26 agosto, 2016

Toots Thielemans: cine entre los labios


Los más de sesenta años que el músico Toots Thielemans dedicó al mundo del jazz le han convertido, dentro de los márgenes comerciales que permiten el purismo clásico, en algo más que un reconocido intérprete de armónica que consiguió elevar a la categoría de maestría los sonidos que modulaba con sus labios. El jazz tiene mucho que agradecerle a la popularidad que logró este instrumentista nacido y fallecido esta semana en Bruselas, que coqueteó primero con la guitarra, inspirado por su compatriota Django Reinhardt hasta que encontró la técnica perfecta para dar a la armónica un status superior entre los habituales sonidos del jazz. 

Colaborador de Quincy Jones en los años setenta, Toots Thielemans comenzó a dar las primeras muestras de creatividad innovadora con álbumes sublimes como Images (1975), en el que ya introducía su querencia por las bandas sonoras, que más tarde serían parte importante de su contribución musical, incorporando una majestuosa versión del tema principal compuesto por Henry Mancini para Días de vino y rosas (Blake Edwards, 1962) junto a la pianista norteamericana Joanne Brackeen. 

Toots Thielemans se ha movido siempre con comodidad entre los estándar del jazz y las sonoridades de la bossa nova, estilos musicales que han encontrado siempre un perfecto acoplamiento a ese sonido, aparentemente simple pero realmente complejo, de la armónica. Se dice de este instrumento que se aprende a tocar en un día, pero se necesita toda una vida para perfeccionar su técnica. Thielemans nos enseñó a reconocer la cadencia de la armónica aunque sonara de fondo, como en ese maravilloso "Sunny day", tema principal de la serie Barrio Sésamo (1969-), que compuso su primer director musical, Joe Raposo. El compositor decidió introducir la armónica del por entonces llamado Jean "Toots" Thielemans junto a un coro de niños que conformaron la esencia principal de la serie infantil, y que nos ha acompañado durante cuatro décadas. 




Por aquel entonces, el músico belga ya se había consolidado como un instrumentista de jazz capaz de adaptarse a cualquier estilo, incluidas las bandas sonoras. Sus colaboraciones con Quincy Jones le llevaron a participar en algunas de sus composiciones para el cine, como El prestamista (Sidney Lumet, 1964) o ese maravilloso Love theme de la película La huida (Sam Peckinpah, 1972). Pero de aquella época es especialmente notable su colaboración con el compositor John Barry en la banda sonora de Cowboy de medianoche (John Schlesinger, 1969). No se puede entender la esencia de uno de los mejores trabajos de John Barry sin ese sonido urbano y lánguido que aporta la armónica en temas como "Joe Buck rides again" o el propio "Midnight cowboy".  




Su prolífica participación en bandas sonoras de películas ha dado lugar a espléndidas creaciones junto a grandes nombres de la música de cine en las que su aportación ha sido siempre esencial: Yakuza (Sydney Pollack, 1974), con Dave Grusin; Buscando al señor Goodbar (Richard Brooks, 1977), con Artie Kane; o la cadencia precisa de sus trabajos con John Williams, Permiso para amar hasta medianoche (Mark Rydell, 1973) y Loca evasión (Steven Spielberg, 1974).

En Europa, Toots Thielemans también estuvo presente en notables bandas sonoras de algunas películas como Delicias turcas (Paul Verhoeven, 1973), con el compositor holandés Rogier van Otterloo, con el que colaboraría en álbumes de jazz,  o en la saga El manantial de las colinas (Claude Berri, 1986) y La venganza de Manon (Claude Berri, 1986), junto al francés Jean-Claude Petit. 

Aunque desde el punto de vista cinematográfico no resulta especialmente destacable, es espléndida la aportación de la armónica de Toots Thielemans a la banda sonora compuesta por Vladimir Cosma para el thriller francés L'affaire (Sergio Gobbi, 1994), en la que encontramos una sublime recreación jazzística de E lucerne le estelle de la Tosca de Giacomo Puccini. 

