En su nueva edición Sheffield Doc Fest, que se desarrolla entre el 12 y el 17 de junio, plantea una reflexión en torno a las realidades, algo que puede parecer obvio tratándose del género documental, pero que se plantea como una llamada de atención sobre las narrativas falsas que se han estado construyendo en los últimos años, en los que perspectivas como el periodismo independiente, alejado de las grandes corporaciones que están inevitablemente contaminadas desde el punto de vista ideológico, han adquirido una mayor relevancia. Tras ser nombrado Director Creativo el año pasado, esta es la segunda edición del festival que cuenta con el venezolano Raúl Niño Zambrano como director creativo, después de haber trabajado durante catorce años como programador de IDFA, donde desarrolló programas específicos como The Female Gaze, un estudio sobre la posición de las mujeres dentro del género documental, y creó el IDFA Queer Day en 2013, una jornada dedicada al cine LGBTQIA+. Esta edición cuenta como invitado especial con el director Roger Ross Williams (1973, Pennsylvania), ganador del Oscar al Mejor Cortometraje documental por Music by prudence (2010) y nominado por el largometraje Vida animada (2016). También están presentes el actor Idris Elba (1972, Reino Unido) para presentar su colaboración como narrador en la serie Erased: WW2's Heroes of color (Disney+, 2024), sobre la narrativa histórica que ha dejado a un lado la participación de más ocho millones de soldados negros durante la 2ª Guerra Mundial, y la actriz Tilda Swinton (1960, Reino Unido), que presenta su primer largometraje documental como directora, así como el veterano editor de sonido Walter Murch (1943, Nueva York), ganador de tres Oscar, que ofrece una Masterclass.
The hexagonal hive and a mouse in a mazeBartek Dziadosz, Tilda SwintonReino Unido 2024 | International Competition | ★★☆☆☆ |
Buena parte del material que utiliza esta película proviene de los proyectos que se han ido desarrollando en el Derek Jarman Lab, un laboratorio de la Escuela de Artes de Birkbeck en la Universidad de Londres presidido por Colin MacCabe que utiliza la producción audiovisual como herramienta para comunicar la investigación, realizando películas-ensayo como The Seasons of Quincy: Four portraits of John Berger (Bartek Dziadosz, Colin MacCabe, Christopher Roth, Tilda Swinton, 2016), un largometraje dividido en cuatro segmentos que fue estrenado en el Festival de Berlín. De nuevo bajo el paraguas del Laboratorio Derek Jarman la película The hexagonal hive and a mouse in a maze (Bartek Dziadosz, Tilda Swinton, 2024) se anuncia como el debut en el largometraje de la actriz británica, una reflexión que no sigue una línea narrativa tradicional en torno a diferentes formas de aprendizaje, la neurociencia y la inteligencia artificial que acaba resultando tan caótico y disperso que nunca encuentra el camino adecuado para desarrollar cualquiera de las numerosas ideas que propone. La película está llena de preguntas sin dar demasiadas respuestas, presentando una variedad de opiniones de científicos, profesores e investigadores en torno a las formas de aprendizaje, centrándose sobre todo en las menos convencionales. Se dice que las abejas crean sus colmenas con celdas en forma de hexágono debido a una deducción matemática, que les permite almacenar mayor cantidad de miel en menos espacio que si utilizaran otras formas geométricas. Como la construcción de estos marcos, se plantea que hay que buscar las formas más adecuadas para que el aprendizaje sea más profundo. La película comienza con imágenes filmadas en 2016 de la Escuela Drumduan, que sigue el plan de estudios Steiner, basado en el aprendizaje a través de la experiencia más que desde la memorización: no hay exámenes, ni pruebas, ni jerarquías. Tilda Swinton llevó a sus hijos a esta escuela y posteriormente ayudó a financiar la Escuela Superior para que los estudiantes mayores pudieran seguir manteniendo este plan de estudios. Superpuesta en la pantalla, se indica que "los profesores de esta escuela piensan que los alumnos son páginas en blanco".
