El pasado domingo comenzó el Festival Internacional de Animación de Annecy, uno de los más relevantes dentro del panorama audiovisual, que seguiremos durante esta semana. La ceremonia de apertura entregó premios Cristal de Honor a dos cineastas tan diferentes como relevantes: Matt Groening (1954, Oregón), creador hace 36 años de Los Simpson (Disney+, 1989-) y de otras series de animación como Futurama (Disney+, 1999-), y el director Michel Gondry (1963, Francia), relacionado con la animación a través de los videoclips realizados para artistas como Björk, The White Stripes, Steriogram y Daft Punk, pero también introduciéndola en películas como ¡Olvídate de mí! (2004) y La ciencia del sueño (2006). Recientemente se ha adentrado más en este formato con sus últimos largometrajes: Maya, donne-moi un titre (Michel Gondry, 2024), que consiguió el Oso de Cristal en la sección Generation K-plus del pasado Festival de Berlín, y Maya, donne-moi autre titre (Michel Gondry, 2025), realizados según el director para mantener el contacto con su hija, que vive en el extranjero. También se homenajeó en la ceremonia de apertura a la directora Joanna Quinn (1962, Inglaterra), nominada dos veces al Oscar por sus cortometrajes Famous Fred (1996) y Asuntos del arte (2021), que ganó una Mención Especial del Jurado en el Festival de Annecy, donde también ha conseguido premios por La salida de las chicas (1988) y Dreams and desires: Family ties (2006). La artista británica ofrecía este consejo a las nuevas creadoras: "Cuenta tu propia historia. Queremos conocer tu vida, queremos ver el mundo a través de tus ojos. Queremos que seas valiente, apasionada y que no tengas miedo. Intenta sorprendernos. A lo largo de mi carrera he aprendido que las mejores películas son las películas honestas, las que tienen resonancia en los espectadores porque éstos pueden sentir su honestidad". El director artístico del festival Marcel Jean, ha decidido este año proyectar durante la inauguración una selección de cortometrajes de la Sección Oficial en vez de un largometraje como es tradicional, lo que el festival justifica queriendo destacar la relevancia de los cortometrajes en su programación, pero algunos consideran que es una muestra de la cada vez mayor dificultad que tiene Annecy para encontrar películas de estreno mundial, sobre todo a partir de la apertura de festivales generalistas como Berlín y Cannes al género de animación, presentando títulos relevantes antes del festival francés.
La edición de este año ha contado con una presentación especial a cargo de Bugs Bunny a través de un teaser realizado especialmente para el Festival de Annecy, producido por Hanna Barbera Europe bajo la dirección de Grant Orchard, lo que demuestra la implicación de los grandes estudios norteamericanos. Aunque este año el desembarco de Warner Bros. Animation con la presentación de sus próximos proyectos viene acompañado por el anuncio del cambio de estrategia de la compañía que está desandando los pasos que ha llevado a cabo en los últimos años, volviendo a llamar HBO Max a su plataforma de streaming y separando Warner Bros. de Discovery, lo que es una forma de reconocer el error que ha supuesto esta fusión para la compañía, aunque el principal responsable de esta fallida estrategia, David Zaslav, continúa en su cargo. Los rumores indican que el último objetivo de esta separación es la intención de vender una de las partes, especialmente la que está relacionada con el streaming y la producción cinematográfica, Curiosamente, David Zaslav provenía de Discovery pero continuará como director ejecutivo en la parte separada de Warner Bros., lo que no es una buena noticia. En el sector de la animación, habrá que ver cómo afectará esta situación al trabajo de la productora Adult Swim y a sus series como Efectos secundarios (HBO Max, 2024-) porque ha estado ligada a Cartoon Network, uno de los canales por cable en crisis que será gestionado por Discovery. Precisamente ayer su responsable, Genndy Tartakovsky (1970, Rusia), participó en una mesa redonda durante el Festival de Annecy dedicada al 25 aniversario de Cartoon Network Studios, junto a un grupo de animadores que ha trabajado en el canal como el artista Craig McCracken, creador de la serie Las Supernenas (Netflix, 1998-2004). Ellos pertenecen a la denominada segunda generación de animadores de Cartoon Network, y afirmaron en la mesa redonda que necesitaron "romper el sistema del canal", hasta que consiguieron luz verde para El laboratorio de Dexter (Cartoon Network, 1996-2003). Genndy Tartakovsky también ha presentado en Annecy uno de sus numerosos proyectos en marcha, el largometraje de animación Fixed (Netflix, 2025), las aventuras de un perro junto a sus amigos durante las últimas 24 horas antes de ser castrado.
