes situaciones vitales que las habilidades no sirven para mejorar. El sentimiento de culpabilidad de Kim Seonnyeo no desaparece, mientras que la joven Park Ji-sung sigue teniendo que resolver su futuro frente al chantaje emocional de su padre Park Jongmin (Oh Jungse), un antiguo campeón de taekwondo que compitió en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, pero que no quiere que su hija practique este deporte después de haber sufrido el ataque al corazón que la llevó a la sala de operaciones. Esta relación está bien desarrollada y el momento en el que el padre se enfrenta a un grupo de asaltantes sin saber que le está ayudando su hija también es uno de los más divertidos de la película. Cuando Kang Hyung-chul plantea la necesidad de unirse como grupo para vencer al villano, no solo lo está haciendo en el plano de de la fantasía de superhéroes, sino que también lo traslada al terreno de la vida diaria, de manera que es el sentido de comunidad el que consigue las victorias frente al sentimiento de individualidad que caracteriza a sociedades como la coreana. De manera que el título Hi-Five (Choca esos cinco) adquiere su principal significado y plantea que un individuo que acumula poderes no es necesariamente el más poderoso frente a un equipo que sabe compartirlos. 

Good game

Dickson Leung

Hong Kong 2025 | Selección Oficial | 


Más allá de ser un nicho para aficionados a las videoconsolas, los eSports se han convertido en una industria que no solo genera beneficios, sino que ha llegado a considerarse un fenómeno cultural presente en muchas disciplinas. En España, el estudio Entertainment and Media Outlook 2021-2026 España, elaborado por PwC, calcula que alcanzará en 2026 unos ingresos de 53 millones de euros, duplicando los 27 millones de 2021. Aunque generalmente se tiene la percepción de que los aficionados pertenecen a una generación muy joven, los estudios indican que hay un alto porcentaje de seguidores de más de 25 años con un buen poder adquisitivo. Marcas de moda como Louis Vuitton han diseñado productos especiales para competiciones mundiales que se han agotado en poco tiempo. Así que no resulta extraño que aparezcan películas que abordan este tipo de competiciones, como Good game (Dickson Leung, 2025), una producción de Hong-Kong que utiliza la estructura narrativa de las historias deportivas para explorar el mundo competitivo de los gamers a través de una trama tan sencilla como efectiva, pero que nunca llega a ser demasiado emocionante. Solo (Will Or) es un buen jugador cuyo egoísmo provoca que su equipo pierda en una de las competiciones más importantes, así que el patrocinador del equipo decide dejar de apoyarlo, provocando la separación de sus miembros. Mientras tanto, el veterano Tai (Andrew Lam) se enfrenta a la crisis de un local de juegos al que los jóvenes ya no acuden porque prefieren jugar en sus móviles, pero su sobrina Fay (Yanny Chan) tiene la idea de participar en el torneo Hong Kong One, uno de los más importantes del entorno de los eSports, aunque necesita formar un equipo en menos de 24 horas. Reconociendo a Solo en el local, Fay le propone liderar un equipo que estaría formado por ella, su tío y el ex-actor de películas de acción Octo (Lo Meng), que ha decidido jugar para complacer a su esposa Lan (So-Bo Fung), que comienza a sufrir demencia. Esta mezcla de jugadores de diferentes generaciones provoca algunos de los momentos divertidos de la película, mostrando el contraste entre el arrogante Solo y los miembros más veteranos, a los que él considera incapaces de aguantar la presión de una competición, pero la película en realidad utiliza fórmulas parecidas a películas deportivas sobre personajes inadaptados que forman un equipo en el que nadie cree, para acabar demostrando que la unión hace la fuerza. 

