28 enero, 2016

Las películas de animación nominadas al Oscar 2015

En nuestro repaso por algunas categorías de menor resonancia, nos acercamos en esta ocasión a los films nominados al Oscar. Aunque parece bastante clara la ganadora de este año, Del revés, no tienen menor calidad los otros títulos finalistas, aunque se hayan quedado fuera películas de gran relevancia comercial como Los Minions o la producción de Disney-Pixar El viaje de Arlo, en favor de una producción brasileña, El niño y el mundo, o la última película de los Studio Ghibli, El recuerdo de Marnie. Este es el repaso a los nominados al Oscar en la categoría de Largometraje de Animación:

Anomalisa
Duke Johnson, Charlie Kaufman

Charlie Kaufman se ha consolidado como un autor inclasificable, responsable de títulos que no se encuentran en la estela de las producciones de Hollywood. Y quizás por eso, a pesar de escribir y dirigir películas tan sobresalientes como Synecdoche, New York (2008), hay que esperar varios años para saborear sus nuevas historias. Basada en una obra teatral del mismo título que escribió en 2005 bajo el seudónimo de Francis Fregoli, en la que los actores leían sus textos directamente en un atril, sin escenario ni vestuario especial, Anomalisa ha tenido su traslación natural en forma de película de animación, con las voces de David Thewlis, Jennifer Jason-Leigh y Tom Noonan (los mismos actores de la obra teatral). Casi como una continuación coherente con la reflexión sobre la soledad del creador que realizó en Synecdoche, New York, su primera película como director, Charlie Kaufman nos ofrece aquí en forma de animación stop-motion otro acercamiento a la soledad de un hombre en su madurez al que la monotonía le rodea (hombres y mujeres hablan con la misma voz), convirtiendo su vida en un sinsentido, hasta que encuentra una vía de escape en una mujer aparentemente normal que le saca de la monotonía. Con un perfecto trabajo de animación, esta excelente reflexión sobre la madurez debería ser la ganadora del Oscar, aunque suponemos que lo tiene difícil, por introducirnos en un trabajo de animación para adultos (con la mejor escena de cunilingus que hemos visto en mucho tiempo) que, como suele ser habitual en el cine escrito por Charlie Kaufman, se mueve en terrenos poco complacientes. 



Del revés
Pete Docter, Ronnie Del Carmen

Tras una etapa un tanto menor en las producciones de Pixar (sus últimas películas, Cars 2 (2011), Brave (2012) y Monstruos University (2013) se movían en cotas de calidad media comparadas con sus anteriores obras maestras), la productora de John Lasseter nos ofrecía de nuevo una gran película de animación, en la que el concepto "para todos los públicos" cobra un sentido especial, porque Del revés es tan válida como cinta de animación para jóvenes, como visión cultural para adultos. Que una película de animación se presente en el Festival de Cannes da la medida exacta del terreno que maneja Pixar en un campo en el que parece reinar (no sin fracasos creativos, como el reciente El viaje de Arlo (2015)). Del revés se desarrolló durante cuatro años de la mano de uno de los directores más destacados de la compañía, Pete Docter, guionista de títulos como WALL-E (2008) y Up (2009), de la que también fue director, que atesora ya 7 nominaciones al Oscar, entre cortos y largometrajes. Considerada por muchos entre las mejores películas de Pixar, Del revés contiene algunas escenas inolvidables que formarán parte de la iconografía de una de las productoras más exitosas del cine de animación. Pocos dudan que este año el Oscar será para esta película. 



El niño y el mundo
Alê Abreu

A los aficionados al cine de animación la producción brasileña O minino e o mundo les parecerá una película antigua, siendo su estreno de 2014 y logrando algunos de los premios más importantes en su recorrido por festivales destacados como Annecy (Mejor Película y Premio del Público) o La Habana (Mejor Película de Animación). El joven ilustrador Alê Abreu ha conseguido situar su película en lo más alto del panorama del cine de animación internacional, y eso a pesar de un trabajo que en cierto modo sale de la senda habitual del género a nivel comercial. La gran virtud de El niño y el mundo es la de saber construir una historia sencilla (un niño recorre diversos escenarios buscando a su padre, que ha partido para encontrar trabajo) a través de una imaginativa concepción de la animación que va desde el dibujo sencillo del comienzo de la película a procesos mucho más elaborados conforme el niño descubre nuevos mundos. Todo ello retratado con una sorprendente capacidad para adentrarnos en un estilo de animación que resulta atractivo y ensoñador, unido a una denuncia clara y contundente de los sistemas de producción industrial y la explotación laboral (curiosamente, la producción está apoyada económicamente por Petrogas, una compañía que está precisamente en la línea de aquello que se denuncia en la historia). Sin necesidad de diálogos (los pocos que hay están reproducidos al revés, consiguiendo un lenguaje ininteligible) ni personajes estereotipados, Alê Abreu consigue en El niño y el mundo mucha mayor efectividad que los guiones "industriales" de las películas más comerciales.  



El recuerdo de Marnie
Hiromasa Yonebayashi

En 2013 el mítico cineasta Hayao Miyazaki anunciaba su retirada del cine. La productora Studio Ghibli no sobrevivió a la salida de su fundador ni un año, y en 2014 Isao Takahata anunciaba la decisión de que los estudios de animación abandonaban la producción de largometrajes. El recuerdo de Marnie queda, por tanto, como la última película realizaba por esta mítica compañía que ha dado algunos de los mejores títulos de animación de las últimas décadas. El filme, una historia intimista sobre una joven que se siente apartada de quienes le rodean, se mueve en los márgenes habituales de las producciones Ghibli, aunque sin alcanzar la maestría de otros de los últimos títulos de la compañía. Destaca sin duda el interés por los detalles del director Hiromasa Yonebayashi, que logró mejores resultados con su debut, Arrietty (2010). No es por ello desdeñable esta película, de escenarios preciosistas, momentos emocionantes y una técnica de animación inmejorable, en cuyo guión quizás hubiera hecho falta algo más de desarrollo para completar con mejores resultados esta historia sobre el recuerdo. Es una película con un poso de melancolía, y no deja de ser curioso que hable de la memoria siendo el colofón a una compañía que permanece en nuestra memoria como uno de los grandes responsables de la iconografía animada japonesa.   



