29 septiembre, 2023

JFF+ Independent Cinema 2023 - Parte 2: La transformación de Japón

Después de nuestra primera entrega dedicada a las películas incluidas en la programación del JFF + Independent Cinema 2023, una nueva selección de títulos independientes producidos en Japón en los últimos años se podrá ver de forma presencial en los llamados minicines, pero al mismo tiempo está disponible en formato online para todo el mundo en la página web del proyecto. Una inscripción gratuita es el único requisito para acceder a la selección de doce películas producidas entre 2018 y 2023 que están disponibles hasta el 31 de octubre, con subtítulos en seis idiomas, entre ellos el español. La programación se realiza a partir de las recomendaciones de los responsables de los minicines que están incluidos en el proyecto, y que también las proyectan acompañadas de encuentros con los directores. 

Los minicines representan un apoyo fundamental para la cultura cinematográfica japonesa. En 2022, había más de 590 salas de cine, de las cuales 136 eran mini salas, lo que representa aproximadamente el 20% de todas las salas. De las 538 películas estrenadas en cines en el mismo año, un 60% de ellas fueron producciones de pequeña escala estrenadas en 49 salas o menos, según datos del Anuario de Actividades de proyección de películas 2022 elaborado por el Japan Cinema Community Center. La mayoría de estas películas se proyectaron exclusivamente en minicines, cuya capacidad varía entre 50 y 200 butacas, lo que supone que más de la mitad de las películas japonesas solo tienen acceso a este tipo de salas, alejadas de los multicines que se enfocan en los grandes estrenos. Los minicines funcionan como lugares de reunión para cinéfilos, creando una comunidad en la que destacan los encuentros con directores para presentar sus películas. En nuestros siguientes reportajes comentamos las producciones que se pueden visionar de forma gratuita online en esta nueva edición del JFF + Independent Cinema 2023.

And your bird can sing

Shô Miyake, 2018 | Ficción | ★★★☆☆

Programada por Cinema Iris (Hakodate, Hokkaido)


Contaba el director Shô Miyake (1984, Japón) en algunas entrevistas que antes de comenzar a rodar esta película elaboró una playlist con canciones entre las que sentía que la canción "O-o-o child", que Nina Simone incluyó en su album Here comes the sun (1971, RCA Victor) se identificaba con los personajes. Es una canción optimista, compuesta por dos únicas estrofas, que habla de un futuro en el que "las cosas serán mejores y más brillantes", una mirada edificante hacia cómo la vida siempre puede mejorar. And your bird can sing (Shô Miyake, 2018), que toma su título de una canción de The Beatles, incluida en su album Revolver (1966, EMI), desprende también ese optimismo a través de tres personajes despreocupados en medio de un melancólico verano en la ciudad de Hakodate, donde se traslada la acción que en la obra de Yasushi Satô (1949-1990, Japón) sucede en Tokio durante los años ochenta. Producida por Cinema Iris, un minicine situado en Hakodate para conmemorar su vigésimo aniversario, la incorporación de esta ciudad a la historia aporta una mayor cercanía en la representación de sus calles semi-vacías durante las noches, situándola en el mismo eje dramático que otras adaptaciones cinematográficas de la obra de Sato, como The light shines only there (Mipo Oh, 2014) y Over the fence (Nobuhiro Yamashita, 2016). El protagonista carece de nombre, es un joven (Tasuku Emoto) que trabaja en una librería con cierta desgana, y sin que poco o nada parezca importarle su trabajo, al que suele llegar tarde. Pero comienza a sentirse atraído por Sachiko (Shizuka Ishibashi), una compañera de trabajo que parece dispuesta a dejarse seducir, a pesar de que mantiene al mismo tiempo una relación sentimental con su jefe. 

El carácter despreocupado de él y la condición de espíritu libre de ella parecen encajar perfectamente, incluso en el entorno del primero, cuando Sachiro conoce a Shizuo (Shota Sometani), su compañero de piso desempleado. Los tres jóvenes pasan las tardes y noches en medio de bebidas alcohólicas y bailes en discotecas, dejando transcurrir el tiempo de un verano que se acabará y probablemente les separará. Al director no le preocupan los conflictos que se puedan producir en este trío que no llega a ser romántico, aunque Sachiro parece encontrarse más cómoda pasando el rato con el hablador Shizuo que con su taciturno novio. Ella de hecho lo advierte al comienzo de su relación cuando le dice: "No quiero dramas". Y esta ausencia de dramas impregna también el tono de la película, a veces haciéndola demasiado intrascendente, despreocupada en sí misma por sus propios personajes, de los que no aporta demasiada información, excepto alguna referencia a sus familiares. A Shizuo le vemos en la oficina de empleo mirando las ofertas, y al final se menciona una relación complicada con su madre (Makiko Watanabe), pero esta ausencia de contexto dramático alrededor de los personajes hace que el desarrollo de la película sea demasiado tibio. 

Shô Miyake y su director de fotografía Shinomiya Hideyoshi envuelven las aventuras nocturnas de estos tres jóvenes en una textura de ensueño, utilizando una amplia paleta de colores en la que predomina el tono azulado, que convierten las calles y la escena nocturna de Hakodate en un entorno necesario para entender a los personajes. Y aunque algunas secuencias como la de un baile en una discoteca que dura ocho minutos, o la de un karaoke parece que no aportan demasiado para el desarrollo de la historia, el director consigue que sean tan cercanas e identificables que acaban resultando fascinantes. La sensación de drama lánguido que transmite la historia no evita el desarrollo de arcos dramáticos muy claros para los personajes, sobre todo en la última parte de la película. Resulta especialmente significativo que los últimos planos de los personajes fueran realmente los últimos planos que rodaron los actores: Shizuo afrontando su propia realidad familiar, el anónimo librero tomando por fin una decisión, y Sachiro enfrentada a un dilema. And your bird can sing participó en la sección Forum del Festival de Berlín, donde el director consiguió una mayor resonancia con su siguiente película, El combate de Keiko (2022). Fundada en 1996, Cinema Iris inició una actividad como productora independiente cuando su responsable, Kazuhiro Sugawara, descubrió en 2008 la obra de Yasushi Satô, quien nació en Hakodate, donde se suicidó en 1990. Poco después se inició la adaptación de su novela Sketches of Kaitan City (Kazuyoshi Kumakiri, 2010) y posteriormente Cinema Iris ha producido otras cinco películas basadas en su obra y ambientadas en la ciudad, la última de las cuales es The sound of grass (Hisashi Saito, 2021). 

Follow the light

Yoichi Narita, 2021 | Ficción | ★★★☆

Programada por Cinema de Aeru (Miyako, Iwate)


En esta película, por el contrario, la mirada del director debutante Yoichi Narita (1960, Japón) se traslada a una de las provincias remotas del Norte de Japón, el ficticio pueblo de Uguisudani en la prefectura de Akita, el lugar de nacimiento del director, una zona rural que tiene la tasa de despoblación más alta del país. Allí regresa el joven Akira (Tsubasa Nakagawa) desde Tokio tras la separación de sus padres, para encontrarse con un ritmo de vida diferente y el anuncio del próximo cierre de la escuela debido a la disminución progresiva de los alumnos. Follow the light (Yoichi Nrita, 2021), que participó en el Festival Fantasia, muestra el paisaje de los arrozales y los campos de trigo con una belleza impulsada por el uso de colores cálidos en panorámicas que reflejan la quietud de los espacios abiertos. Más claustrofóbicas son las escenas en la escuela, donde Shota sufre bullying por parte de sus compañeros de clase, lo que en japonés se denomina ijime. Pero la cercanía de la próxima clausura sobrevuela en el estado de ánimo de alumnos y profesores, y en el caso de Maki (Itsuki Nagasawa) incluso ha dejado de asistir a clase. Cuando Akira ve a Maki en el tejado de una casa, Shota le advierte que ella no está bien de la cabeza, pero de alguna forma se siente atraído por ese aire de misterio que la rodea. La película aborda algunos temas relevantes para la sociedad actual japonesa, desde la despoblación hasta el acoso escolar, pero también establece una interesante confrontación entre la adolescencia y la edad adulta. 

Aunque es una historia que se acerca más al coming-of-age, la descripción del mundo adulto está dibujada con precisión, especialmente a través del retrato de aquellos que han regresado a Uguisudani después de haber intentado establecerse en Tokio. Ryota (Tarô Suruga), el padre de Akira, se fue para seguir su sueño de convertirse en músico, pero no solamente fracasó sino que le costó su matrimonio, y ahora colabora con una organización que trata de encontrar soluciones para el futuro de la agricultura, transformando los cultivos en plantaciones de flores mediante la técnica de la hidroponía, mientras que Hideo (Toshirô Yanagiba), el padre de Maki, está a punto de perder su  pequeña gasolinera debido a las deudas y trata de buscar una alternativa convirtiendo un terreno en barbecho en un futuro arrozal. La profesora Michiru (Rina Ikoma) se marchó a la Universidad, pero tuvo que regresar por las presiones familiares, y ahora prácticamente se desentiende de su trabajo, a punto de quedarse sin él, incluso manteniéndose al margen del acoso que sufre Shota. El retrato que se perfila de las dificultades económicas que atraviesan los habitantes de la zona está hábilmente mostrado a través de los personajes adultos, mientras la relación de Akira y Maki se hace más fuerte, especialmente después de que aparezca una luz misteriosa en el cielo, que todos describen como un ovni, y en el campo de trigo se dibuja un extraño círculo que Maki pretende mantener en secreto. 

El director construye alrededor de estos personajes solitarios un drama sosegado que sin embargo aborda conflictos muy relevantes, aunque a veces da la sensación de que en algunos temas se queda solo en la exposición sin llegar a elaborar las ideas completamente, con un desarrollo de ritmo tranquilo, dejando espacio para los silencios, únicamente rotos por el sonido del viento sobre unos cultivos que son cada vez menos rentables. Los celos de Shota por la relación cada vez más estrecha de Akira y Maki provocarán sin embargo un conflicto más intenso, pero también consiguen reflejar su propio soledad. Sin embargo, a pesar de su tratamiento del abandono de un pueblo que parece destinado a desaparecer, Follow the light aporta una mirada de esperanza hacia un posible futuro a través de la solidaridad entre los alumnos y también entre los adultos. Cinema de Aeru es un proyecto comunitario situado en una antigua cervecería de sake dentro de un edificio con una antigüedad de 200 años, que sobrevivió milagrosamente al gran terremoto del Este de Japón en 2011, en la región de Tohoku. Con quince miembros activos que proceden de distintas regiones, la sala promueve actividades culturales para interactuar con la comunidad local de la ciudad de Miyako. 

