Desde el pasado viernes se celebra una nueva edición del Festival Visions du Réel en la ciudad suiza de Nyon, donde hasta el 13 de abril se dan cita algunas de las producciones documentales más relevantes del año. Consolidada como el segundo festival más importante de Suiza, después del reconocido Festival de Locarno, Visions du Réel pone también un especial énfasis en las narrativas menos tradicionales, de manera que muchas de las películas que se presentan se encuentran en la frontera entre géneros y formas visuales, desplegando una de las programaciones más singulares y atractivas del panorama de festivales en el mundo. También la elección de los invitados sigue este camino de diversidad, y en esta edición los protagonistas de los premios honoríficos son tres grandes cineastas: Raoul Peck (1953, Haití), nominado al Oscar por el documental I am not your negro (2016); Corneliu Porumboiu (1975, Rumanía), ganador de Un certain Regard en el Festival de Cannes por Politist, adjectiv (2009) y El tesoro (2015); y la directora Cláudia Varejāo (1980, Portugal), ganadora del León de Plata a la Mejor Dirección en la Mostra de Venecia por Lobo & perro (2022), además del cineasta Asif Kapadia (1972, Inglaterra), del que próximamente se estrenará su última película, 2073 (2024). Visions du Réel presenta una interesante programación formada por documentales que representan la realidad pero también se cuestionan qué es la realidad, algo que muestra bien la película de apertura, sobre las narrativas falsas creadas alrededor del origen del coronavirus, que comentamos a continuación. Durante dos semanas vamos a repasar las películas más relevantes de la selección que este año forma parte del festival Visions du Réel.
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BlameChristian FreiSuiza 2025 | Inauguración / Grand Angle | ★★★★☆ |
La película de apertura de Visions du Réel retrocede hasta las primeras investigaciones en torno a la pandemia del coronavirus pero acaba teniendo una conexión destacada con la actualidad, tanto que el final del documental advierte sobre las consecuencias desastrosas que podría tener que Robert F. Kennedy, jr. se convirtiera en Secretario de Salud de Estados Unidos, finalmente elegido para el cargo en febrero. Pero el último documental del realizador Christian Frei (1959, Suiza), que fue nominado al Oscar por War photographer (2001) y ganador en el Festival de Sundance con Turistas espaciales (2008) y Genesis 2.0 (2018), comienza como una historia de amistad entre tres científicos: Linfa Wang de Singapur y Zhengli Shi de China, que trabajaron juntos en el Instituto de Virología de Wuhan, y el británico Peter Daszak, cuya ONG EcoHealth Alliance se dedicaba a estudiar los más de 800 virus que existen en el mundo susceptibles de expandirse en forma de pandemia, y el pasado mes de enero fue desmantelada a través de las políticas de desfinanciación de la nueva administración de Donald Trump. Narrada en primera persona por el propio director, Blame (Christian Frei, 2025) deja claro desde el principio que tiene una perspectiva subjetiva, tanto como el punto de vista del dron que sale de una cueva acompañando el vuelo de los murciélagos y sobrevolando una pequeña aldea donde los científicos encontraron el origen del virus que provoca el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) en el año 2005, cuando ya se advertía de una pandemia posible que podría extenderse a nivel mundial. Años después, se detectaron los primeros casos de Covid-19 que acabaron paralizando el mundo, lo que refleja la falta de atención de los gobiernos a las advertencias de los científicos. El director ofrece destellos de las consecuencias del coronavirus a través de imágenes fijas, pero sobre todo está interesado en el comienzo de una campaña de desinformación, surgida principalmente en Estados Unidos, que culpaba a China por la falta de control y como el origen de un posible (pero improbable) ataque biológico. Donald Trump hacía referencia en numerosas ocasiones al "virus chino" para contrarrestar las críticas a su tardía gestión de la pandemia en Estados Unidos, que en 2024 seguía siendo el país con una mayor cantidad de afectados por el Covid-19, más de 100 millones de personas. Las investigaciones científicas sobre el origen del virus dieron como resultado, con la máxima probabilidad, que surgió de un mercado de alimentos frescos de Wuhan, donde las condiciones sanitarias eran pésimas, pero no se descartó la posibilidad de que hubiera surgido en el Instituto de Virología de Wuhan, donde trabajaba Linfa Wang, que se convirtió en objeto de las acusaciones de negligencia, siendo retratada como una especie de "científica malvada" a través de las redes sociales.