Hay momentos especialmente sublimes en la aportación cinematográfica de Toots Thielemans al cine, como esa maravillosa versión de "I love Paris" que interpretaba de la mano de James Newton Howard en la banda sonora de la comedia romántica French kiss (Lawrence Kasdan, 1995). O esa colaboración con Christopher Young en una banda sonora de acción como la de Hard rain (Mikael Salomon, 1998), en la que Thielemans volvía a demostrar que era único para desgranar sonoridades insólitos de su instrumento.





Si la armónica de Toots Thielemans nos ha acompañado durante cuarenta años de forma casi imperceptible gracias al tema principal del programa Barrio Sésamo, en Holanda fue más de una década la que permaneció en la memoria colectiva de los espectadores el tema principal de la serie policíaca Baantjer (1995-2006), uno de los iconos de la televisión de aquel país. El productor Herman van der Zwan pidió a Toots Thielemans que compusiera el tema central, y éste creó una maravillosa composición lánguida y al mismo tiempo romántica que tituló "A lonely detective in Rotterdam", y que finalmente acabó teniendo que cambiar (la serie se desarrollaba en Amsterdam) por el de "Circle of miles", incorporándose durante décadas al repertorio habitual del armonicista belga. Este tema forma parte del legado musical de un genio del jazz que también ha incorporado al universo musical estándar maravillosos como ese "Bluesette" que compuso en 1962 utilizando como instrumentos principales su propio silbido y una guitarra que interpretaba él mismo. 



Al margen de sus aportaciones para el cine, no podemos dejar de recomendar el que quizá sea uno de los mejores álbumes que se han publicado jamás fusionando el jazz y la bossa nova: The Brasil project (1992), y su continuación, The Brasil project vol. II (1993), son auténticas obras maestras con instrumentistas como Mark Isham, Lee Riteneur, Dave Grusin o Marc Jhonson junto a grandes músicos brasileños como Luis Bonfá, Caetano Veloso, Chico Buarque, Milton Nascimento, Gilberto Gil o Eliane Elias. Y que por cierto incluye una versión bossanova de "Bluesette" que es apasionante.

Toots Thielemans, fallecido hace unos días a la edad de 94 años, convirtió un pequeño instrumento en la base de una revolución musical en el jazz. Su contribución ha sido, quizás más allá de la popularidad de su nombre, decisiva para la memoria colectiva de muchos amantes del jazz y del cine en las últimas cuatro décadas. Quienes han tenido la fortuna de verle en directo en algún concierto saben de la magia que desprendía cada una de las tonalidades musicales que sabía sacar de su armónica. It's hard to say goodbye, decía una de las canciones que compuso para el álbum The live takes (2000). Efectivamente, es difícil decir adiós a una de las figuras más influyentes de la música de los últimos tiempos.           






15 agosto, 2016

Human: Las mil caras del ser humano

Human es el último documental del fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand, al que conocimos como director por su trabajo en otra película que reflexionaba, en aquel caso, sobre las consecuencias del cambio climático: Home (2009), y que podríamos decir que forma parte de una trilogía que se cierra con Terra (2015), en el que esta vez se nos muestra la relación entre el ser humano y nuestro planeta. Como en Home, el último documental de Yann Arthus-Bertrand contiene imágenes sorprendentes, hermosas, impactantes, llenas de un talento especial para conseguir auténticas visiones pictóricas de la realidad, mezcladas aquí con retratos de más de 2.000 rostros humanos (esculpidos por el paso del tiempo casi como los paisajes aéreos que se mezclan con sus historias personales), que se entrevistaron a lo largo de dos años en sesenta países de todo el mundo. Y con testimonios que nos presentan un collage en torno a las relaciones humanas (el amor, la felicidad, el maltrato, la pobreza...) que quizá pretende abarcar demasiados temas y no termina de profundizar en ninguno, pero que logra capturar la esencia de las contradicciones, la belleza, la crueldad del ser humano. Acompañado por una inmensa y poderosa banda sonora creada por el siempre efectivo Armand Amar, Human es uno de esos documentales que hay que disfrutar sin prejuicios, sabiendo que no vamos a encontrar una profunda reflexión sobre la vida humana, pero sí un perfecto retrato de la complejidad que supone la vida en diferentes países. 

