“Lo digital” se ha impuesto en nuestra vidas. La información se diversifica y llega a nosotros con aparente claridad. Ya podemos consultar desde nuestro móvil cuánto tiempo tardará en llegar el autobús. Pero aunque nos lo vendan como un servicio gratuito, no lo es. En Semana Santa se dispondrá de información para localizar a las hermandades por GPS. Mientras muchas hermandades se están pensando si permitir la presencia de mujeres nazarenas, eso sí, están perfectamente receptivas a las nuevas tecnologías. La Consejería de Innovación presenta estos días la Sociedad Andaluza de la Información, una conglomerado de propuestas llenas de obviedades que de algo servirá, suponemos.
“Lo digital” también llega al cine. Mucho se ha hablado del futuro de la exhibición digital. Un futuro ya presente en algunas ciudades españolas. Esta semana hemos asistido a la presentación del cortometraje Cielo sin ángeles, segunda incursión en la dirección de José Francisco Ortuño y Laura Alvea, que lograron un éxito internacional de gran calado con su anterior trabajo, Relojes de arena. Jose y Laura, polifacéticos emprendedores del audiovisual andaluz, son talentosos guionistas y constructores de planteamientos visuales que se ven poco en Andalucía. Su concepción del corto pasa por propuestas que se alejan del chiste fácil o la pedantería enrevesada de muchos cortometrajistas. Si en Relojes de arena consiguieron crear una original visión “gigeriana” de un mundo oscuro y machista, en Cielo sin ángeles plantean un futuro (¿será ese del que estamos hablando?) no especialmente divertido, en el que sus habitantes están alienados por la obsesión de una sociedad sana, que destierra la enfermedad a base de “drogar” a los ciudadanos. Acercamiento al universo de Orwell y Bradbury (sociedades que aplastan al individuo) que, de nuevo, contiene un planteamiento estético y visual absolutamente inédito entre las habituales propuestas del cortometraje español, ya de por sí alienada.
En la presentación pudimos asistir a la inauguración de la proyección digital en los cines Nervión Plaza de Sevilla. Cinesur ha estrenado este sistema de proyección en dos salas del Nervión Plaza y en una del megaplex Málaga Nostrum, que se unen a las que ya la empresa Kinépolis mantiene en Granada. Sin duda, se trata de un sistema que permite la visión más nítida hasta el momento y, aunque supone un importante esfuerzo inversor, su cada vez mayor diversificación acabará haciéndola rentable. El futuro de la exhibición está en eliminar las tan costosas copias en 35 mm. y todo el proceso de transporte y manipulación de las mismas. Y está también en el “pay-per-view”, haciendo que los exhibidores paguen directamente a las distribuidoras por pases y que éstas lancen la señal directamente desde una servidor central. La exhibición digital en Sevilla y Málaga se inaugura con la película 300, ese megaproducto que ha demostrado lo que ya estaba claro. Somos los medios de comunicación, tanto que se nos llena la boca como "promotores de la cultura", los que sucumbimos antes que nadie a las exigencias (y el dinero) de las multinacionales. ¿Quién ha visto que se dediquen páginas enteras a estrenos europeos? Pero ya se sabe, el que nace puta, puta muere.
Que la exhibición acabará siendo universalmente digital y de sus ventajas (también de sus desventajas, con la eliminación de empresas secundarias) no hay duda. Sin embargo, no todo es tan positivo. Igual que cualquiera que cuente con una TDT en su casa conoce los retardos, distorsiones y fallos de señal que se producen habitualmente, los sistemas digitales de proyección ya comienzan a dar problemas. En los cines Kinépolis de Madrid, por ejemplo, se ha tenido que proyectar la película 300 en copias impolutas de 35 mm. para “disimular” que no ha sido posible la proyección digital por “cuestiones técnicas”. ¿Estamos preparados para estos contingentes?
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