Surgieron teoría de la conspiración principalmente defendidas por los sectores conservadores y los activistas antivacunas, con actores que fueron relevantes durante la pandemia, como Li-Meng Yan, que afirmaba que el SARS-Cov-2 había sido creado en un laboratorio, huyó a Estados Unidos y fue reclutada por el ultraderechista Steve Bannon, que la formó en medios de comunicación para que propagara la teoría del virus de laboratorio, con la ayuda del presentador de Fox News Tucker Clarkson. La comunidad científica ha negado esa posibilidad y Li-Meng Yan nunca ha presentado pruebas de ninguna investigación seria sobre el tema. Christian Frei está interesado en establecer el paralelismo entre la propagación del virus y la transmisión de las noticias falsas que fueron surgiendo alrededor de la pandemia. En la actualidad, el 60% de los norteamericanos siguen pensando que el virus surgió en un laboratorio de Wuhan, a pesar de que no existe ninguna prueba de esta posibilidad, que para la comunidad científica es solo de un 1% frente al 99% de que su origen fuera el que descubrieron los tres científicos en 2005. La desclasificación de documentos de la CIA y el FBI mostraba que no existía ninguna evidencia de la creación de un virus en un laboratorio, pero mientras tanto se publicaban libros como Wuhan cover-up (2023), de Robert F. Kennedy, jr., que defiende la teoría de la conspiración y la connivencia del departamento de salud de Estados Unidos y el gobierno chino para ocultar el verdadero origen del coronavirus. Desde una especie de retiro en Tailandia después de que Peter Daszak comenzara a recibir amenazas de muerte, el director se reúne con la periodista independiente china Jane Qiu y el divulgador científico Philipp Markolin. Los cuatro asisten a la desfinanciación de EcoHealth Alliance: "Esto no es solo un ataque a una organización. Esto es un presidente diciéndole a la sociedad lo que debe hacer o no debe hacer la ciencia. Es un presidente que no lee o no entiende lo que lee. No le importan los hechos, ni le importa la gente", dice Peter Daszak, quien el pasado mes de enero fue inhabilitado durante cinco años. EcoHealth, que ya ha sido desmantelada, tuvo que hacer frente a ocho demandas que la acusaban de haber provocado el coronavirus, seis de las cuales fueron finalmente desestimadas. Blame plantea los peligros de la intromisión política en la ciencia a través de narrativas interesadas y de la propagación del virus de la desinformación, y deja un mensaje preocupante. Si pensábamos que, tras hacer frente a una pandemia mundial, estamos más preparados para cuando llegue otra, es todo lo contrario.
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NiñxsKani LapuertaMéxico, Alemania 2025 | Competición Internacional | ★★★★☆IDFA Forum '22: Mejor Pitching |
Hay una intención clara desde el principio en esta película de romper las narrativas tradicionales de los documentales, jugando con los puntos de vista, contando la historia desde una primera persona e incorporando al director Kani Lapuerta (1989, España) como una parte de la historia en algunos momentos. Nacido como un proyecto cuando la protagonista Karla Bañuelos tenía solo siete años, esta propuesta sigue el proceso de transición de una joven transexual en la etapa más compleja, entre la infancia y la adolescencia, construyéndose como una historia de crecimiento que al mismo tiempo refleja el empoderamiento de una joven que tiene clara la pertenencia propia de su cuerpo y que está rodeada, además, de unos padres modélicos que la acompañan en el camino, casi con la misma ilusión que ella. Pero a pesar de la pretensión de deshacerse de los estereotipos sobre la representación de la transexualidad, que inevitablemente parece destinada al drama y la tragedia, Niñxs (Kani Lapuerta, 2025) tampoco puede evitar el peso del contexto. Karla es una joven transexual que vive en un pequeño pueblo a poco más de una hora de Ciudad de México, y a pesar de que Tepoztlán es descrito como "un refugio para hippies", siguen sobrevolando las inevitables huellas de la transfobia y el transfeminicidio, casi asumidos como un peligro habitual en un país como México. Cuando le preguntan a Karla cómo se ve en el futuro, ella se imagina a sí misma muerta en una zanja, y de hecho se ensaya este posible final para la película, pero inmediatamente es enterrado bajo la explosión de optimismo que quiere representar esta historia. También hay pequeños detalles de esa preocupación por parte de los padres de Karla, como cuando su madre le prohíbe que salga demasiado maquillada por la noche, como una muestra de inquietud más que de censura. Lo que consigue Kani Lapuerta con especial habilidad en su docuficción Niñxs es transformar un ejercicio cinematográfico que nació como un juego y una experimentación, en una propuesta colectiva que se va construyendo al mismo tiempo que se graba el crecimiento de Karla, lo que acaba dando como resultado una película divertida y colorista que transmite una energía juvenil, estructurándose a partir de conversaciones entre Kani y Karla que a veces son desenfadadas y otras abordan cuestiones más relevantes sobre qué significa ser transexual en México.
