14 octubre, 2025

Las series españolas de 2025: Parte 7

El Tercer Informe Anual sobre el Sector Audiovisual en España que ha publicado este mes el Spain Audiovisual Hub, después de los que se elaboraron en 2023 y 2024, arroja datos positivos sobre la recuperación del sector, especialmente después de la pandemia, pero también plantea algunas dudas sobre un crecimiento en el que hay algunos datos preocupantes. En el sector cinematográfico, por ejemplo, se apunta un aumento de la recaudación en la taquilla, pero también un retroceso en el crecimiento del número de espectadores, que desde la cifra más baja de 27 millones en 2020 ha ido aumentando hasta los 76,7 millones de 2023, pero ha retrocedido hasta 72,9 millones en 2024. Respecto a la evolución de los espectadores que ven cine español, aún no se ha alcanzado la cifra de 16 millones de 2019, pero también ha habido una evolución positiva, hasta alcanzar 13 millones en 2023 y un ligero retroceso en 2024, pero manteniéndose alrededor de esa cifra. En comparación con Europa, España ocupa el cuarto puesto en número de espectadores, por detrás de Francia, Reino Unido y Alemania. En términos industriales, se ha producido un crecimiento destacado en la facturación de las empresas dedicadas al sector audiovisual, con un aumento significativo de los rodajes internacionales y las coproducciones, pero persiste uno de sus principales problemas: la temporalidad de los empleos. Un dato destacable es que España es el segundo país europeo con mayor producción cinematográfica, con 337 títulos realizados en 2023, solo por detrás de Italia, que produjo la cifra de 356 producciones, y por delante de Francia, con 268. Pero este dato positivo también tiene un aspecto negativo, y es que la mayor parte de estos largometrajes no consiguen alcanzar cifras significativas en taquilla, pasando muy desapercibidos, con una cuota nacional en España relativamente baja, de solo un 17%. 

En televisión, destaca el aumento de las Smart TV conectadas a internet desde el 53,1 % en 2021 al 64,1 % en 2023, evidenciando la creciente penetración de las televisiones conectadas en España. De acuerdo con datos del estudio Traditional and TV Studio de Statista, el sector de la televisión en España alcanzó una rentabilidad media de 3,67 mil millones de euros en 2023, principalmente por las dos grandes fuentes de ingresos para el mercado televisivo, la inversión publicitaria y las suscripciones a TV de pago. Statista incluye en el mismo gráfico la información de ingresos generados por la venta de formatos físicos que constituye un mercado residual pero que permanece estable a lo largo de los últimos años. En cuanto a las OTT, el número de usuarios se ha estancado en una cifra alrededor de los 40 millones de suscriptores, pero España sigue ocupando los primeros puestos en producción de contenidos de ficción, colocándose por detrás de Reino Unido, Francia y Alemania en número de series de menos de 13 episodios en 2023. Los datos que arroja el ARPU (Promedio de Ingresos por Usuario), tras el mínimo de 80 euros después de la pandemia, en 2023 ha alcanzado los 100 euros y se prevé una cierta estabilidad en los próximos años.

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

La suerte

Temporada 1 | Ficción, 6x30' | Disney+ |  

Creada por Paco Plaza, Pablo Guerrero

Escrita por Borja González Santaolalla, Diana Rojo

Dirigida por Paco Plaza, Pablo Guerrero

San Sebastián '25: Sesión Especial


En una de las conversaciones entre los dos protagonistas, el Maestro (Óscar Jaenada) le dice a David (Ricardo Gómez): "El arte es también saber pararte", una frase que esconde una decisión largamente pensada que parece reforzada por la temporada taurina que ha compartido con el joven opositor para abogado del Estado. Y un reflejo de este juego de espejos en el que dos personajes se miran sin reconocer el mundo que cada uno habita. Si La suerte (Disney+, 2025) puede parecer un viaje de transformación de David, este encuentro entre dos personajes que les coloca fuera de sus zonas de confort, tiene mucho más calado en la manera en que cambia al torero que se enfrenta a una sociedad que percibe la tauromaquia como una anacronía que sobrevive alejada de la realidad. En el episodio La por (T1E4) una salida nocturna con dos amigas de David refleja ese distanciamiento de un mundo en el que los toreros ya no son estrellas populares sino resquicios de una tradición que ni siquiera es respetada, sino todo lo contrario. Este episodio, que se desarrolla jugando con el estilo documental en blanco y negro, habla del miedo, con un equipo de rodaje preguntándole al Maestro si tiene miedo de que se acerque el fin de la tauromaquia: "Yo siento miedo ahora, delante de usted, delante de la cámara, porque este no es mi sitio. Mi sitio es en el campo, con el toro". Si en principio la serie puede parecer la historia de un joven que se introduce en un entorno anacrónico, es más la historia de un hombre que se siente cada vez más inseguro fuera de su entorno. Los mejores episodios de La suerte, uno de los primeros proyectos que se presentaron a Disney+ cuando comenzó su producción de series originales locales, son aquellos que introducen elementos de distorsión que parecen sacados de una mezcla entre David Lynch y el Martin Scorsese de ¡Jo, qué noche! (1985). De hecho, el primer encuentro con este mundo extraño de David, que conduce el taxi de su padre José Antonio (Manuel Morón) para conseguir algo de dinero mientras estudia sus oposiciones, tiene ese tono de aventura nocturna caótica en la que acaba metido en la fiesta de la cuadrilla del torero en una habitación de hotel (una de estas fiestas fue el germen de la idea original). Y personajes como Jero (Carlos Bernardino), hiperbólico e imprevisible, recuerda inevitablemente al Joe Pesci de Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990), aunque el guión de Borja González Santaolalla y Diana Rojo subraya demasiado el humor basado en ese tipo de andaluz exagerado que tanta gracia le hace a los españoles del Norte. Planteada como una road movie que circula por algunas de las ciudades que abrazan la tauromaquia de manera persistente, desde Talavera de la Reina hasta Málaga, la serie refleja este país de contradicciones a través de sus fiestas populares, como en Zaragoza en Lole y Manuel (T1E2), y de un tono setentero que adopta el episodio Compañero (T1E3), en una Benidorm que todavía representa el boom hotelero que se produjo entre 1971 y 1973. 

Esa suerte que supuestamente transmite David al Maestro Rafael Baeza, que consigue salir por la puerta grande cada vez que le traslada en su taxi a la plaza de toros, forma parte de la superstición y los ritos que rodean al mundo del toreo, que contrasta con la mirada sorprendida del joven que se enfrenta también a su última oportunidad para aprobar las oposiciones. La suerte, que transmite su incredulidad a través del subtítulo "Una serie de casualidades", se siente cómoda en ese juego de contrastes, pero no consigue justificar algunas decisiones creativas, como el uso de la split-screen (pantalla dividida) en algunos momentos. A pesar de ello, Paco Plaza, que esta semana ha presentado en el Festival de Sitges la película antológica V/H/S/Halloween (2025) y lo más cercano a la comedia que había hecho era un anuncio de Campofrío, y el co-director Pablo Guerrero, consiguen que la textura del 16 mm. refuerce la perspectiva de una España actual que sin embargo se muestra desde una representación visual anacrónica, y el uso de la fotografía en blanco y negro en el episodio La por (T1E4) funciona como una mirada introspectiva y psicológica del Maestro, que menciona la serie Juncal (RTVE Play, 1989), esa historia de Jaime de Armiñán que hablaba del mundo de los toros desde el punto de vista de un torero retirado que trataba de sobrevivir fuera de su ambiente. En una propuesta que pretende ser tan distintiva en sus episodios, a veces más oníricos y otros más costumbristas, hay cierta irregularidad en las relaciones entre los personajes, sobre todo en la rivalidad entre el torero veterano Rafael Baeza, con el que Óscar Jaenada por fin consigue brillar en su perfecta composición de la prestancia lacónica de quien se considera un artista, y el torero más joven Juanlu Romero (Jasón Fernández). La mezcla de respeto y antagonismo entre ambos compone una subtrama que parece poco desarrollada. Pero hay una acertada decisión en situarse en el exterior de la tauromaquia, alejándose de las plazas de toros, a las que David se niega a entrar. Porque La suerte se enfoca en los personajes, construyendo una comedia modesta pero efectiva que refleja una burbuja irreal en la que se introduce un observador externo, entre fascinado y curioso por entender los entresijos de ese universo que representa una realidad incómoda. La suerte ha sido una de las sorpresas positivas de este otoño, porque no estaba claro qué se podía esperar de ella, aunque adopta la molesta costumbre de las series españolas de dejar un final abierto que parece enfocado a pedir una nueva temporada a los responsables de la plataforma, sacrificando el respeto que merece el espectador.

Animal

Temporada 1 | Ficción, 9x25' | Netflix |  

Creada por Víctor García León

Escrita por Araceli Álvarez de Sotomayor, Ana Boyero, Germán Aparicio, Daniel Castro

Dirigida por Víctor García León, Alberto de Toro


Hay un tipo de humor que suele funcionar bien en la taquilla española, entre lo familiar y lo irónico, abordando temas más o menos cercanos a la realidad, pero con un tono casposo que sin embargo conecta con los espectadores. Por eso funcionan series como Machos Alfa (Netflix, 2022-) y largometrajes como Padre no hay más que uno 5 (Santiago Segura, 2025), que recoge en cierto modo la tradición de películas como La gran familia (Fernando Palacios, Rafael J. Salvia, 1962). Es una especie de retrato de la sociedad española que sin embargo no está claro si realmente refleja una realidad o es simplemente un artificio para acabar contando los mismos chistes de siempre. El currículum de los guionistas de Animal (Netflix, 2025) explica muy bien el tipo de humor que tiene esta serie, y los paralelismos con Sin gluten (RTVE/Prime Video, 2025), que está creada por dos de ellos: Araceli Álvarez de Sotomayor viene de colaborar con los hermanos Caballero en La que se avecina (Prime Video, 2007) o Muertos S.L. (Netflix, 2024-2025) y también ha creado Nails (SkyShowtime, 2025), mientras que Germán Aparicio ha escrito comedias como Serrines, madera de actor (Prime Video, 2024) y telenovelas como Regreso a las Sabinas (Disney+, 2024) y Sueños de libertad (Antena 3, 2024-), lo que le aporta un sello característico. Curiosamente, el creador de esta serie es Víctor García León (1976, Madrid), más relacionado con otro tipo de comedia menos gruesa y más sarcástica como la trilogía que comenzó con Vota Juan (HBO Max, 2019-2021), aunque últimamente se ha lanzado a la comedia simplona en películas como ¡Vaya vacaciones! (2023). El núcleo central de la comicidad se sostiene en el contraste entre la granja y la tienda veterinaria de un centro comercial, entre los animales de campo y las mascotas demasiado mimadas por sus dueños, en definitiva el enfrentamiento clásico entre lo rural y lo urbano. El problema es que los códigos utilizados están pasados de moda, sobre todo en los personajes estereotipados o casi caricaturizados, especialmente en cuanto a los secundarios que aparecen episódicamente, aunque destaca entre ellos Víctor (Denis Gómez), que utiliza a su perra Carmiña como un último agarre a su relación en crisis con su esposa, en episodios como Sonrisa llama a sonrisa (T1E2) y El último paseo (T1E6). Pero Animal transmite la sensación de ser una de estas comedias antiguas, al estilo de Doctor Mateo (Antena 3, 2009-2011), pero con el formato de plataforma de streaming de episodios de 25 minutos, echando mano de los tópicos para retratar el contraste desde una perspectiva muy convencional, como si lo rural significara desconexión de la realidad y lo urbano fuera solo comodidad artificial. 

En este caso, Antón (Luis Zahera) es un veterinario rural que debe comenzar a trabajar en la tienda veterinaria que administra su sobrina Uxía (Lucía Caraballo), porque los granjeros encuentran cualquier excusa para no pagarle sus servicios, o tratan de hacerlo con productos del campo. Así que este profesional habituado a diagnosticar vacas y conejos se encuentra en un mundo de mascotas urbanas humanizadas por sus dueños. Al margen de la comedia más o menos irónica, el guión a veces trata de encontrar algo de profundidad en las relaciones personales, como en el episodio de un solo escenario Las cataratas del Niágara (T1E8), en el que Antón y Uxía se enfrentan a una operación complicada en una vaca, pero se queda a medio camino, abordando temas como la vejez, la enfermedad y el legado, sin demasiado convencimiento: "Esto es lo que más voy a echar de menos. El campo, los animales, la libertad.", dice Vicente (Antonio Durán 'Morris'), uno de los personajes más interesantes, para el que el estupendo actor gallego no necesita forzar su acento. Más controvertida es la forma en que las visiones centralistas representan las realidades periféricas en España, una asignatura pendiente que resulta sorprendente que todavía no se haya superado. En este tipo de series, los habitantes de las comunidades autónomas con lengua propia nunca la utilizan, de manera que en un pueblo de la profundidad rural de Galicia no se habla gallego, sino castellano con acento gallego. Lo que resulta comprensible que pueda provocar malestar en estas comunidades, sobre todo cuando se toman decisiones que se debería haber previsto que iban a causar polémica. Echando mano del "síndrome Meryl Streep", que consiste en hacer uso de acentos innecesarios, el director Víctor García León ha decidido que la actriz madrileña Lucía Caraballo hable con un acento gallego que suena claramente artificial porque es fácil compararlo con el que tienen los actores que son gallegos, como Luis Zahera. Hay una perspectiva claramente centralista en esta representación, lo que no contribuye a la naturalidad de la historia. Y eso que Lucía Caraballo está bien en su papel, que es prácticamente el mismo tipo de personaje que ya interpretó en Estoy vivo (RTVE Play, 2017-2021), pero el acento no lo alimenta, sino que lo debilita, mientras que Luis Zahera parece sentirse cómodo en un protagonista que reduce su tendencia al histrionismo. Animal no puede evitar que se transmita la sensación de una historia a toro pasado, de un humor anticuado y de contrastes ya superados. 

