Dos películas recientes lanzan una mirada al pasado. A ese cine de ciencia-ficción que en los años 50 presentaban a los extraterrestres como representantes de la amenaza de la guerra fría. El remake de la serie V contribuye también al revival de la invasión alienígena.
Curiosamente, tanto la producción de animación española como la revisión irónica norteamericana comienzan con una pareja dándose arrumacos en un coche y siendo atacados por una extraña nave espacial. Planeta 51 y Alien trespass rienden su particular homenaje al cine de ciencia-ficción que en la década de los cincuenta dio frutos como Ultimátum a la Tierra (1951), La guerra de los mundos (1953), La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) o El terror no tiene forma (1958).
En el caso de Planeta 51, lo de la referencia a la época de los cincuenta, al margen de la representación del planeta que habitan los alienígenas, puramente kitsch, no deja de resultar una más de sus innumerables, obvias y cansinas alusiones a todo tipo de películas del género de extraterrestres. Vamos, que si se descuidan, les sale una Scary Movie del cine de ciencia-ficción en versión animada. Pero tiene cierta gracia esa vuelta de tuerca del invasor-invadido y esa presencia militar "salvadora" que acaba siendo abducida por el heroísmo. Pero quizás esta fallida película de factura animática impecable podría haber funcionado mejor si se hubiera quedado en homenaje nostálgico al pasado.
Eso es precisamente Alien trespass, una peculiar producción escrita y dirigida por R.W. Goodwin, uno de los guionistas y productores de Expediente X y productor del remake televisivo de la serie El fugitivo (2001), que se ha montado, no ya una revisión, sino una recreación fidedigna de una típica película de terror-invasión alienígena de serie B con factura de los años 50. Aunque se quede en eso, en el puro artificio de la imitación irónica, y no acabe traspasando su condición de puro homenaje, lo cierto es que Alien trespass tiene su gracia, vista con los ojos de quien ya conoce algunos de los títulos clásicos del género. Porque las referencias visuales a Ultimátum a la Tierra o La guerra de los mundos, o esa escena final de ataque alienígena en un cine en el que se proyecta The blob (El terror no tiene forma), película en la que de hecho también había un ataque alienígena en un cine, son muy divertidas. Aunque tenga ese anacronismo que supone que los protagonistas estén viendo una película estrenada en 1958, cuando la historia se supone que se desarrolla en 1957.
Curiosamente, tanto la producción de animación española como la revisión irónica norteamericana comienzan con una pareja dándose arrumacos en un coche y siendo atacados por una extraña nave espacial. Planeta 51 y Alien trespass rienden su particular homenaje al cine de ciencia-ficción que en la década de los cincuenta dio frutos como Ultimátum a la Tierra (1951), La guerra de los mundos (1953), La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) o El terror no tiene forma (1958).
En el caso de Planeta 51, lo de la referencia a la época de los cincuenta, al margen de la representación del planeta que habitan los alienígenas, puramente kitsch, no deja de resultar una más de sus innumerables, obvias y cansinas alusiones a todo tipo de películas del género de extraterrestres. Vamos, que si se descuidan, les sale una Scary Movie del cine de ciencia-ficción en versión animada. Pero tiene cierta gracia esa vuelta de tuerca del invasor-invadido y esa presencia militar "salvadora" que acaba siendo abducida por el heroísmo. Pero quizás esta fallida película de factura animática impecable podría haber funcionado mejor si se hubiera quedado en homenaje nostálgico al pasado.
Eso es precisamente Alien trespass, una peculiar producción escrita y dirigida por R.W. Goodwin, uno de los guionistas y productores de Expediente X y productor del remake televisivo de la serie El fugitivo (2001), que se ha montado, no ya una revisión, sino una recreación fidedigna de una típica película de terror-invasión alienígena de serie B con factura de los años 50. Aunque se quede en eso, en el puro artificio de la imitación irónica, y no acabe traspasando su condición de puro homenaje, lo cierto es que Alien trespass tiene su gracia, vista con los ojos de quien ya conoce algunos de los títulos clásicos del género. Porque las referencias visuales a Ultimátum a la Tierra o La guerra de los mundos, o esa escena final de ataque alienígena en un cine en el que se proyecta The blob (El terror no tiene forma), película en la que de hecho también había un ataque alienígena en un cine, son muy divertidas. Aunque tenga ese anacronismo que supone que los protagonistas estén viendo una película estrenada en 1958, cuando la historia se supone que se desarrolla en 1957.
Tanto los actores como la fotografía de colorido exagerado (imitando el estilo de la época) son perfectas recreaciones de ese cine de ciencia-ficción que contenía más mensaje político que cualquier otra película propagandística, pero que al mismo tiempo ha dado clásicos insustituibles. Por lo que Alien trespass es una recomendación obligada para todos los amantes del género (ese alien con forma de mojón que absorbe a los seres humanos es impagable).
A la moda del revival se añade también el remake de la serie V, que de nuevo nos presenta una invasión alienígena ya conocida. Aunque la lectura subliminal de la versión original de los ochenta no tiene nada que ver con la de las películas de los cincuenta, sí es verdad que en esos años también estaba generalizada la visión del extraterrestre como ser atacante. En todo caso, esta nueva adaptación de la serie, que aunque ha logrado cifras de audiencia aceptables y se ha estabilizado en un share del 3% (unos 9.000.000 de espectadores), pero recordemos que el episodio piloto lo vieron 14.000.000, puede sufrir las consecuencias de su interrupción tras el cuarto episodio hasta marzo de 2010, debido a los Juegos Olímpicos de Invierno.
No conozco a nadie a quien este remake le haya apasionado, pero los que lo seguimos lo hacemos incondicionalmente por ese aire nostálgico que nos recuerda a la versión original.
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