21 diciembre, 2018

Primeras bandas sonoras premiadas del año

Comienza la temporada de premios y ya se han dado a conocer las primeras bandas sonoras con nominaciones para los galardones más destacados. Premios del Cine Europeo y Globos de Oro, y en España Premios Feroz y Premios Goya son algunos de los galardones que despiertan mayor interés. Nuestra atención se centra aquí en las nominaciones y galardones para las composiciones más destacadas, según los miembros de las correspondientes academias y asociaciones, del año 2018:

PREMIOS DEL CINE EUROPEO
Sábado 15 de diciembre
Sevilla

Aunque la ceremonia tuvo lugar en Sevilla el pasado sábado, los reglamentos de la Academia de Cine Europeo establecen que solo 10 categorías tienen el formato habitual de nominaciones y posteriores galardonados. Por su parte, un jurado de ocho miembros de la Academia eligen directamente el premio en otras ocho categorías. Entre ellas, la de Mejor Compositor Europeo, que este año ha recaído en:

3 tage in Quiberon
Christoph M. Kaiser, Julian Maas

La película, centrada en una entrevista que dio la actriz Romy Schneider en una clínica de rehabilitación, tenía también una nominación para la actriz Marie Bäumer. En el aspecto musical, la banda sonora discurre entre canciones de corte jazzístico, creadas expresamente para la cinta, y composiciones que tienen al piano como instrumento solista. El jurado de la Academia destaca el carácter "nostálgico, romántico, sensual y melancólico" de la música original, y ciertamente la partitura tiene un aire nostálgico que, junto a la fotografía en blanco y negro, dan a la película una cierta textura de Nouvelle Vague. El tema principal, "3 tage in Quiberon" sobre el que pivota toda la banda sonora, es un hermoso vals que lanza una mirada introspectiva hacia la protagonista, y en algunos momentos las composiciones de Christoph M. Kaiser y Julian Maas recuerdan, en temas como el melancólico "Und das Wind inmmer so bleiben", nos recuerdan a la música Max Richter. Hay otros momentos destacados, como el precioso tema "Abschied in Quiberon", que incorpora la guitarra como elemento principal, o ese aire funesto y desgarrador de "Jeder für sich".

GOLDEN GLOBES
Domingo 6 de enero
Los Angeles

Marco Beltrami, Un lugar tranquilo
Alexandre Desplat, Isla de perros
Ludwig Göransson, Black Panther
Justin Hurwitz, First man (El primer hombre)
Marc Shaiman, El regreso de Mary Poppins



Las nominaciones a los Globos de Oro han acabado siendo algo decepcionantes en general, porque destacan trabajos que resultan más aparentes que acertados, e incluyen entre los nominadas al menos a dos bandas sonoras que para nosotros están entre lo peor del año. En este sentido, reconocer el trabajo de Marco Beltrami para Un lugar tranquilo (John Krasinski, 2018) resulta sorprendente, porque es una de las bandas sonoras menos logradas del compositor. De hecho, la película de John Krasinski funciona mejor en las escenas en las que no hay música que en las que la contienen, porque las composiciones de Marco Beltrami y su equipo, también hay que decir que posiblemente por indicación del director, discurren por caminos convencionales del género de terror y ciertamente la banda sonora no destaca ni en su estructura formal ni en su contenido. Se trata por tanto de una composición decepcionante, más por su irrelevancia dentro de la propia película, en la que los silencios juegan un papel fundamental, que por el valor intrínseco de las composiciones. 

Otro de los nominados menos interesantes, aunque no precisamente por su falta de ambición, es el trabajo de Ludwig Göransson para la película Black Panther (Ryan Coogler, 2018). Para esta épica película de superhéroes afroamericanos, con resultados incluso ridículos en algunos momentos, el compositor sueco ha creado una banda sonora de tonos espectaculares y grandilocuentes en la que mezcla una gran orquesta con sonoridades de coros y percusiones africanos, construyendo una partitura que al final acaba siendo más ruidosa que realmente eficiente. Esta mezcla, que podía haber dado lugar a una banda sonora interesante (aunque ciertamente la idea resulta tan obvia que no termina de resultar original), sin embargo acaba siendo tan pomposa que ni siquiera termina de acoplarse con eficacia a las imágenes de una película que resulta igualmente fallida. 


