28 julio, 2024

Fantasia '24 - Parte 5: La cultura de la violencia

El segundo fin de semana de Fantasia Festival nos introduce en la última semana de la muestra cinematográfica que se celebra en Montreal. Entre las películas que comentamos en esta ocasión se encuentra Gallos de pelea (Monte Hellman, 1974), que está considerado como el único fracaso en taquilla que tuvo Roger Corman, fallecido el pasado 9 de mayo. Precisamente se había comprometido a presentar la proyección del 50 aniversario del estreno de esta casi desconocida y poco valorada película que el próximo 30 de julio se proyectará en el festival en una sesión especial. La historia muestra una cierta subcultura de la violencia en Estados Unidos, y nos sitúa en el tema principal de nuestra crónica. Nos adentramos en un documental español que reflexiona sobre la obsesión por las armas en ese país, hablamos de una película de animación especialmente sangrienta, y nos introducimos en una historia de venganza y en un mundo apocalíptico en el que impera la ley del más fuerte. 

From my cold dead hands

Javier Horcajada

España 2024 | Documentaries from the Edge | ★☆

Raindance '24: Competición Documentales


Durante una convención de la Asociación Nacional del Rifle (RNA) en mayo de 2000, su entonces presidente, el actor Charlton Heston, pronunció un emocionado discurso que reivindicaba el derecho de los ciudadanos norteamericanos a portar un arma, amparándose en las justificaciones habituales de origen bíblico. Para terminar su intervención, y dirigiéndose directamente al entonces Vicepresidente del gobierno Al Gore, retomó una especie de eslogan que se había utilizado desde los años setenta por asociaciones pro-armamentísticas, mientras alzaba orgulloso un rifle largo: "Quiero decir estas palabras de lucha para todos los que puedan oírlas y prestarles atención, y especialmente para usted, señor Gore: “¡De mis manos frías y muertas!”". Esta proclama de resistencia al desarme es utilizada por el director español Javier Horcajada para elaborar su particular reflexión sobre la cultura de la violencia en Estados Unidos, a través de un montaje de videos extraídos de YouTube que reflejan precisamente esta obsesión por la acumulación de armas. Aunque cualquiera de los videos que se muestran en el documental también podría aparecer en una búsqueda que se titulara: "Los tipos más estúpidos de Norteamérica". Sin embargo, uno de los méritos de este mosaico de grabaciones reales es evitar caer en la simple representación humorística eligiendo las situaciones más absurdas o los chistes fáciles, porque aunque se muestran accidentes tontos y momentos comprometidos de esos que suelen hacerse virales por lo idiotas que pueden ser sus protagonistas, From my cold dead hands (Javier Horcajada, 2024) ofrece una reflexión profunda, sin necesidad de ser discursiva, sobre cuán arraigada está la cultura de la violencia dentro de la sociedad norteamericana. De hecho, al final del documental hay una referencia directa al desenlace de la película muda Asalto y robo de un tren (Edwin S. Porter, 1903), que terminaba con el protagonista disparando un arma hacia la cámara, una escena que también homenajeó Martin Scorsese en el final de Uno de los nuestros (1990). En Estados Unidos se tiene la idea equivocada de que se trata de la primera película de la Historia del Cine, pero aunque no sea cierto, sí es la primera que refleja la sociedad estadounidense de principios del siglo XX, y ya era una historia sobre armas y violencia, mientras que en Francia, por ejemplo, el cortometraje pionero Viaje a la luna (Georges Méliès, 1902) imaginaba al hombre alcanzando su sueño de atravesar el espacio exterior. 