El título Good game proviene de la frase que suelen decir los perdedores en este tipo de torneos, reconociendo el esfuerzo a pesar de la derrota con espíritu deportivo. El director Dickson Leung, que ha trabajado como asistente de dirección en películas de acción como Juego sucio (Internal affairs) (Andrew Lau, Alan Ma, 2002) o The bullet vanishes (Chi-Leung Lo, 2012), maneja bien las secuencias de combate en el interior del juego. Tomando la decisión de no utilizar personajes generados por CGI, sino actores reales que incorporan a los avatares de los jugadores, consigue crear escenas de acción elaboradas en las que alterna el punto de vista en primera persona al estilo Hardcore Henry (Ilya Naishuller, 2015) con desplazamientos hacia la tercera persona, ofreciendo un particular efecto que resulta muy espectacular, especialmente en la secuencia del comienzo de la película. Pero descuida la lógica del juego "One Man Standing" (el último superviviente es el ganador) y no parece demasiado interesado en construir una estrategia clara para el equipo, de manera que la construcción del entorno de la competición se siente demasiado perezosa en el desarrollo de los elementos que la componen. Hay una mayor atención a los aspectos dramáticos de los personajes, especialmente en el caso de Octo y su esposa Lan, y a las relaciones que se se establecen entre ellos, pero en este aspecto también acaba siendo demasiado previsible: Solo descubre el espíritu de equipo gracias a este grupo de personas que juegan por la satisfacción de divertirse más que por la obsesión competitiva, lo que le permite descubrir el auténtico espíritu deportivo. Pero no hay una exploración real del mundo de los eSports más allá de la intención de ofrecer un entretenimiento algo básico en su sentido del humor y superficial en el desarrollo de los personajes. Ni siquiera aprovecha su clara vocación de establecer los deportes electrónicos como una disciplina equiparable a los deportes tradicionales, un debate que se ha ido generando en los últimos años, incluso con alguna petición de que formen parte de los Juegos Olímpicos de Los Angeles en 2028, una posibilidad algo lejana debido al carácter violento de algunos de estos juegos. El Comité Olímpico ha organizado eventos paralelos como la Serie Olímpica de eSports, pero sin considerar la posibilidad de incluirlo como deporte olímpico. 

La città proibita

Gabriele Mainetti

Italia 2025 | Cheval Noir | 

Nastri d'Argento '25: Mejor Dirección, Mejor Sonido

Karlovy Vary '25: Sección Horizons


Muy aficionado a mezclar géneros, Gabriele Mainetti (1976, Italia) se atreve ahora con una fusión entre el subgénero de mafias y el cine de artes marciales con un resultado tan satisfactorio que le ha permitido llevarse el premio Nastro d'Argento a la Mejor Dirección en la reciente ceremonia de los premios del Sindicato Nacional de Críticos de Cine, por encima de favoritos como Paolo Sorrentino, Paolo Genovese, Ferzan Ozpetek o Francesca Comencini, que logró el premio a la Mejor Película por Il tempo che ci vuole (2024). Gabriele Mainetti se consolida así, más en Italia que en el resto del mundo, como un realizador que sabe combinar el espíritu comercial de sus propuestas con un cierto toque autoral, algo que los críticos también reconocieron con el Nastro d'Argento al Mejor Nuevo Director por su debut Le llamaban Jeeg Robot (2016), y posteriormente se consolidó en su película más popular, Freaks out (2021), que compitió en el Festival de Sitges. Ahora se introduce en el género spaghetti-artes marciales (en Alemania la película se ha estrenado con el expresivo título de Kung fu en Roma) que ya había inventado el spaghetti western El karate, el colt y el impostor (Antonio Margheriti, 1974) reuniendo a Lee Van Cleef con Lo Lieh, para crear una de esas historias de relaciones familiares en las que casi siempre terminan desembocando sus películas. Pero hay un elemento adicional importante en La città proibita (Gabriele Mainetti, 2025), gracias a la incorporación en el guión de Stefano Bises y Davide Serino, dos de los escritores más destacados del audiovisual italiano, responsables de grandes series como Exterior noche (Filmin, 2022), Esto no es Hollywood (Disney+, 2024) y M. El hijo del siglo (SkyShowtime, 2024), aunque también han cometido errores como Unwanted (SkyShowtime, 2024). La protagonista es Mei (Liu Yaxi), cuyos padres desafiaron la política del hijo único que China instauró a finales del siglo pasado, por lo que ella como hija menor ha permanecido escondida mientras su hermana mayor Yun (Haijin Ye) podía vivir una vida normal, aunque acaba envuelta en una red de prostitución de mujeres asiáticas en Roma. Cuando su hermana desaparece, Mei viaja a Italia para tratar de averiguar qué ha ocurrido con ella, mientras se enfrenta a los dueños de un burdel que se esconde tras la fachada de un restaurante chino que se llama La città proibita. Por su parte, Marcello (Enrico Borello) se dedica a cocinar en un restaurante que gestiona junto a su madre Lorena (Sabrina Ferilli), pero se convertirá en el principal aliado de Mei para tratar de encontrar a su hermana. Juntos descubren que la relación de Yun con el dueño de otro restaurante, Alberto (Luca Zingaretti) ha provocado malestar entre los miembros de la mafia italiana a cargo de Annibale (Marco Giallini) y las triadas chinas que lidera el Sr. Wang (Chunyu Shanshan). 

