31 marzo, 2016

Frankenstein sigue vivo

La novela de la escritora Mary Shelley Frankenstein o el moderno Prometeo (1818) ha conocido numerosas adaptaciones a lo largo de la historia del cine, aunque curiosamente casi ninguna ha adaptado la historia tal como se desarrolla en la novela, algunas de ellas centrándose en la figura del monstruo o en la del doctor Victor Frankenstein, pero sin explorar las verdaderas posibilidades de una historia que hilvana distintos encuentros entre la criatura y su creador, y apunta incluso la posibilidad (finalmente frustrada) de la creación de una compañera para el monstruo. 


En general, el cine no ha hecho demasiada justicia a la novela escrita por Mary Shelley en aquel encuentro junto a su marido Percey y Lord Byron en Villa Diodati, en Suiza, de donde también surgió el relato El vampiro (1819), escrito por Byron y el primer referente literario de esta figura terrorífica. El monstruo ha sido el objeto principal como protagonista de las películas, pero no se ha conseguido elaborar un discurso que cohesione bien con las ideas planteadas por Shelley en su novela: esa condición de Prometeo que arrebata el fuego sagrado de la vida a los dioses. La criatura creada por Victor Frankenstein se plantea, además, en la novela original como un ser vengativo debido al maltrato que sufre por los seres humanos, pero también por su propio creador, que renuncia a él cuando se da cuenta de que ha creado un monstruo. 

El cine se ha permitido numerosas licencias en sus adaptaciones, lo cual no quita valor evidente a grandes obras maestras del terror barroco como El Doctor Frankenstein (1931), y su secuela La novia de Frankenstein (1935) ambas dirigidas por James Whale, pero sí plantea una curiosa reflexión sobre el interés del cine por determinados temas y su intención de eliminar otros que quizás no resultan tan cómodos para los espectadores. Quizás la versión más fiel de la historia es la que propuso Kenneth Branagh en su Frankenstein, de Mary Shelley (1994). 

Lo cierto es que la figura de Frankenstein sigue estando presente en el cine y la televisión, con versiones muy libérrimas de la novela original. A continuación ofrecemos un repaso a algunas de las últimas adaptaciones que se han estrenado en cine y televisión. 

Victor Frankenstein, de Paul McGuigan nos propone una historia paralela a la creación del monstruo, cuando el doctor Frankenstein (James McAvoy) encuentra en un circo al que acabará convirtiéndose en su ayudante (Daniel Radcliffe), compañero fiel que le ayudará en su insólito objetivo médico. La propuesta está escrita por Max Landis, el hijo del director John Landis, que fuera autor también del guión de la interesante Chronicle (2012) y de la comedia de acción Mr. Right (2015), del español Paco Cabezas. Planteando la historia desde un punto de vista distinto, tratando de darle énfasis a la relación entre el doctor y su ayudante, dejando al monstruo en un plano secundario, sin embargo no aporta grandes valores al argumento ya conocido. La película se mueve con dificultad entre diferentes géneros (del terror al humor negro, y hasta retazos de cine de acción victoriana, al estilo de las películas de Sherlock Holmes (2009)) pero esta indefinición es su principal problema, a pesar del buen trabajo de los dos actores protagonistas. 


Frankenstein, de Bernard Rose es otra revisión muy libre de la novela de Mary Shelley. Situada en la actualidad, comienza justamente con la creación del monstruo por parte de dos investigadores (Carrie-Anne Moss y Danny Huston, reclamos en la promoción de la película, pero meros secundarios) y sigue a la criatura (el australiano Xavier Samuel, que formó parte de la saga Crepúsculo (2010)) a lo largo de su aprendizaje y su huida en busca de la supervivencia, manteniendo cierto paralelismo con la novela (el encuentro con la niña o su amistad con el anciano invidente, aquí un vagabundo), pero alejándose esencialmente de los planteamientos originales. Aunque Bernard Rose inició su carrera con títulos interesantes como La casa de papel (1988) o Candyman: El dominio de la mente (1992), el director británico se ha movido en diversos géneros con resultados irregulares y aquí firma una mera película de serie B que se detiene demasiado en un superficial enfoque psicológico del personaje que tampoco aporta nada ni interesa demasiado. 

Frankenstein vs. The Mummy es otro título de serie B que utiliza el nombre del monstruo y del otro mito del terror clásico para reclamar la atención del espectador. Escrita y dirigida por Damien Leone, la película plantea un enfrentamiento un tanto imposible (y falso, porque se resuelve en una peleíta de cinco minutos al final de sus casi dos horas de duración), tomando como excusa una coincidencia sin mucho sentido. Pero tampoco pretendamos que haya una cierta coherencia narrativa. Pasada la primera media hora, con la atención puesta en una relación amorosa que nos importa poco entre el joven doctor Frankenstein y la científica que investiga los secretos de la momia, la película ofrece un ramillete de escenas sangrientas que tampoco es que pongan los pelos de punta, pero tienen su gracia. Ni qué decir tiene que la inspiración en la novela es eso, pura inspiración, incluso en la presencia física del monstruo que, a pesar del cartel, aquí se nos presenta con una melena que ya quisiera Bruce Willis, y con la capacidad de hablar desde el minuto uno. 

The Frankenstein Chronicles es una miniserie de la cadena británica ITV estrenada el pasado mes de noviembre (en España lo hizo en diciembre, de la mano de Wuaki TV), y que es interesante recuperar. En realidad no es una adaptación de la novela original, sino que utiliza la historia como uno de los elementos en los que se basa la investigación de un policía (Sean Bean) cuando, diez años después de la publicación de la novela, un asesino parece estar imitando la creación del monstruo. Lo interesante es que la propia Mary Shelley se convierte en parte de la trama, siendo uno de los personajes principales de la misma, y teniendo que enfrentarse a las consecuencias de la publicación de su relato de terror. Si como adaptación de la historia no propone nada, la serie es una interesante producción policíaca ambientada en el siglo XIX, creada por Benjamin Ross. Al estilo de Ripper Street (2012-), la trama mantiene el interés a lo largo de sus seis episodios, y su utilización del personaje de Frankenstein es original y atractiva. 





