08 julio, 2022

Sheffield DocFest 2022 - Parte 5: Generaciones

Nueva crónica del Festival Sheffield DocFest 2022, que dedicamos en esta ocasión a la confrontación entre generaciones, a través de historias que muestran el legado que se pretende dejar a las nuevas generaciones, incluso arriesgando sus propias vidas, pero también la progresiva desaparición de las tradiciones culturales de determinados pueblos. 

Adeus, Capitão

Vincent Carelli, Toprãmre Krôhôkrenhuūm Jõpaipaire, 2022 | Memories | ★★★


El cineasta Vincent Carelli (1953, Francia) lleva más de treinta años representando a los indígenas brasileños a través del cine. Su proyecto de activismo cultural para preservar las tradiciones le llevó a fundar en 1979 el Centro de Trabajo Indigenista, una ONG que fue calificada como "indigenismo subversivo" por la dictadura militar, y posteriormente el proyecto Video nas Aldeias, a través del cual comenzó a enseñar a los propios indígenas a manejar las cámaras de video para que se grabasen ellos mismos, eliminando la interferencia de la mirada externa. A Vincent Carelli se le ha acusado de que, por un lado denuncia la injerencia del hombre blanco en la cultura indígena, mientras que al mismo tiempo él ha introducido el cine en las aldeas. Pero sus películas, que contienen muchas de las imágenes que grabaron los indígenas, son un testimonio fundamental en la mirada hacia la paulatina desaparición de las tradiciones. Como Martírio (Vincent Carelli, 2018), que se presentó en DocumentaMadrid, en la que ofrecía un análisis sobre la violencia sufrida por la tribu guaraní Kaiowá. A lo largo de este recorrido vital y cinematográfico uno de sus principales colaboradores ha sido el líder de la tribu Gavião (Halcones), uno de los grupos habitantes del Estado de Pará, en el Norte de Brasil. La película Adeus, Capitão (Vincent Carelli, Toprãmre Krôhôkrenhūm Jõpaipaire, 2022) es un obituario de tres horas de duración dedicado al Capitán, que murió en 2016 a los 90 años, pero al mismo tiempo es una crónica precisa y exhaustiva de las problemáticas que han sufrido las tribus indígenas brasileñas desde el primer contacto con el hombre blanco. 

A lo largo de esta película hay continuos saltos entre las diferentes etapas de un rodaje que en realidad aglutina casi tres décadas de conflictos. Al comienzo, Krôhôkrenhūm, el Capitán, realiza una demostración de un ataque de otra tribu, en una auténtica performance que es grabada por su sobrino Raimundo, el primer alumno que tuvo Video nas Aldeias. A continuación, Vincent Carelli regresa a Marabá en 2019 para encontrarse con la viuda del líder indígena y mostrarle una serie de fotografías realizadas en los años sesenta. Los tiempos se mezclan constantemente, reflejando la importancia de la memoria, del archivo en forma de imágenes estáticas o en movimiento que recuerdan los tiempos en los que la comunidad indígena se mostraba unida y combativa. En las fotografías tomadas en 1951 hay miembros de la tribu que desaparecieron, posiblemente debido a la violencia; en una foto de grupo tomada en 1964 se encuentran muchos de los supervivientes del primer contacto. "Para un pueblo guerrero, el contacto es siempre una rendición", afirma Vincent Carelli, también narrador de esta historia. 