La oveja Shaun. La película
Mark Burton, Richard Starzak

La factoría Aardman estrenó un nuevo largometraje, esta vez protagonizado por la protagonista de una serie de televisión que se viene emitiendo en la BBC desde 2007, y que a su vez tomaba al personaje de la oveja Shaun de un cortometraje protagonizado por Wallace & Gromit. Dirigida por el veterano Richard Starzak (el director de la serie) y Mark Burton, que también se encargan del guión, Shaun the sheep Movie demuestra una vez más la maestría de esta compañía de animación, aportando en el guión ese "british touch" con un sentido del humor blanco que demuestra que es posible escribir historias sencillas, pero repletas de personajes bien elaborados (hasta la más mínima aparición está estudiada) y escenas que hacen las delicias de niños y de adultos. Todo ello sin necesidad de recurrir al diálogo, como suele ser habitual en las producciones de Aardman Animation. La oveja Shaun es un slapstick que debe mucho a los grandes clásicos del cine mudo, y nos devuelve a ese sentido de la comedia clásico, pero en ningún momento obsoleto. Ni qué decir tiene que la técnica stop-motion (otra película nominada que utiliza este tipo de animación) alcanza la perfección. Aardman Animation ya consiguió el Oscar en 2005 con Wallace & Gromit. La maldición de las verduras





21 enero, 2016

Un repaso a los documentales nominados al Oscar

La carrera hacia el Oscar ha comenzado. La lista de nominados repasa algunos de los títulos más destacados del año, y entre sorpresas y constataciones, aparecen categorías que quedan en segundo plano. Nosotros nos centramos en este post en la de Mejor Documental. 5 títulos que muestran realidades muy diferentes, desde los biopics singulares como Amy o What happened, Miss Simone? hasta el retrato de la violencia pasada en The look of silence o presente en Cartel land y Winter on fire. 5 películas que han dejado en el tintero títulos destacados como The haunting ground, sobre los abusos sexuales protagonizados por miembros de la iglesia católica (curiosamente está nominada su canción principal), la espectacular crónica del ascenso al Himalaya Meru o He named me Malala (la ausencia más destacable de este año por la repercusión mundial de su protagonista, una adolescente amenazada por los yihadistas). 

Amy
Asif Kapadia

Sin duda parece el claro aspirante a llevarse el Oscar este año, aunque no olvidemos que las particularidades de esta categoría (no es votada por todos los miembros de la Academia, sino solo por quienes acreditan haber asistido a los pases especiales), suele traer siempre alguna sorpresa. En todo caso, no solo es favorito por la repercusión internacional de un documental sobre una de las grandes estrellas de la canción de los últimos tiempos, sino porque se trata de un trabajo modélico y posiblemente el mejor documental estrenado en 2015. El británico de origen indio Asif Kapadia ya logró una película notable con Senna, y aquí vuelve a demostrar su capacidad para seleccionar los mejores fragmentos de la vida de la protagonista, y un talento especial para dotar al documental de los resortes necesarios para captar la atención del espectador. Aunque para ello juegue con herramientas tramposas como la del "antagonista" que permita la identificación con el personaje principal (en Senna fue la rivalidad con Alain Prost, aquí es la relación sentimental y autodestructiva con Blake Fiedler-Civil). Amy es el mejor documental que puede tener una estrella de la canción como Amy Winehouse, y con él descubrimos las debilidades de una cantante que sucumbió a los males de la popularidad sin tener apenas tiempo de asimilarlos. 



Cartel land
Matthew Heinemann

Este documental podría ser el perfecto complemento a la película Sicario, de Denis Villeneuve, ya que trata prácticamente el mismo tema, y lo hace con parecida fuerza cinematográfica. La diferencia es que, mientras en la película del canadiense los hechos son más o menos ficticios, la experiencia de Mathhew Heinemann es brutalmente real. Cartel land se centra en dos formas de justicieros a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. Dos fuerzas civiles que, ante la inoperancia de los gobiernos, deciden tomarse la justicia por su mano en contra de los carteles de la droga. Unos con clara mentalidad fascista y otro con formas de actuar parecidas a aquellos contra quienes están luchando. Premiada en el Festival de Sundance como Mejor Dcouemtal y Mejor Drector, esta producción que tiene entre sus promotores a la directora Kathryn Bigelow, pertenece a la categoría de "one-man-documentary". Matthew Heinemann, que se inspiró en un artículo publicado en la revista Rolling Stone, se adentra con su cámara en las patrullas paramilitares, viviendo en persona situaciones de auténtico peligro. La gran virtud de Cartel land es un montaje espléndido, apoyado por una banda sonora magnífica de H. Scott Salinas y Jackson Greenberg, que hacen parecer a este documental casi como una película de ficción, trepidante, intenso, de una violencia que resulta impactante. Sin duda se trata de una de las incursiones más interesantes en el mundo de la droga fronteriza, aunque las conclusiones que plantea sean demasiado obvias. 



La mirada del silencio
Joshua Oppenheimer

El director danés nos ofrece una nueva visión en torno al genocidio perpetrado por la dictadura en Indonesia, como una especie de continuación de su anterior documental, The act of killing (2012), que también fue nominado al Oscar. Si en aquella ocasión nos mostraba  entrevistas con los asesinos convertidos en ancianos que ponían en marcha una macabra representación teatral de sus crímenes, en una visión desazonada de la represión, ahora adopta un punto e vista más personal, a través de los ojos del descendiente de una familia que sufrió las matanzas y la persecución de la dictadura. No se trata de una respuesta a quienes acusaban al director de ser demasiado condescendiente con los criminales (aquí la "representación" es mucho más cruda), sino que es una consecución lógica que se rodó al mismo tiempo que el anterior. Dejando de lado elementos más o menos artificiales como la música, el cine de Oppenheimer nos muestra la realidad desnuda, las conversaciones entre este valiente joven optometrista y quienes asesinaron a algunos miembros de su familia de una forma descarnada, con sus silencios y esas miradas que son auténticos cuchillos emocionales. Producido, como el anterior, por Errol Morris y Werner Herzog, Joshua Oppenheimer demuestra aquí que es un alumno aventajado de estos dos maestros del documental. 