Víctor Frankenstein se estrena el 15 de abril
The Frankenstein Chronicles se estrenó en Wuaki.tv
Frankenstein se estrenó en la Sección Oficial del Festival de Sitges


22 marzo, 2016

Series que no pasarán a la historia, pero resultan entretenidas

Cada vez resulta más difícil hacer un seguimiento de las decenas de series de televisión que se estrenan cada nueva temporada. La famosa frase "el cine está en televisión" ha resultado algo tendenciosa, y desde hace algunos años se glorifican numerosas producciones que, en otros momentos, podrían pasar desapercibidas. Pero la televisión está de moda, y hasta Woody Allen ha acabado seducido por la atractiva propuesta de las cadenas de televisión. Lo cierto es que al final, lo que se le pide a una serie de televisión que se va a seguir durante varias temporadas es que, por lo menos, resulte entretenida. Hoy repasamos algunas series de estreno reciente que, sin llegar a ser grandes producciones que vayan a pasar a la historia de la televisión, al menos cumplen una digna función de entretenimiento para todos los públicos. 

Colony 
Carlton Cuse y Ryan J. Condal para USA Network

En su momento hablamos de esta serie como una de las propuestas de interés de esta temporada. Creada por Carlton Causon, uno de los responsables de Perdidos (2004-2010), y producida y dirigida en sus primeros capítulos por Juan José Campanella, Colony parte de planteamientos que se acercan a otras muchas series como muchas series como Falling skies (2011-) o Wayward Pines (2015-) (que finalmente consiguió una renovación para una segunda temporada que llegará en mayo), en torno a la resistencia contra una invasión extraterrestre o la convivencia en una comunidad atrapada tras un muro insalvable. Lo cierto es que, recién terminada su primera entrega (ya renovada para una segunda temporada por parte de USA Network), podemos decir que estamos ante una decente serie de acción a la que le ha beneficiado jugar con la dicotomía entre los dos protagonistas (buenos trabajos de Josh Holloway y Sarah Wayne Callies). Al final, lo que parecía otro intento fallido de introducir puntos de vista diferentes a la habitual historia de la resistencia contra el poder dictatorial establecido, ha acabado resultando una interesante propuesta que, si bien no alcanza la brillantez de otras series recientes de este tipo como The man in the High Castle (2015-), consigue resultar un entretenimiento logrado.   

Blindspot 
Martin Gero para NBC

Otra de esas series que partían de similitudes que la dañaban al principio, pero que ha logrado ir adquiriendo una personalidad propia. La propuesta de una joven con pérdida de memoria cuyo cuerpo está tatuado con enigmas que se irán descubriendo a través de casos investigados por el FBI tiene como precedente más o menos parecido el de Prison break (2005-2009), aunque se desarrolla por caminos diferentes que la acercan más a The blacklist (2013-). En todo caso, los guiones de esta serie le han permitido ir renovando su planteamiento inicial para ir componiendo una atractiva historia de investigación y misterio en la que, eso sí, se han quedado fuera algunos personajes interesantes que podían haber dado más juego. NBC estrenó una primera tanda de 9 capítulos para luego ampliarlos hasta los 23 que forman la actual primera temporada (que cubrirá prácticamente todos los meses de prime time) y además la ha renovado para una segunda entrega. La química entre los dos principales protagonistas funciona bien, aunque en algunos momentos se desarrollen tramas secundarias previsibles que aportan poco a la serie. Así que los tatuajes de la protagonista van a tener que dar juego hasta el año que viene. 


Second chance
Rand Ravich para Fox

No está muy clara la continuidad de esta serie estrenada por Fox esta temporada. Tras sus dos primeros episodios fue cambiada de día de emisión debido a sus decepcionantes índices de audiencia, y tampoco es que haya mejorado especialmente. En todo caso, estamos ante una trama que mezcla el género policíaco con la ciencia ficción y algo de Frankenstein, presentando a un veterano policía muerto que es devuelto a la vida, ahora con aspecto más joven, pero con su memoria intacta, y que acabará trabajando codo a codo con su propio hijo, un agente del FBI. Aunque en el aspecto formal se rige por las normas del género de investigación con episodios autoconclusivos, hay algunos aspectos interesantes en esta serie, como cierto sentido del humor que está bien dosificado y una buena química entre los actores que interpretan a "padre e hijo", Robert Kazinsky y Tim DeKay, otra vez en el papel de un agente del FBI que tiene que lidiar con un compañero poco convencional, como en White collar (2009-2014). Ciertamente, la trama de ciencia-ficción resulta deslavazada, con una propuesta en torno a una empresa de alta tecnología que no termina de convencer, como si se tratara de un cajón de sastre de donde sacarse, cuando haga falta, cualquier herramienta para hacer avanzar la trama. Pero la serie resuelve con cierta pericia los defectos que pueda tener en sus guiones.    