Es lógico el reconocimiento a un compositor veterano y ya algo apartado del cine como Marc Shaiman, pero ciertamente su trabajo para El regreso de Mary Poppins (Rob Marshall, 2018) no acaba de resultar todo lo interesante que nos hubiera gustado. Aunque sus esfuerzos por recrear en buena parte ese sonido característico que los hermanos Sherman crearon para la película original resultan loables, lo cierto es que Marc Shaiman, por lo demás un excelente compositor de musicales, no consigue aquí ninguna canción que realmente resulte trascendente, y que termine aportando cierta novedad. Al contrario, los temas compuestos para esta secuela son en general anodinos y poco relevantes, y casi ninguno de ellos consigue quedarse en nuestra memoria. En la parte de música instrumental, la banda sonora tampoco encuentra un sonido personal, y se limita a subrayar las escenas con menos eficacia de la que se podría esperar de un compositor veterano como Marc Shaiman. 


Para nosotros, los dos únicos trabajos musicales que nos parece que consiguen una justa nominación son los de Alexandre Desplat y Justin Herwitz. El músico francés crea para Isla de perros (Wes Anderson, 2018) una partitura casi exclusivamente sostenida sobre la percusión oriental, con especial mención a las breves pero contundentes aportaciones de Kaoru Watanabe en el tambor Taiko. El homenaje al cine de Akira Kurosawa, muy palpable en la película, también está presente en la música de Alexandre Desplat, con referencias a trabajos del compositor Fumio Hayasaka para el director japonés. Se trata en general de un trabajo que mantiene la estructura de anteriores colaboraciones entre Desplat y Wes Anderson, pero aprovecha con singular eficacia las reminiscencias orientales tan presentes en la propia película y por supuesto en este interesante trabajo del compositor. 


Por su parte, la música de Justin Hurwitz para First man (Damien Chazelle, 2018) vuelve a ser una de las composiciones más interesantes del año. En el aspecto melódico, la banda sonora se estructura principalmente sobre dos temas principales: uno intimista y familiar, y otro relativo a la misión espacial, que expresa la soledad y la belleza que experimentan los astronautas. Este intimísimo, expresado por el uso de instrumentos como el harpa, encaja perfectamente con esas imágenes de una familia marcada por el dolor de la pérdida de una hija.  En el aspecto relativo a la misión, la música está marcada por el uso de sintetizadores "retros" de finales de los sesenta, como el sintetizador Moog o el Echoplex. Pero sobre todo destaca el uso del theremin, instrumento que el propio Justin Hurwitz aprendió a tocar, y que va apareciendo levemente a lo largo de la película, hasta convertirse en elemento principal en la última parte, la del viaje lunar. Y es donde aparece también la épica, con el uso más destacado de la orquesta, presente en espectaculares composiciones que marcan la que es una de las mejores bandas sonoras del año. 

CRITICS CHOICE AWARDS
Domingo 13 de enero
Los Angeles

Kris Bowers, Green book
Nicholas Britell, El blues de Beale Street
Alexandre Desplat, Isla de perros
Ludwig Göransson, Black Panther
Justin Hurwitz, First man (El primer hombre)
Marc Shaiman, El regreso de Mary Poppins

Las nominaciones de las asociaciones de Críticos de Estados Unidos abundan en buena parte a en la selección realizada por los Globos de Oro, pero añadiendo dos trabajos que nos hemos comentado todavía. 

Por un lado, se trata de la banda sonora de una película tan musical como Green book (Peter  Farrelly, 2018), uno de los títulos que suenan con fuerza de cara a los Oscar, y de hecho ha logrado cinco nominaciones a los Globos de Oro. Esta historia de amistad entre un conductor italoamericano y un famoso pianista, interpretados por Viggo Mortensen y Mahershala Ali, cuenta con el joven pianista Kris Bowers como compositor. Bowers sigue la estela del personaje al que interpreta Mahershala Ali, el pianista Don Sherley, y de hecho la banda sonora está compuesta por canciones de los años sesenta, y por temas del Don Sherley Trio, que reinterpreta al piano Kris Bowers. En la parte de música incidental, el compositor vuelve a tener al piano como instrumento principal, pero acompañado de creaciones orquestales que a través de las cuerdas refleja la relación de amistad entre los dos protagonistas. Son temas de corta duración, casi como preludios que lo que hacen es envolver con sonoridades jazzisticas los momentos más íntimos del viaje que inician juntos. 

También el jazz está muy presente en el excelente trabajo de Nicholas Britell para El blues de Beale Street (Barry Jenkins, 2018), nueva colaboración de músico y director tras la ganadora del Oscar Moonlight (Barry Jenkins, 2016). El acercamiento a esta apasionada búsqueda de la justicia por parte de la protagonista, que es también una apasionada historia de amor, tiene esa textura de raíces jazzísticas que envuelve a los personajes protagonistas. Pero lo más interesante de la banda sonora es su construcción en base a instrumentos de metal e instrumentos de cuerda. Así, en el primer encuentro sexual entre la pareja protagonista se introducen los violonchelos para reflejar la pasión corporal y el romanticismo. En la utilización de los instrumentos de viento hay también una cierta sonoridad al cine "noir" clásico, que aporta asimismo una textura cercana a la música de Dmitri Tiomkin o Franz Waxman. Es sin duda uno de los mejores trabajos de este año.  


PREMIOS FEROZ
Sábado 19 de enero
Bilbao

Lucas Vidal, El árbol de la sangre
Olivier Arson, El reino
Nico Casal, La enfermedad del domingo
Alberto Iglesias, Quién te cantará
Alberto Iglesias, Yuli

Los premios de la crítica, que entrega la Asociación de Informadores Cinematográficos de España, una especie de Globos de Oro a la española, ha reconocido sobre todo lo valores del thriller El reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018), con 10 nominaciones y el drama Quién te cantará (Carlos Vermut, 2018), con 8 candidaturas. En el apartado musical no hay grandes novedades (en eso también se parece a los Globos de Oro), con la presencia doble de Alberto Iglesias, el joven Lucas Vidal, ya habitual de estos premios, y la incorporación de dos nombres nuevos, Olivier Arson y Nico Casal. 


Como decíamos, Alberto Iglesias hace doblete de nominaciones con sus trabajos para las películas Quién te cantará (Carlos Vermut, 2018), y Yuli (Icíar Bolláin, 2018). En el primer caso, se trata de un trabajo casi minimalista, en el que Iglesias utiliza pocos instrumentos, contraponiendo la flauta y una voz solista femenina para establecer la dicotomía entre la Lila persona y la Lila estrella de la música. Alberto Iglesias elabora una partitura ascética, de sonoridades evocadoras, con referencia a las composiciones de Toru Takemitsu, que tiene un sonido poco habitual en el compositor. Curiosamente, esta banda sonora ni siquiera fue propuesta por la productora en las candidaturas a los Goya, por lo que su nominación no era posible. En el caso de Yuli, nueva colaboración de compositor y directora, su partitura es más característica del universo sonoro de Alberto Iglesias, y quizás por ello algo más convencional. Lo que hemos oído hasta el momento es un hermoso tema melódico sobre piano y orquesta que no evoca los aires cubanos de La Habana en la que se desarrolla la historia del bailarín Carlos Acosta, sino que en cierta manera define con elegancia al personaje principal. 


Lucas Vidal es otro de los habituales ya en los premios de la crítica y la Academia de Cine. Curiosamente, los trabajos de Alberto Iglesias para las otras películas y algún proyecto internacional le han impedido colaborar con el director Julio Medem en su última película, El árbol de la sangre (Julio Medem, 2018), y ha sido el músico afincado en Los Angeles el que ha tomado el relevo. En este sentido, encontramos ciertas referencias a la música de Alberto Iglesias en esta partitura que se sostiene sobre un tema principal que nos evoca a la banda sonora de Vacas (Julio Medem, 1992) en algunos momentos. Es una banda sonora básicamente introspectiva, centrada sobre todo en los personajes de este drama profundo que nos devuelve a un Medem apegado a sus raíces vascas. Nos gusta especialmente la capacidad de Lucas Vidal para la construcción melódica, y en este sentido, la música consigue, al menos en su tema principal, esa cadencia de drama casi folletinesco que sin duda contribuye positivamente a la película. 

Las composiciones del francés Olivier Arson para la película El reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018)  tienen la valentía de incorporar sonoridades electrónicas a una historia de intriga y corrupción que consigue afianzar la posición de su director como un excelente narrador. Lo más interesante de la música es su condición de constante subrayado del carácter mundano de los personajes principales, y la inteligente aplicación de las sonoridades electrónicas a una trama de acción, a la que contribuye otorgando un ritmo continuado y repetitivo, pero precisamente por eso también acertado en su descripción ambiental de un mundo podrido. No es ésta una banda sonora convencional en el sentido de construirse en base a personajes o situaciones determinadas, sino que va desarrollándose al compás de la película hasta casi desaparecer en la última parte de la historia. Y es en este sentido uno de nuestros trabajos favoritos, por ser poco convencional, para conseguir los principales galardones de este año. 

Una de las sorpresas de los Premios Feroz es la incorporación a las nominaciones del joven compositor Nico Casal, del que ya habíamos escuchado su interesante trabajo para el drama familiar María (y los demás) (Nelly Reguera, 2016), por su partitura para la película La enfermedad del domingo (Ramón Salazar, 2018), sobre todo porque se trata de una banda sonora que se incorpora de forma muy sutil a la historia. Construida con pocos elementos, instrumentos solistas como violonchelo y piano y un cuarteto de cuerda, la elaboración de la partitura está realizada casi más en base a la ausencia que a la presencia. De esta forma, la música era más constante al principio del montaje que al final, y compositor y director decidieron prescindir de ella en varias escenas de la película, porque esta relación de tensión constante entre madre e hija reencontradas tras años de ausencia, resultaba muy potente ya en sí misma. Por eso resulta más certera y valiente la utilización de la música en un plano muy secundario, más para sostener esa tensión entre los personajes principales que para embellecer  o subrayar excesivamente las escenas. 


PREMIOS GOYA
Sábado 2 de febrero
Sevilla

Olivier Arson, El reino
Iván Palomares, En las estrellas
Manuel Riveiro y Xavi Font, La sombra de la ley
Alberto Iglesias, Yuli

Las nominaciones a los Premios Goya no han deparado grandes sorpresas, con El reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018) y Campeones (Javier Fesser, 2018), con mayor número de nominaciones, seguidas en posibilidades por Todos lo saben (Asghar Farhadi, 2018) y Carmen y Lola (Arantxa Echevarría, 2018), ésta última la principal sorpresa que ha conseguido estar presente en las principales categorías. 

En el apartado musical, encontramos también nominaciones esperadas, com las de Olivier Arson y Alberto Iglesias, que ya hemos comentado, y se introducen dos novedades, una merecida, según nuestro criterio, y la otra menos interesante. Por el camino, han quedado trabajos que deberían haber tenido mayor reconocimiento, como la música de Mikel Salas para Un día más con vida (Damian Nenow, Raúl de la Fuente, 2018), que solo ha conseguido una nominación a Mejor Película de Animación, la de Gerard Pastor para Jean-François i el sentit de la vida (Sergi Portabella, 2018), película injustamente ausente de las nominaciones, o la de Zeltia Montes para Desenterrando Sad Hill (Guillermo de Oliveira, 2018), nominada a Mejor Documental. O la compleja partitura de Roque Baños para El hombre que mató a Don Quijote (Terry Gilliam, 2018), aunque sí está nominado por la canción principal. 


Aunque pasó algo desapercibida por la cartelera, En las estrellas (Zoe Berriatúa, 2018) es una de las películas más interesantes de la temporada, y no se entiende su ausencia en el resto de nominaciones. Al menos sí ha conseguido ser finalista, para nuestra grata sorpresa, la espléndida partitura compuesta por Iván Palomares. La banda sonora pivota en torno a un "Tema principal" que está presente a lo largo de todo el trabajo en breves pinceladas, hasta que finalmente se nos muestra al completo en los "Créditos finales", planteando una especie de continuación a una historia que no termina, sino que tiene por delante una lectura mas allá de la propia película. La banda sonora está formada por hermosos pasajes melódicos que tienen a veces un cierto aire de patetismo, especialmente aquellos que se refieren a la figura del padre, y consolida al recién llegado Iván Palomares como un compositor con talento al que sin duda será interesante seguir su trayectoria. 


Para nosotros, ésta es la nominación más prescindible porque, aunque el trabajo de Manuel Riveiro y Xavier Font para La sombra de la ley (Dani de la Torre, 2018) requiere un notable esfuerzo para recrear musicalmente la tensión dramática y esa Barcelona de principios del siglo XX, lo cierto es que la banda sonora resulta tan enfática como lo es la propia película, irregular intento del director español por conseguir reminiscencias bastante obvias al universo de Érase una vez en América (Sergio Leone, 1984), pero con resultados poco satisfactorios y un retrato de la lucha anarquista inverosímil. Tan es así, que en la banda sonora encontramos referencias claras a la música de Ennio Morricone, con ese aria que interpreta la soprano Ainhoa Arteta. Xavier Font es el encargado de recrear musicalmente el interior del cabaret, también más cercano a la iconografía del cine norteamericano que a la realidad española. Por su parte, es responsabilidad de Manuel Riveiro la partitura más dramática, con un tema principal interesante pero con una composición intrascendente en términos generales, que no destaca ni siquiera en la creación de un tema romántico que tenga algo de sustancia. 













El regreso de Mary Poppins se estrena el 21 de diciembre
El blues de Beale Street se estrena el 25 de enero
Green book se estrena el 1 de febrero

La enfermedad del domingo se puede ver en Netflix
Un lugar tranquilo y Black Panther se pueden ver en Movistar+










No hay comentarios:

Publicar un comentario