Como comentábamos, vuelven a surgir las relaciones familiares entre los personajes como un elemento principal del cine de Gabriele Mainetti: la de Marcello dentro de una familia con conexiones con la mafia y la de Mei en su búsqueda de la verdad respecto a su hermana. Hay una preocupación de explorar este tema incluso por encima de abordar otros como la inmigración o la propia convivencia de personas de diferentes culturas en el barrio romano de Esquilino. El director prefiere ofrecer una muestra del género de artes marciales a través de elaboradas secuencias de coreografías de luchas, bien ejecutadas por Lou Yaxi, que fue doble de secuencias de acción de la película Mulan (Niki Caro, 2020), más que adentrarse en cuestiones más profundas, aunque las motivaciones de los personajes están adecuadamente desarrolladas. Lo que aportan dos guionistas experimentados como Stefano Bises y Davide Serino es la construcción de un trasfondo histórico y la incorporación de temas que de alguna manera se reflejan en la actualidad, una característica muy común en sus incursiones históricas en formato de series. Así, se habla del auge del nacionalismo en Italia frente a la llegada cada vez más numerosa de inmigrantes, y de los conflictos culturales acrecentados entre las redes de delincuencia chinas y la mafia italiana, lo que acaba siendo uno de los elementos más interesantes de una película que no profundiza mucho por su condición de cine de acción. La città proibita tiene las características del cine de Gabriele Mainetti para bien y para mal, desde un manejo de la planificación y el montaje muy notables, hasta una banda sonora muy destacable del joven compositor italiano, afincado en Londres, Fabio Amurri. También abundan las referencias cinematográficas tan características de su cine, con un paseo nocturno en moto por las calles  de la ciudad que inevitablemente recuerda al de Gregory Peck y Audrey Hepburn en Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953). Pero también contiene su habitual grandilocuencia exagerada y una tendencia a alargar la historia hasta las dos horas y veinte que no parecía necesaria. 

