La carrera hacia el Oscar ha comenzado. La lista de nominados repasa algunos de los títulos más destacados del año, y entre sorpresas y constataciones, aparecen categorías que quedan en segundo plano. Nosotros nos centramos en este post en la de Mejor Documental. 5 títulos que muestran realidades muy diferentes, desde los biopics singulares como Amy o What happened, Miss Simone? hasta el retrato de la violencia pasada en The look of silence o presente en Cartel land y Winter on fire. 5 películas que han dejado en el tintero títulos destacados como The haunting ground, sobre los abusos sexuales protagonizados por miembros de la iglesia católica (curiosamente está nominada su canción principal), la espectacular crónica del ascenso al Himalaya Meru o He named me Malala (la ausencia más destacable de este año por la repercusión mundial de su protagonista, una adolescente amenazada por los yihadistas).
Asif Kapadia
Sin duda parece el claro aspirante a llevarse el Oscar este año, aunque no olvidemos que las particularidades de esta categoría (no es votada por todos los miembros de la Academia, sino solo por quienes acreditan haber asistido a los pases especiales), suele traer siempre alguna sorpresa. En todo caso, no solo es favorito por la repercusión internacional de un documental sobre una de las grandes estrellas de la canción de los últimos tiempos, sino porque se trata de un trabajo modélico y posiblemente el mejor documental estrenado en 2015. El británico de origen indio Asif Kapadia ya logró una película notable con Senna, y aquí vuelve a demostrar su capacidad para seleccionar los mejores fragmentos de la vida de la protagonista, y un talento especial para dotar al documental de los resortes necesarios para captar la atención del espectador. Aunque para ello juegue con herramientas tramposas como la del "antagonista" que permita la identificación con el personaje principal (en Senna fue la rivalidad con Alain Prost, aquí es la relación sentimental y autodestructiva con Blake Fiedler-Civil). Amy es el mejor documental que puede tener una estrella de la canción como Amy Winehouse, y con él descubrimos las debilidades de una cantante que sucumbió a los males de la popularidad sin tener apenas tiempo de asimilarlos.
Cartel land
Cartel land
Matthew Heinemann
Este documental podría ser el perfecto complemento a la película Sicario, de Denis Villeneuve, ya que trata prácticamente el mismo tema, y lo hace con parecida fuerza cinematográfica. La diferencia es que, mientras en la película del canadiense los hechos son más o menos ficticios, la experiencia de Mathhew Heinemann es brutalmente real. Cartel land se centra en dos formas de justicieros a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. Dos fuerzas civiles que, ante la inoperancia de los gobiernos, deciden tomarse la justicia por su mano en contra de los carteles de la droga. Unos con clara mentalidad fascista y otro con formas de actuar parecidas a aquellos contra quienes están luchando. Premiada en el Festival de Sundance como Mejor Dcouemtal y Mejor Drector, esta producción que tiene entre sus promotores a la directora Kathryn Bigelow, pertenece a la categoría de "one-man-documentary". Matthew Heinemann, que se inspiró en un artículo publicado en la revista Rolling Stone, se adentra con su cámara en las patrullas paramilitares, viviendo en persona situaciones de auténtico peligro. La gran virtud de Cartel land es un montaje espléndido, apoyado por una banda sonora magnífica de H. Scott Salinas y Jackson Greenberg, que hacen parecer a este documental casi como una película de ficción, trepidante, intenso, de una violencia que resulta impactante. Sin duda se trata de una de las incursiones más interesantes en el mundo de la droga fronteriza, aunque las conclusiones que plantea sean demasiado obvias.
Joshua Oppenheimer
El director danés nos ofrece una nueva visión en torno al genocidio perpetrado por la dictadura en Indonesia, como una especie de continuación de su anterior documental, The act of killing (2012), que también fue nominado al Oscar. Si en aquella ocasión nos mostraba entrevistas con los asesinos convertidos en ancianos que ponían en marcha una macabra representación teatral de sus crímenes, en una visión desazonada de la represión, ahora adopta un punto e vista más personal, a través de los ojos del descendiente de una familia que sufrió las matanzas y la persecución de la dictadura. No se trata de una respuesta a quienes acusaban al director de ser demasiado condescendiente con los criminales (aquí la "representación" es mucho más cruda), sino que es una consecución lógica que se rodó al mismo tiempo que el anterior. Dejando de lado elementos más o menos artificiales como la música, el cine de Oppenheimer nos muestra la realidad desnuda, las conversaciones entre este valiente joven optometrista y quienes asesinaron a algunos miembros de su familia de una forma descarnada, con sus silencios y esas miradas que son auténticos cuchillos emocionales. Producido, como el anterior, por Errol Morris y Werner Herzog, Joshua Oppenheimer demuestra aquí que es un alumno aventajado de estos dos maestros del documental.
Evgeny Afineevsky
Aunque no lo consiguió con la película Beasts of no nation, Netflix sí ha logrado incluir en la lista de nominaciones a los Oscar dos documentales de producción propia. El primero de ellos es esta crónica de las protestas civiles que se produjeron en la plaza de Maidán en Kiev, que mostraron a finales de 2013 su rechazo a la posición alejada de Europa adoptada por el presidente Viktor Yanukóvich, y que acabarían siendo el germen de violentos enfrentamientos que desembocaron en la huída del presidente (y que posteriormente provocaría también la guerra civil en el Sur de Ucrania, auspiciada por Rusia ante la deriva europeísta del nuevo gobierno). Hasta 28 operadores de cámara están acreditados en esta narración del origen del conflicto, a las órdenes del director ruso Evgeny Afineevsky, que consigue una coherente descripción de las protestas, introduciendo al espectador en el verdadero corazón de la violencia asesina de la policía. Esta es la mayor virtud de un documental que resulta intenso en la visceralidad de sus imágenes (subrayada por una contundente aunque demasiado enfática banda sonora de Jasha Klebe). En su contra, la narración unidireccional del documental (que pasa de puntillas por la presencia de grupos neonazis infiltrados en las manifestaciones civiles) y por tanto su escasa profundidad en los hechos que narra, lastran el auténtico impacto que producen las imágenes.
Liz Garbus
El otro documental que Netflix ha conseguido colocar en la carrera de los Oscar es este repaso a la vida y la música de na de las grandes cantantes de todos los tiempos. Y, como suele ser habitual, desgranando los aspectos menos complacientes de una vida dura de racismo, maltrato y lucha vital. "Mi madre era Nina Simone las 24 horas del día. Y eso podía llegar a ser un problema", dice Lisa Simone, apuntando en una sola frase la personalidad bipolar de la cantante. Liz Garbus logra, como lo hace Asif Kapadia en Amy, mostrarnos a través de grabaciones y entrevistas, aunque de una manera algo más convencional, ese otro lado de la aparentemente idílica vida de un artista. El trabajo constante y agotador al que le tenía sometido su marido y representante, la complicada etapa en la que Nina Simone da la espalda a la industria musical para convertirse en voz de la lucha contra el racismo, o la autodestrucción a la que se somete lentamente cuando viaja a África. Un documental que nos descubre otros aspectos de la mujer que soñó con ser la primera pianista negra de música clásica y se convirtió en una de las voces más importantes de la música de todos los tiempos.
El otro documental que Netflix ha conseguido colocar en la carrera de los Oscar es este repaso a la vida y la música de na de las grandes cantantes de todos los tiempos. Y, como suele ser habitual, desgranando los aspectos menos complacientes de una vida dura de racismo, maltrato y lucha vital. "Mi madre era Nina Simone las 24 horas del día. Y eso podía llegar a ser un problema", dice Lisa Simone, apuntando en una sola frase la personalidad bipolar de la cantante. Liz Garbus logra, como lo hace Asif Kapadia en Amy, mostrarnos a través de grabaciones y entrevistas, aunque de una manera algo más convencional, ese otro lado de la aparentemente idílica vida de un artista. El trabajo constante y agotador al que le tenía sometido su marido y representante, la complicada etapa en la que Nina Simone da la espalda a la industria musical para convertirse en voz de la lucha contra el racismo, o la autodestrucción a la que se somete lentamente cuando viaja a África. Un documental que nos descubre otros aspectos de la mujer que soñó con ser la primera pianista negra de música clásica y se convirtió en una de las voces más importantes de la música de todos los tiempos.
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