Estamos en el último día del Sheffield Doc Fest, después de poco menos de una semana de proyecciones y encuentros que se siente siempre demasiado breve para tanto contenido. Pero nosotros seguiremos ofreciendo reseñas de los documentales que forman parte de su programación hasta finales de este mes, para abarcar buena parte de sus secciones competitivas y paralelas. En esta crónica hablamos de películas que abordan denuncias de situaciones comprometidas que se producen en el mundo, y miramos al pasado para dialogar con el presente a través de la fragilidad de la democracia y de una de las películas de culto que está adquiriendo de nuevo una relevancia social ante la negación de las identidades sexuales.
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FactoryZhou HaoMacao 2025 | Competición Internacional | ★★★★☆ |
El director Zhou Hao (1969, China) comenzó su carrera como fotógrafo de la agencia de noticias Xinhua News Agency para decantarse por la dirección de documentales desde 2001, participando en el Festival de Berlín con su película The night (2014), sobre el mundo de la prostitución en China, y consiguiendo más tarde el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance con The Chinese Mayor (2015), sobre el alcalde de una ciudad que quiere convertirla en un destino turístico desplazando a la mayor parte de su población para recuperar antiguos muros de reliquias. Esa mirada a la sociedad china desde perspectivas que se contradicen para lograr un objetivo aparentemente beneficioso, forma parte de las temáticas que aborda su cine. MT actúa en cierto modo como un alcalde en Factory (Zhou Hao, 2025), como responsable de una de las mayores fábricas de Lenovo, multinacional china que diseña, desarrolla y fabrica ordenadores y dispositivos móviles, situada en la ciudad de Wuhan. Su intención es lograr los objetivos de fabricación de la empresa con efectividad, pero eso pasa por un sistema laboral claramente explotador: jornadas de 10 horas con un sueldo medio de 292 dólares, y una rotación constante de trabajadores (se consideran veteranos los que consiguen trabajar más de tres años). La fábrica está situada en medio de una especie de ciudad en la que hay supermercados y zonas de ocio, para que los trabajadores puedan pernoctar allí mismo alternando jornadas diurnas y nocturnas en habitaciones para seis o siete personas. Cuando el director le pregunta a MT si ha visto la película American factory (Steven Bognar, Julia Reichert, 2019), un popular documental que mostraba cómo un empresario chino fracasaba en su intento de trasladar el sistema laboral de su país a una fábrica de cristales para vehiculos en Ohio, el directivo le responde que: "Cuando la vi pensé: ¿Crees que América sabe más sobre China o que China sabe más sobre América?". Una respuesta enigmática que sin embargo refleja cómo el país se ha embarcado en un capitalismo global pero con sus propias reglas. El desafío principal a este sistema fue la pandemia del coronavirus y cómo los directivos de la fábrica se enfrentan a ella, pero Factory no es realmente un documental sobre el coronavirus sino que lo utiliza para describir la forma en que estos sistemas de trabajo hacen frente a una crisis, y cómo la autonomía que se construye alrededor de la fábrica no es totalmente efectiva dentro de una economía global (mientras ellos consiguen mantener en marcha buena parte de los departamentos, hay noticias de cierres de sus fábricas en países como Brasil o India). MT no es realmente un directivo sin escrúpulos, incluso se reúne en el llamado Día del Trabajador con empleados que quieren expresar sus quejas con algunos aspectos del funcionamiento de la fábrica: una de las principales preocupaciones es que algunas empresas de la competencia tienen un sueldo de hasta 600 dólares, lo que provoca dimisiones.