Winter on fire: Ukraine's fight for freedom
Evgeny Afineevsky

Aunque no lo consiguió con la película Beasts of no nation, Netflix sí ha logrado incluir en la lista de nominaciones a los Oscar dos documentales de producción propia. El primero de ellos es esta crónica de las protestas civiles que se produjeron en la plaza de Maidán en Kiev, que mostraron a finales de 2013 su rechazo a la posición alejada de Europa adoptada por el presidente Viktor Yanukóvich, y que acabarían siendo el germen de violentos enfrentamientos que desembocaron en la huída del presidente (y que posteriormente provocaría también la guerra civil en el Sur de Ucrania, auspiciada por Rusia ante la deriva europeísta del nuevo gobierno). Hasta 28 operadores de cámara están acreditados en esta narración del origen del conflicto, a las órdenes del director ruso Evgeny Afineevsky, que consigue una coherente descripción de las protestas, introduciendo al espectador en el verdadero corazón de la violencia asesina de la policía. Esta es la mayor virtud de un documental que resulta intenso en la visceralidad de sus imágenes (subrayada por una contundente aunque demasiado enfática banda sonora de Jasha Klebe). En su contra, la narración unidireccional del documental (que pasa de puntillas por la presencia de grupos neonazis infiltrados en las manifestaciones civiles) y por tanto su escasa profundidad en los hechos que narra, lastran el auténtico impacto que producen las imágenes. 



What happened, Miss Simone?
Liz Garbus

El otro documental que Netflix ha conseguido colocar en la carrera de los Oscar es este repaso a la vida y la música de na de las grandes cantantes de todos los tiempos. Y, como suele ser habitual, desgranando los aspectos menos complacientes de una vida dura de racismo, maltrato y lucha vital. "Mi madre era Nina Simone las 24 horas del día. Y eso podía llegar a ser un problema", dice Lisa Simone, apuntando en una sola frase la personalidad bipolar de la cantante. Liz Garbus logra, como lo hace Asif Kapadia en Amy, mostrarnos a través de grabaciones y entrevistas, aunque de una manera algo más convencional, ese otro lado de la aparentemente idílica vida de un artista. El trabajo constante y agotador al que le tenía sometido su marido y representante, la complicada etapa en la que Nina Simone da la espalda a la industria musical para convertirse en voz de la lucha contra el racismo, o la autodestrucción a la que se somete lentamente cuando viaja a África. Un documental que nos descubre otros aspectos de la mujer que soñó con ser la primera pianista negra de música clásica y se convirtió en una de las voces más importantes de la música de todos los tiempos.  






18 enero, 2016

Fabricando a un asesino (Making a murderer), la realidad sobrepasa la ficción

Netflix se ha metido de lleno en la producción de series y películas. Proyectos como Narcos, Jessica Jones o Beasts of no nation (que si bien no ha conseguido colarse entre las nominaciones de los Oscar como se pretendía, al menos ha dejado en alto el listón), muestran el buen momento que vive la producción propia de televisión. El último éxito de Netflix es la docuserie Making a murderer (ya disponible en el portal de Netflix), que desvela el ridículo de un sistema judicial incapaz de hacer frente a la corrupción policial.

El caso de Steve Avery es una de esas crónicas vitales que superan con creces un posible guión de ficción. En 2005, dos estudiantes de la Universidad de Columbia (Moira Demos y Laura Ricciardi), encontraron en un artículo de The New York Times la inspiración para poner en marcha su tesis doctoral. El artículo describía la historia de Steve Avery, condenado por una violación que se demostró gracias a las pruebas de ADN que no había cometido, pero que tuvo que pasar 18 años en la cárcel antes de poder demostrar su inocencia, poniendo n entredicho además la ética de las fuerzas policiales del condado de Manitowoc, que le incriminaron a sabiendas incluso de su inocencia. Éste sin embargo no es el relato que nos describe la serie, sino solo el prólogo de una historia aún más rocambolesca. 

Cuando Steve Avery gozaba de libertad, y tras una demanda millonaria al condado, casualmente fue de nuevo acusado, esta vez por el asesinato de Teresa Halbach, una joven desaparecida en la zona. Y esta vez sí, condenado a una cadena perpetua que aún cumple, a pesar de los numerosos indicios que dejan constancia de la posible manipulación de pruebas por parte de la policía. Este es el grueso del documental, y lo que documentaron Moira Demos y Laura Ricciardi durante más de 10 años, siguiendo todo el juicio y entrevistando a familiares y abogados. La serie, rechazada por otras cadenas de televisión, finalmente fue producida por Netflix después de ver los tres primeros capítulos, y se añadieron posteriormente nuevas grabaciones y un montaje que desgrana con sabiduría los vericuetos de un complejo proceso judicial.

El infierno vivido por Steve Avery resulta escalofriante, y la sucesión de contradicciones y hechos aparentemente probados de corrupción e ineptitud en el seno de la policía acaban siendo devastadores. Lo más terrible, sin embargo, es la constatación de la ineficacia de las instituciones para controlar estos elementos corruptos. Al margen del relato de esta historia terrible para el protagonista, las grandes virtudes de Making a murderer es la capacidad de narrarlo con buenas dosis de suspense, sabiendo dejar cada capítulo en un cliffhanger que nos invita a seguir el siguiente episodio con interés, dosificando la información, sembrando datos, convirtiendo a los protagonistas de la historia casi en los personajes de una trama de suspense. 

Bien es verdad que, a mitad de la serie, cuando ésta se centra más en el desarrollo de los juicios que se celebraron, el interés puede decaer por la excesiva reiteración de datos y declaraciones de diversos testigos. Y que la postura de las cineastas resulta evidentemente más cercana al protagonista, dejando un especial protagonismo a los dos abogados que le defendieron, para poder explicar (y reiterar) al espectador la historia desde su punto de vista. El fiscal del caso, Ken Kratz, a pesar de no haber querido ser entrevistado para la serie, tras su estreno ha realizado declaraciones en las que se quejado de la parcialidad del documental, acusando a las directoras de dejar fuera aspectos de la investigación que incriminaban claramente al protagonista en los hechos enjuiciados. Y en cierto modo, como espectadores desconocedores de la historia, sí que resulta incomprensible que, a pesar de todos los indicios de pruebas falsas que nos describe la parte defensora, las sentencias de los jurados resulten tan claras. 


