28 septiembre, 2009

Nanking resucita

La tragedia más sangrienta que ha vivido China regresa a las pantallas con la última Concha de Oro del Festival de San Sebastián. Pero no es la primera vez que una película se acerca a esta masacre que violó todos los tratados bélicos del momento. 

Hace un año hablábamos en este blog de Nanking (Nanjing), cuya población china sufrió una de las mayores atrocidades a manos del ejército japonés, en nuestro post titulado "La gran tragedia china". Ahora, el Gran Premio del Festival de San Sebastián ha resucitado el horror que vivieron los habitantes de una ciudad acosada y violada por un ejército fuera de sí. City of Life and Death, de Chuan Lu, tiene todos los ingredientes para ser una de esas películas que permanecen en la retina (de nuevo, la utilización de la fotografía en blanco y negro profundiza en las heridas de la guerra), y sin duda puede ser un título con amplia repercusión internacional. Pero sería interesante acompañar la visión de esta película con otro título que de forma documental, nos introducía en la tragedia a través de las cartas reales y de las entrevistas a algunos de los que la vivieron. Se trata del documental producido por HBO Nanking (2007), de Bill Guttentag y Dan Sturman, que ya comentamos en el post anterior.

Y no olvidemos, para la probable repercusión de City of life and death en Estados Unidos, que Nanking logró una buena recepción en la televisión estadounidense, compitiendo en Sundance y en los Emmy Awards. Todo es decisivo para que un título extranjero logre atraer la atención de Hollywood. 

Al margen de estas cuestiones, lo cierto es que City of life and death (o Nanjing!, Nanjing!, como se titula originalmente), logra el objetivo de hacernos palpable la rabia y la desesperación de quienes eran sometidos al arbitrio de sus captores. No fueron pocos. Se calcula que más de 200.000 personas fueron asesinadas en Nanking. Y, al margen de una perfecta recreación bélica, que nos implica emocionalmente (la película cuenta con un trabajo sonoro espléndido), esta historia contada a base de retazos o breves relatos contiene algunos momentos que ponen el vello de punta. City of life and death es una esas películas que te dejan hundido, sin saber explicar por qué el ser humano se puede convertir en bestia. Y aunque su metraje pueda resultar excesivo, tienes la impresión de estar viendo auténtico cine, de planificación perfecta, de imágenes emocionantes e impactantes, de cuidado estilo visual. 

Que a Chuan Lu le comparen con Steven Spielberg es una de esas chorradas que surgen de los festivales (¿porque los dos han hecho una película bélica en blanco y negro?). Pero que Chuan Lu parece destinado a convertirse en uno de los directores orientales más destacados de los próximos años sí parece una certeza. Y eso que, para película de preciso y emocionante acabado (merecedora sin duda de, al menos, los Premios de Dirección e Interpretación) prefiero El secreto de sus ojos, de Campanella. 

22 septiembre, 2009

Los 150 amantes del cine

Que el director de la principal institución de cine en España descalifique a cineastas que, nos gusten más o menos, contribuyen al desarrollo de nuestra industria, dice mucho sobre la prepotencia de quienes, en teoría, están mamando un sueldo para ponerse al servicio de la cultura. 

Tras la reunión que la Ministra de Cultura, la simpar Ángeles González-Sinde, y el director del ICAA-Instituto de Cinematografía, Ignasi Guardans mantuvieron con cinco representantes de lo que se ha dado en llamar Cineastas contra la Orden, el director del ICAA comentaba ante los medios de comunicación que, en comparación con los miles de trabajadores del cine en España, este grupo representaba sólo a "150 amantes del cine". Las reivindicaciones de este grupo, en el que se encuentran directores tan "poco solventes" como Manuel Martín Cuenca, Javier Rebollo, Felipe Vega, David Trueba o Isaki Lacuesta pasan por pretender que no se olviden las producciones de bajo coste, teniendo en cuenta los parámetros de recaudación que se marcarían para conceder las ayudas. 

Lo de las diveregencias es normal. Lo de la actitud de convidada de piedra de la Ministra, es normal. Pero que el principal responsable del Instituto de Cine tengo una actitud de menosprecio hacia un centenar de "amantes del cine" (manda cojones también la definición. Joder, si son amantes del cine habrá que tenerlos en cuenta. ¿O para ser director del ICAA no hace falta ser amante del cine?), resulta significativo. Aquí la cuestión es sacar adelante, sí o sí, una Ley del Cine que no gusta a nadie, a pesar de que efectivamente es necesaria. Pero como siempre, hacer las cosas correctamente, teniendo en cuenta a todas las partes, parece difícil en nuestra industria. Especialmente con personalidades como Ignasi Guardans. 

19 septiembre, 2009

Noche de estreno

Noche de estreno de dos cortometrajes que se acercan a dos realidades complejas, pero habituales en los informativos. Dos cortos que tienen la virtud de contar sus historias en pocos minutos (¡loados los cortos cortos!). Noche de fiesta y de gracias, muchas gracias. 

Esta semana hemos tenido otra noche de estreno, con la presentación de dos cortometrajes en pantalla grande. Las noches de estreno son extrañas, pero al mismo tiempo tópicas. La última no fue menos. Se presentaban Lágrimas en el café, de Irene Golden y Juan Rivadeneyra, y Cuestión de suerte, de Jorge Laplace. Las noches de estreno de las películas que se van a estrenar en cines y las de los cortometrajes que nunca vamos a ver en el cine son diferentes. Y tienen objetivos distintos. 

