31 enero, 2010

Premios ASECAN 2010: El regreso

La Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (ASECAN) entrega sus premios anuales el próximo 6 de febrero en Córdoba. De vuelta al reconocimiento del cine, más que andaluz, hecho por andaluces.

Tras algunos años de silencio "administrativo", ASECAN vuelve con más austeridad a convocar unos premios que nacieron con la intención de reconocer el trabajo de los andaluces que, en la mayor parte de los casos, hacen cine fuera de Andalucía pero también el esfuerzo de quienes abordan proyectos dentro de la comunidad. La Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía nació en 1982 y fue creciendo paulatinamente hasta que, podríamos decir, se ahogó en su propio éxito, dada la escasa infraestructura con que contaba y su ambiciosa propuesta. Pero también, por qué no decirlo, fue perdiendo lentamente cierta identidad que la distinguían respecto a otras asociaciones autonómicas que al menos podían permitirse el lujo de reivindicar un cine propio, aunque éste fuera un mojón (como el catalán o el gallego).

También es verdad que las mismas instituciones que han venido autoadjudicándose el mérito de dar a Sevilla los acontecimientos cinematográficos que se merecía (festival de cine, rodajes de altos vuelos...) fueron las que habitualmente despreciaron la labor de ASECAN y se tocaban los huevos mientras una asociación privada sin ánimo de lucro trataba de... sí, dar a Sevilla la relevancia cultural que se merecía organizando actividades de todo tipo (hablamos por supuesto de Ayuntamiento, Diputación, Junta de Andalucía, Fundación Audiovisual de Andalucía, etc.).

La resurrección de ASECAN llega este año con su enseña principal: los Premios a los cineastas andaluces, pero en época de crisis lo hace en versión dosificada, casi volviendo a los inicios, cuando el acto no era un acontecimiento más o menos bien organizado en el Teatro Lope de Vega, sino un encuentro más o menos íntimo entre los propios asociados.

Estos son los Premios ASECAN 2010:

Mejor Película Española
Celda 211, de Daniel Monzón

La película de Monzón, llena de todos esos tópicos carcelarios, con secuencias ridículas como la de la carga policial, parece sin embargo haber calado en algunos sectores. Jacques Audiard ha demostrado este año con Un prophète que se puede hacer cine carcelario sin caer en el tópico del macarra con voz aguardentosa. Pero Luis Tosar parece destinado este año a llevarse todos los premios, aunque su actuación nos recuerde a la de Jordi Mollá en La buena estrella. Lo triste es que películas de magníficas interpretaciones y trazado narrativo impecable como La vergüenza, de David Planell se queden fuera hasta de los premios de la crítica.

Mejor Película Extranjera
Up, de Pete Docter y Bob Peterson

Sin duda, una de las películas de animación del año, aunque prefiero otros títulos del género como Max & Mary, magnífico ejemplo de animación para adultos que permanece inédito. Wall-e era una obra maestra con algunos altibajos, pero Up tiene sólo momentos sublimes y ciertas carencias narrativas. Y desde luego títulos como Buscando un beso de medianoche, El secreto de sus ojos, (500) días juntos o Moon son más completos y complejos.

Mejor Director Andaluz / Mejor Guión / Mejor Fotografía
After, de Alberto Rodríguez

Ya lo decíamos en nuestro comentario sobre la película: After es una propuesta fallido, repetitivo e irregular pero de lenguaje valiente y arriesgado. Y desde luego, si hay que comparar con el resto de producciones hechas desde Andalucía, es lo más decente que se ha hecho en 2009. Lo del guión es discutible, porque resulta lo más endeble, pero tampoco había mucho donde elegir.

Mejor Actor Andaluz / Mejor Actriz Andaluza
Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo

Gordos tiene algunos méritos, pero resulta extrañamente soporífera en algunos momentos. Personalmente me parece que Antonio de la Torre, por mucho que se haya esforzado en engordar y adelgazar como si se tratara de Robert DeNiro, no me convence. Verónica Sánchez, como de costumbre, hace un buen trabajo (y sin necesidad de quedarse embarazada).