De Human se pueden ver tres versiones diferentes: una de dos y horas y media que se se acaba de estrenar en salas de cine, un montaje especial de una hora y media para televisión y una versión extendida de cuatro horas y media que se puede ver en internet. Distribuida por Google a través de Youtube, esta versión completa se puede ver en alta definición y tiene la particularidad de que muestra los nombres de los entrevistados y los países en los que se ha rodado, opcional para aquellos espectadores que lo deseen. Para entender la verdadera esencia de este documental, recomendamos ver esta última versión, mucho más compleja y poliédrica que las otras, y que se presenta en tres partes que se pueden ver de forma continuada o como si se tratara de una serie de tres episodios. 









Human se estrenó en España el 12 de agosto

12 agosto, 2016

Brasil es es algo más que samba

Al margen de su difícil situación política, una de las más complicadas que ha vivido desde hace décadas, Brasil vuelve a ser protagonista de un acontecimiento deportivo, los Juegos Olímpicos, que al igual que ocurrió con el Mundial de Fútbol, no parece que vaya a lograr su propósito de ocultar la devastadora pandemia social y económica que sufre el país. Brasil es un país lleno de contradicciones, como el hecho de que promueva como principal leitmotiv de Rio 2016 la sostenibilidad medioambiental mientras Petrobras, una de las empresas que dilapida desde hace décadas el Amazonas, sea la que haya salido en socorro de la millonaria deuda que atesora el comité organizador de los Juegos. Se trata por tanto de un país de personalidad compleja, lo que también se traslada a la propia organización de estos Juegos Olímpicos, en los que hasta el agua de las piscinas cambia de color. Para conocer Brasil, hay que conocer su música, que no se circunscribe únicamente a la samba, sino que, como el propio territorio, es una amalgama de sonidos y estilos diversos que van de la samba a la bossa nova pasando por el mangue beat, forró, frevó, maracatú, MPB, hip hop, tecnobrega o jazz brasileño, que han conformado una identidad diversa menos conocida de lo que pudiera parecer. Numerosos artistas jóvenes transmiten a través de su música una poliédrica mirada a ese Brasil contemporáneo que, tras las acusaciones de corrupción a Lula Da Silva y de delitos económicos a Dima Rousseff, reniega de los "salvadores de la patria". Estos son algunos de los nombres y álbumes fundamentales de la actual música brasileña:

Diogo Strausz
Spectrum, Vol. 1
11 de septiembre de 2015

Diogo Strausz es uno de esos representantes de una nueva generación de artistas completos y complejos que han surgido en Brasil en los últimos años. Compositor, instrumentista, DJ y fotógrafo, convierte sus orígenes de buena familia en una multidisciplinar proyección de bagaje cultural que tiene su raíz en la música brasileña tradicional, pero sobre todo en los sonidos disco de los años 70. Se ha comentado que su disco Spectrum, Vol. 1 tiene aires de banda sonora de película de Quentin Tarantino, y desde luego contiene en sus primeros temas ese aire retro que encuentra su mayor eclosión en esa colaboración con el artista Apollo que convierte el tema F.C.K. en un maravilloso tributo a los sonidos de los años setenta, aunque también cuenta con otras sonoridades mucho más oscuras.



Rodrigo Amarante
Cavalo
23 de septiembre de 2015

El músico nacido en Río de Janeiro ha estado ligado durante muchos años al grupo Little Joy, que formó en 2007 junto a Fabrizio Moretti y Binki Shapiro. Pero en 2013 sacó al mercado su primer disco en solitario, Cavalo, que se ha convertido en uno de los clásico de la nueva música brasileña. En su aventura en solitario, Amarante se aleja de ese poco refrescante que caracterizaba a Little Joy y se hace más folk, pero sembrado de ese aire de bossa nova que aporta esa melancolía a sus temas. Canta sobre la madre de un soldado muerto (I'm ready) o sobre un hombre que se niega a aliviar su pena (Tardei). Y su música suena a ese compositor que ha encontrado un camino propio marcado por la condición humana. Rodrigo Amarante también fue el compositor e intérprete de ese magnífico tema principal de la serie de Netflix Narcos, dirigida por su compatriota Jose Padilha, por el que ha sido nominado a un Emmy.




