14 abril, 2025

Visions du Réel 2025 - Parte 3: Premios


Este fin de semana ha concluido la edición presencial de Visions du Réel, aunque su edición virtual se mantiene hasta el próximo 20 de abril, de manera que seguiremos ofreciendo crónicas de su programación a lo largo de esta semana. La presencia española en el festival suizo ha conseguido un éxito destacado, con tres de los principales premios para documentales en los que participa España, títulos relevantes que sin duda sonarán en los próximos meses como serios candidatos para estar presentes en festivales y posiblemente para los premios Goya. Por un lado, Al Oeste, en Zapata (David BIM, 2025) es una coproducción con Cuba dirigida por el español David Beltrán i Marí, que ha logrado un Premio Especial del Jurado y el prestigioso Premio FIPRESCI de la Crítica, que este año celebra su centenario. Por otro lado, el documental Les voyageurs (David Bingong, 2025), producido por la realizadora ceutí Irene Gutiérrez, ha logrado el máximo galardón en la sección de Mediometrajes y Cortometrajes. Una buena cosecha para las numerosas producciones españolas que han participado en el festival. 

COMPETICIÓN INTERNACIONAL DE LARGOMETRAJES
Grand Prix: El príncipe de Nanawa, Clarisa Navas | Argentina, Paraguay, Colombia, Alemania
Premio Especial del Jurado: To use a mountain, Casey Carter | Estados Unidos
Mención Especial: Anamocot, Marie Voignier | Francia, Camerún

BURNING LIGHTS
Premio del Jurado: The vanishing point, Bani Khoshnoudi | Irán, Estados Unidos, Francia
Premio Especial: Al Oeste, en Zapata, David BIM | Cuba, España
Mención Especial: Fierté nationale: de Jéricho vers Gaza, Sven Augustijnen | Bélgica

GRAND ANGLE
Premio FIPRESCI: Al Oeste, en Zapata, David BIM | Cuba, España
Premio Perception Change: The family approach, Daniel Abma | Alemania
Premio Zonta: And the fish fly above our heads, Dima El-Horr | Líbano, Francia, Arabia Saudí
Premio Interreligioso: Nuit obscure - "Ain't I a child?", Sylvain George | Suiza, Francia, Portugal

COMPETICIÓN MEDIOMETRAJES Y CORTOMETRAJES
Mejor Mediometraje: Les voyageurs, David Bingong | Camerún, España
Premio de la Juventud: The town that drove away, Grzegorz Piekarski, Natalia Pietsch | Polonia
Mención Especial: Kmherica, Thibaut Amri, Antoine Guide, Lucas Sénécaut | Camboya Francia, Qatar

Mejor Cortometraje: Another other, Bex Oluwatoyin Thompson | Estados Unidos
Premio de la Juventud: Objects do not randomly fall from the sky, Maria Estela Paiso | Filipinas
Mención Especial: Partir, c'est naitrê à nouveau, Mladen Bundalo | Bélgica, Bosnia y Herzegovina

COMPETICIÓN NACIONAL
Premio del Jurado: Les vies d'Andrès, Baptiste Janon, Rémi Pons | Bélgica, Suiza
Premio Especial: Sedimente, Laura Coppens | Suiza
Mención Especial: Toute ma vie, Matias Carlier | Suiza