Mejor Cortometraje Andaluz
La dama y la muerte, de Javier Recio

Con el mérito de estar nominada al Goya y al Oscar, sería extraño no reconocer en Andalucía el trabajo de Javier Recio y Kandor Graphics, que está viviendo una época de especial auge gracias al apoyo económico y personal de Antonio Banderas. Lo cual nos alegra especialmente, aunque El lince perdido (la anterior propuesta de este tándem) resultara tan decepcionante.

Mejor Difusión del Cine en Andalucía
Festival de Cine Africano de Tarifa

Este festival ofrece todos los años una muestra del cine que hacen nuestros vecinos y por ello tiene el mérito de acercar a Tarifa una cinematografía que no termina de despertar el interés internacional y parece destinada a sobrevivir como puede en muestras específicas como ésta.

Mejor Programa de Televisión
Andaluces por el mundo

Este es el premio chorra del año. Que Andaluces por el mundo, aunque ya tenga mil réplicas más interesantes, es un programa bien hecho, no hay quien lo dude. Que su fórmula se ha agotado en favor de otras propuestas más novedosas también es indudable.

Mejor Labor Informativa sobre Cine

Estos malagueños que empezaron hace un año a ofrecer información sobre el mundo del corto en Andalucía han conseguido hacerse un hueco entre la ingente muestra de portales dedicados a los cortometrajes. Quizás les falta un diseño menos estático y más atractivo, pero ya es suficiente con estar al pie del cañón sin que su capacidad informativa flaquee.

Mejor Libro sobre Cine
Las estaciones perdidas del cine mudo en Málaga, de Francisco Griñán

Un recorrido por una treintena de películas rodadas en Andalucía (pero también en el resto de España), que nos acerca a esos otros títulos que tuvieron como escenario nuestra tierra a principios del siglo XX. No he tenido oportunidad de leerlo, pero el planteamiento es interesante y el tipo que lo escribe es uno de los periodistas más inquietos que conozco.


25 enero, 2010

Outrage: Visibilidad

Kirby Dick, empeñado en sacar los trapos sucios del sistema en Estados Unidos, ofrece en su último documental una mirada a la hipocresía instalada en los círculos políticos en torno a la homosexualidad a través del "outing" de algunos destacados representantes conservadores. 

Al director de Outrage siempre le ha interesado centrarse en los aspectos más sórdidos (y más hipócritas) de la sociedad yanqui. Su documental Sick: The life & death of Bob Flanagan, supermasochist (1997) era un duro acercamiento a los últimos meses del artista que hizo del masoquismo una forma de vida. Twist of faith (2004) mostraba los traumas que el abuso sexual del que fue víctima por parte de un sacerdote provocó en la personalidad de un hombre. Más recientemente, This film is not yet rated (2006) ejercía un trabajo detectivesco en torno al sistema de calificación=censura de películas por parte de la MPAA, siguiendo a algunos de los miembros del comité y destapando algunas de sus contradicciones.

Fiel a su trayectoria, Kirby Dick muestra en Outrage la hipocresía del sistema político recordando algunos de los casos que han salido a la luz pública de destacados representantes conservadores que han llevado una (más o menos demostrada) doble vida sexual. Por una parte, modélicos padres de familia; por otro lado, chupapollas en bares de alterne. La labor de algunos periodistas que a través de sus blogs han sacado a la luz esta doble moral se pone sobre la mesa para reflexionar sobre la justificación de este tipo de "outing". La opinión del director es todo menos neutral; y así debe ser, por otro lado. 



Al margen de esta reflexión sobre lo ético que resulta sacar a otros del armario, el documental (de indudable acierto estético, en ese modelo de calidad que el género nos tiene acostumbrados en Estados Unidos), tiene el valor de poner sobre la mesa la realidad de esta hipocresía. Por supuesto que a nadie le importaría que un político o quien sea llevara una doble vida. El problema surge cuando esta doble moral está cubierta por una responsabilidad legislativa que niega a los de su misma condición sus derechos y libertades. Hay una referencia en el documental a la personalidad psicológica de aquellos que, ocultando su homosexualidad, son al mismo tiempo los más radicales enemigos de la comunidad gay. Como si para ellos resultaran amenazadores aquellos que, al contrario que ellos, viven su homosexualidad de forma sana y transparente; como si incubaran odio hacia quienes no tienen que actuar delante de todo el mundo para ser quienes no son. 

Reconozco que el documental de Kirby Dick (no sé si era su intención) me ha provocado rabia. Pensar que muchos de los nombres que aparecen en la película, conservadores de tendencia plumífera ocultos en su caparazón matrimonial, contribuyeron a detener leyes que otorgaban derechos fundamentales o a ralentizar el desarrollo de investigaciones en torno al VIH (y aún lo siguen haciendo), me resulta repugnante. Lástima que en España no seamos capaces de hacer documentales como éste. 

12 enero, 2010

Goya 2010: ¿La calidad importa?

Las nominaciones a los Premios Goya, que este año se conceden en el tan romántico 14 de febrero, coincidiendo con la celebración del Festival de Cine de Berlín (que ya es tener puntería) demuestran el escaso riesgo que asumen los miembros de la Academia de Cine. La representación andaluza es lo que es: una muestra de una producción que no alcanza los niveles adecuados. 

Este año la Academia de Cine ha optado por dar a las producciones más ambiciosas el reconocimiento a la apuesta económica, y parece un toque de atención a la labor que está realizando la televisión pública. No debe ser casual que las dos películas con mayor recaudación del año (Ágora y Celda 211) hayan sido productos salidos de las arcas de la televisión privada (Tele 5, en racha con sus incursiones cinematográficas, aunque luego no consigan sacarle partido en sus pases televisivos). ¿Es éste el cine que merece el reconocimiento? El del público parece que lo tiene, y el de los profesionales del medio también. A mi estas dos producciones me han dejado tan frío que no me produce ningún aliciente asistir a la competición que se producirá en la gala de los Goya.

Aunque sí me alegra encontrar en las principales candidaturas a la que considero que es, sin duda, la mejor "película española" del año. Aunque mira por dónde es una película de textura, estructura y forma argentinas, con un director en estado de gracia, Juan José Campanella, que consiguió con El secreto de sus ojos emocionarme como no me ha emocionado ningún otro título patrio. Aunque, sinceramente, dudo mucho que esta película de perfecta caligrafía logre arrebatar el Goya a otros productos más castizos. Aunque debería hacerlo. 

También es cierto que este año he encontrado pocos paraísos emocionales en el cine español, y sólo algunas, pocas, historias contadas con acierto como Paisito, de Ana Díez o Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo me han interesado. Del resto de producciones estrenadas solo puedo decir que he tenido serias dificultades para no dejarlas a medio terminar. 

En cuanto a la representación andaluza, esto es lo que hay. Tampoco ha sido un año especialmente fructífero. Pero que una historia tan tópica y torpe como Yo, también, de Álvaro Pastor y Antonio Naharro, consiga más nominaciones que una propuesta arriesgada, aunque no del todo lograda, como After, de Alberto Rodríguez, dice mucho de los caminos del sentimentalismo políticamente correcto por los que caminan los Goya. Y aunque parece clara las serias posibilidades que tienen Lola Dueñas y Pablo Pineda (meritorio trabajo) en sus respectivas categorías, que no se reconozca la labor de Ricardo Darín en El secreto de sus ojos sería injusto. Aunque también es cierto que a este monstruo de la interpretación le sobrarán ocasiones para llevarse todos los premios que haga falta. 