Niñxs también se puede definir como una historia de resistencia, aunque en general el entorno que rodea a Karla es positivo, sobre todo gracias a una familia, sus padres Chío y Assur, que reconocen su identidad desde el primer momento. A lo largo de los nueve años en los que se ha rodado la película, asistimos a algunas de las pequeñas victorias de Karla, como asistir a su primera manifestación del Orgullo o conseguir el cambio de nombre y de género en su documento de identidad en el Registro Civil de México. Karla describe su capacidad para aislarse de los comentarios negativos que puede recibir en el colegio o cuando camina por la calle, pero asimismo los efectos psicológicos de la disforia: "Me sentía perdida, sola en el mundo". Pero es especialmente atractiva la forma en que se juega también con el género del documental, cuando se recrean escenas de conversaciones que seguramente se han producido en la intimidad familiar, como Karla diciéndole a su padre que está pensando en comenzar un tratamiento hormonal: "No me gusta, pero lo entiendo", le contesta él. También se abordan realidades diferentes, como la de su amigo Oliver, un chico transexual cuyos padres no tienen la misma comprensión que los de Karla. Algunos pasos en la vida de la protagonista se convierten en desafíos mayores, como cuando comienza a estudiar la preparatoria, para lo que tiene que desplazarse todos los días a Ciudad de México, a un barrio algo peligroso, lo que supone salir de su zona de seguridad, el entorno que la ha visto crecer. La película es interrumpida por Karla en algunas ocasiones, hablando con Kani sobre el desarrollo de la historia, incluso echándole las cartas para saber si la va a terminar por fin, en una mezcla de documental metanarrativo y ficción que recuerda a otras propuestas como Adrianne & the Castle (Shannon Walsh, 2024), con la que también comparte ese tono kitsch. Karla se define a sí misma como "demasiado glitter para tan poco mundo", y en ese juego desenfadado, Niñxs construye algunos de sus sueños, como ser bastonera (cheerleader) o muestra la operación de reasignación de sexo a la que aspira como uno de esos videos humorísticos de tik tok que a ella le gustaba grabar cuando era más joven. Al final, Niñxs demuestra que el camino hacia la transición de género no tiene que ser solitario, sino colectivo, como la propia película que habla de una niña que ha ido construyendo su propio recorrido personal desde la falda del cerro Tepozteco hasta conquistar el mundo con su historia.
A partir de un sueño que regresa a la memoria del director, el artista franco-brasileño João Vieira Torres (1981, Brasil) inicia un viaje personal que tiene algo de ritual por las huellas de su familia en el Nordeste de Brasil, marcado por el desierto, la agricultura y las creencias evangélicas mezcladas con el sincretismo que predominan en muchas regiones brasileñas. Las pesadillas, a veces casi premonitorias, que tenía el director cuando era niño desaparecieron cuando se marchó de Brasil, iniciando un trabajo como artista en Francia que ha explorado temas relacionados con la infancia y el exilio, en cortometrajes como Ghost children (João Vieira Torres, 2016), seleccionado en el Festival de Rotterdam. El sueño tiene relación con su abuela paterna Aurora, a la que no conoció, pero que ha tenido una presencia constante en su familia, que de alguna manera se representa en un pozo de agua surgido en medio de una gran sequía que comenzó a llenarse durante el amanecer y ha permanecido así desde entonces, llamándole el Pozo de la Aurora, como un reflejo de la permanencia del recuerdo y de la influencia del pasado. Su abuela era partera y dio