El más radical lo ha sufrido el Festival de Cine Inédito, que ya no es inédito, que ya no es de cine, ¿entonces, qué coño es? Digamos que lo que queda de esta muestra, hasta la fecha gestionada con mimo por Juan Labrador, es eso, que es un festival. Ya hace unos meses, su director-fundador nos envió una despedida de sus labores al frente del festival, para dedicarse a otros menesteres, también relacionados con el cine (ni más ni menos que la gestión de la Huelva Film Commission y de una productora propia). Ahora, nos llega el cambio de cara, de fechas, de temática... Islantilla será a partir de la novena edición Festival de Cine y Televisión, es decir, una muestra que pretende, según sus nuevos responsables, “ser una referencia obligada de la industria televisiva”, y que estará especializada en la ficción televisiva (¿veremos un desembarco de “arrayanes” en la playa de Islantilla?). Por lo pronto, este año se homenajeará a Carmen Machi (“Aída”) y Luis Varela (“Camera Café”), y el jurado estará presidido por Paco Lobatón.
El éxito de la nueva temática ya se verá, pero sin duda se echará de menos la buena disposición de Juan Labrador para sus invitados, y el esfuerzo por sacar del ostracismo un cine diferente, aunque quizás con mejor programación se hubiera colocado en mejor posición. Decía un popular crítico ya jubilado que lo menos importante de Islantilla eran las películas. Y no en tono peyorativo. Un festival es cine, pero también un encuentro de profesionales y espectadores, y una forma de promocionar el lugar en el que se desarrolla. En estos últimos aspectos, Islantilla sin duda brilló con luz propia.
El nuevo gestor del Festival, Carlos Rosado, es también director de la Andalucía Film Commission, órgano que desde la pasada edición gestiona también el Sevilla Festival de Cine. Lo que nos hace reflexionar sobre la idoneidad de que un organismo público de estas características sea el encargado de tomar decisiones en el organigrama y programación de un festival. En las muestras más destacadas del panorama internacional, la presencia de la función pública es meramente testimonial, dejando a los profesionales que compongan el esqueleto programático. En Andalucía tendemos a una politización de los festivales de cine, lo cual resulta peligroso para su salud.
Sea como fuere, el renovado Festival de Islantilla de tv-movies y series de ropa camilla retrasa sus fechas hasta finales de mayo (entre el 24 y el 31), dejando así más espacio al Festival de Cine Español de Málaga, que se celebra del 4 al 12 de abril, apoyado en la apuesta que el Ayuntamiento del “popular” Francisco Torres Prado hizo desde sus inicios (¿ya hemos hablado de la politización de los festivales?). Este año también hay cambios en Málaga, ya que los Film Market (Mercadoc, Tv Market, Málaga Screenings y Art Tv) se reordenan en una cita rebautizada como Málaga Markets que tendrá lugar en diciembre (del 30 de noviembre al 3 de diciembre), abandonando su espacio paralelo al Festival de Cine Español que venía ocupando hasta ahora.
Cambios que habrá que ir valorando con el tiempo y que veremos si acaban siendo una bomba de oxígeno o una bomba de relojería para los festivales andaluces.
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