06 febrero, 2023

FIMUCS II: Reflexiones sobre música de cine


El 2° Festival Internacional de Música de Cine de Sevilla (FIMUCS) parece tener la intención de consolidar una iniciativa que en 2021 tuvo que lidiar con la pandemia del coronavirus, retrasando su cita desde el mes de marzo hasta noviembre, y que este año se engloba dentro de las actividades en torno a la celebración el próximo 11 de febrero de la gala de los premios Goya en Sevilla, lo que ha servido para enfocar la programación como una antesala de los galardones que otorga la Academia de Cine. Aunque es significativa la ausencia de los compositores nominados este año, que no participaron ni siquiera en las jornadas formativas, si bien Iván Palomares participó en la primera edición como director de orquesta en el Homenaje a Ennio Morricone que incluyó también bandas sonoras de cine español. Esta propuesta nace como una iniciativa impulsada por la Universidad Loyola junto a la promotora Sevilla Film Orchestra y la web de bandas sonoras SoundTrackFest, en colaboración con la Academia de Cine. La participación de la Universidad le da al festival un carácter formativo interesante, apoyando parte de la programación en las Jornadas sobre Música y Cine que organiza la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas en colaboración con SoundTrackFest, ofreciendo mesas redondas, encuentros y una clase magistral en la sede de la Fundación Valentín de Madariaga. Aunque no se plantearon estrictamente debates, sino mesas redondas en las que los conferenciantes hablaban de sus propios proyectos, con un enfoque más técnico en algunos casos (Arnau Bataller y Víctor Reyes en "Instrumentos virtuales, instrumentos reales y everything in between") y con más curiosidades en otros (Zeltia Montes y Federico Jusid en "Cómo crear una banda sonora y no morir en el intento"), pero con una ausencia de sinergias que implicaran a otros componentes de la producción cinematográfica para plantear debates más amplios sobre la función de la música de cine. En este sentido la incorporación del director Juanma Bajo Ulloa a la mesa redonda "Componiendo a cuatro manos. La colaboración entre dos compositores y un director", junto a Bingen Mendizábal y Koldo Uriarte, fue interesante aunque esta se acabó desviando de su enunciado principal y apenas se habló del trabajo musical en la película Baby (Juanma Bajo Ulloa, 2020). Estas jornadas son uno de los puntos fuertes del festival, pero siempre que su diseño se enfoque en aspectos diferenciadores y evite la repetición, como ocurrió en algún caso. En la primera edición una de las mesas redondas se tituló "La composición de música para animación" y tuvo como ponentes a Zacarías M. de la Riva y Manel Gil-Inglada, y este año se repitió el mismo enunciado en la mesa redonda titulada "El corazón del cine de animación: la música", de nuevo con Zacarías M. de la Riva, pero acompañado por Joseba Beristain. Las Jornadas sobre Música y Cine se cerraron con una apasionada clase magistral de José Nieto que seguía los análisis que el compositor madrileño ha llevado a cabo en libros como Música para la imagen (1996, Ed. Fundación Autor SGAE) y Música y estructura narrativa (2022, Ed. Letra de Palo). Esta faceta formativa de FIMUCS propone un punto de vista diferenciador para seguir explorando en próximas ediciones.

Un aspecto de las concurridas Jornadas de Música y Cine.                                           © FIMUCS

La edición de este año propuso tres conciertos, dos sinfónicos y un tercero titulado “Nuevas miradas para la música de cine”, integrado por versiones de bandas sonoras a cargo de estudiantes del Grado en Creación y Producción Musical de la Universidad Loyola, una titulación desarrollada junto a la Universidad de San Francisco (EE.UU.) y de la que es responsable Francisco Cuadrado, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Loyola, y asimismo director del Festival Internacional de Música de Cine de Sevilla, FIMUCS, al que hay que agradecer su atención con la prensa. 