Animals
Phil Matarese y Mike Luciano para HBO

Esta serie de animación para adultos de capítulos de 30 minutos fue producida primero de forma independiente, presentando sus dos primeros capítulos en el Festival de Sundance de 2015, y posteriormente adquirida por la cadena HBO para dos temporadas. Resulta curioso encontrar a los hermanos Duplass (Mark y Jay) en la producción ejecutiva de la serie. Jay Duplass es uno de los protagonistas de Transparent (2014-) y uno de los creadores de la comedia Togetherness (2015-), también emitida por HBO, en la que su hermano Mark es el protagonista. Animals introduce irregulares episodios protagonizados por ratas, palomas, perros y otros animales de la fauna urbana que viven situaciones absurdas con un sentido del humor irreverente que a veces funciona y otras no demasiado. Los episodios contienen demasiada verborrea y en sus desarrollo zozobran a veces en la elocuencia de sus protagonistas pero, a pesar de las malas críticas recibidas, la serie funciona por momentos y contiene algunas tramas de brillantez, como el capítulo dedicado a los perros. Cuando se vuelve más absurda es cuando mejor funciona la serie, mientras que sus intentos de resaltar cierta trivialidad en los diálogos no termina de conseguir su objetivo.       


Code Black
Michael Seitzman para CBS

Hay que estar de acuerdo en que, después de innumerables series protagonizadas por médicos en hospitales que a veces llegan al colapso financiero, es difícil encontrar algún argumento que no se haya escrito en algún momento. En este sentido, esta serie que se desarrolla en una sala de emergencias del ficticio Angels Memorial Hospital de Los Angeles, juega con desventaja, y no termina de aportar nada que no hayamos visto muchas veces en otras producciones televisivas de mayor o menor éxito. Pero no hay que negar que los personajes están bien construidos y las historias en general consiguen atraparnos, especialmente en los momentos en los que la sala de emergencias llega al Código Negro del título, ese momento en el que el nivel de trabajo provoca el colapso, y los medios y el personal no son suficientes para hacer frente a la necesidades médicas primarias. La serie está basada en un interesante y sorprendente documental, Code black (2013), en el que el debutante Ryan McGarry se acercaba a los momentos de mayor caos de las emergencias del Hospital de Los Angeles. Es recomendable ver esta película antes de la serie, para darnos cuenta de que muchas de las cosas que se cuentan en ella están inspiradas en la realidad y en eso radica su principal virtud, aunque en ocasiones se le vaya la mano en cierta sensiblería que trata de captar las emociones del espectador.   

El ministerio del tiempo
Javier Olivares y Pablo Olivares para TVE

Ya en su segunda temporada, esta serie que le debe más que su planteamiento principal a series como Doctor Who (2005-), ha conseguido el favor de los espectadores gracias a sus tramas que nos acercan a diferentes momentos de la historia de España y a su preciso sentido del humor que la convierte en una más que digna producción española. Sin grandes alardes de puesta en escena, con un presupuesto ajustado y unos actores solventes, especialmente Jaime Blanch, Aura Garrido y Nacho Fresneda (personalmente, agradecemos la ausencia de Rodolfo Sancho en esta segunda temporada), la serie compone tramas que, si bien en algunas ocasiones se quedan en pura anécdota, con un desarrollo que saca poco partido de sus personajes históricos, consiguen por lo menos una hora de cierta solidez. El principal handicap de esta serie es el que suele imponer la televisión en España. Si en estados Unidos la duración habitual es de 45 minutos, en nuestro país se exigen capítulos de 1 hora para tratar de ocupar el máximo tiempo posible del prime time y así acumular espectadores. Pero series como El ministerio del tiempo serían mucho más certeras si sus tramas no se alargaran tanto para ocupar el tiempo exigido.   


18 marzo, 2016

Batman v Superman / Hans Zimmer v Junkie XL

Uno de los trabajos musicales más esperados de 2016 es esta colaboración entre Hans Zimmer y Tom Holkenborg, que firma sus bandas sonoras como Junkie XL, para la también expectante Batman v Superman: Dawn of justice, de Zack Snyder. Que la base musical de esta película, que reúne a dos de los superhéroes más taquilleros del cine, sea a dos manos no resulta extraño. Obviamente, Batman v Superman guarda una continuidad estilística con Man of steel (2013), banda sonora compuesta por Hans Zimmer en su boceto principal (que podemos escuchar en el tema Man of steel (Hans' Original Sketchbook)) y desarrollada posteriormente por Nick Glennie-Smith, Atli Örvarrson y el propio Junkie XL. Igual que en aquella, las contundentes percusiones marca de la casa de Junkie XL (totalmente desatadas en su reciente trabajo para Mad Max: Furia en la carretera (2015)), toman especial protagonismo en las escenas de acción y otorgan esa contundencia que la película precisa.   



Sin duda estamos ante un trabajo musical ambicioso, de esos que prácticamente solo se le asignan a Hans Zimmer y su grupo de músicos en plantilla. Y en este sentido la banda sonora no defrauda. Hay momentos de auténtico delirio orquestal que resultan arrebatadores, y al mismo tiempo una visión oscura de los personajes que tiene perfecta coherencia con la principal característica de los reboots de ambos personajes. Pero el resultado final resulta algo decepcionante. Porque da la impresión de que se les ha pedido a los dos compositores que ofrezcan "más de lo mismo", sobre la base de otros trabajos anteriores que, esos sí, han marcado cierta tendencia. El sonido gótico que encontramos en Men are still good (Batman Suite) tiene resonancias de algunos de los grandes hallazgos de composiciones anteriores de Hans Zimmer, casi como si Junkie XL caminara, sin desviarse en ningún momento, por caminos ya trazados por su compañero de viaje. Lo cual no quitaría valor al resultado si no fuera porque tiene precedentes mucho más afinados: sin ir más lejos, Man of steel (2013) y, por supuesto, la sublime The Dark Knight (2008).

Hay temas como Is she with you? en los que parece que estamos todavía en las arenosas carreteras de Mad Max, con el diálogo entre las guitarras eléctricas y las percusiones contundentes. Da la impresión de que, si bien Hans Zimmer decidió colaborar con Junkie XL para dar otro paisaje sonoro al personaje de Batman, lo cierto es que el compositor holandés, en sus aportaciones, se ha movido por terrenos cómodos, sin arriesgar excesivamente. Por su parte, la presencia de Hans Zimmer parece menos visible a lo largo de la banda sonora, en una suerte de comparecencia más de oficio que de beneficio. Igual que ocurre en otro de sus trabajos recientes, Kung Fu Panda 3, donde está más presente la firma de John Powell que la del propio Zimmer.    