Stuntman

Albert Leung, Herbert Leung

Hong-Kong 2025 | Selección Oficial | 


El homenaje a los especialistas de cine que nos prometió El especialista (David Leitch, 2024) se desarrolla con menos estridencia (y quizás también menos espectacularidad) en esta película que rinde tributo al cine de artes marciales que se popularizó gracias a nombres como los de John Woo o los Shaw Brothers. Otros dos hermanos, Albert y Herbert Leung, son los responsables de dirigir esta historia que tiene como protagonista a Stephen Tung Wai, un actor que los aficionados al género podrán reconocer de películas como El increíble maestro del Kung-fu (Joe Cheung, 1979), Un mañana mejor (John Woo, 1986) o Hervidero (Hard-boiled) (John Woo, 1992), aunque ha trabajado sobre todo como especialista de acción. Pero precisamente interpreta a Lee Sam, un antiguo coreógrafo de escenas de acción ya retirado que fue responsable de un accidente grave durante el rodaje de una secuencia. Cuando su amigo Cho Tin Hang (Yin-Gor To) decide contratarle para que dirija las escenas con especialistas de su próximo proyecto, parece una forma de redención, pero el sistema de rodaje de las películas ha cambiado mucho desde los mejores tiempos del cine de acción: los presupuestos están manejados rigurosamente por productoras que parecen fondos de inversión, y las medidas de seguridad impuestas para evitar accidentes chocan con las exigencias de Lee Sam para conseguir el mayor realismo posible. En el rodaje se encuentra además la superestrella Wai (Philip Ng), que le debe su carrera a Lee Sam, pero que se niega a arriesgarse con las exigencias del director, mientras el novato Lung (Terrance Lau) se incorpora al equipo de especialistas con una pasión que ya perdió hace tiempo el veterano coreógrafo. Se conforma así un núcleo de personajes que protagonizan conflictos durante el rodaje de una película que permite mostrar los entresijos de las coreografías de acción, aunque los resultados puedan ser más modestos de lo que pudiéramos esperar, a pesar de que fue nominada en la categoría de Mejor Coreografía tanto en el Golden Horse Film Festival como en los Premios Nacionales de Hong-Kong. Pero Stuntman (Albert Leung, Herbert Leung, 2024) es más interesante en el tratamiento de las relaciones entre los personajes y la confrontación entre las nuevas generaciones de especialistas que de alguna manera han desplazado a los veteranos, que se sienten incómodos dentro de una industria en la que ya no encajan. Pero la historia plantea que hay una forma de combinar el estilo antiguo, más arriesgado para los especialistas, con el nuevo, que necesita mayor creatividad para ser más impactante sin poner en riesgo físico a los actores. Por eso los directores prefieren no concentrarse tanto en recrear escenas espectaculares para las que posiblemente no tienen presupuesto, sino en desarrollar la forma en que Lee Sam trata de adaptarse a una nueva forma de rodar. 

Es cierto que hay subtramas que resultan demasiado previsibles, como la relación distante de Lee Sam con su hija Cherry (Cecilia Choi), que nunca le ha sentido como un padre porque siempre ha puesto por delante el compromiso de su profesión antes que la responsabilidad paterna. Así que, cuando ella está a punto de casarse, él intenta recuperar una parte de la relación, pero acaba fallando inevitablemente a su hija porque se sigue obsesionando con el trabajo. Pero hay tan poco desarrollo en el personaje de Cherry que esta línea argumental acaba perdida en medio de una historia que tiene otros elementos de interés. De hecho, funciona mejor la relación con el joven Lung, que consigue demostrar a su maestro que es posible conseguir buenos resultados sin arriesgar vidas. Incluso el actor Wai, que parece prepotente y caprichoso al principio, acaba demostrando que su preocupación es la seguridad de los especialistas aunque para ello tenga que sacrificar escenas más espectaculares, recordando aquel accidente que terminó con la carrera de Lee Sam. Stuntman no tiene miedo de adentrarse en el terreno del drama, y esa es una de sus virtudes: no pretende ser una película de acción que reflexiona sobre el trabajo de los especialistas, como la de Ryan Gosling, sino que es un drama de personajes que se desarrolla dentro del mundo de los especialistas de cine, lo que resulta una diferencia notable. Los hermanos Leung tratan de encontrar un equilibrio como directores, pero la historia sobresale porque se enfoca en sus protagonistas más que en sus proezas, en el drama interior más que en las espectacularidad física, lo que acaba proporcionando un carácter personal a la película. Tiene sus defectos, pero en su reflexión sobre la inutilidad de la nostalgia también se extiende a la representación de Hong Kong como una sociedad preocupada en mirar al pasado cuando tiene el presente delante. 