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Space cadetKid KoalaCanadá 2025 | 86 minutos | Contrechamp | ★★★★☆Técnica: Animación 3DFestival de Berlín '25: Generation Kplus |
El compositor y DJ Eric San (1974, Canadá) actúa bajo el seudónimo de Kid Koala, ampliando su faceta profesional desde hace años a la creación de novelas gráficas como Nufonia must fall (2003), que se adaptó como un espectáculo teatral de marionetas, y Space cadet (2011). Ambas se publicaron acompañadas de un CD con música instrumental compuesta para imágenes fijas del libro, como Space cadet: Original Still Picture Score (2011, Ninja Tune). Años después, la propuesta se ha convertido en un largometraje animado que amplía la historia pero que mantiene el tono original como una película sin diálogos para la que se han compuesto nuevas canciones, esta vez con las voces de Emilíana Torrini, Martha Wainwright, Meaghan Smith y Trixie Whitley. La historia narra la relación entre Celeste y su robot doméstico, que ha cuidado de la protagonista desde que era niña y su madre desapareció en una misión espacial. Cuando se gradúa como cadete astronauta, Celeste cumple su sueño, pero su primer viaje de exploración de la galaxia también supone la primera vez que se separa de su robot, que ha ejercido como una figura paternal y maternal. Space cadet (Kid Koala, 2025) muestra cómo sobrellevan la joven humana y el robot humanoide la soledad y la separación, pero también aborda temas como los ciclos generacionales. Cuando el robot de primera generación, que ya es superado por otros modelos más modernos, comienza a sufrir fallos del sistema, debe someterse a una actualización que necesita espacio en su memoria, principalmente ocupada por videos que recuerdan su relación con Celeste a lo largo de los años. El robot debe decidir entonces si prefiere perder estos fragmentos de memoria o mantiene los recuerdos con el riesgo de sufrir un fallo general. Curiosamente, la adaptación como largometraje ha modificado la propuesta visual de la historia, que en la novela gráfica estaba realizada con la técnica del esgrafiado, raspando una superficie cubierta con tinta negra para resaltar el dibujo en blanco. Sin embargo, esta técnica fue probada en las primeras fases del desarrollo de la película pero impedía que los personajes transmitieran la identificación necesaria con el espectador, así que se decidió un aspecto visual más tradicional, con el uso de animación 3D, a través del trabajo de diseño de producción de Lillian Chan y Corinne Merrell.
En el apartado técnico Space cadet es por tanto menos arriesgada, pero al mismo tiempo encuentra en su aspecto visual una manera más efectiva de desarrollar la historia y transmitir los mensajes que contiene el guión de Mylène Chollet, que ha trabajado en algunas series de televisión populares en Quebec como L’Échappée (TVA, 2016-). Esta relación sin diálogos entre un ser vivo y un robot puede recordar a otras películas recientes como la española Robot dreams (Pablo Berger, 2023), pero consigue seguir su propio camino para abordar temas que también tienen un enfoque adulto: la pérdida, la ausencia de la madre, la memoria y el relevo generacional forman parte de una historia que tiene una estructura en dos tramas que son igualmente conmovedoras. Eric San creó la novela gráfica en un momento en el que había perdido a su abuela y afrontaba la llegada de su primera hija, pero el tema de la pérdida también está enfocado desde una mirada positiva. Mientras el robot debe tomar una decisión sobre el borrado de sus recuerdos, Celeste encuentra precisamente en algunos objetos que le recuerdan a su madre y a la relación con su robot doméstico la manera de impulsar sus responsabilidades como tripulante de una nave espacial que explora distintos planetas para recoger muestras de formas vegetales vivas. En la estructura narrativa de la historia, se mezcla la parte más emocional con los videos que reproduce el robot mientras trata de adaptarse a una soledad en la que ha perdido el auténtico propósito de su existencia, con algunas escenas de acción a través de unas extrañas criaturas que devoran todo lo que encuentran y que amenazan la nave espacial que tripula Celeste. Siguiendo una cierta tendencia de los últimos años en el cine de animación, la ausencia de diálogos no supone un problema para la narración, pero en este caso se introducen versiones de temas clásicos y canciones originales que ayudan a conectar con la historia, casi todas ellas interpretadas con un tono sosegado que casi arrulla a los personajes. Space cadet es un cuento con algún trasfondo filosófico en torno al final de la existencia en el tercer acto, que está contado con sensibilidad y con una capacidad para conectar con el espectador a través de una historia sencilla que puede que no asuma ningún riesgo creativo, pero transmite humanidad incluso cuando describe a un personaje no humano.
