En Primera Fila os presentamos este verano una recopilación de programas monográficos que dedicamos a trabajos concretos o compositores que habitualmente se acercan a nuestro programa. Pero también nos introducimos en sonidos diferentes que provienen de nombres recién incorporados al mundo de la música de cine. Una colección de programas ecléctica que nos introduce en la música más interesante del momento.
La última semana de agosto la dedicamos a las bandas sonoras de las películas de la saga Karate Kid y sus remakes. En nuestro espacio radiofónico nos acercaremos a la serie original a través de la música creada por Bill Conti en uno de los mejores momentos de su carrera. El primer programa está dedicado a repasar algunos de los temas principales de la película que dirigió John Avildsen en 1984, años después de su éxito de crítica y público con Rocky. Karate Kid, con el inolvidable trío protagonista que formaban Ralph Macchio, Pat Morita y Elisabeth Shue, se convirtió en otro de esos éxitos masivos de los años ochenta, y siguió manteniendo su popularidad con sus dos secuelas: Karate Kid II (1986) y Karate Kid III (1989). Más tarde, tratando de reciclar y recuperar una serie que ya se había agotado, los productores decidieron retomar la historia y lanzar una continuación olvidable, si no fuera porque, en la pretensión de cambiar el sexo del protagonista, El nuevo Karate Kid (1994) fue uno de los primeros papeles de la actriz Hillary Swank, y ha quedado como una pequeña curiosidad.
No es que Karate Kid sea una de esas películas que marcan la retina cinéfila, pero sí es cierto que fue producto y al mismo tiempo marcó la memoria colectiva de una época en la que se sucedían los éxitos comerciales con cierto interés cinematográfico. Y desde luego introdujo un estilo de cine de acción para adolescentes que influyó en muchos títulos posteriores.
En todas las películas de la serie (incluida la secuela bastarda) la música corrió a cargo de Bill Conti, un compositor que, a pesar de la popularidad de algunos de sus trabajos, no ha terminado de ser valorado en su justa medida, y suele ser reivindicado por muchos aficionados al cine gracias a bandas sonoras menos conocidas pero de profunda destreza como F.I.S.T. (1978), Gloria (1980), Evasión o victoria (1982), Másters del Universo (1987) o Las aventuras de Huckelberry Finn (1993). Otro de los trabajos memorables de Bill Conti fue el de Elegidos para la gloria (1983), que a pesar de otorgarle un Oscar fue muy criticado por considerarse un plagio de la obra Los planetas de Gustav Holst, pero que escuchada con más detenimiento, y a pesar de sus evidentes referencias, resulta una partitura orquestal de gran calidad. Y recordemos que la música de Bill Conti no sólo nos ha acompañado a través de sus trabajos para el cine, sino que también sus temas principales para series míticas de la televisión como Dinastía o Falcon Crest han marcado un estilo.
En todas las películas de la serie (incluida la secuela bastarda) la música corrió a cargo de Bill Conti, un compositor que, a pesar de la popularidad de algunos de sus trabajos, no ha terminado de ser valorado en su justa medida, y suele ser reivindicado por muchos aficionados al cine gracias a bandas sonoras menos conocidas pero de profunda destreza como F.I.S.T. (1978), Gloria (1980), Evasión o victoria (1982), Másters del Universo (1987) o Las aventuras de Huckelberry Finn (1993). Otro de los trabajos memorables de Bill Conti fue el de Elegidos para la gloria (1983), que a pesar de otorgarle un Oscar fue muy criticado por considerarse un plagio de la obra Los planetas de Gustav Holst, pero que escuchada con más detenimiento, y a pesar de sus evidentes referencias, resulta una partitura orquestal de gran calidad. Y recordemos que la música de Bill Conti no sólo nos ha acompañado a través de sus trabajos para el cine, sino que también sus temas principales para series míticas de la televisión como Dinastía o Falcon Crest han marcado un estilo.
Para la saga Karate Kid, Bill Conti creó un universo sonoro que se construía sobre hermosas melodías y un buen trabajo sinfónico, especialmente en las tres primeras partes. Siendo la segunda, para la que contó con un mayor presupuesto, la que le dio la oportunidad de componer una banda sonora más compleja y ambiciosa. Para la cuarta parte, sin embargo, Bill Conti sólo pudo utilizar sonidos sintetizados, que en la mayor parte de los casos resultaban mediocres. De forma que la serie Karate Kid nos ofrece un panorama completo de la capacidad sinfónica de Bill Conti, pero también de su escasa destreza con los sintetizadores.
En el remake producido por la familia de Will Smith, The Karate kid (2010) se nos presenta con modificaciones sustanciales que tratan de hacer más familiar la película, pero cayendo en el desarrollo insustancial. Solo la presencia de Jackie Chan como un heredero respetable de Pat Morita salva una película sosa e innecesaria. Sin embargo, en el terreno musical, James Horner nos ofrece una partitura que, en la línea de la pretensión de los productores, aporta mayor espectacularidad. Ni qué decir tiene que Horner cuenta con una variedad orquestal que Bill Conti no tuvo, pero consigue no caer en la repetición de esas cadencias musicales a las que nos tiene acostumbrados, aportando momentos de melodías de gran belleza y pasajes de sonidos contundentes. Nuestro segundo espacio radiofónico de En Primera Fila presenta la música de James Horner para la nueva versión de Karate Kid.
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