Aunque faltan todavía algunos días para el final oficial del festival, la muestra cinematográfica quebequense ha anunciado los premios del jurado, que ha reconocido con el Cheval Noir a la Mejor Película a la producción francesa El Conde de Montecristo (Matthieu Delaporte, Alexandre de La Patellière, 2024), que se estrena en España en agosto, una de las dos revisiones. dela obra de Alejandro Dumas que se han producido en Francia recientemente, pendiente de estreno para después del verano de la versión en formato de serie Le Comte de Monte-Cristo (France tv, 2024), dirigida por Bille August y protagonizada por Sam Claflin y Jeremy Iron, de la que hablamos en nuestras crónicas de Séries Mania. La película argentina Los impactados (Lucía Puenzo, 2023) recibió una Mención Especial del Jurado junto a otros dos premios: Mejor Guión y Mejor Interpretación (Mariana Di Girólamo). Otro premio de Interpretación fue ex-aequo para los dos protagonistas, Berik Aitzhanov and Anna Starchenko, de la película Steppenwolf (Adilkhan Yerzhanov, 2024), mientras que la comedia caótica Mash ville (Hwang Wook, 2024). Entre las producciones canadienses, los premios que otorga la Directors Guild of Canada se repartieron entre Darkest Miriam (Naomi Jaye, 2024), que recibió el de Mejor Dirección, y The G (Karl R. Hearne, 2023), que logró una Mención Especial. Por parte española, el cortometraje Ahora vuelvo (Lucas Paulino, Gabe Ibáñez, 2023), que participó en la pasada edición del Festival de Sitges, ha conseguido el Premio a la Mejor Fotografía para Octavio Arias.
Nuestra crónica está dedicada a los cuerpos transformados, aunque las películas de las que hablamos no están exactamente dentro de la categoría de body horror, sino que utilizan estas transformaciones para reflexionar sobre el futuro de la humanidad, la defensa de la familia, la electrofilia, la permanencia de los valores éticos del pasado, y la vida y la muerte.
Infinite summerMiguel LlansóEspaña, Estonia 2024 | Cheval Noir | ★★★★☆ |
La tercera película del director español Miguel Llansó (1975, Madrid) es una historia de crecimiento que resulta más realista que la fantasía post apocalíptica Crumbs (2015), rodada cuando residía en Etiopía y seleccionada en el Festival de Rotterdam, y que la surrealista ciencia-ficción explotation de Jesus shows you the way to the highway (2019), ganadora de una Mención Especial en New Visions del Festival de Sitges, que realizó desde Estonia, donde reside actualmente ejerciendo como profesor asociado en la Universidad de Tallin. Su nueva propuesta es principalmente una historia de crecimiento que está protagonizada por Mia (Teele Kaljuvee-O'Brock), una joven que trabaja como guía en el zoológico de Tallin. La película comienza con una referencia al que está considerado como el primer zoo de la historia, que se remonta a 3.500 años a. de C., encontrado en el asentamiento de Hieracómpolis, en Egipto, donde se han extraído restos de más de un centenar de criaturas, que además hay evidencias de que recibían un enterramiento especial. Progresivamente, la imitación de los entornos naturales en los zoos modernos provoca que los animales olviden su cautividad, creando una especie de realidad falsa a su alrededor. El zoológico en el que trabaja Mia cuenta con robots como Muki (Denise Moreno), que controlan la temperatura y la humedad de los animales, incorporando ya algunos apuntes del futuro en el que se desarrolla la historia. Mia se reúne durante el verano junto a un lago con su amiga Grete (Johanna Rosin), cuya atención parece acaparada por Sarah (Hannah Gross), una amiga canadiense que entra en escena contando una experiencia escatológica. Para Mia es un verano de descubrimiento, aunque su padre (Ivo Uukkivi) le advierte que trate de alejarse de las drogas. La primera parte de la película reproduce este encuentro entre las jóvenes amigas adoptando una mirada nostálgica a través de la fotografía de Israel Seoane, habitual colaborador del director, que capta perfectamente esa luminosidad casi permanente de los largos días de los veranos de Estonia.
