22 marzo, 2016

Series que no pasarán a la historia, pero resultan entretenidas

Cada vez resulta más difícil hacer un seguimiento de las decenas de series de televisión que se estrenan cada nueva temporada. La famosa frase "el cine está en televisión" ha resultado algo tendenciosa, y desde hace algunos años se glorifican numerosas producciones que, en otros momentos, podrían pasar desapercibidas. Pero la televisión está de moda, y hasta Woody Allen ha acabado seducido por la atractiva propuesta de las cadenas de televisión. Lo cierto es que al final, lo que se le pide a una serie de televisión que se va a seguir durante varias temporadas es que, por lo menos, resulte entretenida. Hoy repasamos algunas series de estreno reciente que, sin llegar a ser grandes producciones que vayan a pasar a la historia de la televisión, al menos cumplen una digna función de entretenimiento para todos los públicos. 

Colony 
Carlton Cuse y Ryan J. Condal para USA Network

En su momento hablamos de esta serie como una de las propuestas de interés de esta temporada. Creada por Carlton Causon, uno de los responsables de Perdidos (2004-2010), y producida y dirigida en sus primeros capítulos por Juan José Campanella, Colony parte de planteamientos que se acercan a otras muchas series como muchas series como Falling skies (2011-) o Wayward Pines (2015-) (que finalmente consiguió una renovación para una segunda temporada que llegará en mayo), en torno a la resistencia contra una invasión extraterrestre o la convivencia en una comunidad atrapada tras un muro insalvable. Lo cierto es que, recién terminada su primera entrega (ya renovada para una segunda temporada por parte de USA Network), podemos decir que estamos ante una decente serie de acción a la que le ha beneficiado jugar con la dicotomía entre los dos protagonistas (buenos trabajos de Josh Holloway y Sarah Wayne Callies). Al final, lo que parecía otro intento fallido de introducir puntos de vista diferentes a la habitual historia de la resistencia contra el poder dictatorial establecido, ha acabado resultando una interesante propuesta que, si bien no alcanza la brillantez de otras series recientes de este tipo como The man in the High Castle (2015-), consigue resultar un entretenimiento logrado.   

Blindspot 
Martin Gero para NBC

Otra de esas series que partían de similitudes que la dañaban al principio, pero que ha logrado ir adquiriendo una personalidad propia. La propuesta de una joven con pérdida de memoria cuyo cuerpo está tatuado con enigmas que se irán descubriendo a través de casos investigados por el FBI tiene como precedente más o menos parecido el de Prison break (2005-2009), aunque se desarrolla por caminos diferentes que la acercan más a The blacklist (2013-). En todo caso, los guiones de esta serie le han permitido ir renovando su planteamiento inicial para ir componiendo una atractiva historia de investigación y misterio en la que, eso sí, se han quedado fuera algunos personajes interesantes que podían haber dado más juego. NBC estrenó una primera tanda de 9 capítulos para luego ampliarlos hasta los 23 que forman la actual primera temporada (que cubrirá prácticamente todos los meses de prime time) y además la ha renovado para una segunda entrega. La química entre los dos principales protagonistas funciona bien, aunque en algunos momentos se desarrollen tramas secundarias previsibles que aportan poco a la serie. Así que los tatuajes de la protagonista van a tener que dar juego hasta el año que viene. 


Second chance
Rand Ravich para Fox

No está muy clara la continuidad de esta serie estrenada por Fox esta temporada. Tras sus dos primeros episodios fue cambiada de día de emisión debido a sus decepcionantes índices de audiencia, y tampoco es que haya mejorado especialmente. En todo caso, estamos ante una trama que mezcla el género policíaco con la ciencia ficción y algo de Frankenstein, presentando a un veterano policía muerto que es devuelto a la vida, ahora con aspecto más joven, pero con su memoria intacta, y que acabará trabajando codo a codo con su propio hijo, un agente del FBI. Aunque en el aspecto formal se rige por las normas del género de investigación con episodios autoconclusivos, hay algunos aspectos interesantes en esta serie, como cierto sentido del humor que está bien dosificado y una buena química entre los actores que interpretan a "padre e hijo", Robert Kazinsky y Tim DeKay, otra vez en el papel de un agente del FBI que tiene que lidiar con un compañero poco convencional, como en White collar (2009-2014). Ciertamente, la trama de ciencia-ficción resulta deslavazada, con una propuesta en torno a una empresa de alta tecnología que no termina de convencer, como si se tratara de un cajón de sastre de donde sacarse, cuando haga falta, cualquier herramienta para hacer avanzar la trama. Pero la serie resuelve con cierta pericia los defectos que pueda tener en sus guiones.    



Animals
Phil Matarese y Mike Luciano para HBO

Esta serie de animación para adultos de capítulos de 30 minutos fue producida primero de forma independiente, presentando sus dos primeros capítulos en el Festival de Sundance de 2015, y posteriormente adquirida por la cadena HBO para dos temporadas. Resulta curioso encontrar a los hermanos Duplass (Mark y Jay) en la producción ejecutiva de la serie. Jay Duplass es uno de los protagonistas de Transparent (2014-) y uno de los creadores de la comedia Togetherness (2015-), también emitida por HBO, en la que su hermano Mark es el protagonista. Animals introduce irregulares episodios protagonizados por ratas, palomas, perros y otros animales de la fauna urbana que viven situaciones absurdas con un sentido del humor irreverente que a veces funciona y otras no demasiado. Los episodios contienen demasiada verborrea y en sus desarrollo zozobran a veces en la elocuencia de sus protagonistas pero, a pesar de las malas críticas recibidas, la serie funciona por momentos y contiene algunas tramas de brillantez, como el capítulo dedicado a los perros. Cuando se vuelve más absurda es cuando mejor funciona la serie, mientras que sus intentos de resaltar cierta trivialidad en los diálogos no termina de conseguir su objetivo.       


Code Black
Michael Seitzman para CBS

Hay que estar de acuerdo en que, después de innumerables series protagonizadas por médicos en hospitales que a veces llegan al colapso financiero, es difícil encontrar algún argumento que no se haya escrito en algún momento. En este sentido, esta serie que se desarrolla en una sala de emergencias del ficticio Angels Memorial Hospital de Los Angeles, juega con desventaja, y no termina de aportar nada que no hayamos visto muchas veces en otras producciones televisivas de mayor o menor éxito. Pero no hay que negar que los personajes están bien construidos y las historias en general consiguen atraparnos, especialmente en los momentos en los que la sala de emergencias llega al Código Negro del título, ese momento en el que el nivel de trabajo provoca el colapso, y los medios y el personal no son suficientes para hacer frente a la necesidades médicas primarias. La serie está basada en un interesante y sorprendente documental, Code black (2013), en el que el debutante Ryan McGarry se acercaba a los momentos de mayor caos de las emergencias del Hospital de Los Angeles. Es recomendable ver esta película antes de la serie, para darnos cuenta de que muchas de las cosas que se cuentan en ella están inspiradas en la realidad y en eso radica su principal virtud, aunque en ocasiones se le vaya la mano en cierta sensiblería que trata de captar las emociones del espectador.   

El ministerio del tiempo
Javier Olivares y Pablo Olivares para TVE

Ya en su segunda temporada, esta serie que le debe más que su planteamiento principal a series como Doctor Who (2005-), ha conseguido el favor de los espectadores gracias a sus tramas que nos acercan a diferentes momentos de la historia de España y a su preciso sentido del humor que la convierte en una más que digna producción española. Sin grandes alardes de puesta en escena, con un presupuesto ajustado y unos actores solventes, especialmente Jaime Blanch, Aura Garrido y Nacho Fresneda (personalmente, agradecemos la ausencia de Rodolfo Sancho en esta segunda temporada), la serie compone tramas que, si bien en algunas ocasiones se quedan en pura anécdota, con un desarrollo que saca poco partido de sus personajes históricos, consiguen por lo menos una hora de cierta solidez. El principal handicap de esta serie es el que suele imponer la televisión en España. Si en estados Unidos la duración habitual es de 45 minutos, en nuestro país se exigen capítulos de 1 hora para tratar de ocupar el máximo tiempo posible del prime time y así acumular espectadores. Pero series como El ministerio del tiempo serían mucho más certeras si sus tramas no se alargaran tanto para ocupar el tiempo exigido.   


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