Esta semana se presentó en Oslo la programación de otoño-invierno de Warner Bros. Discovery dentro de los países nórdicos, que en Noruega incluye la incorporación en la plataforma Max de todos los contenidos de Eurosport y TVNorge, un canal de televisión que adquirió Discovery en 2012 y posteriormente pasó a formar parte de la multinacional norteamericana. De esta manera, desde el lanzamiento de Max el pasado mes de mayo ahora también se incluyen series de largo recorrido muy populares en Noruega como las comedias Neste sommer (El próximo verano) (TVNorge/Max, 2014-), que acaba de estrenar su temporada 13, sobre un matrimonio separado que se hace cargo de la cabaña familiar en el fiordo de Oslo, Helt Perfekt (Absolutamente perfecto) (TVNorge/Max, 2011-2022), centrada en la vida del comediante Thomas Giertsen, una especie de versión noruega de Curb your enthusiasm (Max, 2000-2024), o Hvite Gutter (Chicos blancos) (TVNorge/Max, 2018-2022), sobre cuatro amigos que comparten piso, con especial predisposición a organizar fiestas salvajes. Pero lo cierto es que TVNorge ha ido dejando a un lado la producción de series de ficción (dos de estas series concluyeron en 2022), para centrarse sobre todo en programas de telerrealidad. De manera que buena parte de la presentación de la programación de otoño-invierno de Max y TVNorge estuvo dedicada a este tipo de contenidos, que muestran también una tendencia internacional en la forma en que Max afronta su futuro, precisamente la misma semana en que la agencia de calificación crediticia norteamericana S&P ha revisado la perspectiva de Warner Bros. Discovery (WBD), que ha pasado de ser estable a ser negativa, ajustando el crecimiento previsto en 2024 del 2,6% al 1,6%. La tendencia de las multinacionales del streaming es la de reducir la producción en territorios locales, y Escandinavia ha sufrido una transformación importante: a la crisis de Viaplay, que ha reducido al mínimo su producción de ficción, se suma una menor inversión de las multinacionales norteamericanas. En una entrevista, Kaspar Munk (1971, Dinamarca), creador de la serie Secrets (Pr1meran, 2024), que este mes ha estrenado la plataforma vasca, lo ve como una oportunidad: "En los últimos cinco años, la situación en Escandinavia ha sido muy interesante, ya que empezamos a conocer nuestra forma de contar historias. Luego nos invitaron a entrar en el gran terreno de juego internacional y nos embarcamos en todo tipo de géneros. Ahora, al producirse un volumen menor, volvemos a centrarnos en una forma escandinava de contar historias" (Drama Quaterly, 23/8/2024).
Warner Bros. Discovery ha venido realizando desde hace años una importante desinversión en Europa en cuanto a contenidos de ficción, dedicándose principalmente a producir programas de no ficción que de alguna manera le sirven, como a otras plataformas, para cubrir el porcentaje del 30% de contenido europeo que se exige desde Bruselas. Si Netflix se convirtió hace tiempo en una versión de Hallmark, ese canal de televisión por cable estadounidense que solo emite comedias románticas y familiares, se podría decir que Max se ha berlusconizado en los últimos años, con especial atención a los contenidos basados en programas de telerrealidad, más baratos de producir y, también es cierto, con una mayor popularidad. De hecho, el lanzamiento de Max el pasado mes de mayo se apoyó notablemente en el programa Naked attraction (Max, 2024-), un dating game show de origen británico que en Noruega lleva cuatro temporadas. A los espectadores noruegos les gusta tanto el programa que la plataforma Max ofrece también las dos últimas temporadas de la versión original inglesa, la versión sueca y acaba de estrenar la cuarta temporada de la versión finlandesa. Warner Bros. Discovery ha dejado de producir contenido de ficción en los países nórdicos, excepto la decepcionante comedia MILF of Norway (Max, 2024), mientras que en Europa Central quedan solo algunos retazos de su producción en Polonia con series como el thriller El deshielo (Max, 2022-), que acaba de estrenar su segunda temporada. De hecho, es tal la apuesta por la no ficción que en la presentación del pasado martes se anunció la permanencia de programas muy veteranos como 71º Nord (TVNorge/Max, 1999-), que cumple 25 años en antena, un survival game show en el que los concursantes son guiados por el alpinista Tom Stiansen, que presenta el programa desde 2006, por las montañas noruegas hasta el Cabo Norte, la zona más ártica del país. Pero también se anunció el regreso de dos programas que dejaron de emitirse hace algunos años: Alt for Norge (TVNorge/Max, 2010-), un concurso en el que varios descendientes de emigrantes noruegos en Estados Unidos regresan para competir por ser el más noruego de todos, que en 2019 emitió su última temporada; y Sinnasnekker'n (TVNorge/Max, 2010-), un popular makeover show en el que un carpintero ayuda a familias noruegas a terminar sus proyectos de reforma, que ha estado ausente de la televisión en los últimos seis años.
A nivel internacional, la presentación se apoyó en el spot de marca que Warner Bros. Discovery lanzó a principios de agosto con el anuncio de sus próximos estrenos para este otoño y las series de ficción, pocas de producción europea, previstas para 2025, algunas de ellas retrasadas debido a las huelgas de guionistas y actores: las segundas temporadas de The last of us (HBO, 2023-) y And just like that... (Max, 2023-), las terceras temporadas de The White Lotus (HBO, 2021-), La vida sexual de las universitarias (Max, 2021-) y La edad dorada (HBO, 2022-), así como las nuevas series Duster (Max, 2025), El caballero de los siete reinos (HBO, 2025), IT: Welcome to Derry (HBO, 2025) y The pitt (Max, 2025).
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
Netflix - 12x35'
Estados Unidos, 2023
Creada por Joseph Bennett, Charles Huettner
Dirigida por Benjy Brooke, Vincent Tsui, Jonathan Djob Nkondo, Diego Porral, Rachel Reid, Christine Jie-Eun Shin, Joseph Bennett, Charles Huettner
Emmy '24: Nominada Mejor Programa de Animación
Esta serie de animación podría ser un ejemplo adecuado sobre los criterios extraños que rigen las decisiones de las plataformas de streaming. Producida originalmente por la antigua HBO Max, se estrenó en octubre de 2023 en Estados Unidos con buen recibimiento por parte de crítica y espectadores, pero no solo fue cancelada coincidiendo con el lanzamiento de la nueva plataforma Max en el mes de mayo de 2024, sino que se eliminó de su contenido y se incluyó dentro del paquete de saldos de series licenciadas por Warner Bros. Discovery a Netflix. Esta última la estrenó ese mismo mes en los países de habla inglesa, dejando caer la posibilidad de producir una segunda temporada, que no está confirmada oficialmente. Mientras tanto, Scavengers Reign (Netflix, 2023) se ha ido consolidando como una de las mejores series de animación de los últimos años, consiguiendo el Premio Especial del Jurado en Annecy '23, cuatro nominaciones a los premios Annie '24, aunque la mayor parte de los galardones en esas categorías fueron para Samurai de ojos azules (Netflix, 2023-), y una nominación a los premios Emmy '24. La serie es una extensión del cortometraje Scavengers (Joseph Bennett, Charles Huettner, 2016), producido por Adult Swim, trasladando la historia sobre dos náufragos espaciales que tratan de sobrevivir en un planeta habitado por criaturas extrañas, pero que en su concepto no dialogado introducía elementos filosóficos que en la serie también se abordan, pero con un tono más cerca de la aventura. Los protagonistas se multiplican, como parte de la tripulación criogenizada de la nave de carga Deméter 227 que, en su intento de buscar una ruta que le lleve con mayor rapidez a una colonia, termina varada cerca del planeta Vesta Minor, una referencia al naufragio del barco del mismo nombre que aparecía en la novela de Bram Stoker Dracula (1897), y que recientemente ha sido protagonista de la película El último viaje del Deméter (André Øvredal, 2023). En la secuencia con la que se inicia cada episodio, las cápsulas de escape se lanzan al planeta y la historia se divide en cuatro supervivientes: Azi (Wunmi Mosaku) cultiva una granja con la ayuda de Levi (Alia Shawkat), un robot que comienza a funcionar de forma defectuosa; el piloto Sam (Bob Stephenson) trabaja en un plan de rescate con la botánica Ursula (Sunita Mani), que se siente fascinada por las formas de vida, a pesar de ser un entorno hostil: y en otro lugar, Kamen (Ted Travelstead), se enfrenta al trauma por su responsabilidad en el naufragio y se relaciona de una manera particular con las criaturas que le rodean. Estos supervivientes se han adaptado al planeta Vesta haciendo uso de sus formas de vida, como en el episodio The signal (T1E1) en el que Sam y Ursula utilizan los tentáculos de un animal como una especie de máscara de respiración.
Con un diseño conceptual que está inspirado en las creaciones del historietista Jean Giraud 'Moebius' (1938-2012, Francia), la serie adopta una representación de las criaturas que habitan el planeta Vesta que se aparta de la antropomorfización de los seres que se pueden encontrar en otras series animadas, creando formas que cambian y se adaptan al entorno, en las que ni siquiera hay una diferencia clara entre las especies animales y las vegetales, y que en algunos casos se presentan con una textura similar a los fantasmas y las criaturas de las películas de Hayao Miyazaki, otra de las influencias que reconocen los creadores de Scavengers Reign, aunque también han apuntado que parte de los seres que habitan Vesta están muy inspirados en seres vivos que existen en la naturaleza de nuestro planeta. Pero hay un diseño visual absolutamente espectacular que consigue crear un entorno de una belleza extraña, conformando un planeta de una riqueza formal tan amplia que merece la pena recrearse como espectador. Y plantea reflexiones sobre la interacción del ser humano con el mundo que le rodea, introduciendo conceptos filosóficos que recuerdan a autores de ciencia-ficción como Isaac Asimov. En este caso se trata de un planeta en el que los seres parasitarios y carroñeros parecen confabular en contra de los humanos, lo que se muestra sobre todo en The nest (T1E8), uno de los episodios más angustiosos y terroríficos. Porque se trata de una serie que, al contrario de lo que suele ocurrir, tiene una idea seria de los elementos de ciencia-ficción, los utiliza como instrumentos para crear realidades que son verosímiles, y que capturan una mirada muy adulta (a veces cargada de violencia). Cuando es parasitado por un hongo, el robot Levi adquiere progresivamente el desarrollo de mayor consciencia que la humaniza, pero al mismo tiempo contribuye a su funcionamiento defectuoso, tomando decisiones que incluso ponen en peligro la vida de Azi. Mientras que Kamen se relaciona con una especie de anfibio que hipnotiza a otras criaturas para recibir sus ofrendas, pero que cuando sugestiona a un ser humano acaba convirtiéndose en un monstruo. La serie aporta momentos de reflexión existencial que se representan de una manera muy hermosa, como en el episodio The fall (T1E6), cuando Ursula contempla en unos pocos segundos el ciclo de vida de una criatura, el receptor, que nace para morir casi al mismo instante, dando vida a una flor. Este episodio está dirigido por el español Diego Porral (1982, Madrid), por el que fue nominado al premio Annie a la Mejor Dirección. El artista español, que también ha dirigido The return (T1E11), consiguió una nominación a los premios Goya por su cortometraje Un día cualquiera (2017), y ha trabajado como supervisor de animación 2D en la película Spider-Man: Cruzando el multiverso (Joaquim Dos Santos, Kemp Powers, Justin K. Thompson, 2023).
Bajo la supervisión de Benjy Brooke, la serie reúne a un destacado grupo de directores de diferente procedencia, entre los que algunos como Jonathan Djob Nkondo (1987, Francia) habían colaborado en el cortometraje Scavengers, y también trabajó junto a Diego Porral en la animación del corto Kill team kill (Jerome Denjean, Jennifer Yuh Nelson, 2022), de la serie Love, death & robots Vol. 3 (Netflix, 2019-), mientras que la directora de origen coreano Christine Jie-Eun Shin, también afincada en Francia, había participado anteriormente en el cortometraje Taupes (Léo Verrier, 2015). Uno de los elementos destacados de la serie es una excelente banda sonora compuesta por Nicolas Snyder que refuerza la atmósfera de ciencia-ficción surrealista que desprende la historia, con una composición que presenta una ambientación que refleja a unos supervivientes enfrentados a retos psicológicos y vitales en un planeta tan atrayente como hostil. Con el uso de sintetizadores e instrumentos modificados, la banda sonora consigue un efecto hipnótico, creando una vibración melancólica que al mismo tiempo remite a la música de series de ciencia-ficción de los años ochenta y noventa, pero también a las creaciones musicales etéreas de Zbigniew Preisner y Angelo Badalamenti. Sin duda, Scavengers Reign es una de las más hermosas y elaboradas series de animación recientes, cuya distribución se ha visto empañada por las decisiones de las multinacionales hasta permanecer todavía inédita en muchos países, a pesar de haber estado en manos de dos plataformas de streaming internacionales.
ICI Radio-Canada Télé - 10x50'
Canadá, 2023
Creada por Éric Bruneau, Kim Lévesque-Lizotte
Dirigida por Stéphane Lapointe
Gémeaux Prix '23: 9 nominaciones
Gémeaux Prix '24: 15 nominaciones
Aunque Marc-André regresa a Olstrom trabajando como un simple administrador, llama la atención de Dominique Després (Marie-France Marcotte), una de las socias de la firma, que le ofrece ayuda económica a cambio de mantener relaciones sexuales. Estos equilibrios de conflictos personales y profesionales son los que mejor funcionan en una serie muy adictiva que maneja con inteligencia los entresijos de las traiciones y las alianzas sin llegar a parecerse exactamente a un drama de sobremesa. La relación dentro del matrimonio que forman Françoise y Evelyne es una de las más complejas e interesantes, sobre todo cuando él tiene que adoptar el cuidado del bebé mientras su esposa ha tomado la decisión de aceptar la oferta y volver al trabajo antes de que termine su baja maternal. De manera que la ambición profesional se coloca casi siempre por encima del equilibrio emocional. En el caso de Dominique y Marc-André se mantiene una relación de interés que ella controla desde su posición de privilegio, y su conocimiento de un secreto que él no ha contado a sus amigos. Incluso la adolescente Florence Martin (Irlande Côté) comenzará a tomar conciencia de que el poder lo da el dinero, y que conseguir una buena posición económica le permitirá hacer frente a los machismos que envuelven a sus compañeros de clase. Escrita por Éric Bruneau y su pareja Kim Lévesque-Lizotte, hay un juego constante en la historia que utiliza con habilidad el perfil de personajes que nunca llegan a ser demasiado cercanos, y que se ven envueltos constantemente en éxitos que refuerzan su prepotencia y fracasos que les humanizan algo más. Pero la historia habla de un sistema que acaba empujando al individualismo, un éxito que muchas veces necesita sostenerse en la caída de los demás.
Hay un retrato especialmente sórdido del mundo de los negocios a gran escala, sobre todo en la segunda mitad de la primera temporada, cuando Marc-André y François tratan de conseguir un acuerdo con una gran empresa, pero resulta evidente que el empresario Bernard Dupont (Guy Nadon), del que depende la firma del contrato, tiene una actitud de abuso de poder, y posiblemente sexual, con su secretaria, a la que humilla constantemente en las reuniones. Es el momento en el que se comprueba que los supuestos valores éticos que enarbolaba Marc-André al comienzo de la temporada son susceptibles de relegarse a un segundo plano. En este retrato de personajes mezquinos y egoístas hay una clara influencia de Succession (Max, 2018-2023), aunque estableciendo paralelismos con las finanzas, también podemos mencionar la británica Industry (Max, 2020-). Pero también es cierto que el cine y la televisión canadienses son especialmente acertados en ofrecer estas interacciones de grupo, familiar o profesional, en historias de enfoque narrativo múltiple. Otra serie que aborda temas relacionados con el poder es L'Empereur (Crave, 2023-), sobre un hombre bien posicionado que es denunciado por una violación cometida diez años atrás, finalista en 11 categorías de los premios Gémeaux. La segunda temporada de Avant le crash, formada también por diez episodios, se estrenó a finales del año pasado en el prime time de los lunes y ha conseguido grandes datos de audiencia, aunque hablar de dónde están situados los personajes al comienzo de esta temporada sería desvelar importantes spoilers del final de la primera. La serie se beneficia de un reparto sólido que está formado por reconocidos actores y actrices canadienses como Karine Vanasse, a la que vimos en Cardinal (AcornTV, 2017-2020) y que también participa en Plan B (CBC, 2023-), que ha logrado 7 nominaciones a los premios Gémeaux este año, mientras que Éric Bruneau es uno de los protagonistas de La noche que Logan despertó y la película Ababouiné (André Forcier, 2024), que clausuró el Festival Fantasia y se estrena esta semana en Quebec. A través de las relaciones personales entre este grupo de amigos, la serie profundiza en la descripción de una sociedad impulsada por sentimientos egoístas, haciendo referencia a la definición que dio el psicólogo Erich Fromm: "La codicia es un pozo sin fondo que agota a la persona en un esfuerzo interminable por satisfacer la necesidad sin alcanzar nunca la satisfacción".
OCS - 6x35'
Francia, 2024
Creada por Florent Meyer, Tigran Rosine
Dirigida por Hervé Hadmar
Séries Mania '24: Competición francesa
Desde el principio, esta serie de misterio juega con las apariencias y los puntos de vista, representados en ese vidrio esmerilado de la puerta de la casa que se convierte en el escenario principal, y que refleja una imagen distorsionada, que nunca apreciamos con claridad. La introducción de cada episodio muestra una realidad distorsionada, poco confiable y misteriosa, a través de una música que recuerda a la tonalidad hipnótica de Bernard Herrmann para Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958). La historia se construye precisamente saltando entre diferentes perspectivas y distintos tiempos para explicar por qué un hombre enmascarado con un pasamontañas rosa irrumpe en la gran casa aislada en medio del bosque que habitan el profesor Richard Deloye (Yannick Choirat) y su esposa Isabelle (Marie Dompnier), una cirujana que practica algunas de sus operaciones de forma remota a través de videoconferencia. La serie se plantea como un rompecabezas en el que las piezas se van colocando poco a poco para que el espectador las ordene y reconstruya la relación que se establece entre los principales protagonistas, descubriendo cuál es la conexión entre este matrimonio de vida aburguesada y estabilidad económica y los hermanos Yasmine Arrigue (Sofia Lesaffre) y Bilal Arrigue (Carl Malapa), cuya madre padece un cáncer terminal. Ni qué decir tiene que es preferible no saber mucho de la trama para poder experimentarla con mayor profundidad, pero no revela nada importante el hecho de saber que las acciones de los protagonistas reflejan su subconsciente, una mirada a los rincones del cerebro que muestra los efectos del pasado y que revela una inteligente trama en la que se abordan temas raciales, diferencias sociales, abusos de autoridad y cultura de la cancelación a través de las redes sociales. La historia escrita por Florent Meyer y Tigran Rosine, quienes han creado su primera serie después de trabajar juntos como guionistas en producciones como Lupin (Netflix, 2021-), transcurre a través de flashbacks y saltos temporales en los que se adoptan determinados puntos de vista que ofrecen una interpretación parcial de los acontecimientos, que posteriormente se completa a través de otra perspectiva diferente. La narración por tanto necesita una visión colectiva para que el espectador tenga toda la información necesaria, e incluso en algunos momentos puede hacer dudar sobre la veracidad de lo que estamos viendo, al ser contado por uno de los protagonistas.
El diseño arquitectónico de la casa en medio del bosque, una amplia construcción que sin embargo está llena de pequeñas habitaciones y continuos vericuetos, es también el reflejo de la personalidad de sus habitantes, y como ellos esconde también secretos, lugares ocultos que no están a la vista de los visitantes. La casa funciona como un elemento metafórico sobre la aparente estabilidad del matrimonio, un reflejo exterior de las apariencias que sin embargo esconde otro espacio subterráneo, la consciencia frente al subconsciente. A lo largo de los primeros episodios, Homejacking (OCS, 2023) va diseminando lentamente las piezas que forman parte de la historia que quiere contarnos, en la que no resulta claro si la irrupción en la casa es un robo, un secuestro o un acto de venganza. Y ese es uno de los grandes méritos de la serie, manejar el suspense con eficacia, introducir continuas sorpresas y dejar al espectador con cierta ansiedad por descubrir qué está ocurriendo realmente. La sensación general tras los primeros episodios es que se cuentan más mentiras que verdades, y la satisfacción de ir encontrando las respuestas es muy reconfortante. Claramente, no hay casi ningún personaje que muestre una total sinceridad, de manera que cada episodio se disfruta como un ejercicio de suspense tan tenso que no veíamos desde hacía tiempo. Al enredarse la trama, sin que en ningún momento sea confusa, la gran dificultad es cómo desenredar la narración, y es entonces cuando los creadores proponen una explicación, contada por uno de los personajes, que puede dejar al espectador con cierta insatisfacción. El último episodio es un juego de espejos con el primero que se alarga hasta los 50 minutos frente a los 35 del resto, para ofrecer una explicación que no es incoherente con lo que hemos visto con anterioridad, pero provoca una sensación incómoda. Aunque la realidad, de nuevo, es mostrada desde el otro lado de un vidrio esmerilado, borrosa y quizás incompleta.
El director Hervé Armad (1963, Francia), responsable de la decepcionante miniserie Notre-Dame (Netflix, 2022), y autor de la misteriosa banda sonora, consigue en este caso un excelente manejo de los tiempos y del suspense utilizando con habilidad los elementos arquitectónicos de la casa, pero también las simbologías de los libros y las obras de arte que se encuentran en ella, y que en cierto modo también define a sus protagonistas. Un cuadro que se encuentra en un lugar predominante de la casa, por ejemplo, sirve para dar una pista muy relevante sobre el carácter de uno de los personajes, lo que ofrece al espectador un camino claro sobre la veracidad o no de acontecimientos posteriores. En este sentido, Homejacking está llena de pequeños detalles que estimulan la capacidad de atención de los espectadores. A pesar de su controvertido desenlace, esta serie de OCS consigue mantener el suspense de una manera sobresaliente, llegando a ser extraordinariamente intensa en una historia que está construida con inteligencia, aunque pueda acabar decepcionando a los espectadores que adoptan una posición cómoda respecto al relato.
M6+ - 4x52'
Francia, 2024
Creada por Franck Philippon
Dirigida por Rodolphe Tissot
Festival de la Fiction La Rochelle '23: Mejor Música
Entre la transformación de los medios tradicionales en Francia, el último en adaptarse con un formato más parecido al de las plataformas de streaming ha sido el canal M6, que el pasado mes de mayo lanzó la plataforma de streaming M6+, siguiendo el camino que ya iniciaron France Télévisions y TF1 que cuentan con sus propias aplicaciones para visionar todo su contenido. En realidad, ya venía funcionando desde hace una década 6Play, pero no como una aplicación que pudiera estar disponible en las diferentes interfaces de Orange, Bouygues, Free y MyCanal, como en este caso. La inversión prevista es de 100 millones de euros al año, para ofrecer unas 30.000 horas de contenido y novedades exclusivas. Aunque incluye numerosas producciones de M6, entre ellas algunos estrenos recientes como Brigade anonyme (M6+, 2024), protagonizada por Eric Cantona, las dos novedades con las que se ha lanzado esta plataforma de streaming gratuita han sido el estreno en Francia de la producción española Zorro (RTVE Play, 2024), que se encuentra todavía entre las más vistas, y la miniserie Les espions de la terreur (Los espías del terror) (M6+, 2024), que por el momento está solo disponible en streaming y no tiene previsto estrenarse hasta septiembre en el canal lineal M6, aunque ya ha sido vendida a mercados internacionales como Australia. La serie comienza en los días previos a los ataques terroristas del 13 de noviembre de 2015, en los que se produjeron tiroteos en cinco bares y restaurantes de París, y la toma de rehenes en la sala Bataclan, provocando en total 130 muertos. En esos momentos, tres agentes de los servicios de inteligencia franceses ya se encuentran en alerta por la posibilidad de un posible atentado: Lucie Kessler (Fleur Geffrier) es una agente antiterrorista de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) que trabaja en París; Malika Berthier (Rachida Brakni) es una analista de la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), que sigue pistas en Turquía sobre un miembro especialmente activo del Daesh; mientras que en Lille, el joven Saïd (Rachid Guellaz) se presenta en comisaría para denunciar la desaparición de su hermano Malik, que se había incorporado a la yihad en Siria. El oficial de la policía territorial Vincent Morin (Vincent Elbaz) decide captarle como informante aprovechando sus contactos con miembros de la yihad en Francia, de manera que Saïd acabará convirtiéndose en una pieza clave para la investigación posterior a los atentados. Porque aunque en el primer episodio se producen estos ataques, que no se muestran en ningún momento, la historia principal se centra en la investigación y persecución de los líderes del grupo que los ha cometido, especialmente Brahim Abdeslam, Chakib Akrouh y Abdelhamid Abaaoud, que morirían días después inmolándose o tiroteados en intervenciones policiales en pisos francos.
Creada por Franck Philippon (1969, Francia), la serie está basada en el libro de investigación Les espions de la terreur (2018), del periodista Matthieu Suc (1975, Francia), en el que analizó las intervenciones de los servicios secretos posteriores a los atentados, con diferentes acciones entre las que se encuentran ataques en países de Oriente Medio, que acabaron con la muerte de miembros del conocido como Amniyat, un servicio de organización del Estado Islámico que desde Siria planeó algunos de los atentados más graves que se produjeron en Europa, como el de París de 2015 y el atentado en Bruselas de enero de 2016. Con la muerte de Oussama Atar en noviembre de 2017 por un dron norteamericano en la ciudad siria de Raqqa, que estaba considerado como el autor intelectual de los ataques terroristas, los servicios secretos franceses consideraron que todos los implicados directa o indirectamente en los atentados de 2015 fueron eliminados. La serie muestra las declaraciones de políticos franceses de tono belicista, como las de Jean-Yves Le Drian, que posteriormente sería Ministro de Exteriores con Emmanuel Macron: "Cuando un líder militar decide combatir a Francia con hombres armados, cualquiera que sea su nacionalidad, checheno, belga, alemán, tunecino o francés, es nuestro enemigo. Y les apuntamos, les atacamos". En esta respuesta contundente, también se produjeron víctimas colaterales, pero Les espions de la terreur se centra más en la forma en que la tensión de los meses posteriores afecta a las vidas privadas de los agentes implicados. Y casi toda la acción sucede en las oficinas centrales de los servicios secretos, con una colaboración curiosamente inusual entre la DGSI y la DGSE, las agencias de interior y exterior cuyos criterios y métodos de actuación son a veces diferentes. En este sentido, a esta producción le pesa la comparación evidente con Oficina de infiltrados (Canal+, 2015-2020), la extraordinaria serie de Eric Rochant, porque nunca llega a ser tan efectiva en la forma de mostrar la dificultad de congeniar las vidas personales y las profesionales de sus protagonistas.
Pero Les espions de la terreur está bien contada a pesar de la complejidad de las investigaciones y los acontecimientos que se suceden durante dos años, y tiene en su reparto a algunos intérpretes notables como Fleur Geffrier, a la que recordamos de la notable Las gotas de Dios (Apple tv+, 2023-), cuyo personaje sufre ansiedad, lo que tiene consecuencias en su embarazo; o la popular Rachida Brakni, a la que hemos visto en la tercera temporada de Baron Noir (Canal+, 2016-). La dirección de Rodolphe Tissot, responsable también de la miniserie Ce que Pauline ne vous dit pas (France 2, 2022), aporta dinamismo al relato, mientras que la destacada música de su habitual colaborador, Philippe Jakko, interpretada por Sinfonia Pop Orchestra consiguió el premio a la Mejor Banda Sonora en el Festival de la Fiction de Rochelle. Construida como un thriller intimista, consigue ser una aproximación cargada de tensión a la minuciosa labor de los servicios secretos, sin que necesite elaboradas escenas de acción.
Festival TV Monte-Carlo '23: Nominada
La prefectura de Okinawa se ha convertido en la representación más gráfica de la derrota de Japón en la 2ª Guerra Mundial, ocupada por Estados Unidos tras la victoria en la invasión de la isla hasta 1972, año en el que su administración fue devuelta a Japón. Pero el Tratado de Seguridad firmado por ambos países aseguró el mantenimiento de una gran base militar estadounidense que cubre el 25% de la extensión de la isla. Esta circunstancia ha creado una relación singular entre Okinawa y el resto del país, con una fuerte presencia norteamericana y la prevalencia de cuestiones raciales que tienen su origen en la relación entre los soldados de la base y los habitantes de la zona. Este es el trasfondo que utiliza Fence (Wowow, 2023), una serie que trata de abordar algunas de estas cuestiones a través de la historia de la periodista Kie Komatsu (Mayu Matsuoka), quien decide viajar hasta Okinawa para investigar en torno a una agresión sexual a una joven. aparentemente protagonizada por un soldado norteamericano. Los reglamentos de la base militar y el tratado firmado entre Japón y Estados Unidos consideran que los delitos cometidos por soldados no pueden ser investigados por la policía local, sino por la policía militar, lo que supone una complicación para la periodista. Las vallas a las que hace referencia el título no solo se refieren a las que separan los territorios de ambos países que conviven sin entenderse realmente, sino también a la barrera que se encuentra entre hombres y mujeres, especialmente en cuanto a la atención y la consideración de víctimas de quienes sufren este tipo de agresiones sexuales. El objetivo de Kie Komatsu es el de entrevistar a Sakura Ohmine (Ariana Miyamoto), una joven mestiza que ha denunciado esta agresión sexual. Es un personaje que refleja las contradicciones a las que se enfrentan las generaciones que provienen de la mezcla racial, que no es considerada japonesa por el color de su piel, pero tampoco se siente norteamericana, porque ni siquiera habla inglés. Pero su denuncia también es puesta en duda porque es una activista que mantiene un enfrentamiento con la propia base militar debido a las consecuencias medioambientales que suponen para la zona, contaminada a causa de sus actividades militares y del vertedero de sustancias químicas que mantienen en su interior.
La serie se construye a partir de la relación entre ambas protagonistas, en las que se revela información sobre el pasado y se hace referencia a esta difícil convivencia en la que los japoneses se sienten todavía derrotados frente a la presencia de los militares norteamericanos. Hay un elemento de investigación a partir de la intervención del policía local Isa Kenji (Munetaka Aoki), pero la historia se desarrolla más por el camino de un drama que aborda temas controvertidos que envuelven a esta particular zona de Japón, como el sentido de pertenencia, la identidad propia o las cuestiones raciales, especialmente para los mestizos. Y quizás cinco episodios no son demasiados para abordar todas estas cuestiones co el suficiente desarrollo, aunque especialmente en los dos últimos también mira a la relación de los jóvenes nacidos en Okinawa con los mayores que vivieron durante la ocupación estadounidense, pero que también habían sufrido la llegada de los soldados japoneses. El episodio Life (T1E5) comienza con un monólogo de Omine Yoshi (Yoshida Taeko), la abuela de Sakura, en el que describe cómo fueron maltratados durante la guerra: "Nosotros creíamos que la guerra estaba justificada. Que ganaríamos y que los soldados japoneses nos salvarían. Pero cuando llegaron nos desplazaron hacia las montañas y reclutaron a los niños y a las niñas de más de catorce años. Para el continente, nosotros solo somos una isla lejana, ni siquiera nos tienen en cuenta. Como si nuestro dolor no existiera".
En la Piedra Angular de la Paz se encuentran grabados los nombres de más de 240.000 personas que murieron durante la batalla de Okinawa. Aunque la guerra terminó oficialmente el 15 de agosto de 1945, el Día Conmemorativo de Okinawa se celebra dos meses antes, el 23 de junio, cuando el ejército japonés dejó de mantener resistencia. Durante esos meses, algunos soldados siguieron luchando y muchos oficiales se suicidaron, pero se trata de una celebración que solo tiene lugar en la prefectura, y durante mucho tiempo no se consideró como un día festivo. La serie construye bien un drama sobre la identidad y la influencia del trauma de la derrota en la personalidad de los habitantes de Okinawa, pero también ofrece una conclusión positiva sobre la aceptación de las diferencias a pesar de la discriminación. Aunque la investigación en torno a la agresión sexual a veces pasa a un segundo plano, y se resuelve de una manera no del todo satisfactoria, el guión de Akiko Nogi consigue abordar temas complejos que terminan moldeando con suficiente solidez las contradicciones y confrontaciones en una isla que trata de mantener su personalidad propia entre la mirada distante del continente y la influencia permanente de la presencia estadounidense.
Paramount+ - 8x45'
Australia, 2024
Creada por Anya Beyersdorf
Dirigida por Emma Freeman, Jennifer Leacey, Taylor Ferguson
La periodista Stephanie Wood escribió algunos ensayos autobiográficos sobre la soledad y la percepción de la sociedad hacia las mujeres sin hijos, antes de publicar Love lies bleeding (2017) en la revista Good Weekend, que relataba los quince meses que había durado una relación sentimental que le había provocado un estado de ansiedad insostenible. El éxito de la publicación se convirtió posteriormente en el libro Fake (2019), que describía su experiencia y la de otras mujeres envueltas en relaciones que se sostienen en la esperanza de un futuro y una estabilidad emocional, a pesar de las continuas banderas rojas que surgen a su alrededor. El libro ha sido adaptado por Anya Beyersdorf, que ha escrito algunos episodios de la recién estrenada segunda temporada de The twelve (Foxtel, 2022-), la versión australiana del drama judicial belga El jurado (SundanceTV, 2019-). La protagonista es Birdie Bell (Asher Keddie), una periodista gastronómica que tiene una vida estable pero envuelta en la soledad, y que aspira a cubrir ese lado emocional, aunque sea a través de una aplicación de citas. La aparición de Joe Burt (David Wenham) es una liberación en este sentido: un hombre maduro encantador, que ha trabajado como arquitecto pero ha decidido abandonar la vida lujosa para comprar una granja y ser ganadero, alejándose de las imposiciones sociales. Aunque su compañera de trabajo le sugiere que investigue a Joe aprovechando sus contactos como periodista, Birdie rechaza esta falta de confianza tan prematura, pero lo cierto es que esta nueva relación está marcada por ausencias extrañas, cancelaciones de última hora y comportamientos sospechosos. La serie comienza significativamente con la voz de Joe como un reflejo de la manipulación psicológica que provoca en Birdie, cada vez más comprometida con alguien que no parece estar tan comprometido. Cuando en el episodio Stitches (T1E2) ella contacta con una mujer que tuvo una relación anterior con Joe, el único consejo que recibe es: "¡Huye!". Pero la historia está principalmente contada desde el punto de vista de Birdie, y explora las necesidades emocionales de una mujer que es inteligente, y que tiene apoyos en su amigo Anton (Nicholas Brown) y en su familia, aunque la relación con su madre Margeaux (Heather Mitchell) está llena de reproches, pero que no puede evitar caer en una trampa emocional que no le permite reaccionar a tiempo. Fake (Paramount+, 2024) no es solo una historia sobre el engaño, sino sobre el autoengaño, y la poderosa interpretación de Asher Keddie, que se sostiene en primeros planos expresivos, es uno de los elementos esenciales para que se construya un sólido y creíble drama psicológico.
Lo que hace la actriz en esta serie es excepcional, sosteniendo casi todo el tiempo la progresiva entrega de su personaje, que pasa de ser algo incrédula sobre el futuro de una relación a través de una aplicación de citas a estar completamente enamorada de un seductor que sabe ofrecerle el anhelo emocional que necesita. Y el episodio Love kitten (T1E5), dirigido por Emma Freeman, que ha trabajado también en series como The Newsreader (Cosmo, 2021-), se desarrolla durante 30 minutos únicamente en el interior de un taxi, ofreciendo un crescendo de tensión absolutamente modélico que se sostiene sobre todo en el trabajo de una actriz que transmite una ansiedad creciente. Lo que consigue evitar con inteligencia esta serie es adentrarse en los terrenos del thriller, el camino más fácil para captar la atención en torno a una relación compleja. Hemos visto recientemente cómo el drama español Ángela (atresplayer, 2024) cae en este convencionalismo, como lo hizo la serie original, Angela Black (Max, 2021), convirtiendo una historia de maltrato en una trama de intriga. Por el contrario, en Fake nunca hay demasiado misterio sobre la condición sospechosa de esta relación, incluso cuando Joe susurra al odio de Birdie: "Tengo una cantidad repugnante de dinero" en Eldorado (T1E4). Al establecer una identificación de la protagonista con el espectador cuando se adentra en el descubrimiento de la vida de Joe Burt, la intención no es resolver todos los secretos que le rodean, sino tratar de entender la dinámica de un enamoramiento impenetrable. El episodio The Blue Loon (T1E3) transmite esta idea de que Birdie no es una víctima solitaria, cuando su familia también sufre una de las habituales decepciones de Joe, pero éste acaba seduciéndoles con una explicación algo extraña pero comprensible. La protagonista llega a elaborar una lista de las razones por las que confía en él: "1. Dice que me quiere; 2. Ha sido sincero sobre su pasado; 4. Ha conocido a mi familia; 7. Me ha confiado su perro".
A través de este viaje emocional de Birdie, que es absolutamente cautivador, la historia también plantea cuestiones más amplias sobre la forma de enfrentarse a la soledad y qué nos lleva a tener una confianza plena en nuestra pareja, especialmente en los primeros momentos de una relación. La idea de investigar a una persona a la que se acaba de conocer, en esa etapa de efervescencia del enamoramiento, parece inconcebible. En una entrevista tras el lanzamiento del libro, Stephanie Wood afirmaba: "La etiqueta “mujer solitaria y sin hijos que se enamoró de un estafador” puede ser correcta en términos fácticos, pero no tanto en términos textuales. No cuenta la verdad de mi historia en absoluto. Soy cualquier cosa menos una pobre alma herida. Tengo una vida rica e interesante. Tengo un trabajo que adoro. Mi historia no es la de un fracaso" (The Guardian, 17/7/2019). La serie también consigue que la representación de la protagonista sea mucho más compleja y nada complaciente, logrando un drama psicológico sobresaliente que mantiene siempre una tensión constante.
ABC - 6x55'
Australia, 2024
Creada por Osamah Sami, Shahin Shafei
Dirigida por Fadia Abboud
Séries Mania '24: Mejor Actor (Kamel El Basha)
Los primeros episodios vistos en la pasada edición de Séries Mania reflejaban algunos de los valores principales de esta serie que sus creadores describieron como una "Succession ambientada en una mezquita", una definición que no le beneficia. Porque, aunque efectivamente ofrece una historia de intrigas políticas dentro de una familia poderosa en la comunidad iraquí de Fairfield, Sydney, la comparación puede provocar expectativas que no llega a alcanzar. Mucho más cerca de Shtisel (Netflix, 2013-2021) como reflejo de las relaciones de una familia dentro del entorno de una comunidad religiosa, House of Gods (ABC, 2024) se introduce en las estrategias de poder que rodean a la confrontación entre dos visiones de la integración musulmana en la sociedad australiana: el más progresista Sheikh Mohammad (Kamel El Basha) apuesta por ser receptivo a los cambios que pueden mejorar esta integración, mientras que el conservador Sheikh Shaaker (Simon Elrahi) propone mantener las tradiciones y ser impermeables a las influencias de las costumbres occidentales. Cuando en Lament (T1E5) este último sustituye como líder de la comunidad a Sheikh Mohammad, que ha iniciado el hajj, la peregrinación a la Meca, prohíbe todo tipo de entretenimiento que pueda distraer la oración, como la televisión, el fútbol y la música, y cubre con una tela negra las rejillas de madera de los separadores de las mujeres y los hombres en la mezquita. Curiosamente, este año se ha estrenado en Australia otra serie que se desarrolla dentro de una comunidad religiosa, Prosper (Stan, 2024), en este caso en una popular iglesia evangélica que pretende expandirse a Estados Unidos. Pero House of Gods aporta un interés mayor al introducirse en la diáspora iraquí que forma parte de la multiculturalidad de Fairfield, una ciudad que está marcada por el alto porcentaje de habitantes no originarios de Australia, de los que buena parte ni siquiera habla inglés, hasta el punto que se la suele llamar el Pequeño Irak. La historia plantea algunas propuestas interesantes sobre el tipo de integración que se necesita para la convivencia, mucho más abierta en el caso de Mohammad. Sus hijos representan estos grados a través de una generación que mira hacia la sociedad con una perspectiva diferente: su hijo adoptivo Asi (Osamah Sami, uno de los creadores de la serie), tiene problemas de deudas y está dispuesto a contribuir a su manera con la victoria de su padre en las elecciones para liderar la mezquita The Messenger, incluso contando con la ayuda de un funcionario corrupto a espaldas de Mohammad. Batul (Maia Abbas) es una joven que ha regresado después de haber vuelto a Irak, dejando a su esposo en su país de origen, algo que le reprocha su hermana menor Hind (Safia Arain), que se sintió abandonada cuando se marchó sin decírselo.
Una de las propuestas más interesantes de la serie es su mirada femenina: dirigida por Fadia Abboud, una realizadora australiana que está involucrada en la comunidad árabe, dirigiendo durante varios años el Arab Film Festival de Australia, House of Gods ofrece un protagonismo principal a las mujeres, a través de conversaciones entre sus diferentes formas de afrontar su posición dentro de la comunidad, y la ambición de Batul como la nueva mano derecha de su padre en el liderazgo de la mezquita local. Se ha cuestionado el reflejo que la serie ofrece de las comunidades musulmanas australianas como demasiado superficial, y efectivamente se puede decir que la confrontación entre el sector conservador y el progresista puede resultar algo simple, y que la representación que lidera Sheikh Shaaker es algo estereotipada, aportando pocos matices aunque a veces intenta ofrecer una imagen más íntima y cercana. Interpretado por el actor Simon Elrahi, al que hemos visto en series como C*A*U*G*H*T (Stan, 2023), que falleció el pasado mes de noviembre, la serie está dedicada a su memoria. Pero la dirección de Fadia Abboud aporta un esmero en la planificación, ofreciendo detalles con una estética hermosa, como cuando muestra la entrada a la mezquita a través de las rejillas de los separadores, reflejando el punto de vista de las mujeres arrinconadas frente a la ocupación del centro por los hombres. Y el retrato de Fairfield muestra la multiculturalidad de sus calles, ofreciendo algunos momentos destacados en las relaciones femeninas como cuando Batul defiende en Family blood (T1E2) un horario especial para mujeres en las piscinas públicas: "Es la diferencia entre el secularismo impuesto y el pluralismo. Una sociedad madura no impone su ideología a todos, sino que debe dar cabida a las necesidades de todas las comunidades". Creada por el actor Osamah Sami y el productor iraní-australiano Shahin Shafaei, la serie cuenta con la participación de guionistas como Sarah Bassiuoni, creadora del drama policial Critical incident (Stan, 2024), que se ha estrenado hace unas semanas, una decepcionante incursión en los dilemas éticos de un agente de policía cuando es protagonista de un accidente.
En este sentido, House of Gods consigue ofrecer una visión mucho más compleja de los retos a los que se enfrentan las mujeres musulmanas, pero con una mirada interior, alejada de ciertos estereotipos occidentales en torno a la representación más superficial. Es uno de los aciertos de una serie que no evita introducir elementos incómodos, como la confrontación entre los distintos puntos de vista de la comunidad respecto a la decisión de mantener a un paciente en coma con respiración artificial o, por el contrario, seguir la sugerencia de los médicos de desconectar el respirador en Lament (T1E5): "No todos los jóvenes en esta ciudad son musulmanes. ¿Por qué debería colocar las necesidades de la comunidad por encima de los demás?", se pregunta Sheikh Mohammad ante la compleja decisión, que recae en el líder y no en la familia. El protagonista está interpretado por el actor palestino Kamel El Basha, también un reconocido director teatral, que recibió el premio de interpretación en el pasado Festival Séries Mania. Con personajes que sufren los traumas de la guerra en Irak y las torturas de las prisiones durante el gobierno de Sadam Hussein, como su hermano Samir (Majid Shokor), la historia ofrece matices y reflexiones interesantes con una cierta tendencia al melodrama en algunos momentos. Subrayada por una hermosa banda sonora compuesta por Rami Khalifé (1981, Líbano), House of Gods es una interesante aproximación a las comunidades religiosas desde la perspectiva del poder.
Virgin Media - 6x25'
Irlanda, 2024
Creada por Baz Ashmawy
Dirigida por Declan Recks
Cuando se intenta recordar comedias irlandesas la primera serie que aparece es Derry girls (Netflix, 2018-2022), y más recientemente Bad sisters (Apple tv+, 2022-) y The lovers (SkyShowtime, 2023-), que se situaba a medio camino entre Londres y Dublín, pero no muchas más, entre lo que ha llegado a España. De manera que el estreno de una serie cómica que proviene de Irlanda y además funciona especialmente bien resulta interesante, sobre todo porque transcurre en un entorno de familia egipcia, lo que la hace más llamativa dentro de una sociedad especialmente católica. La historia está escrita por Baz Ashmawy (1975, Libia), una estrella de la televisión irlandesa cuyo reality 50 ways to kill your mammy (Sky, 2014-), un reality en el que comparte con su madre aventuras extremas en distintos países del mundo, se ha vendido a más de 150 territorios. Él mismo interpreta a Sam, un padre de familia egipcio-irlandés cuya esposa muere atropellada por una furgoneta de helados y que tiene que hacerse cargo en solitario de sus tres hijas, una misión para la que no está demasiado preparado. Como marido, ha mantenido habitualmente un rol de despreocupación, como cuando el matrimonio acude a una reunión con la directora de la escuela porque Nancy (Carmen Rose Youssef), la hija de siete años, ha estado repartiendo pornografía entre sus compañeros de clase, y como profesional, es un guionista de comedias que nunca ha llegado a tener demasiado éxito. Precisamente sus hijas están en un momento delicado de su personalidad, como la adolescente Layla (Noor Salem), que ha tomado la decisión de abrazar su cultura musulmana y llevar el hiyab, lo que ha despertado suspicacias en la comunidad educativa. La mayor, Lina (Suzie Seweify) reprocha a su padre que sea demasiado infantil y permisivo con sus hermanas, sobre todo cuando Nancy decide que se ha convertido en un elfo y se comporta como tal. La serie fue desarrollada durante más de un año como un proyecto para RTÉ, el canal público irlandés, pero al no contar con confirmación clara, se acabó presentando a Virgin Media. En Irlanda, la producción audiovisual se limita a estas dos televisiones, que son las únicas que tienen un desarrollo activo de series de ficción. Mientras que a nivel internacional se distribuye a través de Acorn TV, la plataforma de contenido británico que pertenece a AMC Networks.
En el terreno de la comedia, esta propuesta tiene los suficientes elementos de provocación y transgresión como para resultar divertida, especialmente a través de los personajes secundarios: Zein, el hermano del protagonista, interpretado por el actor Amir El-Masry, al que recordamos de la excelente película Limbo (Ben Sharrock, 2020), es incapaz de comprometerse emocionalmente (llega al velorio con una azafata que acaba de conocer en el avión), mientras que Cormac, al que da vida Art Campion, que interpretaba uno de los personajes secundarios en Derry girls y al que hemos visto en Blue lights (Movistar Plus+, 2023-), es el cuñado impertinente de Sam, que suele hacer bromas poco divertidas y algo racistas, y no tiene el menor problema en esconderse debajo de un burka para espiar una cita de Sam con una posible pretendiente. El protagonista no acepta la ayuda de su padre, Mo (Raad Rawi), aunque poco a poco comenzará a darse cuenta de que no está preparado para enfrentarse solo a la educación de sus hijas, sobre todo si no tiene ingresos. De forma que Faithless (Virgin Media, 2024) construye una familia algo excéntrica, pero también ofrece una representación de la multiculturalidad en una sociedad como la irlandesa, de la que se muestran ciertas actitudes racistas y poco tolerantes con determinadas procedencias. Baz Ashmawy nació en Libia de padre egipcio y madre irlandesa, y se trasladó a Dublín cuando tenía ocho años, por lo que transmite con conocimiento la particularidad de educarse en un entorno en el que se mezclan las tradiciones musulmanas y católicas, lo que hace que la serie tenga una mayor relevancia en esta representación de la diversidad desde dentro. Y también permite que pueda desplegar determinadas bromas sobre cuestiones que podrían ser controvertidas, con cierta tendencia a utilizar los estereotipos para desarrollar un humor más irreverente.
En este sentido, Faithless posiblemente no tiene la ironía ni la riqueza humorística de otras series que muestran esta diáspora, como la excelente Ramy (Filmin, 2019-2023), sino que resulta algo más superficial. De hecho, no parece saber explotar del todo las posibilidades de algunos personajes como Zein ni la representación de la ciudad de Bray en la que se desarrolla, de manera que al margen del entorno educativo que rodea a las hijas, no conocemos demasiado del propio entorno social en el que vive esta familia (del que solo se ofrecen algunos apuntes en el velatorio del primer episodio). Pero es interesante cuando despliega el retrato de unas hijas que tratan de encontrar su propia personalidad, ya sea real como Lina o imaginada como la pequeña Nancy, pero que se enfrentan a cuestiones identitarias que acaban siendo sometidas al molde que establecen los elementos externos. En el episodio cuatro, Layla lo expone ante su abuelo Mo: "¿Cómo puedo ser musulmana si no hablo árabe? En Egipto no me aceptarían. Y en Irlanda no me aceptan porque llevo el hiyab. No soy nadie, soy como una persona partida por la mitad. Estoy harta de que me hagan preguntas estúpidas sobre mi origen". Lo que finalmente revela a Faithless como una comedia que tiene un trasfondo muy amargo, que habla sobre el duelo y la pérdida, que también conlleva asumir responsabilidades nuevas, pero asimismo de la falta de arraigo dentro de una sociedad que solo acepta de manera problemática las diferencias culturales.
BET+ - 8x45'
Estados Unidos, 2024
Creada por Diarra Kilpatrick
Dirigida por Sadé Clacken Joseph, Chioke Nassor, Brennan Shroff, America Young
Algunos agregadores de reseñas están considerados en Estados Unidos poco menos que como una referencia para conocer la calidad de una serie o película, tanto que ha provocado comentarios de creadoras de series que se han sentido insultadas como Issa López, por la diferencia de valoración entre crítica y público de True detective: Noche Polar (Max, 2024). El más influyente es RottenTomatoes, cuya particularidad respecto a otras bases de datos es que incorpora el conocido como Tomatómetro, un porcentaje de satisfacción de la crítica y del público, aunque puede levantar suspicacias el hecho de que este agregador de reseñas sea propiedad desde 2016 de Fandango, una empresa de Comcast y Warner Bros. Discovery. El año pasado, la revista Vulture publicó un reportaje titulado La descomposición de RottenTomatoes en el que se afirmaba que "la métrica más sobrevalorada en el cine es errática, reductiva y fácilmente manipulable. Hollywood tiene sus garras en ella" (Vulture, 6/9/2023). Este reportaje levantó un amplio debate en el mundo del cine y fue respondido el pasado mes de febrero por el crítico Christopher Null en el artículo Las reseñas online son compradas y pagadas. Acostúmbrate (WIRED, 7/2/2024). Pero al margen de controversias, si quisiéramos considerar el Tomatómetro como una medida fiable de calidad, Diarra from Detroit (BET+, 2024) sería la mejor serie de este año, porque tiene un nivel de satisfacción del 100% tanto para la crítica como para los espectadores. Y eso a pesar de ser una serie poco conocida que se emite en una plataforma de nicho como BET+, propiedad del productor Tyler Perry y Paramount Global, y que en los últimos meses ha estado entre los posibles activos que la compañía podría vender para hacer frente a su deuda tras la adquisición por parte de Skydance (por el momento, los nuevos propietarios están enfocados en despedir trabajadores). Pero lo cierto es que esta serie creada y protagonizada por Diarra Kilpatrick es una comedia de investigación francamente divertida, que incluso resulta mucho más entretenida que Elsbeth (Movistar Plus+, 2024). La historia mezcla con acierto la comedia y el misterio a partir de la desaparición de Chris (Shannon Wallace) un hombre atractivo que ha conocido a través de una aplicación de citas a la protagonista Diarra Brickland (Diarra Kilpatrick), una profesora aficionada a los misterios. Chasing ghosts (T1E1) comienza con un flashforward un mes más tarde de la acción principal, con Diarra metida en una situación comprometida. Ella está recién separada de su marido Francois 'Swa' Brickland (Morris Chestnut) después de que él le pidiera tener una relación abierta (lo que para Diarra significa que ya le ha sido infiel), no se lleva bien con su vecina Moni (Claudia Logan), que ha sido amiga y contrincante desde la infancia, y está rodeada de amistades fieles como Mr. Tea (Bryan Terrell Clark), un profesor homosexual compañero de trabajo, y Aja Edwards (DomiNque Perry), una empresaria que ha decidido renunciar a su vida sexual abrazando el celibato, para enfocarse en devolver a Detroit el brillo que ha perdido en los últimos tiempos.
En realidad, este grupo de personajes podría protagonizar perfectamente una comedia de relaciones personales como muchas de las que se encuentran en BET+, con un nivel de calidad superior gracias a unos diálogos bien escritos, pero la introducción del elemento de misterio, que implica mafias rusas, asesinatos, empresarios corruptos y algo de sadomasoquismo acaba resultando una mezcla muy divertida, sobre todo cuando Diarra comparte con Mr. Tea o Moni algunas de sus investigaciones sobre el terreno. Sin faltar el humor racial que en este caso es especialmente logrado en la voz en off de la protagonista narrando la historia: "Mi insomnio debe haberme convertido en una mujer blanca de una película de terror, porque me levanté en mitad de la noche, sin un arma, investigando un extraño ruido". Cuando su casa es asaltada por dos ladrones, Diarra acaba reconociendo debajo de la media que cubre su cabeza a un amigo de su época del instituto, Danger (Jon Chaffin). Hay comentarios sociales sutiles a lo largo de la serie que muestran la inteligencia de un guión que consigue algunos giros sorprendentes en ocho episodios muy entretenidos. Diarra from Detroit utiliza los elementos principales de las historias de detectives clásicas, no solo por la narración en off, con la que a veces también se divierte introduciéndola en la acción, sino sobre todo por las referencias reconocibles al cine negro, desde la notable música de Nathan Matthew David y Ngawang Samphel, que a veces recuerda a Chinatown (Roman Polanski, 1974), hasta algunos flashbacks en blanco y negro como el comienzo del episodio Fishbone (T1E6), que conecta la investigación de la desaparición de Chris con otra desaparición del pasado, la de un niño llamado Deonte (Damte Carrington).
El hecho de que la serie se desarrolle en una ciudad como Detroit, el municipio más grande de Estados Unidos en declararse en bancarrota en julio de 2013, ofreciendo un trasfondo de edificios ruinosos y barrios abandonados, es un elemento fundamental en la serie. En Snapshots of a Rendezvous (T1E5), Aja Edwards prepara la inauguración de una nueva empresa para transmitir la idea de que una ciudad como Detroit puede volver a ser próspera (de hecho, hay un cierto resurgimiento económico), estableciendo un paralelismo entre la transformación que necesita la ciudad y la que están experimentando los personajes: "Como muchos de nosotros, Detroit es una ciudad en transición. A la gente le gusta contar mierdas sobre ella, como 'puedes ir a Detroit y comprarte una casa por un dólar'. ¡Díganme dónde!. Pero Detroit está encontrando un nuevo ritmo, y va a volver a brillar de nuevo. Y lamentarás el día en el que desechaste Detroit". Aunque la protagonista dice esta última frase mirando fijamente a su ex-marido. Diarra Kilpatrick tiene antecedentes familiares en el mundo de la política en la ciudad: su medio hermano fue un alcalde caído en desgracia por temas de corrupción, condenado y posteriormente indultado por Donald Trump, y su padre, que trabajó en campañas políticas, también pasó diez meses en la cárcel por fraude fiscal. Este es un episodio especialmente divertido, construido sobre la base de la comedia clásica, cuando Diarra se ha comprometido con Aja a dar un discurso en la inauguración pero, por mucho que intenta llegar a tiempo, la investigación en la que está metida la retrasa constantemente. La serie también destaca por las apariciones estelares de actores conocidos como David Zayas, Phylicia Rashad en un divertido personaje malhablado que nunca imaginarías en una actriz elegante como ella, Harry Lennix o Pau Ben-Victor, cuyo personaje de mafioso griego recuerda inmediatamente a su participación en la segunda temporada de The wire (Max, 2002-2008). Hay algunos desequilibrios de ritmo en algunos momentos, pero Diarra from Detroit consigue mantener siempre el interés porque está poblada de personajes complejos como la propia protagonista, quien al mismo tiempo que busca al hombre perfecto (Chris), encuentra cierta estabilidad en la relación con su pasado (Danger) y todavía siente alguna atracción por su matrimonio (Swa), aunque los acercamientos acaben inevitablemente en peleas. Y Diarra Kilpatrick, que interpretó un papel destacado en Perry Mason (Max, 2020-2023), como la esposa del investigador Paul Drake, demuestra ser una guionista brillante además de una actriz notable.
ZDFNeo - 6x45'
Alemania, 2024
Creada por Luisa Hardenberg
Dirigida por Katja Benrath, Mia Maariel Meyer
Dentro de la categoría de los medical dramas (dramas médicos), hay series que utilizan los hospitales para crear un entramado de relaciones personales o como una metáfora de las inquietudes emocionales de sus personajes. Nacido como género en los años cincuenta, se considera que el primer drama médico de la historia fue City Hospital (CBS, 1951-1953), al que le seguiría el muy influyente Medic (NBC, 1954-1956) y una serie de películas protagonizadas por Dr. Kildare (NBC, 1961-1966). Pero algunas de las características más comunes de los dramas médicos actuales fueron introducidas a partir de la Segunda Edad de Oro de la televisión, que comenzó en los años ochenta. La estructura narrativa múltiple y la incursión en las vidas personales de los protagonistas que suelen caracterizar al género, nació a partir de series como E.R.: Urgencias (Max, 1994-2009) y Chicago Hope (CBS, 1994-2000). En este sentido, se puede decir que PUSH (ZDFNeo, 2024) cumple las principales reglas de los dramas médicos, pero tiene la particularidad de que se centra en el departamento de obstetricia de un hospital. La creadora de la serie, Luisa Hardenberg, es hija de dos ginecólogos, por lo que ha adquirido un conocimiento casi natural de los procesos que experimentan las mujeres a lo largo del embarazo, y es evidente que intenta mostrar durante estos seis episodios que los partos son totalmente diferentes unos a otros. En el primer episodio, Jedem Anfang (Cada comienzo) (T1E1), el bebé de Lea (Malaya Stern Takeda) se encuentra en posición de nalgas, lo que generalmente suele conducir a un parto por cesárea, pero la experimentada matrona Anna Koch (Anna Schudt) y la médico jefe Dra. Barbara Keller (Idil Üner) suelen seguir el procedimiento tradicional del parto vaginal. Ellas son dos de las protagonistas de la serie junto a Nalan Arzouni (Mariam Hage), la responsable de la atención prenatal y postnatal, y la recién llegada Greta Malinger (Lydia Lehmann), que acaba de terminar la carrera. La serie dedica atención a las vidas personales de sus protagonistas, como Anna, que acaba de tomar la decisión de separarse de su marido, y Nalan, quien en el episodio Here is where the magic comes (Aquí es donde ocurre la magia) (T1E3) recibe la noticia de que está embarazada, después de haberlo intentado en muchas ocasiones con su pareja David (Hassan Akkouch).
El documental The labour of pain and joy (Karolina Gröndhal, 2024), que vimos en CPH:DOX '24, se centraba en la figura de una matrona y una doula, término que suscitó cierta polémica en España por incluir en su definición del diccionario de la RAE que se trata de una persona "capacitada para prestar asistencia durante el embarazo", lo que provocó que la Asociación Española de Matronas enviara una carta de protesta argumentando que las doulas no tienen capacitación profesional (Diario Dicen, 5/12/2023). Esta serie trata de ser un homenaje a las matronas, y por eso quizás evita demasiadas controversias, retratando a las protagonistas como unas profesionales que realizan su trabajo con absoluta dedicación, y casi heroicidad. Nalan incluso asiste en la atención prenatal a algunas embarazadas de forma domiciliaria, y muchas veces dedican más horas de las estipuladas a las pacientes. Aunque una de las tramas horizontales de la temporada es una demanda por negligencia médica contra el departamento por parte de Lara Fischer (Leonie Rainer), la madre de un bebé al que se ha diagnosticado daño cerebral. Lo que provoca que surjan las dudas sobre la actuación correcta de Nalan en la atención prenatal, de Anna en la solicitud de asistencia médica en el momento adecuado y de la Dra. Keller como médico jefe. Anna se pregunta: "¿Cómo es posible que estadísticamente hablando, las demandas en obstetricia estén aumentando, cuando cada vez hay menos niños enfermos y se producen menos muertes?". Significativamente, hay un episodio titulado Männer (Hombres) (T1E4) que está dedicado a cuán sofocantes y extenuantes pueden ser los padres demasiado intrusivos en el proceso del parto, como Paul (Walid Al-Atiyat), que tiene demasiadas opiniones sobre lo que Nalan debe hacer durante el proceso previo al nacimiento de su hijo. De hecho, la serie está generalmente protagonizada por mujeres, con escasa aparición de doctores masculinos, lo que es un alivio dentro de un género como el drama médico que tiene cierta tendencia a colocar a los hombres en posiciones de superioridad.
Greta comienza a realizar turnos extra y surge una atracción mutua con la Dra. Charlotte Mohn (Katia Fellin), pero su relación jerárquica complica las cosas, aunque PUSH evita cuidadosamente centrarse demasiado en las tramas sentimentales. Otras historias personales conforman personajes secundarios con una mayor profundidad, como la Dra. Keller, que se enfrenta a la decisión de reconstruirse las mamas después de que los médicos hayan tomado la decisión de extirparle los pechos para evitar la reproducción del cáncer que ha sufrido, o el pediatra Jan Pfeiffer (André Kaczmarczyk), que quiere formar una familia con su pareja, la anestesióloga Fritzi Hafer (Olga von Luckwald), pero ella no desea tener hijos. También hay algunas historias conmovedoras de pacientes, como Sita Sailer (Amelie Kiefer), que en el episodio Here is where the magic comes (T1E3) ingresa tras sufrir una ruptura prematura de membranas (RPM) en la semana 26 del embarazo, y los médicos tratan de esperar lo suficiente para que el bebé prematuro alcance al menos la madurez pulmonar. Lo que mejor consigue la serie es reflejar las necesidades de las madres que están a punto de dar a a luz, la atención que necesitan no solo antes y durante el parto, sino también después (hay una leve crítica a la poca dedicación postparto en los hospitales). Y ofrece una representación casi documental de algunos de los nacimientos que se producen en cada episodio, introduciendo imágenes de ecografías y partos reales. Pero también aborda la tragedia de la pérdida, especialmente en el doloroso episodio Stille (Silencio) (T1E5), en el que una madre se enfrenta a un aborto espontáneo. La serie tiene algunos problemas de desarrollo al limitarse a seis episodios, porque a veces solo tiene tiempo de abordar superficialmente temas relevantes como el tipo de asistencia sanitaria, las jerarquías en los hospitales o los medios económicos asignados a la obstetricia, que hubieran necesitado mayor profundidad. Pero PUSH es una interesante propuesta que habla sobre el milagro de ser madre y la dedicación y el apoyo que éstas necesitan. Un proceso que se refleja en su carácter extraordinario pero también en su realismo antiestético, complicado y doloroso.
ARD - 8x45'
Alemania, 2024
Creada por Arend Remmers, Adolfo J. Kolmerer, Christian Alvart
Dirigida por Christian Alvart, Adolfo J. Kolmerer
La producción audiovisual alemana es especialmente efectiva en la creación de thrillers oscuros con elementos sobrenaturales, y la última muestra de este género es esta serie que tiene como particularidad estar producida por un canal público, más centrado habitualmente en la realización de dramas y comedias contemporáneas. De hecho, hay un nivel de calidad en la presentación de la historia que supera con mucho a otras producciones interesantes pero que suelen contar con un presupuesto medio, quizás también por la participación de la productora norteamericana CBS Studios. Lo que consigue Oderbruch (ARD, 2024) es crear una atmósfera que resulta desde el comienzo muy tenebrosa, cuando dos hombres descubren una montaña de cadáveres cerca del pueblo ficticio de Krewlow, en la región de Oderbruch cercana a la frontera con Polonia. Se trata de un lugar casi abandonado en el que la policía sospecha que puede haber actuado un asesino en serie, dado el elevado número de cadáveres que se han encontrado, más de una centenar, no solo de personas sino también de animales. Para apoyar en la investigación, acuden el inspector de criminología Roland Voit (Felix Kramer), que vivió en la zona durante su infancia y a la que regresa tras varios años de ausencia, y el oficial polaco Stanisław Zajak (Lucas Gregorowicz), una colaboración entre fuerzas policiales de dos países limítrofes que puede recordar a otras series como Pagan Peak (Cosmo, 2018-2023), que se desarrollaba en la frontera entre Alemania y Austria. Pero también regresa otro personaje fundamental, que irá adquiriendo más relevancia conforme se desarrolla la historia, Maggie Kring (Karoline Schuch), quien abandonó el pueblo en 1997 después de que su hermano Kai (Julius Gause) fuera víctima de la inundación del río Óder, que afectó a parte de Europa Central, principalmente Alemania, Polonia y República Checa. La policía sospecha que los asesinatos pueden ser obra de un asesino en serie que habría actuado durante los últimos cincuenta años en una zona aislada y devastada por los efectos de la 2ª Guerra Mundial, especialmente tras la Batalla de las Colinas de Seelow, que se desarrolló en esta región a 70 kms. de Berlín, considerada la última acción defensiva del Frente Oriental.
Precisamente uno de los amigos de Maggie y Roland, Adrian Demko (Jan Krauter), sufrió las consecuencias de este conflicto años después, cuando quedó paralítico debido a la explosión de una munición de la guerra con la que estaba jugando. La historia incorpora escenas del pasado para mostrar la relación de los protagonistas con sus padres a través de flashbacks que sin embargo no resultan demasiado aleatorios, sino que explican los acontecimientos que provocaron la huida de Maggie y Roland de aquel entorno oscuro y opresivo. Pero también tiene otras conexiones con el pasado, que se van revelando conforme se desarrolla la investigación, por un lado centrándose en la identificación del responsable de esa montaña de cadáveres, pero también conformando la tensión que las familias de la zona han experimentado a lo largo de los años. El padre de Maggie, Arthur Kring (Volkmar Kleinert) surge como principal sospechoso al averiguarse que él mismo fue acusado de asesinar a varios trabajadores agrícolas en 1947, pero también hay cierto misterio en torno al padre de Roland, Justus Voit (Winfried Glatzeder), aunque la historia se adentra por terrenos mucho más oscuros que tienen su origen en la infancia de los protagonistas. El único que ofrece una mirada más distanciada y general es el inspector polaco, el menos implicado en los acontecimientos del pasado que han marcado a los otros personajes. En un giro que se produce a mitad de temporada, Oderbruch acaba recorriendo un camino diferente, lo que ha provocado cierta controversia en cuanto a la forma en que la serie cambia de género. Menos cercana a un thriller criminal de lo que pudiera parecer en los primeros tres episodios, la propuesta de los creadores introduce elementos nuevos a partir de Flut (T1E4), en el que se ofrece una explicación de los acontecimientos que ocurrieron previos a la inundación del Óder, a principios de los noventa.
Este proyecto fue creado por Arend Remmers y Adolfo J. Kolmerer, venezolano de nacimiento que emigró a Alemania, y presentado al productor Christian Alvart, con el que habían colaborado en el guión y la dirección respectivamente de la serie Sløborn (ZDF, 2020-2024), una coproducción con Dinamarca sobre un virus letal que golpea una isla del Mar del Norte, y que en en algunos países está disponible en Max. Pero en Oderbruch saben manejar el misterio a través de un ritmo que a veces puede parecer lento pero que consigue mezclar con acierto acontecimientos históricos con una trama policial que tiene algunos elementos sobrenaturales. La decisión de no rodar directamente en la región de Oderbruch despertó numerosas críticas por parte de sus administraciones, con intervenciones de políticos de la zona que lamentaban que se ofreciera una imagen demasiado negativa de la región pero al mismo tiempo ni siquiera se trasladara la producción hasta allí, algo que los directores justificaron por el hecho de contar con zonas medioambientales protegidas. En todo caso, Oderbruch es una de esas series alemanas que consiguen una mezcla muy interesante de thriller y terror, que sabe manejar las diferentes líneas temporales con acierto y que mantiene la atención sobre un misterio que conforme se desarrolla depara cada vez más sorpresas.
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Películas mencionadas:
El último viaje del Deméter se pueden ver en Prime Video.
El último viaje del Deméter se pueden ver en Prime Video.
Spider-man: Cruzando el multiverso se puede ver en Movistar+.
Vértigo (De entre los muertos) se puede ver en Filmin, Movistar+ y SkyShowtime.
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