26 junio, 2025

Raindance '25 - Parte 3: Identidades

Nuestra nueva crónica del Festival de Raindance, dedicado al cine independiente, que se clausura este viernes 27 de junio con la proyección de la película alemana The Academy (Camilla Guttner, 2024), nos acerca a algunas de las películas que forman parte de su sección de cine de terror, pero también a incursiones en el género fantástico y distopías raciales. Uno de los aspectos menos conocidos son las Sesiones de la Industria Raindance, un programa de charlas, paneles y talleres que se celebran en el Cannon Lounge de Piccadilly, diseñadas para empoderar a los cineastas emergentes, en torno a claves destacadas de la industria como el desarrollo, la postproducción y la distribución. En esta edición se ha hablado sobre el Futuro de la Narración y se ha celebrado un panel en torno al Fondo de Talento Documental que ha establecido la plataforma Netflix, que selecciona seis proyectos para cortometrajes de entre 8 y 12 minutos a los que se otorga un presupuesto de 30.000 libras cada uno para su realización, con el posterior estreno en el canal de YouTube de Netflix, aunque por el momento solo está centrando en cineastas de Reino Unido e Irlanda. También han participado en estas sesiones de la industria los directores de la película Grand Theft Hamlet (Sam Crane, Pinny Grylls, 2023) y se ha hablado, por supuesto, del impacto de la IA generativa en la industria del cine independiente.

Dirty boy

Doug Rao

Reino Unido 2024 | Competición Película Británica | 

Maverick Movie Awards '24: Mejor Película, Efectos Especiales


Una de las secciones que más éxito tiene en el Festival de Raindance es la que está dedicada al cine de terror, ofreciendo una selección de películas del género a la que se puede acceder adquiriendo un paquete especial de entradas para sus proyecciones durante el primer fin de semana. Entre las de este año se encuentra el estreno de Dirty boy (Doug Rao, 2024), que llegará a las salas de cine británicas en agosto, y que consiguió algunos de los principales premios en la última edición de los Maverick Movie Awards, galardones dedicados al cine independiente. Con alguna referencia a Sonrisas y lágrimas (Robert Wise, 1965), reproduciendo ese entorno de familiar de los von Trapp en las montañas austríacas (de hecho se ha rodado en Austria), en este caso adquiere una condición de comunidad de culto que está liderada por el matrimonio formado por Walter Wentworth (Graham McTavish), quien controlan a un grupo de jóvenes seguidores. Entre ellos se encuentra Isaac (Stan Steinbichler), quien sufre esquizofrenia y pasa el tiempo encerrado en su habitación: "Podrás salir cuando dejes de ser un peligro para los demás y para ti mismo", le dice Verity Wentworth (Susie Porter). El joven está en tratamiento con medicamentos antidepresivos, pero descubrirá que las pastillas que están tomando son más perjudiciales que beneficiosas, y consigue la colaboración de Hope (Honor Gillies), una de las componentes de la secta que tiene sentimientos por él, para escapar de su habitación y averiguar que está siendo incriminado en una serie de asesinatos rituales en los que son utilizadas jóvenes refugiadas. Dividida en segmentos que hacen referencia a diferentes libros de relatos bíblicos como Génesis o Éxodo, la película se beneficia de ese entorno en las montañas de Austria que, como en la historia de la familia von Trapp escondía el colaboracionismo de la alta sociedad austríaca con el nazismo, en este caso oculta una secta que utiliza a jóvenes inmigrantes para cometer actos satánicos. La película se sitúa en una época que por un lado parece desarrollarse a principios del siglo XX pero por otro lado usa dispositivos que se comunican con redes sociales, de manera que se establece una especie de distopía conservadora. 

Sin embargo, aunque aborda temas interesantes como la salud mental y su percepción dentro de una comunidad que al mismo tiempo utiliza el control psicológico en sus miembros, nunca termina de profundizar demasiado en estos aspectos. Hay una referencia al poder de manipulación de las religiones, usando las iconografías de culto religiosas para envolver esa mansión situada en un paisaje idílico en el que las jóvenes cantan lo que parecen himnos religiosos. Pero también aborda el control médico a través de los tratamientos que Isaac recibe de la Dra. Cronin (Olivia Chenery), quien claramente está al servicio del matrimonio Wentworth: "Ellos son ángeles. Te mantienen alejado de la pobreza, la guerra y el paganismo. Quieren que te sientas seguro", le dice en una de sus consultas. Pero a pesar de la introducción de estas ideas, de alguna forma se siente que la historia nunca sabe exactamente hacia dónde dirigirse, y termina desembocando en un clímax que parece un giro demasiado inquietante aunque parece introducir momentos de humor negro en su despliegue sangriento. Como parábola de los sistemas opresivos que en realidad están liderados por personajes que ocultan su naturaleza podrida, Dirty boy tiene algunas cosas que decir, aunque no siempre consiga la manera más adecuada para hacerlo. Falta algo más de profundidad en el personaje principal y algo de desarrollo en personajes secundarios como Hope que finalmente parecen instrumentos de acción narrativos, más que personalidades completas. También hay en la primera parte un interesante tratamiento de la culpa utilizada como un instrumento de control, pero el desarrollo de la historia a veces olvida sus hallazgos más atractivos. 