Incluso en los temas principales de la banda sonora, aunque en esencia mantienen la contundencia de toda la banda sonora, el resultado es algo decepcionante. Beautiful lie, con el que se abre la banda sonora, tiene un claro paralelismo melódico con aquel The Jablonsky Variations on a Theme by HZ de la película Lágrimas del sol (2003), y el tema dedicado a Clark Kent, This is my world, tiende más al melancólico uso del piano (una vez más) que al más atractivo desarrollo orquestal y coral, que, cuando llega, ofrece una ambientación realmente apabullante.

Por su parte, algunos de los mejores momentos de esta banda sonora los encontramos en pasajes secundarios, como esa referencia a Wolfgang Amadeus Mozart en The red capes are coming, quizás uno de los más logrados de todo el álbum. En realidad, hay una constante re-lectura de los grandes motivos creados por Mozart en sus composiciones, que encontramos en diferentes retazos a lo largo de la banda sonora, especialmente en la cadencia de las voces corales, oscuras y graves como si estuviéramos escuchando un requiem, que también vemos reflejado en Problems up here



En su conjunto, el arco melódico de Batman v Superman resulta menos variado que el de los otros trabajos de Hans Zimmer para uno y otro personaje y, por tanto, la comunión entre Batman y Superman se nos antoja más plana y lineal, aunque con subrayados de acción que alcanzan niveles de grandiosidad. Parece que el cupo de inspiración que alcanzaron bandas sonoras como The Dark Knight (2008), The Dark Knight rises (2012) y Superman steel (2013) ha llegado a su techo. Y la incorporación de Junkie XL, que empieza peligrosamente a dar vueltas sobre sí mismo en sus recursos orquestales, no ha terminado de aportar la frescura que esta banda sonora necesitaba. 


Batman v Superman: Dawn of justice se publica el 18 de marzo.



15 marzo, 2016

American Crime (2ª Temp.): Sobre víctimas y verdugos

John Ridley ganó el Oscar cuando se acercó al peor momento de explotación que sufrieron los afroamericanos en Estados Unidos, en el drama 12 años de esclavitud (2013). Casi podríamos considerar esta película como un prólogo de la serie que más tarde ha desarrollado a lo largo de dos temporadas. American crime (2015-) disecciona la sociedad norteamericana con mano maestra, enfocándose principalmente en la difícil coexistencia de comunidades diferentes que, a poco que se rasque en su aparentemente pacífica convivencia, se descubren los sentimientos reales que se sostienen en la desconfianza y la suspicacia.  

Recién concluida la segunda temporada, podemos decir que American Crime es una las series que mejor se ha acercado a la complicada descripción del racismo latente (o no) en la sociedad norteamericana (perfectamente trasladable a cualquier otro país donde coexisten comunidades de origen o raza distinta). Si en la primera entrega se acercaba al asesinato de una pareja "white people", y las implicaciones raciales que acababa teniendo, la segunda temporada tiene como protagonista un instituto donde aparentemente se comete abuso sexual en una fiesta de estudiantes. 


Lo que tienen en común la dos temporadas de American Crime, al margen de actores recurrentes (Timothy Hutton, Felicity Hoffman, Regina King...), es el interés del guionista en darnos de bruces contra los peores sentimientos de una sociedad cuyos prejuicios (raciales, de clase...) acaban aflorando en cualquier situación que tenga un impacto social. O lo que es lo mismo, la serie desgrana en sus dos temporadas, pero especialmente en la segunda, el ramillete completo de lo que se llama "delito de odio". Aquel que se comete contra personas por razones de raza, edad, sexo, religión, clase social, ideología u orientación sexual. 

En esta segunda temporada que acaba de terminar, la historia del abusador y el abusado (dos estudiantes de una prestigiosa escuela de Indianapolis), no es una simple narración de víctima y verdugo. John Ridley gusta de jugar con las ambigüedades, y aquí introduce elementos que nos ponen en constante duda sobre los hechos ocurridos. Y, como ocurría en la primera temporada, el hecho puntual desencadena todo un tsunami de acontecimientos que ponen en la palestra los prejuicios de blancos contra negros, de negros contra blancos, de negros contra hispanos, de heterosexuales contra homosexuales... 

La última secuencia de esta temporada define perfectamente el constante equilibrio que mantiene la historia. ¿Hay víctima y verdugo? ¿Hubo abuso o no lo hubo? John Ridley explica en una entrevista en Hollywood Reporter la decisión tomada de un final abierto que deja a los dos principales protagonistas al borde de una decisión que cambiará sus vidas : "Comenzamos la historia desde el principio con dos puntos de vista y manteniendo que la historia era real para los dos". Al final, la respuesta no es respuesta, o al menos lo es en un sentido mucho más amplio que el de la resolución convencional. 


Los personajes de la serie pueden parecer mezquinos y egoístas, casi todos ellos manteniendo una actitud de autodefensa sin que les importen las consecuencias hacia los demás (la visita del padre de Eric a la familia Lacroix para encontrar una vía en común de defensa, rechazada de plano; la conversación entre Steph Sullivan y Anne Blaine que desemboca en una amenaza...). Pero no por ello dejamos de empatizar con ellos, porque sabemos que son víctimas de situaciones extremas. Como si quisiera mantener desde el primer momento un paralelismo con la realidad, American Crime nos muestra en uno de sus capítulos (S2Ep8) entrevistas con estudiantes y profesores que han experimentado ataques violentos reales en sus institutos. Una especie de mirada documental que nos remueve la conciencia para decirnos claramente que lo que se nos cuenta no es una simple ficción, sino que tiene sus raíces bien ancladas en nuestra vida diaria. No es casual, tampoco, que éste y otros capítulos estén dirigidos por representantes de ese "queer cinema" que nos han puesto en varias ocasiones de frente con la brutalidad homofóbica: Kimberly Peirce (Boys don't cry (1999)) o Gregg Araki (Vivir hasta el fin (1992), Mysterius skin (2004)).