El director español utiliza como soporte de la estructura narrativa de su película un video titulado "Top 10 reasons to be a gun owner" (2016), en el que dos jóvenes llamados Eric y Chad explican las diez razones por las que está justificado llevar un arma. El video tiene más de 400.000 visualizaciones y funciona como un checklist al que se regresa a lo largo del documental para plantear temas como el origen religioso de muchas de estas justificaciones, como se desprende de otros videos como "Your biblical right to self defense" (2018), donde se pretende elaborar un discurso sobre la Biblia como un texto en el que se pueden encontrar pasajes que reivindican el derecho a defenderse uno mismo y a su familia. From my cold dead hands evita introducir directamente ideologías políticas, porque los propios videos y sus protagonistas la reflejan de una u otra forma. Y se pone de manifiesto cómo la narrativa armamentística de derechas utiliza como reclamo eslóganes que principalmente han reivindicado las políticas progresistas: se menciona el derecho de todos los ciudadanos a elegir libremente para explicar por qué el gobierno no puede intervenir en el acceso a las armas; y en algunas manifestaciones se apropian de pancartas sobre los derechos de las mujeres tergiversando su mensaje: "Gun rights are women's rights". Curiosamente, una de las lecturas más significativas del montaje realizado por Javier Horcajada es que las armas están principalmente controladas por los hombres, los autodenominados defensores de las familias, que son los protagonistas de unos videos en los que la participación femenina es mínima, decorativa o de admiración. Hay un discurso de superioridad masculina intrínseco, como cuando un hombre graba el momento en que regala a su novia un arma por primera vez, y se muestran pistolas especialmente diseñadas para mujeres. 

Pero sobre todo hay un aspecto que la película refleja con acierto: el consumismo que rodea a la cultura de la violencia. Se muestran anuncios publicitarios relacionados con las armas, entre los que hay momentos curiosos como el de la activista armamentística Brickell Clark parodiando una canción de La sirenita (Ron Clements, John Musker, 1989) disfrazada de princesa Disney. Y resulta evidente que muchas de las demostraciones con armas pesadas que se publican en las redes sociales, supuestamente protagonizadas por ciudadanos, provienen de la propia industria. Se ha demostrado que los fabricantes de armas utilizan este tipo de "influencers" para introducir sus mensajes y promociones en unas redes sociales en las que (teóricamente) tienen prohibido difundir anuncios relacionados con la venta de armas, y que hay una especial atención hacia un target femenino. Aunque quizás los más inquietantes son los videos protagonizados por menores de edad, como uno en el que dos niños muestran el interior de una tienda de armas, en la que tienen prohibida su entrada, o un video en el que una niña afroamericana monta diferentes tipos de pistolas con los ojos vendados mientras un adulto le hace preguntas del estilo de "¿Disparamos para herir o disparamos para matar?". La inteligencia de Javier Horcajada está en mostrar en From my cold dead hands una sociedad norteamericana preocupantemente obsesionada con la posesión de armas, que las trata como si fueran juguetes, con una cierta inconsciencia de su capacidad para provocar daño. Y lo hace exponiendo sin comentarios los videos que se pueden encontrar en internet, la autoexposición del orgullo de tener un arma, la reivindicación de la cultura de la violencia. 

the G

Karl R. Hearne

Canadá 2023 | Septentrion Shadows | ★☆

BIFEST '24: Premio Mejor Actriz

Fantasia '24: Mención Especial (Directors Guild of Canada)