The invisible half

Masaki Nishiyama

Japón 2024 | Competición Primera Película | 


Enmarcada dentro de ese subgénero del cine de terror japonés en entornos escolares, ésta es una interesante incursión de la joven Masai Nishiyama (1999, Japón) en su primer largometraje como directora. Aunque introduce algunos elementos característicos del J-Horror como la influencia de las tecnologías en la creación de atmósferas inquietantes, lo hace de una forma original y particularmente perturbadora, añadiendo además algunos elementos sociales que profundizan en la psicología de los personajes. La mitad a la que hace referencia el título tiene algunas significaciones dentro de la historia, pero sobre todo se refiere a la propia identidad de Elena (Lisa Siera), una adolescente de familia británico-japonesa que comienza a estudiar en una escuela japonesa procedente de Londres, y es tratada con cierto desprecio por sus compañeras de clase como una "gaijin" (extranjera), aunque recibe cierta atención de Akira (Miyu Okuno), que parece más motivada por el carácter exótico de su procedencia. Elena tiene la costumbre de utilizar sus auriculares, no para escuchar música, sino para aislarse del resto de la sociedad, evitando que se dirijan a ella, una práctica que la directora Masai Nishiyama, que comenzó a dirigir cortometrajes cuando tenía 14 años, confiesa que también practicaba para mantenerse al margen de lo que ocurría a su alrededor. Pero esta circunstancia le permite utilizar la tecnología para establecer el contacto con el más allá, en un recurso particularmente efectivo para crear desasosiego en el espectador. Otra nueva alumna llamada Nyan (Runa Hirasawa) también recibe el menosprecio de sus compañeras por considerar su comportamiento demasiado extraño. Aunque no se ofrece al principio demasiada información sobre ella, es una chica tímida que se suele sentar en la última fila y mantenerse alejada del resto de la clase. Pero unas alumnas deciden gastarle una broma robándole el móvil e introduciéndolo en la maleta de Elena, quien lo encuentra cuando llega a su casa. Hay una especie de maldición que se transfiere desde el dispositivo, y a partir de ese momento Elena comienza a sentir la presencia de una entidad sobrenatural que solo puede ver a través del móvil o cuando se coloca en los oídos los auriculares que la aislan. Una secuencia en un túnel en el que la directora maneja el aislamiento del sonido y la presencia del fantasma resulta especialmente inquietante. La propuesta juega con el concepto de invisibilidad de una entidad que contrasta con la lucha que experimenta Elena con su propia visibilidad, aislándose para pasar desapercibida, en un concepto interesante que se desarrolla a lo largo de la historia. Frente a la cultura japonesa de adaptarse al entorno, la narración hace referencia a términos como "shisen", usado como un puente entre cómo es percibida Elena por los personajes que la rodean y cómo la percibe el monstruo invisible. 

Es interesante la representación clásica de un fantasma que aparece como una especie de momia con vendajes que le permiten precisamente hacerse visible a través de los aparatos tecnológicos, pero que también representa el anonimato al que se acogen los usuarios de las redes sociales, que les ofrecen la posibilidad de ocultar su identidad detrás de perfiles no identificables. A través de los chats grupales, las alumnas de la escuela hacen comentarios despectivos de otras alumnas y se establece una conexión que parece desprovista de las normas sociales establecidas en el contacto presencial. The invisible half (Masaki Nishiyama, 2024) se refiere precisamente a esta forma de aferramiento a las tecnologías, que en el caso de Nyan se produce porque solo a través del móvil puede percibir los fantasmas que la acechan. Hay un uso inteligente del terror tecnológico por parte de la directora que remite a uno de sus cortometrajes más celebrados, Smahorror (2019), con el que esta película tiene notables puntos de conexión. Pero también está influida en algunos tratamientos visuales por videojuegos como Resident Evil (1996, Capcom) o Metal Gear Solid V: The Phantom Pain (2015, Kojima Productions), según confiesa la propia directora. Si bien puede ser algo indecisa en la forma en que se comporta el fantasma invisible, la película ofrece un tratamiento del terror de combustión lenta especialmente efectivo, consiguiendo momentos realmente perturbadores y un inteligente tratamiento del sonido que introduce elementos adicionales de desasosiego. La incorporación de las referencias a la identidad y la necesidad de pertenencia dentro de una sociedad japonesa homogeneizada, que se representa a través del espacio cerrado de una escuela, permite aportar una capa de profundidad a la narración. Con tan solo 25 años, Masaki Nishiyama ha conseguido una notable película de terror, que tardó en producirse seis años y que cuenta con los efectos visuales de Cao Moji, quien ha trabajado para Godzilla: Minus One (Takashi Yamazaki, 2023) y dedicó a este proyecto independiente su tiempo libre. La joven directora tiene previsto el estreno este año de un nuevo cortometraje titulado Influencer ghost (Masaki Nishiyama, 2025), para la conocida productora Tōhō