Esta narración en primera persona reivindica la tradición oral, dejando espacio también para la voz de Krôhôkrenhūm. Su nieta, Jõprãmre Rãrãkre, forma parte de un movimiento que quiere recuperar las tradiciones, pero también es producto de la diáspora de la tribu Gavião: su padre se casó con una mujer de otra tribu y se fue a vivir con ella. Cuando regresó a la aldea, tuvo que reaprender la lengua y las tradiciones de su propia tribu. Las consecuencias del contacto con los blancos no son frutos solo de las acciones violentas, sino también de los nuevos virus que diezmaron a la población. Vincent Carelli ha estado en contacto con Capitão de forma intermitente: hasta 1995 le estuvo grabando durante unos diez años, lo que dio lugar a cortometrajes como Vídeo nas Aldeias (1989) y Eu já fui seu Irmão (1993), para regresar a Marabá en 2010, después de quince años de ausencia, y encontrarse con una sombra del líder. Aunque Krôhôkrenhūm llegó a reunir a tres facciones diferentes de la tribu de los Gavião, finalmente el alcoholismo y una cierta desafección de las nuevas generaciones acabó desuniendo una vez más a sus componentes. El contacto con los no-indígenas ha sido una odisea que ha pasado por distintas etapas, y que la película describe con claridad y profundidad: desde la explotación de los indígenas en la fructífera recogida de castañas que en 1968 provocó una denuncia por esclavitud contra el Serviço de Proteção aos Índios (SPI), que acabó transformándose en la actual Fundação Nacional do Índio (FUNAI), aunque con funcionarios trasladados desde el SPI; hasta la construcción de la autopista Marabá-Belem, que cruzaba justo por la reserva indígena; pasando por la expansión hidroeléctrica, que también afectaba directamente a la reserva. Hubo negociaciones, grabadas por los propios indios con las cámaras de Video nas Aldeias, que acabaron en compensaciones económicas, pero como afirmaba Krôhôkrenhūm: "En nuestra lengua no existía la palabra dinero". 

Todos los grandes proyectos de desarrollo del Noroeste de Brasil confluyen en Marabá, atravesando la reserva indígena. Y resulta significativo, casi irónico, el plano elegido por el director que muestra el entierro del Capitão con una torre eléctrica de fondo, como una amenaza a los muertos. Esta monumental crónica del líder de los Gavião es también parte de la historia de la desintegración paulatina de la cultura indígena. Los puntuales intentos de recuperación de las tradiciones y de los rituales chocan con la invasiva colonización cultural de los más jóvenes, quienes ya "viven en otro mundo". Es la crónica de una desaparición anunciada, la muerte del último representante de una forma de vida que conecta, no abusa, del entorno natural que le rodea. 

Delikado

Karl Malakunas, 2022 | Rebellions | ★★★


Con varios paralelismos con la producción norteamericana The territory (Alex Pritz, 2022), incluido el destino de alguno de sus protagonistas, Delikado (Karl Malakunas, 2022) nos traslada a otro lugar paradisíaco que está sometido a la destrucción por motivos económicos y cuyos únicos defensores son un grupo de activistas que ponen en riesgo sus propias vidas. Se trata de la isla de Palawan, en Filipinas, un entorno paradisíaco que el gobierno ha convertido en un enclave turístico. Pero, paradójicamente, lo que atrae a los turistas, el paisaje espectacular, es lo primero que sufre las consecuencias de la construcción de resorts y carreteras, o lo que es lo mismo, el gobierno vende como atracción aquello que destruye. Y solo organizaciones como Palawan NGO Network Inc (PNNI), fundada por el abogado Bobby Chan, realizan la labor que debería corresponder a las autoridades en cuanto a perseguir y controlar a quienes se dedican a actividades ilegales como la tala de árboles, la minería o la pesca de determinadas especies. Entre otras cosas, se apunta en el documental, porque es el propio gobernador de Palawan, el corrupto José Álvarez, el que tiene intereses en algunas de las empresas que promueven estas actividades ilegales. 

Primera película como director del periodista australiano Karl Malakunas, Delikado se estrenó en Hot Docs 2022, donde fue adquirida por la cadena de televisión norteamericana PBS, que cada año logra alguna nominación al Oscar para sus documentales. Se trata de un trabajo intenso en el que, como en The territory, las escenas más arriesgadas las graban los propios vigilantes de la ONG, que recorren la selva para atrapar a los ilegales, quienes muchas veces portan armas de fuego. Para no transgredir la ley, los miembros del PNNI solo incautan las sierras mecánicas, y tratan de dialogar con quienes son enviados a realizar talas ilegales, muchas veces habitantes de la zona sin apenas recursos económicos. Dos de estos para-enviforcer, Kap Ruben Arzaga y Tata Balladares, se convierten en protagonistas de la película, junto al abogado Bobby Chan. Pero la gran virtud de la película es la de traspasar el relato de la lucha activista para ofrecer una visión más global de Filipinas, especialmente a través del personaje de Nieves Rosento, alcaldesa de la pequeña ciudad de El Nido, que en el momento de la grabación del documental, se encuentra en pleno proceso electoral. Nieves Rosento es también una activista que se ha ganado el favor de los votantes enfrentándose a la candidata más cercana al gobernador. Pero el propio ex-presidente Rodrigo Duterte, que se retiró de la política el pasado 30 de junio, dejando un legado de sangre, corrupción y pobreza en su país, y dando el poder al hijo del dictador Ferdinand Marcos, la incluyó en la lista de los llamados "narcopolíticos", formada por funcionarios y funcionarias supuestamente relacionados con el mundo de las drogas (en realidad, opositores incómodos para su gobierno). 

