Continuamos repasando parte de la programación del Festival Internacional de Ghent, que tiene lugar estos días en la ciudad belga. La edición de este año se ha celebrado desde el 13 de octubre en formato híbrido, entre presencial y online, aunque hay que decir que este último ha sido bastante decepcionante porque, a pesar de programar unos 60 títulos, menos de la mitad de la programación ha estado disponible online (por poner un ejemplo, solo se han incluido cuatro de las trece películas que conforman la Sección Oficial). Esto también plantea una reflexión sobre hasta qué punto tiene sentido organizar un festival en formato híbrido cuando la mayor parte de la programación no está disponible para ver online. En todo caso, llegamos a la jornada final del festival, que acoge la celebración de los World Soundtrack Awards (de los que hablaremos en nuestra próxima crónica), que cumplen este año su 20 aniversario. Nuestra atención se centra ahora en algunos de los títulos que se han podido ver estos días dentro de secciones paralelas del Ghent Film Festival.
Sección Oficial - New Voices
Esta sección incluye películas que están dirigidas por nuevos directores cuya relevancia ha sido notable durante este año. En ella encontramos algunos títulos conocidos como The assistant (Kitty Green, 2019), una incursión en el difícil terreno de los abusos sexuales a través de la historia de una secretaria que se ve envuelta en una oscura cobertura de complicidades con un poderoso ejecutivo de la industria del cine, cuya actitud hacia las jóvenes aspirantes a actrices parece sospechosa. Es una película silenciosa, callada, que muestra la oficina como el hábitat de un depredador sexual. "Nunca te sientes en el sofá" comenta bromeando uno de los ejecutivos. Hay una evidente referencia a Harvey Weinstein pero sin nombrarlo, y una denuncia clara de la incapacidad de enfrentarse a una maquinaria que protege al abusador.
La película Kill it and leave this town (Marius Wilczyński, 2020) consiguió la Mención Especial del Jurado en Annecy 2020. Se trata de un viaje personal a la memoria de su director, artista y dibujante polaco que ha tardado catorce años en concluir su primer largometraje. Son recuerdos de la Polonia de los años setenta, marcada aún por la ideología comunista, que nos muestran breves fragmentos de lo que podrían ser sus vivencias infantiles. Pero también reflexiona en torno a percepciones que forman parte de su imaginación. El mismo director se retrata como uno de los personajes, un gigante en un mundo empequeñecido, lleno de fragilidad. La muerte está muy presente en esta creación, pero con un sentido irónico. La banda sonora está compuesta por el músico Tadeusz Nalepa, que falleció antes de que se concluyera la película, y también escuchamos la voz del director Andrzej Wajda, también fallecido, en uno de los personajes secundarios, diciendo frases como "No creo en la muerte". Pero la muerte no es un final, sino solo un paso que deja tra sí fragmentos de una memoria viva.
La puesta en escena es el principal punto de interés de The Twentieth Century (Matthew Rankin, 2019), que se centra en el ascenso hasta Primer Ministro de Canadá del político William Lyon Mackenzie King, que estuvo en el poder entre 1935 y 1948. Su imagen es la que está representada en el billete rojo de 50 dólares canadienses. La propuesta de Matthew Rankin, que pudimos ver en el D'A Film Festival, es ciertamente peculiar, jugando con el humor absurdo y la estética kitsch. Estamos ante una especie de discípulo aventajado de Guy Maddin que en algunos momentos consigue resultados interesantes, sobre todo en aquellos que resultan más alocados y sarcásticos. Esas secuencias conectan más con el lenguaje de los Monthy Python, especialmente en las escenas que transcurren en esa Escuela de Dominio del Nacionalismo, en la que se elige a los candidatos más nacionalistas para acceder a las altas esferas de poder.