If you should leave before me

Boyd Anderson, J. Markus Anderson

Estados Unidos 2025 | Estreno Mundial | 


Cuando vemos por primera vez a los personajes protagonistas, una pareja formada por Mark (Shane P. Allen) y Joshua (John Wilcox), se encuentran discutiendo sobre el café. Mark está obsesionado con la limpieza, tiene ordenados los paquetes de las diferentes variedades de una manera lógica y sabe exactamente la proporción adecuada que necesita la preparación de un buen café caliente. Mientras que Joshua parece un espíritu más libre, desordenado y desenfadado que lo único que quiere es despertarse con un poco de cafeína. Como algunas de las decisiones que toman los hermanos Boyd Anderson y J. Markus Anderson, es una forma inteligente de presentar a esta pareja sentimental que al comienzo de la historia parece tan diferente entre sí que transmiten una sensación extraña, como si estuvieran en esa fase final de una relación en crisis. Pero pronto descubrimos que en realidad estas diferencias encajan perfectamente en su dinámica de pareja y proporcionan una ventaja para el cometido que desempeñan. Un suceso trágico ocurrido recientemente les ha proporcionado la capacidad de introducirse en diferentes tipos de purgatorios en los que ayudan a otras personas a afrontar la muerte. A través de puertas que permiten traspasar a un plano sobrenatural, se encuentran en mundos de fantasía, como una representación barata de Narnia o la habitación oscura en la que permanece el nazi Gunter (Tom Noga), un hombre racista y homófobo que no acepta la ayuda de una pareja homosexual. Disimular el presupuesto limitado de una película independiente para crear estos mundos como si fueran representaciones de la psicología de los personajes es una manera hábil de contrarrestar la falta de recursos, y permite que esos mundos en los que habitan las almas se encuentren en un entorno fantástico, con una creativa puesta en escena a cargo de Ava Decapri y Nico Pliskin. Hay representaciones de los asuntos pendientes que mantienen estas almas, como una maleta en cuyo interior se encuentran las pesas del veterano de guerra Lorne (Merrick McCartha), que simbolizan esa carga que necesita dejar atrás para poder acceder al otro lado. 

Sin embargo, Mark y Joshua también tienen algún tema pendiente, y hay un elefante en la habitación que no terminan de afrontar. Si la primera parte de la película transcurre a través de los diferentes desafíos a los que se enfrenta la pareja, otra de las decisiones inteligentes en If you should leave before me (Boyd Anderson, J. Markus Anderson, 2025) es desvelar en el segundo acto la verdadera circunstancia en la que se encuentran los protagonistas, porque permite que se añada una capa de melancolía y emoción que beneficia al transcurso de la historia. Aunque se introduzca una especie de amenaza exterior que pretende llevar a los personajes a otro mundo, lo que provoca momentos de tensión en la última parte, en realidad hay pocos elementos de terror en una historia que se sitúa más en el terreno del drama sentimental. La interpretación de Shane P. Allen, protagonista también del cortometraje Limbo (Boyd Anderson, J. Markus Anderson, 2020), y John Wilcox, que ha incorporado pequeños papeles en diversos dramas, transmite un grado de vulnerabilidad absolutamente encantador en una pareja cuya aparente falta de compatibilidad esconde sin embargo una profunda carga emocional. Los directores abordaron la idea principal después de sufrir la pérdida de sus abuelas y los suegros de Markus durante la pandemia del coronavirus, lo que despertó el interés por hablar de la muerte. La puesta en escena de la historia contribuye a mantener el misterio revelado utilizando recursos de posicionamiento de los personajes (uno de ellos se sitúa siempre a la derecha del plano), lo que permite mantener una lógica interna sin desvelar nada hasta el momento adecuado. De manera que If you should leave before me se acaba revelando como una hermosa historia sobre la pérdida a través de los diferentes personajes que aparecen detrás de cada puerta, y sobre los pesos emocionales que cargamos a lo largo de nuestra vida, convertidos en lastres a la hora de afrontar el final. Hay algunas referencias a películas clásicas como El resplandor (Stanley Kubrick, 1980 ) y Matrix (Lana Wachowski, Lilly Wachowski, 1999) que pueden ser percibidas por los seguidores del cine fantástico. Pero si los hermanos Anderson han conseguido una película tan creativa y emocionalmente profunda como ésta, habrá que esperar sus próximos proyectos con mayor presupuesto. 