En el caso de las películas comerciales, se trata de una estrategia de promoción. Los directores y los actores difícilmente se quedan a ver la película, en parte porque ya la han visto, y en general porque a algunos directores y a casi todos los actores no les gusta el cine. Conozco pocos actores que de verdad disfruten viendo una película. A pesar de trabajar delante de la cámara, son los espectadores más perezosos e incultos que he visto. Como Megan Fox, que dicen que se cabreó porque el director de Transformers 2, Michael Bay, la obligó a ir de excursión a ver las pirámides de Gizeh. No nos extrañemos tanto,
en España hay muchos de eso.

En los cortometrajes, se trata en realidad de una reunión casi familiar, formada en buena parte por el equipo de un corto que ya casi ni se acuerda que había participado en el rodaje (con el tiempo que suelen tardar en terminarse los cortos), y que realmente sí tiene ganas de ver el resultado (entre otras cosas porque difícilmente van a volver a ver el corto en un cine). La noche pasada no fue distinta. También hubo lo habitual: los que están en todas partes y no sabes quién les ha invitado, los que se cuelan porque pasaban por allí, los que creen que en el estreno de un corto hay tantos medios de comunicación como en los de un título comercial (ni de coña, claro), y los que esperan impacientes a las copas (habitualmente escasas) que se suelen dar después de la proyección. 


Pero sobre todo es una noche de gracias (no las divinas, sino las de agradecimiento). Todos se dan las gracias a todos. El cine español en general es muy dado a dar las gracias. Pero también es muy desagradecido. Conozco gente que ha trabajado como extra, malpagado, aburrido hasta la extenuación en rodajes pesadísimos, que luego no han recibido ni una puta invitación para ver la película. "¡Si quieren ver la película, que paguen, coño!", diría el productor. Por mucho que se den las gracias en la presentación de un estreno, el cine es una profesión que ningunea a muchos de los que se acercan a él con la inocencia de quien piensa en fastos y estrellas. 



P.D. ¡Qué gusto da escribir mientras escuchas a Emiliana Torrini!

04 septiembre, 2009

La locura de la vida

El cine a veces pasa factura. El asesinato del fotógrafo transmutado en realizador de un documental impactante Christian Poveda, es un ejemplo de cómo hacer según qué tipo de cine puede acabar en un trágico final. 

Cuando Christian Poveda realizó un reportaje fotográfico sobre miembros de una de las maras (bandas callejeras) más violentas de El Salvador para la revista Paris Match, las vidas de sus componentes acabaron seduciéndole hasta el punto de convivir con ellos durante un año y medio para realizar el documental La vida loca (2008), un retrato de la condición humana de una generación descendiente de emigrantes frustrados que no conocen más forma de vida que la de ejercer por la fuerza su derecho a vivir, por encima de las leyes y las reglas mínimas de convivencia. 

Las maras surgieron en Los Angeles, por las disputas entre bandas de mexicanos y salvadoreños muchos de los cuales fueron deportados por Estados Unidos a su país después de la guerra civil de El Salvador, a principios de los noventa. Mara proviene de "marabunta", una especie de hormiga que habita el Amazonas brasileño, y su representación callejera se ha convertido en El Salvador en la causante del 60% de las muertes violentas que se producen cada año, con una media de una docena de asesinatos al día. En El Salvador, pero también en Honduras y México, las maras son un grave problema, pero también actúan entre los emigrantes que viven en países como Estados Unidos o España. 

La mara 18 es una de las más violentas y numerosas, y miembros de esta pandilla son los protagonistas del documental de Christian Salvador. La vida loca trata de ofrecer una visión positivista y optimista, hablando de los vehículos de reinserción de estos delincuentes, a los que se acogen muchos de ellos tras años de cárcel, y se adentra también en sus preocupaciones y sentimientos. O al menos hasta el límite que le permiten estos "machitos" que desde luego no dejan traslucir ni un ápice de compasión, excepto cuando uno de ellos es asesinado. La película suscitó un importante debate en su país, porque muchos espectadores no entendían cómo se podía ofrecer esta visión paternalista de los violentos. 

Aunque como documental tiene importantes carencias, sobre todo por una estructura que resulta repetitiva y por su incapacidad para adentrarse algo más a fondo en la sinrazón de la violencia, La vida loca impacta, como otros documentos del mismo género, por la sorprendente asimilación de la muerte como forma de vida, y contiene algunos momentos especialmente duros. Otros, sorprendentes, como cuando el principal responsable de una ONG dedicada a ofrecer medidas de reinserción a los miembros de las maras dándoles un trabajo digno, acaba siendo encarcelado... por asesinato. 

 
Desgraciadamente, la muerte de Christian Poveda le ha dado a su película la trascendencia que hasta ahora no había conseguido, ya que sólo se había visto en festivales como el de San Sebastián. Sobre todo porque se produce pocos días antes del estreno oficial en Francia (país coproductor), previsto para el 30 de septiembre. Y en El Salvador, dos días después de su asesinato, las copias ilegales de La vida loca han vuelto a circular por las calles y se ha convertido en objeto de deseo de miles de espectadores. 

Cristian Poveda había sido amenazado por otras maras rivales de la 18, y posiblemente sean éstas las causantes de su muerte. Pero, aunque podría parecer previsible, el asesinato de este excelente fotógrafo nos devuelve la reflexión sobre hasta qué punto retratar la vida como es puede acabar resultando un arma de doble filo.