06 diciembre, 2006

La Cruzada de Bush y el baile de los pingüinos

Documentales que desgranan los entresijos de la administración Bush y que dan más miedo que una película de terror. Pingüinos que bailan y consiguen que los hombres dejen de pescar en la Antártida. ¿Nos estamos volviendo locos?


En el documental francés Le monde selon Bush (El mundo según Bush), cuya actualidad permanece a pesar de haber sido realizado en 2004, queda patente la influencia que diversas asociaciones cristianas han tenido y tienen en el presidente norteamericano, y el carácter mesiánico autoproclamado por Bush en algunas de sus intervenciones, denominando a la lucha contra el terrorismo como una auténtica “cruzada”. La película de William Karel, realizada el mismo año que Fahrenheit 9/11 y de hecho apeada de la selección oficial del Festival de Cannes cuando Michael Moore entró en liza, es mucho más incisiva, más contundente y, desde luego, mucho menos egocéntrica que el documental de Moore. Y curiosamente permanece inédita en salas comerciales de Estados Unidos o de España. Norman Mailer dice al comienzo de esta brutal lanza dialéctica contra la administración yanqui: “Tenemos el peor presidente de la historia de Norteamérica. Es ignorante y arrogante, un estúpido en todos los sentidos menos uno, es perspicaz para manejar a la población americana, especialmente al sector menos inteligente de la sociedad; ellos son felices con él porque, al verlo tan estúpido, se dicen a sí mismos: ‘Estupendo, si este imbécil puede ser presidente, yo también’”.

Al margen de las conexiones de la familia Bush con el nazismo y la familia Bin Laden, incluso después de los atentados del 11 de Septiembre, lo que realmente da miedo es la facilidad con la que un grupo de fanáticos fundamentalistas y hombres de negocios (o las dos cosas al mismo tiempo), pueden manejar a un presidente electo. Y da miedo que lo que se cuenta en este documental sea cierto.

Lo que sí está claro es el poder que ha recuperado la llamada Christian Right que engloba a aquellos grupos religiosos influyentes en la sociedad, economía y política norteamericanas. Y el cine parece estar en esa onda, con una cierta tendencia a profetizar con proyectos que acaban también en las salas de todo el mundo. Que películas como La pasión de Cristo, Las Crónicas de Narnia o Natividad, normalmente, no lo olvidemos, apoyadas y promocionadas desde sectores religiosos, tengan luz verde no es casual. Que en películas comerciales como Superman returns se subraye el carácter mesiánico de su protagonista, tampoco es casual. Nos invade una ola de proselitismo que este año tiene su representación en la anodina enésima versión del nacimiento de Jesucristo que se acaba de estrenar en nuestra pantallas.

Pero es necesario ver documentales como Le monde selon Bush o Iraq for sale (que desgrana la estafa a la que las compañías privadas que hacen su agosto gracias a la guerra de Irak, están sometiendo a las arcas públicas norteamericanas) para entender el peligro que suponen determinados personajes, decisivos también en la política de estrenos de las grandes compañías.

Afortunadamente también están de moda los pingüinos, y tras descubrir con detalle la dura travesía por la Antártica de los pingüinos Emperador en el documental El viaje del Emperador, acaba de estrenarse el que quizás sea uno de los mejores musicales que hemos visto últimamente: Happy feet, obra de George Miller, director australiano especialmente interesado en amoldar el mundo de los animales (Babe, el cerdito valiente) a los gustos de los espectadores. Este es su primer largometraje desde que dirigiera Babe, el cerdito en la ciudad en 1998, demasiado oscura para triunfar en taquilla. Pero Happy feet le ha devuelto el merecido éxito con el que en Estados Unidos es el estreno más rentable de estas Navidades. Todo ello gracias a una película cuya primera hora se pasa volando, entre bailes y escenas de animación sorprendentes, pero que quizás en la última parte acaba estancándose en su empeño de ser mensajera de buenas intenciones. Claro que también habría que preguntarse por qué la película denuncia que los hombres pescan y dejan a los pingüinos sin alimento, cuando se podría haber denunciado directamente la cruel matanza de pingüinos. Otro proyecto reciente es Farce of the penguins, una parodia de El viaje del Emperador que tiene previsto su estreno en Estados Unidos directamente en DVD el 30 de Enero, con Samuel L. Jackson como narrador. Demasiadas expectativas para un documental que cuenta en clave de humor, con imágenes documentales también, el viaje de dos pingüinos que deciden ir a buscar a las hembras antes de que regresen. Pero finalmente resulta decepcionante, porque el sentido del humor, aunque adulto, resulta bastante tonto, y el guión de Bob Saget no consigue sacar partido de una idea en principio atractiva.

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