Lo que sorprende de American Crime es su capacidad para desgranar tantos temas y tanta intensidad en sus personajes que sin embargo huyan de la superficialidad y encuentren igual carga de profundidad emocional. Aunque algunas subtramas puedan quedar algo indefinidas (la introducción del hacker parece más un catalizador de acontecimientos que una historia con entidad propia), la narración tiene la maestría de los guiones sólidos que nos dejan escapar hilos sueltos. Y es difícil encontrar en estos momentos en televisión una producción con tanta carga emocional como la que tiene American Crime. Hay quien define esta serie como un puñetazo en el estómago del espectador. Y ciertamente tiene momentos que lanzan auténticas explosiones de sentimientos en el espectador. Algo en lo que desde luego tienen mucho que decir las interpretaciones de los dos protagonistas, Connor Jessup (Taylor) y Joey Pollari (Eric). 



Quizás por eso estamos ante una serie con escasa repercusión de audiencia en Estados Unidos, emitida en una cadena abierta, ABC, que tiene otras insignias como Anatomía de Grey (2005-) o Marvel's Agents of shield (2013-) mucho más rentables. Y quizás por ello la continuidad de American Crime aún está en el aire, aunque John Ridley dejaba abierta cualquier posibilidad, teniendo en cuenta la reciente incorporación como nuevo presidente del canal de televisión de Channing Dungey, uno de los impulsores de la serie.           


10 marzo, 2016

Bill Frisell: emociones cinematográficas

Desde 1995, el guitarrista Bill Frisell ha venido publicando prácticamente un álbum al año, a veces hasta tres, lo que le convierte en uno de los músicos más prolíficos del panorama actual. Sus incursiones en el jazz y el folk son casi siempre de una precisión notable, y se convierte en una experiencia emocional electrizante. Su último disco es una incursión en el mundo del cine y la televisión con todas las de la ley, incluyendo temas estándar de bandas sonoras que a todos nos suenan, con algunas curiosidades destacables y, en general, revisiones que otorgan a cada composición una nueva dimensión. When you wish upon a star es, por tanto, un álbum que penetra en nuestra memoria para ofrecernos, a su vez, una selección de recuerdos personales del músico. Y en eso radica parte de su encanto y de su interés, aunque los resultados sean a veces de calidad intermitente. 

La relación de Bill Frisell con el mundo del cine es más habitual de lo que pudiera parecer. Él mismo ha compuesto bandas sonoras para películas como La scuola (1995), de Daniel Luchetti, Almost heaven (2005), de Ed Herzog y All hat (2007), de Leonard Farlinger, en esta última conectando directamente con su faceta folk. En 1995 también publicó dos álbumes que recogían temas musicales para interpretarlos en directo con la proyección de películas de Buster Keaton: Go West, que incluía composiciones de Bill Frisell para el film El rey de los cowboys (1925) y The high sign/One week, que incorporaba música para los cortos El guardaespaldas (1921) y Una semana (1920).  

También podríamos considerar Quartet (1996) como un recopilatorio cinematográfico, ya que en él se encontraban sus composiciones para la película La scuola y para otro cortometraje de Buster Keaton, Convicto 13 (1920). Pero sobre todo podíamos escuchar varios fragmentos de su música original para la serie de animación Tales from the Far Side (1994), creada por su amigo Gary Larson. Precisamente de esta última Bill Frisell incorpora una nueva versión en When you wish upon a star, quizás uno de los momentos más interesantes. Aquí, el tema principal de la serie resulta menos oscuro que en la versión original, y se posiciona más con el jazz tradicional, sustituyendo la viola como instrumento melódico principal por la voz, y desembocando al final en un frenético solo de la guitarra eléctrica. 

Decíamos que la selección de los temas que conforman esta incursión de Bill Frisell en el cine y la televisión forman parte de sus recuerdos personales, lo que le da al álbum un carácter de autobiografía musical que resulta lo más atractivo. De ahí que estén presentes también, en el terreno televisivo, series que han acompañado la infancia de su autor, como Bonanza (1959-1973) y la canción "Happy trails", que cantaba Dale Evans en The Roy Rogers Show (1951-1957), dos excepciones al tono jazzístico general que nos recuerdan las raíces profundas de Bill Frisell en la música folk norteamericana, y en esa figura del cowboy clásico que ha marcado también parte de sus incursiones en el mundo del cine. 




Estas raíces también están presentes en los dos fragmentos con los que se abre el álbum, pertenecientes a la música compuesta por Elmer Bernstein para la película Matar a un ruiseñor (1962), de Robert Mulligan, ese magnífico alegato antirracista que se posicionaba a favor de la segregación racial en un momento especialmente duro para la lucha por la igualdad. Un recuerdo especialmente vívido para Bill Frisell, que también asistió a un discurso de Martin Luther King en una iglesia en Denver, su ciudad natal. Y ese tono de cine negro está presente asimismo en la reinterpretación del tema principal de la película Cautivos del mal (1952), de Vincente Minnelli, en la que la viola y la guitarra se dan la mano para recrear la hermosa melodía compuesta por David Raksin para la película. 