Cuenta el director que leer sobre Lucy, un homínido de la especie Australopithecus afarensis que está considerado la abuela del mundo, el más antiguo de la humanidad, le llevó a reflexionar sobre el futuro y el proceso de deshumanización que incorporan los avances bioquímicos. De manera que Infinite summer (Miguel Llansó, 2024) se desarrolla en un futuro más o menos cercano en el que la comunicación se establece a través de hologramas y las aplicaciones de citas ponen en contacto a las personas sin necesidad de encontrarse físicamente. Cuando Mia utiliza una de estas aplicaciones, aparece Ivo (Ciaron Davies), también conocido como Dr. Mindfulness, una especie de gurú que le ofrece vivir una experiencia alucinatoria mediante una máscara de respiración que él ha inventado. Pero en realidad está siendo investigado por dos agentes de la Interpol, el detective Jack (Steve Vanoni) y su compañera Katrin (Katariina Unt), dos personajes que parecen sacados de una película de Jim Jarmusch, por considerar que forma parte de una misteriosa organización. El viaje alucinatorio de Mia le introduce en una experiencia nueva mientras la máscara introduce en su cuerpo un gas que cambia su composición bioquímica. La incorporación de un dispositivo que conecta con el proceso básico de la existencia, la respiración, permite al director enfatizar el grado intrusivo de esta experiencia, que no solo es mental sino también corporal. Pero es cuando prueban esta aplicación sus amigas Grete y Sarah cuando se revela al auténtico peligro de esta experiencia, que de alguna manera, está conectada con el zoológico en el que trabaja Mia, ese que crea un entorno natural para disimular el cautiverio en el que en realidad se encuentran quienes lo habitan.
Miguel Llansó reflexiona sobre el futuro de una humanidad cada vez más conectada a las nuevas tecnologías y desprovista de su propia naturaleza, haciendo referencia a la transhumanización, esa aspiración a mejorar las capacidades cerebrales a través de la biotecnología y la nanotecnología, conceptos que no parecen demasiado alejados de la realidad actual, como hemos visto en documentales recientes como Cyborg generation (Miguel Morillo Vega, 2024). E introduce estas ideas en la parte más cercana a una ciencia-ficción de terror, que nace desde dentro del propio ser humano, a través de las transformaciones que determinados procesos pueden provocar, y que desembocan en una especie de invasión incorpórea que tiene la tonalidad de las películas de Nicolas Winding Refn. Infinite summer está producida por Rain Rannu, director estonio de Chasing unicorns (2019) y productor de La lucha invisible (Rainer Sarnet, 2023) y por el tándem Allison Rose Carter y John Read, productores de Todo a la vez en todas partes (Daniel Kwan, Daniel Scheinert, 2022) y Zola (Janicza Bravo, 2020). Pero los conceptos más reflexivos sobre la transhumanización están conectados de una manera inteligente con la propia experiencia de cambio que experimenta una adolescente, ese crecimiento que de alguna manera la aleja de su entorno. Porque Infinite Summer no solo se centra en Mia enfrentada a este proceso de cambio y de madurez, sino que adopta también la perspectiva del padre, un artista que contempla cómo su hija comienza a ser cada vez más independiente (la película está dedicada a la hija de Miguel Llansó). Los adultos representan el hogar mientras que los jóvenes introducen la idea del viaje, la necesidad de salir para encontrarse a sí mismos. Se trata de la película más ambiciosa del director, no por sus niveles de producción, sino por la complejidad de sus planteamientos, que a veces pueden afrontar narrativas extrañas pero que acaban interconectándose con gran eficacia.