Lonely glory

Keitarô Sakon, 2022 | Ficción | ★★☆☆

Programada por Cinekoya (Fujisawa, Kanagawa)


Acercándose a otra realidad compleja en la sociedad japonesa, que es un síndrome común en las sociedades capitalistas, esta película explora la amenaza constante que se cierne sobre los pequeños negocios familiares que difícilmente sostienen la economía de sus propietarios. Pero comienza en el otro extremo, en una empresa consolidada en la que Haruka (Kokoro Mirata) destaca como una líder competente hasta que es acusada por un empleado de abuso laboral. En una reunión con su jefe, ella justifica su actitud autoritaria con la necesidad de alcanzar la excelencia en la empresa, prescindiendo de aquellos trabajadores que no puedan alcanzar los objetivos deseados. Pero no es la primera acusación de abuso de poder que recibe y se ve obligada a presentar su renuncia. El hecho de que Haruka no sea realmente consciente de lo que ha hecho mal es un buen apunte sobre su personalidad, que posteriormente aflora de una forma más clara cuando vuelve al hogar familiar. Allí, trata de convencer a sus tres hermanos de que la mejor opción es vender la casa de sus difuntos padres para iniciar un nuevo camino, pero se encuentra con una cierta resistencia por parte de ellos, mientras se involucra cada vez más en el ambiente de la casa y la pequeña tienda/restaurante de udon que se se encuentra en la planta baja. El director Keitarô Sakon presenta su segunda película tras Tokyo butterfly (2020), que obtuvo algunos premios destacados en festivales asiáticos, tomando los conceptos de familia y lugar inspirados por el realizador Ryûtarô Nakagawa, del que ha sido ayudante de dirección en películas como Summer blooms (2017). 

En la relación familiar que se establece entre Haruka y sus hermanos, interpretados por Eriko Nakamura, Haya Nagazaki y Yoshihiro Kumano con una actitud de derrota pero al mismo tiempo de resiliencia frente a la posibilidad de abandonar el hogar familiar, la actitud de la protagonista también adopta un grado de autoritarismo, marcado por un sentimiento egoísta que tiene el mismo cortoplacismo que el de las sociedades capitalistas. Lonely glory (Keitarô Sakon, 2022) se construye como un drama familiar para abordar una realidad mucho más amplia en torno a la relación con el entorno económico y la manera en que los pequeños negocios tratan de sobrevivir a un sistema que impone sus normas. La tienda familiar se convierte en un espacio silencioso (hay mucho silencio expresado en miradas a lo largo de esta película), que representa los tradicionales comercios que han sido relegados progresivamente a los márgenes de la sociedad japonesa, y se convierte en un elemento importante en la interacción de los personajes. Pero lo que consigue el director como trasposición de una narrativa particular para expresar una mirada más universal, no logra expandirse al propio desarrollo de la historia, que a veces se estanca en diálogos insustanciales y en una parsimonia demasiado constante, lo que debilita los valores de la idea principal. 

En ocasiones se echa de menos que la película sea más concreta, mientras se expande a otras microhistorias y personajes que en realidad tampoco son tan definitorios para la trama principal, y la propia construcción del personaje principal se difumina conforme avanza la historia. La banda sonora de Masato Ohashi, en la que predomina un melancólico piano, contribuye a rodear a la película de un carácter casi minimalista, mientras el desenlace no dibuja un futuro esperanzador, sino un horizonte incierto en el que los personajes no llegan a alcanzar la grandeza, pero sí la soledad que anuncia el título. Cinekoya se encuentra en la ciudad costera de Fujisawa, y ocupa una antigua tienda de fotografía donde  Shoko Takenaka decidió comenzar en 2009 un proyecto de minisala cuando los dos únicos cines de la ciudad cerraron sus puertas. Cinekoya es también una librería y una tienda donde se puede disfrutar de bebidas y pasteles que a veces se elaboran inspirándose en las películas que se proyectan, como el zumo de naranja que comparten los hermanos de En los 90 (Jonah Hill, 2018). La sala es un espacio pequeño que está ocupado por sillas antiguas y sofás en sustitución de las butacas tradicionales, donde se puede disfrutar de las películas tomando un aperitivo. 

A muse never drowns

Nozomi Asao, 2021 | Ficción | ★★☆☆

Programada por Cine Motomachi (Kobe, Hyogo)


Abordando un drama sobre la mayoría de edad, esta historia protagonizada por dos jóvenes adolescentes ofrece una mirada a la vida como un proceso que se encuentra constantemente en construcción, y que depende de decisiones que a veces son difíciles de tomar. Es lo que le ocurre a Sakuko (Miku Euehara), quien se encuentra en esa compleja edad en la que el último curso del instituto la obliga a decidir en qué universidad quiere estudiar, y por tanto, hacia dónde pretende dirigir su futuro, algo que no tiene demasiado claro todavía. Si bien parece tener cierto talento para la pintura, Sakuko es una joven que suele dejar todo a medias, indecisa cuando tiene que dibujar el primer trazo sobre el lienzo (mostrado en un primer plano muy significativo), aquel que marcará el camino de su obra. Y esta indecisión se traslada a su vida, a sus relaciones, incluso a su propia sexualidad. Todo lo contrario que le ocurre a Saibara (Kogarashi Wakasugi), otra alumna talentosa que tiene una confianza absoluta en lo que hace, y que consigue ganar un premio de pintura cuando dibuja a Sakuko en el momento en que está chapoteando en el agua tras caerse accidentalmente. Que Saibara titule su obra "Sakuko ahogándose" no contribuye especialmente a la seguridad de aquella, mucho menos cuando el cuadro se exhibe en los pasillos del instituto. La relación de estas dos jóvenes establece el hilo argumental de la primera película de Nozomi Asao (1987, Japón), que debuta abordando temas complejos como la sexualidad y la mayoría de edad. 

La película se sitúa en la línea de las historias de combustión lenta que tratan sobre las decisiones a las que se enfrentan los jóvenes en el momento en el que se encuentran en la encrucijada de su futuro. Rodada en 2019, la pandemia del coronavirus detuvo la producción y finalmente A muse never drowns (Nozomi Asao, 2021) se concluyó dos años después. La premisa sencilla, incluso similar a otras producciones japonesas sobre la mayoría de edad, incluye sin embargo algunos elementos destacados, como la representación de una sexualidad que define a las personas, según el director, "con un identidad no restringida por límites rígidos sino que fluye de forma variada". En este sentido, resulta limitado categorizar esta película desde un punto de vista LGTB, aunque exista una atracción especial de Saibara por Sakuko, a quien decide convertir en la musa de su próxima pintura. Por el contrario, los personajes están definidos por su propia volubilidad, por su constante proceso de transformación. La idea de que la vida está siempre construyéndose define parte del argumento pero sobre todo el concepto visual y sonoro de la película. En algunas ocasiones, la banda sonora utiliza sonidos extraídos de la imagen para deconstruirlos en una especie de mezcla minimalista, sobre todo cuando Sakuko empieza a construir la figura de un barco a partir de los fragmentos de objetos que ha ido deconstruyendo. 

La naturaleza transformativa de la creación, a partir de piezas que antes formaban parte de otras formas, ofrece asimismo una interesante reflexión sobre el concepto de arte, lo que añade asimismo una lectura atractiva y poco habitual a esta historia. A muse never drowns utiliza su propia sencillez para aportar un ritmo pausado que al mismo tiempo contribuye a hacerla más reflexiva, dejando respirar al espectador para abordar los conceptos planteados. No es una película que consiga una consistencia notable, pero sí ofrece una rica exposición de ideas sobre la identidad, el arte, la adolescencia y la vida en general. La película está presentada por el Cine Motomachi, fundado en 2010 en la turística ciudad de Kobe, y situado en el distrito comercial de Motomachi. A través del trabajo de la directora de programación, esta mini-sala propone ciclos temáticos y se enfoca en el apoyo a nuevos cineastas japoneses, organizando encuentros y charlas con los espectadores. 

An Artisan's legacy: Tsunekazu Nishioka

Yuji Yamazaki, 2012 | Documental | ★★☆☆

Programada por Cinema Fukaya (Fukaya, Saitama)


Una de las selecciones más singulares de esta edición del JFF + Independent Cinema es esta película que se convirtió en el documental de mayor éxito estrenado en Japón en 2012, y que hasta 2015 no se distribuyó internacionalmente, para conmemorar el vigésimo aniversario del fallecimiento del maestro Tsunekazu Nishioka (1908-1995, Japón). Las entrevistas a uno de los más reconocidos maestros carpinteros budistas (miyadaiku) reflejan su filosofía sobre el trabajo y el contacto con la naturaleza, lo que finalmente se revela como el mejor acierto de un documental que tiene formato de reportaje de televisión. Cuando el director Yuji Yamazaki (1942, Japón) comenzó a grabar en 1990, Nishioka ya estaba enfermo de cáncer, y las sesiones solo podían durar una hora, porque se hacía visible su cansancio lo que, junto a su muerte solo unos años después, contribuye a que buena parte del metraje se extraiga de grabaciones realizadas para profesionales de la arquitectura. Pero la sencillez del documental permite centrarse en la filosofía del protagonista, recorre parte de su trayectoria vital y refleja una forma de trabajar que se basa en el respeto hacia la naturaleza y el conocimiento de la madera. La narración del veterano actor Renji Ishibashi, cuyo padre curiosamente también era carpintero, a veces tiene una escritura algo cursi, pero funciona para aportar información, como cuando hace referencia a la participación de Nishioka en la guerra y la vergüenza que supuso la rendición de Japón en 1945. 