Romi

Temporada 1 | Ficción, 6x70' | Prime Video |  

Creada por Iker Azkoitia

Escrita por Iker Azkoitia, Pau Bacardit, Efrén Tarifa, Almudena Vázquez, Alberto Úcar

Dirigida por Inés París

Festival de Cine de Ourense '25: OUFF Series

South International Series Festival '25: Sección Oficial Ficción


Una de las conclusiones del último estudio elaborado por GECA y presentado en la última edición de Iberseries & Platino Industria, que comentamos en nuestras crónicas, es la excepcionalidad de dos países europeos como España y Polonia, dentro de un contexto general en el que la ficción está sobre todo impulsada por las televisiones lineales. Pero la industria audiovisual española se ha visto totalmente absorbida por la llegada del streaming y, al contrario que en el resto de Europa, son las plataformas las que se han apoderado de la producción de series, dentro de un panorama en el que las televisiones (privadas y públicas) parecen no encontrar el espacio para desarrollar una cierta estabilidad en la producción. Esto no quiere decir que las televisiones convencionales no produzcan series, pero incluso aquellas que lo hacen como Atresmedia, la que más producción propia estrena en España, no tienen como objetivo llegar a sus canales lineales, sino ocupar el contenido de su plataforma de streaming atresplayer. Algunas de las estrategias de las televisiones en realidad terminan subrayando esta dependencia del streaming: RTVE presentó la comedia Sin gluten (RTVE Play/Prime Video, 2025), pero ha acabado estrenándose completa en Prime Video una semana después, mientras que Mediaset, que perdió hace años el impulso que supuso para la ficción española, ha realizado una extraña maniobra colocando un solo episodio de Romi (Prime Video, 2025) en su plataforma Infinity mientras la serie completa también se estrenaba en Prime Video sin apenas promoción. No está claro en qué consiste la estrategia, pero lo cierto es que acaba encaminando a las series a un espacio intermedio que las perjudica. De hecho, el formato de Romi es claramente de prime time, con episodios de más de una hora de duración que encajan mejor en la televisión lineal que en el streaming, y un género procedimental sin demasiadas complicaciones que tiene perfil de televisión en abierto. La propuesta del debutante creador Iker Azkoitia fue finalista en 2020 del Máster Showrunners que viene desarrollando desde hace varios años Mediaset con la ESCAC, y después ha tardado cuatro años en producirse a través de Mandarina Producciones, que recientemente también ha estrenado Furia (HBO Max, 2025). Alineándose con la última tendencia de incorporar protagonistas de diversidad en las series policíacas, como las británicas Reunion (BBC, 2025) y Code of silence (ITV, 2025), esta serie española tiene como personaje principal a Romina Goitia (María Cerezuela), una joven que quedó sorda cuando era niña debido a una explosión que acabó con la vida de su padre, lo que funciona como trama horizontal. Debido a su discapacidad auditiva, ha desarrollado una especial habilidad para interpretar los microgestos que a veces contradicen a la comunicación verbal, lo que le permite ser especialmente efectiva en su trabajo como detective en la agencia Kodea que dirige Martín (Asier Etxeandía). De manera que las investigaciones procedimentales de cada episodio se mezclan con las dudas que rodean a la muerte de su padre Bixente, estableciendo un entorno intergeneracional con su madre Alaia (Natalia Millán), inspectora de la Ertzaintza, y su abuela Garbiñe (Elena Irureta). 

El trauma que ha provocado la ausencia del padre/marido/hijo marca la relación entre las tres mujeres que forman el núcleo familiar, mientras las peculiares estrategias que utiliza Romi en sus investigaciones a veces chocan con los métodos policiales que representa su madre. A nivel procedimental, los casos no son demasiado complejos, como la desaparición de un empresario en Romi (T1E1) o el robo dentro de una familia que acaba de repartir una herencia en Hoy, mañana y siempre (T1E4), lo que también permite la incorporación de algunos actores veteranos como Mercedes Sampietro en el episodio mencionado o Miguel Rellán en Seres queridos (T1E5), aunque a veces se sienten demasiado desaprovechados. Uno de los problemas de Romi es la acumulación, en parte debido a su propio formato, de manera que en un mismo episodio se solapan la trama horizontal, la trama procedimental y las subtramas de relaciones entre los personajes. No funciona mal el equipo que forma Romi con la becaria Nerea (Edurne Azkarate), pero introducir una atracción sentimental no correspondida parece excesivamente enrevesado entre tantas líneas argumentales, lo que suele ser una debilidad de las series de prime time, que necesitan cubrir más de una hora de duración en cada episodio. El elemento principal que distingue a esta historia que, por lo demás, se mueve en terrenos bastante convencionales, tratando de mezclar el tono de thriller con el drama familiar, es la discapacidad auditiva de Romi, pero ésta no funciona como un impulso narrativo sino en muchas ocasiones solo como una característica particular del personaje, que además sirve como excusa para haber desarrollado una habilidad especial. El hecho de que Romi disponga de un implante coclear, más sofisticado que el habitual audífono, hace que ella decida en qué momento apagarlo o encenderlo, de manera que Romi solo es sorda cuando al guión le conviene, mientras que el resto del tiempo oye y habla con absoluta normalidad. Precisamente, es interesante cuando la trama procedimental se desarrolla en un contexto relacionado con la discapacidad auditiva, como en el episodio Sigilosa (T1E3), en el que la responsable de una asociación de personas sordas es asesinada, porque permite incorporar algunos comentarios sobre las diferentes percepciones de la sordera. Iker Azkoitia ha introducido también la discapacidad auditiva en obras teatrales como El grito de la tortuga (2019), por lo que el tema está tratado evitando lugares comunes, aunque quizás construye un personaje principal demasiado borde en los primeros episodios, bien incorporado por María Cerezuela, ganadora del Goya a la Mejor Actriz Revelación por Maixabel (Icíar Bollaín, 2021), que tiene una relación improbable con Leo (Jon Olivares), un informante de la policía, lo que parece demasiado rebuscado y conveniente en algún episodio. Pero Romi camina con seguridad por el género procedimental, acercándose progresivamente a la investigación principal en los últimos episodios como en Agur, Aitatxo (T1E8), con algunos giros interesantes, y con un reflejo de Bilbao que se aleja del tradicional tono oscuro. 

El refugio atómico

Temporada 1 | Ficción, 8x60' | Netflix |  

Creada por Álex Pina, Esther Martínez Lobato

Escrita por Lorena G. Maldonado, David Oliva, David Barrocal, Humberto Ortega

Dirigida por David Barrocal, J.M. Cravioto, Jesús Colmenar


La última serie de Álex Pina (1967, Pamplona) y Esther Martínez Lobato (1976, Soria) es claramente la mayor decepción de este año, si es que se podía esperar algo positivo de los responsables de Sky rojo (Netflix, 2021-2023) y Berlín (Netflix, 2023-). Pero viniendo precedida de su ambiciosa propuesta, de la construcción del mayor escenario de rodaje en el Centro Europeo de Producción de Netflix en Tres Cantos (Madrid), de la utilización de producción virtual por primera vez en una serie española y de una historia ambientada en un refugio postapocalíptico, podía esperarse que, aunque terminara siendo lo mismo de siempre, al menos tuviera calidad de producción. Pero la propuesta decepciona desde el principio, con un diseño que recuerda tanto a series como Fallout (Prime Video, 2024-) que parece directamente un plagio, y con una trama que resulta, dentro de las historias absurdas que suelen presentar sus creadores, todavía más ridícula. El refugio atómico (Netflix, 2025) no parece provenir de una idea original, sino de un prompt de Inteligencia Artificial en el que se han metido referencias de otras series y contenidos de otras producciones de Vancouver Media. El planteamiento puede ser atractivo, con un búnker para millonarios preparado para aislarles de los efectos de un ataque nuclear, especialmente diseñado para la comodidad de los privilegiados que han podido permitirse pagar una cuantiosa cantidad de dinero como reserva sin derecho a devolución. Pero justamente coinciden en el mismo búnker dos familias relacionadas y también enfrentadas. El narrador del prólogo, al estilo característico de Vancouver, es Max Varela (Pau Simón), un joven que se enamora de Ane Falcón (Mónica Mara), pero un accidente de tráfico acaba con ella en el cementerio y con él en la cárcel. Como Álex Pina ya nos contó cómo es la vida carcelaria en Vis a vis (Netflix, 2015-2019), se muestra rápidamente la transformación de Max desde un joven acosado a un musculoso acosador, y justo cuando sale de prisión, su padre Rafael (Carlos Santos) le lleva a otra, Kimera Underground Park, donde debe convivir con su abuela cachonda Victoria (Montse Guallar) y con los familiares de Ane: su padre Guillermo Falcón (Joaquín Furriel), su madrastra Mimi (Agustina Bisio) y su hermana Asia (Alicia Falcó), la más agresiva con Max, lo que en las series de Vancouver ya sabemos que significa que inevitablemente desembocará en una relación sentimental. A cargo del búnker se encuentran los hermanos Minerva (Miren Ibarguren) y Ziro (Álex Villazán), quienes en el giro de guión del final del episodio Volver del infierno (T1E1), dejan claro al espectador que El refugio atómico no pretende ser Silo (Apple tv+, 2023-) sino, una vez más, La casa de papel (Netflix, 2017-2021). 

Así que nos encontramos de nuevo con la estructura de flashbacks que nos cuentan los antecedentes de los personajes y el plan maestro elaborado por Minerva y Ciro, que tiene tantos agujeros que si el refugio tuviera los mismos, no serviría para una mierda. Tanto es así que, cuando ocurre un accidente dentro del búnker, deben recurrir a Asia, estudiante de medicina, para atender al herido, porque al parecer no hay médicos en el refugio. Entre los despropósitos de la historia, que termina derivando hacia las habituales líneas narrativas sobre relaciones sentimentales, infidelidades y sexo soft que suele caracterizar a las series de Vancouver Media, no es fácil encontrar cuáles son los temas que quiere abordar. Hay algunas referencias a las clases privilegiadas, la ambición y la insolidaridad, pero son demasiado superficiales. Minerva, que es una especie de villana de comedias de Mike Myers al estilo Austin Powers (Jay Roach, 1997), manifiesta claramente su animadversión hacia los millonarios: "Si alguien me pregunta si odio a los ricos, la respuesta es sí. Con toda mi alma. El sueño americano no existe; si naciste como una rata morirás como una rata. Y cuando nos cansamos de que nos humillen, montamos un par manifestaciones y quemamos tres contenedores. Y nos vamos rapidito a casa porque mañana tenemos que trabajar", dice Minerva en Odio a los ricos (T1E3). Es el mismo tipo de discurso que elaboraba El Profesor (Álvaro Morte) en La casa de papel, pero ahora en boca de la antagonista. La lucha contra un sistema invisible se convierte en la representación del poder económico sometido, pero las reflexiones en torno a la escalera social son tan superficiales como irrelevantes. El refugio atómico pretende entretener, y si para ello necesita sacrificar la coherencia está dispuesto a hacerlo, pero también desaprovecha algunas posibilidades que ofrece el propio guión, desde la participación de la IA Roxan (voz de Michelle Jenner) hasta esa microsociedad en la que los privilegios ahora son compartidos a un mismo nivel. Por el contrario, prefiere decantarse por una especie de alto culebrón con personajes extremos que tienen un punto de ironía pero que nunca encuentran un tono equilibrado y homogéneo. Hay algunos que parecen caricaturas y otros que rozan el esperpento. 

