Frente a los recaudadores de beneficios económicos exorbitantes por el desarrollo de nuevas tecnologías y por la creatividad de otros, existe una comunidad cada vez mayor que reivindica el derecho a compartir su trabajo con sus destinatarios sin necesidad de intermediarios usurpadores de ganancias algo difusas. El sello Creative Commons es una necesidad palpable para quienes no queremos ver nuestro trabajo secuestrado por gestores cuyas cuentas no están demasiado claras. De ahí que en el terreno audiovisual surjan cada vez más productos de calidad cuya disponibilidad no mercantilista permite a sus responsables trabajar con la libertad creativa que el contacto directo con los espectadores les otorga.
Ya hablamos en su momento en este blog del documental Zeitgeist, una valiente reflexión sobre nuestra sociedad que, por cierto, en esta época de “crisis” económica que no sabemos de dónde nos llega es interesante revisar, ya que puede darnos algunas claves reveladoras.
Hace una semana se estrenó en internet el cortometraje Big buck bunny, una producción realizada con todos los medios (y el personal, solo hay que ver los créditos finales) disponibles para crear uno de los cortometrajes de animación 3D más interesantes de los últimos meses. Big buck bunny es deudor de los grandes trabajos de animación clásicos, pero también de las recientes producciones del género, como las de Pixar. Y desde luego, esta historia de guión meticuloso y trazo de personajes certero no tiene nada que envidiar técnica ni creativamente a las grandes producciones de animación que estamos acostumbrados a ver en los cines.
La particularidad de Big buck bunny es que está desarrollado enteramente con software libre, es decir, con herramientas creativas que no tienen que pagar el canon de las multinacionales y que demuestran que esta vertiente creativa es una de las claves de un futuro cercano. Que se puedan realizar producciones de alta calidad como este cortometraje, éxito absoluto en descargas en internet, sin duda es una bocanada de aire fresco para los autores de obras realizadas con absoluta libertad (hay una mala leche incorporada a esta historia que posiblemente sería difícil de encontrar si estuviera respaldada por alguna multinacional).
Big buck bunny está producido por el Blender Institute a través de su Fundación, una organización dedicada precisamente al desarrollo de software libre. Se trata del primer trabajo de la Fundación a través de este nuevo Instituto de creación, aunque en 2006 ya produjeron otro espléndido cortometraje de animación 3D, Elephant's dream. El cortometraje además cuenta con un interesante trabajo musical del compositor Jan Morgenstern (con más medios que en su anterior trabajo) que desde hace unos días también está disponible en la web oficial de la película, bajo licencia no comercial de Creative Commons.
Ya se habla de Big buck bunny como un serio aspirante al Oscar al Mejor Cortometraje del año, siempre que su insólita vía de distribución cumpla los requisitos de la Academia de Hollywood. Si consiguiera estar nominado o ganara el Oscar, sería la primera vez que lo logra una producción realizada enteramente con software libre y, por tanto, se convertiría en un mazazo sin precedentes a la industria tradicional. En todo caso, y al margen de consideraciones de este tipo, Big buck bunny es uno de los mejores trabajos de animación de 2008.
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