Tsunekazu Nishioka está considerado como uno de los más importantes maestros de la carpintería, con conocimientos en agricultura, lo que le permitió estudiar la tierra, y en arquitectura, con una filosofía de trabajo heredada sobre todo de su abuelo. An artisan's legacy: Tsunekazu Nishioka (Yuji Yamazaki, 2012) relata cómo el maestro se convirtió en miyadaiku a los 27 años, y fue encargado de supervisar la reparación y reconstrucción del templo (garan) de Hōryū-ji, que en 1993 fue incluido en el Patrimonio Mundial de la UNESCO. Su confianza en la madera le llevó a mantener varias disputas con los arquitectos, que pretendían colocar refuerzos de acero, pero para Nishioka, mezclar una aleación inamovible con la naturaleza viva de la madera, que se modifica con el paso de los años, era inconcebible. El maestro carpintero se basa en la edad milenaria de los árboles, especialmente los cipreses, para considerar que con ellos se pueden realizar construcciones que también duran mil años. Cuando le contactaron para ser el principal encargado de la reconstrucción del salón principal (Kondō) y de la Pagoda del Oeste (Saitō), así como del complejo (garan) del templo de Yakushi-ji, éste se convirtió en su trabajo más ambicioso, desarrollado durante 20 años. 

Alrededor del concepto de trabajo de Nishioka hay toda una filosofía que se apoya en el respeto a los árboles. La despoblación forestal de Japón obligó al maestro a buscar cipreses milenarios en otros países, sobre todo Taiwán. La descripción del proceso de búsqueda de los árboles más adecuados, incluso analizando la calidad de la tierra y la dirección del viento, resulta fascinante. Desde las enseñanzas de su abuelo, se establece que los árboles deben ser utilizados en la construcción teniendo en cuenta la orientación en la que crecieron, debido a la erosión del viento, los del Sur para la zona sur del edificio, y los del Norte para la zona norte. La edad que se mide por el diámetro del ciprés también indica si su madera debe ser utilizada para las columnas o para las vigas, desgranando una serie de enseñanzas que son apasionantes, incluso cuando se menciona que Nishioka fabricaba sus propias herramientas en función de las características de la madera. Sus enseñanzas a los jóvenes carpinteros que se muestran en el documental reflejan casi una filosofía zen, como un antiguo entrenador de artes marciales: "Antes de comenzar a tallar, debes aguantar la respiración", le dice a uno de sus alumnos. Es hermoso ver esta forma artesanal de trabajar, y la manera en que establece una conexión profunda con la naturaleza, aunque también se hace referencia a que, cuando el presupuesto no lo permite, se utilizan herramientas eléctricas. Dentro de su formato convencional An artisan's legacy: Tsunekazu Nishioka (2012) aporta una mirada interesante a un legado ancestral, el que ha dejado uno de los últimos grandes maestros. La película está presentada por Cinema Fukaya, inaugurado en 2002, ocupando desde 2008 el espacio de una antigua cervecería de sake, después de tener que trasladarse de su antiguo emplazamiento. Los terrenos de la antigua fábrica comenzaron a ocuparse con tiendas de segunda mano y cafeterías, creando un espacio cultural y artesanal alrededor de esta sala de 60 butacas. Directores ya fallecidos como Nobuhiko Ôbayashi, ganador del premio FIPRESCI en Berlín por Sada (1998), Kiyoshi Sasabe o Isao Takahata, nominado al Oscar por El cuento de la princesa Kaguya (2013), han sido miembros de honor de este minicine. 

Tenzo

Katsuya Tomita, 2019 | Documental | ★★☆☆

Programada por Jig Theater (Distrito de Tōhaku, Tottori)


También en un tono documental, aunque en este caso caminando por un terreno híbrido que lo acerca a la ficción, la última película de Katsuya Tomita (1972, Japón) reflexiona sobre un país que sus protagonistas sienten que se ha deteriorado en los últimos años, especialmente tras las consecuencias del Gran terremoto y tsunami de 2011 que provocó el accidente de Fukushima. El director autofinancia sus películas trabajando como camionero y forma parte de Kuzoku, un grupo de producción cinematográfica que comparte con el también realizador Toranosuke Aizawa (1974, Japón), que ha participado en el guión. El proyecto nació como un cortometraje promocional para un templo budista que a lo largo de su desarrollo acabó convirtiéndose en un largometraje de una hora de duración estrenado en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes. Tenzo (Katsuya Tomita, 2019) tiene como protagonistas a dos monjes budistas que pertenecen al Sōtō Zen, la más grande de las tres sectas budistas tradicionales en Japón, que sigue las enseñanzas de Dōgen Zenji, el monje que importó sus preceptos desde China en el siglo XIII. Su mentora, Aoyama Rōshi, la primera monja que ha alcanzado el grado de Gran Maestra (daikyoshi), establece que cada uno de nuestros actos es importante, desde lavarse la cara hasta comer, y que cada segundo de una vida cuenta. La comunidad se divide en varios puestos de prestigio entre los que "tenzo" se refiere al cargo responsable de la comida de los monjes. 

Chiken (Chiken Kawaguchi) ingresó como aspirante a monje budista hace unos años sin demasiado convencimiento, lo que fue relatado por el director en el documental Above the clouds (Katsuya Tomita, 2003), pero veinte años después es un monje convencido de las enseñanzas del Sōtō Zen que ha decidido ofrecer su aportación a la comunidad como reconocimiento a la necesidad de promover una espiritualidad que siente que se está perdiendo. En el equilibrio entre ficción y documental que mantiene la película a veces con dificultad, Chiken se interpreta a sí mismo en escenas preparadas que reflejan su propia filosofía de vida. Su contribución a la comunidad se centra en organizar talleres de cocina en los que trata de fomentar el estilo budista de alimentación principalmente vegetariana que, según él, provocó que se curara de las alergias que tenía durante su estancia en el templo. Como padre, ahora se enfrenta a las alergias que sufre su hijo pequeño, que está convencido que en parte son provocadas por el deterioro medioambiental de Japón. Pero sus obligaciones ceremoniales a veces le impiden ejercer como la figura paterna que necesita su hijo, impidiéndole incluso visitarl en el hospital. Hay muchos lamentos en Chiken, pero también cierta pasividad a la hora de enfrentarse a sus problemas familiares. En paralelo, trabaja en la Línea de Crisis, atendiendo llamadas de personas que pasan por dificultades: "Cada año se suicidan 30.000 personas en Japón", afirma Chiken a la cámara. 

El otro protagonista es Ryûgyô (Shinko Kondo), el hijo de un sacerdote budista cuyo templo fue destruido por el tsunami de 2011, y que ahora vive en un apartamento provisional y trata de subsistir realizando trabajos de remoción de escombros. Aunque sin templo ya no es oficialmente monje, trata de ofrecer su apoyo a otras víctimas del terremoto en Fukushima que se encuentran en una situación económica precaria, mientras reúne fondos para construir un nuevo templo. Hay interesantes planteamientos en Tenzo, que hablan sobre la transformación de Japón y las consecuencias de un desastre que persiste en la memoria, pero también en las condiciones de vida de los que perdieron todo. Pero no siempre funciona con la fluidez necesaria en la elaboración de escenas de ficción, basadas en las experiencias reales de sus protagonistas, pareciendo en muchos momentos forzadas y poco creíbles. Entre el documental de cabezas parlantes y el híbrido de resultados irregulares, la película construye con acierto el sentido de comunidad y de apoyo en un país que aparece como espiritualmente perdido y físicamente destruido. De ahí que las consecuencias externas del terremoto y el desastre nuclear de 2011 acaben teniendo ramificaciones internas, que la destrucción de la que todavía quedan huellas en forma de ruinas se conviertan en cicatrices de un espíritu dañado. La película ha sido seleccionada por Jig Theatre, inaugurado en el distrito de Tōhaku en 2021 por el artista Yuko Miyake y la diseñadora gráfica Shuhei Shibata. Esta mini-sala se encuentra en una antigua escuela que ahora está ocupada por distintos establecimientos: la primera planta cuenta con una librería-cafetería, la segunda planta está ocupada por una tienda de objetos variados y en la tercera se encuentra Jig Theatre, que ha sustituido las butacas tradicionales por sofás colocados en paneles de madera en los que el espectador puede incluso tenderse mientras asiste a las proyecciones. Este año han contado con la presencia del director Shô Miyake, del que comentamos anteriormente And your bird can sing (2018), para concluir una retrospectiva de su filmografía. 


JFF+ Independent Cinema se puede ver online gratuitamente hasta el 31 de octubre.

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Películas mencionadas: 

Sketches of Kautan City se puede ver en Filmbox+.
En los 90 se puede ver en MUBI. 
El cuento de la princesa Kaguya se puede ver en Netflix. 



22 septiembre, 2023

Las series españolas de 2023: Parte 7

En un momento de incertidumbre sobre el futuro de las plataformas de streaming, el interés por las series no decae, y una nueva iniciativa se une al calendario de citas españolas para la comunidad seriéfila. South International Series Festival se celebrará entre el 6 y el 12 de octubre en la ciudad de Cádiz, cuenta con el principal apoyo público de la Consejería de Turismo, Cultura y Deportes de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Cádiz, y sobre todo con la colaboración destacada de Mediaset como Media Partner, asegurando la difusión nacional de sus actividades. El festival presentará estrenos nacionales de series procedentes de diez países como la israelí Carthago (KAN, 2022-) o la producción coreana Monstrous (TVING, 2022), ambas presentes en la pasada edición de Canneseries, así como la producción
 noruega Power play (Filmin, 2023), que ganó los premios a Mejor Serie y Música, o la miniserie británica Nolly (ITVX, 2023), que se estrenó en Séries ManiaEntre las producciones españolas se encuentran La ley del mar (RTVE, 2023), protagonizada por Luis Tosar, sobre el pesquero que rescató a 51 inmigrantes en el Mediterráneo, que inaugurará el festival; Galgos (Movistar+, 2023), en torno a los herederos de la empresa familiar alimenticia Grupo Galgo, con Adriana Ozores y Luis Bermejo; o Beguinas (Atresmedia, 2024), inspirada en los beguinatos, comunidades de mujeres en el siglo XIII. Del patrocinador Mediaset se estrenarán Serrines, madera de actor (Telecinco, 2024), protagonizada por Antonio Resines como un actor veterano en busca del papel de su vida; y la tercera temporada de Entrevías (Telecinco, 2021-). En el apartado de No Ficción destaca la versión en formato docuserie del documental The man who stole The Scream (Sunshine Jackson, Nigel Levy, 2022), producido por Asif Kapadia, sobre el robo del cuadro "El grito" (1893) de Edvard Munch de la Galería Nacional de Oslo en 1994, pero sobre todo producciones españolas como Malaya. Operación secreta (RTVE, 2023), que se estrenó en el pasado Festival de Málaga, con la revelación de detalles inéditos sobre la famosa operación anticorrupción; Bretón, la mirada del diablo (RTVA, 2023), un true crime sobre el llamado Caso Bretón, en el que participa el canal autonómico andaluz; Macarena (Movistar+, 2023), sobre el éxito internacional de la canción del dúo sevillano Los del Río; El enigma Nadiuska (Atresmedia, 2023), en torno a la popular cantante y actriz, y su posterior caída en el olvido; Los Galindos (Telecinco, 2023), sobre el conocido crimen ocurrido en un cortijo sevillano en 1975; y En guardia: Mujeres contra el crimen (Telecinco, 2023); que aborda algunos de los casos más mediáticos resueltos por mujeres investigadoras de la Guardia Civil. La sección Panorama prestará especial atención a la producción de series en África, con el estreno de Ololade (TNC Africa, 2022), una producción nigeriana centrada en el grupo étnico yoruba. Pero también estrenará otras dos series españolas: La red púrpura (atresplayer, 2023), segunda entrega de La novia gitana (atresplayer, 2022), que llegará a la plataforma de Atresmedia esa misma semana; y la segunda temporada de la serie juvenil sobre la identidad de género Ser o no ser (Playz, 2022-).

