18 septiembre, 2023

Giornate degli Autori '23: Una aproximación

La denominada Giornate degli Autori (Jornadas de los Autores) nació en el año 2004 como una actividad paralela a la Mostra de Venecia, siguiendo el modelo de la prestigiosa Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. El objetivo de las Jornadas, que están organizadas por dos asociaciones de directores y autores italianos, ANAC y 100autori, es el de enfocar la atención en el cine de calidad, que se concreta en una serie de actividades que se celebran en la Casa degli Autori, donde tienen lugar los encuentros entre profesionales en un ambiente informal, mientras que las proyecciones de las películas se llevan a cabo en salas que forman parte de la infraestructura de la Mostra de Venecia. La 20ª Giornate degli Autori está compuesta por diez producciones internacionales que son seleccionadas por un comité, y que reflejan un cine en el que la innovación, la investigación y la originalidad muestran su carácter independiente. En nuestro espacio dedicamos una mirada a algunas de las películas que han destacado no solo en la competición de este año, sino también en algunos eventos especiales organizados por las jornadas.

Backstage

Afef Ben Mahmoud, Khalil Benkirane, 2023 | Concurso Oficial | ★★★☆☆

Giornate degli Autori '23: Premio Cinema & Arts


A través de la unión entre danza y cine, el debut de la bailarina Afef Ben Mahmoud (1979, Túnez) en la dirección ofrece una propuesta llena de simbolismos sobre el descubrimiento personal y las relaciones entre los miembros de una compañía de danza. La película comienza con una representación, con coreografía de Sidi Larbi Cherkaoui (1976, Bélgica), en la que se vislumbran algunas fricciones entre los bailarines, que sin embargo son ocultadas bajo la belleza de la puesta en escena y los movimientos sutiles y equilibrados de los intérpretes. Pero estas tensiones acaban siendo visibles cuando Hedi (Sidi Larbi Cherkaoui) parece provocar la caída de Aida (Afef Ben Mahmoud) que tiene como consecuencia una herida en el menisco, lo que podría suponer que la principal bailarina no pudiera participar en la representación más importante de la gira de la compañía, que tendrá lugar al día siguiente en Marrakech. A lo largo del desarrollo de la historia, descubriremos que hay una relación sentimental entre ambos, que parece también quebrada por alguna circunstancia. Cuando las luces del escenario se apagan, el éxito de la función se contamina sin embargo por ese accidente aparentemente provocado, y las tiranteces entre los miembros de la compañía se hacen más patentes dentro del autobús en el que inician su viaje hacia Marrakech, que acaba siendo interrumpido por la presencia de un mono en la carretera que provoca el accidente del vehículo. 

Mientras el conductor trata de buscar ayuda en medio de la noche, los bailarines se adentran en el bosque para iniciar un trayecto que en realidad construye la esencia de la película, un viaje más introspectivo que físico en el que los directores pretenden deconstruir el juego teatral, pero que sin embargo acaba siendo una especie de reconstrucción del entorno espacial convirtiendo el bosque en una especie de escenario. Si la representación ya tenía como fondo imágenes de la naturaleza, mostrando la capacidad de destrucción del ser humano, este bosque parece una prolongación del espectáculo teatral, incluso los personajes caminan con movimientos que parecen coreografiados, y se enfrentan al rechazo de la naturaleza frente a la invasión de los humanos. Aunque a veces esta mirada introspectiva acaba resultando algo lánguida en su desarrollo, las conversaciones entre los miembros de la compañía reflejan sus anhelos personales y sus miedos interiores, que están conectados también con el pasado. El entorno natural, al mismo tiempo, ofrece a estos personajes que provienen de diferentes países del mundo árabe como Argelia, Marruecos, Túnez o Palestina, un espacio donde pueden ser ellos mismos y tener una libertad que a veces está constreñida por las imposiciones sociales. En una de las conversaciones entre algunos bailarines hacen referencia a una pareja mencionando que ella fue secuestrada por él en Siria, lo que ofrece una tonalidad ambigua (no se sabe si es un rumor malintencionado o una realidad), pero que introduce la reflexión sobre la sumisión impuesta de la mujer, en un entorno en el que aparentemente todos son iguales. 