Aunque no es un documental, hay cierta inspiración en la realidad dentro del trasfondo de esta película en torno a algunos escándalos relacionados con estafas a personas de la tercera edad. En el informe Elder Fraud Report 2023, publicado por el FBI a principios del pasado mes de mayo, se calculaba que los estafadores sustrajeron a personas mayores en Estados Unidos $3.400 millones durante el año pasado, aumentando en un 11% respecto al año anterior. Y eso en una población que cada vez está más envejecida, con 35 millones de personas mayores de 65 años, un 12,3% de la población (de hecho, esta es una de las razones por las que no se entienden las restricciones en las políticas de inmigración). A partir de esta premisa, el director Karl R. Hearne, quien ganó en Fantasia Festival el premio al Mejor Montaje por su cortometraje Song (2003), regresa a la muestra canadiense con una historia que comienza  cuando Ann Hunter (Dale Dickey) y su marido enfermo Chip (Greg Ellwand), son víctimas de funcionarios corruptos que los declaran incapacitados para ingresarlos en un centro de mayores, mientras se apoderan de sus propiedades y sus cuentas corrientes. Su actividad fraudulenta es tan rápida que ni siquiera Emma (Romane Denis), la única nieta que realmente mantiene contacto con Ann, tiene tiempo de percatarse de que sus abuelos han sido robados, y cuando regresa a la casa familiar ésta ya se está vendiendo. La desconexión familiar también se ha producido por el alcoholismo de Ann, que le sirve para afrontar un envejecimiento para el que no se siente preparada, subrayado por la necesidad de cuidar a un marido enfermo que parece incluso más mayor que ella. De manera que este estado de permanente zozobra le impide ser consciente de la estafa que ha ido preparando su cuidador, hasta que se da cuenta demasiado tarde y de manera violenta de lo que está sucediendo, cuando Rivera (Bruce Ramsay), su nuevo tutor legal, no tiene el menor escrúpulo en dar una paliza a Chip para conseguir que Ann le diga dónde tienen escondido más dinero, lo que tiene relación con el pasado de la protagonista. the G (Karl R. Hearne, 2023) se ha podido ver en festivales como Tallin, Glasgow y FANT Bilbao, y ya se ha estrenado comercialmente en Reino Unido e Irlanda. 

La actriz Dale Dickey (1961, Tennessee), conocida por sus personajes secundarios en series como Breaking bad (Netflix, 2008-2013), y que hasta muy recientemente no ha tenido papeles más protagonistas en películas como Una canción de amor (Max Walker-Silverman, 2022), es el principal soporte de the G, incorporando un personaje que está escrito pensando en ella, según ha comentado el director en algunas entrevistas, y que interpreta con la fortaleza y el sentimiento de ira constante que necesita para darle mayor profundidad. Ann, a la que su nieta Emma llama "the G" un diminutivo de Granny (abuela), es una mujer dura y poco sociable, que parece tener un permanente odio hacia el resto del mundo, bebe vodka en vasos de yogurt y fuma como una chimenea. Este retrato de una protagonista con la que no es muy recomendable enfrentarse acaba siendo el soporte de un thriller que se construye a fuego lento, pero en el que hay más interés en las relaciones personales que en el propio desarrollo de una trama de intriga. Y aunque lo parezca, no es tampoco exactamente una historia de venganza de abuelos, como las películas de Liam Neeson, sino que la violencia está más dosificada y aparece principalmente en los últimos veinte minutos. Durante el desarrollo de la historia, el carácter de Ann se va relajando, sobre todo cuando conoce a Joseph (Roc Lafortune), uno de sus compañeros en el centro de mayores, quien se da cuenta de esta transformación: "Pareces más joven", le dice. Hay un retrato de los matones antagonistas que no está claro si tiene un tono paródico o están descritos así de idiotas, pero desde su aparición enterrando a un hombre vivo suenan a un tropo de género demasiado convencional. Por eso, the G es más interesante cuanto más se acerca a la protagonista y construye la relación con su nieta Emma, que también protagoniza una subtrama que no resulta demasiado convincente. Pero al final es una entretenida muestra de thriller que lo entrega todo al talento de una actriz curtida y veterana como Dale Dickey, a la que también podemos ver en el western Horizon: An American saga (Kevin Costner, 2024). 

Steppenwolf

Adilkhan Yerzhanov

Kazajistán 2024 | Cheval Noir | ★☆

BIFFF '24: Premio Golden Raven

Fantasia '24: Mejor Interpretación (Anna Starchenko, Berik Aitzhanov)