OPENING SCENES
Premio Tënk: Homunculus, Bonheur Suprême | Francia, Italia

Al Oeste, en Zapata

David BIM

Cuba, España 2025 | Burning Lights | ★☆

Visions du Réel '25: Premio Especial del Jurado | Premio FIPRESCI


La supervivencia en las marismas de Zapata, el mayor humedal del Caribe y un espacio natural protegido, se muestra como un ciclo solitario de convivencia y uso de la naturaleza a través de la figura de Orlando García, al que llaman Landi, un hombre que se dedica a la caza clandestina del cocodrilo cubano. Aunque no se hace mención explícita en la película, se trata de una especie en peligro de extinción, cuya población no supera los 4.000 ejemplares en el mundo, y para la que el gobierno cubano ha iniciado un programa de criaderos, pero sin poder evitar que en el mercado negro su carne sea considerada un manjar. Para Landi, sin embargo, que ocupa la primera parte en solitario del documental Al Oeste, en Zapata (David BIM, 2025), se trata simplemente de una cuestión de supervivencia para alimentar a su familia, que es la protagonista de la segunda parte. Con una fotografía en blanco y negro que recoge todos los contrastes de la vasta vegetación de los humedales, y que en los recorridos en canoa puede recordar a la película El abrazo de la serpiente (Ciro Guerra, 2015), el cazador furtivo se mimetiza con la naturaleza en quehaceres diarios, refugiándose de la lluvia, preparando la comida o escuchando una radio de cuerda en la que se suceden boletines de noticias que sitúan la historia en 2021, en el contexto de la pandemia del coronavirus, describiendo los contagios y las muertes que se están produciendo en Cuba. Pero el mundo del protagonista está aislado, envuelto en el ritmo lento de los días y noches que pasan hasta que encuentra a su presa. Hay un plano estático de más de diez minutos en el que asistimos a la caza de un cocodrilo con un lazo, una forma peligrosa de enfrentarse a sus fauces, que puede resultar una escena violenta en su reflejo de la confrontación del hombre con la fauna. La mayor parte de la población de Zapata se dedica a la agricultura, pero Landi cuenta posteriormente que ha estado cazando cocodrilos desde que era joven, sufriendo algunas consecuencias físicas en estos encuentros. Hay una contundencia en las imágenes y un reflejo de la soledad del cazador que tiene un tono de western en esta primera parte de la película, en la que se transmite el aislamiento de Landi en contraste con la experiencia global de la pandemia. 

El director español David Beltrán i Marí (1991, Castellón), que adopta el nombre de David BIM al firmar esta película, trabaja como Director de Maestría en Cine de Ficción en la Escuela Internacional de Cine y TV (EICTV) de San Antonio de los Baños, pero durante la pandemia decidió tomar la cámara en solitario para rodar este documental. La segunda parte se enfoca en Mercedes Morejón y su hijo Deinis, que padece autismo severo, más integrados dentro del contexto de un pequeño pueblo pero igualmente aislados, recluidos en su casa a la espera de que Landi regrese de su incursión en la caza clandestina. El ciclo de espera y de regreso se reproduce constantemente, pero el peligro de enfrentarse solo a la naturaleza y a los cocodrilos se refleja más en la preocupación de Mercedes por el retraso en la vuelta de Landi. Al Oeste, en Zapata adopta una mirada más conmovedora cuando se centra en la familia y en su relación con Deinis, que inevitablemente será solo momentánea, antes del comienzo de un nuevo ciclo: Landi partiendo hacia los humedales y Mercedes refugiándose en la esperanza de que regrese. Aunque hay información que se mantiene fuera del alcance del espectador, la necesidad de someterse a esa repetición constante se muestra en algunos comentarios de Mercedes, como cuando afirma que es más fácil que se mueran de hambre que de Covid, acrecentado por la dependencia de los medicamentos que necesitan ella, Landi y Deinis: "Cualquier día me arranco un brazo", dice, demostrando que lanzarse a los humedales a una lucha cuerpo a cuerpo con los cocodrilos nunca es suficiente para sostener a la familia.  