A lo largo del álbum resulta intermitente la participación de la cantante Petra Haden aunque, para nosotros, aporta poco valor en sus interpretaciones de algunos temas. El tono lánguido de su voz convierte en anodina la versión de la clásica canción "The shadow of your smile", escrita por Johnny Mandel y Paul Francis Webster para el drama romántico Castillos en la arena (1955), de Vincente Minnelli y en excesivamente etérea la del tema principal de la película de James Bond Solo se vive dos veces (1967), de Lewis Gilbert, creado por John Barry y Leslie Bricusse.

Curiosamente, dos de las canciones que se incluyen en este disco ya formaron parte de la colaboración que el guitarrista y la cantante tuvieron en Petra Haden and Bill Frisell (2003), aunque ahora en versiones diferentes. Es el caso de "Moon river", compuesto por Henry Mancini y Johnny Mercer para Desayuno con diamantes (1961), de Blake Edwards y el tema que da título al álbum, estándar de la película de Disney Pinocho (1940), que crearon en su día Leigh Harline y Ned Washington. 

Petra Haden, en solitario, ya realizó una incursión en el mundo del cine con el álbum Petra goes to the movies (2013), que resulta mucho más edificante que sus aportaciones en esta grabación de Bill Frisell. Sobre todo por su ecléctica selección de temas, que incluía hasta la música de La red social (2010), y sus logradas recreaciones a capella de bandas sonoras sinfónicas como Superman (1978) o Psicosis (1960). 

Esta última también está presente en el disco que estamos comentando. Y es uno de los pasajes de mayor interés, en el que Bill Frisell toma un desvío en el tono de background jazz que nos ofrece a lo largo de toda la grabación para adentrarse en terrenos más contundentes, cercanos a los sonidos de John Zorn, especialmente en la primera parte de los dos temas que dedica a la música de Bernard Herrmann para la cinta de terror de Alfred Hitchcock. 

Por supuesto, en un músico que tiene tan presente el género del Oeste como uno de sus referentes culturales, no podía faltar la presencia del gran Ennio Morricone, recién ganador del Oscar, con uno de sus trabajos más conocidos. Bill Frisell opta por acercarse a tres temas de la banda sonora de la película Hasta que llegó su hora (1968), de Sergio Leone, siendo especialmente interesante su forma de reimaginar "As a judgement" como una suerte de acoplamiento musical del quinteto de instrumentos que forma el eje central del disco. 

Para When you wish upon a star, Bill Frisell ha contado con sus habituales colaboradores, Eyvind Kang en la viola y Rudy Royston en las percusiones, incorporando a Thomas Morgan en el bajo y la voz de Petra Holden. 

Aunque con algunos altibajos en sus aportaciones musicales al universo cinematográfico de las bandas sonoras, When you wish upon a star tiene su principal valor en esa condición de recuerdo emocional de la infancia y juventud de Bill Frisell (casi todos los trabajos seleccionados son de las décadas de los 50 y 60). No se trata, por tanto, de una selección más o menos estándar de los mismos temas de siempre, aunque también estén presentes algunos de ellos, sino que tienen una fuerza emocional mucho más personal.  Estamos ante un álbum que se disfruta en el fondo y en la forma.           



02 marzo, 2016

Laurence Olivier Awards: Londres mira al pasado

Mientras la atención mediática estaba puesta en los Oscar, el teatro londinense ha dado a conocer las nominaciones de sus premios anuales. Los Laurence Olivier Awards reconocen las obras teatrales y musicales que han destacado en los últimos meses sobre los escenarios del West End de Londres. Un momento especialmente dulce para el teatro inglés, con la presencia de nombres populares sobre las tablas esta temporada: Kenneth Branagh, Imelda Staunton, Benedict Cumberbatch, Nicole Kidman, Janet McTeer, Judi Dench o el recientemente oscarizado Mark Rylance forman parte de la lista de nominados, y han conseguido aumentar los ingresos en las taquillas de los teatros.

Los Laurence Olivier Awards se entregarán el próximo 3 de abril en el Royal Opera House, con la presentación de Michael Ball, uno de los clásicos actores de musicales en Londres, protagonista de las primeras funciones de Los Miserables (1985) y, sobre todo, El fantasma de la ópera (1987). La ceremonia también podrá seguirse en directo a través del Canal en Youtube Official London Theatre. Lo que destaca en la edición de este año es una cierta relevancia de las reposiciones de obras y musicales, que son las que atesoran el mayor número de nominaciones.

Destacan el revival de Gypsy (8 nominaciones), el musical de Stephen Sondheim y Jule Styne basado en la vida de la striper Gypsy Rose Lee, y especialmente en la de su madre, Rose, un personaje potente que es capaz de cualquier cosa para conseguir que su hija triunfe. Estrenado en 1959 en Broadway bajo la dirección y coreografía de Jerome Robbins, la versión que se estrenó en 2015 en Londres tiene como protagonista a la actriz Imelda Staunton. También acapara nominaciones la versión londinense del musical Kinky boots (8 nominaciones), basado en la película británica Pisando fuerte (2005), de Julian Jarrold, con canciones de Candi Lauper y libreto de Harvey Fierstein. Esta historia sobre un drag queen que ayuda a un joven heredero de una zapatería a dar otro "toque" a su negocio, se estrenó en 2013 en Broadway y ganó 6 Tony Awards, incluidos los de Mejor Musical y Mejor Música, convirtiendo a Cindy Lauper en la primera mujer que ganó en solitario este galardón. La versión estrenada en Londres en 2015 ha tenido tanto éxito que ha conocido varias renovaciones, extendiendo su permanencia en cartel hasta septiembre de 2016.



La obra teatral Farinelli and the King (7 nominaciones) les sigue en número de candidaturas. Producida por el prestigioso Shakespeare's Globe Theatre, es la última obra de la dramaturga Claire van Kampen, esposa del actor Mark Rylance, y especialista en adaptaciones de textos de William Shakespeare. Precisamente éste, ganador del Oscar como mejor Actor de Reparto por El puente de los espías, es el habitual protagonista de las adaptaciones realizadas por su esposa, y en esta obra original interpreta al rey Felipe V, quien se queda prendado de la voz del castrati Farinelli. Es una de las principales favoritas en la categoría de Mejor Obra Teatral, habiendo obtenido críticas excelentes, que la han calificado como sublime y brillante.