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La jeune fille qui pleurait des perlesChris Lavis, Maciek SzczerbowskiCanadá 2025 | 16 minutos | Competición de cortometrajes | ★★★★☆Técnica: Marionetas |
A través de una historia que recoge la tradición de los cuentos de Hans Christian Andersen (1805-1975, Dinamarca), los directores Chris Lavis y Maciek Szczerbowski vuelven al Festival de Annecy, donde participaron con su aclamado cortometraje Madame Tutli-Putli (2007), que también fue nominado al Oscar. Precisamente ellos cuentan que durante la producción de aquella historia surgió la idea de ésta, cuando en el rodaje de una escena en la que la protagonista se derrumba al final, se desprendió accidentalmente un collar de perlas de utilería, y éstas se esparcieron por todo el escenario, creando una imagen que se convertiría en la semilla de este relato. The girl who cried pearls (Chris Lavis, Maciek Szczerbowski, 2025) utiliza una técnica parecida de animación que mezcla marionetas animadas en directo, CGI y stop-motion, pero se cuenta a través de una narración lineal que se aleja del tono surrealista de aquel cortometraje. Se trata de una fábula que le cuenta un abuelo a su nieta a través de una experiencia supuestamente real, relatando cómo cuando era un adolescente que vivía en la calle, descubrió a una joven abrumada por el dolor y se enamoró de ella. Pero cuando lloraba, aparentemente sus lágrimas se convertían en perlas que el joven vendía a un prestamista, y la avaricia le llevó a tomar la decisión de preferir que siguiera sufriendo y llorando, antes que tratar de apaciguar su pena. Los directores abandonan esa atmósfera onírica de su anterior cortometraje para elaborar un relato más tradicional, con una moraleja que habla sobre los sacrificios y las acciones que provoca la avaricia, inspirándose en cuentos clásicos y tomando como referencia algunas imágenes icónicas como la fotografía Glass tears (1932) de Man Ray, que muestra la mirada de una joven modelo que tiene en su rostro cuentas de vidrio que simulan lágrimas. Pero al utilizar un maniquí en vez del rostro de una modelo real, el fotógrafo estadounidense exploraba la idea de lo real y lo irreal al cuestionar el significado de la propia fotografía.
The girl who cried pearls está elaborada con una especial atención a los detalles, utilizando la iconografía religiosa a través de rostros serenos que no muestran emociones expresivas, de manera que transmiten principalmente sus estados de ánimo a partir de sus movimientos y sus cuerpos. Y al ampliarse más allá de la casa semiabandonada que habita la joven, permite que la historia respire en entornos que simulan las calles de París pero también representan los paisajes del puerto viejo de Montreal en el siglo XX, incorporando tranvías antiguos que ofrecen una atmósfera especial a la historia, que también puede recordar a los relatos clásicos de Charles Dickens. El cortometraje tiene un vestuario cuidado y los interiores están decorados con todo tipo de artilugios, libros y accesorios, muchos de ellos creados con impresoras 3D, que dan textura a los diferentes espacios, especialmente en la casa de empeños del prestamista que atiende al joven. The girl who cried pearls consigue tener ese aspecto tradicional de un cuento gracias a un ritmo tranquilo pero continuamente dinámico, y una parte de esta textura la aporta la banda sonora de Patrick Watson (1979, Canadá), colaborador habitual de los directores en videoclips, que utiliza instrumentaciones como el piano y una pequeña sección de cuerdas para elaborar un trabajo musical muy destacable. El actor Colm Feore, al que hemos visto en series como The Umbrella Academy (Netflix, 2019-2024) y Landman: Un negocio crudo (SkyShowtime, 2024-) pone voz al anciano narrador en las versiones en inglés y francés de este emotivo y hermoso cortometraje.