La producción israelí Asia (Ruthy Pribar, 2020) se centra en la relación entre una madre y su hija. Al principio de la historia vemos una relación ambigua entre ellas porque la primera, que se enfrenta con dificultad a su condición de madre joven, es la que protagoniza las salidas nocturnas, los escarceos sexuales con compañeros del trabajo, mientras que la hija permanece en su casa víctima de una enfermedad degenerativa. Esta relación complicada es la parte central de una película que, sin embargo, muestra con acierto la estrecha y particular relación materno-filial, especialmente cuando la hija comienza a sufrir las consecuencias más graves de su enfermedad. Protagonizada por Alena Yiv (Asia, la madre) y Shira Haas (la hija), actriz principal en la aclamada miniserie Unorthodox (Netflix, 2020), no estamos ante un melodrama de sobremesa, porque la directora y guionista consigue construir una estructura central que tiene a los dos personajes femeninos como principales pilares. Y aunque las consecuencias de esta relación entre madre e hija contienen algo de amargura, también muestra su gran fortaleza.
Dentro de este sección, destacamos tres documentales que se encuentran entre los más celebrados del año. Welcome to Chechnya (David France, 2019), ha ganado el Premio del Público en Hot Docs y Berlín, el Premio FIPRESCI en Tesalónica y el Premio a Mejor Montaje en Sundance, y pudimos verlo en la programación de Sheffield Doc Fest. El documental muestra con crudeza la represión contra la comunidad LGTBI+ en Chechenia, y especialmente las detenciones y torturas a las que fueron sometidos muchos gays y lesbianas durante 2017, que obligó a decenas de ellos a abandonar el país. El director utiliza las nuevas tecnologías de transformación digital de rostros para ocultar la verdadera identidad de los protagonistas. Pero sobre todo traza una serie de historias de torturas y detenciones ilegales que resultan impactantes, apoyadas en terribles, violentas imágenes grabadas con teléfonos móviles que los propios perpetradores del acoso han colgado en las redes sociales como trofeos visuales. Es por tanto, una crónica imprescindible sobre la persecución institucional liderada por el presidente checheno, Ramzan Radyrov, una especie de marioneta siniestra amparada por Vadimir Putin.
Space dogs (Elsa Kremser, Levin Peter, 2019), recibió una Mención Especial en el pasado Festival de Locarno y ha formado parte de la programación de Docsbarcelona 2020. La idea de la desmitificación del sentimiento patriótico está presente en esta producción austríaco-alemana rodada en las calles de la capital rusa. Se cuenta que el fantasma de Laika, el primer animal que los rusos lanzaron al espacio, está presente entre los perros callejeros que deambulan por la ciudad de Moscú. Esta conexión entre la carrera espacial de Laika (con imágenes de archivo inéditas que resultan aterradoras) y la historia de estos perros callejeros funciona como un endeble instrumento narrativo. La mirada es muy austríaca, casi diríamos que "hanekiana", y la vida en las calles se observa de forma aséptica, pero también con la brutalidad que la vida salvaje contiene, una visión mucho menos "amable" que la de Stray (Elizabeth Lo, 2019), otro documental sobre perros callejeros que hemos visto este año. La premisa de "ningún animal sufrió daños durante la realización de esta película" no se puede aplicar aquí, ciertamente. Esta brutalidad puede ser discutible como elección autoral, pero encaja bien con esta desmitificación que los directores pretenden hacer.
Por su parte, Il mio corpo (Michele Pennetta, 2020) se acerca a dos adolescentes que viven de forma diferente el entorno hostil de una Sicilia árida, poco acogedora. Presentada en la Sección ACID del Festival de Cannes 2020, hay una visión pesimista de la vida de estos dos jóvenes, cuyo futuro es inexistente porque es incierto. Uno se dedica junto a su padre, que practica continuos abusos psicológicos, a recoger chatarra en los vertederos; el otro es un inmigrante senegalés que trabaja a cambio de un lugar para dormir en una iglesia de un pequeño pueblo. Es la historia de dos chavales que no viven, sino que sobreviven. Sus trayectorias se cruzan una solo vez, en un momento que parece forzado por el director. De hecho, la película camina entre la ficción y el documental (hay cuatro guionistas), y esta reconstrucción de la realidad a veces parece demasiado artificial, pero consigue que tengamos la sensación de que, a pesar de todo, se trata de un trabajo eminentemente honesto.