Tomando fragmentos del cortometraje Weaving Knowledge (Anita Afonu, 2023) rodado en Ghana, Togo y Senegal, se muestran imágenes de niños fabricando con habilidad una cesta, para hacer referencia a la educación en lenguas vernáculas, un proyecto de investigación desarrollado en África Occidental que trata de identificar las pedagogías locales que aplican las familias en los niños, y que se ven afectadas por las desigualdades sociales y la economía. Pero mezclar estas imágenes descontextualizándolas con grabaciones en una planta de té en Bangladesh, tiene un efecto extraño porque, cuando se muestra a un niño trabajando, la primera idea que se nos viene no es aprendizaje, sino explotación. Ese es uno de los principales problemas de una película que solo expone ideas pero nunca las explica, de manera que podemos asistir a reflexiones en torno a la inteligencia artificial o el desarrollo de la neurociencia, pero sin que haya un discurso preciso. El despliegue de voces sin identificar (solo en los créditos finales se muestran los nombres de los entrevistados) contribuye a esta sensación de dispersión en la narrativa de la película. La propia directora califica este proyecto como "un poema sobre el aprendizaje", pero hubiera sido más interesante explicar los conceptos que desplegarnos sin más. La segunda parte del título, "un ratón en un laberinto", hace referencia al primer sistema de inteligencia artificial creado en 1950 por Claude Shannon, en forma de un ratón llamado Teseo que podía encontrar por sí mismo la salida de un laberinto y recordar el camino, algo parecido al proceso que utilizan en la actualidad los robot aspiradoras. Y precisamente el desarrollo de la IA se plantea como un reto para el ser humano, obligado a encontrar otras habilidades que le permitan convivir con los sistemas de inteligencia generativa. La última parte de The hexagonal hive and a mouse in a maze toma como referencia el cuento de Alicia en el país de las maravillas (1865, Ed. Edelvives) de Lewis Carroll como un ejemplo de aprendizaje, introduciendo fragmentos de la película Alice (Jan Švankmajer, 1988), o la perspectiva de los niños en el clásico La noche del cazador (Charles Laughton, 1957). La propuesta de Tilda Swinton y Bartek Dziadosz tiene esta textura de viaje alucinatorio, pero ese concepto mezclado con el intento de desarrollar ideas sobre el aprendizaje acaba resultando demasiado agotador y disperso.
Silent menDuncan CowlesEscocia, Reino Unido 2024 | First Feature Competition | ★★★★☆Sheffield '24: Mención Especial |
Después de una década dirigiendo cortometrajes, con los que ha ganado premios internacionales y nacionales como el BAFTA Scotland por Isabella (Duncan Cowles, Ross Hogg, 2015), el cineasta Duncan Cowles (1990, Escocia), explora en su primer largometraje sus dificultades para expresarse emocionalmente, una característica que se asocia precisamente con el propio carácter escocés en general, y que se extiende a algunos miembros de su familia. Pero el viaje que realiza es sobre todo personal, de manera que, cuando se coloca delante de un entrevistado con su cámara, hay otra cámara que está apuntando hacia él. Se proponen dos perspectivas que establecen en muchos casos una conversación reflexiva más que un tradicional enfoque entrevistado-entrevistador. El proyecto le sirve también para ir entendiendo cosas sobre él y su relación con su propia familia, expresándose a través de la voz en off que graba de manera artesanal tapándose con un edredón: "Voy a seguir grabando. Lo necesito. Es mi forma de expresarme yo mismo". Así que Silent men (Duncan Cowles, 2024) se propone como una interesante exploración de cómo el cine sirve al cineasta de una manera casi terapéutica. La narración explica que decidió poner un anuncio en medios de comunicación nacionales para contar con la colaboración de otros hombres que explicaran sus experiencias ante la cámara. De esta forma, se exponen algunas vulnerabilidades, como el caso de Ainslie, quien había publicado hace años un video en el que hablaba sobre la depresión y lloraba frente a la cámara. La circunstancia de encontrar a un hombre que expresaba de una manera tan directa sus emociones resulta fascinante para un cineasta al que le resulta difícil expresarlas. Cuando Ainslie es entrevistado de nuevo, después de haber tenido su primer hijo, muestra la manera en que la paternidad ha cambiado su perspectiva sobre la vida.