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Atomik tourBruno ColletFrancia, República Checa 2025 | 13 minutos | Competición de cortometrajes | ★★★★☆Técnica: Marionetas, Stop-motion |
El escritor germano-israelí Shahak Shapira publicó en 2017 un proyecto que tuvo resonancia mundial, llegando a dos millones y medio de personas. Bajo el título "Yolocaust", seleccionó doce selfies extraídos de redes sociales como Facebook, Instagram, Tinder y Grindr en los que sus autores se fotografiaban a sí mismos en campos de concentración o monumentos de homenaje a las víctimas del Holocausto como el Memorial de Berlín. Imágenes aparentemente desenfadadas pero en entornos que se refieren a torturas, muerte y exterminio. El proyecto consistía en extraer esos selfies y colocarlos sobre fotografías reales que mostraban la barbarie del Holocausto, lo que establecía una reflexión sobre la inconsciencia que tienen los visitantes de lo que representan estos monumentos. Este proyecto fue el que impactó al director Bruno Collet (1965, Francia) para llevar a cabo su último cortometraje, después de recibir el premio Cristal de Annecy y una nominación al Oscar por Mémorable (2019). Desde su estudio Personne n'est parfait! en la ciudad de Rennes (Francia), el director ha elaborado una historia que mezcla marionetas, stop-motion y postproducción digital para recrear el entorno de la planta nuclear de Chernobyl que se convirtió en una zona turística, incluso con hoteles dentro de la Zona de Exclusión. El protagonista es Hugo (Arnold Mensah), un joven turista francés que en 2018 transmite en directo a través de Instagram su visita a Chernóbil, donde encuentra incluso tiendas de souvenirs. Todavía con rastros de radioactividad, el joven se filma sin protección, justificándolo a un amigo que le llama por teléfono: "Sé que es una mierda pero esto le dará visitas a mi canal". Pero cuando pierde el autobús que le ha transportado hasta allí, Hugo recorre por la noche la Zona de Exclusión descubriendo las partes que no se muestran a los turistas visitantes.
Atomik tour (Bruno Collet, 2025) refleja a través de un entorno de pesadilla en el que se introduce al protagonista, la realidad que parece haberse olvidado: las consecuencias de la radiación, la destrucción de la planta nuclear, o la escuela que fue evacuada durante el desastre y que permanece detenida en el tiempo en medio de un escenario apocalíptico. Situando la acción en 2018, el cortometraje muestra una Ucrania todavía no envuelta en otro tipo de horror, el de la invasión rusa, y describe el entorno de Chernóbil con una textura grisácea que le da un aspecto casi petrificado, solo roto por algunos brotes verdes de un árbol que ha crecido en el interior de una casa abandonada y de la vegetación que se ha desarrollado en la Zona de Exclusión. El cortometraje tiene el aspecto de aquellos documentales que mostraban las consecuencias de un ataque nuclear, y adopta esa perfección en la animación que también está centrada en los detalles, y que se aprecia mejor con nuevos visionados. Los lugares que rinden culto a las grandes tragedias están rodeados de una cierta atmósfera fantasmal, lo que se refleja en Atomik tour. Y aunque el mensaje puede resultar algo obvio sobre la necesidad de respetar estos espacios sin desprenderlos de su carácter elegíaco, provoca el suficiente impacto emocional y de alguna manera consigue tener una cierta resonancia en torno a la forma en que muchos lugares de Ucrania se están convirtiendo ahora en futuros espacios para el recuerdo del horror de la guerra.
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Dog earPéter VáczHungría 2025 | 21 minutos | Competición de cortometrajes | ★★★★☆Técnica: Animación 2D |
El país invitado en esta edición del Festival de Annecy es Hungría, habitualmente presente gracias a la relevancia de la animación en una industria que el año pasado celebró el 110 aniversario de su primera producción de animación. Desde 2020, el Instituto Nacional de Cine de Hungría es responsable de todo el sector audiovisual, incluida la imagen en movimiento en todos sus ámbitos: formación de profesionales y desarrollo de proyectos en series de televisión y web, cortometrajes y largometrajes para distribución en salas. A pesar de las turbulencias políticas y la deriva extremista del gobierno húngaro, se ha desarrollado una nueva generación de talentos, con trabajos reconocidos en el festival como los cortometrajes Symbiosis (Nadja Andrasev, 2019), Amok (Balázs Turai, 2022) y 27 (Flóra Anna Buda, 2023) o el largometraje Las cuatro almas del coyote (Áron Gauder, 2023). Pero también hay un programa dedicado a las obras tradicionales y una exposición de arte en la calle que coloca a personajes de la animación húngara en los espacios públicos de Annecy. Quizás no es el momento más adecuado para celebrar la diversidad de Hungría en un tiempo en el que el gobierno de Víktor Orbán está atacando precisamente esa diversidad, pero las obras artísticas suelen reflejan una visión más heterodoxa. Entre los cortometrajes que compiten en la sección oficial Dog ear (Péter Vácz, 2025) ofrece un relato sencillo pero muy elocuente, a través de una tarde en la que Benci (Imre Osztovitz), un niño de once años, se encuentra solo en su casa con su perro Tasli después de que el día anterior sus padres discutieran de manera violenta. Benci ha reprimido sus sentimientos y su frustración pero las descarga a medida que pasa el tiempo, liberándolas en forma de agresividad en las interacciones con su perro, al que llega a golpear. Pero la lealtad de Tasli le acaba llevando a descubrir la necesidad del perdón.