En sus intervenciones públicas, el gobernador José Álvarez se muestra orgulloso de los miles de kilómetros de carreteras que ha construido, en detrimento de la selva que se vende a los turistas, y habla de un legado para las propias generaciones. Estas generaciones futuras también son el objetivo de los movimientos activistas que tratan de preservar la naturaleza que ha dado a Palawan su reclamo turístico, y que la ha convertido en un paraíso. Paradise era el título provisional de la película cuando se presentó en el Forum IDFA en 2019, y las tomas aéreas que utiliza el director muestran la devastación que está sufriendo la selva amparada por un gobierno que, según el informe Defending The Philippines elaborado por Global Witness en 2019, había convertido a Filipinas en "el país con el mayor índice de asesinatos contra defensores de la tierra y el medio ambiente". Delikado consigue aportar ritmo a una historia triangular que aborda diferentes aspectos de la lucha activista que también tiene que ver con la lucha mundial por el cambio climático, y aunque contiene algunos recursos de dirección poco acertados (como la descripción de un momento trágico), logra también acercarnos a una problemática que no solo es global sino principalmente personal, que convierte a los defensores del medio ambiente en víctimas de la impunidad de la violencia. 

A bunch of amateurs

Kim Hopkins, 2022 | International Competition Premio del Público | ★★★


En su exquisito y enternecedor documental A bunch of amateurs (Kim Hopkins, 2022), ganador del Premio del Público en Sheffield DocFest 2022, la directora británica consigue trazar una crónica de la resistencia de un cine-club llamado Bradford Movie Makers y nacido en 1932, uno de los más veteranos en el mundo. En España el desarrollo de los cine-clubs trajo la posibilidad de visionar y posteriormente debatir en torno a las películas, y se considera como el primer cine-club el que nació de La Gaceta Literaria de Ernesto Jiménez Caballero, que tuvo su primera proyección como tal en 1928 en el Cine Callao de Madrid, y cuyas sesiones cinematográficas estaban organizadas por Luis Buñuel, que traía las películas desde Francia. En la historia dirigida por Kim Hopkins la pervivencia de esta reunión de viejos aficionados al cine que proyectan cada semana películas clásicas, pero también se atreven en las casas de algunos a ver películas en 3D, está constantemente amenazada, por los escasos recursos económicos que están a punto de llevarles a la bancarrota, o por la aparición del coronavirus. Pero la esencia del documental es su carácter optimista, la forma en que se contagia de esta tenacidad de los miembros del Bradford Movie Makers, la mayor parte de ellos ancianos, pero con una nueva generación de mediana edad que ha tomado cierto relevo en la dirección del cine-club. 

Su pasión por el cine les lleva, no solo a visionar películas, sino también a tratar de emular a sus héroes grabando cortometrajes amateur, y el punto de partida del documental es el interés de Harry Nichols, uno de los componentes del grupo, en emular a Gordon McRae en la película musical Oklahoma! (Fred Zinneman, 1955) cantando "Oh, What a beautiful mornin'" mientras cabalga. El problema es que Harry tiene más de 80 años y nunca ha montado a caballo. Pero este es uno de los muchos problemas a los que se enfrenta el club de cine, y ciertamente no el más difícil de resolver. La directora saca provecho del humor irónico de este grupo de ancianos que después de ver una película toman una taza de té: "Espero que esta no sea tu última taza de té", dice uno a otro, reafirmando la vejez como un camino hacia el final, lo que se manifiesta también de forma dramática a lo largo del documental. A bunch of amateurs tiene esencia de un cine amable sobre personas mayores disfrutando de su pasión por el cine, pero el trabajo de dirección de Kim Hopkins es mucho más profundo, utilizando la veleta que corona el destartalado edificio donde se encuentra el cine-club como símbolo de la zozobra a la que se ve sometido, siempre al borde del colapso. Pero también utiliza muchos elementos reflejados, como una representación de la propia imagen ficticia del cine, a veces sutilmente, como cuando Colin visita a su esposa Shirley en un centro de demencia, y le vemos a él reflejado en un espejo, como si formara parte de esa otra realidad que ha construido la memoria de Shirley. 