Con el subtítulo de The awkward art of expressing emotion (El incómodo arte de expresar emociones), la película se adentra progresivamente en cuestiones más profundas sobre cómo esta incapacidad de expresión puede llevar a decisiones irrevocables. Uno de los hombres entrevistados afirma: "No quiero ninguna ayuda, no necesito la ayuda de nadie. Es la forma en que lo veo, y quizás no debería. Eso me ha llevado a un lugar oscuro". En Reino Unido, la principal causa de muerte de los hombres menores de 50 años es el suicidio, pero la tasa de suicidio más alta se produce en hombres de entre 50 y 54 años, según un informe de la Oficina Nacional de Estadísticas con datos de 2022. Duncan Cowles asiste durante un fin de semana a una terapia de grupo para hombres de la mano de Larry, pero no está permitido que introduzca la cámara. Hay una necesidad de expresarse constantemente en muchos de los entrevistados, pero una incapacidad emocional para hacerlo. En su propia familia, su relación con su padre o con su hermano nunca se ha caracterizado por mostrar una cercanía desde la perspectiva de las sensaciones. En un momento de la película, Duncan Cowles recuerda que ya abordó el tema de la incomunicación entre él y su propio padre en el cortometraje Radio silence (2013), en el que trataba de encontrar las razones de este distanciamiento en la historia de su abuelo. Y en Silent men su padre también describe cómo dentro de la familia hay temas de los que no se habla, como el alcoholismo, lo que parece la principal razón por la que el abuelo ha estado generalmente ausente de las conversaciones familiares. A pesar de tratar temas como la salud mental, la película refleja algunos momentos de ese humor lacónico que caracteriza a los cortometrajes de Duncan Cowles. Y aunque parece un poco simple la intención de reunirse con sus padres para decirles que les ama, quizás por primera vez en su vida, el recorrido que hace el cineasta escocés por su propia inexpresividad emocional y las reflexiones que plantea sobre los arquetipos masculinos que perviven todavía, acaba resultando tan revelador como fascinante.
An army of womenJulie Lunde LillesæterNoruega, Alemania, Estados Unidos 2024 | Rebellions | ★★★☆☆SXSW '23: Oficial Documentales |
El tema que aborda esta película es tan poderoso que ni siquiera necesita una narración demasiado elaborada, sino solamente centrarse en la historia y las sensaciones que provoca. Cuando una de las mujeres que protagonizan este relato dice su nombre real por primera vez, que había estado ocultando durante años por temor a recibir represalias de su violador, es imposible no sentir la emoción de esa liberación profunda. Tres mujeres de Austin protagonizan un relato de resistencia y de lucha contra un sistema que les niega su realidad, y que en cierta manera acaba siendo más protector con los violadores que con sus víctimas. La directora Julie Lunde Lillesæter (1990, Noruega) ha tratado temas complejos en su cortometraje documental When pride came to town (Julia Dahr, Julie Lunde Lillesæter, 2018), sobre un hombre que abandona su pequeño pueblo en Noruega debido a la homofobia que ha sufrido, en uno de los países del mundo que se consideran más respetuosos con la libertad sexual. Ahora acompaña a una demanda colectiva que un grupo de mujeres que habían sufrido agresiones sexuales interpuso en 2018 contra la ciudad de Austin, el condado de Travis, el Departamento de Policía de Austin y el Fiscal del Distrito, por negligencia al desestimar sus casos, de manera que sus violadores ni siquiera tuvieron que ir a juicio. Es sorprendente porque los relatos de Hannah, Marina y Amy parecen tan claros que no se entiende por qué se ha podido producir esa decisión. Hannah ha sufrido dos agresiones sexuales diferentes, y al menos en una de ellas cuenta con testigos que escucharon cómo se resistía detrás de una puerta cerrada (también habría que preguntarse por qué no actuaron en ese momento). Pero An army of women (Julie Lunde Lillesæter, 2024) destaca la negligencia de la policía en las investigaciones, la ausencia de información a las víctimas (ninguna de ellas recibió una sola llamada de los detectives) y, sobre todo, hay una acusación directa contra la Fiscal del Distrito de Travis, Margaret Moore, por discriminar los relatos de las víctimas y no procesar casos cuando éstas no habían resultado gravemente heridas.