Global Cinema
El MOOOV Filmfestival es un encuentro cinematográfico que se celebra entre marzo y abril en siete localidades de la región de Flandes. Este año tuvo que cancelar su edición debido al coronavirus, pero parte de la selección de películas que habían realizado se presenta ahora en el Ghent Film Festival. Entre ellas encontramos títulos ya conocidos en nuestro país como
Moffie (Oliver Hermanus, 2019) que vimos en el
Atlàntida Film Fest, o
Los sonámbulos (Paula Hernández, 2019), que ya comentamos en las crónicas dedicadas al
D'A Film Festival.
También se incluye en esta sección You will die at 20 (Amjad Abu Alala, 2019), una de las primeras películas realizadas en Sudán, que muestra una historia que es casi una fábula sobre la muerte, sobre el destino marcado por los profetas, sobre la vida sometida a los designios de la religión. Es una película que habla sobre la predestinación de un joven al que, cuando era un bebé, le profetizaron que iba a morir cuando cumpliera veinte años. Esta existencia que está sometida a la sombra de la muerte está mostrada por el director con gran belleza, con planos de una plasticidad conmovedora. Y representa, desde la mirada hacia un personaje concreto, una visión más generalizada sobre un país sometido durante muchos años a esta predestinación de la inexistencia. La película está dedicada a los héroes de la Revolución de Sudán, rebeldes contra la opresión de los dictadores.
Desterro (Maria Clara Escobar, 2020) es una producción brasileña que compitió en Rotterdam 2020, y que muestra una historia dividida en tres partes. La primera describe con monotonía la apática vida sentimental de una pareja que ya no se ama. Y lo hace transmitiendo, pero también contagiando, el aburrimiento de una relación que no parece tener un destino. La directora expulsa al espectador en esta primera parte, a través de una puesta en escena que tiene algo de pedantería, planos entrecortados, silencios eternos... La segunda parte se centra en la muerte de la protagonista, que inicia un viaje a Argentina del que no regresa. Y la película describe entonces con eficacia el laberinto burocrático al que se debe someter el marido para poder repatriar el cuerpo de su mujer. En la tercera parte se nos ofrece una explicación de la muerte de ella. Y es, precisamente en el capítulo que precede a la muerte, en el que la película comienza a cobrar vida, en su descripción de la huida de la apatía, de la búsqueda de uno mismo. Pero para entonces el espectador ya ha sido definitivamente desterrado.
Artists on Films
Esta sección incluye una serie de documentales que están dedicados a figuras importantes del mundo del arte, sobre todo cineastas. En ella encontramos el espléndido retrato
Kubrick by Kubrick (Gregory Monro, 2020), que ya comentamos en nuestra crónica del
Festival de Sitges. También en la programación del festival catalán estaba el documental
Be water (Bao Nguyen, 2020), que en realidad es un episodio de la serie
30 for 30 (ESPN, 2009-) del canal deportivo. Se trata de un acercamiento a la figura de Bruce Lee, presentado a competición en Sundance 2020. Lo primero que hay que advertir sobre este documental es que ofrece exclusivamente el punto de vista de la familia, con su viuda Linda Lee Cadwell como eje central, e intervenciones de su hija Shannon Lee. Por tanto, estamos ante una descripción sesgada de la trayectoria del actor hongkonés nacido en San Francisco, que se detiene sobre todo en su etapa en Estados Unidos tratando de hacerse un hueco en la industria de Hollywood. Y en cierta manera esto es lo más interesante del documental, la descripción de esa actitud racista del mundo del cine hacia los personajes asiáticos, interpretados en su mayor parte por actores occidentales. Se hace referencia por ejemplo a los trabajos de Marlon Brando en
La casa del té de la luna de agosto (Daniel Mann, 1956), John Wayne en
El conquistador de Mongolia (Dick Powell, 1956) o Mickey Rooney en
Desayuno con diamantes (Blake Edwards, 1961).