El príncipe de Nanawa

Clarisa Navas

Argentina, Paraguay, Colombia, Alemania 2025 | Competición Internacional | 

Visions du Réel '25: Grand Prix


Al comienzo de esta película ganadora del Gran Premio del festival, durante la grabación de entrevistas a algunos de los vecinos del mercado de Nanawa, el joven de nueve años Ángel Stegmayer se entromete para dar su opinión sobre la necesidad de mantener viva la lengua guaraní: "Soy de Paraguay y soy un argentino independiente", dice este joven habitante de Nanawa, una ciudad fronteriza en territorio paraguayo en la que la Pasarela de la Amistad es un enlace peatonal entre Paraguay y Argentina, estableciendo a uno y otro lado una gran actividad comercial. Delante del espectador se produce el primer encuentro de la directora Clarisa Navas (1989, Argentina) con el que será el sujeto principal de su cámara durante nueve años. Entre 2015 y 2024, ella ha dirigido películas como Las mil y una (2020), premiada en el Festival de San Sebastián, al mismo tiempo que iba construyendo este retrato del que confiesa que no tiene claro cuándo terminarlo. Igual que la ciudad de Nanawa en la que Ángel vive su infancia es un lugar que se moldea en su condición transfronteriza, El príncipe de Nanawa (Clarisa Navas, 2025) también es una película que traspasa algunas fronteras narrativas y de género, cuando la directora le proporciona a Ángel, que acaba de cumplir diez años, una cámara para que se grabe él mismo y grabe su entorno, entrevistando a su madre, a la que termina haciendo una pregunta incómoda sobre la presencia del alcoholismo en su familia. La inocencia y la locuacidad que despliega Ángel se convierte en el elemento narrativo más poderoso de la primera parte de la película, mientras la cámara se desenfoca y construye imágenes imperfectas ante la poca destreza del niño manejándola. La presencia de Clarisa Navas y el co-realizador Lucas Olivares establece muchas veces una conexión con el protagonista, de manera que la obra cinematográfica se va conformando como un relato íntimo en el que los responsables de ella van siendo co-protagonistas progresivamente, y no solo asistimos al crecimiento de Ángel sino también a la construcción de la propia película. Cuando el niño coge la cámara y enfoca a Clarisa y Lucas se rompe la separación entre el creador y su obra, y traspasa el límite entre el documental y la autoficción. 

Dividida en dos partes, la primera termina aproximadamente a los 100 minutos, mientras que la segunda, mucho más interesante, comienza durante la pandemia del coronavirus y el cierre del puente peatonal de Nanawa y el mercado. Curiosamente, no hay más referencias a la convivencia del guaraní con el español, que parece funcionar solo como el elemento de conexión inicial con Ángel, que ya ha cumplido 15 años. A lo largo de su crecimiento, permanece la constante ausencia del padre, cuya muerte describe Ángel cuando era más joven, y en su adolescencia descubre que tiene hermanos paternos a los que no conocía. La directora engloba la historia personal dentro del contexto socioeconómico de la zona, reflejando las consecuencias del cierre del mercado, con la venta clandestina de productos en la que parece participar incluso la propia policía. Pero siempre hay una mirada cercana a la vida de Ángel, cuya adolescencia comienza a rebelarse también en contra de su propia participación en la película, lo que recuerda a algunos títulos como René (Helena Trestíková, 2008). Y en cierto modo hay algo de esos "time-lapse documentaries" que define la realizadora checa en su estilo de filmación de sus protagonistas durante décadas para representar las transformaciones de sus vidas y de su entorno. Aunque también hay que decir que Helena Trestíková (1949, Checoslovaquia) no necesita metrajes largos para describirlas en sus películas, frente a las innecesarias tres horas y media de El príncipe de Nanawa, que es la misma duración que El brutalista (Brady Corbet, 2024) y media hora menos que Boyhood (Richard Linklater, 2014), con la que se ha comparado por este retrato de crecimiento desde la infancia hasta la adolescencia. En el caso de Ángel, su temprana relación estable con su novia le confronta con una madurez temprana, con las obligaciones del trabajo y la paternidad a sus 16 años, pero el documental se conforma como parte de la historia, reflejando las dudas sobre su conclusión, las tensiones en la relación entre la directora y un protagonista cada vez menos comprometido, y las reflexiones sobre la propia película y el reflejo sincero que se está ofreciendo. De manera que asistimos, no solo a los cambios de Ángel y su entorno, sino también a la propia transformación de un proyecto cinematográfico que cada vez se enfoca más en sí mismo. Ángel crece en su propio entorno a través de una mirada humana que establece una identificación permanente con la creadora y su obra.