UNA NOCHE POCO AVENTURERA

El concierto “Una noche de aventuras” abrió esta edición del Festival Internacional de Música de Cine de Sevilla con un programa bastante heterodoxo dedicado a las bandas sonoras del género de aventuras, con un enfoque más popular que atrajo a más público que el segundo, sin llenar la sala, y que interpretó la ROSS bajo la dirección de David Hernando Rico, director de orquesta vallisoletano formado en la Universidad de Música en Eslovaquia y que fundó en 2000 la Orquesta Sinfónica de Bratislava cuyas siglas originales, BSO (Bratislava Symphony Orchestra) es toda un declaración de principios sobre su enfoque muy centrado en el repertorio y grabación de bandas sonoras, siendo la orquesta elegida por numerosos compositores de música de cine españoles e internacionales. David Hernando Rico ha grabado con la BSO más de un centenar de bandas sonoras como La gran aventura de Mortadelo y Filemón (Javier Fesser, 2004), de Rafael Arnau y Mario Gosálvez, Tiovivo, c. 1950 (José Luís Garci, 2004) de Pablo Cervantes, A la deriva (Ventura Pons, 2009) de Carles Cases, Héroes (Pau Freixas, 2010) de Arnau Bataller, Los pingüinos de Madagascar (Simon J. Smith, 2014) de Lorne Balfe, Angry birds: La película (Clay Kaytis, Fergal Reilly, 2016) o la reciente El gato con botas: El último deseo (Joel Crawford, Januel Mercado, 2022), ambas de Heitor Pereira, así como videojuegos del nivel de Assassin’s Creed III (2012) de Lorne Balfe y Batman: Arkham origins (2013) de Christopher Drake.

Se podría decir que la dirección de David Hernando Rico no consiguió extraer la fuerza necesaria de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en la mayor parte de las piezas interpretadas, que sonaron demasiado apagadas y evidenciaron una cierta falta de ensayos. Aunque se evitó el recurso de las imágenes de películas como soporte del concierto, sí se utilizó la figura del presentador, en este caso el joven Javi Cuadrado, que si bien podía ser justificable para presentar a los compositores invitados, sus intervenciones resultaron más esforzadas que acertadas. El concierto comenzó con una suite algo tibia de la música que Miklós Rózsa (1907, Hungría-1995, Los Angeles) compuso para Ben-Hur (William Wyler, 1959), y continuó con El señor de los anillos: La comunidad del anillo (Peter Jackson, 2001) que nos hizo recordar aquel estreno mundial de la Sinfonía para concierto de la trilogía de El señor de los anillos arreglada por Howard Shore (1946, Canadá) en los Encuentros de Música de Cine de 2004, en los que el propio compositor dirigió a la ROSS. Esta vez contó con la participación vocal de Blanca Miralles Rodríguez, una joven de 12 años de Mairena del Aljarafe que fue semifinalista en La Voz Kids, y que transmitió frescura pero también inseguridad.

La selección de piezas interpretadas fue tan acertada como poco arriesgada, y ahí estaban las habituales Robin Hood. Príncipe de los ladrones (Kevin Reynolds, 1991) de Michael Kamen (1948, Nueva York-2003, Londres), y El primer caballero (Jerry Zucker, 1995) de Jerry Goldsmith (1929, Pasadena-2004, Beverly Hills) como concesiones populares, aunque afectadas por la deficiente sonoridad de la sala. En esta primera parte del concierto hay que destacar las varias intervenciones de los instrumentos de viento solistas, especialmente el clarinete, que aportaron sobriedad. En el repertorio interpretado fue acertada sin embargo la introducción de piezas de compositores españoles como El capitán Trueno y el Santo Grial (Antonio Hernández, 2011), de Luis Ivars (1960, Alicante), quien intervino brevemente para comentar su trabajo en una banda sonora que no conseguía suplir las deficiencias de la película a pesar de cierta ampulosidad “zimmeriana”. Otra de las aportaciones españolas fue la música de Joseba Beristain (1978, Azcoitia) para la película de animación Elcano & Magallanes. La primera vuelta al mundo (Ángel Alonso, 2019), una interesante composición que por su planteamiento sinfónico (fue interpretada originalmente por la Orquesta Sinfónica de Euskadi) encajaba mejor con la estructura de la ROSS y fue un contundente inicio de la segunda parte del concierto.