Hay un control tan férreo en el sistema de producción que se analizan las horas perdidas de trabajo cuando se rompen algunos productos y los trabajadores de las oficinas están constantemente diseñando maneras de mejorar la eficiencia de los departamentos. Pero esto también conlleva una competencia interna permanente: "El otro departamento ha fabricado 1.200 productos en ocho horas y el nuestro solamente ha llegado a 900", comenta el jefe de una sección de la fábrica, quien más tarde, durante una salida nocturna, se queja de la soledad en la que se encuentra. Él mismo se aloja en una habitación con otros seis trabajadores pero la alternancia de las jornadas diurnas y nocturnas no permite la comunicación. La autonomía que proporciona este mundo orwelliano en el que los trabajadores viven y trabajan se revela como una forma de control y vigilancia. Las aplicaciones de seguimiento del coronavirus permiten también controlar la ubicación de los empleados, de manera que el coronavirus se utiliza para ejercer aún más autoridad sobre ellos. La fábrica usa también los tests de enfermedades para regular las necesidades laborales: "En los meses en los que tenemos menos producción aumentamos los tests sanitarios para dar más bajas a los trabajadores", dice MT. Factory es una reflexión inquietante sobre cómo funcionan las cadenas de suministro globales, y plantea preguntas sobre los sistemas de trabajo que han conseguido situar a países como China en la cabeza de la economía mundial. No se trata de eficiencia, sino de explotación laboral. La pandemia del coronavirus ha acabado siendo utilizada para ejercer mayor control sobre los trabajadores, en una especie de ciudad en la que entran y salen constantemente nuevos empleados. Al final del documental se nos cuenta que MT dejó su trabajo en Lenovo y actualmente coordina otra fábrica en Vietnam. En sus dos horas y media de metraje, Factory transmite el carácter repetitivo de las secciones de ensamblaje, y la cámara a veces capta conversaciones lejanas como si fuera una espía. El perturbador documental de Zhou Hao refleja que tanto trabajadores como directivos forman parte de un engranaje que busca un crecimiento constante a costa de la salud mental y la estabilidad emocional.
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YanuniRichard LadkaniAlemania, Brasil Canadá, Estados Unidos, Australia 2025 | Competición Internacional | ★★★☆☆Tribeca '25: Clausura |
La figura de Juma Xipaia (1991, Brasil) se ha convertido en una de las voces más reconocidas de las denuncias sobre la explotación del Amazonas y la violencia ejercida sobre las tribus indígenas. Ella misma ha sobrevivido a seis atentados contra su vida y recibe amenazas constantes por su activismo. Cuando tenía 18 años se comprometió a dedicar su vida a "luchar por la causa indígena. Defender mi vida. A mi pueblo", y poco después rompió las barreras de género en la gobernanza indígena convirtiéndose con 23 años en la primera mujer que ejerció como jefa en la región del Medio Xingú, liderando la aldea de Tukamã. Ella dice varias veces a lo largo del documental Yanuni (Richard Ladkani, 2025), que clausuró el Festival de Tribeca la semana pasada, que se siente asfixiada en ciudades como Brasilia o Nueva York: "Esos lugares donde viven tantas personas que están dormidas", y tiene constantes deseos de regresar a su aldea en el Amazonas para "la sanación del bosque". Pero la lucha por los derechos de los indígenas se ha convertido en una actividad que requiere la presencia en las instituciones para darle visibilidad. Producido por la propia Juma Xipaia y Leonardo DiCaprio, el documental comienza con un largo primer plano de la protagonista, lo que lo define como un perfil íntimo de una activista, que a veces se enfoca tanto en ella que nunca termina de profundizar en los temas que aborda. Uno de ellos es la permisividad con la que el gobierno de Jair Bolsonaro trató a la minería ilegal de oro en la cuenca del Amazonas. Su gobierno promulgó el Programa de Apoio ao Desenvolvimento da Mineração Artesanal e em Pequena Escala (PROMAPE) para apoyar específicamente a los garimpeiros (buscadores ilegales de minerales), considerando que su trabajo era "una fuente de riqueza e ingresos para cientos de miles de personas". Esta nueva forma de explotación requiere el uso de mercurio para detectar el oro, lo que provoca la contaminación de los ríos del Amazonas. La victoria de Lula da Silva en las elecciones en 2022 se convirtió en una válvula de oxígeno para el activismo, y una de sus primeras medidas fue crear el Ministerio de los Pueblos Indígenas, del que Juma Xipaia forma parte como Secretaria de Articulación y Promoción de los Derechos Indígenas.