South International Series quiere dedicar una presencia importante a la producción audiovisual de la Comunidad Autónoma de Andalucía, donde cada año se ruedan más de 1.300 producciones, generando un impacto económico de 118 millones de euros y más de 19.400 empleos directos, según datos de la Andalucía Film Commission. Entre los invitados se encuentran figuras internacionales como el compositor Cristóbal Tapia de Veer, ganador de dos Emmy por la música de The white lotus (HBO Max, 2021-); el guionista argentino Armando Bo, creador de series como El presidente (Prime Video, 2020-) y la británica Gail Egan, productora ejecutiva de Funny woman (SkyShowtime, 2023). Este nuevo festival dedicado a las series contará con proyecciones de las secciones competitivas y actividades para el público, y upfronts, proyecciones, paneles, slates, conferencias, foros e iniciativas especiales para la industria, cuyos profesionales se pueden acreditar de forma gratuita en esta primera edición. 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Terenci: La fabulación infinita

Documental, 4x50' | Filmin | ★☆☆ 

Escrita por Álvaro Augusto, Marta Lallana | Dirigida por Marta Lallana


Para quienes conocen la figura de Terenci Moix (1942-2003, Barcelona), su vida ya ha sido contada en muchas ocasiones por él mismo, no solo en entrevistas en televisión de las que se hacían antes, dedicando espacio y profundidad a los entrevistados, que sirven como soporte imprescindible a esta serie documental, sino por la publicación de sus Memorias nada menos que en una trilogía titulada genéricamente Memorias. El peso de la paja, que constaba de los libros El cine de los sábados (1990, Ed. Planeta), El beso de Peter Pan (1993, Ed. Planeta) y Extraño en el paraíso (1998, Ed. Planeta). Se cumplen veinte años de su temprana muerte a causa de un enfisema pulmonar provocado por las tres cajetillas de Ducados que se fumaba al día, y Terenci: La fabulación infinita (Filmin, 2023), parece querer recuperar una figura algo olvidada en los últimos años, con el estreno en cines la pasada semana de la versión largometraje de una hora y media y esta semana en su formato de serie con una duración total de tres horas. Por lo tanto, muchas de las situaciones personales contadas aquí pueden sonar a ya conocidas, aunque renueven el interés por su figura. En una de sus intervenciones Luis Antonio de Villena, demasiado infrautilizado en la serie, comenta que Terenci Moix "sabía muy bien lo que era la calidad literaria, y aspiraba a ella. Y luego escribía otras novelas que estaban hechas para ganar dinero. Y esa dicotomía no se entendió en su momento, y me temo que tampoco se entiende ahora", en una lúcida referencia a cómo el personaje público que aparecía en programas de televisión y a veces presentaba sus propios programas, acabó oscureciendo su trascendencia literaria. "Su modelo podría ser Truman Capote", sigue diciendo, "un escritor muy popular que tenía también su lado frivolón". Pero al mismo tiempo, las palabras de Luis Antonio de Villena podrían ser una descripción precisa de este documental, en el que el personaje público devora al escritor, con una ausencia casi absoluta de su obra literaria.

Terenci: La fabulación infinita se centra en la vida personal de Terenci Moix, pero olvidando que está intrínsecamente ligada a su obra. Si un espectador que no conociera de nada al personaje viera esta serie, podría tener dudas sobre cuál era su profesión, excepto por algunos fragmentos principalmente sacados de sus Memorias, y algunas referencias al Premio Planeta 1986, aunque sobre todo para describir en qué se gastó los 15 millones de pesetas que recibió. La decisión de los guionistas Álvaro Augusto y Marta Lallana, directora de películas como Ojos negros (2019) y Muyeres (2023), de centrarse sobre todo en su vida personal, y en especial en su vida amorosa, es totalmente respetable, pero la desconexión de éstas con su obra supone una mirada incompleta que desmerece la relevancia del personaje, acercando peligrosamente su enfoque hacia programas de biografías "rosas" como Lazos de sangre (RTVE, 2018-) más que a un documental que tenga relevancia. Casi se podría decir que cada episodio está dedicado a una pareja de Terenci Moix: en Ni siquiera se llamaba Terenci (T1E1) sobresale la presencia breve de Vicente Molina Foix; La noche más hermosa (T1E2) recoge la duradera relación que mantuvo con Enric Majó, y No sabré nunca lo que es envejecer (T1E4) se centra en Pablo Parellada, a quien conoció cuando éste tenía 19 años, un amor que le acercaba al espíritu joven aunque su entorno de amigos lo recibiera con desdén. De los tres, el testimonio que transmite una sinceridad más dolorosa es el del actor Enric Majó, que describe a un Terenci Moix profundamente enamorado pero también absolutamente manipulador: "Fue la persona que me dio más amor pero también quien más me ha maltratado", llega a decir. Y es sobrecogedora la descripción del momento en el que pudo despedirse de Terenci unos días antes de morir. En esta sucesión de amistades y familiares, la fotógrafa Colita aporta una cercanía desmitificadora, Nuria Espert transmite la profundidad de una relación duradera, mientras que algunas amistades tardías como Boris Izaguirre no aportan demasiado y a veces incluso habla sobre lo que otros le contaron. Pero se hacen notar algunas ausencias destacadas como la de la escritora Maruja Torres, muy cercana al personaje, o la de Juan Bonilla, autor de la biografía El tiempo es un sueño pop. Vida y obra de Terenci Moix (2011, Ed. RBA Libros).

En lo que acierta la serie con especial precisión es en la descripción de una España que se iba transformando progresivamente, y de una Barcelona que en los años cuarenta, el Raval que fue el escenario de la infancia solitaria de Terenci Moix, sin apenas amigos, aún estaba lejos de sucumbir a la invasión turística. En ese entorno, se describe al escritor como una figura relevante para la visibilidad de la homosexualidad; él mismo decía que nunca había salido del armario porque nunca había estado dentro de él. Pero también Enric Majó le define como un homosexual aburguesado, que evitaba encabezar reivindicaciones y renegaba de la visibilización elocuente de las manifestaciones en los ochenta por los derechos LGTB, en las que por entonces la comunidad transexual estaba claramente discriminada. Y la forma en que durante los noventa supo aprovechar la popularidad de una televisión más abierta que le permitía promocionar su obra y promocionarse a sí mismo. Pero curiosamente no hay referencias a su postura antinacionalista, a su hartazgo por la política catalana, a la que consideraba "medieval y de gusto rastrero", como escribía Luis Antonio de Villena en 2019: "le hubiera horrorizado la política catalana de ahora, y ya lo dijo en su penúltima novela Chulas y famosas (1999, Ed. Planeta), que comenzaba con los funerales de Jordi Pujol". A pesar de que ésta fue una de las razones por las que comenzó a escribir en castellano (también porque vendía más libros), aunque algunos críticos consideran que su mejor literatura es la que escribió en catalán. En su polémico libro El sexo de los ángeles (1992, Ed. Planeta), hacía una furibunda crítica contra la sociedad y la cultura de Cataluña. En la serie solo hay un pequeño apunte de esto en las imágenes de archivo de un debate en televisión en el que un joven le reprocha a Terenci Moix que No digas que fue un sueño (1986, Ed. Planeta), con el que ganó el Premio Planeta, era un libro mediocre frente a otras novelas anteriores como El día que murió Marilyn (1968, Ed. Planeta), una crítica que el escritor no encajó demasiado bien. Terenci: La fabulación infinita es una oportunidad perdida, no porque no revele aspectos destacados de la personalidad de Terenci Moix a través de las personas para las que fue importante, sino porque está poco interesada en abordar la proyección de su vida en su obra literaria, algo que consigue con mayor acierto el episodio que le dedicó el programa Imprescindibles (RTVE Play, 2009-) en 2011, cuando se cumplían ocho años de su muerte. 