Concierto "Una noche de aventuras" (ROSS bajo la dirección de David Hernando Rico).                                          © FIMUCS

Esta segunda parte también incluyó el estreno mundial de la suite de la banda sonora de Tadeo Jones 3. La tabla Esmeralda (Enrique Gato, 2022) que su compositor Zacarías M. de la Riva (1972, Barcelona) reconoció que solo había tenido tres días para arreglar como pieza para concierto. De todas formas, el hecho de que las bandas sonoras de las películas de Tadeo Jones hayan sido grabadas por la Bratislava Symphony Orchestra bajo la dirección de David Hernando Rico proporcionó una interpretación más ajustada y conseguida. En general se puede decir que la ROSS se fue acomodando progresivamente y encontró un sonido más limpio y menos dubitativo en la segunda parte del concierto. De esta forma sonaron con mayor contundencia King Kong (Peter Jackson, 2005) de James Newton Howard (1951, Los Angeles) y Cómo entrenar a tu dragón (Dean DeBlois, Chris Sanders, 2010) de John Powell (1963, Londres), aunque no se entiende bien esta tendencia a incluir música de películas de animación en un concierto dedicado al género de aventuras. La conclusión llegó con la inesperada y acertada elección de la suite para concierto “The flight to Neverland” de la película Hook (Steven Spielberg, 1991), que suele incorporar John Williams (1931, Nueva York) en sus presentaciones. Pero cuando pensábamos que FIMUCS había conseguido programar un concierto sobre cine de aventuras sin caer en la tentación de incluir ninguna referencia a Indiana Jones, David Hernando Rico se sacó de la manga un bis-popurrí de los temas de siempre de John Williams, precedido por un primer bis con el tema principal de Elmer Bernstein (1922, Nueva York-2004, California) para la película Los siete magníficos (John Sturges, 1960), quizás por eso de dejar a los espectadores con cuerpo de cine. En todo caso, esta primera cita fue de menos a más, pero dejó un sabor de boca agridulce.

DE GALA CON LOS GOYA SIN LOS NOMINADOS A LOS GOYA

El segundo concierto estuvo dedicado al cine español, bajo el título "De Gala con los Goya", de nuevo interpretado por la ROSS bajo la dirección de David Hernando Rico, con un programa que se anunciaba como dedicado a compositores nominados o ganadores de premios Goya, compuesto por una selección variada de bandas sonoras que no siempre estaban conectadas directamente con los galardones de la Academia de Cine. De hecho, aunque desde la organización del festival nos aclaran que la programación estaba definida desde hace tiempo, se echó en falta la presencia de algunas de las bandas sonoras nominadas este año, especialmente Las niñas de cristal (Jota Linares, 2022), de Iván Palomares, y Los renglones torcidos de Dios (Oriol Paulo, 2022), de Fernando Velázquez, las dos más sinfónicas. Tampoco ninguno de los nominados participó en las Jornadas sobre Música y Cine, posiblemente por estar ya comprometidas las mesas redondas, pero esto evidencia en cierta manera que las nominaciones a los Goya de este año contradicen el propio concepto del festival, más enfocado hacia el tradicional predominio del sinfonismo cuando la mitad de los trabajos finalistas se apoyan en sonoridades electrónicas, como As bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2022), de Olivier Arson, ganadora del Premio Feroz a la Mejor Banda Sonora, o Modelo 77 (Alberto Rodríguez,  2022), de Julio de la Rosa. Lo que nos lleva a preguntarnos si tienen sentido conciertos con orquesta sinfónica para bandas sonoras que no se apoyan en estas formaciones musicales. Por ejemplo, la música de El buen patrón (Fernando León  de Aranoa, 2021), compuesta por Zeltia Montes (1979, Madrid) y ganadora del Goya 2022, está planteada para una pequeña formación de cámara con predominio de instrumentos de viento, y no gana especialmente con los arreglos como Suite sinfónica, apoyándose en el violonchelo como instrumento solista. La suite acabó siendo demasiado larga y no hizo honor al excelente uso de la música en la película, por más que se acompañara de imágenes aleatorias en la pantalla.

Antonio Dechent pensando que estaría mejor en su casa viendo un partido de fútbol.         © FIMUCS

Esta vez la presentación del concierto corrió a cargo de un profesional veterano como Antonio Dechent, pero casi hubiéramos preferido que el director de FIMUCS, Francisco Cuadrado, hubiera elegido a otro miembro de su familia para presentarlo. Porque el actor sevillano cumplió con desgana y prácticamente parecía estar leyendo por primera vez sobre el escenario el guión que le habían escrito. No sabemos si fue por improvisación de la organización o porque Antonio Dechent hubiera preferido estar viendo el fútbol, pero su intervención transmitió falta de respeto, especialmente teniendo en cuenta que la mayor parte de los compositores estaban presentes en la sala. Afortunadamente solo intervino para presentar cada una de las dos partes del concierto, que musicalmente comenzó con un homenaje a los clásicos del cine español, a través de la Suite “Historia de nuestro cine” dedicada al compositor Augusto Algueró (1934, Barcelona-2011, Torremolinos), sobre sus bandas sonoras para las películas La fierecilla domada (Antonio Román, 1956), El ruiseñor de las cumbres (Antonio del Amo, 1957), El secreto de Mónica (José María Forqué, 1962), Cabriola (Mel Ferrer, 1965) y Las chicas de la Cruz Roja (Rafael J. Salvia, 1958), vehículos de lucimiento para Carmen Sevilla, Joselito, Marisol y Concha Velasco. Esta suite forma parte del catálogo de Musimagen, la Asociación de Compositores de Música para Audiovisual, que viene realizando un trabajo de recopilación en una serie de “suites históricas” para orquesta sinfónica del trabajo de compositores clásicos de cine españoles. “Historia de nuestro cine” tiene arreglos de Claudio Ianni y se estrenó en 2015 en el Teatro Monumental de Madrid con motivo del 30 aniversario de la Academia de Cine con la orquesta de RTVE y posteriormente también se interpretó en la gala de los Goya de 2017. Es una creación adecuada para la orquesta que incluye algunas melodías reconocibles del maestro de la composición que funcionó bien como introducción.

Más actual, pero no menos clásico, José Nieto (1942, Madrid) también fue protagonista del concierto al margen de su clase magistral en las Jornadas de Música y Cine. Nominado a los Goya en once ocasiones, ha ganado en seis de ellas, pero no trabaja en el cine desde su última colaboración con Vicente Aranda en Luna caliente (2009), que también fue la última película del director. Esta ausencia del mundo audiovisual e incluso de la música aplicada a otras manifestaciones artísticas como el ballet o el teatro, que le valió el premio Max a la Mejor Composición Musical para Espectáculo Escénico por El burlador de Sevilla (2004), es en parte una decisión personal tomada por José Nieto, quien dedica más tiempo a la docencia, y ha manifestado en algunas ocasiones que no se siente cómodo con el sistema de trabajo actual. Él mismo afirma que en su música para cine nunca ha usado una orquesta convencional, por lo que adaptar sus trabajos como piezas de concierto supone, según él, “reescribir la música, tratando de que no pierda personalidad, para una orquestación más tradicional”.  De José Nieto, el único compositor que ha recibido el Premio Nacional de Cinematografía, se interpretó una suite de su banda sonora para Carmen (Vicente Aranda, 2003), que fue la primera película por la que obtuvo un premio Goya, en aquella ocasión en la categoría de Mejor Canción. La suite es la misma que se incluyó en el álbum José Nieto 75 Aniversario (2018, Saimel Ediciones), un imprescindible recopilatorio con arreglos del propio compositor interpretados por la Joven Orquesta Sinfónica de Granada. Sin embargo, la interpretación de la ROSS estuvo carente de ímpetu y al mismo José Nieto, sentado cerca de nosotros, no pareció convencerle demasiado.

Concierto "De Gala con los Goya" (ROSS bajo la dirección de David Hernando Rico).                © Marina Casanova

El uso de imágenes de las películas acompañando a los conciertos de música de cine es uno de los recursos más controvertidos de los últimos años, sobre todo porque minimiza el valor de las propias composiciones, descontextualizando su función. Tendría sentido si la pieza interpretada tuviera como fondo la secuencia para la que se ha compuesto, pero en un concierto resulta poco probable. Lo demás es tratar de hacer la interpretación “más entretenida”, lo cual supone un menosprecio al trabajo de los compositores. Sin embargo, es una práctica habitual incluso en prestigiosas citas como los World Soundtrack Awards de Gante, cuando unos premios de esa categoría deberían promover la relevancia de las bandas sonoras. Pero podría justificarse si la edición de las imágenes se pusiera al servicio de la interpretación, pensando en la música que las va a acompañar, algo que no suele ser habitual. Por eso, cuando mejor funcionó en el concierto fue con el montaje realizado por Aitor López de Aberásturi, colaborador de Juanma Bajo Ulloa, de las imágenes de Baby (Juanma Bajo Ulloa, 2020), para acompañar a la Suite de Bingen Mendizábal (1962, Vitoria-Gasteiz) y Koldo Uriarte (1976, Araia), aunque David Hernando Rico no consiguiera una adecuada sincronización con ese montaje, quizás por la falta de ensayos que mencionábamos antes. Precisamente el 10 de febrero se estrena en algunas salas el documental que ha dirigido Aitor López de Aberásturi, Bidean jarraituz (2023), que está dedicado a la trayectoria del compositor Bingen Mendizábal y la relación entre su música y el cine. Y ya que se supone que el Festival de Sevilla colabora con FIMUCS, sería interesante una mayor implicación de sus responsables, no solo aportando el logotipo, para programar proyecciones especiales que ampliaran la cobertura del Festival Internacional de Música de Cine. 

Con buen criterio se escogió para el final de la primera parte del concierto una Suite de la película La sombra de la ley (Dani de la torre, 2018), compuesta por Manuel Riveiro (1974, Catoira), que consigue un tema principal sinfónico muy contundente para un intento fallido de cine negro que contaba en esta banda sonora nominada al Goya 2019 con la colaboración de Xavi Font (1972, Lleida). La música de Arnau Bataller (1977, Valencia) para Mediterráneo (Marcel Barrena, 2021), nominada al Goya 2022, abrió la segunda parte con eficacia, aunque sus composiciones para la película introducen elementos electrónicos que “distorsionan” la realidad y que se echaban en falta. De Víctor Reyes (1962, Salamanca) pudimos escuchar el nostálgico tema “Max” de la película En la ciudad sin límites (Antonio Hernández, 2002), una de las primera bandas sonoras dirigidas por David Hernando Rico, en cuya interpretación brilló el violonchelo solista. El carácter sinfónico de estas piezas ayudó a mejorar el sonido de la orquesta, lo que se notó en la música de La piel del tambor (Sergio Dow, 2022), de Roque Baños (1968, Murcia), quien no pudo asistir al festival por compromisos laborales en Hollywood. Su aportación es una insulsa banda sonora para una no menos insulsa intriga sobre la novela de Arturo Pérez Reverte que pasó sin pena ni gloria por los cines, y parecía una elección más dirigida a ese toque de sevillanía que los organizadores de conciertos que se celebran en Sevilla parecen sentirse obligados a introducir. El romanticismo melódico de El verano que vivimos (Carlos Sedes, 2020), nominada al Goya 2021, y la contundencia épica de Orígenes secretos (David Galán Galindo, 2020) ambas del prolífico compositor español Federico Jusid (1973, Argentina), destacando el piano solista en la primera y la sección de metales en la segunda, fueron una buena conclusión para un concierto que terminó en un notable crescendo, aunque el desbarajuste de la despedida con todos los compositores sobre el escenario enfrió el desenlace.

Despedida de FIMUCS 2023 con los compositores invitados sobre el escenario.               © FIMUCS

Quizás una de las conclusiones más significativas y, por qué no decirlo, más decepcionantes, de estos dos conciertos desde un punto de vista musical es que los compositores españoles de las nuevas generaciones se reflejan más en los músicos de Hollywood que en sus antecesores españoles, tienen una sonoridad más estandarizada, se parecen más a John Williams o Hans Zimmer que a Antón García Abril o José Nieto, quien compuso una de las primeras grandes bandas sonoras sinfónicas españolas para El caballero del dragón (Fernando Colomo, 1985). De alguna manera son producto de una homogeneización de la música aplicada, y se podría decir que la programación de algunos encuentros de música de cine contribuyen a maleducar el oído de los espectadores ofreciendo lo de siempre en el mismo formato de siempre. Es uno de los grandes desafíos de un festival como FIMUCS, que acierta en el enfoque formativo y en su centralidad en los compositores de música cinematográfica en España, pero que necesita una mayor amplitud en su propuesta concertística que le diferencie del resto de festivales.

FIMUCS se enfrenta a varios retos importantes, entre ellos definir cuál es su identidad como festival y crecer posiblemente hacia ese carácter internacional que define su nombre, sobre todo teniendo como referente a los Encuentros Internacionales de Música de Cine de Sevilla, un perfil de festival que es casi imposible de organizar en la actualidad, contando con la dirección orquestal de la mayor parte de los compositores invitados, la participación de los principales creadores musicales para cine (se podría decir que solo faltó la presencia de John Williams) e incluso con la recuperación de bandas sonoras clásicas a través de la edición discográfica de algunos de sus conciertos. El mundo del cine y su estructura económica ha cambiado tanto que resulta necesario un planteamiento más comercial para que un encuentro de estas características sobreviva, y si no que se lo pregunten a los World Soundtrack Awards. Pero FIMUCS debe corregir algunos aspectos importantes, como el nivel técnico de sus intérpretes solistas o la propia sede de los conciertos, un auditorio de Cartuja Center CITE que no está especialmente adaptado para conciertos sinfónicos, ahogando la amplitud sonora de la orquesta. Al margen del Teatro de la Maestranza, es también más adecuada la acústica del Teatro Lope de Vega, abierto a iniciativas como la proyección el pasado fin de semana de la película El maquinista de la General (Clyde Bruckman, Buster Keaton, 1926), con la ROSS interpretando en directo la música compuesta por Timothy Brock, quien también fue el director de la orquesta, y que consiguió agotar las entradas los dos días, por lo que no parece haber una falta de interés del público sevillano en iniciativas en torno a la música de cine. Apoyándose en sus aciertos, y tratando de definir finalmente una fecha de celebración concreta cada año, el Festival Internacional de Música de Cine de Sevilla tiene una base sólida que puede consolidarle como una de las citas más destacadas en el panorama de festivales dedicados a bandas sonoras.

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Películas mencionadas: 

Bidean Jarraituz se estrena en cines el 10 de febrero. 

La gran aventura de Mortadelo y Filemón, Tiovivo, c. 1950, La fierecilla domada, El ruiseñor de las cumbres, El secreto de Mónica, Cabriola, Las chicas de la Cruz Roja y Luna caliente se pueden ver en FlixOlé.
Héroes se puede ver en FlixOlé y Prime Video. 
Los pingüinos de Madagascar se puede ver en HBO Max, Netflix y Prime Video. 
Angry birds: La película, Las niñas de cristal, Los renglones torcidos de Dios, La sombra de la ley y Orígenes secretos se pueden ver en Netflix. 
Ben-Hur se puede ver en HBO Max y Movistar+. 
El señor de los anillos: La comunidad del anillo se puede ver en HBO Max y Prime Video.
King Kong, El buen patrón y Mediterráneo se pueden ver en Movistar+. 
Cómo entrenar a tu dragón se puede ver en Netflix y Prime Video. 
Hook se puede ver en Filmin. 
Los siete magníficos se puede ver en MGM. 
Carmen se puede ver en Filmin, FlixOlé y Prime Video. 
El verano que vivimos y El caballero del dragón se pueden ver en Prime Video. 
El maquinista de la General se puede ver en Classix, Filmbox+, Filmin, Mubi, Plex y Prime Video.


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