Resulta poco comprensible la postura del Instituto de Cine y del Ministerio de Cultura con su Ley del Cine, sus exabruptos constantes y su falta de delicadeza. Lo que ha provocado que los festivales de cine, una parte del sector cinematográfico y la Unión Europea acaben dándoles de bruces contra la realidad.
Ignasi Guardans (director del Instituto de Cine) y Ángeles González Sinde (Ministra de Cultura) forman una pareja curiosa. No se sabe quién de los dos es más torpe ni quién de los dos tiene menos idea del trabajo institucional. Lo que sí se sabe es que, mientras Ignasi Guardans calificaba a la plataforma Cineastas contra la Orden como un reducto mínimo al que no había que dar importancia, éstos pasaban a la acción, y sus alegaciones frente a Bruselas han acabado por estancar la convocatoria de ayudas que hace unos días tendría que haber sido publicada. Eso de menospreciar a los demás le ha salido caro, aunque ni él ni la ministra se dan por enterados.
Que Ángeles González Sinde califique esta paralización como algo normal y habitual en la tramitación de una Orden, y que afirme que "no hay ningún bloqueo" (hombre, si la convocatoria de ayudas se iba a publicar en diciembre y posiblemente acabe publicándose en marzo de 2010 como muy pronto... ya me dirá), podría producir risa si no fuera porque la producción cinematográfica española del primer semestre de 2010 se va a haber afectada seriamente. Y eso, cuando el cine español estaba viviendo su mejor momento en taquilla, con cuatro películas entre los 10 primeros puestos de recaudación (Ágora, Celda 211, Planeta 51 y Spanish movie) es un desastre para la recuperación que parecía vivirse. Claro que luego, cuando se publiquen las cifras globales de 2009, la ministrilla se adjudicará todo el mérito.
El paso de Ángeles González Sinde y el director que ella designó personalmente para el Instituto de Cine por su experiencia en Bruselas (que de poco le ha servido, la verdad) está siendo glorioso. Bueno, en realidad, está un poco en la línea de la gestión del gobierno, con presidentes que desdicen a sus ministros, Leyes de Cine que se publican sin el visto bueno europeo, salidas de tono jocosas (mientras González Sinde calificaba como "asustante" (hay que joderse, Ministra de Cultura) la digitalización de libros en internet, la Unión Europea negociaba con Gooblebooks su participación en la web de contenidos digitales Europeana).
Desde luego, el tándem Guardans-Sinde va a dejar huella, pero con olor a mierda. Ahora el director del Instituto de Cinematografía se pone en contra a los responsables de los festivales de cine, única posibilidad en nuestro país de ver un cine diferente a la distribución monopolística. Y no se sabe bien a qué llama "ordenar" los festivales en España, cuando la mayor parte de los que se celebran en nuestro país no cuentan con ayudas del Instituto de Cine, sino de instituciones locales que, sí, utilizan estas muestras más como promoción electoral, pero también ayudan a promocionar (especialmente en el caso de los cortometrajes) la producción audiovisual española.
Legislar con inteligencia es fundamental. Ir dando palos de ciego pensando que todos van a acabar comiendo de la mano resulta poco efectivo.
Ignasi Guardans (director del Instituto de Cine) y Ángeles González Sinde (Ministra de Cultura) forman una pareja curiosa. No se sabe quién de los dos es más torpe ni quién de los dos tiene menos idea del trabajo institucional. Lo que sí se sabe es que, mientras Ignasi Guardans calificaba a la plataforma Cineastas contra la Orden como un reducto mínimo al que no había que dar importancia, éstos pasaban a la acción, y sus alegaciones frente a Bruselas han acabado por estancar la convocatoria de ayudas que hace unos días tendría que haber sido publicada. Eso de menospreciar a los demás le ha salido caro, aunque ni él ni la ministra se dan por enterados.
Que Ángeles González Sinde califique esta paralización como algo normal y habitual en la tramitación de una Orden, y que afirme que "no hay ningún bloqueo" (hombre, si la convocatoria de ayudas se iba a publicar en diciembre y posiblemente acabe publicándose en marzo de 2010 como muy pronto... ya me dirá), podría producir risa si no fuera porque la producción cinematográfica española del primer semestre de 2010 se va a haber afectada seriamente. Y eso, cuando el cine español estaba viviendo su mejor momento en taquilla, con cuatro películas entre los 10 primeros puestos de recaudación (Ágora, Celda 211, Planeta 51 y Spanish movie) es un desastre para la recuperación que parecía vivirse. Claro que luego, cuando se publiquen las cifras globales de 2009, la ministrilla se adjudicará todo el mérito.
El paso de Ángeles González Sinde y el director que ella designó personalmente para el Instituto de Cine por su experiencia en Bruselas (que de poco le ha servido, la verdad) está siendo glorioso. Bueno, en realidad, está un poco en la línea de la gestión del gobierno, con presidentes que desdicen a sus ministros, Leyes de Cine que se publican sin el visto bueno europeo, salidas de tono jocosas (mientras González Sinde calificaba como "asustante" (hay que joderse, Ministra de Cultura) la digitalización de libros en internet, la Unión Europea negociaba con Gooblebooks su participación en la web de contenidos digitales Europeana).
Desde luego, el tándem Guardans-Sinde va a dejar huella, pero con olor a mierda. Ahora el director del Instituto de Cinematografía se pone en contra a los responsables de los festivales de cine, única posibilidad en nuestro país de ver un cine diferente a la distribución monopolística. Y no se sabe bien a qué llama "ordenar" los festivales en España, cuando la mayor parte de los que se celebran en nuestro país no cuentan con ayudas del Instituto de Cine, sino de instituciones locales que, sí, utilizan estas muestras más como promoción electoral, pero también ayudan a promocionar (especialmente en el caso de los cortometrajes) la producción audiovisual española.
Legislar con inteligencia es fundamental. Ir dando palos de ciego pensando que todos van a acabar comiendo de la mano resulta poco efectivo.
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