Zorras

Ficción, 8x25' | atresplayer | ★☆☆ 

Creada por Estíbaliz Burgaleta, Flora González Villanueva

Dirigida por Aritz Moreno, Ana Vázquez


Lo mejor que se puede decir de esta serie es que ha conseguido provocar una controversia parecida a la que tuvo el libro de Noemí Casquet (1992, Sabadell) con el que comenzó una trilogía de novelas eróticas formada por Zorras (2020, Ed. B de Bolsillo), Malas (2020, Ed. B de Bolsillo) y Libres (2021, Ed. B de Bolsillo). Lejos de las cursilerías y descripciones inverosímiles de otras series sobre chicas, la historia de liberación sexual protagonizada por Alicia (Andrea Ros) tiene un carácter mucho más lúdico y desenfadado, aborda algunos prejuicios absurdos y se toma su tiempo para desarrollar una aproximación a la sexualidad femenina en una sociedad que todavía tiene ciertas reticencias cuando se habla de temas como el sadomasoquismo o incluso la masturbación, que sorprendentemente casi nunca está presente en las series juveniles. Otra de las virtudes de Zorras (atresplayer, 2023) es que utiliza una puesta en escena verosímil, en la que por ejemplo el piso donde viven dos de las protagonistas es tan mierdoso como sus trabajos, al contrario de lo que ocurre en series como Valeria (Netflix, 2020-2023) o Todo lo otro (SkyShowtime, 2021), en las que da igual que la protagonista esté desempleada, porque sigue viviendo en espacios de diseño en el centro de la ciudad. Alicia está aburrida de su trabajo y su novio y decide buscar un futuro en Madrid, donde conoce a Emily (Mirela Balić), que trabaja en un bar y tiene una vida sexual activa, y Diana (Tai Fati), quien todavía lidia con algunos traumas provocados por las aspiraciones de sus padres. Las tres deciden liberar su sexualidad, abandonar el "sexo vainilla" y convertirse en zorras, el único insulto que se les ocurre a un grupo de machirulos cuando ellas pasan de ellos, algo que no se aleja mucho de la realidad, como ha explicado la autora Noemí Casquet en algún encuentro con sus lectores: "Cuando presenté en la Universidad un proyecto de blog dedicado a la sexualidad, un profesor me tachó de guarra delante de todo el mundo". 

Dentro de la bipolaridad del grupo Antena 3 que es tan conservador en su canal lineal como progresista en su plataforma de streaming, Zorras encaja perfectamente en esta última. Como el libro, el viaje de Alicia, Emily y Diana en realidad es un camino de descubrimiento personal, en el que una acaba experimentando con su sexualidad, otra termina descubriendo sus límites emocionales y la tercera se acepta completamente en sus pasiones y su propio físico. Entre las tres, Diana es el personaje que mejor representa los traumas femeninos, especialmente en torno a su cuerpo y su propia sexualidad. Ella protagoniza los episodios más valientes, Squirt (T1E2), en el que descubre que es multiorgásmica, y Body negative (T1E7), en el que se libera de las limitaciones que siente por su físico. Las encargadas de adaptar la novela son Estíbaliz Burgaleta, responsable de Skam España (Movistar+, 2018-2020) y de la fallida Tú no eres especial (Netflix, 2022), y Flora González Villanueva, que ha escrito episodios para Las chicas del cable (Netflix, 2017-2020) y Nacho (atresplayer, 2023). Pero a pesar de que el sexo sea su tema principal, la serie no pretende ser provocativa sino que presenta una versión normalizada cuando se introduce en un club de swingers o en un encuentro BDSM. Se podría decir que tampoco aporta grandes novedades, pero lo cierto es que en la estandarizada producción audiovisual actual no suelen estar presentes, excepto en sus versiones más "embellecidas". 

A lo largo de la serie hay algunos cameos, tratados de forma irónica en algunos casos, de actores y actrices reconocibles como David Pareja, Javier Botet, Daniel Grao o Javier Godino, que sirven para ofrecer una especie de "explicación académica" de alguna práctica sexual, lo cual es divertido al comienzo pero se hace algo forzado conforme se desarrolla la serie, y aunque parece que es una decisión consciente, resulta algo extraño que sean precisamente hombres quienes ofrezcan estas explicaciones en una serie que trata sobre la sexualidad femenina. También hay cierta tendencia a una modernidad algo falsa en algunos recursos visuales que aportan los directores Aritz Moreno y Ana Vázquez, especialmente en la utilización de sobreimpresiones y hashtags que acaban siendo demasiado obvios teniendo en cuenta que parte de la relevancia del discurso está en la difusión de las experiencias de Alicia a través de las redes sociales. Pero lo que narrativamente es mucho menos convencional, acaba acercándose demasiado a un planteamiento visual que se ha visto en los últimos años de forma demasiado reiterativa. La temporada termina igual que el libro, con las tres protagonistas iniciando un viaje más largo, y de hecho la segunda novela, Malas, se desarrolla en Ibiza, pero no hay confirmación de una segunda temporada. La producción de Zorras corre a cargo de Morena Films, la productora fundada en 1999 por Juan Gordon, Álvaro Longoria y Lucrecia Botín, prima de Ana Botín, presidenta del Banco de Santander. La productora del reciente gran éxito Campeonex (Javier Fesser, 2023) se ha visto envuelta en los últimos meses en una investigación policial porque el responsable informático de la empresa habría estafado a Lucrecia Botín más de un millón de euros

El cuerpo en llamas

Ficción, 8x50' | Netflix | ★☆☆ 

Escrita por Laura Sarmiento | Dirigida por Jorge Torregrossa, Laura Mañá


Adaptar una historia real que ha tenido lugar hace muy poco tiempo (el juicio fue visto para sentencia en 2020, justo antes de la orden de confinamiento por la pandemia del coronavirus), supone una dificultad especial, no solo porque la mayor parte de los que tuvieron relación con el caso siguen vivos, sino porque resulta más difícil construir una ficción que interprete la realidad, por mucho que ésta a veces pueda resultar inverosímil o incomprensible. Otra dificultad en este caso es la existencia de una modélica docuserie que describía de forma minuciosa y con una estructura clara la complejidad de una historia que está plagada de relaciones extramatrimoniales, obsesiones sexuales y una Guardia Urbana de Barcelona que parecía (quizás parece todavía) la casa de Gran Hermano, todos liados con todos. El crimen de la Guardia Urbana (Movistar+, 2022) es una especie de separata en cuatro episodios de la exitosa serie Crims (Movistar+, 2020-), dirigida por Carles Porta, que la plataforma estrenó en enero de 2022 como anticipo de su tercera temporada. Un trabajo periodístico notable que describe los hechos, la versión de Rosa y la de Albert, en la que cada uno acusaba al otro, y las pruebas que llevaron a condenarles a la máxima pena por asesinato con alevosía, 20 años de cárcel para Albert y 25 años para Rosa por su parentesco con la víctima. La adaptación de la historia la ha realizado Laura Sarmiento, una destacada guionista que ha trabajado en Crematorio (Movistar+, 2011), La zona (Movistar+, 2017-2018) e Intimidad (Movistar+, 2022), y que ahora se ha dejado seducir por el true crime "estilo Netflix", predominando la fascinación por el cupable y menospreciando a la víctima, planteamiento habitual en otras series de la plataforma como Dahmer. Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer (Netflix, 2022), cuya sordidez al menos evitaba el embellecimiento del crimen. 

No es el caso de El cuerpo en llamas (Netflix, 2023), que desde la elección de los actores que interpretan a Rosa Peral (Úrsula Corberó) y Albert López (Quim Gutiérrez) hasta la utilización de la canción "Pena, penita, pena" (1951) en la versión de Lola Flores al final del episodio El pantano (T1E1), ya establece una cierta perspectiva de acercamiento a los culpables y por tanto de distanciamiento de la víctima, Pedro Rodríguez (José Manuel Poga), quien aparece a mitad de temporada y es descrito como un hombre violento y llorica, que busca cierta protección emocional en Rosa, quien sin embargo es una mujer inteligente, seductora y manipuladora. La autora del guión afirma que se ha basado en los informes judiciales, los que establecen un relato de los hechos que sin embargo es incompleto, dado que no se sabe cómo fue asesinado Pedro, aunque se sospecha que con un objeto contundente, y en ese sentido hay una cronología que no se aparta de la verdad oficial. Pero la serie toma algunas decisiones equivocadas que acaban lastrando su resultado. Algunas son artísticas y algo pretenciosas por parte del director Jorge Torregrossa, quien en los últimos años se ha dedicado solo a la televisión, dirigiendo episodios de Intimidad (Movistar+, 2022) o Hache (Netflix, 2019-2021), como la representación de los mensajes de móvil que se intercambian los personajes con los actores mirando a cámara, un recurso algo ridículo, o la inclusión de escenas de fantasía que tratan de transmitir los pensamientos de Rosa, como cuando se imagina que su ex-esposo Javier (Isak Férriz), contra quien dirige las sospechas de la policía, es detenido.

Otras decisiones son de guión, como la discutible relevancia que se le da a una de las hijas de Rosa, Sofía (Guiomar Caiado), de la que incluso se sugiere que pudo ver a su madre ensangrentada la noche del asesinato. No se puede dudar que esta afirmación pueda estar en los informes del juicio, pero la introducción de una niña en una historia tan sórdida es, cuanto menos, reprobable, por mucho que la intención sea plantear que hay otras víctimas colaterales (de nuevo cierto menosprecio por la víctima real). La estructura de líneas temporales paralelas tampoco ayuda a la comprensión de la red de relaciones sentimentales alrededor de Rosa Peral, y la decisión de circunscribir el relato oficial en los dos episodios finales al interrogatorio del fiscal (Pablo Derqui) acaba resultando una representación algo extraña de un juicio que presentó pruebas concluyentes de la participación de Rosa y Albert en el asesinato, tanto que la condena fue corroborada por otros dos tribunales a los que recurrió la culpable. Centrarse en la asesina para tratar de entender sus motivaciones acaba resultando en El cuerpo en llamas un planteamiento fallido con un resultado frustrante, sobre todo porque Rosa Peral siempre ha defendido su inocencia. Y, para una vez que la investigación policial consiguió resolver con certeza un caso de asesinato mediático a pesar de las versiones contradictorias de los acusados, resulta algo tibia la construcción de un personaje tan plano como la inspectora Ester (Eva Llorach). Una de las habituales frases de Carles Porta en su serie Crímenes es: "Ya sabéis que los muertos no pueden mentir, pero los vivos sí". El cuerpo en llamas comete el error de enfocarse en las mentiras de los vivos en vez de en las verdades de los muertos. 