El muy prolífico director Adilkhan Yerzhanov (1982, Kazajistán) ha abordado géneros variados a lo largo de su filmografía, con dramas que cuestionan el patriarcado como Ulbolsyn (2020) o acercamientos a la corrupción generalizada como Herd immunity (2021), aunque uno de sus títulos más conocidos es la comedia absurda que homenajeaba al cine Yellow cat (2020), que participó en la Mostra de Venecia. Con cierta tendencia al cine de género, la violencia ha estado presente de una u otra forma en películas como Assault (2022), que estaba inspirada en tiroteos como el que protagonizó un joven de 19 años en un instituto de la ciudad rusa de Kazán, provocando nueve víctimas mortales y una veintena de heridos, en mayo de 2021. Después de una etapa en la que venía estrenando entre dos y tres películas al año, el director kazajo regresa con su última película dos años después de Ademoka's education (2022) y de dirigir la serie Frozen (Okko, 2022). Más explícitamente que en otras ocasiones, Steppenwolf (Adilkhan Yerzhanov, 2024) aborda la violencia a través de un desierto que adopta las formas distópicas de películas como Mad Max. Salvajes de autopista (George Miller, 1979), planteando un lugar en conflicto, una guerra civil que está marcada por la presencia de grupos contraterroristas, en la que se dispara a matar sin hacer demasiadas preguntas. En medio del caos provocado por la guerra civil, Tamara (Anna Starchenko) es una madre cuyo hijo ha sido secuestrado, lo que le ha provocado un trauma que le impide expresarse con claridad, pero acaba formando un tándem insólito con Brayuk (Berik Aitzhanov), un ex-convicto que se ha especializado en conseguir confesiones a través de distintos tipos de tortura y que encaja perfectamente en ese mundo despiadado en el que solo cabe morir o matar. Después de que Tamara le ofrezca una recompensa, decide ayudarla a buscar a su hijo, iniciando un trayecto a través de un desierto rodeado de destrucción, y persiguiendo a una banda de traficantes de órganos que se dedica a secuestrar niños. El título de la película está inspirado en la novela del escritor Herman Hesse El lobo estepario (1927, Ed. Alianza Editorial), cuyo personaje solitario y alienado se ha convertido en un arquetipo de la deshumanización de una sociedad insolidaria. Aunque no es una adaptación, se incluyen algunos pasajes del libro y en cierta manera los personajes protagonistas muestran esa desesperación que los mueve a enfrentarse a su destino. En Steppenwolf, se muestra precisamente el extremo de este aislamiento que finalmente desemboca en el conflicto, pero en sus imágenes rodeadas de coches ardiendo y lugares destruidos se pueden ver reflejados conflictos reales como la guerra de Ucrania.  

En cierto modo, esta película es una continuación de algunos de los temas incorporados en Goliath (Adilkhan Yerzhanov, 2022), seleccionada en Venecia, en la que un hombre, interpretado por el habitual protagonista de las películas del director, Berik Aitzhanov, se enfrentaba al jefe criminal que controlaba una comunidad mediante la violencia. Hay también elementos comunes en su filmografía, como la ausencia de una legalidad realmente eficaz que propiciaba la corrupción en Herd immunity (2021), o la relación insólita entre un ex-convicto y su novia en Yellow cat (2020). En esta ocasión, Steppenwolf adopta una estructura más cercana al western, que remite sin ningún disimulo a Centauros del desierto (John Ford, 1956), tomando como punto de partida la búsqueda de un niño atravesando el desierto, aunque en este caso incorporándose a esa especie de subgénero que se ha dado en llamar Asian western, en el que se introducen elementos característicos de las sociedades asiáticas. Pero la película no solo se construye a partir de las referencias cinematográficas o de la expresión de la violencia de forma explícita, mostrándola de una manera tan absurda que a veces resulta más realista de lo que es habitual en el cine de género, evitando estetizarla demasiado. Como en parte de la filmografía de su director, se introducen cuestionamientos morales a los que se enfrentan los personajes, aunque en el caso de Brayuk parece estar ya por encima del bien y del mal, convertido en una especie de justiciero por las causas que más le convienen. Steppenwolf plantea un mundo postapocalíptico que reflexiona sobre las consecuencias de la desaparición de un orden, donde la ley se establece a través del uso de las armas. Adilkhan Yerzhanov propone de esta forma una mirada oscura y sombría sobre un futuro violento y peligroso, en el que la inocencia de los niños también es perturbada por las inmoralidades de los adultos. La transformación de Tamara a lo largo de la película es representativa de lo que ese tipo de sociedad puede acabar provocando en las personas, una historia de venganza que está captada por la cámara de Yerkinbek Ptyraliyev con una tonalidad grisácea que refuerza su carácter desolador. Entre el western asiático y el género de venganza, se trata de un thriller rotundo y violento que logra reflexionar sobre la moralidad y la desesperación. 