Anamocot

Marie Voignier

Francia, Camerún 2025 | Competición Internacional | 

Visions du Réel '25: Mención Especial del Jurado


Desde hace 20 años, el criptozoólogo francés Michel Ballot ha realizado varias incursiones en Camerún para tratar de encontrar a una nueva especie animal que es conocida entre los lugareños bajo el nombre de Mokélé-Mbembé, y que alguno dibujan como una criatura con aspecto de dinosaurio. El método del científico ha sido minucioso, colocando pequeñas cámaras en diversos lugares cerca del río Congo que graban permanentemente la zona, aunque a veces son robadas. Pero a pesar de la falta de éxito, persiste en lo que parece una búsqueda personal casi obsesiva. En una conversación con algunos habitantes de la zona, él insiste en que se conformaría solo con ver a la criatura con sus propios ojos, sin cámaras, únicamente para poder demostrar a sus hijos que todo el tiempo que ha pasado lejos no ha sido en vano. Hace catorce años, en el documental L'hypothèse du Mokélé-M'Bembé (Marie Voignier, 2011) la directora acompañó al criptozoólogo en esta búsqueda, a la que ahora regresa para reflejar sus diferentes perspectivas: la occidental, la mirada local y la de las mujeres que habitan el pueblo. Podría parecer que es una insistencia vana, incluso cuando en la primera conversación, Michel Ballot afirma haber encontrado una huella grande de un posible animal que podría ser de la criatura que persigue, y su interlocutor le responde que quizás se trataba de dos huellas de animales superpuestas que han adquirido una forma inusual. Si bien en la anterior película se planteaban dudas sobre su existencia, en Anamocot (Maria Voignier, 2025) el científico francés dice haber escuchado muchos relatos de testigos que afirman haber visto el Mokélé-Mbembé, y que es eso es lo que le impulsa a seguir su búsqueda. Pero también permanecen las reticencias de estos testigos a darle pistas sobre dónde la puede encontrar, reflejando la desconfianza hacia los occidentales provocada por las décadas de colonialismo que ha sufrido Camerún, gobernada por el Imperio Alemán desde el siglo XIX y repartida entre Francia y Gran Bretaña después de la I Guerra Mundial. "Dicen que en Occidente hay museos que están llenos de objetos africanos", comenta uno de los lugareños, reafirmando el desfalco realizado por las administraciones coloniales a lo largo de los años. 

Mientras los hombres juegan a cazar criaturas mitológicas, las mujeres trabajan y conversan entre ellas sobre estar hartas de que ellos se apropien de sus descubrimientos, como el del Anamocot del título, una especie de genio que permite adentrarse en el mundo en el que habita el Mokélé-Mbembé, y para el que Michel Ballot debería someterse a una ceremonia de iniciación que le permitiría por fin encontrar a la criatura, pero que también tiene un coste personal. De manera que las mujeres sufren un doble abuso, el que está provocado por el colonialismo y el que ejercen los hombres atribuyéndose sus logros. La directora Marie Voignier (1974, Francia) no consigue sin embargo establecer una conexión narrativa entre estos diferentes puntos de vista, manteniendo las conversaciones de las mujeres alejadas de los hombres, como insertos que reclaman un mayor protagonismo femenino en las decisiones del pueblo, pero que finalmente nunca interactúa realmente con el resto de la historia. Cada vez parece más claro que esta búsqueda persistente es la de un ser que no es posible ver según las reglas tradicionales, o según la mirada occidental que necesita capturar el aspecto físico. Por el contrario, la certeza de que efectivamente los lugareños han visto al Mokélé-Mbembé no se contradice con el hecho de que sea finalmente un animal que habita otros planos de la realidad. A pesar de su profundo respeto hacia las costumbres locales, Michel Ballot representa una perspectiva eminentemente occidental, la de un explorador que trata de descubrir lo que no quiere ser descubierto, que se embarca en una persistente búsqueda infructuosa que no ha dado resultados claros en veinte años. Se cuenta que después de haber rodado la película, él ha regresado a Camerún en dos ocasiones más para continuar su misión y que tiene previsto realizar una expedición fluvial este verano. Como en la búsqueda estéril de otras criaturas conocidas como Nessie o Pie Grande, la existencia de Mokélé-Mbembé parece más una proyección de las preocupaciones humanas que está impregnada del contexto histórico y político, lo que se convierte en el tema principal del documental Anamocot. La coexistencia de dos puntos de vista diferentes cuando ya uno de ellos ha dejado de dominar al otro. 