Desde el punto de vista televisivo, Making a murderer es un ejemplo de producción documental, con sus posible defectos y sus muchas virtudes. Se trata también de una necesaria revisión de los resortes policiales que se manejan a lo largo de una investigación, y de la real capacidad del sistema judicial (en Estados Unidos o en cualquier otro país democrático), para dar a un acusado las herramientas necesarias para demostrar su inocencia. Como comenta uno de los abogados de Steve Avery: "El peor mal de nuestro sistema judicial radica en la certeza infundada de agentes de policía y fiscales, de abogados defensores, jueces y jurados de que solo ellos están en posesión de la verdad. Es una trágica falta de humildad de todos los que participan en nuestro sistema penal. (...) Puedes afirmar que nunca vas a cometer un crimen. Pero es imposible garantizar que nunca te van a acusar de un crimen. Y si eso ocurre... entonces, buena suerte con este sistema penal".  

La historia de Steve Avery continúa tras el estreno de la serie y el apoyo de numerosos personajes públicos y ciudadanos. Tras la petición a la Casa Blanca de un indulto que ésta rechazó el pasado 7 de enero por considerar que le corresponde al Estado de Wisconsin concederlo o no, Steve Avery se ha puesto en manos de una abogada experta en condenas injustas que ha comenzado a trabajar en la reapertura de su caso. Y las directoras tienen la intención de continuar haciendo seguimiento a esta historia con el propósito de estrenar una segunda temporada. Al menos la serie sirve para encender los colores de un sistema judicial que se sabe imperfecto pero al que no le gusta demasiado que se lo recuerden públicamente. 

11 enero, 2016

Golden Globes 2016: Iñárritu vuelve a hacerlo

El director mexicano Alejandro González Iñárritu consigue situarse, un año después de su sorprendente éxito en los Oscar con Birdman (aunque los Globos de Oro entonces no le reconocieron), en una posición envidiable de cara a los premios de la Academia de Hollywood, tras lograr 3 Globos de Oro (Película, Director y Actor Principal), por su épica y valiente El renacido. Iñárritu está últimamente en estado de gracia, y cada nuevo trabajo es un tour de forcé que supera con creces, sin olvidar el trabajo de su director de fotografía, el también mexicano Emmanuel Lubezki, colaborador de otro compatriota destacado como Alfonso Cuarón, y cuyo trabajo en El renacido es todo un alarde que merece sin duda el Oscar.    



La gala de los Globos de Oro, que recuperaba a un Ricky Gervais que no decepcionó, ha puesto en la parrilla de salida a algunos de los nombres que este jueves estarán entre los nominados a los Oscar. Entre ellos, un Sylvester Stallone que logró el Globo de Oro como Mejor actor de reparto por su encomiable trabajo en Creed, el renacimiento de la franquicia de Rocky que le ha permitido recuperar a un personaje mucho más complejo que el que él mismo creó para el otro renacimiento fallido, Rocky Balboa (2006). 



Y ya que hablamos de renacidos, el otro nombre que estuvo presente en la ceremonia fue el de Ennio Morricone, que ganó el Globo de Oro por la banda sonora de Los odiosos ocho, y que por supuesto tuvo que recoger Quentin Tarantino ante la ausencia del maestro italiano, calificándole como el "mejor compositor de todos los tiempos, incluso por encima de Mozart". El premio es un tanto injusto, teniendo en cuenta que Morricone solo escribió 25 minutos de música original para la película, y fueron utilizados fragmentos descartados que compuso para La cosa (1982) y otras bandas sonoras. Sobre todo, compitiendo con el magnífico trabajo de Ryuichi Nakamoto y Alva Noto para El renacido



Sorprendente fue de hecho la nominación de Marte en la categoría de Mejor Comedia o Musical, algo que el propio Ridley Scott comentó entre dientes cuando recogió el Globo de Oro a Mejor Película en esta categoría. Y sobre lo que Ricky Gervais bromeó diciendo que al menos Marte era más divertida que Pixels. A decir verdad, la categoría de Mejor Comedia o Musical suele ser la menos agradecida de cara a los Oscar, teniendo en cuenta que el género no suele estar muy presente entre las películas nominadas. Y quizás por eso las compañías presentan determinados filmes con la esperanza de tener al menos el reconocimiento mediático. Por Marte, Matt Damon logró también el Globo de Oro a Mejor Actor de Comedia, aunque no está clara su presencia en las nominaciones a los Oscar.



La que sí tiene muchas posibilidades incluso de llevarse la estatuilla este año es Jennifer Lawrence por su magnífico trabajo en Joy, una irregular película de David O. Russell que reivindica a la mujer luchadora a través de un personaje que permite a la actriz componer una auténtica creación interpretativa que es lo que al final salva la película de su anodina narración. 



Por su parte, sorprendió el premio para Brie Larson, otra actriz que mantiene con su trabajo el interés en la película La habitación, y que supone sin duda un espléndido tour de force para un filme claustrofóbico que emociona y mantiene la tensión en todo momento.

Esta vez sí, la película biográfica sobre Steve Jobs dirigida por Danny Boyle ha convencido mucho más que aquel fallido biopic protagonizado por Ashton Kutcher, Jobs (2013). Y logró por supuesto el Globo de Oro al Mejor Guión, del que es autor el siempre preciso Aaron Sorkin, y el de Mejor Actriz de reparto, para una sorprendida Kate Winslet. 



De las categorías televisivas, hay que destacar el reconocimiento a dos de las series más sorprendentes del año, Mr. Robot (USA Network), ganadora del premio a Mejor Serie Dramática y Mejor Actor de reparto (Christian Slater), y Mozart in the jungle (Amazon), que recibió el de Mejor Serie de Comedia y Actor Principal (Gael García Bernal). Curiosa coincidencia este año la del director Alejandro González Iñárritu y el actor Gael García Bernal que pisaron la alfombra roja de los Globos por primera vez cuando Amores perros (2000) fue nominada como Mejor Película Extranjera. 