Kizumonogatari: Koyomi Vamp

Akiyuki Shinbo

Japón 2024 | Animation Plus | ★☆


Los recopilatorios en forma de película de series anime no son poco habituales, pero resulta más insólito que se vuelva a estrenar una trilogía de largometrajes en versión de una sola película. Eso es lo que encontramos en este nuevo montaje de la historia que se había contado en la trilogía Kizumonogatari Parte 1: Tekketsu (Akiyuki Shinbo, 2016), Kizumonogatari Parte 2: Nekketsu (Akiyuki Shinbo, 2016) y Kizumonogatari Parte 3: Reiketsu (Akiyuki Shinbo, 2017). Como las dos primeras duraban aproximadamente una hora y la segunda poco menos de hora y media, Kizumonogatari: Koyomi Vamp (Akiyuki Shinbo, 2024) pierde una hora de metraje con su duración total de 144 minutos, aunque el ritmo solo se resiente en algunos momentos, precipitando demasiado los acontecimientos. Las películas originales eran una precuela de Monogatari (2005-) una serie de relatos cortos que ha venido publicando desde 2005 el autor NisiOsiN (1981, Japón), considerado el novelista joven más vendido en su país. Adaptado como anime desde 2009, se convirtió en uno de los emblemas del estilo distintivo del estudio SHAFT Animation Studios, que también se ha encargado de realizar las películas. Este reboot mantiene la cronología de la historia original, que cuenta cómo el joven estudiante Koyomi Araragi (Hiroshi Kamiya) tiene un encuentro algo particular durante las vacaciones de primavera con su compañera de clase Tsubasa Hanekawa (Yui Horie), que muestra desde los primeros minutos la obsesión por los pechos grandes femeninos que veremos a lo largo de la película. Ella le cuenta un rumor sobre una vampiresa que vaga por las noches por la ciudad, y cuando se separan, Koyomi encuentra un rastro de sangre que le conduce precisamente a una estación de metro vacía donde yace el cuerpo ensangrentado y desmembrado de esta vampira que se hace llamar Kiss-shot Acerola-orion Heart-under-blade (Maaya Sakamoto). Al borde de la muerte después de perder sus cuatro extremidades, le pide a Koyomi que la salve proporcionándole su propia sangre, para acabar dándose cuenta de que él ha sido convertido en un vampiro cuyo cuerpo arde en llamas al contacto con el sol, aunque puede regenerarse rápidamente.  

Sin embargo, Kiss-shot no ha podido sanar totalmente y necesita recuperar las cuatro extremidades que ahora están en manos de tres poderosos cazadores de vampiros: Dramaturgia (Masashi Ebara), Episodio (Miyu Irino ) y Cortador de Guillotina (Hôchû Ôtsuka). La vampiresa pide a Koyomi que desafíe a estos cazadores para regresarle las partes de su cuerpo, contando con la ayuda como negociador de Meme Oshino (Takahiro Sakurai), cuya labor principal es mantener el equilibrio entre el mundo de los humanos y el de los vampiros. Estamos ante una tradicional historia de héroe que debe luchar con diferentes enemigos para conseguir su objetivo, pero la dirección de Akiyuki Shinbo (1961, Japón), introduce algunos elementos originales a través de un montaje frenético que en esta versión resulta algo precipitado en el desarrollo de algunos combates. En este sentido, no hay demasiados límites para el despliegue de secuencias sangrientas, y aprovechando la capacidad de regeneración que tienen los vampiros, podemos asistir a todo tipo de desmembramientos, cabezas cortadas y cuerpos sanguinolentos. Es particularmente lograda la primera lucha contra Dramaturgia, mientras que otras como la de Episodio se sienten demasiado  atropelladas en esta versión más reducida. Los enfrentamientos de Koyomi con estos cazadores vampiros formaban el núcleo de la segunda película original, mientras que la tercera parte le enfrenta a la incertidumbre sobre su propio destino como sirviente de una poderosa vampira como Kiss-shot una vez que ésta recupere sus extremidades. 