a luz a muchos de los bebés que nacieron en la zona, y aunque el viaje en principio tiene como objeto encontrar a algunos de estos niños, ya ancianos, que su abuela sacó del vientre de sus madres con sus propias manos, "los hijos tocados por Aurora", este documental con tono de performance personal se centra cada vez más en cinco mujeres de su familia a lo largo de tres generaciones, tan marcadas por la tragedia que se llegó a pensar que estaban malditas: "Dicen que las mujeres de mi familia sufren tanto porque hay una maldición sobre ellas". Con un estilo poético que a veces perjudica al ritmo de la película, la mirada de João Vieira Torres se detiene en las fotografías antiguas familiares a través de los pequeños detalles, como unas manos o un rostro, casi como si estuviera componiendo las piezas de un puzzle para reconstruir el recuerdo a través de la imagen. El viaje iniciático comienza en Sertão da Bahia, el lugar donde nació su abuela, y la región en la que solo algunos miembros de la familia siguen viviendo. Donde surgen las historias relacionadas con la bisabuela Vitória, de la que Aurora heredó su dedicación a traer bebés al mundo, y que era una mujer indígena secuestrada y obligada a vivir con un hombre blanco, a la que le dieron el nombre cristiano de Vitória: "Nunca supe cuál era su verdadero nombre". São Paulo, a 2.500 kms de distancia de Sertão da Bahia, fue el destino de la emigración interior de buena parte de la familia, y allí su tía Cida describe casi con naturalidad cómo fue obligada a casarse cuando tenía 14 años porque había quedado embarazada de un primo: "Me casé sin saber lo que era un beso".
Aurora (João Vieira Torres, 2025) se desenvuelve entre el mundo de los muertos y de los vivos, la memoria de las imágenes de miembros de la familia que el director va conociendo cada vez más, como una de las hijas de Aurora, llamada Vitória, que se entregó el mundo del espiritismo y que murió dando a luz a su quinto hijo, según se cuenta porque el hospital estaba lleno de malos espíritus. Y regresa la idea de esa maldición que se cierne sobre las mujeres de la familia pero que no es más que el reflejo de la violencia constante que han sufrido a lo largo de varias generaciones. Una prima de João Vieira murió asesinada junto a su novia por su prometido, convirtiéndose en la atención de los periódicos que describían a los asesinos con apodos que suavizaban su imagen: "Los asesinos eran los protagonistas de las noticias, las víctimas eran solo un número". El regreso a Brasil también está marcado por el encuentro con los espíritus, y la búsqueda, desde la no creencia, de una cierta tranquilidad a través de la figura del Eshu, un intermediario entre los orishas y los humanos. Aurora se equilibra entre la espiritualidad, la memoria y el viaje personal que también reconoce el propio trayecto realizado por el director desde que se marchó de Brasil, y cómo su identidad queer influyó en la relación con su familia, como cuando su madre le escondió un juguete porque era de color rosa. Cuenta que cuando le llevaron a terapia, el psicólogo le preguntó qué juguetes eran sus preferidos y él respondió, mintiendo, que prefería el tren eléctrico. Entre anécdotas que se cuentan con cierto desenfado, surgen historias de violencia, abuso sexual, feminicidio y represión, que se mantienen como una huella permanente que, principalmente, ha marcado a las mujeres a lo largo de varias generaciones. La sombra de estos recuerdos convertidos en sueños y en la presencia de los muertos, se ha transmitido a lo largo del tiempo como una extensión de las influencias trasplantadas a Brasil a la fuerza, desde las culturas cristianas.
