Aunque hemos repasado algunas de las producciones españolas y latinoamericanas que forman parte de la programación de Visions du Réel, en esta crónica ofrecemos un recorrido por otros documentales centrados en las voces hispanas, no necesariamente producidas en territorios iberoamericanos, pero enfocados en historias que se desarrollan en países como España, Argentina o Italia, en este caso contando con participación española, componiendo un mosaico de retratos singulares.
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© Frederico LoboLa murailleCallisto Mc NultySuiza, Francia 2025 | Burning Lights | ★★★★☆ |
Un antiguo libro titulado Cartas de otro mundo contiene un centenar de cartas escritas por el jesuita Remigio Vilariño entre 1913 y 1924, en las que relata sus vistas a la localidad de Fontilles, en la provincia de Alicante, donde se encuentra el Sanatorio San Francisco de Borja que ha acogido desde su creación en 1909 a enfermos de lepra. Atendido por las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada y los Padres Jesuitas, el sanatorio ha sido durante mucho tiempo una referencia en el tratamiento de la lepra, pero lo que se destaca en este documental es su condición como lo que antes se denominaba leprosería, un lugar separado varios kilómetros de la localidad más cercana, Campell, que responde al concepto de ciudad aislada y autosuficiente, creando un espacio separado por una muralla que divide el mundo de los enfermos y el mundo de los sanos. Esta idea representa el estigma que siempre ha supuesto la lepra, a pesar de no ser una enfermedad contagiosa, al contrario de lo que se pensó durante mucho tiempo, y la permanencia de esa etiqueta que marca inevitablemente, incluso hoy en día: "Yo seré siempre una leprosa, hasta que me muera. Y después de muerta la gente dirá: "¿Te acuerdas de la leprosa aquella?". Esa es la vida", dice María del Carmen, una de las residentes en un sanatorio que sigue funcionando en la actualidad y está considerado como una institución fundamental para la erradicación de la lepra en España. El jesuita escribe en una de sus cartas que "tras una curva, el camino nos lleva a este otro mundo. Creedme, es imposible no sentir una palpitación en el corazón. La primera vez porque es un mundo desconocido para nosotros, y las siguientes veces el corazón late por nuestro apego a él". La directora Callisto Mc Nulty (1990, Francia), después de explorar el activismo feminista en Delphine y Carole (2019), estrenada en el Forum del Festival de Berlín, ofrece ahora un retrato colectivo que refleja el aislamiento de un espacio que no solo pretende separar de la civilización por el miedo a una enfermedad incomprendida que mostraba en el pasado cicatrices físicas muy evidentes, sino que intentaba crear un entorno de tranquilidad que impulsara el proceso curativo de los pacientes. El aislamiento no era tanto para la protección del mundo sano, sino para la protección del otro mundo formado por enfermos que no se enfrentaban tras el muro al rechazo de la sociedad.
En una de las consultas del sanatorio se encuentran reproducciones dibujadas a mano de pacientes de lepra que presentan las cicatrices de la expansión de la bacteria, principalmente en su rostro: nódulos, bultos y manchas que representan la imagen tradicional que se tiene de un enfermo de lepra, principalmente motivado por la falta de tratamiento. Los leprosos eran separados de su familias y de todo su entorno, y según afirma uno de los doctores del sanatorio, muchos de los que llegaban a Fontilles presentaban este tipo de afecciones en la piel. Alternando las intervenciones de los residentes actuales de la sanatorio, poco más de un centenar de personas, con la lectura de las cartas que escribió Remigio Vilariño, La muraille (Callisto Mc Nulty, 2025) consigue un hermoso equilibrio entre el reflejo de un espacio que parece idílico, con una espléndida fotografía de Frederico Lobo, y el retrato colectivo de una comunidad que se enfrenta todavía a algunas percepciones tópicas sobre una enfermedad que en lo físico puede curarse, pero que deja marcas permanentes en lo psicológico. Pero ese entorno de tranquilidad también era una especie de prisión: "Entrabas por la puerta y ya no te dejaban salir", dice uno de los vecinos que recuerda cuando la actividad de la residencia era mucho mayor que la que tiene ahora. En el bar Tramusser, lugar de reunión de los habitantes de Campell, el nieto de un republicano que participó en el incendio de la iglesia, recuerda que su abuelo fue condenado a trabajos forzados y entre sus cometidos se encontraba la construcción de uno de los edificios de Fontilles, con una muralla de más de dos metros que tenía cristales en lo alto: "Eso lo hicieron para que los leprosos no pudieran salir, no porque la gente de fuera quisiera entrar". Fontilles se construyó en los alrededores de tres montañas, Montgó, Segària y Cavall Verd, cuyos nombres provienen de diferentes leyendas y relatos que se han transmitido oralmente. De la misma forma, la directora Callisto Mc Nulty recoge los testimonios de los residentes de uno y otro mundo para componer el reflejo de un pasado que se mira desde el presente.