En el apartado de miniseries, la excelente producción británica Wolf Hall (BBC) se llevó el Globo de Oro principal, aunque sus actores no lo consiguieran, especialmente un Mark Rylance hipnótico (en los Oscar podrá ser nominado por su trabajo en El puente de los espías). Sin embargo, tenemos que decir que fue merecidísimo el premio al guatemalteco Oscar Isaac en esta misma categoría, que está espléndido en ese drama político que nos regaló la pasada temporada David Simon en Show me a hero (HBO), y que sitúan a este actor como uno de los más destacados de su generación. Y el de Jon Hamm que, aunque parezca que la última temporada de Mad men (AMC) está a años luz de haberse emitido, consiguió de nuevo el Globo de Oro como Mejor Actor, casi como una última despedida de la serie. 



Sorprendente, y creemos que injusto, fue el Globo de Oro a Lady Gaga por su interpretación en la irregular quinta temporada de American Horror Story: Hotel (FX). Al margen de que esta serie alterna temporadas espléndidas (Freak Show) con otras decepcionantes (Coven), lo cierto es que Hotel se mueve a mitad de camino entre la sordidez y la estupidez, y la presencia de Lady Gaga, por muy comentada que haya sido, no ha terminado de mantener el interés en una historia poco interesante. Al menos el premio dio para una de las imágenes de la noche, la cara de Leonardo DiCaprio cuando Lady Gaga pasa a su lado. 



Aunque para muchos, la presentación de Tina Fey y Amy Poehler fue más divertida, nosotros tenemos una especial predilección por Ricky Gervais, sobre todo por esa expectación que produce no saber qué exabrupto va a soltar por esa boca. Este regreso de Gervais a los Globos de Oro no decepcionó, y tuvo comentarios de todo tipo, incluso para la propia NBC, que retransmitía los premios lo que, según él, era muy loable teniendo en cuenta que era la única cadena de televisión que había conseguido cero nominaciones a los Globos de Oro. Hubo algún momento "tenso" como el reencuentro con Mel Gibson después de que al actor no le sintieran nada bien las bromas que le hizo hace unos años sobre la bebida. En definitiva, Ricky Gervais sabe dar a esta ceremonia el tono desenfadado que necesita (cerveza en mano), aunque los miembros de la Asociación de Periodistas extranjeros de Hollywood que concede los Globos de Oro le parezcan "un grupo de tipos desquiciados que solo te dan el premio para poder hacerse un selfie contigo". 





08 enero, 2016

25 discos que deberías haber escuchado en 2015 (y 2ª Parte)

Nuestras listas de lo mejor de 2015 concluye con este repaso a algunos de los mejores álbumes de música publicados durante este año. Se trata, como no podía ser menos, de una revisión personal acorde con nuestras particulares referencias musicales, pero sobre todo está concebida como un repaso emocional de discos que nos han acompañado (algunos casi obsesivamente) durante todo este año. Esta es nuestra propuesta.

Kovacs
Shades of black
5 de mayo

Una de las voces que más nos han impactado a lo largo de 2015 es la de Sharon Kovacs, cantante holandesa que tiene una de esas capacidades vocales solo adscritas a las grandes divas. Su álbum de debut contiene algunos de los momentos musicales más arrebatadores que hemos oído en mucho tiempo, y sus influencias... ya las describe ella misma en el estupendo Diggin' ("From Nina to Ella, Ella to Bassie"). Desde el principio, con la apertura de ese contundente 50 shades of black, Kovacs demuestra su talento como cantante, modulando en mil formas para engancharnos hasta el final de la canción. Jugando con el uso de las cuerdas en momentos que parece que estamos escuchando una canción de una película de James Bond (Fool like you), el disco va desgranando piezas que son una auténtica catapulta emocional.





Björk
Vulnicura / Vulnicura Strings
20 de enero / 9 de noviembre

Con Björk es difícil mantener una postura equidistante. Aunque sus últimos discos (Medúlla (2004), Volta (2007) o Biophilia (2011)) hayan supuesto cierto estancamiento en su sonido electrónico, siempre han tenido momentos de brillantez. Con Vulnicura, la cantante islandesa nos trajo un proyecto mucho más personal, el relato de su ruptura sentimental con el artista Matthew Barney (y posterior reconciliación), que se desgrana en canciones de despecho, de reproches sobre la infidelidad y la traición. Y esta descarnada puesta en escena de sus sentimientos se recubre de sonidos de cuerdas, con elementos electrónicos aportados por los productores The Haxan Cloak y Arca, que participaron una vez todo el disco estaba escrito para instrumentos de cuerda. Temas como History of touches, Lionsong o el magnífico Black Lake que funciona como eje central, desgranan la furia y la violencia de las palabras escritas por Björk. En noviembre se publicó Vulnicura strings, una especie de versión "acústica" del disco, desapareciendo todos los elementos electrónicos y manteniendo el esqueleto formal de los instrumentos de cuerda. En esta versión, los temas adquieren otra dimensión, más desnudos, más hirientes. Y sirve como complemento perfecto a un viaje extraordinario.





Miguel
Wildheart
30 de junio

El tercer álbum de este cantante californiano le sitúa en la línea de los mejores representantes de una forma distinta de afrontar el R&B. El disco comienza con toda una declaración de principios, ese A beautiful exit que contiene guitarras rasgadas y sonido casi rockero. En Simple things Miguel se transforma por momentos en Prince, una de sus confesadas referencias musicales, junto a Freddie Mercury. Aunque el álbum sigue teniendo como protagonista narrativo al amor (más bien al sexo), característica común en la música negra, hay momentos de reflexión sobre la inútil necesidad de colocar etiquetas que tienen que ver con la raza o la forma de afrontar la vida, como en What's normal anyway ("Too proper for the black kids, too black for the Mexicans, to square to be a hood nigga, that's normal anyway?"). Wildheart muestra la madurez de uno de los autores más sólidos del panorama actual, y se revela imprescindible en su condición de artista completo. 