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GEN_Gianluca MatarreseFrancia, Italia, Suiza 2025 | Grand Angle | ★★★★☆Sundance '25: Sección World CinemaTesalónica '25: Mermaid Award (Mejor Película LGBTIQ+) |
En el Hospital Niguarda de Milán, el Dr. Maurizio Bini dirige el departamento de Diagnóstico y Terapia de Esterilidad y Criopreservación desde el año 1995, pero buena parte de su labor se dedica también a las terapias hormonales y las cirugías de reasignación de género. Centrándose principalmente en la consulta del especialista cuando acuden sus pacientes, el documental GEN_ (Maurizio Matarrese, 2025), estrenado en el Festival de Sundance y premiado en Tesalónica, presenta un espacio de seguridad en el que no hay discursos sin fundamento, desinformación o frases hechas, sino empatía, comprensión y una clara vocación de mostrar los caminos que tiene la ciencia para conseguir la felicidad de diversas formas: asegurar la fertilidad o reafirmar los géneros. La película comienza, sin embargo, en un bucólico paisaje boscoso a las afueras de Milán en el que Maurizio Bini se dedica a buscar hongos, la práctica a la que le gustaría dedicar su tiempo cuando se jubile, como él mismo dice a una de las doctoras. Esa serenidad del bosque se traslada al espacio de su consulta, que sin embargo a veces se ve interrumpida por los sonidos de las taladradoras en una obra de construcción cercana, que afecta incluso a la práctica de las cirugías más delicadas. Ese ruido de fondo representa de alguna manera el ruido constante al que se enfrenta la ciencia dedicada a esta especialidad: mientras Maurizio Bini se dirige al hospital, la radio transmite un fragmento de un discurso de Giorgia Meloni sobre la maternidad en su concepto más heteronormativo, negando la posibilidad de otras formas de fertilidad. A lo largo de las consultas, el doctor se enfrenta a las contradicciones de los continuos cambios legislativos que establecen nuevas limitaciones: "Es absurdo que hayas esperado tanto tiempo y ahora la ley haya cambiado. Los médicos no somos legisladores. Muchas veces se toman decisiones entre lo que es justo y lo que es legal. Y en tu caso es injusto que la ley haya cambiado", le dice a una paciente que está en el límite de los 46 años que ahora establece la ley italiana para poder someterse a una PMA (Procreación Médica Asistida), después de haber sufrido tres abortos naturales. En un formato observacional que recuerda al documental Notre corps (Claire Simon, 2023), la cámara se sitúa a cierta distancia, enfocándose en los rostros pero dejando espacio para cierta intimidad entre médico y pacientes. Se muestran historias breves y numerosas a lo largo de la película que no pretenden profundizar en ninguna de ellas sino ofrecer la diversidad de facetas que pueden tener las prácticas médicas que se dedican a las identidades presentes y futuras.
GEN_ no plantea discursos éticos sino que presenta historias personales, y establece la necesidad de que la ciencia les proporcione respuestas. Un bloque del documental está enfocado en jóvenes menores de edad que acuden con sus padres a la consulta para una reasignación de sexo, una tendencia sobre la que Maurizio Bini tiene una teoría: "La consulta de menores es reciente, porque las familias se han vuelto más afectivas. Los padres quieren que sus hijos se sientan bien emocionalmente. Las generaciones normativas anteriores no tenían ningún interés en la felicidad de sus hijos". Hay una evidente intención, no obstante, de presentar las consultas de personas transgénero dentro del contexto del resto de consultas sobre fertilidad, donación de esperma o procreación asistida, presentando la normalidad de estas necesidades que sin embargo son fundamentales para el desarrollo de las personas. La consulta del Dr. Bini se presenta como un lugar que se aísla del ruido que lo rodea, que establece dentro de la legalidad los caminos adecuados para llegar a la felicidad, el objetivo que parece querer alcanzar el especialista. Y presenta solo historias positivas, evitando los conflictos, o presentándolos en su vertiente más amable, como cuando Maurizio Bini llama por teléfono a una madre reacia a que su hijo se someta a una reasignación de género. Pero tampoco ofrece una visión parcial y demasiado complaciente, reflejando las dificultades a las que se enfrentan los médicos a través del testimonio de una doctora y su experiencia con "una madre muy agresiva, con su hijo y conmigo, diciendo que promovíamos este tipo de tratamientos porque estábamos financiados por farmacéuticas. Que vendíamos enfermedades psiquiátricas. Diciendo delante de su hijo que lo que necesitaba era un psiquiatra, no un doctor". La realidad de una sociedad cambiante que se enfrenta a la obligación de responder a las necesidades relacionadas con la identidad de género se muestra en este relevante documental que presenta la diversidad como una normalidad, frente a las políticas de negación y de invisibilidad que no la elimina, sino que solo la oculta. La resistencia de los especialistas médicos a las tendencias que tratan de regresar a una perspectiva binaria se representa en el trabajo diario y en la profesionalidad, una reivindicación cada vez más necesaria de la autonomía y la pertenencia única de los cuerpos.