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YrupẽCandela SotoEspaña 2025 | Burning Lights | ★★★☆☆ |
Guillermo Zúñiga (1909, Cuenca-2005, Cuenca) fue biólogo, fotógrafo y pionero del cine científico en España. Defensor del cine como instrumento científico, estuvo vinculado a instituciones educativas republicanas como las Misiones Pedagógicas o el Instituto Escuela. Durante la Guerra Civil Española, realiza una documentación fotográfica fundamental, pero sus posicionamientos cercanos al Partido Comunista le llevan a exiliarse a Francia y después establecerse en Argentina en 1949 donde trabaja en distintos proyectos que relacionan la ciencia con la cultura indígena. Aunque su Fondo documental está depositado en la Filmoteca Española y clasificado como archivo público, se encuentra bajo tutela privada, y a pesar de su importancia histórica, su obra es poco conocida. Las cineastas Candela Sotos (1986, Madrid) y Catarina Boiero (1991, Lisboa) han desarrollado durante varios años el denominado Proyecto Yrupẽ (2018-2020), a partir de una película que se creía perdida, La flor de irupé (Guillermo López-Zúñiga, 1953), sobre un nenúfar amazónico y su conexión con una leyenda paraguaya que el director español realizó durante su exilio en Buenos Aires. El proyecto trata de revisitar este archivo y confrontar el olvido, creando también una forma distinta de abordar la investigación, que se sitúa entre el carácter científico y el cinematográfico, para componer finalmente el documental Yrupẽ (Candela Soto, 2025), un acercamiento a la obra del científico y cineasta conquense desde una perspectiva poética y política. La película se estructura en tres líneas narrativas: por un lado, la reproducción de las condiciones propicias para el desarrollo del Yrupẽ, que suele crecer en las aguas templadas de los ríos Paraguay y Paraná, amenazada por el incendio de los humedales que provoca la agroindustria para el cultivo de soja. Otro plano narrativo es el recorrido por la compleja vida de Guillermo Zúñiga a través de los archivos que permanecen con sus cartas y sus fotografías.
Convertido en Jefe de Películas Cinematográficas de las Misiones Educativas en la 2ª República, durante la guerra civil Guillermo Zúñiga colaboró en la filmación de noticiarios republicanos en los frentes de batalla y se unió a la resistencia en Francia junto a los Francotiradores y Partisanos Franceses (FTPF) del Partido Comunista. Estuvo detenido en los campos de concentración de Argèles-sur-Mer, Bram y Gurs, de donde pudo escapar antes de que le trasladaran a los campos de exterminio de Alemania. Incluso documentó su encierro, aunque parte de su fondo fotográfico se descubrió que pertenecía a un fotógrafo mexicano, y dirigió la película España en el exilio (Guillermo Zúñiga, 1946). Durante su exilio en Argentina participa como productor en varias películas destacables del período peronista, como Las aguas bajan turbias (Hugo del Carril, 1952), y comenzó a realizar cortometrajes y documentales relacionados con las culturas indígenas y la divulgación científica, como el cortometraje Las abejas (Guillermo Zúñiga, 1951). Sorprende que su regreso a España se produzca en los momentos más duros del régimen franquista, en 1956, pero consigue trabajo como director de producción de UNINCI, productora ligada al Partido Comunista en la que colabora con Juan Antonio Bardem, Elías Querejeta, Carlos Saura y Lui Buñuel. Hasta que en 1964 funda su propia productora, Zúñiga Films, para realizar sus proyectos personales, que daría lugar a documentales científicos como Encinares (1973) y El agua y la vida (1974). Alicia F. Zúñiga, sobrina del cineasta, le describe como "un hombre callado pero seguro de sí mismo". El tercer plano narrativo de Yrupẽ es la investigación de la directora Candela Soto sobre el material cinematográfico y fotográfico que ha quedado de su tío abuelo. Curiosamente, su archivo fue cedido a la Filmoteca Española, pero sujeto al permiso por parte de la familia directa sobre su uso, lo que en la práctica lo convierte en un fondo privado. De hecho, la familia no permite que esos archivos se "utilicen de forma revanchista", de manera que parte de él no es posible reproducirlo, aunque una advertencia al final de este documental sobre su carácter educativo y divulgativo parece querer evitar cualquier reclamación por los fragmentos utilizados. De todas formas, parte del material está en malas condiciones y los propios funcionarios de Filmoteca Española comentan que no se han dedicado a la clasificación porque es menos interesante que otros fondos y no hay personal suficiente.