White guilt

Marcus Flemmings

Reino Unido 2024 | Competición Película Británica | 

British Urban Film Festival '24: Mejor Película


En películas anteriores como Palindrome (2020) el director Marcus Flemmings abordaba temas relacionados con la esclavitud, la gentrificación y la raza, mientras que en Six rounds (2017) introducía los disturbios de Londres de 2011 y el asesinato de Mark Duggan. Pero en este caso plantea una representación de los abusos raciales desde la perspectiva de un grupo de jóvenes blancos que han pagado una gran cantidad de dinero por someterse voluntariamente a la experiencia de vivir como esclavos de unos amos de raza negra en algo parecido a una plantación. White guilt (Marcus Flemmings, 2024) propone un cambio de roles que permite desarrollar una reflexión sobre esa culpa blanca a la que hace referencia el título, pero la situación se acaba descontrolando porque las dinámicas de poder terminan absorbiendo a los personajes en un círculo de opresión. Los amos están encabezados por una férrea comandante que a veces lleva las humillaciones hasta el extremo de la crueldad, ante la sorpresa de algunos de sus soldados. Mientras que los prisioneros voluntarios aceptan su papel como crackers (un término despectivo que se refiere a personas de raza blanca), sometiéndose al trabajo en la plantación y a la inversión de roles. Solo hay dos elementos que distorsionan el grupo: David Lauder (Theo Watt), el descendiente de los propietarios blancos de esta misma plantación que tuvieron a su cargo más de ochenta esclavos, que solo ha acudido a este experimento porque está tratando de recuperar la relación con su ex-novia. Y la joven mestiza Sally (Temica Thompson) que de alguna forma parece desequilibrar la dinámica de poder entre los amos y los esclavos, y de hecho es la que recibe las mayores humillaciones, reflejando que su raza mixta establece también una especie de provocación a los odios interiorizados de quienes interpretan a los amos, algunos de ellos descendientes de esclavos. El director incluye algunas escenas de archivo reconocibles como el asesinato de George Floyd para reflejar que la degradación de la sociedad y la permanencia del racismo sigue siendo una realidad, mientras establece una dinámica de control y de sometimiento que se va deteriorando conforme los protagonistas se exceden en sus cometidos. 

Un personaje interesante es Bola (Chima Akpa), un joven novato que por primera vez se coloca en la posición de guardián/amo, y que afirma estar allí solo porque necesita un trabajo, pero que se irá involucrando cada vez más en esa inversión de roles y acabará siendo absorbido por esa posición privilegiada que le proporciona tener el control sobre los demás. Es una idea interesante sobre cómo funcionan los resortes del poder cuando contagian a un grupo, y de qué manera este contagio es el que consigue prevalecer las posiciones de sumisión y dominación. Una joven tímida que forma parte de los crackers es sometida a amenazas sobre su posible violación: "¿Quieres la experiencia completa?", le pregunta uno de los amos. White guilt podría simplemente ser una propuesta provocativa que reflexiona sobre los procesos de reparación de las supremacías blancas que se han producido a lo largo de la historia, pero también aborda la hipocresía de la culpabilidad a través de una experiencia aparentemente controlada en la que se asume un cambio de roles que sin embargo es intrínsecamente seguro. Hasta que no lo es. En cierto modo, al convertir a los amos en soldados, la película también tiene ecos de los campos de concentración y recuerda a aquella propuesta semidocumental titulada Punishment park (Peter Watkins, 1971) en la que se establecía una cruda representación de la represión y la tortura a través de una distopía situada durante el gobierno de Richard Nixon. White guilt es menos profunda y menos espeluznante, pero tiene momentos lo suficientemente incómodos como para provocar en el espectador una reflexión sobre el poder dominante y nuestra manera de enfrentarnos a las cicatrices de la esclavitud que permanecen todavía abiertas. 

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Películas mencionadas:

Grand Theft Hamlet se puede ver en Mubi.
Sonrisas y lágrimas se puede ver en Disney+. 
Godzilla: Minus One se puede ver en Netflix. 
El resplandor se puede ver en HBO Max y Movistar Plus+.
Matrix se puede ver en HBO Max, Movistar Plus+, Netflix y Prime Video.
Palindrome se puede ver en Plex. 

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