PárvulosIsaac EzbanMéxico 2024 | Cheval Noir | ★★★★☆ |
En una realidad distópica y post-apocalíptica se desarrolla la última película del director Isaac Ezban (1986, México), que comenzó su trayectoria con El incidente (2014) y tuvo un gran éxito de taquilla en su país con Mal de ojo (2022). Los protagonistas son tres hermanos: Salvador (Félix Farid) es el mayor, ha perdido una pierna por circunstancias que se nos cuentan en uno de los flashbacks que aparecen más adelante, y está dedicado a la supervivencia de los más pequeños, aunque ésta pase por alimentarles con una especie de puré de gusanos, respondiéndoles que son proteínas cuando le preguntan con qué está hecho. Oliver (Leonardo Cervantes) es el hermano mediano, que comparte con Salvador un secreto que no quieren contarle por el momento al más pequeño, Benjamín (Mateo Ortega), el único que de alguna manera vive un poco al margen de la situación complicada en la que se encuentran, aislados en una casa en el bosque que no pueden abandonar porque, según Salvador, están esperando a que regresen sus padres. Párvulos (Isaac Ezban, 2024) juega a mezclar géneros, entre las películas de zombis y las realidades distópicas, pasando por el comin-of-age de misterio al estilo de Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), con muchas referencias al cine de los años ochenta como Los Goonies (Richard Donner, 1985), en la que se inspiró la diseñadora de producción Adelle Achar para crear el entorno en el que viven los niños. La supervivencia de éstos les obliga a salir al bosque ocasionalmente para conseguir cazar algún animal, reflejándose ese mundo azotado por una pandemia mortal que ha provocado la transformación de algunos seres humanos pero, quizás peor, la formación de grupos de supervivientes que utilizan la violencia para mantener el control. La película acierta en la descripción de esta distopía con elementos muy sencillos, degradando los colores hasta alcanzar casi el blanco y negro, pero manteniendo algunos tonos de color en algunos momentos importantes. Salvador actúa en realidad como un auténtico padre, leyendo a sus hermanos el cuento de Hansel y Gretel (1812), la historia de unos niños que acaban en una casa con una bruja, lo que establece un hábil paralelismo con la historia que ellos mismos están viviendo.
El entorno del bosque en el que habitan los niños enfrentados a peligros inesperados, aunque manteniendo su espíritu infantil, recuerda a Donde viven los monstruos (Spike Jonze, 2009), pero hay una narrativa de terror que también hace referencia a la transformación de los seres queridos, convertidos en personas irreconocibles, que parece inspirada en la relación de los dos hermanos con su madre en Buenas noches, mamá (Severin Fiala, Veronika Franz, 2014). Porque principalmente Párvulos habla sobre la forma de mantener a la familia unida frente a los ataques del exterior, pero lo hace de una manera más sutil en la primera hora, incluso con la aparición del personaje de Valeria (Carla Adell), que parece estar dispuesta a sacrificar cualquier cosa, incluida su propia dignidad, por mantenerse viva. Mientras que en la última parte, cuando encuentran a una especie de predicador llamado Enoc (Noe Hernández) se vuelve más convencional y pierde esa sutileza que encontrábamos en los dos primeros actos de la historia. Sin embargo, Párvulos funciona bien cuando se centra en la relación de los hermanos y el impacto psicológico de una situación tan extrema como la desaparición de una buena parte de la humanidad a causa de un virus. En cierto modo, Salvador utiliza la ingenuidad que despliegan los niños como una especie de elemento de defensa, no solo porque les preserva de la consciencia de las situaciones más crueles, sino porque les permite sobrevivir con cierta protección psicológica frente a los adultos que se enfrentan no solo al exterior sino también a sus propios pensamientos. Pero a pesar de los elementos de terror y distópicos, la película consigue tener una especie de poesía en lo visual, creando encuadres que, dentro del propio carácter tenebroso, acaban adoptando una cierta mirada gótica, como cuando mantienen unos cadáveres colgados de los árboles cerca de la casa como una forma de amenaza a los extraños que pudieran acercarse.
Los niños protagonistas acaban creando entre sí una especie de comunidad jerarquizada que, como en El señor de las moscas (1954, Ed. Alianza Editorial), de William Golding, les permite enfrentarse a las decisiones más difíciles. En esa historia el personaje de Ralph representaba el orden frente al caos, la democracia frente a la anarquía, pero como en aquélla, el control que ejerce Salvador en esta película no resiste demasiado, porque se encuentran rodeados de un entorno, el natural y el salvaje, en el que no hay orden sino solo prevalencia del más fuerte. De manera que los protagonistas de Párvulos dejan atrás la ingenuidad que les había servido como protección para defenderse de una manera más contundente. Con algunos desequilibrios, la película sostiene una historia que absorbe las influencias para adquirir una personalidad propia, con un concepto visual muy atractivo.
Los impactadosLucía PuenzoArgentina, Chile 2023 | Cheval Noir | ★★★★☆Trieste '23: Mejor PelículaFantasia '24: Mención Especial, Mejor Guión, Mejor Interpretación (Mariana Di Girólamo) |
A partir de una primera versión escrita por la co-guionista Lorena Ventimiglia (1971, Argentina), que también ha ejercido como Directora de Arte, esta película habla de la transformación física y psicológica que llegan a experimentar los supervivientes del impacto de un rayo durante una tormenta. Desde el punto de vista físico, algunos de ellos presentan en la piel las llamadas figuras de Lichtenberg, una especie de tatuajes naturales con formas ramificadas que marcan en el cuerpo la poderosa descarga eléctrica del rayo, causados por la ruptura de vasos capilares bajo la piel que provoca la descarga (suelen desaparecer en poco tiempo). Pero es una imagen tan impactante como poética que la directora Lucía Puenzo (1976, Argentina) aprovecha para involucrar dentro de su particular exploración de los cuerpos que ha desarrollado en películas anteriores como XXY (2007) o El niño pez (2009). La protagonista de esta historia es Ada (Mariana Di Girólamo), una joven veterinaria con menopausia precoz que una noche de tormenta, mientras trata de salvar al potro de una vaca embarazada, recibe el impacto de un rayo, lo que acaba produciendo en ella cambios físicos y psicológicos que se reflejan en las marcas de Lichtenberg que tiene en su cuerpo y en el regreso de la menstruación. La directora establece una relación entre las consecuencias de la descarga eléctrica y los cambios corporales femeninos que alimenta la película de ramificaciones temáticas más complejas, una historia que habla de una mujer que se transforma en otra, que necesita reencontrarse consigo misma a partir de un suceso que le permite seguir un camino diferente. Y que la aleja progresivamente de su relación con Jano (Guillermo Pfening) para acercarla a un grupo de impactados que está liderado por Juan (Germán Palacios), reflexionando sobre la naturaleza vital y el ser humano.
La actriz chilena Mariana Di Girólamo, con la que la directora trabajó en la serie La jauría (Prime Video, 2020) y que ha destacado en películas como Ema (Pablo Larraín, 2019), aporta esa ambigüedad que es al mismo tiempo sexual y asexuada a su personaje, especialmente a través de su proceso de emancipación de un entorno patriarcal que está marcado por la influencia de su padre, el psicólogo Cohen (Osmar Núñez), y de su marido Jano. En Los impactados (Lucía Puenzo, 2023) el grupo que encabeza Juan mantiene una conexión con las consecuencias de las descargas eléctricas que han sufrido evitando los medicamentos tradicionales y aceptando el dolor que puede provocar, pero al mismo tiempo desarrollando caminos que les acercan a la electrofilia, también conocida como electrocutofilia. Esta parafilia es definida por la psiquiatría como una atracción de tipo sexual a la electricidad, que entre los impactados de la película se alcanza a través de sesiones de electroshock. De manera que esta relación de la corriente eléctrica con la excitación sexual acaba situando a Lucía Puenzo cerca del cine de David Cronenberg, especialmente de películas como Crash (1996), en la que un accidente provocaba una extraña fascinación erótica. Aunque en el caso de la directora argentina nunca da el paso definitivo hacia la irrupción en el género fantástico, introduciendo algunos elementos de ciencia-ficción pero siempre apegados a la realidad. Es ahí donde la película quizás despliega demasiadas ideas para mantenerse siempre en un término medio que no traspasa los límites, lo que acaba resultando algo decepcionante.
Los personajes de Los impactados se enfrentan a las inquietudes que les provoca su condición de supervivientes y su conexión con la electrofilia, y hay una especie de afectación generalizada en el tratamiento de sus historias. Pero Lucía Puenzo desarrolla caminos metafóricos en torno a un punto de vista femenino que le interesa de manera especial, aprovechando las consecuencias psicológicas y físicas provocadas por el impacto del rayo en una mirada hacia la intimidad femenina y la forma en que se libera y se amplifica. Y también propone una reflexión sobre el ser humano y la fascinación por la trascendencia de lo desconocido. Presentada en la pasada edición del Festival de San Sebastián y en el Festival de Biarritz, Los impactados se estrenó en los cines argentinos el pasado mes de febrero, y se introduce en el mercado norteamericano a partir de su participación en este festival.
A samurai in timeJun'ichi YasudaJapón 2024 | Cheval Noir | ★★★★☆Fantasia '24: Premio del Público Mejor Película Asiática |
Más que un cuerpo transformado, en realidad el protagonista de esta película es un cuerpo transportado, aunque este extraño viaje también conlleva una transformación. La historia comienza al final del período Edo (1603-1868) cuando varios clanes de samuráis están enfrentados entre los que apoyan el shogunato y los que pretenden derrotarlo. Una noche de tormenta, Shinzaemon Kosaka (Makiya Yamaguchi) y Kyochiro Kazami (Norimasa Fuke), miembros de dos de estos clanes rivales, se enfrentan en un duelo en el que saben que uno de los dos acabará muriendo, abocados a la imposibilidad de huir de su propio destino. A no ser que caiga un rayo y uno de ellos acabe teletransportado a la época actual, justo en mitad de unos estudios de cine donde se está rodando una serie jidaigeki (drama de época), uno de esos géneros que tiempo atrás fueron muy populares en Japón pero que ya han perdido el interés de los espectadores. Todo parece demasiado conveniente, pero A samurai in time (Jun'ichi Yasuda, 2024) no tiene tanto interés en la explicación de la ciencia-ficción, sino en cómo se enfrenta este personaje a un mundo nuevo frente al rigor de la educación que ha recibido y la época en la que ha vivido. La película utiliza el resorte del viaje en el tiempo para mostrar a un protagonista perdido en medio de un cambio radical en su vida, y es también una mirada nostálgica a las grandes producciones de época que se realizaban en Japón hace décadas. Las películas jidaigeki estaban sobre todo ambientadas en el período Edo, y mostraban algunos convencionalismos comunes, como la introducción de samuráis protagonistas de tramas similares. Fueron tan relevantes que el propio George Lucas ha manifestado que una de sus influencias para La guerra de las galaxias (1977) fueron los jidaigeki, en los que se inspiró para nombrar a los caballeros Jedi. Curiosamente, A samurai in time se promociona como una comedia de ciencia-ficción pero, aunque es cierto que incluye escenas de humor cuando el samurái se enfrenta a determinadas situaciones actuales, lo cierto es que el personaje transmite cierta sensación trágica y de desolación, como en la escena que reproduce la fotografía, cuando recorre los lugares en los que vivió, ahora completamente transformados y desconocidos para él. Su única posibilidad es aferrarse a lo que conoce por lo que, después de tratar de adaptarse a este mundo nuevo, se incorpora al equipo de extras de la serie, expertos en coreografías de luchas, un entorno en el que se siente especialmente cómodo, aunque las espadas de bambú que se utilizan en los rodajes no tengan el mismo peso que las reales.
El director Jun'ichi Yasuda (1967, Japón) consigue construir una historia que juega con los elementos de la metanarrativa que propone la introducción en el rodaje de una serie, para situar al protagonista en un entorno cómodo frente al exterior. Igual que Shinzaemon no conoció nada más allá de la convivencia dentro de su clan, con una rígida organización de su tiempo, en el set de rodaje consigue mantenerse al margen de esa nueva ciudad que le rodea, con códigos de conducta muy diferentes a los que tiene que acostumbrarse. La posibilidad de poder comer pastel de arroz es un lujo para él que sin embargo ahora parece estar al alcance de todos, y la sensación que experimenta cuando por fin puede probar un manjar solo reservado a determinadas clases sociales en su época, transmite una divertida sorpresa placentera. Pero al mismo tiempo, Shinzaemon también ha perdido su propósito en la vida, el bushidō, que es la definición japonesa del "camino del guerrero", un código de lealtad y honor que seguían los samuráis y cuyo destino inevitable era la muerte, bien sea a manos de otro guerrero o siguiendo el ritual del seppuku, el suicidio del samurái para salvar su honor. La película incorpora a este personaje en una época en la que no hay cabida para la lucha o la venganza, con códigos morales completamente diferentes, lo que es una interesante exploración de la tradición frente a la modernidad desde el punto de vista de un personaje del pasado trasladado al presente. Y es destacable y afortunado que A samurai in time prefiera tomar ese camino más dramático, en vez de el de la comedia simple sobre el choque cultural.
Especialmente cuando se introduce un giro de guión que da paso al tercer acto en el que, cuando Shinzaemon ya estaba más o menos cómodo dentro de esta época y practicando luchas durante los rodajes, debe volver a enfrentarse al pasado. Es inteligente la aproximación del director cuando contrasta el Japón de los shogunatos con la época actual, el país que se enfrenta a una cierta incertidumbre de futuro, que parece haber abandonado ciertos códigos éticos para sustituirlos por otros. La introducción como co-protagonista de Yuko Yamamoto (Yuno Sakura), una joven ayudante de dirección que aspira a escribir su propio guión, incorpora temas como los roles de género confrontados a una industria audiovisual japonesa todavía demasiado patriarcal. Con una gran interpretación del actor Makiya Yamaguchi, el protagonista se enfrenta de nuevo a ese "camino del guerrero" que mencionábamos antes, pero en un contexto completamente diferente. De manera que el viaje en el tiempo se convierte en una metáfora sobre la percepción del pasado como una necesaria referencia del presente. Jun'ichi Yasuda recupera las películas de samuráis desde una perspectiva diferente y singularmente atractiva, reflexionando sobre la pérdida de interés en un género como reflejo de la transformación de los códigos morales. Y plantea a través de uno de los personajes principales cómo hace falta una cierta renuncia a estos códigos tradicionales para encajar completamente en la sociedad moderna. El director ha puesto también parte de su futuro en esta película: en 2023 heredó una plantación de arroz de su padre, de la que se hizo cargo en medio de una radical bajada de precios de venta frente al aumento de los costes (muchos agricultores japoneses han decidido dejar de cultivar arroz para plantar trigo): "Si la película no tiene éxito, no podré seguir cultivando arroz", afirma Jun'ichi Yasuda, que también presentará este mes de agosto A samurai in time en la programación del festival FrightFest en Gran Bretaña.
El cambio que sufre la astróloga influencer Era (Swastika Mukherjee) en esta historia es más radical, porque pasa de estar viva a estar muerta, asesinada de una puñalada en la espalda. Sin embargo, su alma todavía no ha abandonado su cuerpo y antes de ser reclamada por el demonio se aparece como un espíritu en medio de la investigación policial para tratar de averiguar quién ha sido el culpable de su asesinato. Esta comedia surrealista de género fantástico presenta a los policías Balraam (Yug Italiya) y Zubi (Monica Chaudhary) como dos agentes jóvenes incompetentes que se enfrentan por primera vez a un caso de asesinato, pero al mismo tiempo deben hacer frente a la aparición fantasmal de Era. Con un carácter fuerte y maleducado, ella misma se ha creado numerosos enemigos, aunque su marido Rahul (Ashwin Mushran) es el principal sospechoso, pero también surgen sospechas sobre su mala relación con una vecina entrometida, la Sra. Basanti Bachhan (Flora Jacob), y la sirvienta Chhotu (Sachin Vidrohi). De manera que Dead dead full dead (Pratul Gaikwad) se construye como un whodunit al estilo de Agatha Christie pero que se sitúa más cerca de la mirada irónica de Puñales por la espalda (Rian Johnson, 2019). La mezcla de comedia surrealista, elementos de fantasía y puesta en escena casi teatral, porque la historia se desarrolla en su mayor parte en el apartamento de la víctima, es quizás demasiado ambiciosa en la mezcla de géneros, con una comicidad que puede ser algo básica pero que encaja adecuadamente en la propuesta. Todo tiene relación, por supuesto, con una extraña conjunción lunar que solo se produce cada 10.000 años, por lo que resulta apremiante averiguar quién es el culpable del asesinato, antes de que se produzca un desastre planetario. La película tiene un tono de humor absurdo, con personajes algo histriónicos, que también puede recordar a series como The afterparty (Apple tv+, 2022-2023), aunque introduce algunos comentarios sociales en torno a la corrupción policial, representada en el personaje del jefe de policía Patil (Abhijeet Chavan), las estafas empresariales y la prepotencia de las castas superiores en la India, lo que introduce elementos de interés dentro de una trama que a veces quiere complicarse demasiado.
El hecho de que una influencer se haya rodeado de tantos enemigos convierte su asesinato en un rompecabezas en el que cualquiera tiene razones poderosas para querer matarla, pero al mismo tiempo las declaraciones de los sospechosos supone para ella enfrentarse a la personalidad prepotente que ha mantenido en vida, en un camino de redención que quizás la alejen de la influencia del diablo. Aunque su carácter como alma en pena tampoco se diferencia mucho de cuando estaba viva, como le insinúa su marido: "¿Incluso después de muerta tienes que tener mala leche?". La película está co-escrita por Abdul Aziz, director del largometraje Window flowers (2023), y por Pratul Gaikwad, que ha trabajado como editor y debuta en la dirección. El desarrollo de la historia va adquiriendo progresivamente un carácter más sobrenatural, de forma que se conecta con las películas de fantasmas que han venido siendo una tradición en el cine de Bollywood, desde los títulos clásicos de los años cincuenta y sesenta como Kohraa (The fog) (Biren Nag, 1964), que era una versión de Rebeca (Alfred Hitchcock, 1940), pero con toques más sobrenaturales, hasta uno de los títulos imprescindibles del terror indio como Raat (Ram Gopal Varma, 1992). Pero Dead dead full dead se adentra en este terreno sin tener demasiado claro si quiere abrazarlo completamente o prefiere ofrecer una mirada más cercana a la parodia, lo que acaba provocando una indefinición en la propuesta que perjudica a su desarrollo. A pesar de contar con intérpretes populares como Swastika Mukherjee, que parece divertirse en su personaje de carácter desagradable, o Abhijeet Chavan, que interpreta al personaje secundario del jefe de policía, y este año ha intervenido precisamente en una película de fantasmas vengativos como Muniya (Aditya Sarpotdar, 2024), hay cierto desequilibrio en las interpretaciones que tampoco beneficia a la película. Dead dead full dead acaba siendo un intento de comedia sobrenatural que conecta con el cine fantástico tradicional hecho en la India pero que no termina de encajar bien la mezcla de misterio, fantasía y humor.
El Conde de Montecristo se estrena en cines el 9 de agosto.
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Películas mencionadas:
Crumbs, Jesus shows you the way..., La lucha invisible, XXY, El niño pez, Ema y Rebeca se pueden ver en Filmin.
Crumbs, Jesus shows you the way..., La lucha invisible, XXY, El niño pez, Ema y Rebeca se pueden ver en Filmin.
Todo a la vez en todas partes y Cuenta conmigo se pueden ver en Movistar+.
Los Goonies se puede ver en Fubo, Max, Netflix y Tivify.
Buenas noches, mamá se puede ver en Acontra+ y Prime Video.
Crash se puede ver en Acontra+ y Filmin.
La guerra de las galaxias se puede ver en Disney+.
Puñales por la espalda se puede ver en Prime Video.