Royce Wood Junior
The Ashen Tang
11 de mayo

El debut de este artista británico nos ha traído uno de esos discos referenciales que más nos han gustado este año. A lo largo de las lista de canciones encontramos sonidos que nos recuerdan a Prince (Midnight), Stevie Wonder (Bees), pero que no son simples imitaciones. La diversidad de estilos que encontramos en este álbum es notable, y la capacidad de Royce Wood para reconvertirlos en sonoridades diferentes resulta increíble. La incorporación de elementos electrónicos aportan una complejidad a las canciones que las hace mucho más atractivas. El soul, el funk o el pop se dan la mano en un disco que contiene grandes momentos de inspiración, como ese Stand que adquiere formas de composición orquestal a medida que avanza. 



Melody Gardot. Artist's cut
Currency of man
1 de junio

Poco se puede decir de una de las grandes voces del panorama actual. Cada nuevo disco de Melody Gardot es una auténtica descarga de emociones. Y la artista consiguió deslumbrar y sorprender una vez más con un álbum en el que se separa de algunas de sus temáticas habituales para adentrarse en terrenos más sociales, haciendo referencia a la violencia racial en Estados Unidos. De ahí nacen pasajes impactantes como Preacherman, que cuenta la historia real de Emmett Till, un adolescente negro asesinado en Mississippi en 1955 por haber flirteado con una chica blanca. No faltan por supuesto esos arrebatadores temas sosegados que muestran a una artista más personal, como el inmenso Burying my troublesOnce I was loved, en el que las cuerdas abrazan la voz de la cantante mientras recuerda a Charlie Haden, contrabajista fallecido en 2014 y que fue un auténtico padre para ella. El tema comienza con una grabación casera al piano que luego se desarrolla en After the rain, melancólica y triste interpretación que nos deja planchados. Estos cortes solo se pueden escuchar en la versión Artist's cut, un acercamiento al disco realizado tal como Melody Gardot lo concibió, casi como una narración cinematográfica.   



Empress of
Me
11 de septiembre

Empress of es el proyecto musical en solitario de la cantante Lorely Rodríguez, nacida en Los Angeles, residente en Nueva York y de origen hondureño, que creó este disco mientras vivió durante varias semanas en un remoto pueblo de México. Como su propio nombre indica, Me es un personal recorrido por los pensamientos de la artista y sus experiencias vitales, en las que la pasión (Make up) o la dependencia emocional (Everything is you) se hacen protagonistas. El sonido de Empress of se mueve entre el pop y la música electrónica, con cierto aire a Björk. Sus sonidos a veces bordeando la música house (How do you do it) nos enganchan desde el primer momento, evolucionando hacia terrenos inexplorados que marcarán tendencia en los próximos años, en la línea de FKA Twigs.



The Weeknd
Beauty behind the madness
28 de agosto

Que 2015 fue el año de este artista canadiense con ascendencia etíope no hay quien lo ponga en duda. El éxito de su nuevo disco ha sido impresionante en todo el mundo (menos en España, que todavía andamos con el reggaeton). Y está claro que la inclusión del tema Earned it en la banda sonora de la película 50 sombras de Grey ha contribuido a ello. Pero al margen de los mainstream, Abbel Tesfaye (The Weeknd) ha construido un álbum que contiene piezas que se disfrutan especialmente, aunque nada de lo que encontremos en él suene especialmente novedoso. A ello también hay que añadir colaboraciones de nombres notables a nivel comercial como Lana del Rey (Prisoner) o Ed Sheeran (en la espléndida Dark times), y la capacidad vocal del artista, que juega con geniales retrueques de falsete que subrayan su poderosa personalidad. La "belleza detrás de la locura" juega con los convencionalismos y al mismo tiempo expulsa intensos ramalazos de independencia. Y confirma a un artista pleno ya convertido en uno de los nombres imprescindibles de la escena musical. 



Grimes
Art angels
6 de noviembre

La trayectoria de la canadiense Claire Boucher se ha desarrollado entre críticas y alabanzas. Lo mismo ocurre con este disco, que ha dividido a sus seguidores, algunos considerándolo demasiado comercial. En todo caso, Grimes sigue siendo lo que era, una artista personal (y loca perdida) que juega a ser la musa de la modernidad, y que hace referencia a videojuegos, cómics, cultura de frikies en definitiva. Por eso puede que sea la artista pop más actual. El comienzo del disco, en forma de pieza de cámara (laughing and not being normal), marca la diferencia de lo que nos encontraremos a continuación. No es casual que el primer single, Flash without blood, viniera acompañado de un videoclip pasado de rosca y protagonizado una Maria Antonieta ensangrentada y otros personajes sacados de lo más profundo de la cultura otaku. 




Jamie xx
Colour
2 de junio

El productor musical Jamie Smith, más conocido como Jamie xx, nos proponía en su primer álbum en solitario (pero en realidad se trataba de una extensión de su formación The xx) un recorrido por la historia de la música de baile en Gran Bretaña. Así, hay grandes aportaciones de las voces de The xx en temas como en Seesaw (Romy) o en Stranger in a room (Oliver Sim), se dan la mano con caminos electrónicos y sonidos de instrumentos tan folclóricos como los "steel drums", tambores metálicos inventados en Trinidad y Tobago que dan su sonido característico a la música calypso (Obvs). Sin duda el último álbum de Jamie xx es uno de los grandes hallazgos de la música electrónica de 2015, completo y complejo, que acaba creando una ambientación entre melancólica y festiva que resulta hipnótica.  





Father John Misty
I love you, honeybear
9 de febrero

Josh Tillman, ex-componente del grupo Fleet Foxes, creó su alter ego Father John Misty en 2012, cuando publicó el álbum Fear fun, el primero que publicó en solitario. Explorando los sonidos folk, pero yendo mucho más, el ahora conocido como father John Misty desgrana en su último proyecto una serie de canciones magistralmente escritas e interpretadas, que cuentan historias personales protagonizadas por sus dos personalidades (persona y personaje). Así, se van alternando los protagonistas en canciones maravillosas como The night Josh Tillman came to our Apt. o Chateau Lobby #4 (in C for two virgins). Temas que suenan a desierto y cuyas letras a veces caminan por terrenos pantanosos de la decepción, como en ese Bored in the USA que incluye risas enlatadas ("They gave useless education, and a sub-prime loan on a craftsman home, keep my prescripciones filled, and now I can't get off but I can kind of deal, Oh with being bored in the USA").