Yanuni se describe como una historia de amor en la que los dos componentes de la pareja luchan de forma distinta por la supervivencia y el respeto a las tribus del Amazonas. El marido de Juma Xipaia es Hugo Loss, un ex-miembro de las Fuerzas Especiales que trabaja, desde el gobierno de Lula da Silva, para el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (IBAMA), como coordinador de una fuerza militar encargada de la protección del Amazonas que se dedica a rastrear las barcazas ilegales de extracción de oro. Debido a sus escasos recursos económicos, la forma más efectiva de acabar con la actividad ilegal es quemarlo todo. El problema de la película es que no aborda realmente las cuestiones que plantea: no sabemos cuál es el cometido de Juma Xipaia como funcionaria del Estado y si el entorno institucional permite que se ofrezcan soluciones adecuadas a las tribus que acuden a su oficina; no conocemos nada de los pequeños mineros que parecen los únicos que sufren la persecución del gobierno contra unos negocios que, como se ha visto en otros documentales, quizás es su única forma de subsistencia; no hay referencias a las grandes empresas que puedan estar detrás de estas actividades que colonizan y contaminan buena parte del Amazonas. Y aunque se advierte constantemente del peligro que suponen las incursiones del IBAMA en el río, el único momento de tensión real que se muestra en la película es la consecuencia de un error de los propios militares, que se ponen en peligro a sí mismos con cierta torpeza. Dirigido por Richard Ladkani (1973, Austria), nominado a los Premios del Cine Europeo por La mina del diablo (Kief Davidson, Richard ladkani, 2005) y al Emmy por el documental Sea of shadows (Richard Ladkani, Sean Bogle, Matthew Podolsky, 2018), esta película cuenta con una espléndida fotografía del director y de Fabio Nascimento, que muestra imágenes espectaculares del Amazonas, al mismo tiempo que captura en intensos primeros planos las emociones que se reflejan en el rostro de Juma Xipaia. Cuando en una conferencia en Nueva York sobre la violencia contra los pueblos indígenas se muestran imágenes de niños malnutridos que resuenan a los ecos de la hambruna en África, ella necesita salir de la sala de conferencias. En este sentido, Yanuni es sobrecogedor en muchos momentos, como durante el nacimiento de su hija, y establece un tono casi poético que sin embargo mantiene su carga política. Pero resulta decepcionante en el tratamiento de las problemáticas indígenas, siendo mucho menos relevante y menos revelador de lo que pretende ser.
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Torre Grenfell: El incendio al descubiertoOlaide SadiqReino Unido 2025 | Debates | ★★★★☆Sheffield '25: Premio del Público |
En Gran Bretaña se ha recibido con gran expectación la presentación en Sheffield Doc Fest, y su posterior estreno en la plataforma Netflix, de este documental que, a pesar de su título de reportaje televisivo de fin de semana, ofrece una disección espeluznante de buena parte de los errores que convirtieron al incendio de una torre de 24 plantas en uno de los más graves sucedidos en Inglaterra en las últimas décadas: políticas de desregulación, ahorro de materiales de construcción y protocolos fallidos de los servicios contra incendios fueron los responsables de la muerte de 72 personas en un edificio que se convirtió en una torre de fuego sin escapatoria. El impacto de esta película ha sido comparado con el que han tenido en los espectadores británicos series como Mr. Bates contra Correos (Movistar Plus+, 2023) y Sospechoso: El asesinato de Jean Charles de Menezes (Disney+, 2025) . Se acaban de cumplir ocho años desde que el 14 de junio de 2017 se declarara un incendio en la Torre Grenfell, un edificio de viviendas sociales de 120 apartamentos, situado en el distrito de North Kensington, a las afueras de Londres. Pero se trata de uno de esos casos en los que ninguna institución actuó con la suficiente humanidad y responsabilidad con las familias de las víctimas, y ni siquiera una investigación que publicó sus resultados años después, culpando de la propagación a un revestimiento del edificio que estaba compuesto por un plástico altamente inflamable, ha desembocado todavía en ningún tipo de juicio penal. Los primeros días, los medios de comunicación ingleses apuntaron a uno de los vecinos, en cuyo apartamento comenzó el incendio, como un chivo expiatorio, recibiendo una campaña de acoso tan brutal que tuvo que ser introducido en el Programa de Protección de Testigos de la policía. Torre Grenfell: El incendio al descubierto (Olaide Sadiq, 2025) es un trabajo periodístico impecable que, al mismo tiempo que ofrece respuestas claras sobre las responsabilidades compartidas, tiene una especial compasión con los supervivientes y las víctimas, regresando constantemente en medio del relato periodístico, a los testimonios de quienes vivieron el incendio desde dentro de sus hogares. Uno de los abogados de la investigación posterior recuerda que "fue una amenaza que entró en las casas de las familias desde el exterior", reflejando cómo los fallos estructurales del bloque de viviendas no aportaron la seguridad que aparentemente todos deberíamos tener en nuestras propias casas. La directora Olaide Sadiq ha trabajado como productora de documentales como La final: Caos en Wembley (Robert Miller, Kwabena Oppong, 2024), pero ésta es su primera película, consiguiendo un equilibrio inmejorable entre el relato humano y el enfoque de investigación.