Entre la investigación cinematográfica, la aproximación científica y una mirada poética, Yrupẽ ofrece un pequeña pincelada de la compleja y variada trayectoria de Guillermo Zúñiga, un cineasta que ha sido reivindicado en los últimos años, en artículos como Guillermo Zúñiga (1909-2005). El cineasta conquense desconocido, que escribió Joaquín Esteban Cava en la revista Tiempos Modernos (2017). Y ofrece en sus últimos minutos los fragmentos de la película La flor de Irupé, de la que se encontró una copia en 16 mm. en el Museo de Cine de Bueno Aires, en la que se introducen coreografías de bailarinas que representan la leyenda paraguaya vinculada a la flor de Yrupẽ, cuyas semillas dicen "transmitir la memoria de las temperaturas pasadas".
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Un dragón de cien cabezasHelena Girón, Samuel M. DelgadoEspaña 2025 | Competición Mediometrajes y Cortometrajes | ★★★★☆DocumentaMadrid '25: Competición Nacional |
En la mitología griega, el Jardín de las Hespérides estaba formado por una gran arboleda custodiado por tres ninfas, y se sitúa generalmente al Norte de África, al borde el océano, aunque el poeta griego Estesícoro cuenta que las Hespérides estaban situadas en Tartessos, en el sur de la península ibérica. Como no confiaba en ellas, la diosa Hera también designó a un dragón de cien cabezas llamado Ladón para proteger el jardín. Cuando Heracles le dio muerte, la mitología dice que su sangre se esparció y germinó en forma de dragos, una planta de aspecto arbóreo que se expandió por las Islas Canarias. Tradicionalmente existía un sistema de policultivo en las islas que proporcionaba productos para las necesidades locales, pero la inversión inglesa principalmente impuso un monocultivo que ahora se dedica principalmente a los plátanos. Precisamente el británico Richard Leacock debutó en el cine con tan solo 14 años dirigiendo el cortometraje Canary bananas (1935), que rodó en la plantación de plátanos de su familia, una película que llamó la atención de Robert J. Flaherty, para quien terminó trabajando como camarógrafo en su largometraje Lousiana story (Robert J. Flaherty, 1948). Los directores Helena Girón (1988, Santiago de Compostela ) y Samuel M. Delgado (1987, Tenerife) ofrecen otro de sus trabajos conjuntos después de varios cortometrajes que han pasado por festivales como Rotterdam y su debut en el largometraje con Eles transportan a morte (2021), que ponía en cuestión la representación de la épica del colonialismo. Rodado también en plantaciones de bananas en Tenerife, muestran a los árboles plataneros como si se tratara de prisioneros, envueltos en las cuerdas con las que son amarrados por los cultivadores y sometidos a sistemas robóticos de aclimatamiento. Utilizando la técnica de biosonificación, que extrae los sonidos de los biorritmos de las plantas para establecer un paisaje sonoro, Un dragón de cien cabezas (Helena Girón, Samuel M. Delgado, 2025) inventa un vocabulario que sirve como forma de comunicación entre una madre y una hija. "Mamá hace mucha calor", dice ésta en medio de una noche en la que las sombras parecen convertir a los plataneros en aquel Ladón que custodiaba el Jardín de las Hespérides. A partir de los impulsos eléctricos que generan las plantas que se transforman en sonidos etéreos y extraños, parece que asistimos a una forma de comunicación que convierte en fábula familiar la mitología sobre la vida eterna.
Dos historias conforman la estructura de esta película que juega con las fronteras entre la ficción y el documental para describir a una pequeña comunidad en la localidad de Villa Giardino, provincia de Córdoba. Por un lado está la familia Escalante, que vive en una granja en medio de la naturaleza donde el verano pasa de una manera rutinaria y sin demasiados sobresaltos. Noah juega con los niños en el río mientras su madre Dana trata de encontrar una nueva relación sentimental en las fiestas del pueblo. Y el abuelo Omar se sienta en el campo igual que todos los días, hasta que una noche siente una especie de luz que sale desde su pecho a través de su garganta hacia el cielo. Este elemento mágico despierta la curiosidad de la familia, pero sin demasiada preocupación. El médico del pueblo le dice que está perfectamente de salud y que posiblemente se deba al estrés, recomendándole que practique yoga o cualquier actividad que le relaje, mientras que para su nieto Noah se trata de un espejismo y un amigo suyo hace mención a la brujería: "Yo no creo en ella, pero puede ser", dice. En otra parte de la comunidad, Rosana y Lily limpian dos o tres veces por semana Villa Juanita, una mansión que pertenece a una familia que vive habitualmente en Buenos Aires y que parece que ese año tampoco va a pasar el verano allí, así que les piden que sigan limpiando periódicamente para mantener la casa en orden. Pero cuando las limpiadoras descubren una pared de ladrillos detrás de la puerta de un armario, la superstición las lleva a colocar velas delante de ella, convirtiéndola en una especie de capilla, en la que rezan por los trabajadores. Mientras tanto, también reivindican su autoridad en una villa de la que pueden disfrutar como si fuera suya, repasado los álbumes y las fotografías familiares de sus dueños, pasando el día en la piscina o vistiendo algunas ropas que permanecían guardadas. Esta revisión del estatus de dos mujeres de la limpieza en un entorno que les pertenece es la que más se parece a El castillo (Martín Benchimol, 2023), otra ficción documental que mostraba la vida de una sirvienta en una gran mansión inhabitada. Sin embargo, en los agradecimientos de El mundo al revés (Agostina Di Luciano, Leon Schwitter, 2025) los directores mencionan a David Lynch, y ellos mismos han descrito su película como un planteamiento que quería inicialmente capturar la atmósfera de Twin Peaks (SkyShowtime, 1990-1991), a través de un pequeño pueblo en el que comienzan a producirse sucesos extraños.
