La celebración de los Premios Goya de este año, dirigida y presentada por Antonio Banderas y María Casado, en un Teatro Soho de Málaga con las butacas vacías ha sido una representación simbólica de la situación que se ha vivido en el sector cultural (en muchos sectores económicos) durante este año de pandemia. Las cifras son claras: en 2020 se perdió un 72% de la recaudación en taquilla respecto a 2019, que fue un año de crecimiento. Aunque también es verdad que esta caída no se compara con el aumento del visionado de películas en las plataformas digitales, de lo que no hay cifras claras debido a la opacidad de estas plataformas. Con lo que realmente no sabemos de qué forma el aumento del consumo en casa ha podido equilibrar la falta de espectadores en las salas de cine. En todo caso, la ceremonia de los Goya se convirtió en una reivindicación de las actividades presenciales pero, al mismo tiempo, precisamente por esa no presencia acabó siendo una de las más cortas de la historia. Esto es lo mejor y lo peor que vimos en la 35ª Gala de los Goya.
© Ana Belén Fernández |
LO MEJOR: La agilidad. Con una duración de apenas dos horas y media, ésta ha sido la entrega de premios más corta que hemos visto en España. La entrega de los galardones en pequeños grupos de cineastas aportó una rapidez, especialmente en la primera parte, que solo era frenada por los habituales discursos del presidente de la Academia, Mariano Barroso, o el Premio Honorífico a Ángela Molina. Pero sin duda fue una buena idea agrupar las categorías e ir directamente al grano, aunque ciertamente le quitó algo de esa frivolidad que tanto gusta en estas ceremonias.
LO PEOR: La sobriedad. Antonio Banderas había anunciado una ceremonia sobria, pero le salió una ceremonia triste. Es cierto que el cine en particular y el sector cultural en general están pasando un mal momento (no peor que el de otras actividades económicas), pero la ceremonia transmitió una sensación de acto fúnebre que está en contraposición con la esencia de una entrega de premios. Este tipo de ceremonias se organizan para celebrar el cine, para reconocer el trabajo de los profesionales y las películas que más han gustado a los miembros de la Academia de Cine durante los últimos meses. Convertirla en una gala melancólica es un error, sobre todo cuando los mensajes que se dan están en contra de esa idea. "El cine cura", se llegó a decir. Pero el cine cura porque consigue que los espectadores se evadan de la realidad.
LO MEJOR: La naturalidad de los premiados. Mientras en el Teatro Soho parecían a punto de llorar todo el tiempo (excepto la maravillosa Najwa Nimri, a la que le importa todo un moco), la posibilidad de dar a conocer los premios a unos ganadores que estaban en sus casa o en habitaciones de hotel rodeados de familiares aportó la realidad de lo que debe ser una ceremonia de estas características: una celebración, una fiesta del reconocimiento al trabajo. La naturalidad en la mayor parte de los premiados fue contagiosa, incluída alguna curiosidad (ese "Ven aquí hostias", las notificaciones de un whatsapp mientras el premiado daba un discurso, el perro de Mabel Lozano...). Y esta naturalidad fue la que realmente transmite la esencia de una entrega de premios.
LO PEOR: El no reconocimiento a la taquilla. Se puede entender que películas como Padre no hay que uno 2: La llegada de la suegra (Santiago Segura, 2020) o Hasta que la boda nos separe (Dani de la Orden, 2020) no son precisamente carne de nominaciones a los Premios Goya. De hecho, la única de las cinco películas más taquilleras del año pasado que consiguió nominaciones fue Adú (Salvador Calvo, 2020). Pero lo que no se entiende es su absoluta ausencia de una ceremonia que se supone que debe celebrar el éxito del cine español. Cuesta muy poco introducir un montaje en el que sí estén presentes las películas que sí han recibido la atención de los espectadores, porque esas películas (nos gusten más o menos) sí han sido el auténtico motor del cine español en un año complicado. Y está muy bien reconocer el trabajo de las/os enfermeras/os, pero habitualmente se olvida invitar a aquellos que han sido responsables de los grandes éxitos de taquilla a entregar premios, aunque ellos no estén nominados.
LO MEJOR: El homenaje a Luis García Berlanga. El 12 de junio de 1921 nació uno de los grandes genios de nuestro cine, y por eso la ceremonia de los Premios Goya del próximo año se celebrará en Valencia. ¿Por qué no este año, que es cuando toca? En la ceremonia se le rindió un homenaje de esos que tanto nos gustan (y tanto escasean últimamente) en el que pudimos recordar algunas de sus películas inolvidables, que en un año de conmemoración como éste es una buena excusa para rescatar. Muy hermosa, aunque algo melancólica, cuando se trata de una canción alegre, la versión que hizo Diana Navarro de la "Coplilla de las divisas", que se conoce más como "Americanos", una canción escrita por Juan Solano, pero parece que también con aportaciones del propio Berlanga, Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura, que cantaba Lolita Sevilla en ¡Bienvenido Mr. Marshall! (Luis García Berlanga, 1953).
© Ana Belén Fernández |
LO PEOR. Yo apoio al cine espanol. Muy berlanguiana fue la aparición de diversas estrellas de Hollywood y otras figuras del cine internacional para "apoyar" al cine español. Antonio Banderas tiró de agenda (y de ex-parejas) para conseguir una buena lista de figuras reconocidas del cine. Pero se sentía demasiado forzada. La idea puede ser más o menos acertada, pero debería hacerse con personalidades que realmente sepan de lo que hablan. No tiene sentido incluir a Sylvester Stallone, que posiblemente no ha visto ninguna película española en su vida, o mensajes que parecen hechos por compromiso. Y es bastante hipócrita que aparezca Thierry Frémaux, director del Festival de Cannes, apoyando el cine español cuando desde hace tiempo no incluye ninguna película española en la programación del festival, exceptuando las de Pedro Almodóvar.