Boogarins
Manual
29 de octubre de 2015

Este cuarteto se dio a conocer en 2013 con su primer álbum, As plantas que curam, que les presentaba ya con un sonido personal con aires de rock y psicodelia muy de los años sesenta. Procedentes de una pequeña ciudad llamada Goiânia situada en el centro de Brasil, Boogarins lanzaban en 2015 un disco mucho más elaborado, pero manteniendo esa psicodelia tropical que les hacer ser uno de los grupos más interesantes del panorama musical brasileño. Hay en su música reminiscencias de The Who y The Doors, pero particularmente sazonadas con ese aire de playas brasileñas que hacen que temas como Avalanche se conviertan en perfectas e hipnóticas dosis musicales de punk tropical. La guitarra se convierte en protagonista en temas más urbanos como el instrumental San Lorenzo, que sin embargo concluye con sonidos de gaviotas que nos devuelve a la orilla del mar, ese lugar del que surgen los sonidos de Boogarins, o sonidos londinense como los de 6000 Dias (ou mantra dos 20 anos).



Dream Koala
Exodus
12 de abril de 2015

Nacido en París, hijo de dos artistas brasileños, Yndi Ferreira, más conocido como Dream Koala, es uno de esos artistas multidisciplinares que, desde muy joven, ha demostrado su talento para la música. Con solo diecinueve años publicó su EP Odyssey, una preciosa balada de aires urbanos, se introdujo en la banda de la película francesa Reencontrar el amor (Lisa Azuelos, 2014). A finales de 2015, ya con veintiún años, Dream Koala ha lanzado al mercado su último EP, Exodus, que le acerca a sonidos más electrónicos, cercanos al chill out, y que se plantea como una continuación del anterior, Earth. Home. Destroyed (2014). Sus orígenes brasileños le aportan también esa preocupación por el medio ambiente y el futuro de nuestro planeta que está presente en la letra de muchas de sus canciones. De ahí que su música no se quede en la epidermis de la perfecta elaboración instrumental y vocal, sino que también contenga profundidad en sus mensajes. Este es el tema de su anterior EP con el que Dream Koala se reveló como uno de los nombres destacados de la actual música electrónica.   



Graveola
Camaleão borboleta
10 de junio de 2016

Graveola es una veterana formación musical que este verano ha publicado su quinto álbum. Procedentes de la región de Minas Gerais, practican un sonido folk que ellos mismos denominan como "carnival-cabbinalism" (canibalismo carnavales), algo así como una mirada a los sonidos tradicionales de la música brasileña pero sazonados con aires de de pop de los años sesenta que le da una envoltura especialmente atractiva. En su último álbum esta reunión entre lo tradicional y lo urbano se demuestra en hermosas canciones como Aurora o colaboraciones como la del cantante Samuel Rosa en su reedición del tema Talismã. En realidad, parece que Graveola ha querido dar un salto cualitativo con este último álbum, contando con la producción de Chico Neves, uno de los responsables del éxito de artistas como Lenine, Skank y O Rappa. El disco es una suerte de banda sonora de carnaval que se escucha con la sensación de estar disfrutando de las playas arenosas de Brasil.  



