06 octubre, 2020

Cinespaña 2020: Encuentros de cine en Toulouse

El Festival Cinespaña de Toulouse es posiblemente una de las muestras dedicadas al cine español más veteranas de las que se celebran en Europa. Este año llega a su 25ª edición, rodeada de la incertidumbre en torno al coronavirus, lo que ha provocado que finalmente se haya decidido organizar una muestra híbrida entre presencial, en la hermosa localidad de Toulouse, y online a través de la plataforma Filmin. La programación de Cinespaña, que se celebra entre el 2 y el 11 de octubre, acoge algunos estrenos de películas españolas recientes, pero sobre todo se trata de una panorámica bien diseñada de los títulos más destacados de la última temporada, este año afectada por la dificultad de estrenar en las salas cinematográficas. A pesar de eso, la presencia de cineastas españoles invitados al festival es amplia, destacando el homenaje que se le dedica al actor Javier Cámara. La edición online acoge solo una parte de la programación del festival, ampliada con algunos títulos que fueron premiados en ediciones anteriores.

La Inauguración y la Clausura están protagonizadas por los hermanos Trueba. Mientras que en la sesión inaugural David Trueba estrena en Francia su documental Si me borrara el viento lo que yo canto (David Trueba, 2019), que se presentó en el Festival de San Sebastián 2019, en la Clausura Fernando Trueba presentará su película inédita El olvido que seremos (Fernando Trueba, 2020), que se ha visto en el Festival de San Sebastián 2020.

En el año 1982 Fernando Trueba dirigió el documental Mientras el cuerpo aguante (Fernando Trueba, 1982), que estaba protagonizado por el cantautor Chicho Sánchez Ferlosio, una figura importante en la creación de canciones anarquistas que acabaron convirtiéndose en himnos populares de la resistencia en contra del régimen de Franco. Y un personaje singular que terminó militando en el Partido Comunista aunque su padre era Rafael Sánchez Mazas, fundador de Falange Española. David Trueba regresa casi cuarenta años después a este autor en el documental Si me borrara el viento lo que yo canto (David Trueba, 2019), título sacado de la letra de una de sus canciones. Chicho Sánchez Ferlosio apenas realizó grabaciones de sus composiciones, en parte por su postura de rebeldía frente al status oficial (se dice que la discográfica norteamericana CBS le llegó a ofrecer un contrato que él rechazó) y en parte por las dificultades en mitad de la represión de la dictadura. 

El documental de David Trueba, en todo caso, surge de una petición de la discográfica Madmua Records, que reedita en vinilo grabaciones del underground español, y que tenía la intención de volver a publicar, 45 años después, uno de los discos del cantante. En realidad, los dos documentales son complementarios, porque mientras el de Fernando Trueba recogía entrevistas y canciones con el propio Chicho Sánchez Ferlosio y su mujer Rosa Jiménez, en la película de David Trueba la historia es contada principalmente por Ana Guardione, primera mujer de Sánchez Ferlosio, y la reivindica en su papel de compañera y activista en los años más difíciles. Ana Guardione falleció el pasado mes de marzo, pero al menos vivió durante varios meses este redescubrimiento de su vida en común. 

Si me borrara el viento lo que yo canto se centra sobre todo en la gestación del disco Canciones de la Resistencia Española (1963), que fue grabado en la clandestinidad por dos periodistas suecos que viajaron a España solo para realizar esta grabación con un cassette y en el cuarto de baño de una casa, por razones de seguridad. El disco se convirtió en un éxito en Suecia y otros países, aunque el nombre de Chicho Sánchez Ferlosio no aparecía para evitar represalias. El documental reivindica la figura del autor, lo re-sitúa en su contexto y construye una crónica de esa España que escondía las torturas bajo la imagen de una apertura internacional. Funciona mejor con el material de archivo que con las entrevistas actuales, rodadas con poca meticulosidad, pero consigue transmitir la esencia de la resistencia, la reivindicación del pueblo frente a la opresión, de la libertad frente a la sumisión. 

Sección Oficial

En la sección competitiva de ficción encontramos algunos títulos que llegaron a las salas en el último tercio de 2019. Así, se pueden visionar películas como La hija de un ladrón (Belén Funes, 2019), que ganó la Concha de Plata a la Mejor Actriz en San Sebastián 2019 y el Premio Goya a la Mejor Dirección Novel. Un crudo retrato de la vida de una madre adolescente cuya lucha por sobrevivir se desarrolla en un mundo que le resulta hostil. Hay muchos primeros planos y una cámara inquieta para acercar la agitada vida de la protagonista, pero la narración es tan espesa y artificial que construye un realismo falso. La inocencia (Lucía Alemany, 2019) es también un debut y también habla de la adolescencia enfrentada a la maternidad. Nominada al Goya como Mejor Actriz Revelación y Mejor Canción, la película falla en la construcción de unos personajes secundarios que completen al personaje principal, que parece inacabado. Asimismo Una vez más (Guillermo Rojas, 2019) es una primera película, pero no consigue evitar una cierta tendencia a los diálogos monótonos o los interminables paseos por la ciudad de Sevilla que, efectivamente, es hermosa pero que aquí cumple una función de simple postal. La película acaba siendo una frustrante versión nada chispeante de Richard Linklater mezclado con Jonás Trueba.


Más interesante es El arte de frío (Ander Duque, 2019) que traslada parte de la iconografía del autor de cómics Felipe Almendros, que se interpreta a sí mismo como un artista en crisis que no consigue salir del círculo vicioso de la falta de inspiración y la escasez de ingresos. Aunque las secuencias se revelan como improvisadas, pero no forzadas, los actores no profesionales (parte de la familia de Felipe Almendros) consiguen una naturalidad que provoca empatía. Hay momentos en los que no se sabe muy bien hacia dónde va la película, especialmente en la parte final, pero por otro lado hay escenas de un humor absurdo (la galería de arte) en las que se consigue conjugar bien la realidad y la ficción sin que se note la artificialidad. 

José Luis Garci dirigió El crack (1981) y El crack dos (1983), que se convirtieron en dos ejemplos perfectos de cine negro español, castizo pero con los resortes clásicos que provenían de su fidelidad al noir norteamericano. Por aquellos años también se estrenaron Asesinato en el Comité Central (Vicente Aranda, 1981) y Tatuaje (Bigas Luna, 1982), ambas adaptaciones del detective Pepe Carvalho creado por Manuel Vázquez Montalbán, que sin embargo resultan menos logradas. La España democrática de principios de los ochenta se reflejaba en estas historias de género que, como en el caso de El crack, se desarrollaban entre una Madrid melancólica y un Nueva York deslumbrante. 

El año pasado, Garci regresaba al personaje de Germán Areta (que interpretó Alfredo Landa en un cambio de registro espléndido) en El crack cero (2019). Pero, mientras las películas de los años ochenta han envejecido perfectamente, esta última incursión parece más antigua que aquellas. Con Carlos Santos interpretando al detective protagonista, la película se pierde en las autoreferencias, sigue los pasos de la estructura de las dos primeras pero como imitación más que como elemento propio. En una escena de El crack dos, Germán Areta le dice a su ex-jefe: "Sí, siempre tengo prisa, porque la mayoría de la gente se enrolla para decir nada y me hace perder el tiempo". Posiblemente el Areta interpretado por Alfredo Landa hubiera soportado difícilmente algunas de las largas secuencias de diálogos pretenciosos que contiene esta precuela. 

La memoria de la Guerra Civil está presente en la sección competitiva con Longa noite (Eloy Enciso, 2019), que pasó por el Festival de Locarno 2019. El director apuesta en su tercer largometraje por construir una aproximación a la memoria histórica que de alguna forma también se representa en la España contemporánea, utilizando textos de autores como Max Aub, Alfonso Sastre o Luis Seoane, que vemos interpretados por actores profesionales en una historia fragmentada, una especie de recopilación de pequeñas historias que van conformando una visión compleja de los vencedores y los vencidos. Dividido en tres partes (la primera protagonizada por diálogos, más cercana a la representación teatral; la segunda, que se sostiene en la memoria; y la tercera más epistolar), todas ellas tienen un eje en común, un personaje que parece perdido. Con un trabajo de fotografía sobresaliente a cargo de Mauro Herce (del que también se puede ver en Cinespaña su cortometraje Lonely rivers (Mauro Herce, 2019)), lo interesante de la propuesta es cómo consigue crear a través de estos textos (ciertamente en una película que tiene algo de teatralidad aunque busque cierta naturalidad), una representación de la opresión y el fascismo como algo que está impregnado en la sociedad, alejándose de las habituales lecturas unidireccionales. 

Panorama

La sección Panorama de Cinespaña está formada por una larga lista que incluye destacados títulos, más o menos interesantes, como La trinchera infinita (Aitor Arregi, Jon Garaño, Jose Mari Goenaga, 2019), Yuli (Icíar Bollaín, 2018), el díptico formado por La leyenda del tiempo (Isaki Lacuesta, 2006) y Entre dos aguas (Isaki Lacuesta, 2018) o el multipremiado documental El silencio de otros (Robert Bahar, Almudena Carracedo, 2018), ganador del Goya y recientemente de dos premios Emmy. 

Mientras que entre los documentales encontramos dos películas interesantes que ya hemos comentado: El escritor de un país sin librerías (Marc Serena, 2019), que pasó por Atlàntida Film Festtiene como protagonista al poeta guineano Juan Tomás de Ávila Laurel pero, más que enfocarse solo en la figura del protagonista, propone un viaje a su isla natal para ofrecer una visión de la actual sociedad guineana. Y la ganadora del Premio del Público en el D'A Film Festival, My Mexican bretzel (Núria Giménez, 2019), una mezcla de documental y ficción a partir de archivos cinematográficos que compone un título inclasificable, quizás una de las propuestas más interesantes de esta temporada.  



Parte de la programación de Cinespaña se puede ver en Filmin hasta el 11 de octubre. 

La hija de un ladrón y La leyenda del tiempo se pueden ver en Filmin.
Una vez más, El crack dos y Asesinato en el Comité Central se pueden ver en FlixOlé. 
El crack cero se puede ver en Movistar+.
La trinchera infinita, Yuli y El silencio de otros se pueden ver en Netflix.


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