Pero esta revisión no sufre grandes problemas de ritmo e incluso nunca se siente desfasada tras estos siete años que han pasado desde el estreno de la trilogía original, aunque se podría preguntar si es realmente necesario resumir en un solo largometraje lo que ya se había contado en tres. En parte porque el estilo de dirección mantiene ese montaje fragmentado que a veces introduce planos que cortan las escenas, y utiliza intertítulos con palabras destacadas que son una referencia a las películas de la Nouvelle Vague. Con largas secuencias sin diálogos, la película contiene una tonalidad particular en la que destacan los colores anaranjados e introduce una estética gótica que incorpora numerosos elementos de simbología cristiana como vidrieras, haces de luz en forma de cruces o personajes crucificados. Es este carácter distintivo el que proporciona a Kizumonogatari: Koyomi Vamp una estética particular, además de la introducción del humor en medio de luchas sangrientas que a veces pueden ser impactantes. Estrenada en Japón el pasado mes de enero, este reboot tendrá estrenos de un solo día el 28 de agosto en Estados Unidos y el 5 de septiembre en Australia, aunque por el momento no tiene distribución en el resto del mundo.  

Gallos de pelea

Monte Hellman

Estados Unidos 1974 | Fantasia Retro | ★☆


Roger Corman (1926-2024, Estados Unidos) falleció el pasado mes de mayo dejando pendiente uno de sus proyectos más recientes: el reestreno de la película Gallos de pelea (Monte Hellman, 1974) en su 50 aniversario, que Fantasia Festival proyecta el 30 de julio en una sesión especial. Se trata de una de las películas más infravaloradas de su director Monte Hellman (1929-2021, Estados Unidos), quien ya es un cineasta menos valorado de lo que merece, posiblemente también porque él mismo no solía referirse a ella con demasiada satisfacción: "Nunca estuve realmente satisfecho; simplemente no funcionó para mí, básicamente por el guión", decía en una conversación con Wheeler Winston Dixon autor de Film talk: Directors at work (2007, Rutgers University Press). Pero con el paso del tiempo la película ha sido reivindicada como una de sus mejores aportaciones al cine, con una historia que ofrece una mirada casi documental al entorno de las peleas de gallos en el Sur de Estados Unidos, pero al mismo tiempo aportando una cierta perspectiva irónica. En este sentido, la trama incluye auténticas peleas de gallos, a los que se les colocan espolones de acero para que puedan herir con mayor facilidad al oponente, algo que se sigue utilizando en la actualidad en algunos países. Pero el desinterés  de Monte Hellman por éstas hizo que todas las escenas violentas fueran rodadas y editadas por Lewis Teague (1938, Estados Unidos), que más tarde dirigiría películas como La bestia bajo el asfalto (1980), Cujo (1983) y La joya del Nilo (1985). Monte Hellman estaba más interesado en el retrato del protagonista Frank Mansfield (Warren Oates), un hombre que pierde la oportunidad de ganar el premio como Mejor Gallista del Estado de Georgia al tomar una decisión equivocada: "Hablas y bebes demasiado", le dice su competidor Jack Burke (Harry Dean Stanton), así que Frank decide no volver a hablar ni beber alcohol hasta que logre el codiciado premio. Pero su dedicación a las peleas de gallos también le separa de la relación con su exnovia Mary Elizabeth (Patricia Pearcy), algo que refleja el director cuando muestra el reencuentro de ambos en la casa familiar después de seis meses separados, colocando la cámara al otro lado de una puerta mosquitera, lo que muestra desde la planificación que el lugar de Frank está fuera de ese ambiente. Ella le advierte claramente, tras un encuentro sexual junto al río, que: "No puedo casarme y vivir con un granjero que se dedica a las peleas de gallos". 