El documental se desarrolla durante varios años desde que las abogadas Jenny Ecklund y Elizabeth Myers propusieron esta demanda colectiva de derechos civiles que prácticamente planteaba una brecha profunda en la forma en que la administración, policial y fiscal, manejaba los casos de agresiones sexuales. El Departamento de Policía de Austin y la Fiscalía también recibió acusaciones de falta de rigor a la hora de perseguir actuaciones racistas y violencia policial. Aunque no se contextualiza dentro del documental, hay que recordar que un año antes, en 2017, había estallado el caso contra Harvey Weinstein y se había iniciado el movimiento #MeToo, que quizás dio un impulso y una atmósfera favorable para tomar la decisión de poner en marcha la demanda. En 2020, la falta de persecución contra muchas agresiones sexuales se convirtió en uno de los temas principales de la campaña electoral por la reelección de Margaret Moore, especialmente por parte de su oponente, José Garza. Hay numerosos saltos en el tiempo que tratan de capturar los momentos más relevantes, no solo profesionales sino también personales, como la boda que celebraron las abogadas Jenny Ecklund y Elizabeth Myers, que pasaron de ser socias profesionales a pareja casada. Pero, a pesar de la injusticia evidente, la película transmite un sentimiento de comunidad entre estas mujeres que, como el título indica, acabaron apoyándose las unas a las otras para seguir adelante con la demanda. En su descargo, la antigua Fiscal del Distrito Margaret Moore indica en un comunicado al final de la película (no ha querido ser entrevistada para el documental), que siempre tomó la decisión correcta y que su sucesor en la fiscalía no ha reiniciado ninguno de los casos que ella desestimó (algo que ciertamente queda sin explicar). Pero al margen de las frustraciones y los traumas permanentes provocados por las agresiones sexuales, y profundizados por la falta de amparo por parte del sistema judicial norteamericano, An army of women plantea una realidad exasperante y terrible que destacaba un informe de la organización contra la violencia sexual RAINN (Rape, Abuse and Incest National Network) en el que se indica que en Estados Unidos "sólo el 5,7 % de las agresiones sexuales termina en arresto, el 0,7 % resulta en una condena por un delito grave y el 0,6 % acaba en encarcelamiento".
Cuando ambos progenitores de la familia Impey han fallecido, los hijos se plantean la necesidad de vender Cumnor Place, una gran mansión clásica que es imposible de mantener en la actualidad. Sin tener orígenes aristocráticos, sus padres formaban parte de la antigua élite inglesa y ellos mismos se criaron en internados y pasaban más tiempo con sus niñeras que con sus padres. Harriet Impey y sus tres hermanos mayores se reúnen en la casa para dejarla vacía, y a través de la elección de los objetos que se venderán, los que se quedarán y los que se arrojarán a la basura, surgen los recuerdos de una infancia que sienten en general como alegre, rodeados de ese entorno que permitía la creación de historias fantásticas relacionadas con dragones y con cuentos de hadas. Cumnor Place fue conocido durante mucho tiempo por la muerte en 1650 de Amy Robsart, quien fue encontrada al pie de las grandes escaleras centrales. Los rumores hablaban de la sospecha de un posible asesinato, debido a una conspiración de su marido Sir Robert Dudley, un aristócrata cercano a la reina Isabel I, y durante décadas se contaba que el fantasma de Amy Robsart caminaba por los pasillos de la mansión. Pero Where dragons live (Suzanne Raes, 2024), no habla de fantasmas sino de fantasías, aquellas que acompañaron a los hijos que ahora se ven obligados a despejar la memoria impregnada en las paredes, en las figuras de dragones que se encuentran en adornos y vajillas, o en los anillos de hadas del jardín, círculos provocados por el crecimiento de hongos, dentro de los cuales se decía que se cumplían los deseos más ocultos. Esta mezcla de fantasías infantiles, que están representadas en la propia textura tradicional de las paredes de piedra y ese entorno que rodea a la casa, es utilizada por la directora Suzanne Raes (1969, Países Bajos) para crear una atmósfera mágica que se refiere a la infancia con una cualidad melancólica, aportada también por la hermosa banda sonora del compositor Alex Simu (1982, Rumanía), muy en la línea de su álbum Improvisie (2023, OoSimu). A través de los ojos de los nietos, que ni siquiera conocieron a su abuelo, se traslada la mirada actual que parece encontrarse perdida en ese lugar anacrónico, aislado de la realidad.