Honor

Ficción, 8x52' | atresplayer | ★☆☆ 

Creada por Samuel Pinazo, Carlota Dans | Dirigida por Luis Prieto, Chiqui Carabante


La serie Kvodo (Yes Studios, 2017-2019) ha sido uno de los grandes éxitos internacionales de la televisión israelí, que vendió el formato a numerosos países: los remakes más conocidos en España son la norteamericana Your honor (Movistar+, 2020-2023) y la miniserie francesa Un hombre de honor (Disney+, 2021), pero también se han realizado versiones recientes como la italiana Vostro onore (Rai, 2022-) o la turca Hakim (atv, 2022). Aunque la premisa principal se ha mantenido, cada uno de los países han aportado modificaciones a la historia que proporcionan una personalidad propia, a veces acercándose más a la versión original, o en otras ocasiones alejándose de ella. La versión española sigue la línea narrativa en torno al juez Martín Romero (Darío Grandinetti) que se enfrenta a un dilema cuando su hijo Sergio (Emilio Palacios) atropella al hijo de un conocido y violento mafioso, Vicente Aguilar (José Luis García Pérez), cuyas heridas le provocan la muerte (en la versión israelí, el hijo del delincuente no muere). La posibilidad de que Sergio se enfrente a la cárcel y, sobre todo, a las represalias de la familia Aguilar, llevan al juez a tomar algunas decisiones que no solo están en contra de su propia ética profesional sino que provocarán una sucesión de acontecimientos dramáticos, especialmente cuando se acusa del atropello a un joven delincuente. Resulta curioso el planteamiento adoptado por la versión española, en la que ha trabajado un equipo de cinco guionistas, encabezados por Samuel Pinazo, creador de Malaka (RTVE, 2019) y Carlota Dans, guionista de Auga seca (HBO Max, 2020-2021). Porque se ha tomado la decisión de eliminar cualquier trasfondo de comentario social para enfocarse únicamente en el drama familiar y un moderado tono de thriller. 

La versión original Kvodo tenía a veces cierta tendencia a la telenovela, creando relaciones personales e introduciendo giros de guión que resultaban inverosímiles, como el que explica la razón real del atropello, pero incluía un interesante trasfondo que hablaba sobre cómo la justicia no es igual para todos y abordaba el conflicto israelí-palestino a través del personaje de Khaled (Hisham Suliman), el amigo que ayuda al juez Micha Alkobi (Yoram Hattab) a deshacerse del coche. El hecho de que Khaled sea un oficial del ejército israelí introduce una interesante reflexión sobre la corrupción que también estaba presente en la versión norteamericana, Your honor, en la que es el aspirante a la alcaldía Charlie Figaro (Isaiah Whitlock, jr.) quien ayuda a su amigo, el juez Michael Desiato (Bryan Cranston), aportando un comentario sobre la corrupción política, e introduciendo elementos raciales en la familia del joven acusado injustamente. La versión española, sin embargo, renuncia completamente a envolver a la historia de este tipo de enfoques sobre la sociedad, para elaborar un drama blanco y blando que prescinde de trasfondos que puedan elevar su perspectiva. Algunos diálogos introducen comentarios sobre las diferencias sociales, como cuando Pilar (Mercedes León) le dice a la comisaria Verónica (Mónica Morales): "Das por hecho que el ladrón tiene que estar aquí, porque según tú este es un barrio de ladrones", pero son apuntes leves que no terminan de aportar elementos reflexivos. 

Es esta perspectiva plana la que perjudica a una serie que solo aporta como característica española el acento andaluz de la mayor parte de los personajes, pero que no introduce aportaciones relevantes a una historia que ya es conocida. Si acaso, simplifica a los personajes, como Vicente Aguilar, al que José Luis García Pérez interpreta en su vertiente más histriónica, y suaviza la complejidad de otros como la comisaria de policía, que realmente no aporta mucho. Hubiera sido interesante que los responsables de este remake español construyeran el personaje del juez Martín Romero con la misma complejidad que tiene el protagonista de la versión israelí, que incluso provoca conscientemente la muerte de algún personaje. Pero hay un constante intento de justificar al padre que es capaz de hacer cualquier cosa para salvar a su hijo, lo que también aplana su propio arco narrativo, y niega al espectador los elementos reflexivos que introducía la versión original. Hay un trabajo de dirección muy irregular, que abusa de los primeros planos para reflejar la inquietud emocional de los personajes, a cargo de Luis Prieto y Chiqui Carabante, quien estrena en unas semanas en SkyShowtime su película La fortaleza (2022), así como un desequilibrio en el nivel interpretativo, con el debutante Emilio Palacios mal dirigido e incapaz de dar la profundidad necesaria a su personaje. Honor finalmente queda como una de las versiones más innecesarias e insustanciales de la larga lista de remakes de Your honor

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Películas y series mencionadas: 

La fortaleza se estrena en SkyShowtime el 23 de septiembre.
La red púrpura se estrena en atresplayer el 8 de octubre. 
Power play se estrena en Filmin el 12 de diciembre. 

18 septiembre, 2023

Giornate degli Autori '23: Una aproximación

La denominada Giornate degli Autori (Jornadas de los Autores) nació en el año 2004 como una actividad paralela a la Mostra de Venecia, siguiendo el modelo de la prestigiosa Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. El objetivo de las Jornadas, que están organizadas por dos asociaciones de directores y autores italianos, ANAC y 100autori, es el de enfocar la atención en el cine de calidad, que se concreta en una serie de actividades que se celebran en la Casa degli Autori, donde tienen lugar los encuentros entre profesionales en un ambiente informal, mientras que las proyecciones de las películas se llevan a cabo en salas que forman parte de la infraestructura de la Mostra de Venecia. La 20ª Giornate degli Autori está compuesta por diez producciones internacionales que son seleccionadas por un comité, y que reflejan un cine en el que la innovación, la investigación y la originalidad muestran su carácter independiente. En nuestro espacio dedicamos una mirada a algunas de las películas que han destacado no solo en la competición de este año, sino también en algunos eventos especiales organizados por las jornadas.

Backstage

Afef Ben Mahmoud, Khalil Benkirane, 2023 | Concurso Oficial | ★★★☆☆

Giornate degli Autori '23: Premio Cinema & Arts


A través de la unión entre danza y cine, el debut de la bailarina Afef Ben Mahmoud (1979, Túnez) en la dirección ofrece una propuesta llena de simbolismos sobre el descubrimiento personal y las relaciones entre los miembros de una compañía de danza. La película comienza con una representación, con coreografía de Sidi Larbi Cherkaoui (1976, Bélgica), en la que se vislumbran algunas fricciones entre los bailarines, que sin embargo son ocultadas bajo la belleza de la puesta en escena y los movimientos sutiles y equilibrados de los intérpretes. Pero estas tensiones acaban siendo visibles cuando Hedi (Sidi Larbi Cherkaoui) parece provocar la caída de Aida (Afef Ben Mahmoud) que tiene como consecuencia una herida en el menisco, lo que podría suponer que la principal bailarina no pudiera participar en la representación más importante de la gira de la compañía, que tendrá lugar al día siguiente en Marrakech. A lo largo del desarrollo de la historia, descubriremos que hay una relación sentimental entre ambos, que parece también quebrada por alguna circunstancia. Cuando las luces del escenario se apagan, el éxito de la función se contamina sin embargo por ese accidente aparentemente provocado, y las tiranteces entre los miembros de la compañía se hacen más patentes dentro del autobús en el que inician su viaje hacia Marrakech, que acaba siendo interrumpido por la presencia de un mono en la carretera que provoca el accidente del vehículo. 

Mientras el conductor trata de buscar ayuda en medio de la noche, los bailarines se adentran en el bosque para iniciar un trayecto que en realidad construye la esencia de la película, un viaje más introspectivo que físico en el que los directores pretenden deconstruir el juego teatral, pero que sin embargo acaba siendo una especie de reconstrucción del entorno espacial convirtiendo el bosque en una especie de escenario. Si la representación ya tenía como fondo imágenes de la naturaleza, mostrando la capacidad de destrucción del ser humano, este bosque parece una prolongación del espectáculo teatral, incluso los personajes caminan con movimientos que parecen coreografiados, y se enfrentan al rechazo de la naturaleza frente a la invasión de los humanos. Aunque a veces esta mirada introspectiva acaba resultando algo lánguida en su desarrollo, las conversaciones entre los miembros de la compañía reflejan sus anhelos personales y sus miedos interiores, que están conectados también con el pasado. El entorno natural, al mismo tiempo, ofrece a estos personajes que provienen de diferentes países del mundo árabe como Argelia, Marruecos, Túnez o Palestina, un espacio donde pueden ser ellos mismos y tener una libertad que a veces está constreñida por las imposiciones sociales. En una de las conversaciones entre algunos bailarines hacen referencia a una pareja mencionando que ella fue secuestrada por él en Siria, lo que ofrece una tonalidad ambigua (no se sabe si es un rumor malintencionado o una realidad), pero que introduce la reflexión sobre la sumisión impuesta de la mujer, en un entorno en el que aparentemente todos son iguales. 

Son estos reflejos del pasado los que aportan interés a la historia, el descubrimiento de las personalidades que están marcadas por el origen cultural. En Backstage (Afef Ben Mahmoud, Khalil Benkirane, 2023) la mezcla de actores profesionales como Abdallah Badis y Saleh Bakri, con bailarines como Sofiane Ouissi y Nassim Baddag ofrece una singularidad especial porque combina con especial acierto la fisicidad de los movimientos de danza con la narrativa de los diálogos, explorando el mundo interior de los personajes para ofrecer también una interpretación del mundo exterior que les rodea. 

Following the sound

Kyoshi Sugita, 2023 | Concurso Oficial | ★★★★☆


En su cuarta selección dentro de la programación de la Mostra de Venecia, el director Kyoshi Sugita (1977, Japón) ofrece una muestra de su particular mirada cinematográfica que se detiene en los detalles de la vida cotidiana y construye una atmósfera que acaba siendo incluso más relevante que la propia narrativa. Su última película explora las relaciones humanas a través de tres personajes que lidian con el dolor y el sufrimiento, y describe las conexiones, casuales o no, que se pueden establecer entre desconocidos, como un lazo de humanidad que va más allá de las diferencias sociales o generacionales. Nacida a partir de una propuesta de Misaki Kawamura, una de las productoras de Drive my car (Ryûsuke Hamaguchi, 2021), el director ha incorporado a la historia su propia experiencia como tutor en talleres de cine para personas mayores en un museo de Tokio. La propuesta consiste en que los participantes utilicen sus propios recuerdos para dar forma a sus personajes, de manera que la grabación de las escenas se convierte en una proyección emocional del pasado, convirtiéndola en una experiencia casi terapéutica. En este sentido también se desarrolla Following the sound (Kyoshi Sugita, 2023), en la que el personaje principal, Haru (An Ogawa) está construido en colaboración estrecha con la actriz. Ella es una joven que todavía está en proceso de duelo por la muerte de su madre, de la que conserva una grabación en cassette de una corriente de agua, que se convierte en el impulso para retener la conexión emocional con ella. El encuentro casual con Yukiko (Yûko Nakamura), una mujer de mediana edad con semblante triste a la que pregunta una dirección como excusa para establecer contacto, parece en realidad una proyección emocional de la madre. 