Son estos reflejos del pasado los que aportan interés a la historia, el descubrimiento de las personalidades que están marcadas por el origen cultural. En Backstage (Afef Ben Mahmoud, Khalil Benkirane, 2023) la mezcla de actores profesionales como Abdallah Badis y Saleh Bakri, con bailarines como Sofiane Ouissi y Nassim Baddag ofrece una singularidad especial porque combina con especial acierto la fisicidad de los movimientos de danza con la narrativa de los diálogos, explorando el mundo interior de los personajes para ofrecer también una interpretación del mundo exterior que les rodea. 

Following the sound

Kyoshi Sugita, 2023 | Concurso Oficial | ★★★★☆


En su cuarta selección dentro de la programación de la Mostra de Venecia, el director Kyoshi Sugita (1977, Japón) ofrece una muestra de su particular mirada cinematográfica que se detiene en los detalles de la vida cotidiana y construye una atmósfera que acaba siendo incluso más relevante que la propia narrativa. Su última película explora las relaciones humanas a través de tres personajes que lidian con el dolor y el sufrimiento, y describe las conexiones, casuales o no, que se pueden establecer entre desconocidos, como un lazo de humanidad que va más allá de las diferencias sociales o generacionales. Nacida a partir de una propuesta de Misaki Kawamura, una de las productoras de Drive my car (Ryûsuke Hamaguchi, 2021), el director ha incorporado a la historia su propia experiencia como tutor en talleres de cine para personas mayores en un museo de Tokio. La propuesta consiste en que los participantes utilicen sus propios recuerdos para dar forma a sus personajes, de manera que la grabación de las escenas se convierte en una proyección emocional del pasado, convirtiéndola en una experiencia casi terapéutica. En este sentido también se desarrolla Following the sound (Kyoshi Sugita, 2023), en la que el personaje principal, Haru (An Ogawa) está construido en colaboración estrecha con la actriz. Ella es una joven que todavía está en proceso de duelo por la muerte de su madre, de la que conserva una grabación en cassette de una corriente de agua, que se convierte en el impulso para retener la conexión emocional con ella. El encuentro casual con Yukiko (Yûko Nakamura), una mujer de mediana edad con semblante triste a la que pregunta una dirección como excusa para establecer contacto, parece en realidad una proyección emocional de la madre. 

Yukiko acompaña a Haru en su búsqueda del lugar en el que se grabó la corriente de agua, quizás un río, y posteriormente la relación entre ambas, tiene que ver con el hogar y con la cocina, lo que expresa una unión marcada sobre por los sentidos y la protección. Pero si Haru pretende servir como ayuda emocional a Yukiko, de alguna manera también se convierte en su propio soporte para lidiar con su rehabilitación personal. El otro lazo de unión se establece entre Haru y Tsuyoshi (Hidekazu Mashima), un hombre al que ella conoció cuando era niña y con el que vuelve a encontrarse, sin que él la reconozca. Hay dos momentos especialmente emocionales en la película, que tienen que ver con la relación de Haru con estos dos personajes, a los que ella trata de incorporar a su propia vida, incluso rompiendo la habitual distancia física de la sociedad japonesa, habitualmente reacia al contacto físico. Kyoshi Sugita se detiene en la cotidianeidad de Haru, en su trabajo en una librería, en su participación en unas clases de cine, o en sus paseos a través de la ciudad, y en todos estos espacios la utilización del sonido, elemento habitualmente relevante en otras películas del director como Listen to light (2017) o Haruhara-san's Recorder (2021), establece un contraste entre los silencios y los estallidos sonoros de la ciudad. 

Película de mirada paciente y tono melancólico, tiene cierto paralelismo con otro de los personajes que ha interpretado An Ogawa este año, la joven de There is a stone (Tatsunari Ôta, 2023) estrenada en el Festival de Berlín, otra historia sobre la conexión entre dos personajes sin demasiados antecedentes y otro reflejo de las relaciones humanas. La disposición de una cámara habitualmente estática deja entrever sin embargo elementos exteriores a la escena, como si pretendiera reflejar también que algo más ocurre fuera del plano, que éste solo se enfoca en una parte de una realidad mucho más amplia. Pero el acercamiento a los personajes, aunque a veces pueda resultar difícil adivinar sus deseos, ofrece una mirada cercana y amable, en la que la necesidad de comunicación está por encima de las emociones. Following the sound acierta en esta descripción de unos personajes que están impulsados por su pasado, creando una mirada personal que a veces narrativamente es imprecisa de una forma consciente por parte del director, más interesado en establecer una atmósfera que permita acercarse a ellos sin añadir distracciones.  