O Rappa
Acustico Oficina Brennand
27 de mayo de 2016

Aunque no publican desde 2013, no se puede hablar de la nueva música brasileña sin mencionar al grupo O Rappa, una de las formaciones musicales más influyentes de los últimos años. Su rock alternativo mezclado con aires de reggae y samba-rap, se ha convertido en seña de identidad para muchos otros grupos que han surgido posteriormente. Formado en 1993, con Nelson Meirelles, Marcello Lobato, Marcelo Yuka, Alecandre Menezes y Marcelo Falcão como vocalista, la formación ha ido cambiando a lo largo de los años de miembros, pero manteniendo ese estilo característico que les ha convertido en una de las bandas musicales brasileñas con letras más rotundas en torno a la situación social de su país. Recientemente han publicado un álbum acústico grabado en directo en la Oficina Brennand, una Galería de arte dedicada al artista ceramista Francisco Brennand en la preciosa ciudad de Recife, que viene acompañado de un impresionante DVD que nos permite disfrutar de un concierto espléndido.


Sara Não tem nome 
Omega III
22 de septiembre de 2015

Con esa melancolía que la acerca a cantantes como Patti Smith, la brasileña Sara Braga, nacida en Minas Gerais, publicó su primer álbum el año pasado, y sorprendió por su perfecta creación de sonidos folk que hablan de estados de ánimo y sensaciones acústicas entre paisajes industriales. Esa soledad adolescente que transmite en temas como Solidão está envuelta en esos horizontes lluviosos que ella misma ha vivido en localidades como Paranapiacaba o en la ciudad de Caragem, donde se crió y desarrolló una primera carrera como artista visual. La cantante de 23 años se ha situado entre los nombres más destacados de la escena musical brasileña, sin que esa lectura de adolescencia melancólica se quede en la mera superficie, sino que también sabe profundizar en aspectos más personales que traspasan la simple etiqueta de la longevidad. Hay otros recursos estilísticos que plantean interesantes reflexiones sobre el pecado y las apariencias, como en Água viva, otro de los aciertos de este álbum.




Mahmundi
Mahmundi
6 de mayo de 2016

Otro de esos sonidos nostálgicos que la escena musical brasileña nos ofrece es este álbum de la cantante Marcela Vale, nacida en Rio de Janeiro, y conocida como Mahmundi. Su primer álbum, publicado hace unos meses en formato digital, es un compendio de sonoridades que nos recuerdan a la música synth-pop de los años ochenta, y acaba siendo toda una delicia para oídos nostálgicos. Los primeros ritmos de temas como Azul nos transportan a otros momentos musicales, aportando esa cadencia vocal con la que la cantante envuelve sus composiciones. Tampoco hay que renunciar a la descarada recreación de sonidos pasados, y Mahmundi no lo hace desde luego, como en ese maravilloso homenaje a los sintetizadores pop de temas como Calor do amor, una delicia llena de reminiscencias nostálgicas.





05 agosto, 2016

Foodtruck: el fracaso de la libertad

Entre los fenómenos foodies más destacados de los últimos años se encuentra el concepto foodtruck, una vertiente distinta de la gastronomía tradicional que reinventa la comida callejera que se ofrecía a los trabajadores nocturnos de la construcción en los denominados Night Lunch Wagons a finales del siglo XIX en Estados Unidos, y que posteriormente, en los años veinte, hasta el propio Henry Ford montó para sus propios empleados en Greenfield Village. Hasta su reconversión en las Canteens de los 50 y el resurgir como fenómeno gastronómico a partir de 2007. Si en 1890 surgieron estas iniciativas para dar de comer a los obreros de la construcción, es precisamente la crisis inmobiliaria la que provoca que algunos chefs de reconocidos restaurantes inicien su propios negocios incorporando sus creaciones al concepto de comida callejera, ante la imposibilidad de mantener los tradicionales locales de restauración. 

La película Chef (2014), dirigida y protagonizada por Jon Favreau, describe bien este resurgimiento del boom de la nueva comida en la calle, pero matizada con el concepto gourmet. Desde Estados Unidos, especialmente Nueva York, hasta Europa, especialmente Londres, el foodtruck se ha convertido en pocos años en una moda de los aficionados a la gastronomía, los que convierten una idea diferente en un fenómeno de corto alcance por lo general. 