La presencia del documental Cómicos (pendiente aún de ver) y del cortometraje de animación 3D La dama y la muerte, también son aportaciones hechas en Andalucía. Aunque como el guión del corto producido por Kandor Graphics y Green Antonio Banderas Moon sea tan tonto como el de El lince perdido, se confirmará la sospecha de que la animación española tiene calidad técnica pero sigue siendo deficitaria de talento narrativo (¿Planet 51 Goya al Mejor Largometraje de Animación? ¡Horror!). 

05 enero, 2010

Oscar 2010: La calidad no importa

A veces las propias distribuidoras son las peores enemigas de las películas. Sony parece haber tomado la decisión de pasar olímpicamente de uno de los títulos que más premios le ha dado en 2009. El inquietante debut en la dirección del hijo de David Bowie: Moon.

Duncan Jones, al que poco a poco recordaremos menos como hijo de quien es si sigue teniendo el pulso como director y guionista que ha demostrado en su debut en el cine, se ha quejado amargamente de la decisión de Sony Pictures Classics de no enviar screeners de la película que distribuye a los miembros de la Academia de Hollywood, teniendo en cuenta que podría haber tenido serias posibilidades, quizás no en la categoría de Mejor Película o Director, pero desde luego sí en la de Mejor Actor y también en la de Mejor Música, un espléndido trabajo de Clint Mansell. Lo de Sam Rockwell, protagonista absoluto de la película, es cuestión aparte. Quizás no haya habido en 2009 un trabajo más completo y complejo como el que realiza este actor que siempre ha demostrado su calidad pero que aquí, donde él es el único intérprete de la película, rebasa cualquier otro trabajo anterior.

A Sony Pictures Classics algún bloguero le ha denominado como el "indie killer", o lo que es lo mismo, la "asesina de películas independientes", por su escaso interés en promocionar los productos que distribuye (recordemos que Sony es la habitual distribuidora de las películas de Pedro Almodóvar en Estados Unidos, entre ellas Los abrazos rotos, aunque este año la apuesta en cuanto a película extranjera para los Oscar parece que está en La cinta blanca, de Michael Haneke, también distribuida por la misma compañía). Y efectivamente, Sony Pictures Classics parece más empeñada en dedicarse a promocionar títulos como Julie & Julia, The last station o Si la cosa funciona que en otras propuestas incluso de mayor valoración crítica como Moon.

El caso de la película de Duncan Jones es, por decirlo así, el colmo del desinterés. Sony argumenta que, puesto que aún no ha sido editada en Estados Unidos, sería necesario realizar copias con marca de agua para evitar la piratería, y que eso resulta caro para una producción de sólo 5 millones de dólares. Curioso, porque resulta que Moon ya está editada en DVD y blu-ray en Gran Bretaña, por lo que parece una excusa estúpida para una compañía que ni siquiera tendría que hacer grandes esfuerzos para adaptar el formato al estadounidense. ¿O sí se han editado en DVD The last station o Una educación, por cierto también inglesa, pero por la que parece que sí hay interés en promocionar al, por otro lado, espléndido trabajo de la actriz Carey Mulligan?

Ejemplo de cómo una distribuidora puede convertirse en la peor enemiga de una película cuando los ejecutivos se tocan los huevos, Moon parece destinada a ser ninguneada en los Oscar. ¿O no? Porque se ha iniciado, especialmente en internet, una campaña entre los seguidores de esta pequeña y original historia de ciencia-ficción, de inspiración casi filosófica, tratando de hacer la promoción que Sony Pictures Classics no hace porque no le da la gana. Así, se puede firmar una petición de nominación para Sam Rockwell aquí, y se han realizado posters "For your consideration" como el que tenemos en nuestro blog. Si finalmente Sam Rockwell consigue ser nominado al Oscar se demostrará la capacidad que la cinefilia internauta tiene frente a la estupidez de las distribuidoras. 

03 enero, 2010

Las dos caras de Winston Churchill

HBO y BBC han estrenado este año la continuación de una tv-movie que se acercaba a la figura de Winston Churchill. Albert Finney en 2002 y Brendan Gleeson en 2009 dan vida a una de las figuras más controvertidas de la política europea. 