Yukiko acompaña a Haru en su búsqueda del lugar en el que se grabó la corriente de agua, quizás un río, y posteriormente la relación entre ambas, tiene que ver con el hogar y con la cocina, lo que expresa una unión marcada sobre por los sentidos y la protección. Pero si Haru pretende servir como ayuda emocional a Yukiko, de alguna manera también se convierte en su propio soporte para lidiar con su rehabilitación personal. El otro lazo de unión se establece entre Haru y Tsuyoshi (Hidekazu Mashima), un hombre al que ella conoció cuando era niña y con el que vuelve a encontrarse, sin que él la reconozca. Hay dos momentos especialmente emocionales en la película, que tienen que ver con la relación de Haru con estos dos personajes, a los que ella trata de incorporar a su propia vida, incluso rompiendo la habitual distancia física de la sociedad japonesa, habitualmente reacia al contacto físico. Kyoshi Sugita se detiene en la cotidianeidad de Haru, en su trabajo en una librería, en su participación en unas clases de cine, o en sus paseos a través de la ciudad, y en todos estos espacios la utilización del sonido, elemento habitualmente relevante en otras películas del director como Listen to light (2017) o Haruhara-san's Recorder (2021), establece un contraste entre los silencios y los estallidos sonoros de la ciudad. 

Película de mirada paciente y tono melancólico, tiene cierto paralelismo con otro de los personajes que ha interpretado An Ogawa este año, la joven de There is a stone (Tatsunari Ôta, 2023) estrenada en el Festival de Berlín, otra historia sobre la conexión entre dos personajes sin demasiados antecedentes y otro reflejo de las relaciones humanas. La disposición de una cámara habitualmente estática deja entrever sin embargo elementos exteriores a la escena, como si pretendiera reflejar también que algo más ocurre fuera del plano, que éste solo se enfoca en una parte de una realidad mucho más amplia. Pero el acercamiento a los personajes, aunque a veces pueda resultar difícil adivinar sus deseos, ofrece una mirada cercana y amable, en la que la necesidad de comunicación está por encima de las emociones. Following the sound acierta en esta descripción de unos personajes que están impulsados por su pasado, creando una mirada personal que a veces narrativamente es imprecisa de una forma consciente por parte del director, más interesado en establecer una atmósfera que permita acercarse a ellos sin añadir distracciones.  


L'invenzione della neve

Vittorio Moroni, 2023 | Notti Veneziane | ★★★★☆


Tras su paso por la Mostra de Venecia, la última película del director Vittorio Moroni (1971, Italia) se acaba de estrenar en las salas de cine italianas. Que la protagonista se llame Carmen (una extraordinaria Elena Gigliotti) parece una referencia al apasionado personaje de la ópera de Georges Bizet, porque ella es efectivamente un torbellino, a veces incontrolado, que tiene cierta tendencia a destruir y autodestruirse, pero que sobre todo trata de recuperar el contacto con su hija. El realizador incluye en los agradecimientos finales a John Cassavetes y Gena Rowlands, influencias claras en una película emocionalmente potente que se estructura en torno a seis actos que enfrentan a sus personajes. En el primero, Carmen quiere participar en el cumpleaños de su hija, pero su expareja Massimo (Alessandro Verone), a quien la juez ha concedido la custodia completa, se niega recordando que sus últimos encuentros con Giada (Marta Caracciolo) no terminaron bien. Pero esta madre que no quiere renunciar a su maternidad siente que están tratando de anular su existencia en torno a su hija, como se han borrado los dibujos que hizo en la pared del cuarto de Giada o los del dormitorio de su sobrino, ahora cubierto por carteles de adolescente en la casa de su hermana Sonia (Anna Bellatto). Esta resistencia a ser borrada, a desvanecerse en un recuerdo lejano, es la que impulsa al personaje. 

L'invenzione della neve (Vittorio Moroni, 2023) comienza con un cuento que Massimo y Carmen contaban a su hija, representado en una hermosa animación de Gianluigi Toccafondo (1965, San Marino), director de cortometrajes premiados como Pinocchio (1999) y La piccola Russia (2004), que ha trabajado también para la Opera de Roma elaborando videos como La sonnambula (2018), muy en la línea del estilo que ha trabajado para las dos significativas secuencias animadas de la película. Se trata de un cuento de transformación, que incorpora animales en la jungla y seres mitológicos como las sirenas, una historia de protección hacia la niña en la que la naturaleza se altera en formas y colores. Esta representación del fondo emocional de Carmen ofrece una figura relevante, la de una sirena hermosa que sin embargo está dotada de dientes amenazadores. En la secuencia en la tienda de animales en la que Carmen confronta a Mara (Eleonora De Luca), la nueva pareja de Massimo, se expresa esta ambigüedad, la necesidad de dejar claro que ella es la madre de Giada y que no permitirá ser sustituida. La jungla donde se desarrolla el cuento se representa en la realidad a través de la presencia constante de animales, y el personaje principal se siente cada vez más atrapado. El director utiliza los planos cercanos, claustrofóbicos, y una cierta improvisación en el seguimiento de los personajes que obliga a enfocar la imagen, lo que aporta visceralidad a las secuencias. 

Hay una constante exploración de la familia en el cine de Vittorio Moroni, que en títulos anteriores ha abordado las relaciones paterno-filiales como en Tu devi essere il lupo (2005), o la de un abuelo y su nieto en el guión de Terraferma (Emanuele Crialese, 2011), pero que en sus últimos proyectos se centra más en la figura de la madre, como la que interpreta Penélope Cruz en L'immensità (2022). Para describir al personaje, utiliza algunos cambios de formato, cuando Carmen regresa a un piso que apenas puede pagar porque es incapaz de mantener un trabajo. El aspecto 4:3 atrapa a un personaje que parece más enjaulado cuando se enfrenta a sus propios pensamientos y no tiene a nadie más que ella misma ante quien rebelarse y contra quien expresar su impotencia. El director y guionista hace un buen trabajo dramatúrgico al revelar progresivamente aspectos de la relación entre Massimo y Carmen, el trasfondo de una familia con posibilidades económicas en la que ella nunca tuvo un espacio. Mara, por el contrario, ha conseguido un trabajo en la tienda de animales de la familia, algo que Antonia (Carola Stagnaro), la madre de Massimo, siempre le negó a Carmen. L'invenzione della neve se va construyendo en forma de tragedia, perfila los personajes con habilidad, hablando de una hija a la que se le niega la madre, pero sobre todo de una mujer a la que se le niega ser madre. 

Photophobia

Ivan Ostrochovský, Pavol Pekarčík, 2023 | Eventi Speciali | ★★★★☆

Giornate degli Autori '23: Premio Europa Cinemas


El comienzo de esta película nos ofrece la única imagen del exterior que vamos a ver a lo largo de todo su metraje, pero nos sitúa con especial claridad en el escenario en el que nos encontramos. Sonidos de bombas lejanas, una imagen de destrucción y una amenaza que hace huir a quienes se encuentran alrededor de los restos de un negocio que ya solo está formado por ruinas y paredes quemadas. Un plano fijo de casi cinco minutos que no necesita más información para dejar claro que la historia se desarrolla en Ucrania, concretamente en la ciudad de Járkov, aplastada por las bombas del ejército ruso. Photophobia (Ivan Ostrochovský, Pavol Pekarčík, 2023) se desarrolla sin embargo en el interior de la estación de metro de Heroiv Pratsi (Héroes del trabajo), convertida en una improvisada ciudad subterránea en la que 1.500 personas, la mayor parte familias cuyos miembros masculinos están en la guerra, llevan refugiadas más de dos meses. Ahora, las estaciones de metro se han convertido en los últimos días en improvisadas escuelas que sustituyen a las que han sido destruidas, según relata UNICEF (Euronews, 14/9/2023). Los directores de origen eslovaco se interesan en mostrar esa especie de organización improvisada que se ha construido en este entorno, en el que se tratan de cubrir las necesidades básicas. Hay consultas médicas, especialmente enfocadas en tratar los problemas causados por la ausencia de luz solar e incluso pruebas de Covid, dentro de un entorno de solidaridad al que solo se tiene acceso tras un interrogatorio de los soldados que asegure la procedencia de los refugiados. 

Pero Ivan Ostrochovský (1972, Eslovaquia) y Pavol Pekarčík (1972, Eslovaquia) se centran sobre todo en dos amigos, un niño de doce años llamado Niki (Nikita Tyshchenko) y Vika (Viktoriia Mats) para retratar la infancia en un ambiente de guerra. En una escena entre la madre de Niki (Yana Yevdokymova) y su padrastro (Yevhenii Borshch) se preguntan si el niño tendrá recuerdos de estos momentos dentro de la estación, pero la respuesta no parece muy difícil. Una visita a la doctora (Tetiana Volodymyrivna Syrbu), refleja los primeros síntomas de la falta de luz natural, la piel deshidratada y los efectos traumáticos de la amenaza constante de las bombas. Niki trata de convencer a su madre de salir al exterior, incluso su padrastro le sugiere que regresen a casa, pero ella se siente más segura en la estación de metro, por muy difícil que sea permanecer enterrados en ese lugar subterráneo: "En nuestra casa no tenemos dónde refugiarnos", dice, mientras suenan de fondo los bombardeos cada vez más cercanos que parecen darle la razón. A través de los juegos de Niki y Vika los directores ofrecen una visión más optimista, y se detienen en algunos personajes singulares como el hombre que se hace llamar Cowboy (Vitaly Pavlovitch), un guitarrista de 85 años que canta canciones de amor y desamor, aunque algunos le reprochan que son demasiado tristes. Es uno de los elementos documentales de la película, un personaje real cuyos flirteos con otras mujeres son captadas por la cámara en su propia realidad.

