HBO y BBC han estrenado este año la continuación de una tv-movie que se acercaba a la figura de Winston Churchill. Albert Finney en 2002 y Brendan Gleeson en 2009 dan vida a una de las figuras más controvertidas de la política europea.
The gathering storm (Amenaza de tormenta) es una de esas producciones para televisión que HBO logra realizar desde hace años con el prestigio y la calidad que la han convertido en la cadena de televisión (por cable o sin cable) de mayor calidad que existe actualmente. Realizada en 2002 bajo la producción de Ridley y Tony Scott, tiene como protagonista a un Winston Churchill en semi-retiro, alejado de los fastos de sus discursos grandilocuentes, que se empeña en la cabezonería de negar la relevancia de Gandhi promoviendo un futuro apocalíptico para Gran Bretaña si éste consigue su propósito de descolonizar la India, y acaba enfrentándose de forma casi profética al desarme mundial pactado tras la I Guerra Mundial ante el evidente rearme de una Alemania cada vez más enloquecida por mor de su nuevo líder, un psicópata llamado Adolf Hitler. De hecho, esta tv-movie, escrita por Hugh Whitemore, tiene como precedente otra producción de 1974 que protagonizó Richard Burton.
The gathering storm es una película de gran calidad, que cuenta con un planteal técnico (encabezado por su director, Richard Loncraine), que cuenta con destacados profesionales como la diseñadora de vestuario Luciana Arrighi. Pero sobre todo cuenta con un plantel de actores ingleses de primera fila que dan luz propia a cualquier película: Vanessa Redgrave (entrañable su papel de Clemmie Churchill, la esposa del político), Derek Jacobi, Jim Broadbent, Tom Wilkinson... y sobre todo Albert Finney. Podemos decir sin dudar que Albert Finney incorpora al mejor Winston Churchill que hemos visto nunca, porque consigue otorgarle una humanidad pero al mismo tiempo una personalidad de gran estadista que resulta difícil encontrar en otras recreaciones del personaje. Un Churchill en horas bajas que comienza a resucitar cuando se convierte en portavoz de los peligros que acabarán trayendo una nueva guerra a Europa, una guerra que el gobierno británico no quería reconocer aunque fuera a base de negociar con una Alemania prebélica. El retrato de Churchill consigue acercarnos con precisión a un personaje profundamente contradictorio.
La película de 2002 dejaba a Churchill recién nombrado Ministro de Marina ante la declaración de guerra a Alemania. En mayo de 2009 se estrenaba una continuación, no estoy seguro que necesaria, de esta prestigiosa producción, de nuevo con guión de Hugh Whitemore, que se acercaba a Churchill en plena faena como ministro de defensa y más tarde como Primer Ministro, siendo finalmente el principal responsable del gobierno británico durante los cinco años de guerra. No escatima esta nueva incursión en el personaje esfuerzos en tratar de ofrecer una visión imparcial, mostrando los errores que cometió el político de labia fácil. Y Albert Finney es aquí sustuido por un Brendan Gleeson que tenía difícil recrear con igual acierto la difícil personalidad de Churchill. Pero lo consigue en buena parte.
Personalmente, Into the storm me resulta, con su excesiva estrategia política, algo más cansina que la anterior, pero sigue siendo una buena película con un buen nivel de dirección, esta vez obra de Thadeus O'Sullivan. Y el personaje al que da vida Brendan Gleeson me resulta menos humano que en la interpretación de Albert Finney, pero desde luego Gleeson vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores del momento. También la Clemmie Churchill que hacía Vanessa Redgrave me resultaba más cercana, pero sin menospreciar el buen trabajo de otra gran intérprete, Janet McTear. Into the storm ha vuelto a otorgar a su actor protagonista el premio Emmy y una nominación a los Globos de Oro (tiene otras nominaciones como Mejor tv-movie y Mejor Actriz). Es recomendable hacer una sesión doble con las dos producciones porque, a pesar de la diferencia de años, mantienen una coherencia argumental que nos permite descubrir una de las personalidades más apasionantes de Europa.
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