Parte de las historias que se cuentan provienen de la experiencia de Agostina Di Luciano (1998, Argentina) en esta pequeña localidad, en medio de una vida rural que también estaba marcada por las supersticiones, y la propia villa en la que se desarrolla una de las tramas es propiedad de su familia. De manera que El mundo al revés conecta con algunas de las tradiciones que ha escuchado desde joven, que ahora ha recreado junto al director Leon Schwitter (1994, Suiza), cuya primera película Réduit (2022) participó en el Festival de Locarno. En la descripción de estas vidas cotidianas que se rompen por acontecimientos inusuales se refleja el sentido de comunidad y de familia que permanece en las localidades más pequeñas de Argentina, mientras la falta de un guión proporciona a la película un sentido orgánico en el que las propias realidades de los protagonistas también se han visto alteradas por la irrupción de una narrativa que introduce elementos de ficción. El mundo al revés no termina de alcanzar el equilibrio adecuado, y la descripción de la rutina también se hace rutinaria, aunque establezca algunos paralelismos interesantes entre las simbologías pintadas en las cavernas de la zona, que imprimen un carácter mágico, especialmente al principio cuando se efectúa una limpieza espiritual, y la simbología cristiana en la capilla del pueblo donde un espacio vacío en el que se encontraba la talla de una virgen, mantiene aparentemente la sombra de su figura: "Puede ser la sombra de la virgen o quizás es la sombra de la luz que entra por la ventana". La interpretación siempre dependerá de la predisposición del visitante, como las explicaciones de los acontecimientos insólitos que se producen dependen de la percepción de sus protagonistas.
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La prime volteGiulia Cosentino, Perla SardellaItalia, España 2025 | Competición Mediometrajes y Cortometrajes | ★★★★☆ |
A través de las cartas que se escriben recordando sus años en el internado, Caterina y Emilia muestran sus recuerdos de adolescencia pasados en un internado y expresan los sentimientos que experimentaron: "Tu cuerpo es el único que tiene sentido para mí", escribe Emilia. "Pero tú decidiste casarte con él". El lenguaje epistolar refleja la intimidad de sus protagonistas, cuyas vidas se han separado y han seguido las convenciones sociales, a pesar de los sentimientos encontrados, pero también muestra las dudas sobre las decisiones tomadas: "¿Elegí la vida que realmente quería, o solo la que me atreví a imaginar?", se pregunta Caterina en su carta de respuesta. Los archivos personales de las familias De Abbondi y Valentini sirven para mostrar imágenes de mujeres que están grabadas por hombres, una forma de reflejar los recuerdos constatando que el punto de vista ha sido tradicionalmente el del cabeza de familia que ha tomado el mando de la cámara para ofrecer su perspectiva en unas imágenes moldeadas por el deseo masculino. Pero Le prime volte (Giulia Cosentino, Perla Sardella, 2025) se apropia de estas grabaciones para reinterpretarlas desde una mirada femenina, la de las dos protagonistas. El segundo plano del cortometraje se establece a través de las voces de Caterina y Emilia, interpretadas por Emma Beonio Brocchieri y Sveva Romana Candelletta, jugando con una cámara con la que quieren realizar su primera película de manera clandestina, susurrando para no ser oídas y escondiéndose de los pasos que se escuchan. Las directoras reivindican por tanto la mirada femenina y feminista: el cortometraje termina con imágenes de manifestaciones por las luchas sociales de la mujer y se hace referencia a Luciana Castellina (1929, Italiana), periodista y política italiana, fundadora del Partito di Unità Proletaria en 1974. Le prime volte elabora de una manera sutil una reescritura de las imágenes para darles un sentido nuevo, recreando una historia clásica de amor perdido, dividida en dos partes que han sido ejecutadas por cada una de las directoras desde su propia perspectiva autoral. Se compone así una lectura doble que adopta el punto de vista de cada una de las protagonistas para encontrarse finalmente en la encrucijada de una memoria feminista.
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Películas mencionadas:
Eles transportan a morte se puede ver en Filmin.
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