01 junio, 2020

Krakow Film Festival (Parte 1): dolor y lucha



Nuestro recorrido por los festivales de cine online tiene una nueva parada. Tras haber realizado crónicas del D'A Film Festival, Docsbarcelona y Vienna Shorts (del que continuaremos comentando sus cortometrajes más destacados hasta el miércoles), desde hoy nos detenemos también en el Krakow Film Festival, uno de los eventos cinematográficos más antiguos de los que se celebran en Europa. 

Nacido en 1961 únicamente como Festival de Cortometrajes, tres años después se unió al denominado Polish Film Festival, para terminar siendo el Festival de Cine de Cracovia. Su programación competitiva está enfocada principalmente a los largometrajes documentales y los cortometrajes (tanto ficción como animación y documental), pero también dedica una atención especial al cine y la música, con una sección oficial de documentales musicales, que complementa la celebración cada año del Krakow Film Music Festival, que este año ha sido cancelado. 

Krakow Film Festival tomó la decisión hace unos meses de dar el paso a una edición online, que coincide con su 60 aniversario. Gracias a esta iniciativa, podemos disfrutar de una selección muy cuidada en la que podemos decir que están los documentales de los que más vamos a oír hablar en los próximos meses. Como ya comentábamos en anteriores posts, resulta interesante ver cómo se gestionan los festivales online desde el punto de vista programático. En el caso de Krakow Film Festival, ofrece una programación muy cercana a la de un festival presencial, de forma que los espectadores pueden acceder a visionar las películas en unos horarios determinados y con un límite de tickets. Estos visionados tienen bloqueo geolocalizado, por lo que solo son accesibles en Polonia. La selección de Krakow Film Festival es amplia, y realmente, aun siendo online, resulta difícil abarcar buena parte de su programación, por lo que nos vamos a centrar principalmente en las secciones competitivas de documentales y cortometrajes.

La última edición de Krakow Film Festival se inauguró el domingo con el estreno mundial del documental Pollywood (Paweł Ferdek, 2020), una producción de HBO Europa que aborda una visión peculiar de la Meca del Cine a través de los pioneros que construyeron Hollywood, algunos de los cuales provenían de pequeñas localidades de Polonia, como Samuel Goldwyn, Louis B. Mayer, o los Warner Bros., hijos de un emigrante polaco. De esta forma, el Hollywood clásico se creó a partir de la llegada de algunos profesionales que vieron en el cine un negocio floreciente. El cineasta Paweł Ferdek es el director y protagonista de esta historia en la que inicia un viaje a Hollywood para tratar de encontrar las raíces del cine clásico.


Su búsqueda tiene matices de humor en una trayectoria en la que no parece resultar fácil encontrar entrevistados accesibles. Quizás el hecho de no poder acceder a estas personalidades deriva el documental hacia un tono humorístico de autoprotagonismo, estilo Michael Moore, que no es lo más logrado precisamente. Pero en todo caso resultan interesantes algunas de las anécdotas que se cuentan, muchas de ellas provenientes del libro "Pollywood", de Andrzej Krakowski, en el que se basa la película. Como aquella en la que se describe cómo fue el rodaje de la primera película que hizo Samuel Goldwyn en Los Angeles, huyendo desde Nueva York de los matones contratados por Thomas Edison; o la del un Steven Spielberg niño que logró colarse en las oficinas de los estudios Paramount.

El documental ganador del premio principal en la pasada edición del Festival Visions du Réel, que tuvo una edición online a mediados de abril, fue Punta Sacra (Francesca Mazzolini, 2019), cuyos protagonistas son los habitantes de un asentamiento en Idroscalo, a las afueras de Roma, cerca del mar. En este lugar fue donde Paolo Pasolini rodó algunas de sus primeras películas como Accatone (1961), y en este lugar fue donde le encontraron asesinado. Pero la visión de este asentamiento, que sobrevivió a una intervención policial brutal hace unos años, no se detiene en la pobreza o la miseria, ni siquiera habla de las drogas que circulan por el barrio como un foco de venta, sino que se centra en la esperanza y la sensación de comunidad.


Esta visión es lo más interesante del documental. Rodado con esmero y una excelente factura técnica, la directora ha estado conviviendo con los habitantes de Punta Sacra desde hace años, y lo ha convertido en protagonista de cortometrajes anteriores como Il premio (Francesca Mazzolini, 2014), consiguiendo la complicidad de sus habitantes. Es curioso ver a algunas de las madres tener discusiones acaloradas sobre el comunismo y sobre Pasolini, o escuchar las reflexiones de un rapero chileno de segunda generación que menciona a cantantes de la protesta política como Víctor Jara. Las imágenes y el uso de la música hacen de este un documental que ofrece algunas dudas formales, porque muestra con cierto embellecimiento una situación vital que no parece tan idílica.

En cierto sentido, los documentales que hablan de este tipo de comunidades están, ahora, más interesados en contar la fortaleza de sus protagonistas frente a situaciones difíciles o injustas, y menos en alimentar el morbo de la miseria. I love you I miss you I hope I see you before I die (Eva Marie Rødbro, 2019) es un documental danés rodado en Estados Unidos que nos muestra esta esperanza vital de tres mujeres que viven en los suburbios de Colorado Springs, y que tienen esa necesidad de seguir luchando por mucho que la pobreza en la que viven, la incomprensión de los servicios sociales o la adicción a las drogas, no se lo pongan especialmente fácil. Son heroínas de la vida diaria, aquí enfocadas en madres e hijas que tratan de sobrevivir, aunque en algunos momentos haya momentos de desfallecimiento provocados por el abuso de las drogas.


En este documental también se desarrolla un sentimiento de comunidad, como en Idroscalo. Es la lucha en colaboración: "Hay que tirar para adelante. No es momento de ideales, ni de sueños. Es momento de tirar para adelante", dice un personaje frente al atisbo de rendición que vemos en una de las protagonistas. La directora muestra escenas cotidianas sin caer en el tremendismo, quizás forzando demasiado la ausencia de la figura masculina, pero manteniendo una mirada distante y al mismo tiempo empatizando con las protagonistas. Esa incertidumbre vital en la que están es descrita perfectamente por la niña pequeña, la tercera generación de mujeres luchadoras: "Estoy preocupada". "¿Por qué?", pregunta su madre. "No lo sé".

Si la figura masculina está ausente en el documental anterior, ésta es el tema principal de otra interesante propuesta. El campeón del mundo (Federico Borgia, Guillermo Madeiro, 2020) se centra en la figura de Antonio Osta, antiguo Campeón del mundo de culturismo, que en la cuarentena vive del rédito de sus logros profesionales y se enfrenta a un futuro incierto. El culturista uruguayo se nos muestra frágil en algunos momentos, pero intenta mantener algunos de los ideales de masculinidad que ya están superados, como el honor o la lealtad. Es especialmente notable la relación que mantiene con su hijo, un adolescente que siente admiración por su padre pero al mismo tiempo no entiende algunos de sus ideales.


A través de estas conversaciones triviales, que resultan naturales y divertidas en ocasiones, los directores introducen temas serios y profundos, como el machismo (hay quienes son machistas sin saberlo) y el uso de fármacos en la preparación física. Antonio Osta había protagonizado la película de ficción Clever (Federico Borgia, Guillermo Madeiro, 2015), interpretando precisamente a un culturista reconvertido en pianista. En cierto modo, el protagonista de este documental es un personaje anacrónico, pero al mismo tiempo los directores consiguen captar cierta dosis de fragilidad.

Por último, Krakow Film Festival presentó ayer a competición The self portrait (Espen, Wallin, Margret Olin, Katja Høgset, 2020), documental noruego en torno a Lena Marie Fossen, una joven fotógrafa que sufre anorexia desde los 10 años. Este documental, estrenado el pasado mes de enero en Noruega, es una de las experiencias más dolorosas que se pueden experimentar en una pantalla. La fuerza de las imágenes tomadas por Lena Marie Fossen, que en muchos de sus trabajos retrata su propio cuerpo destruido por años de enfermedad, representa también la fuerza de su lucha. Ella misma confiesa en el documental que "el dolor puede ser bello al mismo tiempo". Y, lejos de las consecuencias terribles de años de anorexia, la película habla de una batalla constante contra el propio cuerpo, que se convierte en una prisión de la que le resulta difícil escapar.


El éxito le llegó a Lena Marie Fossen, que acabó exhibiendo su obra en los museos más importantes de Noruega y Suecia, auspiciada por uno de los fotógrafos más notables de los países escandinavos, Morten Krogvold. Pero este éxito se convierte al mismo tiempo en liberación y deseos de vivir, pero también en el foco de las inseguridades de la protagonista. Se podría discutir sobre la proyección morbosa y exhibicionista de sus fotografías, pero en todo caso el documental habla de la belleza del arte y de la belleza del dolor. Lamentablemente, Lena Marie Fossen perdió la batalla contra su propio cuerpo el pasado mes de octubre.



Pollywood se estrena el 15 de junio en HBO Europa.



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