España ha tardado algunos años en incorporar esta moda a la cocina, mucho más interesados en seguir la marcha de la restauración tradicional, las estrellas Michelin y las listas de los mejores locales del mundo. En este sentido, lo que en nuestro país se ha traducido en innovación creativa dentro de la cocina no se ha trasladado fuera de ella, y se ha continuado ofreciendo una visión tradicional de la experiencia gastronómica (comer "de tapas" no es una innovación, sino todo lo contrario). En Barcelona, en 2014, surgió el primer evento de comida callejera que se puede considerar como el inicio de la moda foodtruck en España: el Eat Street, al que luego se irían incorporando Van Van y Palo Alto Market. El éxito cosechado ha propiciado que en otras ciudades españolas surjan iniciativas parecidas: Madrid, Sevilla, Málaga...

Sin embargo, el fenómeno parece haber tocado techo. La legislación vigente es el principal problema para seguir avanzando en el concepto original del foodtruck que no consiste en participar en eventos privados o públicos más o menos continuados, sino en tener la posibilidad de presentar una oferta variada en lugares y espacios donde no es fácil encontrar este tipo de propuestas gastronómicas. Es decir, el fenómeno foodtruck no es una transposición de un Mercado Gourmet, ni una variación de la Feria de las Naciones, como ha terminado convirtiéndose en Sevilla, en un intento de revitalizar a base de eventos foodtruck espacios como el Muelle de las Delicias que no termina de tener la vitalidad de otros lugares de ocio portuarios como Muelle Uno, en Málaga.

Roberto de la Cuerda, uno de los pioneros del movimiento foodtruck en España, comentaba en una entrevista: "Aquí las modas siempre llegan tarde y mal. Aún nos queda mucho para poder aparcar y vender en cualquier calle como pasa en Nueva York". Esta es precisamente una de las formas en las que se ha tergiversado el fenómeno en España. Mientras que el foodtruck nace como concepto itinerante (en Nueva York por ejemplo, la mejor forma para conocer las calles en las que se puede encontrar la mejor comida callejera es vía twitter, porque están en continuo movimiento), en España lo hemos convertido en una propuesta más de las típicas ferias y mercados que se celebran en las ciudades. El problema es que, en la mayor parte de las comunidades autónomas, la venta ambulante de comida está prohibida a no ser que esté asociada a un evento privado. Es decir, el fenómeno foodtruck se circunscribe, por culpa de la administración, a actividades organizadas por terceros que alquilan el espacio a las caravanas gastronómicas. 

Si tenemos en cuenta que en un evento de estas características adecuadamente organizado un foodtrucker puede ganar como mucho unos 4.000 euros, de los que más del 70% se va en gastos de personal, alquiler del espacio, impuestos y gastos varios, la cuentas no terminan de salir. Eso si el evento no está organizado por pendencieros empresarios que tratan de sacar el mayor beneficio con alquileres desorbitados. "De una tarifa de 400 euros por fin de semana se está cobrando una media 800 euros", denuncia Patricio Bustamante, director general de Street Trucks. 

Mientras, en otras ciudades europeas como Londres o Berlín, los foodtruckers tienen cierta libertad de movilidad, siempre que cumplan con los requisitos que cada Ayuntamiento estipula en cuanto a la venta ambulante. Es decir, una furgoneta de comida callejera puede solicitar permisos para establecerse durante varios días en una zona determinada de la ciudad, sin tener que estar supeditada estrechamente a una actividad determinada. Lo cual no quiere decir que también se produzcan determinados eventos gastronómicos que reúnen a diferentes foodtruckers (en Berlín se pueden encontrar itinerantes mercados de comida callejera en zonas como Kreuzberg), pero existe una mayor flexibilidad para desarrollar este tipo de actividad. 

De esta manera, si la legislación no se adapta, el fenómeno foodtruck parece tener los días contados en España. O al menos en su concepto original. La administración camina por detrás de una propuesta gastronómica original que sin embargo se topa de bruces con una normativa que no sabe adaptarse con la celeridad necesaria a las nuevas ofertas comerciales en el terreno de la restauración.