El título original, Grenfell: Uncovered, juega con el doble sentido de la disección de un edificio cuyas coberturas estaban formadas por materiales ya considerados peligrosos antes de su construcción, especialmente un plástico inflamable que algunos estudios calificaban como "si el edificio estuviera recubierto de gasolina". Esto provocó que el incendio se propagara rápidamente y, sobre todo, que se extendiera hacia arriba, lo que resulta una excepción en este tipo de catástrofes. El documental tiene como principales guías a entrevistados que ofrecen diferentes perspectivas, desde el periodista de investigación Peter Apps, que ha estado escribiendo sobre Grenfell periódicamente durante siete años, hasta el bombero David Badillo y algunas de las familias que vivían en la torre o perdieron a personas cercanas. La política de desregulación del gobierno de David Cameron, que permitió que en Reino Unido se pudieran utilizar legalmente materiales en la construcción de edificios que en otros países estaban prohibidos, la sorprendente actitud del Ministro de Vivienda Eric Pickles, que en su comparecencia en la investigación oficial llegó a confundir el número de víctimas de este desastre con el de otra catástrofe, o la falta de protocolos del servicio de bomberos que trataba de controlar un incendio incontrolable en vez de evacuar a los vecinos de los apartamentos, perdiendo un tiempo precioso, se muestran como responsabilidades claras en las causas y las consecuencias mortales del desastre. Torre Grenfell: El incendio al descubierto es un documental que transmite impotencia y rabia por todas las causas posibles que podrían haber evitado el incendio, pero sobre todo por la manera en que las instituciones, empresas y políticos se negaron a asumir cualquier tipo de responsabilidad. Theresa May, que fue Primera Ministra cuando se produjo el incendio, al menos asume, participando en la película, la falta de humanidad que transmitieron algunas decisiones tomadas respecto a no acompañar a los familiares de las víctimas. Mientras Adam Curtis disecciona en su espléndida miniserie documental Shifty (BBC, 2025) cómo el poder político ha ido desmantelando el Estado del Bienestar en las últimas décadas en Gran Bretaña, Grenfell: Uncovered refleja también, en un sentido más específico, de qué manera el capitalismo ha acabado suponiendo una amenaza, incluso para la seguridad personal.
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Strange journey: The story of Rocky HorrorLinus O'BrienEstados Unidos, Reino Unido, Nueva Zelanda 2025 | Memories | ★★★★☆SXSW '25: Documentary Spotlight |
Este fin de semana se ha celebrado el encuentro con el público de los invitados de honor de la edición de este año del Sheffield Doc Fest, los productores Fenton Bailey y Randy Barbato, junto a la proyección de algunos de sus documentales más reconocidos y estrenos de sus últimas producciones. Fieles a su exploración de la cultura queer que ha influido en nuestra sociedad en las últimas décadas, ofrecen ahora el que supone el primer acercamiento documental a la historia de una de las obras más influyentes de los años setenta, convertida en uno de los musicales más representados desde su estreno en Londres en 1973 y posteriormente en una película de culto, aunque el productor de la versión cinematográfica, Paul Adler, comenta: "Seguramente es la mayor película de culto de todos los tiempos. Pero nosotros no hacemos películas de culto. Es el público el que las convierte en objetos de culto". Esta proyección en los espectadores, y la influencia que tuvo en algunas generaciones, es uno de los aspectos que aborda Strange journey: The story of Rocky Horror (Linus O'Brien, 2025), dirigida por el hijo de Richard O'Brien (1942, Nueva Zelanda), uno de los autores del musical. Tras una posibilidad de actuar como Herodes en el estreno de Jesucristo Superstar (1971), dirigido por Jim Sharman (1952, Australia), Richard O'Brien acabaría escribiendo el libreto de una historia que se inspiraba en la de ciencia-ficción de los años sesenta, con un personaje como el Dr. Frank-N-Furter cuya fisonomía se basaba en la de Max Schreck para la película Nosferatu (F.W. Murnau, 1922). Con Richard Hartley en la composición musical, ambos escribieron las canciones más conocidas de la obra, como "Sweet transvestite" con su provocativa letra: "Soy un travesti dulce, de la transexual Transilvania". El estreno del musical se convirtió en un éxito instantáneo en Londres, y terminó trasladándose a Broadway como es tradicional en las obras que triunfan en el West End londinense, siempre con la fortuna de mantener como protagonista al actor Tim Curry, uno de los entrevistados del documental, que acabó interpretando al personaje también en la versión cinematográfica. Pero a través de las intervenciones de Richard O'Brien esta película no solo es una sucesión de los acontecimientos que rodearon a la repercusión de la obra, como si fuera un Making of, sino que es un reflejo de una generación que en muchos casos se sintió identificada con la vitalidad y, sobre todo, la exposición clara del travestismo y la sexualidad. El mismo Richard O'Brien se describía como 70% masculino y 30% femenino, comentando que "cuando me decían que había salido del armario, yo respondía que, aunque estuviera dentro de un armario, las puertas siempre habían estado abiertas".
Muchas de las anécdotas que se cuentan en Strange journey seguramente son conocidas, como el fracaso que supuso en taquilla el estreno de la película The Rocky Horror Picture Show (Jim Sharman, 1975). El productor Paul Adler recuerda que, tras el éxito de la obra musical en Broadway, solo un ejecutivo joven de 20th Century Fox se interesó por comprar los derechos de un musical que sin embargo tenía pretendientes importantes como Mick Jagger, a quien se barajó como posible protagonista de la película. Y también comenta que "pudimos mantener el reparto y el director originales porque la producción costaba menos de un millón de dólares y el co-productor Michael White y yo firmamos una garantía personal de ese presupuesto, por lo que la productora en realidad nunca perdería dinero". Pero el fracaso sorprendió a todos, hasta que alguien pensó en volver a estrenarla solo en sesiones de medianoche, lo que fue el comienzo de proyecciones especiales que se convirtieron en auténticos eventos más allá de la película, con espectadores disfrazados como los personajes y cantando las canciones. El actor Jack Black recuerda que vió la película cuando tenía diez años y se quedó impactado: "Nadie estaba sentado, todos cantaban. Era como un concierto de rock en vez de una sesión de cine". Se podría decir que todos los involucrados de una u otra forma en el nacimiento de esta obra de culto intervienen en el documental, como los actores norteamericanos Barry Bostwick y Susan Sarandon, que interpretaban a los dos personajes que se introducían en esta especie de pesadilla. El director Jim Sharman recuerda que "la obra era un musical rock y la película era más bien un sueño surrealista". La liberación sexual de Janet (Susan Sarandon) en la canción "Touch-a, touch-a, touch me" era un reflejo del contexto de liberación de la mujer que se estaba desarrollando en los año setenta. Pero destaca en el documental la forma en que esas sesiones de medianoche se convirtieron en un refugio para muchos jóvenes, como afirma la profesora especializada en estudios queer Karen Tongson: "Muchos jóvenes queer usaron The Rocky Horror Picture Show como un lugar de pertenencia en un espacio suburbano que demandaba que dieran un paso al frente. Fue la puerta para muchas de nosotras para encontrar gente con la que madurar, en la que confiar en medio de nuestros más oscuros miedos". Curiosamente, el musical cobra más fuerza ahora que ha regresado una cultura de silencio y de negación institucional de las identidades sexuales, con unos personajes que reivindican abiertamente su sexualidad y su identidad diversa.
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ColosalNayibe Tavares-AbelRepública Dominicana 2025 | Tim Hetherington | ★★★☆☆Hot Docs '25: Tipping Point |
En una de las principales imágenes de esta película, la directora Nayibe Tavares-Abel mira el árbol genealógico que ha estado conformando con fotografías familiares, que no tiene la forma de un árbol sino que se abre hacia los lados, dibujando la distancia que se establece entre la familia materna y la paterna, lo que también es un reflejo de las distancias ideológicas que les separan. En su propia investigación en torno a su abuelo, ella misma cuenta que no quiere hacer demasiadas preguntas a sus tíos para no enojarlos y perder el único contacto que le une a la parte familiar de su padre, un nadador que participó en la selección de waterpolo de República Dominicana, pero falleció de un ataque al corazón cuando estaba practicando natación. En el origen de la idea están las protestas que se produjeron en el país en 2020 cuando la Junta Central Electoral decidió anular las elecciones municipales, debido a errores con el voto electrónico, lo que despertó la sombra de otros fraudes electorales que ha vivido el país en su historia, y provocó manifestaciones conocidas como las "protestas de los jóvenes". En Colosal (Nayibe Tavares-Abel, 2025) la directora quiere investigar sobre su abuelo, Froilán Tavares, que fue presidente de la Junta Central Electoral y a quien los libros de texto que ella misma ha estudiado definen como el responsable de que el dictador Joaquín Balaguer accediera de manera fraudulenta al poder por tercera vez en 1990. El que fue heredero de otro dictador dominicano, Héctor Trujillo, llegó a presentarse de nuevo a las elecciones en 1994, cuando ya tenía 90 años y estaba ciego, utilizando una campaña sucia que denunciaba el supuesto origen haitiano de su principal competidor. Pero por el lado materno de su familia, Nayibe Tavares-Abel también es descendiente de Amin Abel, un estudiante y activista político que fue asesinado en 1970 por agentes del Servicio Secreto de la Policía Nacional Dominicana bajo el gobierno de Joaquín Balaguer. A través de estas diferentes perspectivas ideológicas, el documental reflexiona sobre la narrativa histórica institucionalizada que no parece tener interés en investigar los acontecimientos que describe, y que es asumida con naturalidad por las nuevas generaciones. Cuando en una de estas manifestaciones Nayibe Tavares-Abel pregunta a algunos jóvenes por Joaquín Balaguer, le describen como un gran gobernante, hasta que alguien de más edad les corrige afirmando que fue un dictador: "Ellos no lo han vivido", terminando diciendo.
La historia familiar se entrelaza con la historia política de la República Dominicana, pero Colosal quiere auto-proclamarse como restauradora de ciertas verdades desconocidas, sin tener realmente la repercusión que pretende. Hubiera hecho falta un trabajo mucho más profundo de investigación histórica que el descubrimiento de las fotografías y documentos guardados por el abuelo, y una mayor profundidad en las entrevistas a historiadores e investigadores que algunas preguntas a los participantes de unas manifestaciones o las indagaciones entre los miembros de la familia. Hay un descubrimiento importante sobre las relaciones entre Froilán Tavares y Joaquín Balaguer que le cuenta la madre en una entrevista mientras conduce su coche, un espacio que no parece el más apropiado para transmitir la relevancia de esa información. El documental por tanto funciona mejor en el ámbito íntimo y familiar que en su pretendida importancia para los dominicanos en general, como la propia Nayibe Tavares-Abel le dice a un miembro de su familia que parece reacio a compartir detalles sobre su abuelo. E incluso en este ámbito, la propia actitud respetuosa de la directora para no levantar susceptibilidades dentro de su entorno acaba dejando su investigación en un término medio que nunca llega a tener la profundidad que parece requerir. Quizás hace falta que pase más tiempo para indagar con mayor precisión en estos aspectos controvertidos de su propia ascendencia, pero al menos Colosal ofrece un retrato comprometido que reflexiona sobre las fragilidades y las fortalezas de la democracia en la República Dominicana.
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Películas mencionadas:
The Chineses Mayor se puede ver en Docsville.
American factory, Torre Grenfell: El incendio al descubierto y La final: Caos en Wembley se pueden ver en Netflix.
Sea of shadows y The Rocky Horror Picture Show se pueden ver en Disney+.
Nosferatu se puede ver en Cultpix, Filmin, JustWatch tv y Plex.
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