Blazing fists

Takashi Miike

Japón 2025 | Selección Oficial | 

IFFR Rotterdam '25: Limelight


El prolífico director Takashi Miike (1960, Japón) presenta en Fantasia Festival tres proyectos diferentes que demuestran su versatilidad, aunque el más conectado con el tipo de género que más ha abordado puede ser esta historia de bandas juveniles enfrentadas en un tipo de artes marciales mixtas que ha ganado popularidad en los últimos años. Breaking down consiste en un combate entre luchadores de todos los ámbitos que se enfrentan en un solo asalto durante un solo minuto para determinar quién es el ganador, una forma de deconstruir la imagen habitual de estos deportes para establecer un tipo de enfrentamiento que exige desplegar todos los recursos en un tiempo muy corto. La historia comienza en un centro de detención juvenil en el que Ryoma Akai (Kaname Yoshizawa) acaba de ingresar y conoce a Ikuto Yagira (Danhi Kinoshita). Este último no sabe que Ryoma es el responsable de que haya pasado un año en el reformatorio, pero se forja un tipo de amistad que permanece incluso cuando salen en libertad condicional y comienzan a trabajar en una fábrica. Motivados por el discurso que dio en el centro juvenil el famoso jugador de MMA Mikuru Asakura, que se interpreta a sí mismo y cuya historia real ha inspirado esta película, ambos se incorporan a un gimnasio en el que realizan entrenamientos para participar en un torneo de Breaking Down. A lo largo de sus dos horas de duración, Blazing fists (Takashi Miike, 2025) se estructura a partir de una narrativa tradicional de género deportivo, pero desarrolla dinámicas familiares de ambos protagonistas para establecer principalmente un drama sobre la amistad inquebrantable que puede situarlo en un ámbito diferente al que nos tiene acostumbrados el director japonés. Desde el reencuentro con antiguos compañeros hasta la relación de Ryoma e Ikuto con sus respectivas madres, que tienen percepciones muy diferentes sobre sus hijos, la película aborda la reinserción a través del deporte pero también presenta una trama de corrupción policial relacionada con el padre de Ikuto, encarcelado injustamente, que conecta con un rival del joven en una relación algo forzada. Blazing fists a veces parece tener el espíritu de aquel V-cinema que convirtió a Takashi Miike en un director de culto, a través de una filmografía prolífica, desde principios de los noventa, que se editaba directamente en video y que permitió a una generación de directores japoneses la libertad que les permitía un formato que no estaba sujeto a las directrices de la industria, y que en su caso desembocó en Shinjuku Triad Society (Takashi Miike, 1995), la primera película que realizó para su estreno en salas de cine. 

Con un centenar de películas a sus espaldas, el director es una institución en el mundo del cine hasta el punto que festivales como Rotterdam, que no suelen incorporar este tipo de títulos en su programación, incluyó Blazing fists en su sección Limelight este año, aunque entre los dos largometrajes de Takashi Miike que presenta Fantasia Festival éste no sea el más sólido. Las últimas películas del director, incluso las del género de acción, tienen una cualidad más contemplativa y menos radical que en otras épocas, y aunque ésta puede tener destellos de Crows Zero (2007), se podría decir que está más cerca de un coming-of-age en el que los dos adolescentes se enfrentan, después del reformatorio, a las problemáticas de la edad adulta, y los combates en el ring adquieren la forma de un aprendizaje, pero también de un crecimiento interior. Hay mucho humor en una película que dedica veinte minutos a un enfrentamiento entre bandas que contiene esos toques de extravagancia que se pueden encontrar en las películas del director, aunque en un tono mucho menos caótico. Antes del enfrentamiento, Ikuto recuerda la leyenda de Mikuru Asakura cuando se enfrentó a un grupo numeroso: "Ellos eran 2 y los otros eran 50. No ganó, pero pudo vivir para contarlo". Al fin y al cabo, se trata de una historia sobre la supervivencia y la madurez, aunque el aprendizaje se consiga a través del dolor. Lo mejor que tiene Blazing fists es su manera de equilibrarse entre diferentes tonalidades, explorando el drama juvenil pero a través del esfuerzo deportivo, un subgénero que no había tratado Takashi Miike hasta ahora. Y quizás acercarse a un tipo de combate reglado y controlado dice mucho de la etapa que está viviendo el director, aunque al final sigue surgiendo la energía del espíritu libre. 