Zoomers

Temporada 1 | Ficción, 6x30' | Prime Video |  

Creada por Federico Mayorca, Guillermo Van Dreï

Escrita por Luis Gamboa, Zebina Guerra, Andrea Torrano, Federico Mayorca, Guillermo Van Dreï

Dirigida por Óscar Pedraza

FestVal '25: Sesión Especial


La plataforma Prime Video ha encontrado dos caminos de éxito en España: las comedias juveniles y las comedias familiares, convirtiéndola en una especie de plataforma de contenido muy característico de las televisiones lineales. La última aportación a este entorno proviene, sin embargo, de la productora colombiana Dynamo, fundada en 2006 por Andrés Calderón, que desde su oficina en Madrid ha llevado a cabo algunas producciones destacadas como el largometraje Malnazidos (Alberto de Toro, Javier Ruiz Caldera, 2020), pero sobre todo está implicada en proyectos latinoamericanos ambiciosos como Narcos (Netflix, 2015-2017) y Cien años de soledad (Netflix, 2024-2026). Aunque por el momento solo se ha estrenado en España, Zoomers (Prime Video, 2025) parece tener una proyección al menos latinoamericana, porque incluye a populares actrices y actores mexicanos como Azul Guaita, protagonista de Como agua para chocolate (HBO Max, 2025) y Cosmo Elio González. Desde el título, la serie juega con la contraposición de la generación de los baby boomers, nacidos en un mundo analógico para tener que adaptarse a las nuevas tecnologías, utilizando el término zoomers para designar a la Generación Z, también conocida como los nativos digitales, que sin embargo se han enfrentado a grandes transformaciones, como las crisis económicas o la pandemia del coronavirus, en un mundo que parece plagado de acontecimientos negativos y con un futuro poco esperanzador. Este grupo de estudiantes del campus universitario de Salamanca comienzan su etapa universitaria hacia la edad adulta durante la post-pandemia, lo que también subraya la necesidad de recuperar las relaciones sociales que en cierto modo se perdieron durante el confinamiento. Javier (Biel Rosell) es un joven desubicado que ha comenzado sus estudios de Marketing en un Colegio Mayor, mientras continúa con sus sesiones de terapia online debido a un trauma que se irá desvelando a lo largo de la temporada. La serie se centra principalmente en su relación con Martina (Azul Guaita), en una especie de historia romántica que sin embargo describe una relación algo tóxica, rodeados de otros estudiantes como Andrés (Cosmo Elio González), el compañero de residencia de Javier, que solo se dedica a sus redes sociales y apenas sale de la habitación, o Lorena (Berta Castañé), que tiene su propio tutorial de cuidados personales, lo que sirve a la serie para introducir el product placement de una marca de maquillaje que también es la patrocinadora de la emisión, incluyendo dos cortes publicitarios para destacar que podemos ver la serie sin publicidad, gracias a su publicidad (¡!). Pero si bien la historia trata de evitar algunos lugares comunes de este tipo de historias juveniles que transcurren en un centro de enseñanza en el que los protagonistas se relacionan con mayor o menor afinidad, en realidad no consigue hacerlo. Impulsada por esta especie de atmósfera de tragedia que suele envolver a la Generación Z, se abordan temas como la salud mental y el suicidio, que en España es la segunda causa de muerte entre los jóvenes por detrás de los accidentes de tráfico. Lo que da lugar a algunas secuencias extrañas, como un intento de equilibrar una situación dramática con el fondo de la catedral de Salamanca, en una especie de postal turística con trasfondo trágico en el episodio Movidas (T1E6), que resultante francamente inquietante. 

En este sentido, Zoomers trata de evitar ser considerada como el tipo de series juveniles sexualizadas al estilo de Élite (Netflix, 2018-2024) y sus sucedáneos, con Javier diciéndole a su amigo Víctor (Mauro Vélez): "Ahora que hemos perdido la virginidad los dos, lo de follar está sobrevaloradísimo". Pero si no cae en estos tópicos, abraza completamente otros, de manera que al final nunca llega a ser lo distintiva que parece pretender. Por mucho que trate de construir personajes y relaciones más cotidianos, usando el humor sin ser del todo una comedia, el dibujo de protagonistas como Martina, que trata de destacar en sus estudios para alcanzar la independencia de su familia adinerada, lo hemos visto en numerosas ocasiones, y situaciones como la escena del ascensor durante una fiesta de fin de año en Expandiendo horizontes (T1E3) o la lista que elabora Javier de objetivos por alcanzar durante su primer año universitario, que sirve para estructurar la temporada en diferentes meses a lo largo del curso, resulta otro de esos lugares comunes. Zoomers está creada por Federico Mayorca y Guillermo Van Dreï, este último también guionista de la miniserie Itxaso (Netflix, 2024), el punto de partida de la historia es la idea de describir a una juventud que está creciendo en medio de constantes momentos de inestabilidad, aunque le falta una mirada crítica para reflexionar sobre hasta qué punto esa misma juventud es la responsable de afianzar esta falta de equilibrio, contribuyendo a una involución ideológica que parece acercarnos peligrosamente hacia los errores del pasado. Hay algunos apuntes de sensibilidad social, como una manifestación animalista organizada por el rebelde João (João Bettencourt), pero en general los temas que trascienden el entorno estudiantil no son abordados con demasiada profundidad, como queriendo situarse en una posición cómoda que no trate cuestiones demasiado complejas. Algunos personajes adultos se introducen en la historia como los boomers que contrastan con los zoomers, como Marcela (Itziar Atienza), la madre de Carla (Luna Bengoechea), que establece un triángulo amoroso un poco forzado con Andrés, o el profesor Fernando (Héctor De Miguel (Quequé)), que aporta un alivio cómico. Bajo la dirección del veterano Óscar Pedraza, la historia mantiene un ritmo constante, pero no consigue trascender del todo. En una interesante reflexión, Javier llega a culpar a otras series como Euphoria (HBO Max, 2019-) y Élite de haber distorsionado la realidad a su generación, pero desde luego Zoomers no es la propuesta diferente que va a conseguir solucionar este problema. El Making Of hace un interesante paralelismo entre los personajes de la ficción y la experiencia real de algunos estudiantes en Salamanca. 

Dos tumbas

Miniserie | Ficción, 3x50' | Netflix |  

Creada por Agustín Martínez sobre una idea de Toni Carrizosa, Verónica Vila-San-Juan

Escrita por Jorge Díaz, Antonio Mercero Santos, Agustín Jiménez

Dirigida por Kike Maíllo


Desde su propia estructura, algunas series parecen claramente ideas que han surgido originalmente para largometrajes pero, debido al interés de las plataformas de streaming por desarrollar series, se han reconvertido en un formato que no siempre les favorece. Dos tumbas (Netflix, 2025) tiene este problema, al que se añade la persistencia en encargar este tipo de thrillers a los mismos guionistas de siempre. Agustín Martínez (1975, Lorca) ha estrenado este año La caza. Irati (Movistar Plus+, 2025) y tiene a punto de estreno La Nena (atresplayer, 2025), última entrega de las adaptaciones de la trilogía escrita por Carmen Mola, seudónimo literario que comparte con Jorge Díaz (1962, Alicante) y Antonio Mercero Santos (1969, Madrid), aunque ninguno de los tres ha participado en la adaptación. Pero ellos sí son los guionistas de esta propuesta que surge a partir de una idea original de Verónica Vila-San-Juan y el productor Toni Carrizosa, que decidieron encargar su desarrollo a este trío de escritores y al director Kike Maíllo (1975, Barcelona). Desde una historia clásica de venganza, el relato comienza con la habitual desaparición de dos adolescentes, Verónica (Nadia Vilaplana) y su amiga Marta (Zoe Arnao), cuando se dirigían a una fiesta cerca del pueblo de Frigiliana, pero ésta última es encontrada muerta en la costa malagueña por un barco pesquero. Verónica es hija de Antonio (Hovik Keuchkerian), dueño de un restaurante, mientras que Marta era hija de un mafioso local, Rafael (Álvaro Monte), que está dispuesto a encontrar al responsable de la muerte de Marta. Pero ninguno de ellos tiene el impulso de Isabel (Kiti Mánver), la abuela de Verónica; eso sí, dos años después, cuando el caso se ha archivado por falta de indicios, en una escena en la que mira la televisión como si fuera la primera vez que lo hace. A lo largo de sus tres episodios que parecen demasiados, la serie pasa de lo absurdo a lo ridículo, entregándose a giros de guión previsibles que tratan de sorprender, aunque sea construyendo una secuencia de tortura involuntaria tan inverosímil como la que concluye la Parte I (T1E1). Kiti Mánver hace lo que puede con un personaje que tiene la misma evolución que otras abuelas que ha interpretado en películas como Mamacruz (Patricia Ortega, 2023), desde la inocencia senil hasta la seguridad madura, pero en este caso llevándola hasta un extremo grotesco. Los otros actores protagonistas lo tienen más complicado: Hovik Keuchkerian, que suele incorporar a sus personajes dependiendo de hacia qué lado se peinen, interpreta un personaje soso, aunque con algunos secretos, mientras Álvaro Morte resulta convincente al recuperar su acento andaluz, pero a través de un narcotraficante que está escrito con trazos gruesos y sin ninguna profundidad. 

Dos tumbas es básicamente un thriller que utiliza la violencia gratuita como una forma de impactar al espectador y juega con los giros para componer un divertimento más o menos tenso. El problema es que no resulta entretenido, y la transformación de un policíaco amable hacia un thriller violento resulta tan artificial como poco creíble. Curiosamente, a pesar de que sus novelas han sido adaptadas al formato audiovisual y de que ellos mismos se han dedicado por separado a escribir guiones durante treinta años, el trío de escritores nunca habían creado una serie juntos, y casi podrían haber firmado ésta con su seudónimo de Carmen Mola, inevitablemente envuelto para siempre en la pregunta de si lo escogieron como una tapadera femenina para ser más atractivos de cara a los concursos literarios, algo que ellos siempre han negado. Durante su anonimato, se llegó a comparar a Carmen Mola con el caso de Elena Ferrante en Italia, la autora de la tetralogía La amiga estupenda (2011, Ed. Lumen) de la que en noviembre se publicará en España una edición conjunta, que ha preservado su identidad real, aunque hace unos años fue revelada por una investigación periodística. En todo caso, el proceso de creación de los tres guionistas se ha desarrollado estableciendo una pauta de colaboración en el tratamiento general y en los puntos de giro, y posteriormente dedicándose cada uno a escribir un episodio. Surge la duda entonces de quién se encargó de escribir la Parte III (T1E3), uno de los ejercicios de tensión más absurdos que hemos visto en los últimos años. La serie no consigue nunca ser tan electrizante como parece pretender, por mucho que el director Kike Maíllo la quiere envolver de una cierta estética que se siente artificial. En realidad, cualquiera que haya leído alguna de las irregulares novelas de Carmen Mola no se sorprenderá por los recursos utilizados en esta serie: la escritura mediocre, la violencia gratuita o las sorpresas narrativas que requieren altas dosis de suspensión de la incredulidad. Pero su debut en el formato de series es más decepcionante de lo que se esperaba, y esta historia de venganza se siente particularmente perezosa, envuelta en las dosis de truculencia habitual en sus creadores, pero mezclada con un tono de amabilidad artrítica que no encaja en ningún momento. 


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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):

Uno de los nuestros se puede ver en HBO Max, Movistar Plus+, Netflix y Prime Video.
La gran familia se puede ver en FlixOlé y Movistar Plus+.
¡Vaya vacaciones! y Maixabel se pueden ver en Netflix. 
Malnazidos se puede ver en Netflix y Tivify.

10 octubre, 2025

Las series más destacadas de 2025: Septiembre-Octubre

La 12ª edición de Serielizados Fest se celebra entre el 3 y el 12 de noviembre en formato presencial en Barcelona, y entre el 10 y el 23 de noviembre en formato online a través de la plataforma Filmin, donde se verá toda la sección Panorama. Retrasando su edición desde octubre hasta noviembre, queda como el último festival de series, solapándose ahora con Bilbao Seriesland, en un otoño que suele ser especialmente denso en cuanto a estrenos españoles y celebración de todo tipo de citas audiovisuales, formando un embudo inabarcable. La Sección Oficial Internacional les ha salido muy nórdica, formada por seis series de las cuales cuatro provienen de Escandinavia: la noruega A better man (Filmin, 2025), que se estrenará en Filmin, es una interesante reflexión sobre la cultura de la cancelación que ganó los premios como Mejor Serie, Mejor Interpretación y el Premio de la Juventud en Canneseries; la sueca A life's worth (Pr1meran, 2025), que ha sido adquirida por el canal autonómico vasco EITB para su estreno en su plataforma de streaming, aborda la guerra de Bosnia, un tema poco tratado en el formato de series, pero con demasiados clichés y tópicos; la islandesa Reykjavik Fusion (Síminn, 2025), que se acaba de estrenar en Islandia y AMC+ la traerá a España (esperemos que más pronto de lo que suele hacer), es un thriller ambientado en el mundo de la gastronomía, producido y protagonizado por el actor Ólafur Darri Ólafsson con su nueva productora Act4, que será uno de los invitados del festival; y la danesa-islandesa The Danish woman (RÚV, 2025) es una divertida comedia negra sobre una ex-espía utilizando sus métodos en una comunidad de vecinos. Estarán en Barcelona su protagonista, la dama de la interpretación danesa Trine Dyrholm y su creador, el destacado guionista Benedikt Erlingsson, ganador del premio de la Semana de la Crítica en Cannes por la película La mujer de la montaña (2018), que ofrecerá una Clase Magistral. Las otras dos películas de la Sección Oficial son Riot women (BBC, 2025), cuya creadora Sally Wainwright también dará una Clase Magistral, y la estupenda dramedia canadiense sobre salud mental Empathie (Crave, 2025), una de las mejores series de este año. 