L'invenzione della neve

Vittorio Moroni, 2023 | Notti Veneziane | ★★★★☆


Tras su paso por la Mostra de Venecia, la última película del director Vittorio Moroni (1971, Italia) se acaba de estrenar en las salas de cine italianas. Que la protagonista se llame Carmen (una extraordinaria Elena Gigliotti) parece una referencia al apasionado personaje de la ópera de Georges Bizet, porque ella es efectivamente un torbellino, a veces incontrolado, que tiene cierta tendencia a destruir y autodestruirse, pero que sobre todo trata de recuperar el contacto con su hija. El realizador incluye en los agradecimientos finales a John Cassavetes y Gena Rowlands, influencias claras en una película emocionalmente potente que se estructura en torno a seis actos que enfrentan a sus personajes. En el primero, Carmen quiere participar en el cumpleaños de su hija, pero su expareja Massimo (Alessandro Verone), a quien la juez ha concedido la custodia completa, se niega recordando que sus últimos encuentros con Giada (Marta Caracciolo) no terminaron bien. Pero esta madre que no quiere renunciar a su maternidad siente que están tratando de anular su existencia en torno a su hija, como se han borrado los dibujos que hizo en la pared del cuarto de Giada o los del dormitorio de su sobrino, ahora cubierto por carteles de adolescente en la casa de su hermana Sonia (Anna Bellatto). Esta resistencia a ser borrada, a desvanecerse en un recuerdo lejano, es la que impulsa al personaje. 

L'invenzione della neve (Vittorio Moroni, 2023) comienza con un cuento que Massimo y Carmen contaban a su hija, representado en una hermosa animación de Gianluigi Toccafondo (1965, San Marino), director de cortometrajes premiados como Pinocchio (1999) y La piccola Russia (2004), que ha trabajado también para la Opera de Roma elaborando videos como La sonnambula (2018), muy en la línea del estilo que ha trabajado para las dos significativas secuencias animadas de la película. Se trata de un cuento de transformación, que incorpora animales en la jungla y seres mitológicos como las sirenas, una historia de protección hacia la niña en la que la naturaleza se altera en formas y colores. Esta representación del fondo emocional de Carmen ofrece una figura relevante, la de una sirena hermosa que sin embargo está dotada de dientes amenazadores. En la secuencia en la tienda de animales en la que Carmen confronta a Mara (Eleonora De Luca), la nueva pareja de Massimo, se expresa esta ambigüedad, la necesidad de dejar claro que ella es la madre de Giada y que no permitirá ser sustituida. La jungla donde se desarrolla el cuento se representa en la realidad a través de la presencia constante de animales, y el personaje principal se siente cada vez más atrapado. El director utiliza los planos cercanos, claustrofóbicos, y una cierta improvisación en el seguimiento de los personajes que obliga a enfocar la imagen, lo que aporta visceralidad a las secuencias. 

Hay una constante exploración de la familia en el cine de Vittorio Moroni, que en títulos anteriores ha abordado las relaciones paterno-filiales como en Tu devi essere il lupo (2005), o la de un abuelo y su nieto en el guión de Terraferma (Emanuele Crialese, 2011), pero que en sus últimos proyectos se centra más en la figura de la madre, como la que interpreta Penélope Cruz en L'immensità (2022). Para describir al personaje, utiliza algunos cambios de formato, cuando Carmen regresa a un piso que apenas puede pagar porque es incapaz de mantener un trabajo. El aspecto 4:3 atrapa a un personaje que parece más enjaulado cuando se enfrenta a sus propios pensamientos y no tiene a nadie más que ella misma ante quien rebelarse y contra quien expresar su impotencia. El director y guionista hace un buen trabajo dramatúrgico al revelar progresivamente aspectos de la relación entre Massimo y Carmen, el trasfondo de una familia con posibilidades económicas en la que ella nunca tuvo un espacio. Mara, por el contrario, ha conseguido un trabajo en la tienda de animales de la familia, algo que Antonia (Carola Stagnaro), la madre de Massimo, siempre le negó a Carmen. L'invenzione della neve se va construyendo en forma de tragedia, perfila los personajes con habilidad, hablando de una hija a la que se le niega la madre, pero sobre todo de una mujer a la que se le niega ser madre. 

