24 julio, 2012

"Margaret", la maldición de la sala de montaje


Inclasificable reflexión sobre la sociedad moderna y las heridas de un país atacado por el terrorismo que ha tardado cinco años en terminarse, dejando en el camino a dos de sus productores, Anthony Minghella y Sydney Pollack. Se cuenta que su director, Kenneth Lonergan, fue incapaz de poner en orden su historia en la sala de montaje, y llegó a editar una versión de tres horas que no convenció a nadie. Al final, llegó Martin Scorsese para echarle una mano. 
Entre las superproducciones que vienen acaparando la cartelera también se encuentran títulos que pasan desapercibidos por razones que en ocasiones se escapan a nuestro entendimiento (a pesar de su interés y de sus teóricas virtudes). Es el caso de la película que nos ocupa. Con un reparto encabezado por Anna Paquin, Mark Ruffalo, Matthew Broderick, Jean Reno y Matt Damon, “Margaret” cuenta además con la firma de Kenneth Lonergan, uno de esos autores de singular relación con los estudios de Hollywood, que a veces ha dado como resultado éxitos incuestionables como la inteligente comedia “Una terapia peligrosa” (1999), lo que le llevó a debutar como director con el drama “Puedes contar conmigo” (2000), una intensa historia familiar en la que ya se encontraban algunos de los actores que han repetido en su segunda cinta como director, como Mark Ruffalo y Matthew Broderick.

Apadrinado por Martin Scorsese en su debut, Kenneth Lonergan aportó su talento como escritor en las revisiones de un guión escrito también por Jay Cocks y Steven Zaillian para la mastodóntica producción “Gangs of New York” (2002), dirigida por Scorsese.

“Margaret”, su siguiente proyecto como guionista y director, sin embargo, se ha convertido en una auténtica pesadilla. Rodada en 2005, en plena efervescencia de las secuelas que dejó la masacre del 11 de septiembre de 2001, cuando las heridas morales aún no estaban cicatrizadas y el profundo agujero emocional permanecía aún caliente bajo las cenizas del World Trade Center, la película plantea una reflexión sobre la sociedad moderna a través de la historia de una adolescente con sentimiento de culpa por haber provocado un accidente mortal (sentimiento de autoflagelación que ha permanecido durante mucho tiempo en la conciencia de los estadounidenses). Pero este punto de partida no debe compararse con otros dramas existenciales como “Crash” o “Amores perros”. Tiene otra dimensión mucho más personal.
Anna Paquin, veinteañera en 2005 que interpreta con convicción a esta adolescente histérica y con incontinencia verbal, representa la mirada de una sociedad traumatizada. No es que la película gire en torno al 11-S, pero sus personajes muestran ese sentimiento de constante cabreo e impotencia que siguió al trauma, y habla de lo fácil que resulta para el patriotismo herido justificar los actos de uno mismo que sin embargo se ven como injustificables en los demás. De ahí que en los debates estudiantiles se nos planteen envites reflexivos sobre por qué nos resultan más terribles las 3.000 muertes del 11-S que los más de 150.000 civiles asesinados en Iraq. De ahí que la protagonista solo encuentre descanso a su sentimiento de culpa buscando la culpa en los demás, convirtiéndose en reflejo personal de una realidad mucho más heterogénea.

Los problemas de la película, en su desarrollo argumental, surgen de los problemas que tuvo en su posproducción, convertida en una pesadilla que ha durado nada menos que cinco años. Un período de tiempo en el que las divergencias de criterio entre el principal productor, Gary Gilbert, y los estudios Fox Searchlight acabaron en los tribunales, cuando aquél no pudo afrontar los pagos que le exigía la compañía por el retraso en la edición. Se cuenta que el propio Kenneth Lonergan era incapaz de poner en orden su historia en la sala de montaje, y llegó a editar una versión de tres horas que no convenció a nadie. Se dice también que la versión de 150 minutos que terminó aceptando Fox Searchlight y que se ha estrenado en salas, tras años de litigios, está editada realmente por Martin Scorsese y su habitual colaboradora Thelma Schoonmaker, aunque también participaron en ella los productores Scott Rudin, Anthony Minghella y Sydney Pollack.

“Margaret” finalmente salió en DVD y bluray en Estados Unidos el pasado 10 de julio, incluyendo la versión del director, la que contiene 36 minutos más de la duración que podemos ver en las salas. Aunque es cierto que en esta media hora adicional quizás se encuentre más sentido a personajes algo difuminados como los que interpretan Mark Ruffalo y Jean Reno, dudamos que aporten una mayor entidad narrativa al conjunto, que en ocasiones zozobra más por problemas de definición argumental que por una presencia más o menos solvente de determinados protagonistas.

Esta posición de radicalidad poco comercial, pero de respeto mutuo en el contexto de Hollywood, la comparte Kenneth Lonergan con otros autores como Charlie Kaufman, Paul Thomas Anderson o Tony Kaye. Y en cierto modo “Margaret” tiene algo en común con “Synecdoche, New York” (2008), de Charlie Kaufman o “Detachment” (2011), de Tony Kaye, disecciones de la sociedad moderna que perturban y al mismo tiempo fascinan. 


MARGARET  País: EE.UU.  Año: 2011 Director y Guionista: Kenneth Lonergan  Productor Ejecutivo: Anthony Minchella Productores: Gary Gilbert, Sydney Pollack, Scott Rudin Fotografía: Ryszard Lenczewski Música: Nico Muhly  Montaje: Anne McCabe, Michael Fay  Intérpretes: Anna Paquin, J. Smith Cameron, Jean Reno, Jennie Berlin, Allison Janney, Matthew Broderick, Mark Ruffalo, Matt Damon, Kieran Culkin

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