Esta mezcla entre la ficción construida alrededor de los niños y la observación documental es uno de los elementos más interesantes de una película que se enfoca en la permanencia de la infancia, incluso en las circunstancias más trágicas. De alguna forma, los niños rompen el ambiente dramático del entorno con sus juegos, mientras los adultos se envuelven en la inquietud de conocer el destino de sus familiares y el miedo a los ataques en el exterior. Y la película propone una perspectiva más amplia que contrarresta la mirada condescendiente que ofrecen los corresponsales de medios de comunicación internacionales. Hay cámaras y reporteros constantemente dentro de la estación, pero solo enfocados en los aspectos más trágicos: "¿Por qué los periodistas solo se interesan por el día en el que comenzó la guerra?", le pregunta Niki a su madre, reflejando esa visión limitada y estereotipada de la que se impregnan las noticias. En los créditos finales se indica que Photophobia se rodó entre abril de 2022 y enero de 2023, en una estación situada a solo 2 kilómetros y medio de donde se encontraba el ejército ruso. Pero la representación de la guerra en el exterior está mostrada a través de las imágenes reales rodadas con cámara Super 8 (que emula las grabaciones caseras familiares), presentadas como producto de la imaginación de los niños cuando miran un aparato de diapositivas en el que las imágenes no son estáticas, sino que se muestran en movimiento. Un elemento poético que sirve para reflejar la realidad de la guerra a través de los ojos de la infancia, que subraya un cierto tono de esperanza, un anhelo de futuro en medio de las ruinas y la destrucción. Aunque la esperanza se limite solo, por el momento, al día en el que vuelvan a ver la luz del sol. 

L'avamposto

Edoardo Morabito, 2023 | Eventi Speciali | ★★★★☆


Como si se tratara de un documental envuelto en un tono medioambiental sobre la forma de rescatar una pequeña parte del Amazonas, en el poblado de Xixuau, el director Edoardo Morabito, quien ganó el premio al Mejor Documental en el Festival de Torino con I fantasmi di San Berillo (2013), regresa diez años después para elaborar una historia que se transforma progresivamente a través de la personalidad de Christopher Clark, un soñador escocés que decidió trasladarse a esta zona amazónica hace varias décadas y consiguió llevar lo que podría denominarse una especie de civilización con perspectiva occidental a una comunidad formada principalmente por caboclos, nombre con el que se designa a los ascendientes mestizos surgidos de blancos europeos e indígenas americanos que todavía sufren marginación, recluidos en grupos aislados en la selva. En L'avamposto (Edoardo Morabito, 2023), el director es también el narrador, introduciendo comentarios sobre su relación con este soñador que parece estar continuamente imaginando formas de rescatar al Amazonas de la destrucción constante que provocan los incendios y la tala indiscriminada, actividad ilegal a la que se han dedicado los caboclos durante mucho tiempo. La idea de Christopher Clark es la de conseguir que el gobierno brasileño declare la zona como una reserva ecológica, y para ello utilizó patrocinios particulares para introducir paneles solares y para construir una escuela y un centro médico, creando una economía basada en el ecoturismo para evitar que los habitantes de la zona vivieran de las actividades ilegales. 

Pero cuando Edoardo Morabito conoce a Christopher Clark, éste ya parece decepcionado por los resultados: buena parte de las instalaciones para turistas están en ruinas y él mismo afirma que no encontró el compromiso necesario por parte de la comunidad. Se podría decir que la introducción de un incipiente progreso también ha cambiado la perspectiva de sus habitantes (el profesor de la escuela conversa con Clark lamentando que los jóvenes ya no muestran interés por la cultura propia sino que tienen aspiraciones vitales alejadas de su comunidad). Aunque el director de alguna manera relega a los habitantes de la zona a simples personajes secundarios, de los que solo sabemos lo que relata Christopher Clark, que vive ya aislado porque afirma estar harto "de los chismes del pueblo", estos apuntes sobre la comunidad son lo suficientemente aclaratorios sobre el declive de un sueño. En algún momento el director expresa en la narración que el único que está todavía convencido de que es posible conseguir que la zona sea declarada una reserva es el propio Christopher Clark, a pesar de que las autoridades brasileñas le acusaron sorprendentemente de eco-terrorismo cuando inició su proyecto de turismo ecológico. La corrupción de los líderes de la comunidad, que dedicaron parte de los fondos recibidos a gastos particulares, tampoco ayudó a cumplir el sueño. 

Aunque el documental se planteó con una perspectiva diferente, Edoardo Morabito decidió, por circunstancias que se produjeron posteriormente, enfocar el punto de vista hacia su relación con Christopher Clark, lo cual permite una mirada mucho más personal e incluso crítica. Su admiración por el personaje no le impide transmitir cierta incredulidad, como si las palabras de Clark fueran las de un creador de utopías imposibles de lograr. Igual que el personaje de Klaus Kinski en Fitzcarraldo (Werner Herzog, 1982) acalló los tambores de las tribus indígenas con la voz de Enrico Caruso, Christopher Clark tiene una idea que parece descabellada: organizar un gran concierto de Pink Floyd en medio de la selva amazónica, para atraer la atención del mundo y convencer al gobierno brasileño, entonces presidido por el eco-terrorista Jair Bolsonaro, de convertir Xixuau en una reserva. Pero cuantos más comentarios hace el director, más se desvanece la credibilidad del protagonista, quien afirma haber contactado con David Gilmore y poder convencer a George Waters, una realidad tan poco convincente como su afirmación de que los cocodrilos no atacan a las personas cuando el equipo se traslada por el río en canoa. L'avamposto, algo así como "el puesto de avanzada", es una película sobre las utopías y los sueños aparentemente inalcanzables, y encuentra en las ambigüedades de su personaje principal el soporte para ir más allá de la simple mirada ecológica para acercarse a un punto de vista humanista. 

Malqueridas

Tana Gilbert, 2023 | Settimana Internazionale della Critica | ★★★★☆

Settimana Internazionale della Critica '23: Gran Premio


Hacemos una ampliación de esta mirada a la Giornate degli Autori para asomarnos a otra de las proyecciones paralelas de la Mostra de Venecia, la Semana Internacional de la Crítica, a través del documental chileno que consiguió los principales galardones: el Gran Premio de la Settimana Internazionale della Critica, el León Queer dedicado a películas con temática LGBTIQ+, y el Premio a la Contribución Artística, que reconocía el trabajo de montaje. Malqueridas (Tana Gilbert, 2023) es una película poderosa que tiene un trasfondo político profundo, especialmente en Chile, donde en noviembre de 2022 la Comisión de Derechos Humanos presentó un proyecto denominado Ley Sayén que pretende que las mujeres privadas de libertad con hijos e hijas menores de 2 años no cumplan su sentencia en un centro penitenciario, accediendo a modalidades alternativas como la libertad vigilada, de forma que los niños y niñas crezcan en un entorno menos hostil. La repercusión de las películas documentales se ha visto impulsada en los últimos meses con el León de Oro en la Mostra de Venecia 2022 a La belleza y el dolor (Laura Poitras, 2022) y el Oso de Oro en el Festival de Berlín 2023 a En el Adamant (Nicolas Philibert, 2023), lo que se ha consolidado de nuevo en Venecia con los galardones logrados por Photophobia y Malqueridas, ambas comentadas en este reportaje. 

Reflexionando sobre la repercusión, a veces incontrolada, que pueden tener las imágenes publicadas en las redes sociales, la directora debutante Tana Gilbert se acerca de nuevo a la maternidad, tras su emotivo cortometraje Sigo acá (2017), esta vez  en las cárceles chilenas a través de las grabaciones hechas por las propias reclusas con sus teléfonos, aunque un cartel al comienzo de la película advierte que están prohibidos. Pero el intercambio y tráfico interno permite a muchas de ellas expresar a través de videos y fotografías su experiencia como reclusas. Las cifras oficiales indican que, de las 53.000 mujeres privadas de libertad en Chile, el 95% son madres, lo que ofrece la perspectiva de una realidad compleja y dramática. Mientras se aprueba o no la Ley Sayén, las mujeres con hijos e hijas menores solo tienen opción de mantenerlos junto a ellas hasta que cumplen dos años, momento en el que deben separarse de ellos. La película desafía la narrativa de los documentales, en un equilibrio cercano al cine experimental, para ofrecer un relato colectivo a partir de los testimonios visuales de más de una veintena de internas. Para evitar posibles problemas dentro de la cárcel, la directora afirma que procuró que todas las mujeres de las que se utilizaron imágenes cumplieran su condena antes de que se estrenara la película, de forma que la mayor parte ya se encuentran en libertad. Sin entrevistas, Malqueridas es un caleidoscopio de la vida en la cárcel para esta mujeres, primero a través de su afectividad hacia sus hijos y después describiendo las propias interrelaciones personales, que a veces terminan en relaciones amorosas.  

Como elemento unificador, Tana Gilbert utiliza una narración de Karina Sánchez, que también estuvo privada de libertad durante varios años, en la que se aglutinan en un solo relato su propia experiencia y la de algunas de sus compañeras. El año pasado, la Mostra de Venecia acogió el estreno de la película 107 mothers (Péter Kerekes, 2021), elegida por Eslovaquia como su candidata al Oscar, y precisamente escrita por Ivan Ostrochovský, uno de los directores de Photophobia. Se trataba de una historia que se desarrollaba en una cárcel de mujeres en Odesa (Ucrania) y que también abordaba el drama de la maternidad con la libertad cercenada. Pero lo sobresaliente de Malqueridas es la forma en que la directora y su editora Javiera Velozo consiguen dar una forma coherente a estas historias de diferente procedencia (desde diferentes cárceles chilenas) para crear una historia híbrida que en cierto modo es ficción (el relato construido) pero sobre la base documental del material recopilado. Un relato en el formato vertical de los móviles que sin embargo adquiere una horizontalidad emocional para ofrecer una inteligente reflexión política donde no hacen falta reivindicaciones o quejas, sino solamente imágenes cargadas de veracidad. 


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Películas mencionadas: 

Terraferma se puede ver en Prime Video.
Drive my carLa belleza y el dolor se puede ver en Filmin. 
Fitzcarraldo se puede ver en Filmin y Plex.