Nyaight of the living cat

Tomohiro Kamiya

Japón 2025 | Animation Plus | 


Aunque se estrenó en la plataforma Crunchyroll antes de que se presentara en Fantasia Festival, y ya están disponibles los cuatro episodios que se proyectaron, Nyaight of the living cat (Crunchyroll, 2025) es un interesante complemento a las películas de Takashi Miike que se presentan en la programación del festival, porque en este caso ejerce como director ejecutivo de una serie de animación que se desarrolla en el indeterminado año 20xx. Un virus se ha propagado por todo el mundo, provocando que las personas a las que tocan los gatos se conviertan también en gatos, que acaban apoderándose de nuestro planeta. No hay ataques violentos ni sangrientos en esta comedia de acción, sino que los gatos utilizan la atracción que suelen experimentar los humanos hacia ellos para conseguir que se acerquen y transmitirles el virus, transformándoles en felinos. Se trata de una ingeniosa reinterpretación del género de zombis que abunda en la comedia a través de unos animales que usan su encanto frente a unos humanos que apenas pueden resistirse a su instinto de acariciarles. Hay referencias a los videos de gatos que tan populares se han hecho en las redes sociales, hasta el punto que algunos personajes no pueden resistir la tentación de fotografiar o grabar a un gato haciendo travesuras, poniéndose ellos mismos en peligro. La serie está basada en el manga Nyaight of the living cat (2020) escrita por Hawkman e ilustrada por Mecha-Roots, que se ha reeditado recientemente en siete volúmenes. Aunque la historia original se centraba en un gato nacido de cría selectiva y que portaba un virus que se acabó extendiendo por todo el mundo, el anime comienza cuando ya se ha producido el contagio masivo, y está protagonizado por un grupo de jóvenes que tratan de sobrevivir: Gaku (Ryôta Takeuchi) y su hermana Kaoru (Reina Ueda), dueños de una cat-cafetería llamada Megokoro Nekome, su empleado Kunagi (Masaaki Mizunaka) y Tsutsumi (Yû Serizawa), presentados en flashback en el episodio Todo se convierte en gatos (T1E1). La introducción musical de un tema de trash metal compuesto por Kōji Endo con la colaboración del guitarrista de Megadeth, Marty Friedman establece el tono de la serie como una aventura algo caótica pero siempre cómica, que utiliza los tropos del género de terror para crear secuencias que podrían ser tan serias como una persecución de un velociraptor, pero en este caso adoptando la forma de unos gatos que solo quieren acercarse para ser acariciados. 

La serie se desarrolla como una tradicional historia de zombis, pero con el encanto que provocan unos gatos amenazadores por sus consecuencias, aunque manteniendo ese carácter adorable, incluso cuando en el episodio Los gatos son los dueños de este despiadado mundo (T1E4) un destacamento de helicópteros trata de rescatar a los habitantes humanos que quedan en la ciudad. Este último episodio sale de la ciudad cuando los protagonistas se dirigen a un campamento de refugiados humanos y se incorpora un nuevo personaje, lo que aporta una perspectiva diferente. A pesar de la presencia de Takashi Miike como director ejecutivo, Nyaight of the living cat es una serie de animación tradicional con un planteamiento simpático y un tono de humor que a veces se puede hacer repetitivo. No destaca especialmente el trabajo de animación del estudio OLM, que trata de mantenerse fiel al tipo de ilustraciones que tenía el manga, pero en una planificación algo básica con poco dinamismo en los movimientos, usando en ocasiones imágenes estáticas. A pesar de ello, sus episodios de poco más de veinte minutos son lo suficientemente entretenidos, y para los amantes de los gatos, durante los créditos finales de cada capítulo se incluyen unas escenas que se desarrollan en la cafetería Megokoro Nekome, en la que los protagonistas ofrecen consejos sobre el cuidado y la alimentación de los felinos, cuyo contenido está supervisado por la revista especializada japonesa Nekobiyori. La serie se puede ver en la plataforma Crunchyroll, que estrena un episodio semanal y ofrece los episodios de las anteriores semanas de forma gratuita. 

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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):

Lo oculto y Hervidero se pueden ver en Filmin.
Psychokinesis se puede ver en Netflix. 
El karate, el colt y el impostor se puede ver en FlixOlé.
Mulan se puede ver en Disney+.
El especialista se puede ver en Movistar Plus+ y SkyShowtime.
Crows Zero se puede ver en Prime Video. 

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