Photophobia

Ivan Ostrochovský, Pavol Pekarčík, 2023 | Eventi Speciali | ★★★★☆

Giornate degli Autori '23: Premio Europa Cinemas


El comienzo de esta película nos ofrece la única imagen del exterior que vamos a ver a lo largo de todo su metraje, pero nos sitúa con especial claridad en el escenario en el que nos encontramos. Sonidos de bombas lejanas, una imagen de destrucción y una amenaza que hace huir a quienes se encuentran alrededor de los restos de un negocio que ya solo está formado por ruinas y paredes quemadas. Un plano fijo de casi cinco minutos que no necesita más información para dejar claro que la historia se desarrolla en Ucrania, concretamente en la ciudad de Járkov, aplastada por las bombas del ejército ruso. Photophobia (Ivan Ostrochovský, Pavol Pekarčík, 2023) se desarrolla sin embargo en el interior de la estación de metro de Heroiv Pratsi (Héroes del trabajo), convertida en una improvisada ciudad subterránea en la que 1.500 personas, la mayor parte familias cuyos miembros masculinos están en la guerra, llevan refugiadas más de dos meses. Ahora, las estaciones de metro se han convertido en los últimos días en improvisadas escuelas que sustituyen a las que han sido destruidas, según relata UNICEF (Euronews, 14/9/2023). Los directores de origen eslovaco se interesan en mostrar esa especie de organización improvisada que se ha construido en este entorno, en el que se tratan de cubrir las necesidades básicas. Hay consultas médicas, especialmente enfocadas en tratar los problemas causados por la ausencia de luz solar e incluso pruebas de Covid, dentro de un entorno de solidaridad al que solo se tiene acceso tras un interrogatorio de los soldados que asegure la procedencia de los refugiados. 

Pero Ivan Ostrochovský (1972, Eslovaquia) y Pavol Pekarčík (1972, Eslovaquia) se centran sobre todo en dos amigos, un niño de doce años llamado Niki (Nikita Tyshchenko) y Vika (Viktoriia Mats) para retratar la infancia en un ambiente de guerra. En una escena entre la madre de Niki (Yana Yevdokymova) y su padrastro (Yevhenii Borshch) se preguntan si el niño tendrá recuerdos de estos momentos dentro de la estación, pero la respuesta no parece muy difícil. Una visita a la doctora (Tetiana Volodymyrivna Syrbu), refleja los primeros síntomas de la falta de luz natural, la piel deshidratada y los efectos traumáticos de la amenaza constante de las bombas. Niki trata de convencer a su madre de salir al exterior, incluso su padrastro le sugiere que regresen a casa, pero ella se siente más segura en la estación de metro, por muy difícil que sea permanecer enterrados en ese lugar subterráneo: "En nuestra casa no tenemos dónde refugiarnos", dice, mientras suenan de fondo los bombardeos cada vez más cercanos que parecen darle la razón. A través de los juegos de Niki y Vika los directores ofrecen una visión más optimista, y se detienen en algunos personajes singulares como el hombre que se hace llamar Cowboy (Vitaly Pavlovitch), un guitarrista de 85 años que canta canciones de amor y desamor, aunque algunos le reprochan que son demasiado tristes. Es uno de los elementos documentales de la película, un personaje real cuyos flirteos con otras mujeres son captadas por la cámara en su propia realidad.

Esta mezcla entre la ficción construida alrededor de los niños y la observación documental es uno de los elementos más interesantes de una película que se enfoca en la permanencia de la infancia, incluso en las circunstancias más trágicas. De alguna forma, los niños rompen el ambiente dramático del entorno con sus juegos, mientras los adultos se envuelven en la inquietud de conocer el destino de sus familiares y el miedo a los ataques en el exterior. Y la película propone una perspectiva más amplia que contrarresta la mirada condescendiente que ofrecen los corresponsales de medios de comunicación internacionales. Hay cámaras y reporteros constantemente dentro de la estación, pero solo enfocados en los aspectos más trágicos: "¿Por qué los periodistas solo se interesan por el día en el que comenzó la guerra?", le pregunta Niki a su madre, reflejando esa visión limitada y estereotipada de la que se impregnan las noticias. En los créditos finales se indica que Photophobia se rodó entre abril de 2022 y enero de 2023, en una estación situada a solo 2 kilómetros y medio de donde se encontraba el ejército ruso. Pero la representación de la guerra en el exterior está mostrada a través de las imágenes reales rodadas con cámara Super 8 (que emula las grabaciones caseras familiares), presentadas como producto de la imaginación de los niños cuando miran un aparato de diapositivas en el que las imágenes no son estáticas, sino que se muestran en movimiento. Un elemento poético que sirve para reflejar la realidad de la guerra a través de los ojos de la infancia, que subraya un cierto tono de esperanza, un anhelo de futuro en medio de las ruinas y la destrucción. Aunque la esperanza se limite solo, por el momento, al día en el que vuelvan a ver la luz del sol. 