La directora comenta que los dragones representan el miedo a lo desconocido, pero los hermanos también tienen percepciones diferentes. Para Harriet, una artista que vive en Países Bajos, el dragón era su padre al que quiere hacer justicia, especialmente cuando encuentra una carta que su madre le escribió a él agradeciéndole la vida que le había proporcionado. Para Lawrence, que trabaja en obstetricia en la Universidad de Oxford, el dragón está representado en los recuerdos de su madre: "Ella misma se consideraba un dragón. Le teníamos mucho miedo". Los hermanos hablan de una educación estricta, en la que había lugares de la casa que no podían ser visitados, espacios que estaba prohibido tocar, como recuerda Harriet: "Mi madre está muy presente en todas partes. Me he visto siguiendo sus rituales, no tocando determinados objetos o colocando las cosas de una manera concreta". Pero en todo caso, son miedos que vuelven a la memoria y con los que hay que convivir, como en los relatos de fantasía cuyos fragmentos aparecen a lo largo de la película, desde el poema tradicional Beowulf hasta la poesía gótica de Gavin Bantock en Dragons world (1996). De manera que la narrativa está entre la nostalgia y la realidad construyendo un camino sinuoso, en el que se muestran sombras de dragones en los planos cenitales que sobrevuelan la mansión, o en los rincones de los pasillos, como si fueran permanentes huellas del pasado. Where dragons live se conforma así como una mirada hacia los miedos de la infancia y la imaginación. Pero en la que también están presentes las amenazas actuales que rodean los muros de la mansión, la cercanía cada vez mayor de la carretera, o el paso continuo de los aviones, que la directora mantiene para reflejar otra de las razones por las que es imposible mantenerse en este lugar. Aunque sea una despedida dolorosa, como indica Matthew, un artista que vive en Normandía desde hace veinte años: "Aunque vivo en un país extranjero, siempre sé que Cumnor está ahí, Cumnor es Inglaterra y son mis raíces. Y ahora es como si mi país desapareciera, como si mi infancia desapareciera". Aportado aliento poético a través de sus imágenes, Where dragons live es una hipnótica reflexión sobre cómo perviven los recuerdos de una familia que vivió una infancia singular, rodeados de fantasías de cuentos de dragones, que ahora confrontan con una realidad que ha perdido la magia.
Black snowAlina SimoneDinamarca, Estados Unidos 2024 | Debates | ★★★★☆CPH:DOX '24: F:Act Award |
Algunas películas premiadas en la pasada edición de CPH:DOX se pueden encontrar en la programación de Sheffield Doc Fest, como The Flats (Alessia Celesia, 2024), ganadora del Dox:Award, o esta coproducción que consiguió el F:Act Award, y que puede enmarcarse dentro del subgénero de thriller ecológico. La protagonista de Black snow (Alina Simone, 2023) es Natalia Zubkova, una mujer que pasó de ser madre aficionada al periodismo a convertirse en una de las figuras amenazadas por el régimen de Vladimir Putin. Ella es una de las habitantes de la ciudad de Kiseliovsk, situada en Siberia, en la cuenca carbonífera de Kuznesk, rodeada de pozos de extracción de carbón que han convertido el aire en irrespirable. Junto a otros vecinos, inicia campañas de protesta tratando de conseguir un compromiso del alcalde (que no vive en esa ciudad sino en una zona limpia) para que al menos se realice una investigación sobre los posibles niveles de toxicidad de la lluvia negra de carbón que cae sobre el pueblo, del agua en el que se encuentran lombrices o de las columnas de humo que surgen de debajo de la tierra, que parecen producirse por la emisión de gases de metano procedentes del subsuelo. Aunque algunos de estos fenómenos pueden deberse a accidentes producidos en las minas cercanas, nunca trascienden noticias en el caso de que se produzcan. Natalia Zubkova decide tomar su teléfono móvil y grabar en video la situación que se vive en la zona, publicando en internet, pero la respuesta de la administración local es nula. Su historia puede recordar a la lucha de Erin Brockovich, madre soltera y activista, que llevó a cabo en 1993 una demanda contra una empresa de gas por los efectos que estaba teniendo su actividad en la salud de los habitantes de una pequeña ciudad de Kansas, y que fue llevada a la pantalla en la película Erin Brockovich (Steven Soderbergh, 2000). Pero en el contexto ruso, el activismo puede llegar a ser peligroso, lo que se manifiesta a lo largo de la película.
Una de las acciones más efectivas de los vecinos fue publicar en 2019 un video en internet en el que solicitaban al primer ministro canadiense Justin Trudeau que se les concediera el estatus de refugiados ambientales, algo que evidentemente no se iba a producir, pero que despertó el interés internacional en su historia. La propia directora Alina Simone (1974, Ucrania), cantante, compositora y ensayista cuya familia se trasladó a Estados Unidos cuando ella era pequeña, se interesó por Natalia Zubkova precisamente cuando publicaron esta llamada desesperada. Black snow se desarrolla a lo largo de varios años y mezcla grabaciones realizadas por la propia Alina Simone, en las que se pone de manifiesto la presión que comienza a ejercer la policía y el FSB alrededor de las actividades de la activista, y un seguimiento posterior a través de profesionales locales que refleja las amenazas que recibe, así como la publicación en internet de una página web que prácticamente la sitúa al mismo nivel que otros opositores políticos. Natalia Zubkova confiesa que su marido, que trabaja precisamente conduciendo un camión para las minas de carbón, estaba en desacuerdo con su empeño de seguir insistiendo en la denuncia. Pero la directora ha dejado claro que la negativa a que su marido aparezca en pantalla proviene de ella misma, para no poner en peligro su trabajo. Hay una capacidad de resistencia notable en este activismo constante, que también está provocado por la necesidad de protección de sus hijos, ya que los dos que han nacido en la ciudad de Kiseliovsk sufren problemas en los riñones. En este sentido, el documental crea una narrativa sólida que se sostiene en la capacidad de persistencia de Zubkova, aunque quizás se enfoca demasiado en ella como una protagonista absoluta, cuya campaña se va haciendo cada vez más solitaria conforme el miedo empieza a apoderarse del resto de sus vecinos. Más allá del caso concreto, Black snow es una representación muy certera de cómo el aparato policial ruso ejerce toda la presión necesaria y consigue acallar las voces contestatarias. Hay una mención a Alexei Navalny, cuya historia fue recogida en el documental ganador del Oscar Navalny (Daniel Roher, 2022), quien murió en prisión el pasado mes de febrero a causa del "síndrome de muerte súbita", según la explicación oficial. Natalia Zubkova consigue respirar aire no contaminado, pero el precio que tiene que pagar es demasiado alto.
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Películas mencionadas:
La noche del cazador se puede ver en Filmin y Prime Video.
Navalny se puede ver en Max.
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