12 julio, 2006

Querer y no poder

SONCINEMAD 06 se convirtió en una cita con la música de cine cuya organización se escapó de las manos de sus responsables, en un "quiero y no puedo" que debe hacer reflexionar a quienes con tesón, pero sin un rigor organizativo, pretenden involucrarse en la celebración de eventos que con mucho superan las posibilidades de sus organizadores. ¿Habrán aprendido la lección?

Madrid se convirtió a principios de Julio en una cita ineludible con la música de cine, dada la lista de invitados que se anunciaban en diversas notas de prensa facilitadas por sus organizadores, con la muy solvente página web Scoremagacine a la cabeza. Allí estaba buena parte de la plantilla de la extinguida Mediaventures, con Harry Gregson-Williams y Hans Zimmer a la cabeza, además de otros ilustres músicos destacados del panorama de las bandas sonoras: Trevor Jones, Dario Marianelli, Christopher Young, Roque Baños...

No se trata aquí de elevar una crítica oscurantista al evento (como califican los organizadores a algunos comentarios negativos sobre el Festival, en una actitud que no creemos sea adecuada, teniendo en cuenta que desde la propia organización se reconocen los errores de bulto cometidos), sino de dejar patente el hecho de que que a veces la pasión cinéfila puede acabar por nublar la razón de unos, justo es reconocerlo, esforzados responsables que un día vieron cumplido su sueño de convertir Madrid en sede de la música de cine contemporánea, ocupando así el hueco dejado por los defenestrados encuentros de Sevilla y Valencia.

En cuanto a la repercusión del evento, no hay que minimizar su presencia en webs especializadas a nivel nacional (tampoco hay muchas) e internacional, reducto final de los aficionados a la música de cine pero, ¿de verdad el público en general se enteró de que tan renombrado grupo de músicos se pasearon por Madrid esos días? Las reseñas en medios generalistas de televisión, radio o prensa fueron más bien escasas, y para que esto no ocurra debe hacerse una apuesta clara por una Comunicación menos elitista, y por unas ruedas de prensa menos improvisadas.

En todo caso, no se debería negar desde la organización que estuvieron absolutamente desbordados por las circunstancias, desde el empeño de los colegas de Harry Gregson-Williams por acompañar a su compañero (algunos, "invitados" por la organización a quedarse en casa, decidieron pagarse su propio billete, como Nick Glennie Smith), hasta la penosa actitud de la Orquesta Sinfónica de Chamartín y el afán de protagonismo de su titular, Silvia Sanz Torre.

Pero eso también es un error de organización: descargaron en una orquesta incapaz de enfrentarse a composiciones tan elaboradas, el peso de un concierto que necesitaba mejores anfitriones. El desastre, de hecho, se veía venir desde los primeros ensayos, y cuentan que la "troupe" de Zimmer-Gregson Williams no quedó especialmente contenta.

Básicamente se trata de una cuestión de actitud. Si a los músicos de la orquesta no les gusta la música que van a interpretar y la titular no pone su empeño en que todo salga lo mejor posible, mal se empieza. De hecho, tras la llegada de un asistente de Harry Gregson-Williams días antes del Festival para coordinar el concierto saltaron las alarmas: ¡la orquesta no era capaz de ofrecer una mínima calidad de ejecución de las obras del compositor! Así, se puso en marcha una maquinaria de rescate del naufragio que, todo sea dicho, estuvo más liderada por los colaboradores de Gregson-Williams que por la propia organización del evento, ya por entonces desbordada ante tanto invitado "auto-invitado".

Lo primero que hubo que hacer fue realizar arreglos especiales de los temas que se iban a interpretar para dejarlos más "sencillitos", por decirlo de una forma coloquial, y que la muy joven (demasiado) Orquesta de Chamartín fuera capaz de interpretarlos. Ni qué decir tiene que estos cambios mosquearon un poco más a los miembros de la orquesta. Aún así, algunos temas acabaron cayéndose del programa: "Hormigaz", por ejemplo, que Harry Gregson-Williams confesó después del concierto que había sido incapaz de salvar, y se redujeron algunas suites.

Lo siguiente, que el propio Harry Gregson-Williams dirigiera la orquesta, para sacar el mejor partido a su música. Pero ahí se encontró con la actitud, creemos que poco profesional, de la titular, que se negó en rotundo a que éste cogiera la batuta. Tras dimes y diretes, y por resumir, se llegó a un acuerdo de consenso según el cual parte del concierto lo dirigiría Harry Gregson-Williams y parte, Silvia Sanz.

Mientras, Hans Zimmer y sus colegas iban disgustándose con la organización del evento, día sí, día no, conscientes de que eran invitados de lujo a los que había que tratar como tales (pecaron los organizadores de una ingenuidad de principiante cuando pensaron que si invitas a Hans Zimmer éste se iba a ir solito a visitar los monumentos de la ciudad). En todo caso, justo es reconocer que, frente a la destacada humildad de Dario Marianelli, Christopher Young, Trevor Jones o Jim Dooley, la actitud de Hans Zimmer era más bien de estrella de Hollywood (bueno, al fin y al cabo lo es, ¿no?), y aparte de su muy mencionado guardaespaldas, parecía atónito ante la desorganización que estaba presenciando en un acto que le promocionaron como el gran encuentro de la música en España.

No hubo quejas, sin embargo, ni con la actitud ni con la ejecución de Trevor Jones y la Orquesta de RTVE (por cierto, ésta, mil veces más prestigiosa que la otra, dirigida por el propio compositor sin polémicas de titularidad). Pero claro, son otros niveles. Aunque la negativa de la Orquesta a preparar dos conciertos en tan poco tiempo fue la que provocó en realidad que se tuviera que recurrir a la de Chamartín. También es cierto que desde supuestos músicos de la Orquesta de RTVE se han vertido críticas muy duras sobre la profesionalidad de Trevor Jones, ausente a la hora prevista del último ensayo y, a pesar de las informaciones que publicó la propia organización, ausente también en la semana previa al encuentro, con unos pretendidos ensayos que, según estas fuentes de la propia orquesta, nunca se produjeron.

Muy altos vuelos se marcaron los organizadores de SONCINEMAD '06 desde el principio (quizás demasiados), en una especie de competición con el Congreso de Úbeda para ver quién se traía a más compositores (éstos, los organizadores de Úbeda, también están elevando tanto sus pretensiones que quizás veamos un nuevo aterrizaje forzoso dentro de unos días). Humildad es lo que se le pide a los compositores de cine para encontrarse con sus fans (al menos, la desorganización permitió que los músicos, perdidos a veces sin saber qué hacer, estuvieran a mano de sus seguidores), pero también debe pedirse a los organizadores de un evento que, autodenominado Festival, hubiera requerido equipos bien armados de transporte, relaciones públicas, prensa, producción, invitados y administración. Nada de eso se vio este año.

El Festival, ni qué decir, ha salido económicamente negativo para sus responsables. Esperamos su continuidad, por supuesto, pero también una gestión más coherente. Daños colaterales: la organización de estos eventos dilapida la importante labor que sus responsables realizan en sus respectivas revistas especializadas: Scoremagacine y bsospirit, por ejemplo, llevan semanas sin actualizarse adecuadamente.

5 comentarios:

  1. Pues estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Yo estuve en el encuentro y me pareció que había mucha desorganización. ¿Cuándo se montará algo en España en torno a la música de cine con cierto criterio?

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  2. Por alusiones...

    La pasada edición del Congreso de Úbeda sí que tuvo algo de acierto y criterio, ¿no? Y estamos trabajando para, por lo menos, mantener el nivel este año.

    Gracias por los ánimos al responsable del blog. Sabe que tus indicaciones no caen en saco roto...

    Un saludo.

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  3. Hola, no se si leeras este comentario, porque ya hace bastantes días que paso el concierto, pero acabo de leerlo y he decidido darte otro punto de vista que seguro no conoces. El punto de vista que te voy a dar es desde dentro de la orquesta chamartín. Soy el solista de violonchelos mi nombre es Pablo Díez y te voy a contar muy por encima todo lo que pasó o mejor dicho todo lo que nos pasó: Comenzamos los ensayos el día 3 de junio con muchas ganas por un reto tan importante para nosotros. Primer problema que nos encontramos fue que no teniamos la mitad de las partituras y la mitad que teniamos era porque entre gente de la orquesta y de la organización las habiamos hecho desde la general que mandaron desde USA. Al cuarto ensayo el día 17 de junio, conseguimos por fin tener todas las partituras. El día 22 de junio, a una semana del concierto vino por primera vez a un ensayo Stephen Burton (Asistente de Harry Gregson-Williams), corrigio muchas cosas que no le parecía que estuvieran correctas, y otras muchas que estaban mal en las partituras.(este trabajo se hizo durante dos ensayos). El día 29, un día antes del concierto Harry-Gregson llegó a España, todavia no estaba decidido que iba a dirigir (en principio el dijo que no era director y que solo quería dirigir la propina Brigget Jones), pero por presión de la organización accedió a dirigir la 2ª parte del concierto. Bueno seguimos en el día 29 ensayo general con Gregson-Williams que iba a durar 2 horas, pero como no estaba contento con el resultado, se alargo, sin que ninguno de los músicos pusieran ningún problema (que hubiera pasado si hubiera sido la RTVE) durante 2 horas más. En el que la orquesta tuvo que aguntar bastantes salidas de tono del compositor (que seguramente tú compartes porque piensas que la orquesta es de muy poca calidad)pero que nadie puede llegar 24 horas antes de un concierto e intentar arreglar el mundo. Y llegamos al día del concierto en el que tampoco voy a entrar mucho en detalle porque tu mismo lo pudistes ver, el desastre en el final de la batalla en el que en un cambio de compás a un 4 por 4, Gregson-Williams marcó un 3 por 4, que seguro que no notaste, porque el final no quedo mal, o la gran metedura de pata cuando en la propina justo al empezar dice a la orquesta "in 2" y comienza a marcar a 4 y así te podría contar muchas más como la falta de respeto por no levantar a la orquesta o no acompañar a los solistas al escenario... Y si quieres que te las cuente ponte en contacto conmigo en pablo@oschamartin.org y quedamos, o aun mejor te invito a un concierto de la temporada que la Orquesta Sinfónica Chamartín tiene en el auditorio nacional y después hablamos.
    Espero que todo esto que te he contado te sirva para tener otra opinión más de todo lo que sucedió durante el SONCINEMAD

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  4. Pues muchas gracias por tu versión de los hechos, que seguro complementarán las opiniones en torno al concierto. Y perdón si os habéis sentido ofendidos con algunos de los comentarios vertidos en este blog. Esperamos poder ver a la Orquesta de Chamartín eb algún concierto de repertorio adecuadamente ensayado.

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  5. Yo también te invito a conocer esta Orquesta, en lugar de difamar por difamar, sin un solo dato y faltando a la verdad como lo has hecho en tu anterior post, estimado miguel. Personalmente no me ha molestado porque no tiene ningún fundamento, pero deberías contrastar algo tus informaciones y haber estado en alguno de los ensayos, en los que la orquesta se debería haber plantado. Que tenga que ser la orquesta, con Silvia Sanz a la cabeza, la que salve un concierto tan pésimamente organizado, dice mucho de la propia organización. Ni partituras, ni seguridad sobre las mismas, cambios constantes no fundamentados en falta de calidad de la orquesta, sino en corregir errores o reinventar la partitura. No sé si gregson además se equivocó tanto en su dirección sobre su propia música porque se tomara algo en el descanso, pero eso el público no lo ve. Otro gallo hubiera cantado si no se hubiera subido al escenario. Otro muy diferente.

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