Be water funciona correctamente en esta visión general del sentimiento apátrida de Bruce Lee (mientras en Estados Unidos era un asiático a pesar de haber nacido allí, cuando regresó a Hong-Kong estaba considerado un occidental). Pero como retrato del personaje es ciertamente incompleto. Se habla de su relación con actores como Steve MacQueen o Bruce Coburn y de su amistad con Kareem Abdul-Jabbar, que aparece como entrevistado, pero no hay intervenciones de Chuck Norris o Jackie Chan. También se da por hecho la atribución a Bruce Lee de la idea original de la serie Kung Fu (Warner Bros., 1972-1975), que la viuda siempre ha afirmado que fue copiada por el estudio para desarrollar su propia serie. El planteamiento de Bruce Lee era hacer una serie de artes marciales como un western, y este concepto finalmente se trasladó recientemente a la televisión en la serie Warrior (Cinemax, 2019-). Be water no aporta grandes hallazgos a la figura de Bruce Lee, deja a un lado los aspectos más controvertidos, como su adicción al cannabis o su difícil personalidad, y ofrece una visión limpia y pulcra del personaje pero, por tanto, también tergiversada. En realidad, parece más una respuesta de la familia a esa divertida escena de la película Érase una vez... Hollywood (Quentin Tarantino, 2019) que tanto molestó a Shannon Lee.
La reivindicación de la mujer en el mundo del cine está presente en dos documentales que se pueden ver en la plataforma Filmin. Be natural: The untold story of Alice Guy-Blaché (Pamela B. Green , 2018) titulada en España La pionera, redescubre la figura de esta cineasta francesa que realizó numerosas películas para la productora Gaumont a principios del siglo XX, y que más tarde se trasladó a Hollywood donde inició una carrera como directora que muchas veces no fue reconocida. Lo interesante del documental es esa plasmación de cómo la Historia escrita desde un punto de vista masculino ha borrado la presencia de determinadas mujeres en los inicios del cinematógrafo. En los últimos años de su vida, Alice Guy-Blaché inició la búsqueda y recuperación de muchas de las películas que había rodado, y que se atribuyeron por críticos e historiadores a directores masculinos. El problema del documental es que Pamela B. Green decide centrarse más en su propia investigación (una especie de Google-investigación), dejando en un segundo plano parte de la figura de la protagonista. Es un acercamiento que acaba siendo mediocre a una personalidad fascinante.
Delphine et Carole, insoumuses (Callisto McNulty, 2019) se centra en la colaboración entre la actriz francesa Delphine Seyrig y la videoartista Carole Roussopoulos, especialmente con la creación de la serie de videos "Les insoumuses" y "Video Out", que trataban de ofrecer una respuesta con sentido del humor, pero también con indignación contenida, a los discursos misóginos de la Francia de los años sesenta y setenta, muchos de ellos también defendidos por miembros femeninos del gobierno. Esta reivindicación de la mujer como creadora de sus propias historias, frente a una creación artística, y especialmente cinematográfica, que estaba manejada por la visión masculina, se convierte en el eje central de un documental que bucea con interés en una época decisiva para el desarrollo de los movimientos feministas.
Focus on German Cinema
El Festival de Gante ha dedicado en esta edición una retrospectiva al reciente cine alemán, enfocándose principalmente en películas estrenadas en los últimos meses. Entre ellas encontramos títulos como Pelican blood (Katrin Gebbe, 2019), que pudimos ver en Atlàntida Film Fest. La película plantea una reflexión sobre la relación entre una madre y su hija recién adoptada. La primera parte de la historia es interesante, y la directora consigue mantener el suspense con inteligencia, provocando el desasosiego del espectador frente a una niña de cinco años sin necesidad de escenas impactantes. Pero los antecedentes como directora de cine de terror de Katrin Gebbe se revelan en una segunda parte que directamente abraza el género, y esa contención que dotaba al film de interés desaparece, malogrando lo que hasta ese momento era una propuesta notable.
Uno de los títulos más esperados del año es Enfant terrible (Oskar Roehler, 2020), que lleva el sello de la selección en el cancelado Festival de Cannes. Es un biopic del director alemán Rainer Werner Fassbinder, que coincide con el 75 aniversario de su nacimiento. Curiosamente, es un director que no está suficientemente apreciado en Alemania, y posiblemente parte de su cine ha envejecido mal, pero se trata de una de las figuras más relevantes del cine de la posguerra, atrevido, visceral y provocativo. El director Oskar Roehler adopta una puesta en escena teatral, con decorados que no intenta disimular, pero esta opción visual conecta bien con el universo de Fassbinder, creando una especie de ensoñación que tiene algo de artificial. La película sin embargo se detiene más en la persona que en sus creaciones, y nos muestra a un personaje (espléndidamente interpretado por Oliver Masucci) que es iracundo, maleducado y déspota. Pero este foco principal en su personalidad hace que la película acabe siendo repetitiva, y que realmente no se muestre la relevancia de su obra como artista (solo hay algunas apariciones de personajes como Andy Warhol y Freddie Mercury que de alguna forma intenta mostrar su proyección internacional), ni aspectos relevantes como su relación con el universo femenino.
Exile (Visar Morina, 2020) es uno de los títulos más interesantes del año, seleccionado en Sundance 2020. El protagonista es un trabajador kosovar que se ha afincado en Alemania y que siente que en su trabajo le tratan con indiferencia, creándose lentamente en su interior un sentimiento de desafección. Lo interesante de la propuesta es su ambigüedad, porque no sabemos con claridad si este acoso laboral es real o, por el contrario, es una especie de paranoia fabricada por él mismo, coincidiendo con algunos hechos extraños que suceden a su alrededor. Hay una tendencia a la repetición formal en el trabajo del director, como en las secuencias en las que el protagonista camina por los pasillos estrechos del edificio en el que trabaja, pero esto contribuye a crear una sensación de claustrofobia. Se trata de una de las propuestas más inteligentes que hemos visto recientemente sobre el sentimiento de ser extranjero, de considerarse un extraño constantemente.
Esta sensación de extrañeza en otro país también está presente en Giraffe (Anna Sofie Hartmann, 2019), que se mueve entre la ficción y el documental. La película está protagonizada por una etnóloga que entrevista a personas de una isla del sur de Dinamarca que se ven obligadas a abandonar sus casas debido a la construcción de un puente. Ella cataloga los espacios que se quedan vacíos, como resquicios de un pasado que permanece solo entre las paredes vacías y los escombros , y es en este formato documental en el que la propuesta encuentra su mejor camino. En el plano de ficción, aunque la historia ofrece una reflexión interesante sobre el desarraigo (la protagonista es alemana, los obreros son polacos), sobre la necesidad de estar y pertenecer a un sitio, la construcción narrativa no consigue equilibrarse adecuadamente con el tono documental, y acaba ofreciendo hilos argumentales que tampoco aportan nada complementario.
Por último, A fish swimming upside down (Eliza Petkova, 2020), plantea un triángulo amoroso que se establece entre un joven y la amante de su padre. Esta historia es, sobre todo, una mirada al deseo, y de hecho la mujer está envuelta en un misterio (no se aporta ninguna información sobre ella) que en cierta manera la convierte en una especie de símbolo del apetito sexual, más que en un personaje real. En este equilibrio se mueve la propuesta de Eliza Petkova, pero es también su principal defecto. Esta indefinición acaba haciendo que la metáfora sea demasiado obvia, aunque con ella vaya perfilando el retrato de los personajes masculinos, terminando en una propuesta tan vacía como arriesgada.
Unorthodox se puede ver en Netflix.
Moffie, El conquistador de Mongolia, La pionera y Delphine y Carole se pueden ver en Filmin.
Warrior se puede ver en HBO España.
Érase una vez en... Hollywood se puede ver en Movistar+.
Giraffe se puede ver en Mubi.
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