Otros dos musicales han conseguido 6 nominaciones, la reposición del musical Guys and dolls, de Frank Loesser (música) y Jo Serling & Abe Burrows (letras), que se estrenó en Broadway en 1950 y fue llevado al cine como Ellos y ellas (1955), bajo la dirección de Joseph L. Mankiewicz y protagonizada por Marlon Brando, Jean Simmons y Frank Sinatra. Y la adaptación como musical de la película Quiero ser como Beckham (Bend it like Beckham (2002)), con música de Howard Goodall y letras de Charles Hart, que está dirigida por Gurinder Chaddah, la directora de la película.



Otra de las obras teatrales destacadas es The winter's tale (6 nominaciones), que confirma el buen recibimiento que ha tenido la aventura como productor de Kenneth Branagh con su propia compañía, Kenneth Branagh Theatre Company, que ha estrenado seis obras durante 2015, siendo el propio Branagh director y actor en tres de ellas. La nueva adaptación del Cuento de invierno de William Shakespeare ha recibido candidaturas tanto para Kenneth Branagh como actor y director (junto a Rob Ashford) como para Judi Dench como Actriz secundaria.



Mientras en Broadway el actor, dramaturgo y compositor Lin-Manuel Miranda se perfila como uno de los principales favoritos para los Premios Tony por el musical Hamilton, en Londres consigue de nuevo el reconocimiento en crítica y taquilla gracias a la adaptación de In the Heights (5 nominaciones), obra que ya triunfó en Broadway con cuatro Tony Awards, entre ellos el de Mejor Musical. Esta crónica de la vida en el barrio latino de Washington Heights, en Nueva York, ha conseguido permanecer en los escenarios del West End durante más de un año, bajo la dirección de Luke Sheppard y con nuevas coreografías de Drew McOnie, que también ha coreografiado otro de los musicales que triunfan en los escenarios londinenses, Bugsy Malone (1 nominación). 



También Shakespeare es protagonista de una nueva adaptación de Hamlet (4 nominaciones), a cargo del National Theatre, bajo la dirección de Lyndsey Turner y protagonizada por el televisivo Benedict Cumberbatch (Sherlock), Sian Brooke y Ciarán Hinds. La nueva revisión, con una propuesta visual sorprendente, ha sido bien recibida por la crítica, e incluso se ha podido ver en directo en salas cinematográficas de todo el mundo.



Entre las pocas obras musicales nuevas en los Laurence Olivier Awards de este año encontramos Mrs. Henderson presents (4 nominaciones), basada también en una película, Mrs. Henderson presenta (2005), de Stephen Frears, protagonizada por Judi Dench y Bob Hoskins, que a su vez se inspiraba en la vida real de Laura Henderson, una mujer que compró el Windmill Theatre en 1932, un pequeño teatro de Londres que sobrevivió a dos guerras mundiales. Dirigida por Terry Johnson, cuenta con música de George Fenton y Simon Chamberlain y letras de Don Black.

Con el mismo número de nominaciones encontramos las obras Nell Gwynn, basada en la vida de la amante del rey Carlos II de Inglaterra, bajo la dirección de Jessica Swale y protagonizada por Gugu Mbatha-Raw, y People, places and things, nueva obra teatral escrita por Duncan McMillan y dirigida por Jeremy Herrin, responsable de la adaptación teatral Wolf Hall, que posteriormente se llevaría a la pequeña pantalla como una excelente miniserie.



Entre las obras teatrales nominadas destacamos también Hangmen (3 nominaciones), escrita por Martin McDonagh, uno de los más reconocidos dramaturgos del momento, con David Morrissey (The walking dead), la nueva adaptación de Las amistades peligrosas (2 nominaciones), con Dominic West (The wire, The affair), Janet McTeer y Elaine Cassidy, muy bien recibida por la crítica, el drama biográfico Photograph 51 (1 nominación), basado en la vida de la científica Rosalind Franklin, una de las descubridoras del ADN a la que interpreta Nicole Kidman, candidata a Mejor Actriz, y la reposición del musical Seven brides for seven brothers (2 nominaciones), adaptación de la película Siete novias para siete hermanos (1954), de Stanley Donen, estrenado al aire libre en el Regent's Park de Londres.

Esta es la lista completa de nominaciones de los Laurence Olivier Awards:

Mejor Reposición
Hamlet en Barbican Theatre 
Les Liaisons Dangereuses en Donmar Warehouse
Ma Rainey's Black Bottom en National Theatre, Lyttelton
The Winter's Tale en Garrick Theatre
Mejor Nueva Comedia
A Christmas Carol en Noël Coward Theatre
Hand To God en Vaudeville Theatre
Nell Gwynn en Apollo Theatre
Peter Pan Goes Wrong en Apollo Theatre
Mejor Diseño de Vestuario
Gregg Barnes por Kinky Boots en Adelphi Theatre
Hugh Durrant por Nell Gwynn en Apollo Theatre
Jonathan Fensom por Farinelli And The King en Duke of York’s Theatre
Katrina Lindsay por Bend It Like Beckham en Phoenix Theatre
Mejor Escenografía
Hildegard Bechtler por Oresteia en Almeida Theatre
Es Devlin por Hamlet en Barbican Theatre
Jonathan Fensom por Farinelli And The King en Duke of York's Theatre
Anna Fleischle por Hangmen en Royal Court & Wyndham's Theatre
Mejor Diseño de Luces
Neil Austin por The Winter's Tale en Garrick Theatre
Natasha Chivers por Oresteia en Almeida Theatre
James Farncombe por People, Places And Things en National Theatre, Dorfman 
Mark Henderson por Gypsy en Savoy Theatre
Mejor Diseño de Sonido
George Dennis por The Homecoming en Trafalgar Studios 1
Tom Gibbons por People, Places And Things en National Theatre, Dorfman 
Christopher Shutt por The Father en Wyndham’s Theatre
Christopher Shutt por Hamlet en Barbican Theatre
Mejor Nueva Producción de Ópera
Cavalleria Rusticana/Pagliacci en Royal Opera House
The Force Of Destiny en London Coliseum
Morgen Und Abend en Royal Opera House
Mejor Actor de Reparto
Mark Gatiss por Three Days In The Country en National Theatre, Lyttelton 
Michael Pennington por The Winter's Tale en Garrick Theatre
Tom Sturridge por American Buffalo en Wyndham's Theatre
David Suchet por The Importance Of Being Earnest en Vaudeville Theatre
Mejor Actriz de Reparto
Judi Dench por The Winter's Tale en Garrick Theatre
Michele Dotrice por Nell Gwynn en Apollo Theatre
Melody Grove por Farinelli And The King en Duke of York's Theatre
Catherine Steadman por Oppenheimer en Vaudeville Theatre
Mejor Nueva Obra Teatral
Farinelli And The King en Duke of York's Theatre
The Father en Wyndham's Theatre
Hangmen en Royal Court & Wyndham's Theatre
People, Places And Things en National Theatre, Dorfman
Mejor Actor
Kenneth Branagh por The Winter's Tale en Garrick Theatre
Kenneth Cranham por The Father en Wyndham's Theatre
Benedict Cumberbatch por Hamlet en Barbican Theatre
Adrian Lester por Red Velvet en Garrick Theatre
Mark Rylance por Farinelli And The King en Duke of York's Theatre
Mejor Actriz
Gemma Arterton por Nell Gwynn en Apollo Theatre
Denise Gough por People, Places And Things en National Theatre, Dorfman 
Nicole Kidman por Photograph 51 en Noël Coward Theatre
Janet McTeer por Les Liaisons Dangereuses en Donmar Warehouse
Lia Williams por Oresteia en Almeida Theatre
Mejor Nueva Producción de Danza
He Who Falls (Celui Qui Tombe) de Compagnie Yoann Bourgeois en Barbican Theatre
Romeo Et Juliette de Jean-Christophe Maillot con Les Ballets de Monte Carlo en London Coliseum 
Woolf Works de Wayne McGregor en Royal Opera House
Destacados en Danza
Alessandra Ferri por sus interpretaciones en Chéri y Woolf Works en Royal Opera House
Javier De Frutos por su coreografía de Anatomy Of A Passing Cloud en the Linbury Studio Theatre
Sasha Waltz for su coreografía de Sacre en Sadler’s Wells
Destacados en Música
Bend It Like Beckham – Música de Howard Goodall, Letras de Charles Hart y Orquestaciones de Howard Goodall
Farinelli And The King – Claire van Kampen for los arreglos musicales, y los músicos, Iestyn Davies y cantantes
In The Heights – Música y Letras de Lin-Manuel Miranda
Kinky Boots – Música y Letras de Cyndi Lauper, Supervisión musical, Arreglos y Orquestaciones de Stephen Oremus 
Mejor Coreografía
Carlos Acosta y Andrew Wright por Guys And Dolls en Savoy Theatre
Drew McOnie por In The Heights en King’s Cross Theatre
Stephen Mear por Gypsy en Savoy Theatre
Jerry Mitchell por Kinky Boots en Adelphi Theatre
Mejor Director
Rob Ashford y Kenneth Branagh por The Winter's Tale en Garrick Theatre
Matthew Dunster por Hangmen en Royal Court & Wyndham's Theatre
Robert Icke por Oresteia en Almeida Theatre
Jonathan Kent por Gypsy en Savoy Theatre
Mejor Actor de Reparto en Musical
David Bedella por In The Heights en King’s Cross Theatre
Dan Burton por Gypsy en Savoy Theatre
Peter Davison por Gypsy en Savoy Theatre
Gavin Spokes por Guys And Dolls en Savoy Theatre
Mejor Actriz de Reparto en Musical
Preeya Kalidas por Bend It Like Beckham en Phoenix Theatre
Amy Lennox por Kinky Boots en Adelphi Theatre
Lara Pulver por Gypsy en Savoy Theatre
Emma Williams por Mrs Henderson Présents en Noël Coward Theatre
Mejor Reposición de Musical
Bugsy Malone en Lyric Hammersmith
Guys And Dolls en Savoy Theatre
Gypsy en Savoy Theatre
Seven Brides For Seven Brothers en Regent's Park Open Air Theatre
Mejor Actor en Musical
Ian Bartholomew por Mrs Henderson Presents en Noël Coward Theatre
Killian Donnelly por Kinky Boots en Adelphi Theatre
David Haig por Guys And Dolls en Savoy Theatre
Matt Henry por Kinky Boots en Adelphi Theatre
Jamie Parker por Guys And Dolls en Savoy Theatre

Mejor Actriz en Musical
Tracie Bennett por Mrs Henderson Présents en Noël Coward Theatre
Natalie Dew por Bend It Like Beckham en Phoenix Theatre
Laura Pitt-Pulford por Seven Brides For Seven Brothers en Regent's Park Open Air Theatre
Imelda Staunton por Gypsy en Savoy Theatre
Sophie Thompson por Guys And Dolls en Savoy Theatre

Mejor Musical
Bend It Like Beckham en Phoenix Theatre
In the Heights en King’s Cross Theatre
Kinky Boots en Adelphi Theatre
Mrs Henderson Presents en Noël Coward Theatre