Desarrollada durante la pandemia, Dog ear es el último trabajo del joven director Péter Vácz (1988, Hungría), que ya obtuvo un importante éxito con su corto Rabbit and deer (2012), que consiguió más de un centenar de premios internacionales, entre ellos el de la sección de Películas de Graduación en el Festival de Annecy. Se trata de una historia que está basada en su propia experiencia cuando era niño, y de hecho la casa en la que se desarrolla reproduce fielmente aquella en la que se crió: "Esta película refleja la forma en que somos educados y cómo ciertos métodos de educación que mis padres heredaron de sus padres dejaron también una marca en mi propia vida". Uno de los elementos más interesantes es la forma en que, a través de la animación 2D, el cortometraje representa la rebeldía y la ira frustrada que experimenta un niño, impotente ante las circunstancias que vive en su casa. Benci comienza a destruir su entorno como una forma de canalizar estas frustraciones, pero también las descarga en un perro que solo le devuelve lealtad y cariño, lo que finalmente se convierte en una forma de sanación para el niño. Con una animación de trazos sencillos y una planificación perfectamente diseñada, el cortometraje entra dentro de la fantasía en algunos momentos, pero sobre todo tiene la fuerza de representar una situación que describe la realidad de muchos hogares.
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CapriccioGábor UlrichHungría 2025 | 4 minutos | Off-Limits | ★★★☆☆Técnica: Animación 2DFestival de Animación de Kecskemét '25: Mejor Cortometraje, Premio de la Crítica |
El realizador Gábor Ulrich (1967, Hungría) es uno de los más reconocidos artistas de animación de su país, recibiendo el prestigioso premio cinematográfico Balázs Béla que concede el Consejo de Ministros. Ha estado presente en el Festival de Annecy con dos de sus cortos, Mielött (2004) y Dune (2020), piezas experimentales que él denomina "estudios cinematográficos", a través de las que explora la condición humana y reflexiona sobre la libertad artística. Capriccio (Gábor Ulrich, 2025) se enmarca totalmente dentro de esta idea, al convertir a un pequeño pájaro en un elemento que puede recuperar la inspiración de un pianista. En su último trabajo, el director habla sobre cómo los aspectos cotidianos influyen en la creación y reivindica la libertad en una forma artística que se libere de los discursos políticos para ser simplemente Arte. A lo largo de los 4 minutos de esta creación experimental en la que el vuelo del pájaro a veces se encuentra con obstáculos, hace referencia a las incertidumbres, los fracasos y los éxitos a los que se enfrenta un artista, y por extensión se refiere también a la creación de todo tipo de expresión artística, incluida la cinematográfica. La música de Capriccio está creada por Tamás Józsa (1992, Hungría), compositor de música para concierto, que interpreta el piano junto a la violinista Dalma Józsa. Y el estilo de animación sobre pintura recuerda a otras obras anteriores de Gábor Ulrich como Oly Korban (2014), una pieza breve que estaba dedicada a las víctimas del Holocausto, de la Shoá. "Me gusta que la animación sea nítida, en la que la imagen fija también tenga un significado", comenta el artista húngaro en relación con su premiado trabajo como parte de una industria reconocida en todo el mundo. En una estrategia de distribución poco habitual para los cortometrajes, Capriccio se podrá ver en otoño en las salas de cine de Hungría acompañando al estreno de la esperada comedia danesa The last viking (Anders Thomas Jansen, 2025).
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Películas mencionadas:
¡Olvídate de mí! y Las cuatro almas del coyote se pueden ver en Filmin.
La ciencia del sueño se puede ver en Prime Video.
Robot dreams se puede ver en Movistar Plus+.
Madame Tutli-Putli se puede ver en Filmzie.
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