The vanishing point

Bani Khoshnoudi

Irán, Estados Unidos, Francia 2025 | Burning Lights | 

Visions du Réel '25: Premio del Jurado


Este año, los jurados de Visions du Réel han decidido premiar documentales grabados a lo largo de varias décadas y dotados de un mirada personal a través de encuadres imperfectos, cámaras en mano que suponen una implicación directa en las historias, pero tanto en El príncipe de Nanawa (Clarisa Navas, 2025) como en The vanishing point (Bani Khoshnoudi, 2025) parece una elección formal consciente de las directoras más que una consecuencia de las condiciones en las que están grabadas las películas. Como en Radiograph of a family (Firouzeh Khosrovani, 2020), la directora recupera archivos de grabaciones caseras para construir una narrativa familiar en paralelo con los acontecimientos históricos que ha vivido Irán a lo largo de las últimas décadas, especialmente a partir de la Revolución iraní de 1979 que acabó con el régimen corrupto del Sha Mohammad Reza Pahlavi, para acabar instaurando un régimen opresivo encabezado por el ayatolá Jomeini. La abuela de Bani Khoshnoudi (1977, Irán) le enseña cómo recopiló en álbumes de fotos diferentes recortes de periódico que mostraban los acontecimientos. En esa búsqueda del pasado, surge la figura de un primo de su madre que desapareció durante la represión, y del que su familia apenas habla. La directora recuerda que la última imagen que tenía de él era sentada en un balcón cuando ella tenía dos años y él tenía 17, poco antes del momento en que sus padres decidieron trasladarse a Estados Unidos, donde se ha criado desde pequeña y ha desarrollado su formación como cineasta. El resto de la familia ha permanecido en Irán, y recibiendo la visita de Bani Khoshnoudi en diferentes ocasiones, hasta que ella misma tuvo prohibida la entrada en el país tras el estreno de su documental The silent majority speaks (2010) sobre el Movimiento Verde surgido tras las elecciones de 2009. Tomando como referencia a este familiar que desapareció, The vanishing point (Bani Khoshnoudi, 2025) utiliza imágenes grabadas en Super 8 y 16 mm. para reflejar la historia familiar a través de grabaciones caseras que son mostradas muchas veces en silencio, marcadas por un montaje preciso realizado por la prestigiosa editora francesa Claire Atherton (1963, San Francisco), colaboradora de Chantal Akerman durante más de 30 años, desde Letters home (1986) hasta su última película, No home movie (2015). 

Pero The vanishing point tiene la intención de ser algo más parecido a un ensayo en el que la cineasta reflexiona sobre el poder de la resistencia, de los diferentes tipos de resistencia, incluso aquellas silenciosas. "Aguantamos la respiración durante tanto tiempo que la presión se vuelve insoportable y debe explotar. Cuando miro el punto de fuga aparece una imagen, na ilusión de futuro. Pero también puede ser simplemente el pasado el que se está desvaneciendo", comenta la directora cuando comienzan las protestas protagonizadas por mujeres en el año 2009. Con imágenes filmadas desde el año 2000 hasta que se le prohibió la entrada en Irán, Bani Khoshnoudi, que ha dirigido algunas ficciones estereotipadas como Luciérnagas (2018), ofrece una sucesión de imágenes inconexas desde el balcón de su casa, mostrando objetos familiares, en el apartamento de sus abuelos fallecidos o durante un atasco en Teherán, que reflejan las leves transformaciones de un país casi inamovible. Pero es una representación tantas veces vista en documentales mucho mejor conectados con la realidad, como My stolen planet (Farahnaz Sharifi, 2024), que acaba resultando poco relevante y demasiado convencional. Lo más interesante es su representación de la resistencia, que por otro lado ya había abordado en The silent majority speaks, y a la que regresa ahora: "Desde 1979 no habíamos estado juntos en las calles. Pero no estábamos allí solo para protestar. Estábamos allí principalmente para ver y sentir la presencia del otro. Nos mostramos los unos a los otros y finalmente pudimos mirarnos a los ojos", comenta refiriéndose a ese movimiento que ocupa la última parte del documental, con imágenes tantas veces vistas extraídas de internet. Es significativo que Bani Khoshnoudi utilice el inglés como idioma de narración, posiblemente solo por una cuestión práctica, pero esto transmite también una sensación de mirada externa, de punto de vista del exilio que ve los acontecimientos desde fuera. En The vanishing point la directora no consigue dialogar realmente con las imágenes, estableciendo una perspectiva que parece demasiado distanciada como para conseguir que un relato tantas veces contado esté impregnado de cierta peculiaridad. 

Homunculus

Bonheur Suprême

Italia, Francia 2025 | Opening Scenes | 

Visions du Réel '25: Premio Tënk


Grabada en el entorno del videojuego de rol The Elder Scrolls V: Skyrim (2011, Bethesda Game Studios), el artista Bonheur Suprême (1994, Francia) utiliza un avatar para deambular erráticamente por ese mundo virtual a través de una representación estereotipada del hombre árabe, lo que provoca diferentes reacciones en los personajes que se encuentra a su paso. El cortometraje Homunculus (Bonheur Suprême, 2025), que ha recibido el premio Tënk para su distribución, usa los códigos de las aplicaciones de citas gay como Grindr para reflejar la mirada cosificada que recibe el protagonista, que usa el nick de su creador, 
Bonheur Suprême. De esta forma refleja cómo los hombres blancos tienen una mirada cosificada hacia él que solo busca una relación sexual dominante, estableciendo la imagen generalizada de la representación del árabe visto desde la perspectiva de su virilidad: "Los hombres árabes son viriles por naturaleza, son muy carismáticos", le dice uno de los personajes con los que se encuentra. A través de la virtualidad de este mundo imaginario, el director refleja las narrativas de dominación que se reproducen bajo el anonimato, recuperando las fantasías de los imaginarios colectivos, y reflejando la realidad sin filtros de las verdaderas actitudes de racismo y cosificación. Casi nadie le pregunta su nombre, todos se refieren a él como "el árabe", una categorización general como representación de una identidad que se reproduce desde dos perspectivas igualmente racistas: la de los hombres gay blancos que únicamente le ven como un objeto sexual y la de un grupo de policías franceses que, delante suya, ejercen la violencia de odio hacia otro personaje: "Soy un hombre blanco privilegiado que compensa a los árabes por lo que han tenido que soportar por nuestra culpa a lo largo de la historia", dice uno de los policías que participan en la paliza, pero que tiene la fantasía sexual de ser dominado sexualmente por un hombre árabe. El cortometraje se plantea como un inteligente juego de espejos que representa en la realidad virtual los estereotipos arraigados en el mundo real, donde se exponen de una manera más explícita. Bonheur Suprême utiliza precisamente estos entornos de juegos online que reproducen posturas dominantes, para explorar temas como la violencia simbólica y real, introduciendo las dinámicas que ha experimentado a través de las aplicaciones de citas gays. 

______________________________________
Películas mencionadas:

El abrazo de la serpiente se puede ver en Acontra+ y Filmin.
Las mil y una y No home movie se pueden ver en Filmin. 
René se puede ver en dafilms.com y Truestory.
Boyhood se puede ver en Movistar Plus+ y SkyShowtime. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario