29 enero, 2024

Las series españolas de 2024: Parte 1

El Festival de Berlín, que se celebra entre el 15 y el 24 de febrero, ha hecho pública su programación, con presencia destacada del cine español, aunque este año no en la competición oficial. Películas como The human hibernation (Anna Cornudella, 2024) y el documental La hojarasca (Macu Machín, 2024) en la sección Forum; las coproducciones Alle die du bist (Michael Fetter Nathansky, 2024) y Memorias de un cuerpo que arde (Antonella Sudasassi, 2024) en Panorama; y Los tonos mayores (Ingrid Pokropek, 2023) y Reinas (Claudia Reynicke-Candeloro, 2024), que acaba de participar en el Festival de Sundance, en la sección Generation Kplus. Pero desde este año Berlinale Series desaparece como programa independiente y la selección de series de estreno se incorpora a la programación principal, dentro de la sección Berlinale Special, donde participan el thriller Dostoevskij (Sky Italia, 2024) y la biografía de Rocco Siffredi Supersex (Netflix, 2024), mientras que en la sección Panorama se incluye Zeit Verbrechen (Paramount+, 2024), una antología de cuatro episodios en la que participa la nominada al Oscar Sandra Hüller. Pero el Berlinale Series Market realiza una selección de 15 producciones con potencial para el mercado internacional, entre las que se encuentran dos series españolas, Zorras (atresplayer, 2023) y Déjate ver (atresplayer, 2023). Junto a ellas también se han elegido Elsbeth (CBS, 2024), creada por Michelle King y Robert King, que se estrena en Estados Unidos a finales de febrero; la divertida comedia dramática argentina Familia de diván (Flow, 2024); la británica Lost boys and fairies (BBC, 2024); la serie de acción sudafricana Soon comes night (Netflix, 2024); la miniserie australiana Where the men are away (SBS, 2023), que tiene dos nominaciones para los premios de la Academia Australiana (AACTA); o el thriller danés Oxen (TV 2 Play, 2023), basado en las novelas de Jens Henrik Jensen. 

Asimismo en el terreno internacional, cuatro producciones españolas han obtenido premios en la primera edición de los Rose d'Or Latinos, que se han celebrado en el Content Americas de Miami: El hormiguero (Antena 3, 2006-) como Mejor Programa de Entretenimiento, Poquita fe (Movistar+, 2023-) como Mejor Serie de Formato Corto y Falso amor (Netflix, 2023-) como Mejor Talent Show. El premio a la Mejor Serie de Comedia ha sido para la producción argentina El encargado (Disney+, 2022-) y el de Mejor Serie de Drama para la miniserie chilena Noticia de un secuestro (Prime Video, 2022). Por otro lado, los Premios Feroz, entregados el pasado viernes, volvieron a reconocer a La Mesías (Movistar+, 2023) con la mayor parte de los galardones de televisión: Serie dramática, Guión, Actor (Enric Casamajor), Actriz (Lola Dueñas), Actor Secundario (Albert Pla) y Actriz Secundaria (Irene Balmes), quedando solo libre el premio a la Mejor Serie de Comedia para Poquita fe (Movistar+, 2023), y de nuevo consolidando a Movistar+ como la plataforma con mayor reconocimiento de premios. 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Cristóbal Balenciaga

Miniserie | Ficción, 6x50' | Disney+ | ★ 

Creada por Lourdes Iglesias, Aitor Arregi, Jon Garaño, Jose Mari Goenaga

Dirigida por Aitor Arregi, Jon Garaño, Jose Mari Goenaga


Adentrarse en la biografía de un personaje que siempre se mantuvo al margen de la prensa y al que parecían horrorizarle los comentarios que se hacían sobre él en los periódicos, no deja de tener una gran dificultad, pero al mismo tiempo permite una mayor libertad para reinventarle desde un punto de vista dramático. De forma que esta serie toma como punto de partida la única entrevista que Cristóbal Balenciaga (Alberto San Juan) concedió en 1971, un año antes de su muerte, a la revista The Times y a su persistente editora de moda Prudence Glynn (Gemma Whelan), quien le abordó en el funeral de Coco Chanel (Anouk Grinberg). Al parecer, en realidad la entrevista fue breve y no obtuvo demasiada información, aunque se anunció como una primicia mundial, pero en la serie la convierten en una larga charla de tres días en los que el diseñador recuerda algunos de los momentos destacados de su trayectoria profesional en la Maison Balenciaga de París, añadiendo un giro de guión para explicar la ausencia de detalles significativos en la publicación de la entrevista. La decisión de centrarse únicamente en su etapa francesa, donde desarrolló buena parte de su trayectoria profesional, dejando a un lado la exploración de su camino desde el pequeño pueblo costero de Guetaria (que también fue la cuna del navegante Juan Sebastián Elcano) hasta llegar al centro neurálgico de la moda, permite centrarse en la época más fructífera de su carrera, dejando algunas sombras sobre su vida pero evitando la clásica narración cronológica (hay solo algunos breves flashbacks sobre su infancia y las burlas de sus amigos por su interés en la moda).

Por el contrario, Cristóbal Balenciaga (Disney+, 2024) adopta una estructura muy deudora de The Crown (Netflix, 2016-2023), dedicando cada episodio a algún acontecimiento destacado, histórico o social, que ofrece un contexto adecuado para ayudar a explicar al personaje. Si el primer episodio Cuestión de estilo (T1E1) cuenta su llegada a París de la mano del empresario vasco Nicolás Bizcarrondo (Josean Bengoetxea), cuya relación se muestra a lo largo de la serie como compleja, La ocupación (T1E2) está centrado en el desembarco nazi en París y los diferentes posicionamientos de los diseñadores de moda, muchos obligados a cerrar sus maisons y otros directamente colaboracionistas como Coco Chanel (la desclasificación de documentos del Ministerio de Defensa francés confirmó que había ejercido como agente de la inteligencia alemana aprovechando sus contactos con Winston Churchill). Cristóbal Balenciaga adoptó una postura coherente con su idea de que "la alta costura siempre ha estado al servicio de las clases de élite" y cambió a las clientas de la aristocracia francesa por las amantes de los oficiales nazis. Pero en una excelente escena al final del episodio tras la liberación de París, cuando una de esas clientas colaboracionistas le pregunta qué va a pasar con ellos, Balenciaga se siente ofendido y le replica: "Me temo que se equivoca. La Maison Balenciaga nunca ha tomado partido políticamente". Es un ejemplo notable de lo que hace bien esta serie, explorar los claroscuros de un personaje que siempre estuvo aprisionado por su personalidad introspectiva. Otra de las escenas significativas ocurre en Un rival para Balenciaga (T1E3), cuando llora desconsoladamente por una tragedia personal, pero es un llanto hacia adentro, callado y disimulado, en el que se mantiene el primer plano para que un Alberto San Juan extraordinario exprese el dolor interiorizado de su personaje. 

Este episodio muestra la rivalidad con Christian Dior (Patrice Thibaud) y su "new look", un diseñador extrovertido y astuto en su exposición a los medios frente a la negativa de Balenciaga, ni siquiera a aparecer en fotografías. Casi se puede contemplar como un prólogo a otra serie sobre moda que nos llegará en poco tiempo, The new look (Apple tv+, 2024) en la que el protagonista es Christian Dior y pasa a un papel secundario Cristóbal Balenciaga, interpretado por el actor portugués Nuno Lopes. Aunque no se sabe mucho de su vida privada, la serie adjudica al diseñador un gran amor, Wladzio D’Attainville (Thomas Coumans), presentado públicamente como su socio, y un compañero sentimental en la segunda mitad de su vida, Ramón Esparza (Adam Quintero), quien acabaría convirtiéndose en el único español que llegó a ser director creativo de Chanel, como se indica en el libro Balenciaga: mi jefe (2017, Ed. Círculo Rojo) de Mariu Emilas. Hay otra relación destacada en el episodio Réplicas (T1E4), cuando conoce al joven prometedor Hubert de Givenchy (Adrien DeWitte) en Nueva York, por el que se sugiere que no solo sentía admiración profesional sino también una atracción personal. Sin ser especialmente lujosa, la serie transcurre en su mayor parte en interiores, lo que en este caso está justificado por el propio carácter introspectivo del personaje, y los directores Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga, responsables de excelentes películas como Handia (2017) y La trinchera infinita (2019), realizan un trabajo sutil y elegante, muy elevado por la extraordinaria banda sonora de Alberto Iglesias. Es curioso porque el habitual colaborador musical de los directores ha sido Pascal Gaigne, y se podría pensar que para una historia sobre un español que desarrolló su carrera en Francia, la elección más obvia sería la de un compositor francés que ha desarrollado su carrera en España. Pero lo cierto es que Alberto Iglesias ha creado una de sus mejores partituras, refinada y suntuosa.  

La serie destaca también por una cuidada puesta en escena, sin retratar demasiado los exteriores de París, pero sobre todo Cristóbal Balenciaga es una biografía sobre un diseñador que presta una atención especial a la moda, gracias a un trabajo minucioso de recreación de los diseños del modisto. Esto puede parecer una obviedad, pero ya hemos visto películas como La casa Gucci (Ridley Scott, 2021) y series como Halston (Netflix, 2021) y American Crime Story: El asesinato de Gianni Versace (Disney+, 2018) en las que lo que menos importaba era la moda. La alemana Bina Daigeler, nominada al Oscar por Mulán (Niki Caro, 2020), quien también trabajó en Tár (Todd Field, 2022), ha creado el vestuario junto a Pepo Ruiz Dorado utilizando los archivos del diseñador y realizando réplicas de más de una veintena de vestidos con la colaboración de Miren Arzalluz, directora del Palais Galliera, haciendo frente a la dificultad de encontrar telas que se parezcan a las originales, como explica Daigeler: "Fue un proceso muy, muy difícil, sobre todo en el caso de las lanas, porque encontrar esta calidad es misión imposible: hoy son mucho más blandas y no puedes construir el mismo abrigo porque no tienes el mismo peso o la misma rigidez. Y el peso, en el caso de todas estas prendas, es imprescindible" (Vogue Spain, 12/1/2024). Pero es de agradecer que se intente explicar la moda, ofreciendo una perspectiva de las características que diferenciaban a Balenciaga del resto de sus competidores. Y describiendo el cambio fundamental que sufrió la alta costura con la llegada del Prêt-à-porter, el diseño industrial sin tener en cuenta las medidas particulares, como vemos en el episodio Vestir a una reina (T1E5) cuando el diseñador se enfrenta al traje de novia de Fabiola de Bélgica (Belén Cuesta) adaptando su elaboración para construir una figura elegante a partir de un físico desgarbado. Cristóbal Balenciaga es un logro espléndido en todos los sentidos, una recreación de la vida de uno de los grandes diseñadores que refleja también la evolución de una industria que pasó del trabajo minucioso a la producción en cadena.

La ley del mar

Miniserie | Ficción, 3x45' | RTVE Play | ★☆☆ 

Escrita por Tatiana Rodríguez, Víctor Pedreira | Dirigida por Alberto Ruiz Rojo


Tras tener una presentación multitudinaria en la primera edición del South International Series Festival en Cádiz el pasado mes de octubre, La ley del mar (À Punt/RTVE Play, 2023) se ha estrenado finalmente en la televisión pública valenciana y unos días después en la televisión pública nacional, ésta última tomando una decisión controvertida pero habitual en los últimos meses de programar la serie completa en una sola noche en su emisión lineal. Aunque se puede considerar como una manera de dilapidar la estructura narrativa del formato de serie, lo cierto es que al tratarse de solo tres episodios de entre 45 y 55 minutos de duración, en total casi tres horas, se puede ver como si se tratara de un largometraje, y de hecho se programó el domingo 15 de enero en un prime time habitualmente dedicado a películas. En este caso, la estrategia tuvo buenos resultados de audiencia, liderando la noche con un share de 13,1% (1.544.000 espectadores), superando de esta forma a producciones internacionales emitidas en semanas anteriores. Lo que resulta más curioso es que el proyecto nació como idea para un largometraje, que no pudo completar su financiación hasta que se cambió el planteamiento al formato de miniserie, pero que finalmente ha sido emitido como si fuera una película. Detrás de la serie está la productora Studio60, fundada hace un año y medio por Enrique Pérez 'Flipy' quien, tras vender 100 Balas a The MediaPro Studio y trabajar durante varios años en Buendía Estudios como productor ejecutivo para Latinoamérica, decidió crear esta nueva empresa junto a David Troncoso y Rafael Parbus. Enfocada a las producciones a ambos lados del Atlántico, ya ha estrenado series como la mexicana Las Bravas F.C. (HBO Max, 2022) y la colombiana Playa soledad (Claro Video, 2023) producida con Sony Latinoamérica. La ley del mar nació a partir del documental Malta Radio (Manuel Menchón, 2009) en el que se contaba la historia del pesquero Francisco y Catalina

El barco salió a faenar desde Santa Pola en julio de 2006, con el patrón José Durá 'Pepe' (Luis Tosar) y nueve tripulantes, y en su recorrido encontraron a 51 inmigrantes procedentes de Eritrea naufragando en una pequeña embarcación en aguas internacionales entre Malta y Libia, así que decidieron rescatarlos y acercarlos hasta Malta, pensando que tendrían más facilidades para ayudarlos, pero se encontraron en medio de un conflicto diplomático internacional cuando las autoridades maltesas no permitieron el desembarco de los inmigrantes como forma de presionar a la Unión Europea por su política de inmigración, incluso llegando a acusar al patrón de tráfico de personas. Lo cierto es que desde entonces la situación no ha cambiado demasiado, y la cumbre del MED9 que se celebró precisamente en La Veleta (Malta) el pasado mes de septiembre avanzó poco en las decisiones sobre la acogida de inmigrantes rescatados por ONGs. El guión escrito por los gallegos Tatiana Rodríguez y Víctor Pedreira se estructura en tres tramas: la relación entre los pescadores y los inmigrantes en el barco, las gestiones de la embajadora de España en Malta, Andrea de Velasco (Blanca Portillo), y la incertidumbre de las mujeres en Santa Pola, especialmente Pepi (Sonia Almarcha), cuya relación con su marido José Durá no pasa por sus mejores momentos. Pero de alguna manera la trama de los familiares, que intenta mostrar las dificultades de las relaciones personales dentro de una profesión tan dura como la pesca, y que deriva hacia los gestos de solidaridad, entorpece la narración principal, que nunca llega a alcanzar la tensión que necesita. 

La ley del mar es una serie solvente pero demasiado cargada de cierto buenismo que no utiliza el relato de los hechos para reflexionar sobre las políticas de inmigración, lo cual rebaja la efectividad de su propuesta. En este sentido sufre parecidos defectos que el reciente estreno Unwanted (SkyShowtime, 2023), sobre un crucero turístico italiano que recoge a un grupo de supervivientes del naufragio de una patera, aunque en ese caso tiene un desarrollo más dramático cuando los refugiados se niegan a ser trasladados a Libia. Tampoco ayuda el retrato de las autoridades de Malta como unos burócratas insensibles sin reflejar la manera en que la Unión Europea se desentiende de los países que reciben una mayor cantidad de inmigrantes. Se queda así en una mirada condescendiente hacia la inmigración, incapaz de ir más allá de los mensajes de solidaridad que son evidentemente necesarios pero demasiado superficiales. Alberto Ruiz Rojo (1967, Madrid), director de series como Montecristo (Movistar+, 2023), la segunda temporada de Entrevías (Telecinco, 2021-) y La Templanza (Prime Video, 2021), consigue dotar a los dos primeros episodios de cierta tensión, pero mantiene un tono complaciente en el último, que alcanza casi una hora de duración, recurriendo a los relatos del sufrimiento a través del personaje de Barack, interpretado por el actor y cómico senegalés Lamine Thior, que llegó a España con dos años, se crió en Algeciras (él se considera afroandaluz) y al que el cine y la televisión le han encasillado en papeles de inmigrante, algo que ha denunciado creando la productora Limbo Producciones junto a otros artistas negros. Aunque la tripulación del barco está interpretada por actores muy reconocidos como Alfonso Lara, Víctor Clavijo, Ramón Ródenas, Alex Monner o Carlos Serrano, en realidad no se sienten como personajes demasiado desarrollados, quedando siempre en un segundo plano, y el intento de darle un trasfondo humano al personaje de Andrea de Velasco a través de la enfermedad de su marido, Enrique Duch (Pau Durà) se siente algo forzado. La ley del mar tiene la virtud de contar un relato sorprendente basado en una realidad compleja, pero se queda en la superficie sin ahondar en un tema tan trascendente. Al menos, consigue evitar ser tan panfletaria como la película Mediterráneo (Marcel Barrena, 2021), pero tampoco lograr ir más allá de la condescendencia. 

Zorro

Temporada 1 | Ficción, 10x52' | RTVE Play/Prime Video | ★☆☆ 

Creada por Carlos Portela | Dirigida por Javier Quintas, Jorge Saavedra, José Luis Alegría


La figura del héroe enmascarado El Zorro resultó tan atractiva que, solo un año después de que se publicara la primera tira cómica, La maldición de Capistrano (1919, Ed. Revista Barsoom), ya tenía una adaptación cinematográfica en La marca del Zorro (Fred Niblo, 1920), cuyo guión estaba escrito por el propio creador del personaje, Johnston McCulley (1883, Illinois-1958, Los Ángeles), y que estaba protagonizada por Douglas Fairbanks, quien volvería a interpretarlo en Don Q, hijo del Zorro (Donald Crisp, 1925). Este héroe característico de la cultura pulp, estaba inspirado en alguna figura histórica como el terrateniente Diego de Vega y tomaba prestados elementos de Robin Hood, pero sobre todo parece muy influido por el legendario héroe mexicano Joaquín Murrieta, quien vivió precisamente en la década de 1850 en la California de la fiebre del oro, y al que se le ha dedicado recientemente una interesante serie, La cabeza de Joaquín Murrieta (Prime Video, 2023). De hecho, el personaje que interpreta Antonio Banderas en La máscara del zorro (Martin Campbell, 1998) se llamaba Alejandro Murrieta, y era hermano de Joaquín. El personaje se caracteriza por ser especialmente astuto, con una gran capacidad acrobática, un excelente dominio del sable y mucho sentido del humor, lo cual es importante a la hora de abordar esta versión porque casi ninguna de ellas están presentes en la interpretación que hace Miguel Bernardeau, que es un Zorro serio, nada acrobático y poco carismático. El principal mérito de esta nueva adaptación es adelantarse a otras versiones que se están desarrollando: una serie para Disney+ escrita por Bryan Cogman, que fue productor ejecutivo de Juego de tronos (HBO Max, 2011-2019), tomando como base la serie de televisión El Zorro (Walt Disney, 1957-1959), y que protagonizará el actor mexicano Wilmer Valderrama; y el largometraje dirigido por Jonás Cuarón Z (2025), un enfoque retrofuturista con Gael García Bernal como protagonista. 

Con un presupuesto anunciado de 42 millones de dólares, Zorro (RTVE Play/Prime Video, 2024) es el proyecto más ambicioso de Secuoya Studios cuyo estreno coincide con su tercer aniversario y el nombramiento del ex ejecutivo de Sony Pictures Brendan Fitzgerald como CEO de un estudio que tiene en desarrollo una veintena de proyectos entre series, series de largo recorrido, largometrajes y programas unscripted. Rodada en Canarias, la propuesta del creador Carlos Portela (1967, Vigo), quien ha escrito guiones para Auga seca (HBO Max, 2020) y ha creado series como Padre Casares (TVG, 2008-2015) y Matalobos (TVG, 2009-2013), tiene un aspecto camp y la representación del personaje recuerda más al actor Guy Williams en El Zorro (Walt Disney, 1957-1959) que a Douglas Fairbanks o Antonio Banderas. Y aunque Miguel Bernardeau, a pesar de distanciarse físicamente del personaje original, se acerca en edad, puesto que en La maldición de Capistrano Diego de la Vega es descrito como "un joven hermoso de excelente sangre y veinticuatro años", resulta sorprendente que se renuncie a características tan precisas como sus habilidades acrobáticas o su sentido del humor, quizás porque el actor valenciano no es especialmente carismático. Con una estética que hace referencia a las viñetas de los cómics, reforzando el contraste de los colores cálidos, no da la impresión sin embargo de que el alto presupuesto luzca demasiado en la pantalla, y las coreografías de luchas tampoco resultan muy elaboradas, incluso con recursos como la cámara lenta que son tan anticuados que ya no lo utilizan ni las series de Marvel. 

Zorro se ajusta a la actualidad siendo más inclusiva y dando mayor protagonismo a los personajes femeninos que no tenían en el siglo XIX. De manera que Lolita Márquez (Renata Notni), que protagoniza la trama romántica, es una joven independiente, mientras que la nativa americana Nah-Lin (Dalia Xiuhcoatl) reivindica su derecho a adoptar la máscara del Zorro para luchar contra los abusos del gobernador español (Rodolfo Sancho). El problema es que algunas historias necesitan un cambio radical para poder ser realmente inclusivas, y en este caso no se produce. El personaje del Zorro estaba planteado originalmente como una reivindicación de la nobleza española en California durante el siglo XIX, luchando contra la corrupción de los gobernantes mexicanos y denigrando así el período de independencia de México. Pero aunque la perspectiva cambia al convertir en antagonista a un gobernador español, la reivindicación de Diego de la Vega como el verdadero Zorro frente a la violencia que propone la indígena Nah-Lin hace que la lectura final contradiga la propuesta inclusiva de la serie, convirtiendo en el verdadero héroe a un terrateniente blanco como el único capaz de defender los derechos de los nativos y mexicanos, incapaces de defenderse por sí mismos. Hay algunas propuestas interesantes sobre El Zorro como una idea de libertad que no tiene que estar asignada a un solo representante, y algún episodio como El Mito (T1E7) enfrenta a Diego de la Vega con la idealización del héroe enmascarado en los relatos de periódicos de la época, pero son conceptos que no terminan de desarrollarse. Al final, Zorro acaba pareciendo una mezcla entre El Cid (Prime Video, 2020-2021) y Águila roja (RTVE, 2009-2016), un producto caro que no luce en pantalla y que tampoco es capaz de enfocar el personaje desde una perspectiva actual con cierta profundidad, proponiendo en su desarrollo una especie de identificación con Batman, que se explicita en el ridículo plano final en Nueva York. La serie ha seguido los pasos de La ley del mar (À Punt/RTVE Play, 2023) en la estrategia de estreno en abierto de RTVE con formato Binge Watching, emitiéndose el 28 de enero los tres primeros episodios, que lideraron de nuevo una noche de domingo en la que no suele haber demasiada competencia, con un 12,8% de cuota (1.478.000 espectadores), parecida a la que tuvo la miniserie la semana pasada. Lo que RTVE está empezando a hacer bien es el trabajo de branding, estableciendo su marca como prescriptora del contenido, de manera que series como Zorro o La ley del mar se identifiquen con la marca RTVE. En este caso, participando ampliamente en la promoción (fue la anfitriona del preestreno en los cines Callao la semana pasada) y estableciendo una emisión paralela a la plataforma de streaming Prime Video, aunque su grado de participación en la producción ha sido menor.  

Todos mienten

Temporada 2 | Ficción, 6x42' | Movistar+ | ★☆☆ 

Creada por Pau Freixas, Eva Santolaria | Dirigida por Pau Freixas


La historia creada por Pau Freixas (1973, Barcelona) y Eva Santolaria (1975, Barcelona), pareja en la vida real, se plantea como una especie de puzzle en el que el espectador debe, no tanto resolver el misterio sino poder seguir las diferentes tramas de mentiras, medias verdades y secretos que se desarrollan dentro de la urbanización Belmonte, a través de una complicada estructura narrativa con flashbacks y flashforwards en la que no está claro si también el propio relato nos está mintiendo. Es una propuesta arriesgada que en la primera temporada adoptaba un tono de thriller sexual como el de Escándalo, relato de una obsesión (Telecinco, 2023), pero que derivaba progresivamente hacia la comedia negra, sin llegar a conseguir nunca ser demasiado apasionante. La segunda temporada de Todos mienten (Movistar+, 2022-) parecía anunciarse desde el final impactante de la anterior, y de hecho continúa exactamente donde terminaba aquella, pero directamente adopta el tono de un thriller esperpéntico en el que aparecen cadáveres que están muertos y otros que no están tan muertos, personajes protectores que toman decisiones poco acertadas y una nueva tanda de mentiras dentro de mentiras que enredan la historia más de lo que deberían. Al menos se debe agradecer que los guionistas hayan tomado la decisión de incorporar los días de la semana para que cada ida y venida temporal resulte mucho más clara. También hay un cambio sustancial en cuanto a una perspectiva que ahora centra el protagonismo principalmente en los personajes femeninos, cada vez más desquiciadas todas ellas, especialmente Ana (Natalia Verbeke), Yolanda (Eva Santolaria) y por supuesto Macarena (Irene Arcos), quedando los masculinos en un segundo plano, en el que no tienen mucho que decir Néstor (Leonardo Sbaraglia), Diego (Ernesto Alterio) o Arturo (Jorge Bosch). 

Desde el comienzo la serie despertaba el recuerdo de Big little lies (HBO Max, 2017-) como un referente principal, de la que estas semanas se viene hablando de una posible tercera temporada a todas luces innecesaria, algo que se intensifica precisamente en esta nueva historia, a la que se incorporan dos personajes. Por un lado, Ángela (Kiti Mánver), la madre de Macarena, quien después de terminada la temporada no sabemos todavía qué función tiene realmente en la trama; y por otro el inspector Beto (Alberto San Juan), una mirada masculina y externa apropiada como contrapunto a las investigaciones de Maite (Miren Ibarguren), pero que también tiene una vinculación en el pasado con Sergio (Juan Diego Botto). Pau Freixas y Eva Santolaria aumentan las consecuencias de las decisiones que toman los personajes, y envuelven a la serie de un ritmo constante que se mantiene firme a lo largo de la temporada, pero que acaba resultando demasiado exagerado, con cierta tendencia al histrionismo en interpretaciones como la de Natalia Verbeke y escenas directamente ridículas como el encuentro decisivo entre Macarena, Yolanda y Néstor que funciona como elemento catalizador de la trama principal. Sin embargo, este carácter de thriller humorístico ha permitido a Todos mienten tener una destacada presencia internacional a través de las ventas de la distribuidora alemana Beta Cinema, con la que Movistar+ mantiene una duradera relación, siendo estrenada este mes de enero en buena parte de Europa a través de HBO Max, que también acaba de estrenar Vestidas de azul (atresplayer, 2023) con el título de Veneno. Parte II, y con ventas a plataformas y televisiones de otros países como Alemania, Francia, Grecia y Chipre. Eso sí, la tercera temporada casi anunciada al final de ésta promete ser incluso más histriónica, con la incorporación de actores como Guillermo Toledo.

Serrines. Madera de actor

Temporada 1 | Ficción, 8x35' | Prime Video | ★☆☆ 

Creada por Ángel Cañas, David Cavanilles | Dirigida por Jaime Botella

Se cuenta que esta serie es un proyecto acariciado por Antonio Resines desde hace tiempo, quizás desde que apareció brevemente en ¿Qué fue de Jorge Sanz? (Movistar+, 2010-2017), con la que guarda numerosos parecidos, aunque la separa un planteamiento completamente diferente. Además de que aquella apareció en el momento adecuado, no solo para el propio Jorge Sanz sino para la renovación de las series de comedia en España, mientras que Serrines. Madera de actor (Prime Video, 2024) nace ya anacrónica. En el primer episodio, El prestigio (T1E1) hay chistes sobre negros (Serrines se pinta la cara para pasar desapercibido en un cásting para una obra de teatro producida por artistas de raza negra) y en el segundo, El beso de la mujer de araña (T1E2), hay chistes de mariquitas, cuando se reúne con una pareja de productores para poner en marcha una adaptación de la novela de Manuel Puig. Más o menos, este es el nivel humorístico de una historia nacida sobre una idea de Ángel Cañas y David Cavanilles, y escrita por Germán Aparicio y Javier Aguayo, coordinadores de guión, junto a Ángel Cañas, David Cavanilles, Ana Muniz y Manel Nofuentes. Es cierto que la intención es mostrar de qué manera el personaje de Antonio Serrines (Antonio Resines) está distanciado de la realidad actual, después de pasar más de veinte años protagonizando la misma serie. Los Tocino. Pero esta representación del personaje maduro al que le parece complicado adaptarse a los códigos de una sociedad que ha cambiado, pero cuyos exabruptos también esconden algunas verdades que ironizan sobre determinados comportamientos, no solo resulta demasiado tópica sino que, en todo caso, podría funcionar si estuviera impulsada por un buen guión. Y además, en Sentimos las molestias (Movistar+, 2022-2023) el actor interpreta un personaje parecido con mayor fortuna, entre otras cosas porque tiene como réplica a un gran actor de comedia como Miguel Rellán. Pero en este caso predomina el humor de trazo grueso que algunas veces consigue ironizar sobre la industria audiovisual, con las recurrentes referencias a los algoritmos y las plataformas de streaming, pero que en general acaba cayendo en la comedia burda y sin gracia. 

De hecho, a partir del episodio Canino (T1E5) la historia abandona las referencias al mundo audiovisual para estancarse en un proyecto de película sobre El Quijote que dirigirá el prestigioso, aunque pretencioso director de cine Flexo (Canco Rodríguez), y a partir de ahí la gracia consiste en ver a Serrines tratando de mantener una dieta o intentando conseguir citas mediante una aplicación de móvil, otro de esos recursos manidos que utiliza la serie para encontrar el humor. El "original" planteamiento visual sigue el estilo de un docu show que se está rodando en torno a la vida de Antonio Serrines, como complemento a su regreso a las series en una plataforma de streaming, de manera que el actor rompe la cuarta pared e incluso hay intervenciones del supuesto director de la docuserie que tiene la voz de Jaime Botella, el director de Serrines. Madera de actor. Pero en realidad, este recurso visual no importa demasiado, porque se abandona cuando interesa, por ejemplo, cuando se le aparece al protagonista el fantasma de Bosco (Jesús Castejón). Jaime Botella ha dirigido, entre otras, series de éxito como Ana y los 7 (TVE, 2002-2005) y fracasos rotundos como Aquí paz y después gloria (Telecinco, 2015), otro intento de apoyarse en Antonio Resines como principal impulsor del humor, que la cadena privada acabó relegando al late night tras su tercer episodio. Serrines. Madera de actor tampoco parece tener la confianza de Mediaset, porque al margen de su estreno completo en Prime Video, los dos primeros episodios se han estrenado en abierto en Factoría de Ficción sin pasar antes por Telecinco. 

Antonio Resines es un actor encasillado en la comedia que sin embargo no parece especialmente capacitado para soportar una serie en torno a él, a no ser que tenga réplicas de actores más solventes como la que mencionamos de Miguel Rellán en Sentimos las molestias. Y Jorge Sanz, que ahora le devuelve el favor apareciendo en un personaje secundario, tampoco funciona como ese contrapunto al que Antonio Resines necesita apoyarse para brillar. Seguramente, para los guionistas no deben ser muy agradables las comparaciones constantes con otras series, pero es lo que tiene crear un producto que se parece a otras decenas de producciones anteriores. Y eso que hemos evitado compararla con Fuera de serie (Telecinco, 2021), que por cierto también estaba desarrollada por Producciones Mandarina, la productora afiliada a Mediaset y rival de La Fábrica de la Tele en la producción de programas del corazón, que se ha beneficiado de la salida de Paolo Vasile y la desaparición de todos los programas de ésta última, lo que ha provocado que se aumente su presencia en la cadena. Serrines. Madera de actor no es ni siquiera una serie que resulte divertida por sus referencias a Los Serrano (Telecinco, 2003-2008), detrás de la cual estaban ni más ni menos que Álex Pina y Daniel Écija, nombres relevantes de la televisión en España. Porque, como decíamos, abandona pronto el enfoque hacia el mundo audiovisual para convertirse en una comedia simplona con chistes al estilo pajares-esteso, creada por guionistas jóvenes que, en su intento por construir un personaje desubicado, han acabado identificándose con un humor desfasado. 

Tino Casal

Miniserie | Documental, 4x35' | atresplayer | ★☆☆ 

Creada por Alfonso Albacete, Antonio Asencio | Dirigida por Alfonso Albacete


En esta recuperación de las figuras más populares de las décadas de los ochenta y noventa, que Atresmedia ha abrazado con especial dedicación en series como Cristo y Rey (atresplayer, 2023), Camilo Superstar (atresplayer, 2023) y también Nacho (atresplayer, 2023), en esta ocasión el protagonista es el polifacético artista Tino Casal (1950, Tudela Veguín-1991, Madrid) en una miniserie documental escrita y dirigida por Alfonso Albacete (1963, Murcia), quien se confiesa influido por las imágenes de videoclips como el de la canción "Embrujada", del álbum Etiqueta negra (1983, Warner Music Spain) y por una época que le inspiró la estética de sus primeras comedias, Más que amor, frenesí (1997) y Atómica (1998). Porque, aparte del documental Tino Casal: Más allá del tiempo (Pep Navarro, 2013) no se han realizado más incursiones en la vida de uno de los nombres más influyentes de la música de los años ochenta en España, pero también uno de los creadores más heterogéneos, quien ayudó a diseñar el concepto visual del grupo de heavy metal Obús, como afirma en la serie su vocalista Fortu Sánchez, y produjo sus dos primeros discos, Prepárate (1981, Warner Music Spain) y Poderoso como el trueno (1982, Warner Music Spain), junto a Luis Soler y Luis Cobos, que también participa en el documental. A lo largo de tres episodios que suman una duración total de poco más de 75 minutos, Tino Casal (Atresplayer, 2023) repasa la corta trayectoria del músico asturiano, con la permanencia siempre de la sombra del accidente de tráfico que acabó con su vida en 1991, cuando tenía 41 años y comenzaba a relanzar su carrera tras una larga ausencia debido a una enfermedad que le dejó postrado en una silla de ruedas. De hecho, había sido elegido para protagonizar una adaptación del musical El fantasma de la ópera (1986) junto a Miguel Ríos. 

El documental sin embargo sufre por exceso de entrevistados, lo que se manifiesta en un primer episodio que parece una presentación larga de un listado de cabezas parlantes que termina resultando demasiado agotador, porque se mezclan algunos que tienen una narrativa clara como Paco Clavel o Arturo Paniagua con otros que no aportan demasiado como Agoney e incluso hasta el ciclista Perico Delgado, solo porque la canción "Pánico en el Edén", de su album Hielo rojo (1984, Warner Music Spain) fue utilizada como sintonía de la Vuelta Ciclista a España. Pero sobre todo con ausencias notables (lo que ya va siendo habitual) como la del productor Julián Ruiz, amigo personal de Tino Casal, quien no solo rechazó participar en la serie sino que la calificó posteriormente como "un esperpento con diretes nimios, soeces cotilleos de mesa camilla y sin un sentido real de la historia de Tino Casal" (Plásticos y Decibelios, 29/12/2023). Una opinión que puede resultar desmesurada, pero que subraya la raíz del principal problema de estas producciones que pretenden rescatar la relevancia de una época y sus protagonistas, pero que tienen un enfoque más cercano a la rumorología y la vida personal que a la importancia artística del personaje. Quizás porque son productoras habituadas a crear programas de entretenimiento y telerrealidad las que están acaparando el liderazgo de este tipo de producciones. En este caso La Cometa TV, que suele producir programas como Dos en la carretera (Telemadrid, 2020), el magazine Juntos (Telemadrid, 2020-) o el espacio de viajes Vascos por el mundo (ETB, 2022). Al concluir la serie da la sensación de que no conocemos realmente cuál fue la relevancia de Tino Casal en el mundo de la música, por mucho que se repita constantemente que trasladaba a España las tendencias de la moda de Londres, dedicando más minutos a su rivalidad con Pedro Almodóvar y a su bisexualidad que a analizar sus influencias, o abordar su profundo conocimiento de la cultura pop. 

Porque Tino Casal no solo compraba trajes y telas en Londres, sino que se empapaba de un ambiente musical que no existía en la España posfranquista, lo que se refleja en la introducción de versiones de canciones como "Life on Mars?" de David Bowie en su primer álbum, Neocasal (1981, Parlophone Music Spain). En este sentido, el documental se centra solo en tres éxitos: "Embrujada", "Eloise" y "Champú de huevo", en este caso por incluir referencias a su mala relación con Pedro Almodóvar, sin explorar demasiado otros aspectos musicales que hicieron a Tino Casal una figura destacada y sobre todo adelantada a su época, mucho más allá de la etiqueta de una "movida madrileña" en la que estuvo presente pero de la que nunca llegó a formar parte. Conforme se desarrolla, Tino Casal se enreda en anécdotas y chascarrillos sobre sus relaciones personales, olvidando a la figura artística que sentó las bases de un estilo que bebía directamente de las vanguardias artísticas de los países anglosajones, y dejando algo desdibujadas su amistad con Fabio McNamara, quien finalmente optó por acercarse más al mundo audiovisual y con los pintores gaditanos Los Costus, cuyo fallecimiento prematuro marcó la última etapa de la carrera del cantante. Resulta sorprendente el aumento de las producciones documentales para las plataformas, pero al mismo tiempo la escasa profundidad de sus propuestas. Tino Casal es otro ejemplo de una oportunidad perdida que deriva en una narrativa simple, absurdamente plagada de entrevistados que tienen poco que decir y superficial en su manera de enfocar las historias de sus protagonistas. 

La casa de papel: Berlín

Temporada 1 | Ficción, 8x50' | Netflix | ★☆☆ 

Creada por Álex Pina, Esther Martínez Lobato

Dirigida por David Barrocal, Albert Pintó, Geoffrey Cowper


La productora Vancouver Media es a Netflix lo que La Fábrica de la Tele era a Telecinco, una sucursal de producciones para sus respectivas plataformas de comunicación, casi el único cliente que sostiene su rentabilidad. Fundada por Álex Pina (1967, Pamplona) en 2016, dos años después, en 2018, ya alcanzó un acuerdo de exclusividad con el gigante rojo tras el éxito internacional de La casa de papel (Netflix, 2017-2021), mientras se encontraba en producción su tercera temporada. Es una estabilidad que se ha mantenido a pesar de que series como White lines (Netflix, 2020) o Sky rojo (Netflix, 2021-2023) no funcionaron tan bien como se esperaba, y de alguna incursión fuera de su espacio de comodidad con El embarcadero (Movistar+, 2019-2020). Pero la serie con la que iniciaron su colaboración sigue siendo la parte central de su éxito, y tras el paréntesis de la versión coreana La casa de papel: Corea (Netflix, 2022), ha llegado el primer spin-off, centrado en uno de los personajes más desquiciados de la serie. La historia de La casa de papel: Berlín (Netflix, 2023-) se desarrolla en una época no muy anterior a la trama original, con referencias del protagonista a cómo su hermano El Profesor (Álvaro Morte) está trabajando en un plan para un robo espectacular, pero sí previa a las escenas de flashback de Berlín (Pedro Alonso) que se mostraban en la temporada 6 de La casa de papel, en las que le veíamos casado con Tatiana (Diana Gomez) e incluso con su hijo Rafael (Patrick Criado), cuya traición es el principal catalizador de su involucración en el robo de la Casa de la Moneda. 

La trama se desarrolla ahora en París (porque si se hubiera desarrollado en Berlín habría sido demasiado confuso), lo que permite ofrecer el habitual ramillete de postales turísticas de la capital francesa, y utiliza básicamente los principales resortes narrativos que han funcionado previamente, estableciendo una coherencia de estilo, pero al mismo tiempo otorgando al personaje su propia identidad. Si El Profesor era cerebral y concienzudo, Berlín es más impetuoso pero igualmente preciso en sus planes, aunque le pierde una cierta tendencia a la psicopatía, algo que hubiera sido deseable que se explorara mejor. De hecho, su historia de amor con Camille Polignac (Samantha Siqueiros) tiene un punto de romanticismo exacerbado que roza el acosamiento, pero con un tono menos oscuro del que se podría haber esperado del personaje central, incluso redimiéndole de alguna manera en el episodio Un elefante en peligro de extinción (T1E8). La construcción de este romance y el trasfondo francés tiene asimismo toques de Emily en París (Netflix, 2020-), porque como veremos Álex Pina toma prestados no solo elementos de su propia serie, sino de otros éxitos de Netflix. Dos habituales de la productora, David Barrocal y Albert Pintó (1985, Terrassa) se encargan de la dirección, aunque el episodio Un aquarium en la espalda (T1E4), en el que se desarrolla el robo principal, corre a cargo del director de videoclips hispano-australiano Geoffrey Cowper (1986, Terrassa). 

Menos elaborado que otros robos, el plan en este caso resulta algo soso y en muchas ocasiones se deja en un segundo plano, mientras Berlín se rodea de una banda que parece sacada directamente de Élite (Netflix, 2018-2024), el otro gran éxito español de la plataforma. Adecuadamente emparejados a lo largo de la temporada, encontramos a personajes absolutamente estereotipados que resuelven sus traumas a base de polvos: por un lado, Roi (Julio Peña) y Cameron (Begoña Vargas), y por otro Bruce (Joel Sánchez) y Keila (Michelle Jenner), liderados por el veterano Damián Vázquez (Tristán Ulloa), que es una especie de "Profesor" para esta historia, mientras Berlín pasea de la mano de Camille por las calles de París. Con un tono más cercano esta vez a las historias de robos de guante blanco al estilo de El caso de Thomas Crown (Norman Jewison, 1968), pero adaptándose al formato de resoluciones absurdas de Lupin (Netflix, 2021-), resulta decepcionante que la serie prefiera encaminarse hacia las tramas románticas en vez de hacia el desarrollo de un tipo de delincuencia más refinada, lo que la habría alejado adecuadamente de la historia original. Pero se traslada desde las primeras imágenes una intención clara de apostar sobre seguro y de acercarse a un perfil de espectadores más joven, incluso incorporando directamente un videoclip al final del episodio After love (T1E5). No hay riesgo porque no entra en los planes de Álex Pina tomar caminos inseguros en la construcción de su casadepapelverso, pero se sienten desaprovechadas incluso las incorporaciones de personajes conocidos como las inspectoras Alicia Sierra (Najwa Nimri) y Raquel Murillo (Itziar Ituño), que en realidad parecen más un recurso de fanservice. La casa de papel era absurda y gratuitamente desquiciada, pero resultaba entretenida. Berlín no es siquiera esto último. 

______________________________________
Películas mencionadas: 

La trinchera infinita se puede ver en Netflix.
Mulán se puede ver en Disney+. 
Tár y La máscara del Zorro se pueden ver en Movistar+. 
Malta radio se puede ver en Filmin. 
Mediterráneo se puede ver en Filmin y FlixOlé.
La marca del zorro y Don Q, hijo del Zorro se pueden ver en YouTube. 
El caso de Thomas Crown se puede ver en Filmin, Movistar+ y Prime Video. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario