22 marzo, 2020

Y llegó el virus: las películas y series que no debemos ver

Dicen algunos psicólogos consultados estos días en los medios de comunicación que no es recomendable visionar películas que tengan como tema principal la propagación de un virus como el que estas semanas está azotando nuestras vidas. Pero lo cierto es que, por un lado la obligación a la cuarentena en el hogar y por otro la necesidad de encontrar respuestas a algo que ni los políticos ni los científicos explican con la suficiente claridad (hay una sensación generalizada de que no se cuenta toda la verdad), nos obliga a mirar a aquellos títulos que, de forma más o menos acertada, han descrito situaciones que hasta este momento parecían ciencia-ficción pero que se han convertido en una sorprendente y terrible realidad. 

Películas como Estallido (Wolfgang Petersen, 1995) es ya la segunda cinta más vista de Warner Bros. en Estados Unidos, después de Harry Potter y la piedra filosofal (Chris Columbus, 2011). El film, protagonizado por Dustin Hoffman, Rene Russo, Morgan Freeman, Kevin Spacey y Donald Sutherland, trata de la propagación de un virus parecido al ébola, pero mucho más mortal, que llega desde África hasta los Estados Unidos a través del tráfico ilegal de primates. 

Básicamente se trata de un thriller comercial que en manos de Wofgang Petersen al menos tiene cierta prestancia en su trabajo de realización. Desde el punto de vista de guión, sin embargo, resulta plana y está estructurada como si se tratara de una película de catástrofes. No en vano, los guionistas Laurence Dworet y Robert Roy Pool tampoco tuvieron carreras brillantes, y solo el segundo escribió posteriormente la historia de Armageddon (Michael Bay, 1998), lo que indica también el tipo de producciones en las que se especializó. Por supuesto, la trama se circunscribe al peligro de que este virus llegue a la población norteamericana y, como ocurre en otros trabajos del director de origen alemán más yanqui del mundo (véase su siguiente título, Air Force One (Wolfgang Petersen, 1997)), el tufillo patriótico está más que presente. 

Aquí los protagonistas no son científicos, sino principalmente militares que se enfrentan al virus como si se tratara de un enemigo físico (la historia se enfoca en cómo encontrar y cazar al mono portador del virus). Pero al menos encontramos algunos apuntes que son interesantes: en un escena, el director del Centro de Control de Epidemias responde a Rene Russo: "¿Sabe cuánto dinero cuesta enviar una alerta a 400.000 colegas de sanidad?". O lo que es lo mismo, trasladado a la situación actual: ¿Cuánto dinero cuesta realizar tests a los ciudadanos con mayores probabilidades de infección del coronavirus en vez de ponerlos en cuarentena? Corea del Sur ha conseguido controlar el contagio gracias a miles de pruebas, pero en países como España muchas de estas no se han realizado por "una cuestión de logística" (El País, 18-3-2020). 


Banda sonora: La música compuesta por James Newton Howard no está entre sus mejores trabajos, e incluso el tema principal tiene sonoridades similares a El fugitivo (Andrew Davies, 1993), una de sus mejores bandas sonoras. James Newton Howard plantea este trabajo musical más en la línea del terror que de una historia de acción, y esa es quizás una de sus mayores virtudes. Temas como "Jimbo gets sick" tienen un sonido que luego se desarrollará en algunos de sus posteriores trabajos para M. Night Shyamalan, y hay que destacar especialmente el emocionante "They're coming", suite contundente con la que se cierra la banda sonora. 

Precisamente el guión de Estallido está más que inspirado en el libro Zona caliente (Salamandra, 2014), escrito por Richard Preston en 1994 y cuya última edición en España corresponde a 2014. Tras un proyecto fallido de llevar al cine la adaptación del libro, en una película que iba a dirigir Ridley Scott y protagonizar Jodie Foster y Robert Redford, la producción de Estallido se puso en marcha, con modificaciones y renombrando el virus Ébola como Motaba para evitar demandas por derechos de autor. Pero la película se distancia pronto en su trama y hay diferencias notables con respecto al ensayo de Richard Preston. Entre ellos, evita la terrible descripción minuciosa de las consecuencias del virus en el ser humano. 

Esta gráfica descripción del ébola no es en absoluto obviada en la versión para televisión que se estrenó el año pasado. The hot zone (National Geographic, 2019) es, en sus primeros episodios, tan gráfica como la novela y parece a ratos una serie de terror. A lo largo de sus seis capítulos, la miniserie de National Geographic, producida precisamente por Ridley Scott, describe la evolución del virus ébola y cómo se enfrentó a una posible propagación del virus en Estados Unidos la científica Nancy Jaax, cuando se detectó un posible peligro de contagio debido a monos utilizados en experimentos. 