En la Sección Oficial Nacional, las cuatro series seleccionadas son
Anatomía de un instante (Movistar Plus+, 2025), que se estrenó en el Festival de San Sebastián, Yakarta (Movistar Plus+, 2025), Los 39 (RTVE, 2025) y Argi Gorriak (EITB, 2025). También se proyectarán en el formato presencial otras producciones españolas como Missing in Murcia (Movistar Plus+, 2025), el nuevo true crime de Carles Porta, la docuserie La fugida, veritats ocultes (3Cat, 2025) y Zeru Ahoak (Bocas de cielo) (Pr1meran, 2025), la excelente y esperada secuela del thriller Bocas de arena (RTVE Play, 2020), que se acaba de estrenar en la plataforma del canal autonómico vasco. Y Serielizados se clausura con Sense filTRES (3Cat, 2025), ganadora del premio al Mejor Guión en el South International Series Festival. De la sección Panorama se proyectarán en el formato presencial algunos títulos que deberían haber estado en la Sección Oficial como la belga Putain (Filmin, 2024), original crónica de la juventud en Bruselas, o la coreana Family matters (Coupang Play, 2024), una sangrienta y divertida comedia negra sobre una familia con habilidades especiales. También se verán el drama francés 37 secondes (Arte, 2025), basado en el hundimiento de un barco pesquero, que utiliza recursos algo forzados, Vanguard (Stenbeck) (SVT, 2025), interesante biopic del empresario sueco Jan Stenbeck, que ganó la Ninfa de Oro y el Premio de Interpretación en el Festival de Montecarlo, la recomendable producción noruega The agent: The life and lies of my father (NRK, 2025), Mejor Docuserie en Canneseries y Mención Especial del Jurado en South International Series Festival, The Nazi cartel (SkyShowtime, 2025), una convencional docuserie sobre la implicación del nazi Klaus Barbie en el narcotráfico en Bolivia, y The gold (BBC, 2023-2025), un destacado thriller británico sobre el mayor robo de oro de la historia, sorprendentemente inédito en España, que ha estrenado su segunda temporada este año. 

El veterano showrunner Alan Ball (1957, Atlanta) se anuncia como el invitado especial de esta edición del festival, impartiendo una Clase Magistral. Ganador del Oscar al Mejor Guión por la película American beauty (Sam Mendes, 1999), fue el creador de la clásica e imprescindible A dos metros bajo tierra (HBO Max, 2001-2005) y de la popular True blood (HBO Max, 2008-2014), así como productor ejecutivo de Banshee (HBO Max, 2013-2016). Su última serie, Here and now (HBO Max, 2018) pasó bastante desapercibida y estrenó hace unos años su primera película como director, Mi tío Frank (Alan Ball, 2020), protagonizada y producida por su pareja en la vida real, el actor Peter Macdissi, y Paul Bettany, quien interpreta a un hombre que oculta su homosexualidad a su familia, un personaje basado en el padre de Alan Ball. También estará presente la actriz y guionista noruega Henriette Steenstrup, creadora de Perni (Netflix, 2021-2025), que será presidenta del jurado oficial y presentará su última serie, Nepobaby (TV2, 2025). En el marco de Serielizados se celebra el 7 de noviembre la 31 edición de Miniput - Muestra de Televisión de Calidad, que ofrecerá tres proyecciones: la interesante docuserie The black swan (TV2/NRK, 2024), un reportaje sobre una infiltrada en la mafia danesa que se vuelve en contra de sus creadores, la comedia canadiense Vestiaires (ICI Tou.tv, 2024), ambientada en los vestuarios de un club de natación, y el drama mexicano Los años heridos (Canal 11, 2024), sobre la represión estatal en los años 60 y 70, que se puede ver en su formato de dos episodios en YouTube. 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Brian y Maggie  ★★★☆
Movistar Plus+ - 8 de septiembre
Reino Unido, 2025 - 90'
Escrita por James Graham
Dirigida por Stephen Frears

La figura de Margaret Thatcher fue tan polarizante que cuando murió en 2013 la canción "Ding-Dong! The witch is dead" (1939) de la película El mago de Oz (Victor Fleming, King Vidor, 1939) volvió a las listas de éxitos consiguiendo el puesto número 2, muy por encima de su respuesta musical, el tema "I'm in love with Margaret Thatcher" (1979), del grupo Notsensibles, cuyos seguidores solo pudieron lograr que llegara al puesto número 35. Sus relaciones personales en vida también fueron complejas y a veces contradictorias, hasta el punto que solo unas preguntas incómodas durante una entrevista en directo del periodista Brian Walden acabó con muchos años de buena relación y cierta amistad entre ambos. Esta entrevista, considerada como uno de los grandes momentos históricos de la televisión británica, sirve como tema central de la miniserie Brian y Maggie (Movistar Plus+, 2025), que por su duración podría ser un largometraje, y de hecho así es como se ha estrenado en España. Pero el guionista James Graham (1982, Inglaterra) le dio una estructura original de dos episodios que tienen sentido como dos partes bien diferenciadas: la primera para presentar los antecedentes y la segunda para centrarse en la entrevista y sus consecuencias. Dirigida por Stephen Frears (1941, Inglaterra), la historia quiere dejar claro desde el principio que no pretende solo ser una crónica sobre la ruptura de una relación provocada por el compromiso con el periodismo, sino plantear una reflexión más profunda sobre cómo ha cambiado la comunicación entre políticos y periodistas desde aquel año 1989. Las primeras imágenes de archivo recuerdan que en 1958 se produjo la primera entrevista política en la televisión británica, considerada como un paso adelante en la democracia. Pero también que en los últimos años la profundidad y el enfoque de este tipo de entrevistas ha derivado únicamente hacia espacios en los que los políticos se encuentren cómodos, en medios de comunicación afines ideológicamente, como deja claro el personaje de Brian Walden (Steve Coogan): "Nadie hace entrevistas largas ahora. Todo son tonterías de programas matutinos. Charlas agradables en el sofá, de cinco minutos de duración. Preguntas sin responder. Políticos escupiendo sus propias agendas". Palabras que pronuncia precisamente en 1989, cuando le proponen hacer una entrevista a Margaret Thatcher, a la que había entrevistado muchas veces. Los tiempos han cambiado tanto que en 2019 el entonces candidato Boris Johnson se negó a ser entrevistado en la cadena pública BBC, como han hecho los líderes políticos tradicionalmente en Gran Bretaña, por considerarla hostil, iniciando así una nueva estrategia de comunicación política: la incomparecencia. 

El guión de James Graham, responsable de series como Sherwood (Filmin, 2022-) y The way (Filmin, 2024), y de películas como Brexit (Toby Haynes, 2019), profundiza de nuevo en las consecuencias de la política económica de Margaret Thatcher que todavía se sienten en la sociedad inglesa, sobre todo en una primera parte en la que establece los vínculos que unían a la primera ministra y al entrevistador, principalmente su educación en escuelas privadas y su privilegiada clase social. En uno de los primeros encuentros entre Brian Walden (Steve Coogan) y Margaret Thatcher (Harriet Walter), ella defiende la meritocracia como una característica común entre ambos, ascender profesionalmente a través de los logros personales, aunque sin tener en cuenta que posiblemente no todos tengan las mismas oportunidades de demostrar sus capacidades, mostrando claramente que una de las consecuencias de las políticas de la primera ministra conservadora fue la reafirmación de la diferencia de clases, un tema recurrente en las aproximaciones políticas de James Graham. También se apunta como origen de la buena relación entre ambos el hecho de que Brian Walden no era realmente periodista, sino que fue diputado del Parlamento en las filas del Partido Laborista durante unos años hasta que renunció a su acta para comenzar a trabajar en televisión, realizando ese tipo de entrevistas largas que ya no se hacen. Basándose en el libro Why is this Lying Bastard Lying to Me? (2023), de Rob Burley (1969, Inglaterra), que ha sido productor de televisión de programas políticos para BBC, la serie aborda la relación entre los dos protagonistas de una forma precisa y reflejando la decepción de Brian Walden por la influencia de la extrema izquierda en los laboristas, lo que le llevó a considerar su paso al partido conservador (llegó a escribir discursos para Margaret Thatcher). Steve Coogan se ha habituado en los últimos años a personajes reales complejos, como el abusador sexual Jimmy Savile en The reckoning (BBC, 2023), quien de hecho también tuvo un relación cercana con Margaret Thatcher. Y tiene esa capacidad para transformarse en el personaje sin dejar de parecer él mismo. Mientras que la elección de Harriet Walter como Margaret Thatcher puede parecer llamativa, porque no se parecen demasiado, pero la actriz a la que hemos visto en Succession (Max, 2018-2023) y Silo (Apple tv+, 2023-) logra hacer reconocible al personaje sin necesidad de impostaciones como otras actrices que la han interpretado. 

La segunda mitad transmite la progresiva soledad del poder, algo que también une a los dos protagonistas, con Brian Walden ya retirado de la televisión desde 1986, decepcionado con la falta de interés por las entrevistas en profundidad, y la primera ministra cada vez más aislada dentro de su propio partido. "A la gente como nosotros no nos dejarían estar si fuéramos débiles", dice Brian Walden cuando se le pregunta por qué Margaret Thatcher no reconoce sus errores. La renuncia del ministro de Hacienda Nigel Lawson (Ivan Kaye) por discrepancias con la líder del gobierno la dejó en una posición vulnerable y la entrevista en el regreso de The Walden Interview (London Television, 1988-1989), debía ser un espacio cómodo en el que ella explicara su política pasando por encima de las desavenencias internas del partido, pero Brian Walden lo convirtió en el tema central de la entrevista, presionándola y mostrando una debilidad en Margaret Thatcher que ella consideró una traición. La veteranía de Stephen Frears consigue extraer la tensión del momento y las dudas de una dama de hierro incapaz de explicar sus decisiones. Brian y Maggie puede sentirse demasiado corta para su enfoque de temas generales más relevantes, quizás porque la entrevista entre Brian Walden y Margaret Thatcher es menos conocida que la que mantuvieron David Frost y Richard Nixon, mostrada en la película El desafío. Frost contra Nixon (Ron Howard, 2008). Pero plantea una interesante reflexión sobre el periodismo y su relación con la política, comparándola con los años en los que una entrevista no era una herramienta de promoción de un partido. 

Tempest (Polaris)
  
★★★☆
Disney+ - 10 de septiembre-1 de octubre
Corea del Sur, 2025 - 9x60'
Creada por Chung Seo-kyung
Dirigida por Kim Hee-won, Heo Myung-haeng

Pocos podían imaginar que el estreno de la última serie coreana co-producida por Disney+ pudiera generar tanta polémica que acabara transformándose en una campaña de descrédito en la que su calificación en las bases de datos audiovisuales se ha visto especialmente afectada, principalmente por los votos negativos de usuarios iraquíes y chinos, molestos con la imagen que se ofrece en algunas frases que se dicen en los primeros episodios. Principalmente, porque se trata de un thriller político que aborda las relaciones internacionales de Corea del Sur, especialmente con Corea del Norte y Estados Unidos, con el trasfondo de la amenaza de un ataque nuclear. Si generalmente la representación que suelen hacer las producciones coreanas cuando se refieren a otros países suele ser bastante prepotente, a pesar de que la gestión política interna está marcada por la corrupción, las referencias a las actitudes belicistas de China e Irak han molestado tanto que muchos usuarios de esos países se han manifestado públicamente contra la serie, incluso a pesar de que Disney+ no está disponible en China. Algunos analistas coreanos han señalado que los códigos nacionalistas que suelen utilizarse en clave interna no funcionan cuando el mercado es global, y que por tanto es una equivocación seguir utilizándolos cuando se trata de producciones destinadas a plataformas multinacionales. Y posiblemente ese ha podido ser uno de los errores principales de un interesante thriller que habla del contexto exterior alrededor de Corea del Sur sin tener presente que se va a ver en ese mismo contexto. A pesar de que el guión proviene de una escritora tan experimentada como Chung Seo-kyung (1975, Corea del Sur), habitual colaboradora de Park Chan-wook, que vuelve a trabajar con la directora Kim Hee-won tras la miniserie Las hermanas (Netflix, 2022). También hay que decir que algunas de estas críticas son exageradas, porque en determinadas frases hay una intención de reflejar la situación internacional en la que un bloque formado por China, Rusia y Corea del Norte podría resultar una amenaza clara para Corea del Sur, lo que es una realidad. Pero también se ponen de manifiesto las divisiones internas en el propio país, con poderes que están a favor de una reunificación que ha sido una constante fuente de debate, junto a otros sectores que prefieren mantener la península dividida. Incluso dentro de los sectores que apoyan la reunificación de las dos Coreas hay diferencias, como la idea de "unificación por absorción" que tenía el anterior gobierno de Yoon Suk Yeol, que fue derrotado en las elecciones de junio, con la nueva presidencia de Lee Jae-myung, que ha adoptado una actitud menos beligerante, apostando por una reconciliación entre ambos países. 