LO MEJOR. 1992. Aunque se trata de una propuesta irregular, que funciona mejor en el plano íntimo en torno a la relación madre-hija que en la representación del conjunto de las protagonistas, Las niñas (Pilar Palomero, 2020) es la película española que más reconocimientos ha conseguido desde que se presentó en el Festival de Berlín hace poco más de un año, incluidos galardones en el Festival de Málaga, los Premios Forqué, los Premios Feroz y los Premios Gaudí. Dejarla sin galardones principales hubiera sido un error, y finalmente consiguió los Goya a Mejor Película, Dirección Novel, Guión Original y Fotografía. Pero también era un error no considerar El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020) como una de las mejores películas, en general, de 2020. Pero al final, al menos, consiguió los Goya a Mejor Documental y Mejor Montaje. Son dos películas que hablan de la fantasía del 1992 como una cortina de humo para esconder la desintegración de España, y que de alguna manera consiguen representar lo que es hoy nuestro país desde una mirada al pasado.
© Alberto Ortega |
LO PEOR. El "justo reconocimiento". No es que tengamos nada en contra de Mario Casas, pero considerar su premio Goya como Mejor Actor Principal por No matarás (David Victori, 2020) como un "justo reconocimiento a su trayectoria" es sorprendente, sobre todo porque su filmografía no se caracteriza precisamente por películas especialmente relevantes, excepto en la taquilla. Y aunque hay que reconocer que ha evolucionado como actor, Mario Casas es uno de esos intérpretes que necesitan de una transformación física para hacer creíbles sus personajes (en el caso de No matarás, llevar gafas y peinarse hacia adelante para dar la imagen de chico apocado). Ahora que ya se ha hecho "justicia" con Mario Casas, ya pueden darle el premio Goya a Alberto Jiménez, Álex Angulo, Javier Rey, Frances Orella, Fernando Cayo y otros grandes actores que no han conseguido un premio Goya a pesar de su extensa carrera.
LO MEJOR. Las sorpresas. Dos películas pequeñas que no parecían tener muchas posibilidades finalmente consiguieron una presencia notable. Por un lado, Akelarre (Pablo Agüero, 2020), con sus defectos narrativos, es una historia singular y desde su presencia en el Festival de San Sebastián ha ido dando pequeños pasos hasta ser la película con mayor número de premios Goya: Música, Vestuario, Maquillaje, Dirección Artística y Efectos Especiales. Es una de esas películas que la temporada de premios suele impulsar, y su próximos estreno en Netflix será una buena oportunidad para descubrirla. Pero sobre todo Ane (David P. Sañudo, 2020) nos ha parecido la mejor película española de 2020 junto a El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020). Tenía pocas nominaciones, pero los premios Goya a sus actrices Patricia López Arnaiz (Actriz Principal) y Jone Laspiur (Actriz Revelación) ha sido una de las mayores alegrías de la gala, junto al premio a Guión Adaptado.
LO PEOR. Los denostados por la Academia. Es cierto que Juanma Bajo Ulloa, excepto al comienzo de su carrera, ha sido uno de los directores que menos ha recibido el reconocimiento de la Academia, pero su arriesgada película Baby (Juanma Bajo Ulloa, 2020) hubiera merecido una mejor posición en la lista de nominados. Pero lo que no se entiende (véase lo del "justo reconocimiento") es que un compositor como Bingen Mendizábal no hubiera sido nominado al Goya en ninguna ocasión, a pesar de tener grandes trabajos musicales. Este debió ser el año de su "justo reconocimiento", pero se quedó a medio camino.
LO MEJOR. Lo que está por venir. Ya que Antonio Banderas y María Casado prefirieron la melancolía, tenemos que destacar aquí ese cine español que llegará durante 2021 a pesar de las dificultades en los rodajes y la distribución. Entre los títulos que prometen un buen año de cine se encuentran El buen patrón (Fernando León de Aranoa, 2021), con Javier Bardem; Malnazidos (Javier Ruiz Caldera, Alberto Toro, 2020), película estrenada en Sitges pero cuyo estreno se ha aplazado hasta septiembre; La abuela (Paco Plaza, 2021), el regreso del director especialista en cine de terror; Libertad (Clara Roquet, 2021), debut en la dirección de la co-guionista de Los días que vendrán (Carlos Marqués-Marcet, 2019); Las leyes de la frontera (David Monzón, 2021), adaptación del libro de Javier Cercas; Espíritu sagrado (Chema García Ibarra, 2020), debut en el largometraje de uno de los cortometrajistas españoles más reconocidos; La hija (Manuel Martín Cuenca, 2020), con Javier Gutiérrez y la recién ganadora del Goya Patricia López Arnaiz; Competencia oficial (Mariano Cohn, Gastón Duprat, 2020), con Penélope Cruz y Antonio Banderas; Way down (Jaume Balagueró, 2020), la gran apuesta de Mediaset de este año, con José Coronado y Luis Tosar; o A mil kilómetros de la Navidad (Álvaro Fernández Armero, 2021), comedia navideña que estrenará Netflix.
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