Crulic. Camino al más allá, de Anca Damian, es uno de esos oasis cinematográficos que nos llegan en plena época estival, en medio de ruidosos estrenos
La frontera entre el cine
documental y otros géneros es cada vez más difusa. El planteamiento de
objetividad, que acompaña al documental, se ha transformado en una definición
que tiene que ver más con la autoría que con los hechos que se describen. Es
decir, más con la forma de contar estos hechos que con ellos en sí. Aunque
pudiera parecer que un tratamiento cercano a la ficción pudiera pervertir en
cierto modo la realidad objetiva que se supone que nos debe mostrar una película
documental, en realidad ofrecer un planteamiento visual que mezcle géneros lo
que contribuye es a rodear a la historia que se cuenta de elementos que la
hacen mucho más clara y también mucho más emocional para el espectador.
Los recursos de animación vienen
convirtiéndose en los últimos años en una fórmula atractiva y novedosa para narrar
un documental. No siendo la precursora, ni mucho menos, pero sí una de las más
mediáticas, la película Vals con Bashir
(2008), de Ari Folman, supo rodear a una historia intensa y poderosa de
recursos de animación que contenían imágenes sorprendentes y hermosas. Quizás
en su caso la envoltura no pudo paliar la densidad de su discurso. Posteriormente
hemos visto otros ejemplos de cine documental con usos de animación como la
española 30 años de oscuridad (2011), de Manuel H. Martín, que utilizaba los
elementos animados para acercarnos emocionalmente a los personajes
protagonistas.
Actualmente se prepara una propuesta,
Another day of life (2014), de Raúl
de la Fuente y Damian Nenow que parece seguir los pasos de 30 años de oscuridad, pero con recursos de animación más
tradicionales y con mayor espectacularidad.
En Animaficx-Festival de Cine de
Gijón coincidieron otras dos propuestas de documentales “animados”: Couler de peau: Miel, de Jung, que no
termina de encontrar un equilibrio adecuado entre la realidad de lo que se
encuentra y los recursos de animación. Y la espléndida Crulic. Camino al más allá (2011), de Anca Damian, que ahora llega
a nuestras pantallas.
Los responsables de la película
provienen del cine de imagen real, y se encontraron, con poco presupuesto y
escaso material, en la tesitura de componer una historia documental a través de
técnicas muy diversas de animación. La historia de Crulic es la de un joven
rumano que es acusado en Polonia de robo, y condenado a la cárcel, donde muere
tras llevar a cabo una huelga de hambre, empeñado en reivindicar su inocencia.
Esta perseverancia forzosa que llevó a este hombre a negar su culpabilidad
hasta la muerte se muestra con acierto a través de los distintos recursos que
componen la historia.
El uso de distintos formatos de
animación (dibujos, stop-motion, collage, etc.), acaban dotando a la película
de una composición plástica muy atractiva, y aunque pudiera parecer que nos
distanciaría de la historia real que nos cuenta, tiene el efecto contrario:
crea una envoltura visual que nos acerca aún más al absurdo de una historia
dramática que resulta sorprendente. La directora usa otro elemento importante
para esto: el uso de una voz en off en primera persona (interpretada por el
conocido actor rumano Vlad Ivanov, un imprescindible del nuevo cine rumano,
presente en títulos como 4 meses, 3 semanas,
2 días y Politist, adjectiv o en
la serie española Crematorio).
Inteligente propuesta la de la directora, porque esta voz en off, con la que el
propio protagonista nos cuenta su historia en una suerte de recurso a lo Crepúsculo de los dioses, logra
introducir algunos elementos de humor negro que suavizan la narración, que se beneficia de un trabajo de dirección certero (especialmente logradas son las secuencias, casi de pesadilla, que reproducen la prisión).
La historia de Crulic es un
ejemplo de la torpeza y la estulticia de cierta burocracia administrativa y
judicial que actúa con premeditación frente a determinados supuestos. Y aunque
en la realidad el sacrificio de Crulic acabó con la dimisión del Ministro de
Asuntos Exteriores de Rumanía y tres doctores polacos fueron acusados de su
muerte, la verdad es que hizo falta una estúpida muerte para sacar a la luz la
podredumbre de un sistema judicial injusto.
Crulic. Camino al más allá se estrena en España el 28 de junio
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