La serie es didáctica en la descripción de la forma en que el virus afecta a los seres humanos (recordemos que el ébola es una de las enfermedades más mortales), pero sobre todo consigue transmitir, con buen ritmo y un trabajo de guión notable, la paranoia y el estado de terror que se vivió en 1989, cuando se descubrió esta infección por primera vez en suelo norteamericano. En todo caso, no sería hasta años más tarde, en 2014, cuando se produjo la primera muerte de un estadounidense a causa del ébola. La serie, sin embargo, no llega al grado de descripción gráfica que tiene el libro, una de las publicaciones más escalofriantes sobre un virus mortal.  

Banda sonora: Sean Callery, compositor especializado en televisión, es el encargado de poner música. Aunque tiene trabajos destacados para otras producciones televisivas como Homeland (Showtime, 2011-) o Jessica Jones (Netflix, 2015-2019), éste no es uno de los más inspirados. Utiliza sintetizadores que dan una cierta frialdad a la historia, pero se limita a subrayar las escenas con distorsiones electrónicas que no terminan de acompañar con eficacia el ambiente terrorífico que describe la historia.

Quizás la película que mejor ha anticipado el desastre médico que estamos viviendo en la actualidad es Contagio (Steven Soderbergh, 2011), ya que no se enfoca en un virus autóctono, sino que desarrolla su historia a través de un virus de la gripe que muta con facilidad y cuya dispersión comienza en Hong Kong a través de la infección de un murciélago, precisamente uno de los probables orígenes del covid-19. 

El guionista Scott Z. Burns se convierte así en una especie de visionario que supo anticipar en 2011 la debacle médica que se produciría casi diez años más tarde. Scott Z. Burns es también autor de los guiones de interesantes películas como Efectos secundarios (Steven Soderbergh, 2013), que también trataba temas médicos, o el reciente thriller político The report (Scott Z. Burns, 2019), su debut como director. Contagio es posiblemente la película en la que encontremos más similitudes con lo que está ocurriendo actualmente, y sus protocolos de actuación nos suenan a ya conocidos. Estamos también ante una película de género thriller, pero mucho más realista (quizás demasiado aleccionadora y discursiva en algunos momentos), que trata temas sobre los que es interesante reflexionar en estos momentos: el control de la información (ese magnífico personaje al que interpreta Jude Law), la manipulación de los organismos médicos, la efectividad de determinados protocolos de actuación... Es cierto que la cinta puede resultar excesiva en el desarrollo de la pandemia (y si se quiere, algo alarmista) pero, ¿quién nos iba a decir hace una semanas que fuerzas militares iban a controlar el estado de cuarentena de un país como España?.



Banda sonora: El trabajo de Cliff Martinez, habitual colaborador de Steven Soderbergh, es espléndido. Construye una banda sonora electrónica que suena distante, tan fría como la disección que en ocasiones se hace en la película, pero por eso resulta también tan efectiva. Sin una base melódica clara (hay atisbos pero son cortados rápidamente por las sonoridades que muestran la desolación y el caos), especialmente potente y contundente es el tema de la propagación, en cortes como "Affected cities" o "Contagion". Estamos ante una de las mejores bandas sonoras de su compositor. 

No por casualidad. Netflix lanzó en el mes de enero la serie documental Pandemic. How to prevent an outbreak (Netflix, 2020-), una producción realizada por dos profesionales de la medicina que ya tienen experiencia en audiovisuales: Sheri Fink y Ryan McGarry. La serie reflexiona sobre la capacidad que tiene nuestra sociedad para hacer frente a la propagación rápida de un virus de la gripe, mucho más peligroso a nivel de infecciones que otros virus como el ébola. Y aunque la respuesta ya la podemos dar ante la crisis que estamos viviendo, es interesante visionar hasta qué punto se han venido desarrollando protocolos de actuación y de prevención que al final no han frenado una realidad que ya venía anunciándose desde hace años. 