James McMurtry
Complicated game 
24 de febrero

El veterano James McMurtry es un caso curioso en el mundo de la música. Publicando discos que no terminaban de lograr el reconocimiento merecido durante toda la década de los 90, en 2008 Just us kids recoge tanto una buena acogida comercial como excelentes críticas. Pero entonces desaparece de la escena musical, en una especie de autoretiro. Han tenido que pasar 7 años para que McMurtry publique otra obra maestra, que le consolida como uno de los cantautores más destacados de la música norteamericana. Como de costumbre, McMurtry desgrana una serie de historias que van desde una boda (You got to me) hasta baladas campestres (She loves me). Pero lo que destaca es su capacidad para sostener historias de profundidad en temas de larga duración. Ahí están Carlisle's haul o Long island sound.  




Natalia Lafourcade
Hasta la raíz
17 de marzo

La cantante mexicana publicaba este álbum que nos ha dejado algunos de los momentos más brillantes del año 2015. La canción que da título al álbum plantea desde el principio las bases de este trabajo, que gira en torno al pop con esas raíces latinas que tan bien sabe introducir. Es, como otros discos femeninos de 2015, un ramillete de sentimientos sobre la ruptura (Ya no te puedo querer, No más llorar), pero con momentos también de esperanza y de promesas (Nunca es suficiente). Jorge Drexler participa en este disco que contiene también algunas de las baladas más hermosas que hemos oído en la voz de Natalia Lafourcade, como ese Vámonos negrito que homenajea a Machín, o la gran Palomas blancas, auténtica historia de amor dedicada a México. 



Lin-Manuel Miranda
Hamilton
25 de septiembre

Aunque faltan algunos meses para sus celebración, y a la espera de contendientes más destacados, el musical Hamilton se perfila como el gran triunfador de los premios Tony de Broadway. Otro éxito para el neoyorquino de ascendencia portorriqueña Lin-Manuel Miranda, que ya desató la locura con el drama sobre la inmigración In the Heights (2008). En esta ocasión la temática sigue teniendo a un inmigrante como protagonista, pero esta vez del siglo XVIII. Basada en la historia de Alexander Hamilton, nacido en las tierras colonizadas del Caribe, que llegó a Nueva York para competir con Thomas Jefferson en la carrera a la presidencia de los Estados Unidos. La particularidad de este musical es que la historia está contada en forma de hip-hop, y se trata sin duda una de las mejores creaciones musicales de los últimos años. Grandes temas como My shot o Wait for it acompañan a los trajes de época y los grandes decorados palaciegos. E incluso hay momentos que nos recuerdan en su grandilocuencia a pasajes de Los miserables (Satisfied). La variedad creativa de Hamilton hace que no haya que acercarse a ella solo como una banda sonora de musical, sino de un disco que se disfruta de forma autónoma. 




06 enero, 2016

25 discos que deberías haber escuchado en 2015 (1 ª Parte)

Nuestras listas de lo mejor de 2015 concluye con este repaso a algunos de los mejores álbumes de música publicados durante este año. Se trata, como no podía ser menos, de una revisión personal acorde con nuestras particulares referencias musicales, pero sobre todo está concebida como un repaso emocional de discos que nos han acompañado (algunos casi obsesivamente) durante todo este año. Esta es nuestra propuesta.

Soak
Before we forgot how to dream
29 de mayo

Esta cantante irlandesa nos ha sorprendido con su primer álbum. Complejo en su producción musical, contiene grandes momentos que van desde los más melancólicos (24 wounded house) hasta los más contundentes (Garden). Si puedes estar atento a las letras de las canciones, la profundidad de las sentencias escritas por su autora son de caerse para atrás. No estamos ante el debut de un cantautor que canta al amor y a las mariposas del campo, sino de una gran vocalista que es capaz de crear geniales ambientaciones sonoras de un tono a veces dramáticamente oscuro.




Ibeyi
Ibeyi
23 de febrero

También han debutado este año este dúo de hermanas cubanas que han creado una de las obras más apasionantes de la temporada. Recuperando la lengua yoruba africana (que aquí sirve también como interpretación de las canciones, junto al inglés), Ibeyi es una amalgama de referencias musicales, desde el hip hop hasta las percusiones africanas que sirvieron de punto de partida a los sones cubanos (Miguel "Angá" Díaz, uno de los miembros de Buena Vista Social Club es el padre de estas dos hermanas). La contundencia del sonido de este álbum se sostiene sin embargo en pocos instrumentos y tiene momentos de grandiosidad como este River que es un canto a las raíces espirituales de los orishas. 





Kamasi Washington
Epic
8 de mayo

Estamos ante uno de los grandes discos de jazz de los últimos años. Estas tres horas de música contienen algunos de los momentos más excitantes que hemos escuchando durante estos meses, que que nos traen, como su propio nombre indica, una auténtica épica musical que se refleja desde el primer tema, Change of the guard, toda una declaración de principios de lo que estamos a punto de escuchar, con esas cuerdas y esas voces corales que dan a la composición un aire casi cinematográfico. El saxofonista Kamasi Washington ya está entre los músicos más reconocidos del panorama actual, y ha colaborado en otros grandes discos de 2015 como To pimp a butterfly, de Kendrick Lamar, del que hablamos a continuación. Que no se nos olvide, la inmersión de Kamasi en el clasicismo del Clair de lune de Claude Debussy es apabullante.



Kendrick Lamar
To pimp a butterfly
19 de marzo

Nunca habría imaginado que el mejor disco del año fuera un álbum de rap. Pero así es. La complejidad de la última entrega del rapero estadounidense es apabullante en todos y cada uno de los temas. Puedes empezar escuchando rap puro y terminar adentrándote en los vericuetos del jazz, no sin antes pasar por un poco de R&B y algo de soul. Todo en uno. Este álbum está repleto de colaboraciones estelares (George Clinton, Terrace Martin, el incombustible Pharrel Williams o Thundercat, entre otros), pero consigue mantener una coherencia narrativa en esta historia musical que empieza con la frase "Every nigger is a star" en el contundente Wesley's theory y termina con un homenaje a Tupac Shakir (Mortal man).