Introducir este tema en un thriller político es muy relevante, sobre todo porque la protagonista de la historia, la ex-embajadora ante la ONU, Seo Moon-joo (Jun Ji-hyun), defiende una reunificación pacífica, siendo objeto de varios atentados. Ella se postula a la presidencia de Corea del Sur tras ser testigo del asesinato de su marido, Jang Jun-ik (Park Hae-joon), mientras el enigmático agente especial Baek San-ho (Kang Dong-won) la protege y acaba teniendo sentimientos más íntimos hacia ella, en una relación amorosa al estilo de El guardaespaldas (Mick Jackson, 1992), que quizás es lo menos convincente del guión. Pero la serie se sostiene sobre todo en los personajes femeninos, los más complejos de la historia, y a los que la guionista sitúa en los espacios de poder: la presidenta surcoreana Chae Kyungsin (Kim Hae-sook) o la suegra de la protagonista Lim Oksun (Lee Mi-sook) controlan la autoridad en los dos ámbitos entre los que se sitúa Seo Moon-joo: el político y el familiar. Hay una ambigüedad en el retrato de los personajes que es especialmente interesante, como cuando desde el principio la protagonista trabaja para un partido político pero está casada con el líder del partido contrario, o incluso en ese misterio sobre el origen de Baek San-ho, al que algunos acusan de ser un espía norcoreano. En este sentido Tempest (Disney+, 2025), que es la serie más cara producida por la plataforma en Corea del Sur, construye un entorno socio-político muy destacado, que a veces puede ser algo confuso pero en general establece algunas coyunturas más que realistas sobre esa especie de claustrofobia constante en un país que se siente permanentemente amenazado. También aborda las relaciones con Estados Unidos y las actitudes belicistas de algunos componentes del gobierno, como el Secretario de Defensa Eagleton (Michael Gaston), enfrentado a otros miembros de la Casa Blanca como el subsecretario de Estado Anderson Miller (John Cho), un coreano-estadounidense al que dejan fuera de algunas reuniones importantes, pero que hace un descubrimiento inquietante. La introducción dentro de la serie de actores norteamericanos reconocidos (para John Cho es su primera producción coreana), aporta una mayor autenticidad a estas escenas frente a otras producciones del país. 

Tempest destaca en los entramados políticos, pero se decanta hacia una historia de codicia y de venganza, y como muchos de los guiones de Chung Seo-kyung, hay diferentes capas que dibujan unas relaciones complicadas, en las que algunos personajes pueden ser colaboradores pero al minuto siguiente descubrir que el otro es un traidor o esconde algún secreto importante. También es cierto que juega con algunos recursos habituales, como la cuenta atrás o la amenaza nuclear que de alguna forma establecen el tono de thriller clásico, con escenas de acción dirigidas por Heo Myung-haeng, que ha trabajado como coordinador de especialistas en numerosas películas. El enfrentamiento final sucede en alta mar, lo que aporta cierta originalidad aunque puede tener algunos problemas de ritmo. Pero una de las principales preguntas de la serie se revela como uno de sus logros más notables: cuestionarse si es posible mantener la paz y el sostenimiento de la democracia dentro de un contexto internacional y el propio entorno nacional, que parecen sentirse más cómodos, y sacar mayores beneficios económicos, del conflicto permanente. 

Las muertas
  
★★
Netflix - 10 de septiembre
México, 2025 - 6x70'
Creada por Luis Estrada, Jaime Sampietro
Dirigida por Luis Estrada

El cineasta Luis Estrada (1962, México) es uno de esos grandes nombres del cine que Netflix ha incorporado a su plataforma ofreciéndoles la posibilidad de llevar a cabo proyectos ambiciosos. Cuando dirigió ¡Que viva México! (2022), hacía casi diez años que había estrenado su última película, la sátira política La dictadura perfecta (2014) y la plataforma le permitió regresar con un largometraje de más de tres horas de duración que volvía a hurgar en la sociedad mexicana a través del microcosmos de un pequeño pueblo y la disputa por una herencia. Pero el acuerdo que tenían acabó saltando por los aires a pocos días de su estreno, cuando Luis Estrada pidió que la película fuera distribuida en salas de cine comerciales, algo que Netflix se negó a hacer. Se había firmado un acuerdo de exhibición en algunas salas unas semanas antes de su estreno en la plataforma, pero Luis Estrada consideró un agravio que permitieran un estreno comercial para la película Bardo. Falsa crónica de unas cuantas verdades (Alejandro González Iñárritu, 2022) y a la suya la redujeran a "salas selectas", manifestando su desacuerdo con una frase típica: "Como se dice en México: lo que es parejo no es chipotudo", que se refiere a la igualdad de oportunidades. Así que compró los derechos de exhibición y decidió distribuirla por sí mismo, llegando a acuerdos con salas de cine antes de que pudiera verse en la plataforma. Francisco Ramos (1968, México), que desarrolló una larga carrera como productor en España, es el responsable de contenidos de Netflix en Latinoamérica desde 2017, y ha supervisado proyectos ambiciosos y exitosos de la plataforma, desde La casa de las flores (Netflix, 2018-2020) hasta Cien años de soledad (Netflix, 2024-2026), pasando por El eternauta (Netflix, 2025). Finalmente consiguió recuperar la confianza de Luis Estrada eliminando el principal conflicto: si hay desacuerdos para la distribución comercial de una película, entonces lo mejor es producir una serie. La adaptación de una obra del escritor Jorge Ibargüengoitia (1928, México-1983, España) era uno de los proyectos más esperados por el director. De hecho, el autor mexicano ha sido pocas veces llevado a la pantalla, solamente en Dos crímenes (Roberto Sneider, 1994), y anteriormente había sido adaptado por el padre de Luis Estrada en la película Maten al león (José Estrada, 1977). Ese mismo año se publicó su novela más aclamada, Las muertas (1977, Ed. A. Machado Libros), basada en una historia real, que ahora se ha convertido en una de las mejores series latinoamericanas producidas por Netflix, estructurada como si se tratara de seis películas. 

Como decíamos, Las muertas (Netflix, 2025) es una adaptación de un libro que a su vez narra una historia inspirada en las hermanas Valenzuela, más conocidas como Las Poquianchis, cuatro hermanas dedicadas a la prostitución y la trata de mujeres, a las que las cifras oficiales adjudican la muerte de unas noventa personas, la mayor parte jóvenes abusadas como prostitutas en sus burdeles, y de las que se cuenta que muchas fueron enterradas vivas. Nombradas en el libro como Arcángela y Serafina Baladro, dirigieron su red de trata de personas entre 1945 y 1964, en Guanajuato, México. Los hechos llenaron las páginas sensacionalistas del periódico ALARMA! con títulos, fotografías y crónicas que conmocionaron al país. Pero si en manos de Ryan Murphy esta historia podría haber dado lugar a un siniestro true crime fascinado por la figura de las asesinas, en las páginas del libro se convirtió en una mirada irónica hacia la sociedad mexicana de los años 50 del siglo pasado y en las imágenes de la serie ofrece una sátira política y social con tintes de humor negro y un tono de cine policíaco clásico. La historia se desarrolla en la década de los sesenta, en los estados imaginarios de Plan de Abajo y Mezcala, donde Arcángela (Arcelia Ramírez) y Serafina Baladro (Paulina Gaitán) administran, con el respaldo de los más altos poderes de México, tanto militares como empresariales, una red de trata de personas dentro de tres burdeles: Casa del Molino, México Lindo y Casino del Danzón. Este último es bendecido por el padre Marcial en su inauguración, en el episodio Historia de las Casas (T1E2), donde se pone de manifiesto la mirada satírica sobre la corrupción que suele desplegar Luis Estrada, con una celebración en la que participan políticos, militares y representantes de los poderes mexicanos, cuando el Licenciado Canales (Marco Zetina), acompañado por las hermanas, grita en el apogeo de la fiesta: "¡Viva México! ¡Vivan los héroes que nos dieron la libertad! ¡Vivan las hermanas Baladro!". El propio director ha comentado que junto a su habitual colaborador Jaime Sampietro, plantearon la estructura de la serie como si se tratara de seis largometrajes, de manera que no se sigue una cronología exacta, sino que los episodios se centran en determinados pasajes protagonizados por las hermanas, que van tejiendo un entramado narrativo que se une en algunos momentos. Doble venganza (T1E1) está dedicado a la historia de desamor de Arcángela con Simón Corona (Alfonso Herrera, uno de los actores habituales del director), que la dejó abandonada en Veracruz. Años después planea vengarse y acude a una iglesia para pedir ayuda: "Virgencita mía, tú que eres tan milagrosa. Te pido que me ayudes a salir con bien de esta empresa que me ha tenido enloquecida todos estos años". 

Hay episodios espléndidos que funcionan como historias independientes, como La mala noche (T1E3), centrado en Beto Paredes (Elías Toscano), el hijo de Serafina, que comienza con su asesinato en 1962 en la localidad de San Pedro de las Corrientes, o el trágico relato sobre la joven prostituta Blanca (Yessica Borroto Perryman) en Los dientes de Blanca (T1E4). Pero Las muertas no es solo una reconstrucción de hechos más o menos reales, sino una espléndida crónica del deterioro moral de la sociedad mexicana, amparada en la corrupción política y la violencia, que está representada por el capitán Bedoya, interpretado por un espléndido Joaquín Cosío, muy alejado de ese padre amable que interpretaba en Familia de medianoche (Apple tv+, 2024). Bedoya es el que planea las torturas a las que se somete a las jóvenes rebeldes y ejerce la violencia sobre ellas, mientras comienza una relación con Arcángela, pero tampoco tiene problema en engañar a sus benefactoras. O la presencia de La Calavera (Mauricio Isaac), un personaje de la novela curioso, porque mantiene su fidelidad absoluta a las hermanas y es una especie de figura maternal para las jóvenes prostituidas, pero al mismo tiempo ejerce una crueldad total (llega a intentar curar la parálisis de una de ellas aplicándole una plancha caliente en las partes paralizadas). Es un personaje que en la novela es descrito como una mujer, y que se cuenta que no existió en la vida real sino que pudo ser una mezcla de varios colaboradores de las hermanas, pero Luis Estrada decidió que fuera interpretado por un actor masculino sin una definición de género. Y sin duda es uno de los grandes personajes de la serie. Otro de los aspectos destacables es ese tono de cine negro que adopta la historia en todo momento, realzando el vestuario masculino como una referencia a las películas clásicas norteamericanas, y especialmente subrayado por una fastuosa banda sonora del compositor español Fernando Velázquez que hace continuas referencias a la música de Bernard Herrmann y que menciona casi directamente bandas sonoras como El cabo del terror (J. Lee Thompson, 1962). Es conforme se desarrolla la historia, y cuando las hermanas comienzan a sufrir las consecuencias de la llamada Ley de Moralización, cuando la historia cobra un tono más cercano a la crónica negra, especialmente en episodios como La Ley Marcial (T1E5), pero sin perder nunca ese tono de humor negro y de sátira que refleja la falta de moralidad en una sociedad que sin embargo la promulga de forma hipócrita. 

Black Rabbit
  
★★★☆
Netflix - 18 de septiembre
Estados Unidos, 2025 - 8x60'
Escrita por Zack Baylin, Kate Susman
Dirigida por Jason Bateman, Laura Linney, Ben Semanoff, Justin Kurzel

Las luces tibias del restaurante Spotted Pig, en el centro de Nueva York, un local conocido por su buena gastronomía pero también por sus fiestas salvajes, al que acudieron personajes famosos durante casi veinte años, entre 2004 y 2020, ocultaban sin embargo secretos que salieron a la luz cuando recibió denuncias por abusos sexuales que iniciaron el movimiento #MeToo en el sector de la restauración, dejando al descubierto las prácticas habituales de reconocidos chefs como Mario Batali, que fue acusado de agresión sexual por más de una veintena de mujeres y hombres. Spotted Pig tiene muchos elementos en común con el restaurante The Black Rabbit, no solo por su diseño vintage y las circunstancias del acoso sexual que se produce, sino también porque uno de sus socios inversores era un conocido músico: en la serie, el cantante Wes Williams (Ṣọpẹ Dìrísù) y en la vida real, el rapero Jay-Z. Ese Nueva York oscuro y asfixiante, que esconde secretos inconfesables al margen de la ley, es un personaje más de Black Rabbit (Netflix, 2025), el intenso y estupendo drama que adquiere forma de thriller de los años setenta para adentrarse en los entresijos de una familia disfuncional, marcada por relaciones complicadas y traumáticas entre los hermanos Friedken: Jack (Jude Law) y Vince (Jason Bateman), que formaron una banda de rock de cierto éxito (una especie de Oasis) hasta que decidieron invertir en un restaurante. La serie comienza in media res, durante una celebración que termina en un arrebato de violencia cuando se produce un atraco, y desde ahí nos sitúa un mes antes para entender por qué ha ocurrido el suceso, explicado en el excelente episodio ¡Bien hecho, colega! (T1E6), en el que se utiliza el efecto rashomon como recurso narrativo para explicar los acontecimientos desde diferentes puntos de vista. Si hay algo especialmente destacable de la serie es su capacidad para que cada director encuentre su personalidad sin traicionar el tono general de la historia, lo que también establece una conexión directa con Ozark (Netflix, 2017-2022), no solo por la animación inicial que destaca los elementos importantes relacionados con cada episodio, sino por su enfoque en tono de thriller sobre complejos lazos familiares y personajes que toman malas decisiones constantemente. Los dos primeros episodios los dirige Jason Bateman, que ha demostrado sus buenas ideas en la puesta en escena en otras ocasiones, para pasar el testigo a Laura Linney, su compañera de reparto en Ozark que aquí solo está detrás de la cámara, mientras que la parte central corre a cargo de Ben Semanoff, otro habitual de aquella serie, para dejar que un sentido más dramático y de acción se apodere de los dos últimos episodios, dirigidos por Justin Kurzel, que ya trabajó con Jude Law en el thriller The Order (2024) y este año ha estrenado la asfixiante y dura miniserie El camino estrecho (Movistar Plus+, 2024).