Aunque la película cuenta la historia de Frank, y él mismo es el narrador (escuchamos sus pensamientos en voz en off), el punto de vista de la historia está más cerca de Mary Elizabeth en cuanto a la visión de la crueldad y la violencia que se refleja en los gallódromos, en los que uno de los animales acaba necesariamente muerto en peleas sangrientas. El personaje principal es un tipo bastante simple que en cierta manera se muestra también como uno de esos gallos a los que entrena, orgulloso pero incapaz de sustraerse a su destino, con un objetivo a corto plazo que sin embargo no parece poder conseguir hasta que el ex-publicista Omar Baradansky (Richard B. Shull), un inmigrante de origen polaco, le propone compartir negocio y beneficios, proporcionándole gallos para entrenar y consiguiéndole peleas que les lleven hasta el codiciado Torneo Anual de la Conferencia Sur de Milledgeville. Con fotografía del español Néstor Almendros, que captura de una manera casi documental los ambientes y los personajes que rodean a las peleas de gallos, se encuentran caras conocidas a lo largo de esta historia como Robert Earl Jones, Laurie Bird, Ed Begley, Jr., Steve Railsback, Millie Perkins, Troy Donahue o Tom Spratley. Y destaca especialmente la relación entre Frank y Jack, dos competidores pero cuya veteranía les permite respetarse y cumplir las reglas, mientras que a los jóvenes se les muestra como personajes inquietos que recurren a trampas como introducir un dedo en el culo de los gallos para provocarles mayor excitación en las pausas de las peleas, o como chicos inmaduros que no pueden soportar la muerte de uno de sus gallos vencedores. La película se estrenó en Georgia el 30 de julio de 1974, y Roger Corman se mostró muy sorprendido por la escasa repercusión que tuvo en los cines, porque pensaba que una historia de estas características, rodada precisamente en diversas poblaciones de Georgia, atraería la atención de los espectadores. Así que decidió reeditarla poco después, con la participación de Joe Dante (1945, New Jersey), que más tarde dirigiría títulos como Aullidos (1981) y Gremlins (1984), quien introdujo escenas de violencia y sexo de películas anteriores suyas, como si fueran pesadillas del protagonista. Y se estrenó con un nuevo cartel y un cambio de título, Born to kill (1974), aunque también se estrenaría con otros dos títulos: Gamblin' man y Wild drifter. Después de colaborar con el director en la espléndida Carretera asfaltada en dos direcciones (Monte Hellman, 1971) y antes de incorporarse a la mítica Quiero la cabeza de Alfredo García (Sam Peckinpah, 1974), Warren Oates ofrece una interpretación magistral en un personaje difícil al que solo vemos pronunciar palabras en momentos contados. Como un retrato acertado del Sur de Estados Unidos y de la mitología de la violencia expresada a través de la brutalidad de los gallódromos, Gallos de pelea es una película reivindicable que abarca las complejidades de la subcultura en Norteamérica para hablar sobre la moralidad y el destino.  


Gallos de pelea se puede ver en Filmin y Plex (v.o.)
Mad Max. Salvajes de autopista se podrá ver desde el 7 de agosto en Max.
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Películas mencionadas:

Asalto y robo de un tren se puede ver en Archive Internet y YouTube.
Uno de los nuestros se puede ver en Filmin y Movistar+. 
Viaje a la luna se puede ver en Mubi. 
La sirenita se puede ver en Disney+. 
Centauros del desierto se puede ver en Movistar+. 
La bestia bajo el asfalto se puede ver en Acontra+, Filmin y Tivify.
Cujo, Aullidos, Carretera asfaltada en dos direcciones y Quiero la cabeza de Alfredo García se pueden ver en Filmin. 
La joya del Nilo se puede ver en Disney+ y Movistar+.
Gremlins se puede ver en Max. 

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