20 abril, 2013

El cine español a debate

Esta semana comienza el Festival de Cine de Español de Málaga, encuentro mediático en torno a las producciones más recientes de nuestro cine. Y lo hace coincidiendo con el anuncio del cierre en dos meses de la distribuidora Alta Films, referente de la producción y distribución cinematográfica española. La crisis una vez más es el centro de las discusiones. 

Enrique González Macho anunciaba esta semana el cerrojazo (pendiente de algún inversor de última hora) de su distribuidora Alta Films y parte de las salas de exhibición en las que participa como accionista. De esta forma, uno de los referentes del cine en versión original se difumina en pos de unos cánones de distribución más enfocados a las producciones de calado. Pero, ¿tiene razón Enrique González Macho cuando le echa la culpa a todos, excepto a su propia gestión, del cierre de su empresa?

No es que González Macho no tenga razón cuando habla de la falta de apoyo sonrojante de la televisión pública a las producciones audiovisuales españolas. Es evidente, y solo hay que ver la lista de títulos con cierta repercusión en el círculo de la versión original que no pasan ni siquiera por la programación de TVE. Está claro también que la subida del IVA ha hecho daño al mundo de la cultura; pero también es cierto que, al contrario de lo que ha ocurrido en otros sectores, la exhibición cinematográfica se ha negado a ajustar sus precios, y una butaca de cine actualmente cuesta entre 8 y 10 €. También es verdad que la tarta de la programación de una película en una sala tiene muchos comensales, y en el reparto de la taquilla ni distribuidores ni exhibidores quieren dar su brazo a torcer, mientras las empresas de producción se lamentan de que son quienes hacen las películas pero también quienes recogen menos beneficios. 

Fundada en 1969, Alta Films se convirtió durante mucho tiempo en la única distribuidora española que programaba películas en versión original con subtítulos. Después surgieron otras empresas de las cuales muchas ni siquiera han podido sobrevivir, y otras se mantienen con bajo perfil: A Contracorriente Films (más enfocada al DVD), Golem o Wanda Visión son algunas de las que permanecen activas. La estrategia de González Macho a la vista de la falta de cobertura que las empresas de exhibición daban a sus películas fue inteligente y arriesgada: englobar todos los sectores del panorama cinematográfico para aumentar su porcentaje de beneficios. Así nació su incorporación a la exhibición con los cines Renoir, Verdi y Roxy B, su salto a la producción, su impulso a la distribución en DVD con una importante presencia en la empresa Cameo (también participada por Golem, Tornasol Films, El Deseo y Wanda Visión) y hasta su apoyo a la exhibición digital en internet con Filmin.

En este último caso, las reticencias de Enrique González Macho siempre han sido evidentes, lo cual no significa que no participe también en ella. El problema es que en los últimos años el principal responsable de Alta Films se ha convertido en un profesional de la vieja guardia que parece haber perdido su eficacia. Si a la empresa le ha ido mal durante un 2012 decepcionante no es por la subida del IVA, ni por la falta de apoyo de TVE; es básicamente porque sus películas han sido fracasos rotundos (algunos de ellos previsibles). Películas como Magic Mike, de Steven Soderbergh, The master, de Paul Thomas Anderson o La parte de los ángeles, de Ken Loach se han quedado en cifras de recaudación incluso pobres para el sector de la VOS. Pero también hay que decir que producir títulos mediocres como Holmes y Watson, de José Luis Garci o Todo es silencio, de José Luis Cuerda no ayuda a levantar una empresa alicaída. La estocada la han dado los recientes fracasos de La banda Picasso, de Fernando Colomo y Alacrán enamorado, de Santiago Zannou. 

Pero ¿eso quiere decir que el sector de la versión original y el cine español está siendo abandonado por los espectadores? Las cifras parecen decir lo contrario. La Academia de Cine Español, que preside el propio Enrique González Macho, anunciaba recientemente que las producciones españolas habían aumentado su recaudación en los tres primeros meses de 2013 en un 37% respecto al mismo período de 2012. Títulos como El cuerpo, de Oriol Paulo, Los amantes pasajeros, de Pedro Almodóvar y Mamá, de Andrés Muschietti han sido los que han provocado este aumento. Y películas como Bárbara, de Christian Petzold y La cocinera del presidente, de Christian Vincent están teniendo una muy buena acogida en taquilla dentro del circuito arthouse. Ambas están distribuidas por Golem, al igual que el reciente estreno La caza (The hunt), de Thomas Vinterberg, que puede ser otro espaldarazo importante a la otra gran distribuidora independiente española. 

Recordamos también la postura de Alta Films frente a la distribución de la película Carmina o revienta, de Paco León, cuando pretendía una exhibición tradicional frente a la intención del director de realizar un estreno simultáneo en cines, DVD e internet que al final se saldó con excelentes resultados.

Sin duda, Alta Films tomará protagonismo en los primeros días del Festival de Cine Español de Málaga, especialmente cuando los productores españoles, aglutinados bajo la federación FAPAE, celebren un encuentro ante la prensa este lunes. Sería interesante que alguien reflexionara, más allá de la crisis, de la nefasta política cultural que está llevando un Ministerio de Cultura presidido por un inútil y de la desastrosa administración fiscal promovida por un ministro incompetente, en torno a las razones reales que han llevado a una distribuidora que ha venido tropezando continuamente en los últimos meses a cerrar sus puertas.