Estos detalles sutiles son los que alimentan a la película, que tiene algunos momentos especialmente conmovedores, cuando Colin, que es uno de los más veteranos del grupo, contempla imágenes en video de la época dorada del cine-club. La llegada del coronavirus parece el definitivo revés para un grupo que no consigue atraer a nadie a una celebración con la que pretendían recaudar dinero. Y, de nuevo de forma irónica, los componentes del grupo eligen películas de ciencia-ficción para visionar, mientras se acerca la amenaza del confinamiento y la obligatoriedad de cerrar, un hecho inaudito en la historia del Bradford Movie Makers. Mientras para otros cine-clubes esto supone su total desaparición, hay una tenacidad incuestionable en el grupo, se conectan a través de una videoconferencia un poco caótica, pero se mantienen a flote. A bunch of amateurs es un homenaje al cine desde la base, una hermosa, divertida y enternecedora celebración de la cinefilia. 

Beauty of the beast

Anna Nemes, 2022 | People & Community | ★★★☆☆


En las notas de producción, la productora describe a Beauty of the beast (Anna Nemes, 2022) como un retrato de "mujeres que se transforman en bestias. Tienen el cuerpo de Hulk, pero el vestuario de Barbie. No les importa que su apariencia sexual extrema las convierta en marginadas". Es una descripción algo rotunda, pero también muy precisa, de las protagonistas de este documental de poco menos de 50 minutos de duración, que se centra en el mundo del culturismo femenino para ofrecer una visión más íntima. Y efectivamente, la directora Anna Nemes (1989, Hungría) prefiere los primeros planos, descartando la representación de una imagen más tradicional de los cuerpos hiper musculados, para centrarse en la mente de las protagonistas. Es el retrato de cuatro mujeres que eligieron dar forma a sus cuerpos: Csonka, Yvette, Eszter y Noemi, todas ellas de mediana edad y por tanto pertenecientes a una generación anterior a la que ahora triunfa en los concursos internacionales. Pero todavía tienen algo que ofrecer, la fuerza interior representada en la musculatura exterior. Lo más interesante del documental es la aproximación a unas edades poco representadas en el panorama del bodybuilding, pero también la descripción a través de las propias voces de las protagonistas, de sus miedos y anhelos, y de los sacrificios que han realizado. Después de ganar varios campeonatos mundiales en años consecutivos, una de ellas decidió que su prioridad en la vida no era viajar a Estados Unidos y aprovechar el éxito, sino darle una hermana a su hija.

El culto a la perfección del cuerpo es también una obsesión por las etiquetas y las mediciones. Se relatan y controlan las medidas de los músculos, los kilos de grasa o los litros de fluidos corporales... se hace un listado de las drogas, los anabolizantes, la testosterona o las proteínas que se necesitan para esculpir el cuerpo. Es un trabajo arduo que requiere también de una mente concentrada en el trabajo diario. Pero el retrato de estas mujeres es algo desequilibrado, como si la directora encontrara mayor interés en unas que en otras, lo cual debilita la cohesión de la narración. Y al final Beauty of the beast, atractivo en su conjunto, se siente como una especie de ensayo documental que ha servido a la directora para abordar su primer largometraje de ficción, Szelíd (Gentle) (László Csuja, Anna Nemes, 2022), que recibió muy buenas críticas en su estreno mundial en el pasado Festival de Sundance. Protagonizada por Eszter Csonka, una de las mujeres retratadas en el documental, cuenta la historia de la culturista Edina y los sacrificios que tiene que realizar en su vida personal para convertirse en Miss Olympia. 




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