L'avamposto

Edoardo Morabito, 2023 | Eventi Speciali | ★★★★☆


Como si se tratara de un documental envuelto en un tono medioambiental sobre la forma de rescatar una pequeña parte del Amazonas, en el poblado de Xixuau, el director Edoardo Morabito, quien ganó el premio al Mejor Documental en el Festival de Torino con I fantasmi di San Berillo (2013), regresa diez años después para elaborar una historia que se transforma progresivamente a través de la personalidad de Christopher Clark, un soñador escocés que decidió trasladarse a esta zona amazónica hace varias décadas y consiguió llevar lo que podría denominarse una especie de civilización con perspectiva occidental a una comunidad formada principalmente por caboclos, nombre con el que se designa a los ascendientes mestizos surgidos de blancos europeos e indígenas americanos que todavía sufren marginación, recluidos en grupos aislados en la selva. En L'avamposto (Edoardo Morabito, 2023), el director es también el narrador, introduciendo comentarios sobre su relación con este soñador que parece estar continuamente imaginando formas de rescatar al Amazonas de la destrucción constante que provocan los incendios y la tala indiscriminada, actividad ilegal a la que se han dedicado los caboclos durante mucho tiempo. La idea de Christopher Clark es la de conseguir que el gobierno brasileño declare la zona como una reserva ecológica, y para ello utilizó patrocinios particulares para introducir paneles solares y para construir una escuela y un centro médico, creando una economía basada en el ecoturismo para evitar que los habitantes de la zona vivieran de las actividades ilegales. 

Pero cuando Edoardo Morabito conoce a Christopher Clark, éste ya parece decepcionado por los resultados: buena parte de las instalaciones para turistas están en ruinas y él mismo afirma que no encontró el compromiso necesario por parte de la comunidad. Se podría decir que la introducción de un incipiente progreso también ha cambiado la perspectiva de sus habitantes (el profesor de la escuela conversa con Clark lamentando que los jóvenes ya no muestran interés por la cultura propia sino que tienen aspiraciones vitales alejadas de su comunidad). Aunque el director de alguna manera relega a los habitantes de la zona a simples personajes secundarios, de los que solo sabemos lo que relata Christopher Clark, que vive ya aislado porque afirma estar harto "de los chismes del pueblo", estos apuntes sobre la comunidad son lo suficientemente aclaratorios sobre el declive de un sueño. En algún momento el director expresa en la narración que el único que está todavía convencido de que es posible conseguir que la zona sea declarada una reserva es el propio Christopher Clark, a pesar de que las autoridades brasileñas le acusaron sorprendentemente de eco-terrorismo cuando inició su proyecto de turismo ecológico. La corrupción de los líderes de la comunidad, que dedicaron parte de los fondos recibidos a gastos particulares, tampoco ayudó a cumplir el sueño. 

Aunque el documental se planteó con una perspectiva diferente, Edoardo Morabito decidió, por circunstancias que se produjeron posteriormente, enfocar el punto de vista hacia su relación con Christopher Clark, lo cual permite una mirada mucho más personal e incluso crítica. Su admiración por el personaje no le impide transmitir cierta incredulidad, como si las palabras de Clark fueran las de un creador de utopías imposibles de lograr. Igual que el personaje de Klaus Kinski en Fitzcarraldo (Werner Herzog, 1982) acalló los tambores de las tribus indígenas con la voz de Enrico Caruso, Christopher Clark tiene una idea que parece descabellada: organizar un gran concierto de Pink Floyd en medio de la selva amazónica, para atraer la atención del mundo y convencer al gobierno brasileño, entonces presidido por el eco-terrorista Jair Bolsonaro, de convertir Xixuau en una reserva. Pero cuantos más comentarios hace el director, más se desvanece la credibilidad del protagonista, quien afirma haber contactado con David Gilmore y poder convencer a George Waters, una realidad tan poco convincente como su afirmación de que los cocodrilos no atacan a las personas cuando el equipo se traslada por el río en canoa. L'avamposto, algo así como "el puesto de avanzada", es una película sobre las utopías y los sueños aparentemente inalcanzables, y encuentra en las ambigüedades de su personaje principal el soporte para ir más allá de la simple mirada ecológica para acercarse a un punto de vista humanista. 