El regreso de Vince a Nueva York después de haber estado ausente varios años trae consigo el aura de calamidad que le rodea, pero no se trata de una simple cuestión de maldición o fracaso, sino de una actitud de supervivencia a través de decisiones que siempre funcionan mejor en la teoría que en la práctica. Hay una relación tóxica entre los dos hermanos que les convierte en dependientes, especialmente por parte de Jake, lo que está definido claramente por la chef y socia del restaurante, Roxie (Amaka Okafor): "Vince es adicto a la cocaína, pero tú eres adicto a tu hermano". Este entorno opresivo está marcado por la atmosférica fotografía que aportan Igor Martinovic, que ya trabajó con Jason Bateman como director en El visitante (HBO Max, 2020), y Peter Konczal, adoptando en muchas ocasiones el estilo de los thrillers de los años setenta como French Connection (Contra el imperio de la droga) (William Friedkin, 1971), haciendo uso de zooms que a veces muestran encuentros sobre una pasarela desde una perspectiva lejana, como en Pionero o pirómano (T1E5), y de los años noventa, especialmente El clan de los irlandeses (Phil Joanou, 1990), que transcurre en la Hell's Kitchen de Nueva York, y que es una referencia admitida por los creadores de la serie. El impresionante puente de Brooklyn, que se ve majestuoso y amenazante al mismo tiempo desde la azotea de The Black Rabbit, es otro elemento principal: un lugar donde encontrarse, pero también una vía de escape, un espacio que une pero también que separa, como en el episodio Los chavales casi la cagan (T1E7), cuando Jake y Vince se acusan mutuamente por teléfono, cada uno a un lado del East River. Si ambos son personajes imperfectos con los que no es fácil identificarse, algo que está ya superado desde que la televisión de prestigio introdujo a este tipo de protagonistas, también están rodeados de otros personajes imperfectos, como la diseñadora Estelle (Cleopatra Coleman), pareja de Wes pero indecisa en su relación con Jack, Gen (Odessa Young), la hija de Vince que también toma decisiones equivocadas, o la propia chef Roxie, que ha cerrado los ojos durante mucho tiempo pero ahora pretende cambiar las cosas. Y, por supuesto, Anna (Abbey Lee), una camarera que abandonó su trabajo debido a un ataque sexual que se produjo en el bar, como el que ocurrió en la realidad en Spotted Pig. 

Pero uno de los personajes más interesantes es Joe Mancuso, el mafioso al que Vince debe una suma importante de dinero, interpretado por el actor Troy Kotsur, ganador del Oscar por CODA: Los sonidos del silencio (Sian Heder, 2021). A través de los flashbacks que muestran la infancia de los hermanos, conocemos su relación estrecha con ellos y con su madre, por lo que no es un antagonista convencional, sino que también establece lazos con la familia Friedken que son importantes a lo largo de la trama y en su desenlace. Black Rabbit ha sido creada por el matrimonio formado por Zach Baylin, nominado al Oscar por el guión de El método Williams (Reinaldo Marcus Green, 2021), y Kate Susman, que ya habían trabajado juntos en la película The Order. En esta creación atmosférica hay que destacar los sonidos hardware que aportan Danny Bensi y Saunder Jurriaans, que se apoyan en percusiones oscuras y apagadas que suenan casi como latidos, marcando la tensión de las escenas a través de sonoridades distorsionadas, y recuerda en algunos pasajes a la música opresiva de Vivian Kubrick (usando el seudónimo Abigail Mead) para la película, dirigida por su padre, La chaqueta metálica (Stanley Kubrick, 1986). Se trata de una banda sonora que, como la propia serie, es tan asfixiante que evita ser agradable al oído, pero que juega un papel fundamental en la forma en que cada conversación entre los dos hermanos parece una cuenta regresiva hacia la mayor catástrofe. 

Slow horses (Temp. 5)
  
★★★☆
Apple tv+ - 24 de septiembre
Reino Unido, 2025 - 6x45'
Creada por Will Smith
Dirigida por Saul Metzstein
Emmy '25: Mejor Dirección (Adam Randall)

Como es habitual, al final de esta temporada ya podemos ver un avance de la próxima, y es este ritmo de rodaje y estreno anual lo que mantiene vivo el impulso y el interés por una serie como Slow horses (Apple tv+, 2022-) dentro de un panorama en el que hay que esperar dos años para ver la siguiente temporada de cualquier serie. También es cierto que el ritmo de producción amenaza peligrosamente con alcanzar el ritmo de creación de los libros por parte del escritor Mick Herron (1963, Inglaterra), que este verano ha publicado la novena entrega dedicada a la serie literaria Caballos lentos, titulada Clown town (2025), todavía no editada en España, mientras se ha anunciado la renovación de la serie para una sexta y séptima temporadas. Aunque también se ha confirmado la adaptación de otra novela de Mick Herron, Down Cemetery Road (2003), que es el comienzo de otro de sus personajes recurrentes, la investigadora privada Zoë Boehm (Emma Thompson), a la que ha dedicado cuatro libros, y el interés del creador de la serie, Will Smith, por incorporar algún spin-off como complemento de la historia original. También se ha anunciado la salida del propio showrunner de la serie, que se dividirá a partir de ahora en dos guionistas principales para cada una de las próximas temporadas, Gaby Chiappe, guionista de dos temporadas de Shetland (Filmin, 2013-) y Ben Vanstone, guionista de Todas las criaturas grandes y pequeñas (Filmin, 2020-) y creador de Un caballero en Moscú (SkyShowtime, 2024). Will Smith ha justificado su salida como una cuestión logística, porque el adelanto del rodaje de la sexta temporada no le permitió incorporarse a tiempo, y se tomó la decisión de traspasar la dirección creativa a otros, mientras él ya está trabajando en otras producciones fuera del universo de la Casa de la Ciénaga. Después de una cuarta temporada más centrada en el personaje de River Cartwright (Jack Lowden), éste ocupa un lugar más secundario en esta ocasión, formando dúo con la reciente incorporación del agente JK Coe (Tom Brooke), lo que funciona perfectamente a nivel humorístico, con un personaje que dice frases cortas pero contundentes. Esta temporada parece dar más protagonismo a Roddy Ho (Christopher Chung), el único que no está en la Casa de la Ciénaga por haber cometido un error o una supuesta traición, sino porque es tan insoportable que nadie querría trabajar con él. Aunque en realidad su protagonismo se difumina algo después de los primeros episodios, en los que conocemos algunos aspectos más íntimos de su vida, como una relación con Tara (Hiba Bennani), que resulta sospechosa para Shirley Dander (Aimee-Ffion Edwards), quien en Malas compañías (T5E1) no puede creerse que una chica como ella esté saliendo con un incel como Ho. Esta quinta temporada está basada en el libro Las reglas de Londres (2018, Ed. Salamandra), cuyo título proviene de una referencia del autor Mick Herron a las llamadas reglas de Moscú que describió John Le Carré (1921-2020, Reino Unido) como las directrices de seguridad entre los espías, que desarrolló en novelas como El espía que surgió del frío (1963, Ed. Booket) y El topo (1974). Pero la serie se distancia de la historia literaria en muchos aspectos (es la temporada que mayores diferencias introduce), algo que ya se había producido anteriormente, como el destino del personaje de Sid Barker (Olivia Cook) en la primera temporada, que en la serie se deja abierto para una posible reaparición, o el desarrollo de la demencia de David Cartwright (Jonathan Pryce), que es más rápido en las adaptaciones, y de hecho es un personaje casi anecdótico en esta temporada. 

Al margen del sentido del humor sarcástico, hay una mirada más incisiva hacia las estructuras de poder que se alinean dentro de los estamentos políticos y sociales de Londres. La existencia de un lugar como la Casa de la Ciénaga en el que se destierra a agentes incómodos o que han cometido errores, pero que siempre son susceptibles de ser utilizados en misiones más o menos suicidas, contrasta con la burocracia de las oficinas centrales en Regent's Park que representan Diana Taverner (Kristin Scott Thomas) y, sobre todo, el reciente Director General del MI5, Claude Whelan (James Callis), claramente incapaz de liderar los servicios secretos y que adquiere más protagonismo (y comete más errores) en esta temporada. Pero la introducción de una trama que tiene relación con unas elecciones municipales de alguna manera profundiza en esa visión de una capital caótica, sometida a dos alternativas complicadas: el actual alcalde laborista Zafar Jaffrey (Nick Mohammed), que tiene eslóganes absurdos como "Make London Londerful Again", cuyo parecido con el actual alcalde de Londres Sadiq Kahn no parece casual; y el populista conservador Dennis Gimball (Christopher Villiers), un personaje creado por Mick Herron en 2018 que parece haber sabido anticipar la aparición de políticos como Nigel Farage, de Reform UK, con sus propuestas desquiciadas y trumpistas. Pero quizás la característica principal de esta temporada es su regreso al espíritu colectivo de la historia y cierto ritmo más sosegado, que se apoya en diálogos ingeniosos más que en escenas de acción como la temporada anterior. Para muchos, la cuarta temporada es la mejor de la serie, pero lo cierto es que tenía cierta tendencia a momentos de acción que a veces no funcionaban bien. A Slow horses le sientan mejor las incursiones en el humor basado en la vergüenza ajena, como el flirteo aparentemente seductor de Roddy Ho con Diana Taverner en el interrogatorio de Cuentos fantásticos (T5E3) o la incursión en el slapstick en el episodio Misiles (T1E4), una recordada escena del libro que está ejecutada de una manera muy divertida. De hecho, este regreso en cierto modo es literal porque también vuelve el director Saul Metzstein, que se encargó de dirigir la temporada 3, aunque la serie ya ha perdido esa tonalidad grisácea, imitando la época de la Guerra Fría, que le había imprimido James Hawes en la primera temporada, adoptando ahora un tono de luminosidad más contemporánea. El guión sigue siendo el sostén principal de la serie, y la ausencia de Will Smith seguramente hará que se pierda parte de su eficacia, pero en este caso sabe utilizar algunos lugares comunes de Jack Lamb, como sus despreocupadas flatulencias, para usarlos más allá del simple recurso cómico, sino como una estrategia con un objetivo claro.

Es positivo que una serie como ésta tenga suficientes personajes como para intercambiar su protagonismo, adelantando hacia el centro de atención a algunos que permanecían como secundarios y dándole más protagonismo a los recién llegados, aunque también hay que decir que algunas ausencias de esta temporada como Louisa Guy (Rosalind Eleazar) no se echan en falta, quizás porque había quedado algo relegada después de la desaparición de su compañero Min Harper (Dustin Demri-Burns) en la segunda temporada. Slow horses sigue teniendo la habilidad de reinterpretar el género de espías a través de situaciones absurdas, como el atentado contra 22 pingüinos en el Zoológico de Londres. Pero esta quinta temporada también revela algunos aspectos del pasado de Jack Lamb, en un relato sobrecogedor que puede ser real o no, pero que ofrece uno de esos momentos de brillantez en la construcción del personaje que hace Gary Oldman. Tan disfrutable como las anteriores, la quinta temporada se desarrolla entre una Casa de la Ciénaga aún más cochambrosa debido al ataque que sufrió en la temporada anterior, y la salida de sus componentes más allá de su zona de confort. El avance de la sexta temporada los resitúa de nuevo en su espacio, incorpora algunos actores muy interesantes como caras nuevas y regresa a las secuencias de acción, de nuevo bajo la dirección de Adam Randall, que ganó hace una semanas un Emmy por el último episodio de la cuarta temporada. Pero deja en suspenso si aparecerá un nuevo miembro de la Casa de la Ciénaga que se introduce en la novela en la que está basada: En el país de los espías (2019, Ed. Salamandra). 

El camorrista
  
★★★☆
AMC+ - 2 de octubre
Italia, 1986/2024 - 5x50'
Escrita por Massimo De Rita, Giuseppe Tornatore
Dirigida por Giuseppe Tornatore
Festival de Roma '24: Sesión Especial
Séries Mania '24: Sesión Especial

La trayectoria de esta serie ha sido ciertamente compleja desde que se estrenó como un largometraje hace casi cuarenta años. De hecho, está considerada como la primera película de Giuseppe Tornatore (1956, Italia), antes de que dos años más tarde consiguiera el reconocimiento internacional con Cinema Paradiso (1988). La producción fue un ambicioso proyecto puesto en marcha por la productora Titanus, de Goffredo Lombardo y ReteItalia, de Silvio Berlusconi, adaptando la novela de Giuseppe Marrazzo Il camorrista (1984), que narraba la vida de Raffaele Cutolo, fundador de la organización Nueva Camorra Organizada (NCO). Aunque en la película únicamente se le menciona por su apodo Il proffesore, que acabaría siendo el título español El profesor (1985), el verdadero Raffaele Cutolo inició acciones legales contra el estreno por difamación, lo que provocó que se retirara de cartel en Italia tras solo dos meses de proyecciones y únicamente volviera a emitirse por televisión en los años noventa. La idea de los productores era rodar al mismo tiempo una versión para una miniserie de cinco episodios que, debido a los problemas que tuvo el estreno cinematográfico, nunca se ha estrenado, quedando oculto en los archivos el único proyecto para televisión abordado por Giuseppe Tornatore. Tras encontrarse una copia del metraje completo de la serie, la productora Titanus decidió restaurarla, ofreciendo una imagen limpia tras un escaneo en 4K del original, una transformación del sonido mono en un sonido parecido al 5.1 y un cambio de formato desde el 1:33 original al 16:9. El resultado es espléndido en los episodios que se estrenaron en el pasado Festival de Roma y que posteriormente se pudieron ver en una sesión especial en el festival Séries Mania en 2024. Raffaele Cutolo, fallecido en 2021, también aparece como personaje secundario en la miniserie de Marco Bellocchio Portobello (HBO Max, 2026), que transcurre en la misma época y que tiene como protagonista al presentador Enzo Tortora, falsamente acusado de pertenecer a la NCO. Él también denunció a los productores de El profesor, pero finalmente constató que la película/miniserie no hacía referencia a su caso. En una entrevista posterior al estreno de la película que se puede encontrar en el Archivo Luce, un joven Giuseppe Tornatore comentaba la ambición de realizar una primera película como ésta y la valentía del productor Goffredo Lombardo, contando una anécdota que describía las circunstancias en las que fue rodada: "Un testimonio del tipo de tensión que se experimenta rodando en una ciudad que ha sido escenario de la violencia fue el rodaje de una escena frente al Palacio de Justicia de Nápoles, donde dos sicarios en moto mataban a un abogado a la salida de los juzgados. La policía estaba informada y también había extras en la zona, pero cuando comenzamos a rodar, varios ciudadanos y vecinos comenzaron a gritar tratando de advertir al abogado de que se acercaba una moto peligrosa. El miedo que vi en los rostros de las personas que gritaban me hizo comprender que, más allá de la representación ficticia, estábamos tratando con temas mucho más peligrosos y graves". 

A pesar de su estreno en festivales hace más de un año, El camorrista (AMC+, 1986/2024) no ha llegado a las pantallas de televisión en Italia hasta marzo de este año, a través de Mediaset. De la película de 2 horas y veinte original hasta las más de cuatro horas de la miniserie, la historia se extiende con mayores posibilidades de desarrollar los personajes. Tras un prólogo que muestra una escena impactante de su infancia, en la que es testigo de un asesinato, el Episodio 1 (T1E1) refleja cómo Raffaele Cutolo (Ben Gazzara) se enfrenta a uno de los jefes de la mafia que controla la prisión, solo para convertirse él mismo en uno de los más influyentes capos de la Camorra italiana. El Episodio 4 (T1E4) es particularmente sangriento cuando, tras regresar a la cárcel, desde prisión ajusta cuentas con algunos de los hombres que le han traicionado, aprovechando los efectos del terremoto de la región de Irpinia en 1980, para encargar los asesinatos en medio del caos, lo que acabó convirtiéndose en el germen de la Nueva Camorra Organizada. El camorrista cuenta también la influencia de su hermana Rosaria Cutolo, interpretada por la actriz española Laura del Sol, que había triunfado internacionalmente con películas de Carlos Saura, pero, al igual que Ben Gazzara, fue doblada en la versión original en italiano. La película surgió como una representación de la mafia en toda su crudeza, con numerosas secuencias de violencia, alejadas de algunas miradas folclóricas que se habían mostrado anteriormente, o de las escasas referencias en títulos como Proceso a la ciudad (Luigi Zampa, 1952) o El desafío (Francesco Rosi, 1958). Procedente del cine documental, Giuseppe Tornatore adopta una mirada periodística, lo que provoca cierto distanciamiento de los personajes, con un desarrollo menos profundo de lo que deberían tener, pero con la intención principal, como se indica en el texto previo al comienzo de la serie, de analizar los efectos que tenían las organizaciones mafiosas en la sociedad italiana. También es cierto que resulta necesario adoptar una perspectiva como espectador que entienda la serie como una propuesta destinada a un público de hace cuarenta años, pero asimismo como una anticipación del tipo de aproximación que se ha hecho posteriormente, sobre todo en el caso de series como Gomorra (HBO Max, 2014-2021). El propio autor de la novela original y creador de ésta, Roberto Saviano, afirmaba que su obra era deudora del libro de Giuseppe Marrazzo. Reeditada por el propio Giuseppe Tornatore, para ajustar la duración de cada episodio a unos 50 minutos, el reestreno de El camorrista en su formato original como miniserie es un acontecimiento relevante, no solo porque se trata de una insólita y certera descripción de la organización interna de la camorra napolitana, sino porque es un referente de muchas series estrenadas en los últimos años.

Revival
  
★★☆☆
SyFy - 6 de octubre-8 de diciembre
Estados Unidos, 2025 - 6x50'
Creada por Luke Boyce, Aaron B. Koontz
Dirigida por Amanda Row, Ramir Rehem

Al comienzo del episodio No se lo digas a papá (T1E1), esta serie parece una historia de zombis más o menos tradicional en la que varios cuerpos reviven en un depósito de cadáveres, incluido uno que estaba a punto de ser incinerado, un inicio impactante que sin embargo se transforma cuando la acción se traslada 35 días después del llamado "evento del renacimiento", con los habitantes del pequeño pueblo de Wausau (Wisconsin) más o menos acostumbrados a convivir con este grupo de resucitados que murieron durante un período de dos semanas. Un planteamiento sobre renacidos que conviven con los vivos, que se abordó de forma notable en la serie francesa Les revenants (Prime Video, 2012-2015), una de esas producciones que es muy recomendable recuperar (no confundir con su mediocre remake norteamericano). Pero si aquella establecía una reflexión más filosófica sobre la vida y la muerte, Revival (SyFy, 2025) no es una producción francesa sino una serie del canal SyFy, por lo que en realidad no interesa tanto la profundidad existencial, sino más el carácter sobrenatural y el enfoque más superficial, lo que está bien para una serie que pretende sobre todo entretener. Curiosamente, la serie de tebeos Revival (2012-2017, Ed. Aleta Ediciones), creada por Tim Seeley y Mike Norton, comenzó a publicarse el mismo año que se estrenó Les revenants, aunque con claras diferencias en cuanto al tratamiento del tema. El primer episodio de esta adaptación que finalmente se ha convertido en una serie, aunque hubo intentos de ser adaptada en formato de largometraje, es el que más se enfoca en el tratamiento de los renacidos: hay una mujer cuyo marido murió el día antes del Día del Renacimiento, por lo que no ha resucitado como ella; también hay un preso condenado a cadena perpetua que falleció de un derrame cerebral y ha renacido. El pequeño salto temporal que se establece es interesante porque sitúa la historia en una especie de normalidad que ya se ha acostumbrado a la presencia de los resucitados, pero también provoca que algunas situaciones parezcan sorprendentes, como que hasta ahora no se haya descubierto que los muertos renacidos se curan instantáneamente de sus heridas posteriores a su primera muerte, y que por tanto no es posible matarlos por medios tradicionales. El gobierno establece una cuarentena en Wausau (aunque el pueblo existe en el Estado de Wisconsin, la mayor parte de la serie se rodó en Canadá), lo que impide que la agente de policía Dana Cypress (Melanie Scrofano) pueda abandonar la localidad como pretendía. Su padre Wayne (David James Elliott) es el sheriff aunque algunas circunstancias que rodearon a la muerte de su madre les ha distanciado. La actriz Melanie Scrofano, conocida como protagonista de Wynonna Earp (SyFy, 2016-2021), otra serie de SyFy cuya última entrega en forma de largometraje, Wynonna Earp: Vengeance (Paolo Barzman, 2024) se estrenó en Tubi, aporta toques de sarcasmo que en realidad son un mecanismo de defensa de su personaje. 

Al establecer todo este entorno alrededor de una localidad que se encuentra aislada con elementos sobrenaturales, a veces puede recordar a otras series recientes como From (HBO Max, 2022-), con demasiadas preguntas que no terminan de responderse, como si se tratara de ideas planteadas pero abandonadas. Pero Revival se centra sobre todo en la relación entre dos hermanas, Dana y Martha, también conocida como Em (Romy Weltmann), especialmente a partir del descubrimiento de que ésta es otra renacida que posiblemente fue asesinada. Ella es un personaje que uno de los creadores del cómic original, Tim Seeley, comentaba que se había inspirado en la figura de El Cuervo, el conocido personaje del cómic de James O'Barr The Crow (1994, Ed. Norma Editorial). La búsqueda de la verdad sobre su asesinato se convierte por tanto en la trama principal de la serie que no se resuelve hasta el último episodio, Rasga el velo (T1E10), mientras hay otras implicaciones como la decisión de Dana de mantener en secreto que su hermana es una resucitada. Y la parte más expositiva de la serie está a cargo del científico Ibrahim Ramin (Andy McQueen), que irá adquiriendo cada vez más importancia a lo largo del desarrollo de la historia. Revival puede tener algún problema en cuanto a situarse en un adecuado equilibrio entre el terror, la ciencia-ficción y los cuestionamientos existenciales, pero lo cierto es que va tomando progresivamente una posición en la que los elementos sobrenaturales predominan sobre el tratamiento social de la convivencia entre los vivos y los renacidos. A veces puede caer en algunos lugares comunes, como el retrato de un predicador, Blaine Abel (Steven Ogg), que está en contra de la existencia de estos resucitados a los que considera una amenaza y organiza una especie de secta formada por seguidores que pretenden destruirlos. Pero desarrolla una trama de varias líneas argumentales que funciona de manera irregular, y es precisamente este desarrollo el que hace tambalearse la consistencia de la historia. Siempre hay algún apunte interesante, pero el resultado general se desequilibra hacia un desenlace que, aunque responde las cuestiones principales, deja abiertas otras muchas preguntas en un final de temporada que no termina de satisfacer al espectador. 

Flashback
  
★★☆☆
Calle 13 - 8 de octubre
Francia, 2024 - 6x50'
Creada por Clélia Constantine, Julie-Anna Grignon
Dirigida por Vincent Jamain, Stephen Cafiero
Festival de la Fiction '24: Premio Especial del Jurado

Algunas series asumen los estereotipos de género con especial dedicación, y los elementos referenciales como una parte destacada de su construcción narrativa. El planteamiento de Flashback (Calle 13, 2024-) no tiene ningún problema en apoyarse en las referencias al pasado y a títulos concretos como Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985), así como a cualquier historia sobre viajes en el tiempo. Esto le da a la propuesta un tono retro que no solo se transmite porque se desarrolla en la década de los noventa, sino porque reconoce sus referencias con absoluta convicción. Hay que recordar que el cine francés ha proporcionado clásicos de los viajes temporales como Los visitantes (Jean-Marie Poiré, 1993), cuyo presente se desarrollaba precisamente en 1993, y posteriormente series como Las 7 vidas de Léa (Netflix, 2022), en la que una joven se despertaba cada día en un cuerpo distinto en 1991. En este caso, la serie creada por Clélia Constantine, responsable del exitoso procedimental policíaco Balthazar (Calle 13, 2018-2023), apuesta por un tono más clásico a partir de una historia protagonizada por la agente Elsa Letellier (Constance Gay), que se incorporó al cuerpo policial como homenaje a su padre, Josselin Letellier (Michaël Youn), una leyenda entre los investigadores franceses que murió asesinado en acto de servicio cuando su hija solo tenía seis años. El caso permanece sin resolver treinta años después y está a punto de prescribir, pero el día de su 36 cumpleaños, Elsa es herida durante un arresto, perdiendo la conciencia y despertando en 1994, tres meses antes del asesinato de su padre. Haciendo caso omiso de las recomendaciones de nuestro Ministerio del Tiempo (RTVE, 2015-2020), la protagonista está empeñada en cambiar los acontecimientos del pasado y evitar que su padre muera, aunque sin pensar en las consecuencias que podría tener. A partir de entonces, Elsa se hace pasar por una agente enviada desde Canadá llamada Beyoncé, y comienza a colaborar con su padre en algunos de los casos que está investigando, aunque en realidad también trata de averiguar quién podría estar interesado en matarlo. Flashback adquiere entonces la estructura de una comedia procedimental con una trama horizontal, y apoya su humor en la confrontación entre los métodos de trabajo de Elsa, científicos y comprometidos con el reglamento, que se tienen que adaptar a la inexistencia de pruebas decisivas como el ADN, y una técnica menos acorde con las normas por parte su padre. 

