17 marzo, 2009

El que no escribe no mama

Aprovecho la nueva promoción de nuestro programa para acercarme al Blog y darme cuenta que muchos fieles lectores habrán huido despavoridos ante la semejante falta de rigor por parte del autor de este sitio.

Efectivamente, hace casi un mes que no se publica ni una puñetera palabra nueva en este Blog. Ni una frase completa; no digamos ya un párrafo o hasta una reflexión más o menos decente sobre el estado del cine. Sí, he estado más perdido que los protagonistas de Lost, que en esta última temporada sí que hacen honor al título de la serie más descacharrante que se haya estrenado en mucho tiempo en televisión: porque a estas alturas no creo que ni ellos sepan dónde, ni cuándo, ni cómo están. Pues así, "lost", me he encontrado en estas últimas semanas. Concretamente, desde la noche de los Oscar.

Avergonzado por la desfachatez que yo mismo he protagonizado, me veo en la obligación de entonar un mea culpa y prometer que ésto no volverá a suceder. Porque, vamos, tener un blog para no publicar nada es como comprarse un coche sin saber conducir. Tan absurdo como el espionaje del PP al propio PP.

Mi perdición (por eso de estar perdido, no porque este blog me vaya a sacar de pobre) ha sido tan importante que veo también horrorizado cómo se acerca la fecha de poner estrellitas a las películas del mes en una conocida revista local y aún no he visto Watchmen (esa película de la que todo el mundo ha hablado hasta que se han dado cuenta de que ha sido un fiasco en taquilla), ni sé si me dará tiempo a ver Los abrazos rotos (esa película de la que todo el mundo tendrá que hablar por cojones), antes de que se cierre la dichosa edición de la maldita revista. Y, claro, en situaciones como ésta la dignidad profesional queda por los suelos, mucho más arrastrada aún de lo que ya estaba.

Las justificaciones por esta ausencia pueden ser muchas: que si el trabajo, que si las responsabilidades, que si el cansancio acumulado, que si la declaración de Hacienda, que si "espera un momentito, es que tengo un ERE y ahora mismo no puedo atenderte", que si me caso, que si me divorcio... En fin. Pero ¡qué coño! ¡Es que no tenía ganas de escribir!