Eso es quizás lo más terrorífico de esta serie: vemos la cantidad de estudios, pruebas de prevención, protocolos de actuación que se han venido haciendo en los últimos años ante la más que probable propagación mundial de un virus mutado de la gripe. Pero el resultado ha sido tan poco eficiente a la hora de detener la propagación de un virus, y los protocolos de actuación entre los distintos países han estado tan poco coordinados, que el peor escenario posible que plantea la serie se ha quedado corto. Desde el punto de vista documental, hay una cierta similitud en su estructura con la película Contagio (Steven Soderbergh, 2011), y en algunos momentos resulta discutible el enfoque en determinados personajes que aportan poco a la historia, dándonos la sensación de estar más ante un reality show (la descripción algo innecesaria de aspectos familiares, personales y hasta religiosos de algunos personajes) que ante un documental de corte divulgativo. Esa, en todo caso, es la diferencia entre realizar una serie para Netflix y hacerlo para otro canal como National Geographic, por ejemplo. 

Lo que pretende la serie, según sus responsables, es mostrar a ese grupo de científicos y médicos que luchan por evitar o paliar la propagación de un virus mutado de la gripe, la mayor amenaza a la que se enfrenta el ser humano en la actualidad. Pero falta más información científica y da la sensación de que la opacidad que rodea a las investigaciones para encontrar una vacuna universal contra todo tipo de mutaciones de la gripe (si eso es posible) impide que realmente tengamos una información verdaderamente documental de los avances en este campo. Esta opacidad tiene más razones económicas y empresariales que científicas, así que será difícil que alguna vez tengamos auténtica información sobre ello.   

En el terreno anecdóctico, Netflix ha estrenado en su catálogo, aprovechando la coyuntura, la película coreana Virus (Kim Sung-su, 2013), que utiliza la excusa de la propagación de una cepa modificada de la gripe aviar, extremadamente mortífera, para construir una cinta de catástrofes exagerada y absolutamente inverosímil que al menos funciona en sus escenas de masas y en la recreación de la histeria colectiva, pero que al margen de ello poco aporta desde el punto de vista científico. 

Comienza como una comedia romántica bastante simplona, para abordar seguidamente la huida del paciente cero de un contenedor lleno de inmigrantes ilegales, con la consecuente propagación del virus por la ciudad de Bundang, cerca de la capital coreana. A partir de ahí, estamos ante una especie de Guerra mundial Z (Marc Foster, 2013), pero sin zombies. Y todo lo que ocurre posteriormente (confinamiento, cuarentena forzosa, intervención militar, control del gobierno, asesinatos en masa...) es válido para el espectáculo, pero en ningún caso para dar verosimilitud a la historia. 



Banda sonora: La música de Kim Tae-seoung es efectiva, pero poco llamativa. Funciona bien en las escenas de histeria, aunque no tiene ninguna aportación destacable. E incluso se permite hacer una referencia un poco chusca a la banda sonora de John Murphy para la película 28 días después (Danny Boyle, 2002).

Más interesante es Virus (Aashiq Abu, 2019), una producción de la India que está basada en el brote real que tuvo lugar en 2018 del virus Nipah, una cepa que provoca fiebre, dolor de cabeza y desorientación. El brote de 2018 se produjo en el estado de Kerala, en la India, y provocó 10 muertos, entre ellos una enfermera que atendió a los pacientes. Esta producción de dos horas y media sigue al descubrimiento de la enfermedad y hace un seguimiento exhaustivo de la propagación de la misma.

Aunque son menos interesantes los momentos supuestamente emotivos, en la segunda parte la trama se convierte en un logrado thriller en el que se plantea la investigación sobre cómo se conectan los pacientes infectados, provenientes de distintas áreas de la región, para tratar de encontrar el origen del brote. Este planteamiento, realizado en formato casi policíaco es lo más atractivo de la película, bien interpretada por algunas de las estrellas del actual cine indio, como Tovino Thomas o Asif Ali. En algunos momentos, la descripción del tratamiento de la enfermedad recuerda a otros títulos que ya hemos mencionado, pero la película consigue tener una entidad propia que la convierten en una de las producciones actuales más interesantes en torno a la propagación de un brote vírico. La película está disponible en la plataforma Amazon, pero solo con subtítulos en inglés.  



Banda sonora: Sushim Shyam es una de las estrellas emergentes en la composición de bandas sonoras del llamado Malayalam cinema, la producción cinematográfica india más importante del país. Su trabajo para esta película es ciertamente destacado, porque acompaña casi sin pausa las dos horas y media de metraje, utilizando un planteamiento de música electrónica (aquí sigue los pasos de Cliff Martínez) para recrear esta historia de investigación médica. Es espléndido el tema inicial, "Heal", que subraya el trabajo en el hospital, o composiciones más de género thriller como "Roots", que aporta dosis de tensión en las secuencias de indagación del origen de la epidemia.  







Pandemic. How to prevent an outbreak y Virus (2013) se pueden ver en Netflix.
Virus (2019) se puede ver en Amazon.



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