Que durante el rodaje en Andalucía de una serie como Juego de tronos se acabe hablando más de aspectos económicos que cinematográficos indica en buena medida el tipo de país en el que estamos. Resultan descacharrantes los dimes y diretes de productores, instituciones e intermediarios. Algunos están mejor con la boca cerrada.
En los últimos días ha surgido una polémica algo artificial sobre si Juego de tronos volverá a rodar o no en España. Pero no es la única que surge de las declaraciones de políticos e intermediarios. Cuando se anunció el rodaje en Sevilla el pasado verano, Andalucía Film Commission (a la que sin duda hay que alabar el esfuerzo por traer producciones internacionales), se aventuró a dar una de esas cifras que uno nunca sabe de dónde coño se sacan. Y lanzaba al vuelo los primeros números: 100 millones de euros de inversión y más de 4.000 puestos de trabajo directos o indirectos. Inmediatamente, Peter Welten, responsable de Fresco Films Service, la productora malagueña especializada en proyectos internacionales que ha prestado sus servicios a HBO para el rodaje de Juego de tronos, salió al paso de estas cifras, desmintiéndolas categóricamente: ni 100 millones ni cuatro mil puestos de trabajo.
Los políticos tampoco se han quedado callados, y hasta al embajador de Estados Unidos en España, James Costos, se le ocurrió decir que el turismo en Sevilla había aumentado un 16% desde que se conoció la noticia del rodaje. No cabe duda que la noticia ha podido atraer a aficionados a la serie, principalmente nacionales, pero de ahí a suponer un aumento importante del turismo hay mucho trecho. Ni siquiera el rodaje de una de las sagas de La guerra de las galaxias en la Plaza de España supuso un revulsivo para la ciudad desde el punto de vista turístico. Pocos extranjeros saben siquiera que el Parque de María Luisa fue el planeta Naboo. Eso de que determinados rodajes se conviertan en acicates del turismo solo me lo creo en el caso de Nueva Zelanda con El señor de los anillos (allí han sabido convertir los decorados en una especie de parque de atracciones hobbit) y si acaso en el de la localidad navarra de Leitza con Ocho apellidos vascos, a nivel de turismo nacional.
Desde luego, la gestión de Fresco Films Service desde el punto de vista de comunicación ha sido algo caótica. Primero solicitando emails para el cásting de figurantes que finalmente parece que no sirvieron para nada, y después con algunas declaraciones de su máximo responsable, Peter Welten, hablando de la "prepotencia de las instituciones" y de lo caro que resultaba rodar en España. Palabras rápidamente utilizadas por medios de comunicación principalmente de la zona Norte de España para arremeter contra el rodaje en Andalucía y anunciar que HBO no iba a regresar, algo que nunca se dijo.
Que los rodajes internacionales en España no son baratos es algo que todos sabemos. Primero porque las instituciones ya se encargan de tratar de sacar el mayor rédito económico y político a producciones de este tipo. Y segundo porque en España se trabaja con unos precios de mercado que exceden con creces los de otros países incluso europeos. Aparte por supuesto de que lo de las excensiones fiscales parece cada vez más una utopía que difícilmente se alcanzará. Evidentemente, si una productora quiere rodar en España tiene que pagar lo que sea necesario para que este rodaje se desarrolle con la precisión necesaria. Pero también es cierto que un rodaje de estas características en países como Croacia o Irlanda cuentan con mayores facilidades fiscales, por ejemplo. Aquí la única cuestión es si queremos ser un plató internacional o no; y eso depende de los mismos políticos (Junta de Andalucía, Ayuntamientos...) a los que luego se les cae la baba haciéndose fotos con los protagonistas de la serie.
Ahora resulta que no, que HBO no descarta volver a rodar en Andalucía, a pesar de que resulta caro. Eso no lo sabremos hasta el próximo año, pero me da la impresión de que este cruce de declaraciones y de dimes y diretes no contribuye precisamente a animar a este tipo de rodajes. Declaraciones que, lejos de salir de la propia HBO o de los principales responsables de Juego de tronos, surgen desde foros "subalternos" y en muchas ocasiones de voces que no saben bien de lo que están hablando.
El reino de Dorne, a todo esto, se mantiene en silencio.
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