The gathering storm (Amenaza de tormenta) es una de esas producciones para televisión que HBO logra realizar desde hace años con el prestigio y la calidad que la han convertido en la cadena de televisión (por cable o sin cable) de mayor calidad que existe actualmente. Realizada en 2002 bajo la producción de Ridley y Tony Scott, tiene como protagonista a un Winston Churchill en semi-retiro, alejado de los fastos de sus discursos grandilocuentes, que se empeña en la cabezonería de negar la relevancia de Gandhi  promoviendo un futuro apocalíptico para Gran Bretaña si éste consigue su propósito de descolonizar la India, y acaba enfrentándose de forma casi profética al desarme mundial pactado tras la I Guerra Mundial ante el evidente rearme de una Alemania cada vez más enloquecida por mor de su nuevo líder, un psicópata llamado Adolf Hitler. De hecho, esta tv-movie, escrita por Hugh Whitemore, tiene como precedente otra producción de 1974 que protagonizó Richard Burton.

The gathering storm es una película de gran calidad, que cuenta con un planteal técnico (encabezado por su director, Richard Loncraine), que cuenta con destacados profesionales como la diseñadora de vestuario Luciana Arrighi. Pero sobre todo cuenta con un plantel de actores ingleses de primera fila que dan luz propia a cualquier película: Vanessa Redgrave (entrañable su papel de Clemmie Churchill, la esposa del político), Derek Jacobi, Jim Broadbent, Tom Wilkinson... y sobre todo Albert Finney. Podemos decir sin dudar que Albert Finney incorpora al mejor Winston Churchill que hemos visto nunca, porque consigue otorgarle una humanidad pero al mismo tiempo una personalidad de gran estadista que resulta difícil encontrar en otras recreaciones del personaje. Un Churchill en horas bajas que comienza a resucitar cuando se convierte en portavoz de los peligros que acabarán trayendo una nueva guerra a Europa, una guerra que el gobierno británico no quería reconocer aunque fuera a base de negociar con una Alemania prebélica. El retrato de Churchill consigue acercarnos con precisión a un personaje profundamente contradictorio.

La película de 2002 dejaba a Churchill recién nombrado Ministro de Marina ante la declaración de guerra a Alemania. En mayo de 2009 se estrenaba una continuación, no estoy seguro que necesaria, de esta prestigiosa producción, de nuevo con guión de Hugh Whitemore, que se acercaba a Churchill en plena faena como ministro de defensa y más tarde como Primer Ministro, siendo finalmente el principal responsable del gobierno británico durante los cinco años de guerra. No escatima esta nueva incursión en el personaje esfuerzos en tratar de ofrecer una visión imparcial, mostrando los errores que cometió el político de labia fácil. Y Albert Finney es aquí sustuido por un Brendan Gleeson que tenía difícil recrear con igual acierto la difícil personalidad de Churchill. Pero lo consigue en buena parte.

Personalmente, Into the storm me resulta, con su excesiva  estrategia política, algo más cansina que la anterior, pero sigue siendo una buena película con un buen nivel de dirección, esta vez obra de Thadeus O'Sullivan. Y el personaje al que da vida Brendan Gleeson me resulta menos humano que en la interpretación de Albert Finney, pero desde luego Gleeson vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores del momento. También la Clemmie Churchill que hacía Vanessa Redgrave me resultaba más cercana, pero sin menospreciar el buen trabajo de otra gran intérprete, Janet McTear. Into the storm ha vuelto a otorgar a su actor protagonista el premio Emmy y una nominación a los Globos de Oro (tiene otras nominaciones como Mejor tv-movie y Mejor Actriz). Es recomendable hacer una sesión doble con las dos producciones porque, a pesar de la diferencia de años, mantienen una coherencia argumental que nos permite descubrir una de las personalidades más apasionantes de Europa.