Como policíaco de género fantástico, Flashback toma prestados muchos elementos para establecer guiños con los espectadores, algunos más locales como las referencias a Jean-Paul Belmondo en El profesional (Georges Lautner, 1981), cuyo personaje también se llamaba Josselin, y del que el policía protagonista adopta la forma de vestir y el cigarrillo permanente. Otras referencias son más universales como el uso de los relojes o la paradoja temporal que recuerdan a Regreso al futuro. Y los elementos característicos de los noventa, desde el cubo de Rubik hasta la Gameboy, se utilizan para crear esa atmósfera nostálgica de una época en la que Elsa tratar de encajar cada vez más. Pero al margen de los casos que se investigan en cada episodio, resueltos con habilidad y buen ritmo, Flashback encuentra su mayor virtud en la forma en que construye el encuentro de Elsa con su propia familia, y las decepciones que afronta. Solo tenía el recuerdo de su padre cuando era niña y la forma en que su entorno le hablaba de él como un héroe, pero cuando comienza a trabajar en su equipo se encuentra con un tipo misógino, malhablado, que suele contar chistes homófobos y que utiliza las bofetadas para sacar la información en los interrogatorios. Josselin es todo lo políticamente incorrecto que puede llegar a ser un hombre de la época, pero esa "caída del mito" que experimenta Elsa es uno de los mejores hallazgos de la serie, al margen de proporcionar al actor Michaël Youn la posibilidad de incorporar a un personaje cómicamente incómodo, alejado de las habituales caricaturas que suele interpretar. Especialmente conmovedora es la relación que establece Elsa con su madre Anouk (Vanessa David), de la que comienza a entender el amor que siente por Josselin, pero también los sacrificios que ha tenido que hacer para dedicarse a la familia. Flashback consigue de esta forma ser una comedia eficaz, un procedimental entretenido y una historia de género fantástico solvente. Aunque el guión resuelve de una forma demasiado simple lo que supone para Elsa encontrarse consigo misma cuando tenía seis años, la paradoja temporal está bien resulta sin tratar de ser demasiado compleja, y el final invita a una segunda temporada que se está rodando en la actualidad, después de la excelentes audiencias que Flashback logró el pasado mes de abril en Francia, con casi 5 millones de espectadores, convirtiéndola en la segunda serie más vista del canal TF1 detrás de su habitual gran éxito ACI: Alta Capacidad Intelectual (Star Channel, 2021-). 

Bookish
  
★★★☆
Filmin - 21-28 de octubre
Reino Unido, 2025 - 6x50'
Creada por Mark Gatiss
Dirigida por Carolina Giammetta

En nuestras publicaciones que repasan las historias policíacas que se estrenan a nivel internacional, Investigadores alrededor del mundo, encontramos numerosas propuestas que tratan de ocupar un espacio dentro de la innumerable producción de este género, pero pocas consiguen ser innovadoras mientras mantienen la esencia de las historias de detectives. Y eso es precisamente lo que ha conseguido Mark Gatiss (1966, Inglaterra) con su última serie, después de haber visitado el género en otras ocasiones como creador, desde algunas adaptaciones de novelas de Agatha Christie para la serie Poirot (Prime Video, 1989-2013) hasta, sobre todo, la imprescindible Sherlock (Prime Video, 2010-2017), creada junto a Steven Moffat. Ahora parte de una idea original para presentar, sin embargo, un acercamiento que tiene muchas conexiones con el género tal como fue ideado por Agatha Christie, pero situándolo en un contexto muy peculiar y a través de unos personajes bien armados. Bookish (Filmin, 2025) comienza con el joven Jack (Connor Finch) saliendo de la cárcel y dirigiéndose a una dirección que tiene apuntada en un pequeño trozo de papel. Su destino es la librería Book's, que sería un nombre mal escrito en inglés si no fuera porque el dueño se llama precisamente Gabriel Book (Mark Gatiss). Por razones que iremos descubriendo a lo largo de la temporada, este joven huérfano ha sido enviado allí para comenzar a trabajar después de su paso por prisión, aunque no conozca de nada a este tipo excéntrico que vive rodeado de libros de segunda mano en un período tan complejo como 1946, mientras Londres continúa siendo recuperada de los bombardeos que ha sufrido durante la Guerra Mundial. Es un contexto interesante que permite algunos escenarios originales, como en el primer caso que ocupa los dos primeros episodios, Un poco borracho (T1E1-E2), que comienza con un descubrimiento de huesos en una zona que había sido bombardeada. Gabriel Book parece dedicarse a la librería de forma altruista, porque realmente no saca demasiado provecho económico de los libros que sugiere a sus clientes, pero tiene otro pasatiempo ayudando al Inspector Bliss (Elliot Levey) en algunas investigaciones: "Es un mundo caótico, Jack. Tengo un sistema. A veces a la gente le gusta que opine sobre las cosas. Que ponga un poco de orden", dice en el primer episodio. También guarda en su bolsillo una carta escrita por Winston Churchill que parece abrirle las puertas de todos los rincones a los que quiera llegar. Al margen de los casos que tiene que resolver, hay un misterio alrededor de Gabriel Book que mantiene una trama horizontal permanente e irá desvelando aspectos de su vida, como su particular relación con su esposa Trottie Book (Polly Walker), a la que conoció cuando eran niños. 

El descubrimiento de los huesos no es el caso principal de los primeros episodios, sino que funciona como descripción del entorno del personaje, quien rápidamente deduce que estos restos son más antiguos de lo que parece, provenientes de las fosas en las que se arrojaban los cadáveres de la segunda plaga de peste negra del siglo XVII. Nora (Buket Kömür), una joven huérfana de origen turco que a veces ayuda en la librería, comenta que "en las ciudades asediadas se catapultaban cadáveres para infectar deliberadamente a sus habitantes". Bookish está repleta de estos apuntes de conocimiento sin llegar a ser pedante, pero precisamente es este escenario de posguerra el que le permite abordar algunos temas interesantes, como la necesidad de ocultar la homosexualidad en un periodo en el que podía acabar en una condena de prisión. El segundo caso, Nitrato mortal (T1E3-E4), co-escrito junto a Matthew Sweet, transcurre durante el rodaje de una película en la propia librería Book's, con las estrellas de cine Stuart Howard (Jacob-Fortune Lloyd) y Sandra Dare (Joely Richardson), acosados por la periodista de cotilleos Nerina Bean (Amanda Drew), hasta que una joven que trabaja como extra muere repentinamente. Más que el desarrollo de la investigación, la serie aborda de manera inteligente la construcción de unos personajes que, incluso en aquellos que aparecen ocasionalmente, tiene suficiente tiempo para envolver de subtramas interesantes que son asimismo un reflejo de la época. El subtexto y el contexto se convierten en elementos destacados de Bookish, en la forma en que despliega diálogos que tienen un doble sentido dentro de un escenario de posguerra particularmente atractivo. La tercera investigación, Hermanas tan devotas (T1E5-E6) tiene lugar en el entorno privilegiado del Hotel Walsingham, cuando dos princesas expatriadas, Ruhije (Angeliki Papoulia) y Nafije (Rina Krasniqi), que han sido acogidas en una habitación del hotel, parecen ser víctimas de varios intentos de asesinato. 

Los guiones de Bookish abordan estos casos para tratar temas más generales, y esto puede acabar decepcionando a los espectadores que quieran encontrar un cosy mystery (misterio acogedor) que funcione con la estructura tradicional. No hay grandes innovaciones, pero parece claro que a Mark Gatiss le interesa más desarrollar la historia principal y las relaciones entre los personajes que elaborar complicadas tramas detectivescas, lo que aporta un ritmo no especialmente dinámico, pero lo suficientemente satisfactorio si se disfruta de las conversaciones ingeniosas y los diálogos mordaces. 

Mix tape
  
★★☆☆
Movistar Plus+ - 25 de octubre
Australia-Irlanda, 2025 - 4x60'
Creada por Jo Spain
Dirigida por Lucy Gaffy
SXSW Film Festival '25: Premio del Público (TV Spotlight)

Una de las series que más ha dividido a público y crítica este año es esta coproducción entre Australia e Irlanda, con financiación de Finlandia, que recibió el Premio del Público en la sección TV Spotlight del SXSW Festival, pero en general ha obtenido comentarios negativos por parte de los medios. Básicamente, es una historia parecida a la excelente película Vidas pasadas (Celine Song, 2023), pero sin la sutileza ni la inteligencia de aquella, un relato sobre una relación que se rompió de forma abrupta en la juventud, y que años después, cuando las vidas de sus protagonistas ya se han consolidado entre el matrimonio y la estabilidad profesional, experimenta un reencuentro a través de internet. Pero en este caso aportando una cualidad particular relacionada con la música como un nexo de unión entre ambos personajes, que no solo les sirvió para conectar emocionalmente cuando eran jóvenes a través de mix tapes (recopilaciones de canciones en una cinta de cassette), sino también para enviarse mensajes a través del significado de títulos de canciones cuando vuelven a contactar en la mediana edad. En el caso de Mix tape (Movistar Plus+, 2025), la historia está rodeada de cierto sentimentalismo y utiliza recursos narrativos demasiado obvios para hacer avanzar la acción, que no sabemos si provienen del libro en el que está basada, Mix Tape (2020), de Jane Anderson. Mientras la novela se desarrolla en la etapa de juventud en los años setenta, describiendo el movimiento punk, la adaptación como serie se ha trasladado a los años ochenta, cuya música siempre es más accesible para todo tipo de público. Y este cambio marca el tono de una historia que comienza con "Fools good" (1989) de The Stone Roses, para impulsar una doble trama en dos líneas temporales. En 1989, Daniel (Rory Walton-Smith) es un joven que vive en una familia estable y conoce a Alison (Florence Hunt), una chica tímida a la que seduce elaborando mixtapes con sus grupos favoritos, desde The Cure hasta Nick Drake, pasando por Joy Division. Como una de las obviedades que irá desgranando la serie, Alison vive en una tópica familia desestructurada: a su madre Catherine (Siobhán O'Kelly) le gusta demasiado la fiesta y tener relaciones con hombres poco recomendables, mientras que su hermano Peter (el actor de origen español Conor Sánchez) sufre episodios de acoso escolar por ser homosexual. Mientras asistimos a la relación complicada entre ambos, porque Alison se avergüenza de su situación familiar, finalmente ella acaba abandonando Sheffield sin explicaciones. Años después, Daniel (Jim Sturges) ha desarrollado una carrera como periodista musical y está preparando un libro, cuando descubre en las redes que Alison (Teresa Palmer) acaba de publicar una novela que ha sido número uno en ventas, está casada y vive en Australia. Al encontrarla en Facebook, decide enviarle una invitación de amistad que ella acepta. 

Si la relación entre los jóvenes se sostiene en su pasión por la música y los lanzamientos de los últimos discos de sus grupos favoritos, el reencuentro como mayores se produce enviándose mensajes ocultos en los títulos de canciones cuyos enlaces de Spotify se envían por teléfono. De manera que la música impulsa la relación de juventud y el reencuentro adulto, a pesar de la distancia que les separa. Inmediatamente surgen recuerdos de películas como Alta fidelidad (Stephen Frears, 2000) en esta obsesión por elaborar listas de música y en el entorno de tiendas de discos, no solo en el pasado, sino también en los locales que visita Daniel adulto. Pero hay elementos que distorsionan una historia que podría haber funcionado sin tanto romanticismo lánguido ni tantas obviedades. Principalmente porque esta especie de infidelidad en la distancia está justificada en el guión de Joy Spain de manera innecesaria, dibujando a las respectivas parejas de los protagonistas casi como si fueran antagonistas. Alison está casada con el doctor Michael McCormack (Ben Lawson), un tipo rígido y poco romántico que, cuando se enfrenta a una situación inesperada con el embarazo de su hija adolescente, acaba siendo controlador, exigiendo que ella aborte: "Si tienes ese hijo, nunca podrás ir a la universidad". Por supuesto, Alison es mucho más comprensiva y acepta cualquier decisión que tome su hija. Daniel, por su parte, está casado con Katja (Sara Soulié), una editora a la que no le gusta la música y que menosprecia la idea de él de escribir un libro sobre un músico retirado. Nos podríamos preguntar por qué se han casado con estos idiotas, pero básicamente parece un recurso de guión mediocre para justificar que se entreguen de manera tan absoluta a su reencuentro amoroso. También hay algunas decisiones extrañas en cuanto a dirección. Aunque la historia se desarrolla en Sheffield en la parte adulta de Daniel, la serie está rodada en Dublín y ni siquiera trata de disimularlo, porque aparecen algunos lugares emblemáticos de la ciudad, como una escena en el Episodio 1 (T1E1), que muestra claramente el edificio Boland's Mill, reconocible incluso para los turistas. Es como si una historia ambientada en Madrid se rodara en Sevilla y en una escena apareciera la Giralda. En una conversación con su hija, Alison dice: "Nunca olvidas al chico que te grabó tu primera cinta de música". Y, efectivamente, Mix Tape funciona mejor en la parte de la nostalgia que en la aburrida crisis de mediana edad de los protagonistas adultos, aunque la selección musical se olvide del que fue el sencillo más vendido de 1989 en Gran Bretaña, "Ride on time" de Black Box, que llegó a casi un millón de copias. Pero quizás es demasiado disco y demasiado poco intelectual para el gusto de los protagonistas. 

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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):

El mago de Oz se puede ver en HBO Max.
El guardaespaldas se puede ver en Netflix y Prime Video. 
¡Que viva México!, La dictadura perfecta, Bardo y El método Williams se pueden ver en Netflix.
The Order (La hermandad silenciosa) se puede ver en Prime Video. 
CODA: Los sonidos del silencio se puede ver en Apple tv+.
La chaqueta metálica se puede ver en Movistar Plus+.
Regreso al futuro se puede ver en Filmin, Prime Video y SkyShowtime.
Los visitantes se puede ver en Acontra+ y Prime Video. 
El profesional se puede ver en Filmin. 
Alta fidelidad se puede ver en Disney+.