Malqueridas

Tana Gilbert, 2023 | Settimana Internazionale della Critica | ★★★★☆

Settimana Internazionale della Critica '23: Gran Premio


Hacemos una ampliación de esta mirada a la Giornate degli Autori para asomarnos a otra de las proyecciones paralelas de la Mostra de Venecia, la Semana Internacional de la Crítica, a través del documental chileno que consiguió los principales galardones: el Gran Premio de la Settimana Internazionale della Critica, el León Queer dedicado a películas con temática LGBTIQ+, y el Premio a la Contribución Artística, que reconocía el trabajo de montaje. Malqueridas (Tana Gilbert, 2023) es una película poderosa que tiene un trasfondo político profundo, especialmente en Chile, donde en noviembre de 2022 la Comisión de Derechos Humanos presentó un proyecto denominado Ley Sayén que pretende que las mujeres privadas de libertad con hijos e hijas menores de 2 años no cumplan su sentencia en un centro penitenciario, accediendo a modalidades alternativas como la libertad vigilada, de forma que los niños y niñas crezcan en un entorno menos hostil. La repercusión de las películas documentales se ha visto impulsada en los últimos meses con el León de Oro en la Mostra de Venecia 2022 a La belleza y el dolor (Laura Poitras, 2022) y el Oso de Oro en el Festival de Berlín 2023 a En el Adamant (Nicolas Philibert, 2023), lo que se ha consolidado de nuevo en Venecia con los galardones logrados por Photophobia y Malqueridas, ambas comentadas en este reportaje. 

Reflexionando sobre la repercusión, a veces incontrolada, que pueden tener las imágenes publicadas en las redes sociales, la directora debutante Tana Gilbert se acerca de nuevo a la maternidad, tras su emotivo cortometraje Sigo acá (2017), esta vez  en las cárceles chilenas a través de las grabaciones hechas por las propias reclusas con sus teléfonos, aunque un cartel al comienzo de la película advierte que están prohibidos. Pero el intercambio y tráfico interno permite a muchas de ellas expresar a través de videos y fotografías su experiencia como reclusas. Las cifras oficiales indican que, de las 53.000 mujeres privadas de libertad en Chile, el 95% son madres, lo que ofrece la perspectiva de una realidad compleja y dramática. Mientras se aprueba o no la Ley Sayén, las mujeres con hijos e hijas menores solo tienen opción de mantenerlos junto a ellas hasta que cumplen dos años, momento en el que deben separarse de ellos. La película desafía la narrativa de los documentales, en un equilibrio cercano al cine experimental, para ofrecer un relato colectivo a partir de los testimonios visuales de más de una veintena de internas. Para evitar posibles problemas dentro de la cárcel, la directora afirma que procuró que todas las mujeres de las que se utilizaron imágenes cumplieran su condena antes de que se estrenara la película, de forma que la mayor parte ya se encuentran en libertad. Sin entrevistas, Malqueridas es un caleidoscopio de la vida en la cárcel para esta mujeres, primero a través de su afectividad hacia sus hijos y después describiendo las propias interrelaciones personales, que a veces terminan en relaciones amorosas.  

Como elemento unificador, Tana Gilbert utiliza una narración de Karina Sánchez, que también estuvo privada de libertad durante varios años, en la que se aglutinan en un solo relato su propia experiencia y la de algunas de sus compañeras. El año pasado, la Mostra de Venecia acogió el estreno de la película 107 mothers (Péter Kerekes, 2021), elegida por Eslovaquia como su candidata al Oscar, y precisamente escrita por Ivan Ostrochovský, uno de los directores de Photophobia. Se trataba de una historia que se desarrollaba en una cárcel de mujeres en Odesa (Ucrania) y que también abordaba el drama de la maternidad con la libertad cercenada. Pero lo sobresaliente de Malqueridas es la forma en que la directora y su editora Javiera Velozo consiguen dar una forma coherente a estas historias de diferente procedencia (desde diferentes cárceles chilenas) para crear una historia híbrida que en cierto modo es ficción (el relato construido) pero sobre la base documental del material recopilado. Un relato en el formato vertical de los móviles que sin embargo adquiere una horizontalidad emocional para ofrecer una inteligente reflexión política donde no hacen falta reivindicaciones o quejas, sino solamente imágenes cargadas de veracidad. 


______________________________________
Películas mencionadas: 

Terraferma se puede ver en Prime Video.
Drive my carLa belleza y el dolor se puede ver en Filmin. 
Fitzcarraldo se puede ver en Filmin y Plex.


No hay comentarios:

Publicar un comentario