En el año 1995 se colocó por primera vez una valla de alambre en Ceuta para impedir el paso de inmigrantes subsaharianos y africanos a Europa. Desde entonces, se han invertido millones de euros en hacerla más alta y fortificada, con torres de control, cámaras de infrarrojos, túneles subterráneos con sensores de movimiento, unidades móviles de cámaras nocturnas, patrullas a los dos lados de la frontera y drones, como indica la productora Irene Gutiérrez: "La tecnología que se prueba en Israel después es adoptada en Ceuta". Aunque parte de la inmigración ha venido utilizando la ruta canaria en los últimos años, las imágenes de jóvenes saltando la doble valla y huyendo de la policía marroquí y española, se han convertido en una representación impersonal del viaje que llevan a cabo para llegar a Europa, pero también se utiliza con una intención política. El profesor Lorenzo Gabrielli, asociado a la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, describe estas imágenes en el último número de la revista Scripta Nova afirmando que "el ‘espectáculo fronterizo’ es central para justificar el enfoque en términos de ‘crisis migratorias’, así como para legitimar la excepcionalidad y el exceso que caracterizan la respuesta política frente al movimiento de personas". Y continúa escribiendo que "La iconografía hegemónica del espectáculo migratorio representa cuerpos racializados, principalmente varones, en grupos numerosos y con caras no reconocibles (...) un elemento iconográfico que enlaza directamente con el imaginario colectivo del ‘otro’, heredado de la época colonial y de la esclavitud" (Scripta Nova, 31/3/2025). Este enfoque es necesario para entender cómo Les voyageurs (David Bingong, 2025) se reivindica a través de todo lo contrario, la representación de los rostros, los cuerpos y las experiencias en primera persona de los jóvenes inmigrantes que desde África intentan entrar en Ceuta. Y es este aspecto lo que refleja la importancia de este especie diario visual en el que David Bingong muestra, y relata, parte de su recorrido de casi dos años hasta conseguir llegar a España en 2014, el mismo año en el que se produjo la llamada tragedia del Tarajal, cuando cruzaron la valla entre 200 y 300 inmigrantes, siendo repelidos por la Guardia Civil utilizando fuerzas antidisturbios para que no consiguieran pisar tierra firme desde el agua, lo que provocó la muerte de 14 inmigrantes ahogados.
Después de comenzar su viaje desde Camerún, David Bingong conoció a un periodista español que le proporcionó una cámara de video para que pudiera grabar, con la dificultad de hacerlo en un entorno en el que se evitan los móviles y los aparatos electrónicos para no ser localizados por la policía marroquí. Cuando la directora Irene Gutiérrez estaba grabando en la frontera el cortometraje Bridge (Irene Gutiérrez, Youssef Drisi, 2014) para la webserie Connected Walls (Grizzly Films, 2015-2015), conoció a David y las imágenes que estaba grabando, que finalmente se han convertido en el mediometraje Les voyageurs (David Bingong, 2025). La posibilidad de utilizar una cámara en vez de los habituales móviles, permite que las imágenes tengan una mayor calidad y el acercamiento a este grupo de inmigrantes de diferentes procedencias resulte mucho más claro. Desde el principio hay un espíritu de comunidad con un objetivo común, conseguir saltar la valla y atravesar el mar hasta Ceuta desde la localidad de Castillejos, en Marruecos. La solidaridad se convierte en su mejor aliada cuando son perseguidos por la policía marroquí constantemente, y ellos mismos se describen como soldados o guerreros, tanto que hasta las improvisadas tiendas de campaña construidas con palos y plásticos son llamadas "búnker". Pero en Les voyageurs no vemos la persecución de la policía de manera directa, sino sus consecuencias, como cuando queman todo su campamento, tampoco se muestra el salto de la valla, sino el resultado de sus constantes fracasos. De manera que la película convierte en elipsis lo que habitualmente se muestra en otros documentales o en las noticias, lo que se convierte en su principal virtud. Vemos, por el contrario, las eternas esperas, las reuniones para preparar el próximo asalto, el regreso a Tánger para recobrar fuerzas, y sobre todo las canciones que se convierten en gritos de orgullo para no desfallecer. David Bingong dirige actualmente la agrupación musical Les Griots d’Afrique, con la que ha escrito e interpreta la canción "Les voyageurs" para esta película. El grupo está formado por hombres jóvenes africanos, de los que no conocemos sus experiencias personales porque seguramente muchos comparten las mismas. El principal valor de Les voyageurs es desprenderse de la imagen impersonal de la inmigración para poner rostros, voces y miradas en primera persona.
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Películas mencionadas:
I am not your negro y El tesoro se pueden ver en Filmin.
Lobo & perro se puede ver en Filmin, FlixOlé y Prime Video.
Notre corps se puede ver en Mubi.