Low
Ones and sixes
14 de septiembre

Para muchos es el mejor álbum del trío formado por Alan Sparhawk, Mimi Parker y Steve Garrington. Desde luego, se trata de una espléndida incursión en los sonidos indie de esta veterana banda norteamericana. El comienzo, con ese Gentle que parece casi funerario, que contiene percusiones de sonoridad industrial, nos pone en la pista de una casi omnipresencia de la voz de Alan Sparhwak y un cierto cambio de estilo, manteniendo la fidelidad a su sonido habitual. Cuando parecía que una banda tan longeva como Low había caído en cierta desidia, este álbum nos presenta un panorama totalmente diferente. Y la certeza de que la veteranía puede ofrecer también propuestas novedosas.



Stacey Kent
Tenderly
13 de noviembre

El título del album lo dice todo. La cantante de New Jersey nos propone arroparnos con su suave voz en un repaso a algunos standards del jazz suave pasados por la delicadeza del guitarrista de bossa nova Roberto Menescal. La mezcla resulta apasionante, y da com resultado uno de esos discos que uno puede escuchar mil veces sin caer en la monotonía. Hay alguna incursión en la bossa brasileña, como el suave devenir de Agarradinhos, y están algunos clásicos inevitables como Embraceable you, pero en general estamos ante una selección nada complaciente. Una delicia para los oídos. 





Ólafur Arnalds / Alice Sara Ott
The Chopin Project
16 de marzo

La fascinante capacidad emocional del islandés Ólafur Arnalds nos cautivó desde que lanzó en 2007 su álbum de debut, Eulogy for evolution hasta su incorporación a la banda sonora de la excelente serie británica Broadchurch. Su último proyecto se acerca a un referente clásico del que se considera deudor: la delicada elegancia de Frédéric Chopin. Y lo hace con dos colaboraciones notables, la de la pianista japonesa Alice Sara Ott, y el productor alemán Nils Frahm (del que ya hablamos aquí gracias a su trabajo para la película Victoria). El disco nos ofrece incursiones en piezas de Chopin, especialmente los Nocturnos, que se dan la mano con esas composiciones etéreas y envolventes a las que nos tiene acostumbrados Ólafur Arnalds. Así, el cuarteto de cuerda se fusiona con la exquisita interpretación al piano de Alice Sara Ott, dando lugar a pasajes de una belleza inmensa, como el arrebatador Eyes shut - Nocturne in C minor o la sutil cadencia de Verses.



Leon Bridges
Coming home
24 de junio

Que Leon Bridges es uno de los descubrimientos de 2015 es algo indudable. Su álbum de debut es una de las joyas musicales que nos ha ofrecido el pasado año, y le convierte, a sus 25 años, en uno de los alumnos aventajados del sonido soul. Este es uno de esos discos que te atrapan desde el principio gracias, más que a la cuidad producción musical de cada una de las canciones, a la personalidad de un cantante que tiene mil matices en esa voz dulce y negra en notables aportaciones como River o ese Coming home que da título al álbum. Su aportación a la banda sonora de la película Concussion (La verdad duele), protagonizada por Will Smith, podría darle también una nominación al Oscar, que sería el colofón a un año afortunado para él (y para nosotros).





Benjamin Clementine
At least for now
30 de marzo

La trayectoria de Benjamin Clementine le ha aportado un bagaje emocional suficiente como para construir auténticas obras de arte con las palabras. Criado en una familia de profundas convicciones religiosas, desarrolló su faceta de poeta en París y a su vuelta a Londres (la necesidad de volver la describe en London), publicó este álbum que pone los vellos de punta. Con influencias confesadas de Antony Hegarty, Clementine tiene una forma única de interpretar las canciones, desacompasado, rasgado. Su aparición en el programa de Jools Holland en un video que se hizo viral, pies descalzos, ojos emocionados, voz rota, nos emocionó. El álbum presenta sus credenciales con dos grandes temas, Winston Churchill's boy y Then I heard a bachelor's cry. Y a mitad de camino encontramos el magistral Condolence. Imprescindible. 



Sufjan Stevens
Carrie & Lowell
30 de marzo

Aunque a este cantante norteamericano le conocemos desde hace años, aquí se nos ha revelado con su mejor trabajo. El título del disco hace referencia a su madre Carrie, que sufrió esquizofrenia y adicción a las drogas, y abandonó a sus hijos en un videoclub, como cuenta en la estremecedora Should have known better ("when I was three, three maybe four, she left us at that video store"). Por su parte, su padrastro Lowell, casado durante cinco años, marcó la infancia de Stevens con esos viajes de los que habla en varias ocasiones (Carrie & Lowell, Eugene). Estamos ante una autobiografía descarnada de Sufjan Stevens, y esta apertura emocional se agradece. Y encontramos algunos de los momentos más conmovedores de su carrera, como ese Fourth of July en el que canta a su madre sobre su muerte. 




Hindi Zhara
Homeland
13 de abril

La cantante marroquí afincada en Francia nos ha devuelto este año ese recorrido por diversos estilos musicales (blues, chanson, soul...) que ya nos enganchó en Handmade. Aquí se nos despliega a través incluso de sonidos latinos (Can we dance, La luna) con colaboraciones de músicos notables como el percusionista Zé Luis Nascimento, o la guitarra del marroquí Bombino en ese homenaje a las montañas marroquíes y los tuaregs con el que se abre el álbum (To the forces). Esta mezcla de coherencia musical incuestionable se grabó entre París (Francia), Esauira (Marruecos) y Córdoba (España). Y esta diversidad de lugares refleja el amplio bagaje musical de una de las grandes cantantes del panorama internacional. 



Adele
25
20 de noviembre

El tan esperado último álbum de Adele llegó por fin a finales de 2015. Después de muchos comentarios sobre su proceso de composición y grabación, Adele se presentó una vez más como la gran diva de la canción británica. Bien es verdad que no vamos a encontrar en los discos de Adele, por el momento, demasiadas profundidades narrativas. Aquí, como en 21, el principal motor temático es el amor y sus variantes (amantes, ex-amantes, enamoramientos, abandonos...), pero la producción musical y sobre todo esa forma de interpretar entre la melancolía y el desgarro tienen la culpa de que una vez más Adele nos acabe arrebatando los sentidos. Hay grandes momentos como el emocionante Million years ago, o ese Hello con el que Adele comenzó a romper las listas de ventas a finales de noviembre.